sábado, 27 de enero de 2024

¿Es la información no financiera equiparable a la financiera? ¿Son los estados de información no financiera “estados”?

 

Al pan pan y al vino vino.

Refranero popular.

Como consecuencia de la aprobación de los estándares para la preparación y diseminación de la información sobre sostenibilidad empresarial, se ha difundido urbi et orbi que el objetivo de esos estándares es hacer la” información no financiera equiparable a la financiera” y, por corolario, que esos reportes constituyen “estados de información no financiera” Ambas denominaciones son no solo imprecisas, sino además contraproducentes para el avance de esa sostenibilidad.

El objetivo de este artículo es presentar una breve justificación de estos dos calificativos para lo cual tratamos de responder a las dos preguntas del título para luego comentar sobre los potenciales problemas reales que esas denominaciones pueden crear y que no es que estamos hilando muy fino en semántica. Concluye con una breve discusión sobre una empresa que si convierte la información no financiera en financiera y con ella prepara un nuevo estado financiero.

I.                ¿Es la información no financiera equiparable [i] a la financiera?

La respuesta es muy simple: NO. ¿Por qué no? Para ello debemos analizar con un poco más de detalle lo que piden los estándares y lo que han venido reportando y reportarán las empresas.

Tanto los estándares a nivel mundial del International Sustainability Standards Board, ISSB, dependiente del Internacional Financial Reporting Standards, conocidos como estándares IFRS, y los de la Unión Europea, European Sustainability Reporting Standards, conocidos como ESRS, descansan en información mayormente cualitativa sobre estrategias, gobernanza, riesgos y oportunidades y su gestión, determinación de los impactos de sus actividades (materialidad financiera en el caso de los IFRS y de impacto y financiera para los ESRS) sobre la sociedad y el medio ambiente,  y el reporte de algunos indicadores cuantitativos ya sea sobre actividades, resultados o impacto (¡este ‘ultimo no hará casi nadie! [ii] ) sobre los aspectos identificados en la materialidad y otros que se consideren relevantes. [iii]

A modelo de ejemplo reproducimos el contenido de la información a reportar, según el IFRS 1, el estándar con énfasis financiero (mi traducción):

·       Procesos de gobernanza, controles y procesos que la entidad usa para identificar, gestionar y supervisar los riesgos y oportunidades relacionados con la sostenibilidad;

·       La estrategia para gestionar estos riesgos y oportunidades;

·       Los procesos que la entidad usa para identificar, evaluar, priorizar y controlar esos riesgos y oportunidades; y

·       El rendimiento de la entidad en relación con los riesgos y oportunidades incluyendo el progreso alcanzado en las metas que la entidad se haya trazado o que sean requeridas por las leyes y regulaciones.

Este deseo de querer “equipar la información no financiera a la financiera” está fuertemente motivado por los estándares del IFRS, que provienen de una institución que es también responsable de la preparación de los estándares de información financiera y que piden el reporte basado en el potencial impacto de las actividades de la empresa sobre su situación financiera, que los ven como una extensión de la información financiera. Los originadores y objeto de estos estándares conducen a pensar en la “equiparación”.

En este sentido es importante enfatizar que, si bien la reacción de la sociedad a los impactos en sostenibilidad de las empresas puede tener impacto sobre la situación financiera, [iv] no está garantizado, depende de la reacción de la misma empresa y de los mercados de productos, servicios y financieros. Y muchísimo menos que es fácilmente medible.

Materialidad financiera no quiere decir impacto en euros o dólares sobre la situación de la empresa, quiere decir “potencial de afectar” pero de allí a una medición hay un gran trecho y ello no compete a las empresas determinarlo y reportarlo, compete a los afectados por la situación financiera de la empresa a estimarlos, claro está que usando la información reportada. Si las empresas lo hacen internamente será para la gestión de sus riesgos y sus estrategias de sostenibilidad, pero no formará parte de la diseminación reglamentaria de la información de acuerdo con los estándares (ver la sección IV, más abajo).

Adicionalmente, lo que se reporta no es el impacto sobre la situación financiera, sino indicadores, muchas veces sobre las actividades, a veces sobre los resultados de esas actividades y muy pocas veces el impacto en el sentido estricto de la palabra impacto, que se refiere a los cambios logrados con esas actividades. [v]A pesar de que sean indicadores cuantitativos, no son indicadores financieros, ni el impacto es expresado en términos monetarios.

