sábado, 27 de marzo de 2021

Criptomonedas y sistema financiero: ¿Quién es más irresponsable?

 

El articulo La contradicción de Tesla: Ahorrar y producir emisiones, publicado en mi blog del 6 de marzo, provocó un comentario que me he dado la oportunidad de hacer algunas aclaraciones y extender la discusión a la contribución de las criptomonedas al bienestar de la sociedad. Resumo los principales argumentos del comentario:[1]

        …..olvida un factor: la línea de base. ¿Cuánta energía se consume en mantener el stock de dinero que Tesla invirtió en Bitcoin, en forma de "dinero físico"? ¿cuánto cuesta en energía consumida en bóvedas, transporte de caudales, seguridad, sistemas bancarios, etc.?

·       …..creería que los consumos energéticos del sistema bancario y financiero internacional están "internalizados" (como si no existieran), pero es difícil calcular cuánta energía consume ese sistema bancario, vs. el mismo volumen de transacciones en Bitcoin?

·       Está claro que lo más fácil es "to pick on Bitcoin", ya que es el "newcomer".

I.                Consumo energético. 

 Es correcto que cualquier comparación debe tomar en cuenta la alternativa, como lo menciona el comentario.  Pero en este caso es casi irrelevante porque la diferencia son muchos órdenes de magnitud.  El consumo energético de guardar los US$1,500,000 millones de Tesla en un banco o en inversiones más o menos líquidas es casi nulo.  Este dinero no se guarda en bóvedas, no se transporta, no es físico.  Es oportuno recordar que las bitcoin no tienen existencia física, a pesar de las “imágenes” que se crean de ellas, son números y cálculos en un sistema informático. A nivel mundial solo el 8% del valor del dinero en circulación es en forma de billetes y monedas.  El 92% es digital, solo existe en la contabilidad de las instituciones financieras, de las empresas, de los gobiernos, de los individuos, etc.

 Antes de hacer la compraventa, el dinero lo tenia Tesla en forma digital, en un balance en una o varias instituciones financieras, denominado en dólares estadounidense y otras monedas.  Lo que es importante entender es que la transacción de una bitcoin, por su extremo grado de seguridad y confidencialidad, requiere de un elevadísimo número de cálculos a través de la cadena de bloques (blockchain), no es una transacción ordinaria.  La transacción de una moneda consume el equivalente a más de 700,000 transacciones financieras digitales normales y Tesla compró 15.000 monedas o sea consumió la energía equivalente a 10.500 millones de transacciones, que equivalen a 10 días de transacciones con tarjetas de crédito en todo el mundo.

Y esto es solo la transacción.  Como mencionábamos, la producción de esas 15.000 monedas habría consumido en algún momento el equivalente a las emisiones anuales promedio de 750.000 vehículos a gasolina. Se puede argumentar que las monedas que compró Tesla ya estaban minadas, generadas, pero es indiscutible que su demanda conduce a que se hayan producido o que se producirán.

 Y para propósitos comparativos con el sistema financiero mundial, como pide el comentario, se estima que la totalidad de las instituciones financieras mundiales consumen el equivalente del 80% (¡!) de la energía que consume la extracción de las bitcoins anualmente. [2]  Todo el sistema financiero del mundo, incluyendo oficinas, transporte, transacciones, equipamiento, etc., consume menos energía anual que el minado de las bitcoins en un año.

 II.             Emisiones.

  Si bien no se dispone de estimados de las emisiones del sistema financiero mundial, podemos hacer alguna comparación.  Por la operatoria del sistema financiero podemos suponer que todas sus emisiones son derivadas del consumo energético, de la misma manera que la producción de las bitcoins: energía eléctrica y en alguna medida en transporte, alimentado con combustible fósiles. Ni el sistema financiero ni las bitcoin contribuyen de manera apreciable a las emisiones de otra manera, como podría ser vía la agricultura y la ganadería que emiten grandes cantidades de metano (28 veces mas poderoso que el CO2).

