miércoles, 30 de marzo de 2011

Sin incentivos no hay paraíso: Tercera Parte

En junio del 2010 publicamos en el Blog de Cumpetere un par de artículos sobre la importancia de los incentivos para la implementación de las prácticas responsables dentro de la empresa (Sin incentivos no hay paraíso, Primera y Segunda Parte).  En esos artículos destacábamos la importancia de los incentivos para estimular el comportamiento responsable y abogábamos por la utilización de incentivos no financieros, que podrían alinearse mejor con las prácticas responsables.

El 30 de marzo de 2011 en el boletín knowledge@Wharton de la escuela de negocios de la Universidad de Pensilvania,  se publica un breve artículo (tres páginas y media) sobre este mismo tema  The Problem with Financial Incentives -- and What to Do About It.  Este artículo pasa revista a una serie de investigaciones sobre los incentivos en general y los financieros en particular, concluyendo que si bien los incentivos financieros atados al rendimiento pueden contribuir a su mejoramiento, tienen una serie de riesgos que pueden producir resultados negativos, en particular estimular comportamientos no éticos.

Los riesgos que apuntan son los siguientes:

·         Comportamiento no ético, a fin de mejorar la remuneración;
·         Sentimiento de inequidad,  reducción de la colaboración y aumento de la rotación entre el personal; y,
·         Reducción de la motivación para hacer el trabajo. El trabajo se orienta a la consecución de los incentivos financieros.

El artículo incluye un ejemplo sobre la perversidad de los incentivos financieros que no tiene desperdicio.  Cuando una empresa de alimentos enfrentó un problema de que se encontraban partes de insectos en sus productos ofreció incentivos financieros a quien los encontrara y eliminara.  ¿Qué haría Ud. para aumentar su bonificación?   Pues los empleados empezaron a añadir insectos para luego reportarlos, inclusive trayéndolos de su casa. 

Y la crisis financiera fue un extraordinario ejemplo, en gran escala, de que lo de los incentivos financieros perversos no es tontería.  Al bonificar por ganancias en el corto plazo se estimuló la toma de riesgos excesivos, que podían producir beneficios en el corto plazo, pero pérdidas que terminaron siendo cubiertas por los gobiernos (la sociedad).  El resultado ya lo conocemos.

Según un estudio de estudios (meta análisis), se concluyó que los incentivos financieros contribuyen a un promedio del 45% de mejora del rendimiento y productividad.  De allí que no propongan eliminarlos, pero para contrarrestar esos riesgos proponen que los incentivos financieros sean:

·         Utilizados para tareas que no son del interés intrínseco de los empleados,
·         sean administrados en pequeñas cantidades; y,
·         sean complementados con incentivos no financieros.   

La motivación del ser humano es un asunto extremadamente complejo que va más allá del simple incentivo financiero. Por ello, los incentivos complementarios deben contribuir a darles:

·         Autonomía, en sentido de permitirles ejercer sus destrezas
·         Enriquecimiento, en el sentido de permitirles aprender, desarrollar capacidades y experiencia
·         Propósito, para permitirles contribuir a una causa con la que se identifiquen
·         Conexión, para satisfacer la necesidad de pertenecer y ser parte del grupo.

Todos estos criterios, pero los dos últimos en particular, pueden y deben ser incorporados en los incentivos no financieros para involucrar a los empleados en las actividades responsables de la empresa.  El artículo no comenta sobre el cómo desarrollar estos incentivos no financieros, lo que sí sugeríamos en la Segunda Parte de nuestro artículo.

El ejemplo del efecto de los incentivos no financieros lo muestran con el caso de un “call center” en el que se demostró que las visitas de un director externo para felicitar a los empleados por su rendimiento contribuían a un aumento de su esfuerzo en la semana siguiente.  Si las bonificaciones fueran solamente en función del número de llamadas atendidas podría pasar lo que pasa en un gran hipermercado que visito.  Me preguntaba porque los cajeros estaban siempre apurados y no querían resolver ningún problema que se les presentaba.  La respuesta resultó simple.  Tenían bonificaciones basadas en el número de clientes que atendían en el mes.  La calidad del servicio no cuenta.  Compiten en base a precio.