Por ejemplo, un indicador muy utilizado para bonificar las remuneración de los consejeros, el porcentaje de mujeres en el consejo, no es equiparable a información financiera ni se determina, ni se puede determinar el impacto financiero que tiene el cambio en ese porcentaje. Ni siquiera las emisiones de gases de efecto invernadero (otro indicador muy usado en las bonificaciones) son equiparables a información financiera, si bien en este caso el daño a la sociedad es más tangible y cuantificable y es más posible que la reacción de la sociedad influya sobre la situación financiera. Pero, difícilmente la empresa tendrá interés en reportar el valor monetario del daño causado, no lo querrá contabilizar en su estado de ganancias y pérdidas (con alguna excepción que comentamos en la sección IV).

Con todo esto no queremos decir que la información no financiera no tiene impacto financiero sobre la situación financiera, sí la puede tener, es la razón de ser de los estándares del IFRS y de los indicadores del Sustainability Accounting Standards Board, SASB, que los complementan.  Y también es cierto que esa información complementa la información financiera para el análisis de las perspectivas de las empresas en los mercados financieros.  Pero el efecto financiero lo deciden estos mercados. Lo que queremos decir es que esa información no es equiparable a la financiera. Esa información es complementaria a la información financiera, para guiar las decisiones sobre involucramiento de los stakeholders (inversionistas, bancos proveedores, empleados, etc.) que dependen de la situación financiera de la empresa con la misma.

Y para resumir estos argumentos de forma que esperamos sea convincente, en el Apéndice I presentamos el contraste entre información sobre sostenibilidad e información financiera. [vi]

Y todavía queda la gran pregunta: ¿Quién verifica el cumplimiento de la información con los estándares y que medidas se deben tomar en caso de incumplimiento? En un próximo artículo, ¿Quién es responsable del cumplimiento con los estándares de reportes de sostenibilidad? analizaremos esto.

II.             ¿Son los estados de información no financiera “estados”?

Derivado de discusión precedente se puede concluir que, si la información no financiera fuese equiparable a la financiera, y se consolidase en los estados financieros (balance general, estado de ganancias y pérdidas y estado de cambio en los flujos de fondos), entonces la compilación de información no financiera sí sería un estado de información no financiera (ver uno en la sección IV).

Y si esto fuera así, los informes de sostenibilidad empresarial (o nombres equivalentes) se deberían llamar “Estado de información no financiera”. Pero el reporte preparado siguiendo los estándares de reporte del IFRS o los ESRS y diseminando en Europa de acuerdo con la directiva CSRD, Corporate Sustainability Reporting Directive, NO es un estado, es un informe o un reporte. Por ejemplo, esta directiva menciona en 461 ocasiones (¡!) que se refiere a “información sobre sostenibilidad”.

El caso del IFRS es menos claro, pero permite llegar a la misma conclusión.  El estándar IFRS 1 se denomina General Requirements for Disclosure of Sustainability-related Financial Information, pero a pesar de ese nombre el objetivo no incluye esos términos. Tiene como objetivo “…. require an entity to disclose information about its sustainability-related risks and opportunities that is useful to users of general-purpose financial reports in making decisions relating to providing resources to the entity.” (énfasis añadido). La información no es financiera como dice el título, pero debe ser útil a los usuarios de información financiera para tomar decisiones en sus asignaciones de recursos a la entidad, por ejemplo, los proveedores de insumos y de financiamiento comercial, bancario y del mercado de capitales.

Lamentablemente todavía (a comienzos del 2024) no contamos con reportes emitidos bajo ambos estándares para apreciar si merecen llamarse “estados” o si la información es equiparable a la financiera.  Pero me atrevo a decir que serán los antiguos informes de sostenibilidad, pero ahora, presumiblemente, más estructurados, más completos, más ordenados, con mayor cantidad y calidad de información, información más confiable y mejor justificada. Pero no por ello serán “estados” de información no financiera y seguirán conteniendo elementos de subjetividad, con estimaciones con mayores o menores grados de incertidumbre……. y con el mismo cuidado de no diseminar información que pueda tener consecuencias negativas sobre la empresa. Los informes continuaran siendo revisados por los departamentos legales.

Pero no serán ni un estado ni serán equiparables a información financiera. Es información no financiera con potencial impacto sobre la situación financiera. [vii]

El Apéndice II incluye el modelo de informe de sostenibilidad para los estándares ESRS.