 Sí se conoce de manera razonable la mezcla energética usada en la producción de las bitcoins (carbón, gas, hidroeléctrica y en mucho menor medida en renovables).[3] Casi el 70% está consumida en China, que no es un parangón de la energía limpia. Y es posible que las instituciones financieras del mundo tengan algún consumo de energía renovable, ante las presiones que tienen para reportar sus emisiones, presión que no tiene la industria de los bitcoins. 

No hay razones para suponer que las emisiones del sistema financiero sean mayores por cada unidad de energía consumida que las bitcoin, y si fuera en la misma proporción, el sistema financiero mundial total emitiría el 80% de las emisiones en la producción de las bitcoin.

 



¿Cuál es la contribución a la humanidad de las bitcoins?  Esa es la pregunta clave.

 III.           Contribución al bienestar social.  

 Todas las actividades de la humanidad tienen impactos positivos y negativos sobre la sociedad y el medio ambiente.  No se pueden desechar actividades por el mero hecho de que tengan contribuciones negativas.  Lo importante es que el balance entre ambos impactos sea positivo y si no lo es, tomar las medidas pertinentes ya sea eliminado la actividad o transformándola.  Ojalá que solo tuvieran contribuciones positivas, pero ello es imposible.  

Ahora bien, ¿cuál es la contribución positiva a la sociedad de la producción y transacción de bitcoins? Sabemos cual es la contribución negativa a través de las emisiones, pero el balance es negativo.  Las criptomonedas son un medio más de intercambio y, para algunos, una inversión. [4] Pero no tienen ninguna contribución adicional a la que puede hacer el dinero físico y digital existente y los instrumentos del sistema financiero.  Es más, por su falta de transparencia y de regulación, se ha demostrado que contribuyen a transacciones en bienes y servicios al margen de la ley, contribuyen a la operatoria del crimen organizado.

 Es cierto que la minería de bitcoins contribuye a los ingresos de los mineros y a los productores de equipamientos de computación, pero es fácil pensar que ambos podrían dedicarse a actividades que tuvieran una mayor contribución positiva.

 No es que el sistema financiero no tenga impactos negativos más allá de las emisiones, los tiene.  Algunos ejemplos son la comercialización de instrumentos financieros a clientes incautos, la usura, el fraude, la codicia e irresponsabilidad de sus dirigentes y empleados que condujeron a la crisis financiera del 2008, el financiamiento de productos y servicios irresponsables, entre otros impactos. [5]

 Pero el sistema financiero es fundamental para la operación de la humanidad, tienen múltiples contribuciones positivas que las criptomonedas no tienen, que compensan con creces los potenciales impactos negativos.  ¿Qué haríamos sin el sistema financiero?  Para no alargar la discusión sugerimos al lector que piense en los servicios que este sistema le ofrece y si puede vivir sin ellos: ahorros, inversiones, préstamos, adquisiciones, transferencias, etc.

 ¿Podríamos hacer todo esto con las criptomonedas, aun con el mismo impacto negativo que el sistema financiero?

 No la tenemos cogida con las criptomonedas, es que su balance social y ambiental es altamente negativo.

 IV.           Responsabilidad Social de bitcoin

(estos párrafos han sido intencionalmente dejados en blanco).

  

Apéndice: ¿Arrepentimiento de Elon Musk?

 Pero el CEO de Tesla and SpaceX, Elon Musk, después de anunciar la compra de las bitcoin en el 2020 (enero 2021), ha anunciado (8 febrero 2021) una donación de US$100 millones para premiar a la mejor tecnología de captura de dióxido de carbono que se desarrolle. Buenísima iniciativa, pero ¿altruismo o sentimiento de culpa?

 

 

[1] El lector interesado puede leer el comentario completo al final del artículo en el blog.

 [2] Para entender mejor el consume energético y las emisiones del minado de bitcoins recomendamos leer el artículo How are bitcoin created?