Esto ofrece importantes lecciones, como mencionábamos en nuestros artículos, para las prácticas responsables, que suelen tener costos tangibles y en el corto plazo y beneficios, a veces intangibles, en el largo plazo.  Los incentivos financieros ligados a rendimientos en el corto plazo son contraproducentes para gran parte de las prácticas responsables.  Los incentivos no financieros pueden tener mejor alineamiento con las prácticas responsables.

lunes, 21 de marzo de 2011

Confundidos SI, estúpidos NO

Parece que una vez más discreparemos Alberto Andreu y el suscrito, pero creo que no es en el fondo sino en la forma (¡Es la sostenibilidad, estúpido!, Diario Responsable, 21 marzo).  Como cuando rebatía mi artículo sobre Porter y Kramer (Si no está roto no lo arregles: Porter y Kramer sobre RSE, 26 de enero 2011 www.cumpetere.blogspot.com ) insiste en que hay que cambiarle el nombre a la RSE porque según él ha fracasado:  los programas de “Acción Social y la Filantropía”, le han ganado la batalla a la RSC”.  Ahora vuelve a recomendar que le cambiemos el nombre por el de Sostenibilidad.

¿Es posible que cambiando el nombre de algo, cambie su naturaleza?

Sí es posible que un nombre influencie las percepciones que se tienen.  De hecho para las personas que no miran más allá del titular o del nombre, ello ocurre con frecuencia.  Pero no creo que este sea el caso de las prácticas responsables.

Si el problema es que las empresas no tienen prácticas responsables y se dedican a la manipulación de las percepciones no creo que llamándolas “Sostenibilidad”  se arreglará el roto.  Ambos tienen el mismo problema de percepción.  Quizás el de “sostenibilidad” sea peor, porque no es descriptivo.

Es cierto que el de RSE no es una maravilla de descripción, pero se ha progresado mucho en su comprensión.  Hace algún tiempo decía que le iban a surgir muchos nombres a las prácticas responsables (¿Alguien quiere ponerle un nuevo nombre a la RSE?, 17 septiembre 2009), pero ello no es por necesidad, es porque la gente se cansa del nombre y parece que se innova si le se pone un nombre diferente.

No tengo ninguna duda de que eventualmente el nombre de Sostenibilidad será el preferido, antes de que la desbanquen por otro nombre.  Así lo expresaba en un artículo en mi blog hace casi tres años (¿Quién mató a la RSE?, 8 de abril 2008). 

Hace dos años Alberto abogaba por llamarla RSE 2.0 en un artículo (en un número especial de la revista Telos, No. 79, La Responsabilidad Social Corporativa en la encrucijada, publicada por Telefónica, abril-junio 2009), cuando su cargo era Director de Reputación, Identidad Corporativa y Medio Ambiente en Telefónica (ahora su cargo es de Director de Reputación y Sostenibilidad Corporativas, mucho mejor, ¡de verdad!).  En aquel entonces yo estuve en desacuerdo, al considerar a la RSE como algo que evoluciona, que se adapta a las circunstancias, que no tiene cambios discretos como el software, sino que cambia continuamente.

Pero el punto de discusión es si basta con cambiar de nombre o tenemos que hacer algo diferente.  La “solución” que propone es: Definitivamente, la RSC como concepto se ha gastado. Hay que hacerla más grande. Y para ser más grande hay que pensar desde ya en la Sostenibilidad. ¡Es la sostenibilidad, estúpido!”

En lo que sí estamos de acuerdo es que el problema no es de semántica, y si el problema no es de semántica, entonces la solución no pasa por un cambio de nombre. 

El problema es la actitud de los empresarios, que no ven o no pueden ver que una estrategia de RSE o de sostenibilidad puede mejorar su competitividad, si no ahora, más tarde.  Se puede engañar a mucha gente durante algún tiempo, pero no a todo el mundo todo el tiempo. Tarde a temprano quedarán desenmascarados.  Lamentablemente la reputación es gestionada más a base de relaciones públicas que a base de prácticas responsables. La solución pasa porque estos ejecutivos sientan los incentivos correctos, ya sea a través de regulaciones (por favor, con cuidado), a través de las presiones de los mercados (por favor SI), a través de bonificaciones por prácticas responsables (por favor SI), etc. ¿Cambiaremos su actitud si lo llamamos sostenibilidad?

El problema es que los consumidores no se enteran de lo que son empresas o productos responsables, aunque quisieran hacerlo.  ¿Se enterarán si lo llamamos sostenibilidad?