III.           ¿Por qué estas denominaciones son perniciosas?

Estas denominaciones no tendrían importancia si su uso no tuviera consecuencias. Pero no, no es un problema de semántica, ni es solo de precisión, es un problema de distorsión.

Por la discusión precedente se puede apreciar que ello puede inducir a los usuarios de esa información a creer que en efecto están al mismo nivel que la información incluida en los tradicionales estados financieros, con el mismo rigor, con la misma confiabilidad, con la misma comparabilidad en el tiempo y en el espacio empresarial, con la misma riqueza analítica para evaluar la posición de la empresa, que en este caso sería su sostenibilidad.

Es posible que algunos indicadores cuantitativos sean relativamente confiables y consistentes, pero ellos representan, en el mejor de los casos, una muy pequeña parte de la sostenibilidad empresarial y, como hemos comentado muchas veces, se refieren a insumos utilizados y actividades llevadas a cabo y solo en muy contadas ocasiones impacto, al cambio, para bien o para mal, en la situación de sus stakeholders, incluido el medio ambiente

Estas denominaciones (“equiparable” y “estado”), que pretenden inducir a rigor, a confiabilidad, crean expectativas muchas veces alejadas de la realidad, lo que puede conllevar a una pérdida de confianza tanto en la información como en la misma sostenibilidad empresarial.  Recordemos la gran diferencia que hay entre la auditoría de los estados financieros y el aseguramiento limitado o razonable de la información sobre sostenibilidad. En el primer caso los verificadores declaran que  “…no han detectado la necesidad de hacer modificaciones materiales a la información….”. En el segundo caso, dicen que “…la información presentada es materialmente correcta..”. [viii]En ningún caso opinan sobre el cumplimiento de los estándares aplicables. No la hace equiparable a la información financiera. Y recordemos que, por ahora el CSRD, solo pide aseguramiento limitado, hasta que se adquiera experiencia y se pueda pasar al nivel se aseguramiento razonable.

No se trata de decir que la información no es rigurosa, o confiable, o comparable, se trata de mostrarla en su justo contexto y esas denominaciones no ayudan.

Obviamente que los expertos en el reporte de la sostenibilidad y los usuarios en los mercados financieros y de capitales saben de qué se trata, y para este grupo los riesgos de mala interpretación son mucho menores, pero el grueso de los demás stakeholders no lo sabe.

IV.            Un estado financiero de información no financiera.

Y para mostrar con mayor claridad que la información no financiera que se pide en los estándares de reporte actuales no es equiparable a la financiera ni constituye un estado de información, consideremos un caso donde si lo es.  Es el caso del Balance de Pérdidas y Ganancias Ambientales del grupo Kering (Gucci, Bottega Veneta, Balenciaga, Saint Laurent y otras diez marcas) donde presenta la cuantificación, en términos monetarios, de los impactos ambientales de sus operaciones, a lo largo de toda su cadena de valor (siete partes). 

No es una descripción de las bondades de sus actividades, ni una colección de indicadores, es una valoración del costo que tiene para la sociedad sus emisiones, su consumo de agua, desechos, uso de la tierra, etc. (seis aspectos).  No ha sido preparado de acuerdo con ningún estándar, se basa en sus propias estimaciones y en su propia metodología, pero ello les permite apreciar mucho más claramente donde y cuanto es su impacto (y aquí sí que es legítimo el uso de la palabra impacto). Claro está que esta información es potencialmente explosiva ya que, siendo el neto negativo, (Euros 549 millones), se podría exigir una compensación. ¡Pero la empresa lo divulga!

Pero esto le da una información valiosísima para tomar acciones para minimizar esos impactos, sabe cuánto y donde. Esto es un estado de información financiera de sostenibilidad ambiental, igual, no solo equiparable.

Y este ejemplo demuestra claramente el vacío de los estándares actuales.[ix]

V.              En resumen

La información sobre la sostenibilidad empresarial que se preparará y diseminará de acuerdo con los estándares internacionales y los de Unión Europea complementará la tradicional información financiera y contribuirá de una manera significativa a una mejor apreciación de las perspectivas de las empresas y de la asunción de su responsabilidad ante la sociedad.