 [4] Tesla revela en su declaración anual a la Comisión de Valores y Mercados de EE.UU., SEC, que invertirá en bitcoin como parte de las inversiones de su liquidez.

 

sábado, 20 de marzo de 2021

¿Valoran los accionistas los beneficios a la sociedad? El caso Danone

 

 El 15 de marzo del 2021, el presidente del Consejo y Consejero Delegado (Chairman y CEO) de Danone fue obligado a renunciar, como resultados de una maniobra de un grupo de accionistas activistas, Artisan Partners, alegando que los rendimientos financieros eran insuficientes.

 Esto podría ser un caso más de activismo accionarial normal, pero este caso es especial por cuanto Danone es la primera empresa constituida en Francia bajo la figura jurídica de “Entreprise à Mission”, empresa con fines de beneficios financieros y sociales (no confundir con B-corp). [1]  Esta conversión fue respaldada por accionistas que controlaban el 99% de las acciones, pero no por accionistas activistas Artisan Partners y BlueBell Capital.

 Pero para que no parezca que están en contra de la responsabilidad ante la sociedad, al lograr el cambio declararon que “……respaldamos la búsqueda de un nuevo CEO de alto nivel que combine la creación de valor para los accionistas con el compromiso de Danone a los aspectos ambientales, sociales y de gobernanza”.  Habrá que ver si mantienen la figura jurídica y, en caso de mantenerla, cuanta atención prestarán a los beneficios a la sociedad.  Es de suponer que bajará su prioridad.

 Para justificar el cambio, estos accionistas argumentaron que el rendimiento financiero de Danone estaba por debajo de lo que lograron empresas comparables como Unilever y Nestlé.  El precio de la acción en el mercado era el mismo que hace cinco años, cuando para empresas como Nestlé había aumentado en más del 40% (el gráfico siguiente es un índice base 100 en el 2014, no los precios de las acciones, lo que facilita la comparación)

  


Y es destacar que si bien Unilever no es una empresa con fines de beneficios es reconocida como una de las más responsables del mundo. Y esta había sido objeto también de ataques por accionistas activistas que querían cambios en la estrategia operativa.  Lo habíamos analizado en el artículo ¿Pueden las empresas responsables resistir los embates de los activistas financieros?.  El caso de Danone es muy parecido al de Etsy, aunque esta era solo era certificada como B-corp, sin cambios en su figura jurídica, y que analizamos en los artículos ¿Pueden las empresas certificadas como responsables cotizar en bolsa? y ¿Quién gana cuando la responsabilidad compite contra la rentabilidad?.

 También habíamos analizado el caso de la filial de Danone en EE.UU. que se había convertido a empresa con fines de beneficio en Se crea DanoneWave como empresa con fines de beneficios: Buena noticia para la RSE…….. por ahora. [2] Ya en ese artículo del 2017 preguntábamos: 

¿Permitirán los accionistas de Danone que esta “inversión” de la empresa produzca resultados financieros por debajo de los esperados como si fuera una empresa responsable, pero con fines de lucro? ¿Cuánto durará en la modalidad de empresas con fines de beneficios?

 En el caso de la matriz de Danone las preguntas claves son: ¿Fue el dirigente destituido por resultados insatisfactorios derivados de incompetencia o eran derivados de perseguir objetivos duales de beneficios para los accionistas y para el resto de la sociedad? ¿Cuánto del bajo rendimiento es atribuible a ser una empresa con fines de beneficios y cuanto a una gestión y/o estrategia comercial inferior? ¿El hecho de que el precio en bolsa no subió es consecuencia de que las perspectivas financieras de la empresa no se percibían como favorables por ser una empresa que persigue beneficios duales? ¿Basta con una comparación del rendimiento en bolsa con otras empresas?

 Lamentablemente es prácticamente imposible responder a las tres primeras preguntas ya que no hay manera de medir los beneficios que ha aportado Danone a la sociedad de manera confiable, salvo con algunos indicadores indirectos, no comparables al aumento de valor para los accionistas. En cuanto a la cuarta pregunta, la comparación es poco confiable ya que, si bien operan en algunos mercados comunes, las diferencias de productos, mercados, tamaño y circunstancias son muy grandes como para hacer comparaciones simplistas.  No hay otro “Danone” que no sea empresa con fines de beneficios para hacer la comparación.

 En estos casos la clave está en que el indicador del valor creado para los accionistas, aumento del precio en bolsa y los dividendos, son números duros, confiables.  No pueden competir con indicadores indirectos, discutibles y difusos de “contribución a la sociedad”.  Si se lleva la discusión a los números puros y duros, el rendimiento financiero gana.  Cuando se presenta el conflicto la balanza se inclina a favor del rendimiento financiero. Para apreciar el valor de la contribución a la sociedad se requiere apelar a valores (los otros valores). Y aun cuando se pudieran hacer comparaciones, siempre quedaría la pregunta de cuál es el intercambio, cuánto rendimiento financiero se puede sacrificar por el rendimiento social.  Es cuestión de juicio.

 Es posible que el rendimiento de Danone estuviera por debajo de su potencial y no tuviera nada que ver con el hecho de ser empresa con fines de beneficio.  Nótese en el gráfico de arriba que el problema se agudiza con el impacto de la pandemia, que afectó más a Danone y que, aparentemente, no tuvo la capacidad de reacción de Nestlé y Unilever: ¿su cartera de productos? ¿sus mercados? ¿su gerencia?. A lo mejor los accionistas activistas lo demostraron a los demás accionistas, que estuvieron de acuerdo con la remoción del presidente y consejero delegado.  No tenemos acceso a esa información. Y parece que el mercado de valores, por lo menos en el corto plazo, le dio la razón a los accionistas activistas.  El día siguiente al anuncio de la renuncia, el precio de Danone en bolsa subió mas de un 4%.  ¿Qué quiere la bolsa?  ¿beneficios financieros o beneficios sociales?

 Y hay que recordar que si bien los accionistas al momento de la transformación pueden estar de acuerdo con los fines de beneficio, las acciones siguen cambiando de dueño diariamente en la bolsa y los precios son determinados por las expectativas de los compradores, que pueden no valorizar las supuestas contribuciones a la sociedad (ver el caso de Etsy mencionado arriba).  Algunos, al ver que los precios no suben lo que esperaban, toman cartas en el asunto, como los mencionados arriba, y tratan de forzar cambios en la estrategia. 

Un reciente artículo sobre el caso, Danone’s CEO has been ousted for being progressive – blame society not activist shareholders, alega que el problema es que la sociedad no valora los beneficios a esa sociedad que hace Danone y que es culpa de esa sociedad, no de los accionistas activistasEl argumento en principio parece válido, pero en el fondo es una falacia ya que bastan pocos accionistas para hacer caer el precio, no tiene porque ser toda la sociedad.  Sí, sería deseable que todo el ecosistema de valoración de las empresas estuviera de acuerdo con que los precios de las acciones incorporaran el valor creado para la sociedad, pero por ahora es una ilusión. Ni siquiera podemos saber, confiablemente, si lo crean y mucho menos cuánto vale para la sociedad.  Haría falta una armonización de creencias, que en la práctica es imposible.

 De este análisis y el de los artículos relacionados mencionados arriba se puede concluir que es y será muy difícil para una empresa certificada como responsable (B-corp) o responsable por estatutos (empresa por beneficios) [3] resistir los embates de los accionistas activistas en busca de mayores rendimientos financieros ………. a menos que logren simultáneamente los beneficios financieros esperados por esos accionistas y los beneficios sociales y ambientales deseados por la sociedad.

  ¿Quién sabe qué quiere “la sociedad”?