Sin embargo, aquella información dista mucho de ser equiparable a la financiera ni de constituir un estado de información no financiera.  Estas denominaciones de aquella información tienen el potencial de elevar las expectativas de los usuarios no expertos y pueden llevar a crear desconfianza sobre la veracidad, confiabilidad y pertinencia de la información y sobre la reputación misma de la sostenibilidad empresarial. Esta extralimitación del lenguaje conspira contra una apreciación del verdadero valor de la información lo que puede conducir a frustraciones en los usuarios.

Pero ese deseo de que la información no financiera sea equiparable a la financiera y se consolide en un estado de información puede contribuir a estimular la cuantificación y monetización de algunos de los impactos de las actividades de la empresa sobre la sociedad  y el medio ambiente, como lo hacen ya algunas empresas, lo que contribuiría a una mejor gestión de la responsabilidad de las empresas ante la sociedad y eventualmente a una regulación más efectiva y eficiente de las actividades de sostenibilidad.

 

APÉNDICE I: Contraste entre información financiera 

e información de sostenibilidad.

 

Financiero/contable

 

Sostenibilidad empresarial

Modelo conceptual definido

Sin modelo conceptual (por ahora)

Objetividad

Objetividad, subjetividad

Materialidad para la empresa, en función de riesgo y costo/ingreso

Materialidad para la empresa y stakeholders, en función de impacto

Expresión mayormente monetaria

Múltiples formas de expresión

Usuarios concentrados (inversionistas, dirigentes, reguladores)

Múltiples usuarios

Prioridad en precisión

Prioridad en relevancia

Enfoque de corto plazo

Enfoque de largo plazo

Enfoque en transacciones

Enfoque en impactos

Retrospectiva

Prospectiva

Rendimiento financiero

Rendimiento global de la empresa

Énfasis en compliance

Variedad de objetivos

Riesgos financieros

Riesgos financieros y no financieros

Enfoque táctico y operacional

Enfoque operacional y estratégico

Grupo empresarial

Grupo empresarial y cadena de valor

Supuestos/opiniones limitadas

Supuestos/opiniones extensivas

Consecuencias futuras de acciones pasadas

Consecuencias futuras de acciones pasadas y futuras

Informar a los inversionistas actuales y potenciales, reguladores y dirigencia

Informar a los stakeholders e influenciar el comportamiento de las empresas

Reporte de resultados financieros

Reporte de riesgos, estrategias, procesos, modelo de negocio

Comparabilidad con otras empresas es parte del objetivo

Comparabilidad es deseable, pero conlleva perdida de relevancia

Principios de devengado y realización

Estimación de costos incurridos y no incurridos, valoración de externalidades

 


 

APÉNDICE II: Modelo europeo del informe de sostenibilidad

 




[i] Diccionario de la RAE. Equiparar: igualar, identificar, homologar, asimilar, asemejar,…

[ii] Ver mi análisis del reporte de impactos en “En sostenibilidad empresarial, ¿Es lo mismo impacto que impacto?”

[iii] Se pueden ver en IFRS 1, IFRS 2, ESRS……

[v] Para una discusión más amplia, ver el artículo en la nota 2.

[vii] Pero nobleza obliga: la palabra de estados (financieros) en inglés es “statements”, que tiene un significado mucho más amplio que en español y se refiere además a declaración, aseveración e informe breve.

[viii] El International Auditing And Assurance Standards Board, IAASB, ha sometido a consulta estándares para el aseguramiento de información sobre sostenibilidad: International Standard on Sustainability Assurance (ISSA) 5000, General Requirements for Sustainability Assurance Engagements

[ix] Esto lo habíamos hecho notar hace más de diez años, cuando se aprobó el esquema para la preparación de informes integrados, El informe integrado: lo que podría haber sido y lo que debería ser, donde decíamos: “El IIRC ha perdido una oportunidad de oro de liderar el proceso y moverse hacia la valoración de capitales para producir informes realmente integrados”.

sábado, 20 de enero de 2024

Información sobre sostenibilidad empresarial: Dos documentos notables y tres metodologías

 

Este articulo incluye un breve análisis de dos documentos sobre el reporte de la información sobre sostenibilidad empresarial, tema que se presenta como de mucha atención para el 2024. El propósito de esta nota es interesar a los profesionales de la sostenibilidad empresarial en dos documentos que puedan ayudarlos en su trabajo, que no son más de lo mismo, tienen valor agregado.

Los documentos incluyen uno sobre la evaluación de materialidad para los estándares de la Unión Europea y otro es un documento de la consultora y calificadora en sostenibilidad Sustainable Fitch, con un resumen de los desarrollos recientes sobre los estándares de reporte y sus regulaciones, a nivel mundial, incluyendo acceso a una base de datos continuamente actualizada.

Se incluyen además breves comentarios sobre tres documentos sobre la metodología de evaluación de la sostenibilidad empresarial, de la misma consultora, que no suelen ser diseminados públicamente.

1.      EFRAG.  Materiality assessment: Implementation Guide

a.     Antecedentes

Sin duda que los lectores saben de sobra que se han producido dos estándares para la preparación de la información sobre la sostenibilidad empresarial y guiar su diseminación. A nivel mundial son los producidos por el Internacional Sustainability Standards Board, ISSB (parte del International Financial Reporting Standards, IFRS), que se denominan los IFRS. A nivel europeo se han producido estándares semejantes para su aplicación en los países de la Unión (producidos para la Comisión Europea por European Financial Reporting Group, EFRAG) que se denominan European Sustainability  Resporting Standards, ESRS (en español Normas Europeas de Información sobre Sostenibilidad, NEIS). 

Fueron preparados en paralelo, y si bien se quiso dar la impresión de que estaban coordinados (a través de algunas reuniones y comunicados de prensa), la realidad es que cada institución fue por su cuenta, en una carrera para ver quién llegaba primero. De hecho, la diferencia en el anuncio fue de varios días.

Sin entrar en detalles y solo para poner el documento en contexto, la gran diferencia entre ambos estándares es el usuario objeto de la información. En el caso de los internacionales, del International Financial Reporting Standards, IFRS, se concentra en atender las necesidades de los usuarios de la información financiera, mayormente inversionistas (los shareholders), por lo que el objetivo es presentar información sobre aquellos aspectos de sostenibilidad que puedan tener impacto sobre la situación financiera de la empresa, o sea se basan en la materialidad financiera. Los de la Unión Europea tienen también a estos como usuarios, pero además a las sociedad en general (los stakeholders), incluyendo gobiernos, en particular todos los reguladores, no los del mercado de capitales) por lo que se basan en la doble materialidad, de los impactos de ida y vuelta, de las actividades de la empresa sobre la sociedad (materialidad de impacto) y el impacto de esta sobre la empresa (financiera).

Cínicamente podríamos decir que los estándares del IFRS condicionan las actividades en sostenibilidad de las empresa a aquellas que puedan tener impacto financiero, lo que les conviene hacer o evitar hacer para mejorar su posición financiera, en tanto que los europeos les fuerzan a ver todo el conjunto de sus actividades y no solamente actuar en función de la reacción que la sociedad pueda tener, positiva o negativa, sino en función de que debe hacer para cumplir su papel como miembro de esa sociedad.

b.     El documento

Es por esto por lo que este documento, emitido por EFRAG, es clave para entender no solo las diferencias fundamentales entre ambos estándares sino, lo más importante, para guiar la gestión de la sostenibilidad dentro de la empresa. Esta debe estar interesada no solo el impacto sobre su situación financiera, sino además el impacto que tiene sobre la sociedad, que es la que determina el impacto financiero.

Y el documento debe ser de interés también para las empresas que no tienen obligación de aplicar los estándares.

De allí la importancia de este documento, que además de ser una guía para el reporte de las empresas, puede servir como guía para su estrategia de sostenibilidad. No es un documento vinculante, es un suplemento a los estándares. Se ha emitido como un borrador para solicitar comentarios antes de publicar la versión definitiva. Cubre la conceptualización de la doble materialidad, los criterios, contexto, ámbito de aplicación, sugerencias de datos a utilizar (detallados en un documento excel separado: List of ESRS datapoints [1]), y como llevar a cabo la evaluación, como reportarla y como apalancarla con otros estándares como los del GRI (que enfatizan la materialidad de impacto) y del IFRS (que enfatiza la financiera). Contiene además una amplia sección de respuestas a preguntas frecuentes sobre que son y como se determinan (de impacto y financiera), sobre el papel de los stakeholders, sobre su reporte y la relación de la materialidad con la taxonomía europea.

Si bien los estándares de reporte aplican a las grandes empresas, en especial a las que cotizan en bolsas de valores, las que quieran ser consideradas como responsables, y el resto de las empresas (el 98%), deben estar interesadas en la doble materialidad por lo que este documento puede serles relevante.