[1] Ver nuestro análisis de esta figura jurídica en ¿Se puede ser responsable por estatutos?: Empresas con fines de beneficios y Empresas B y en Cuarto Sector: Hacia una mayor Responsabilidad Social Empresarial.

 [2] Danone North America (ex DanoneWave) es la mayor empresa por beneficios del mundo y la mayor B-corp.

 [3] Esty, que analizamos en un artículo anterior, cotizada en la Bolsa de Nueva York, dejó expirar su certificación de B-corp, después de la intervención de accionistas activistas.  Hay solo una empresa por beneficios cotizada en EE. UU., Veeva, empresa de servicios médicos.  Y una en la Bolsa de Sao Paulo, Natura, productora de cosméticos.


sábado, 13 de marzo de 2021

Propósito de la empresa: percepción o realidad

 

Como decía un amigo, la percepción es la más real de las realidades, queriendo decir que la realidad no existe fuera de nosotros mismo, es lo que percibimos.  Pero, y si cada uno de nosotros percibimos algo de forma diferente, ¿cuál es la realidad?

A finales de febrero del 2021, la empresa de comunicaciones Porter Novelli publicó un informe con los resultados de una investigación sobre la percepción del propósito de las empresas y sus implicaciones para la gestión de las marcas, Purpose Perception: Porter Novelli’s Implicit Association Study.

El estudio compara dos conjuntos de atributos que se pueden asignar a las marcas, uno es funcional (calidad, confiabilidad, práctico conveniente y confiable) y el otro reúne elementos del “propósito” (responsable, compasivo, incluyente, ético y amigable con el medio ambiente) o, en otras palabras, funcionalidad versus responsabilidad. [1] 

El objetivo del estudio es observar el efecto de las percepciones sobre las decisiones de los consumidores.  Para ello les pidieron a 1200 adultos reaccionar de forma instantánea (¡¡en 800 milisegundos o menos!!), sin pensar, a preguntas sobre cuatro marcas generalmente consideradas como motivadas por “propósito” y cuatro marcas consideradas como “convencionales”.

Solo presentamos un conjunto de resultados para no alargar la discusión, el relacionado con las decisiones de compra. El objetivo es establecer si el “propósito” es una buena estrategia de mercadeo.

 

El 69% consideraría el “propósito· de la empresa en sus decisiones de compra y el 71% compraría de una empresa con “propósito”, si el resto de las condiciones fueran equivalentes.

 Querido lector, que conoce algo sobre la responsabilidad empresarial, piense en ocho marcas y respóndase a las siguientes preguntas:

  •  ¿Conozco el “propósito” de la empresa?
  •  ¿Estoy dispuesto a sacrificar funcionalidad por propósito?
  • ¿Cree que el consumidor promedio es capaz de hacer la distinción?
  • ¿Son extrapolables estos resultados al público en general? ¿A productos en general?

 Y en esto hay que recordar los sesgos de las encuestas que hacen preguntas sesgadas a la obtención de una respuesta.  Una pregunta clásica en encuestas de RSE, que analizábamos en el artículo La pregunta equivocada: ¿Compraría Ud. ..........?, es ¿Compraría Ud. un producto que ha sido producido de forma responsable?  ¿Qué porcentaje cree Ud. que respondería favorablemente?  La pregunta relevante no es esa, debe ser ¿Guía sus compras en función de la responsabilidad en la producción del producto?  ¿Cómo sabe que ha sido producido responsablemente? ¿Qué porcentaje de sus compras (no de sus intenciones) logran ese criterio?

 Esta discusión no es para criticar el estudio de Peter Novelli, es para resaltar que hay analizar las conclusiones antes de aceptarlas ciegamente,……………. en menos de 800 milisegundos.