2.     Sustainable Fitch.  ESG Regulations and Reporting Standards Tracker – December 2023 Highlights. 

 Todo lo que necesitas saber sobre los estándares de reporte y las regulaciones de diseminación de información a nivel mundial, actualizado continuamente. Un verdadero tesoro informativo. A nivel de países individuales cubren 46 y a nivel de regiones cubren cuatro (Europa, Asia, Latinoamérica y Centroamérica) incluyendo ocho países de América Latina y España.

 Periódicamente Fitch publica un documento descriptivo donde se pasa revista a los eventos recientes y expectativas más destacadas que luego se acumulan en la base de datos que comentamos a continuación. Por ejemplo, el número de diciembre del 2023 cubre las regulaciones relacionadas con la sostenibilidad en instituciones financieras, incluyendo las recientes y las expectativas para el 2024 sobre su reporte, con detalles sobre los requerimientos de reporte del impacto del cambio climático y la transición a energías más limpias, y sobre las expectativas sobre el desarrollo e implementación de estándares de reporte para las empresas. El Apéndice incluye una tabla con el estado de las regulaciones en los 46 países y cuatro regiones, sobre las taxonomías de sostenibilidad, los reportes sobre cambio climático y sobre los aspectos ASG, y los requerimientos para los fondos de inversión responsable.

 Adicionalmente se incluye un documento excel con la base de datos, actualizado periódicamente, donde se consolida la información sobre estándares y regulaciones, dividida en cinco pestañas:

·       Rastreador de regulaciones sobre sostenibilidad;

·       Infográfica con la situación de las regulaciones a nivel de países (taxonomías, cambio climático, ASG, inversiones responsables);

·       Adopción de los estándares del International Sustainability Standards Board, ISSB, por jurisdicción;

·       Mapa mundial sobre el estado de preparación y aprobación de taxonomías;

·       Rastreador de los estándares de diseminación a nivel mundial.

 Un compendio muy valioso para quien trabaja en la producción y reporte de información sobre sostenibilidad.

3.     Tres metodologías: Evaluación de la sostenibilidad empresarial.

Otro de temas de gran atención y discusión son las metodologías para evaluar la sostenibilidad empresarial, en especial las usadas en las calificaciones de empresas y en las emisiones de instrumentos financieros. Posiblemente el lector recordará las inconsistencias en los resultados entre diferentes calificadoras, lo que ha dado lugar la intervención de algunos reguladores nacionales y multinacionales requiriendo la diseminación de las metodologías para que los usuarios por lo menos pueden tratar de entender los resultados y las diferencias. [2] Hay mucha resistencia de parte de las calificadoras en diseminar esas metodologías, alegando que contiene información privilegiada.

Adicionalmente, las emisiones de instrumentos financieros para financiar actividades de sostenibilidad ambiental y social requieren de la emisión de una segunda opinión independiente, a veces de esas mismas calificadoras, sobre el cumplimiento de las inversiones con algunos estándares referentes al destino de los recursos, metodologías de evaluación, esquemas de información y reporte, y de ser posible, de sus pretendidos resultados, o mejor todavía de su impacto.

La calificadora Sustainable Fitch es una de las pocas que pone a la disposición del público sus metodologías. En estos nexos el lector puede encontrar tres de ellas:

ESG Ratings Methodology

ESG Score Methodology

Second-Party Opinion Methodology

Estos documentos son ricos en información sobre lo que, por lo menos una calificadora, considera determinante para sostenibilidad de la empresa y de sus inversiones. Hay que enfatizar que gran parte de los problemas de inconsistencias aludidos arriba, se debe a que cada calificadora tiene su modelo (privado) de lo que quiere decir que una empresa o un proyecto es sostenible, pero por lo menos estos documentos muestran el detalle de una de ellas. Ojalá que las principales calificadoras diseminaran sus metodologías y así permitir a los inversionistas y dirigentes empresariales seleccionar las que más se adaptan a su visión de la sostenibilidad empresarial.

 


[1] La base de datos contiene un listado de los aspectos que se deben reportar de forma descriptiva y sugerencias de indicadores numéricos.  Cubre los estándares de reporte, ESRS, en proceso de preparación: cinco sobre medio ambiente, cuatro sociales y el de gobernanza. Es prácticamente un índice sobre lo que hay que reportar (cada uno de ellos con más de 30 aspectos, para un total de cerca de 300 piezas de información) y permite apreciar la complejidad de la tarea.