 

sábado, 6 de marzo de 2021

La contradicción de Tesla: Ahorrar y producir emisiones

 

Tesla, y en particular su fundador y CEO, Elon Musk, se vanaglorian, justificadamente, de las reducciones en las emisiones de gases de efecto invernadero, GEI, de sus vehículos eléctricos.  Pero en febrero del 2021 anunciaron la compra del equivalente de US$1.500.000.000 en bitcoins y su aceptación para la adquisición de los vehículos.  ¿Y que tiene que ver una cosa con la otra? Las emisiones de gases de efecto invernadero, GEI. 

 En este artículo analizamos la contradicción entre el objetivo de ahorrar emisiones con la producción de vehículos eléctricos y el elevado consumo de energía y la emisión de grandes volúmenes de emisiones en la producción y compraventa de criptomonedas como el bitcoin. El objeto de la discusión no es una cuantificación precisa del impacto ambiental de los vehículos eléctricos y del bitcoin, es llamar la atención a un problema, aunque sea de difícil cuantificación.  Los números de emisiones que presentamos están basados en múltiples supuestos y son muy diferentes entre diferentes estimaciones.  La discusión solo pretende ilustrar la contradicción.

I.    Emisiones de los vehículos eléctricos

 Tesla es la empresa pionera y la mayor del mundo en la producción de vehículos eléctricos, que tienen un gran potencial de reducir las emisiones de GEI al substituir los vehículos a base de combustibles fósiles.  El análisis para determinar el ahorro en las emisiones de estos vehículos es complejo.  No basta con compararlas en función de su utilización, hay que hacer la comparación sobre la vida útil de los vehículos, incluyendo el proceso de manufactura, incluyendo las baterías, y el mantenimiento. Y aun las emisiones ahorradas dependen del tipo de energía que se use para cargar la batería.  Lo cierto es que decir que un vehículo eléctrico no contribuye a las emisiones de GEI, como dicen algunas propagandas, es falso.  Ni siquiera se puede decir que su utilización lo sea ya que, aunque sea cargado con energía totalmente renovable, la producción y transmisión de esa energía contribuye a las emisiones de GEI, claro está que en menor medida que la energía generada con combustibles fósiles y aun que con la hidroeléctrica (emisiones de metano en el embalse)

 Pero se pueden hacer algunas comparaciones en el agregado, en el promedio.  Hay numerosos estudios que han tratado de hacer las comparaciones y sus resultados son muy variados ya que dependen de una gran cantidad de supuestos, pero para los propósitos de este artículo no necesitamos mucha precisión, sólo órdenes de magnitud.

Para no complicar la discusión solo consideraremos la comparación de las emisiones en la operación de los vehículos. Se estima que las emisiones de uno eléctrico son 70% menores que uno a gasolina en países como Suecia y Francia donde la mayor parte la de energía es de origen renovable y nuclear y alrededor del 30% menos en el Reino Unido donde la generación es más convencional, menos limpia.  Pero no tiene ahorro en un país como Polonia donde la generación es mayormente basada en carbón.

 II.    Emisiones en la producción y uso de los bitcoins

 Desde el punto de vista energético y de emisiones de GEI las monedas bitcoin son sumamente ineficientes. Hay que recordar que cada bitcoin se produce (técnicamente el “minado”, extracción de la “mina” del computador con los cálculos) al resolver problemas matemáticos, cada vez más complejos, usando computadores de gran poder para efectuar miles de millones de cómputos, lo que conduce a emisiones de grandes cantidades de GEI.  Y esto lo hacen individuos, “mineros”, muchos de ellos trabajando por su cuenta desde sus casas, o en pools, la gran mayoría en China.

 La producción anual de bitcoins consume el equivalente de la energía de toda Nueva Zelandia, las emisiones de GEI de todo Chile y los desechos electrónicos de Luxemburgo (los equipos son altamente especializados, tienen una corta vida útil y no tienen usos alternativos). Y siendo la energía el principal insumo, consumirán la más barata posible, que por ahora no es la renovable. Además de que no pueden variar su consumo en función al precio de la energía durante el día o temporada, ya que una vez que comienza la operación de extracción continúan hasta que lo logran o fallan en resolver el problema matemático.  De allí que consumen energía de base (la que está siempre disponible), que suele ser hidroeléctrica o de combustibles fósiles. No tienen incentivos para evitar emisiones.

Las transacciones de compraventa de las monedas bitcoin también se hacen a través de complejas operaciones de computación, lo cual también consume grandes cantidades de energía. La producción de una moneda bitcoin, que a comienzos de marzo del 2021 tenía un precio de alrededor de US$50,000, puede ser muy rentable para pools que la logran “extraer” ya que los costos de energía son, en un gran promedio, alrededor del 20% del valor del bitcoin.  Y cada transacción consume la misma energía que 700.000 transacciones de una tarjeta de crédito, el equivalente al consumo eléctrico de una vivienda promedio por 24 días, o 55.000 horas de mirar YouTube.

Y mientras más sube el precio más energía se consume ya que se produce aún más al ser su minado aún más rentable. Y se va haciendo cada vez mas compleja la “extracción” de la moneda.  Por diseño del sistema se pueden extraer solamente 21 millones y a comienzos del 2021 ya se han extraído 18,5 millones.

 Los mineros de bitcoin se mueven hacia localidades con energía barata, no necesariamente renovable.  Su objetivo es reducir el costo de su principal insumo, la energía.  Lo de las emisiones es para ellos irrelevante.   Y si muchos se establecen en la provincia de Sichuan, en China, no es porque allí la energía es mayormente hidroeléctrica, sino porque es más barata ya que tienen excedentes.

 III.    Contradicción de Tesla

 Tesla compró el equivalente de unas 35,000 monedas bitcoins (precio de unos US$42,000), que de acuerdo con los estimados mencionados solo la compraventa consumió la misma energía que 840.000 días de consumo de energía de una casa promedio, o 2.300 casas en un año.  Cada transacción genera 330 kilogramos equivalente de CO2, o sea que la compra de Tesla generó, en promedio, casi 12,000 toneladas de CO2.

En cuanto a la energía en la producción se puede alegar que no conllevan incremento en las emisiones porque las monedas ya existían, que fueron adquiridas de quienes ya las poseían y que por lo tanto no tuvieron que ser extraídas.  Pero pensar que un numero de esa magnitud no afectó la producción no es razonable.  Sus declaraciones previas sobre estas monedas en Twitter ya hicieron subir su precio en cerca de un 20%.  Sus acciones afectan el mercado.  Es muy probable que vista esta demanda adicional y sobre todo por el impacto que las acciones del Sr. Musk tienen en estos mercados, es de suponer que aumentaron aún más la demanda, que eventualmente llevará a más extracción. 

 La producción de las monedas, basado el promedio ponderado de la energía por tipo y cantidad de energía que se consume en los países donde se minan (cero emisiones en Islandia, energía geotérmica, pero intensiva en China, 712 gramos de CO2 por kWh) se estima que genera 475 gramos de CO2 por kWh y cada moneda requiere 250,000 kwh, o sea la producción de cada una contribuye a la emisión de unas 100 toneladas.  Incrementales o no, la producción de las 35.000 monedas que compró Tesla conllevó emisiones de 3.500.000 de toneladas de CO2, en el pasado, en el presente o en el futuro.  Esto sería equivalente a las emisiones anuales promedio de 750.000 vehículos a gasolina.

Dado el acumen financiero de Elon Musk tenemos que suponer que algo rentable vio en la adquisición de bitcoins y en aceptarlas como forma de pago para los vehículos Tesla, pero ello es una gran contradicción en términos de impacto ambiental. Evitan emisiones pero las generan. ¿Vuelve a prevalecer lo financiera sobre lo responsable?

 Comprar un Tesla con bitcoins es el colmo de los colmos.  Solo faltaría cargarlo con energía producida con carbón……en Polonia.