De lo que sí se enteran es de la filantropía y de las acciones sociales porque forman parte de la estrategia informativa de las empresas en su “gestión” de la reputación.  Es más fácil que tener que recurrir a prácticas responsables.  El problema está en las empresas y la ignorancia o confusión de los consumidores.

Y la sociedad civil y los medios de comunicación no ayudan mucho.  El problema es que los medios de comunicación están en ascuas, no colaboran o no pueden hacerlo por ignorancia (como bien lo dice José Alias en el Diario Responsable del 21 de marzo, La estupidez de la sostenibilidad).  Según una encuesta sólo el 15% de los periodistas entrevistados considera que el medio para el que trabajan trata las noticias sobre RSE bien o correctamente y un 74% relaciona a la RSE con altruismo (Servimedia y Estudio de Comunicación, julio de 2009 servimedia.es/PeriodismoSocialMedios.pdf).  ¿Cambiaremos su actitud si lo llamamos sostenibilidad?

Así podríamos seguir enumerando los problemas y sus soluciones. 

¡Ah, pero algún día…………….!

Confundidos SI y mucho, estúpidos NO.


domingo, 20 de marzo de 2011

Nueve razones para participar en la Octava Conferencia Interamericana de RSE


La VIII Conferencia Interamericana sobre la Responsabilidad Social de la Empresa, se celebrará en Asunción, Paraguay, del 24 al 26 de mayo de 2011.

Nueve razones para asistir

Porque es la Novena Conferencia, no la Octava (la primera tuvo otro nombre:  “De las Américas” y no está en la cuenta);

Porque se presentará y distribuirá mi libro: “Una Mirada Crítica a la Responsabilidad Social de la Empresa en Iberoamérica” (mas detales en un próximo blog);

Porque después de la conferencia pueden visitar las ruinas de las Misiones Jesuíticas y las Cataratas de Iguazú;

Porque habrá un panel sobre el tema caliente de las certificaciones y verificaciones, con Perla Puterman, (Foro Iberoamericano de RS, Miembro del Grupo de Trabajo de la ISO 26000), German Granda (Forética), Nelson Núñez (BSD Consulting) y el suscrito de moderador (como no soy moderado me ponen de moderador);

Porque aprenderás mucho;

Porque se presentará y distribuirá otro libro  de mi coautoría (con otros 13 autores): “La Responsabilidad Social de la Empresa en América Latina: Manual de gestión)” (más detalles en un próximo blog);

Porque cuenta con los mejores ponentes y se cubrirán temas de actualidad (Cambio Climático, Cadena de Valor, Inclusión económica y social y Negocios Inclusivos entre muchos otros temas;

Porque habrá una sesión especial:  ¿Quién creará el futuro de la RSE en América Latina? con Maria Matilde Schwalb (Universidad del Pacífico), Jose Angel Moreno Izquierdo (Economistas sin Fronteras), Luis Perera (PWC, PriceWaterhouseCoopers), Adrian Hodges (GSK, GlazoSmithKline) y el suscrito de moderador (por razones que ahora son obvias); y

Porque asiste la gente más “cool”, “chévere”, “padre”, “piola”, “guay”, “biutiful”, “guapa”, etc. de Iberoamérica.

¡Acompáñanos!


[1] Inspirado en el blog de Elaine Cohen con su artículo “33 reasons to attend a conference on reporting

domingo, 13 de marzo de 2011

The Economist, Porter y Kramer y la RSE

El influyente semanario The Economist  publica en la columna denominada Schumpeter (10 de marzo, www.economist.com/node/18330445 ), , una crítica al artículo de Porter y Kramer que yo comentaba en un artículo anterior en mi blog del 26 de enero (Si no está roto no lo arregles, www.cumpetere.blogspot.com/2011/01/si-no-esta-roto-no-lo-arregles-porter-y.html ). 

Para aquellos que no tengan acceso a la revista o no puedan leerla en inglés, comentaré la columna, haciendo referencia a mi artículo.

Es verdaderamente inusual que The Economist se preocupe de criticar un artículo en particular, lo que demuestra la importancia que le da tanto al tema como a este artículo.  Suele hacer reseñas, pero no críticas.

En la columna hace una crítica feroz al artículo de Porter en líneas semejantes a la mías, pero va mas allá y aprovecha la oportunidad para pegarle a la RSE.  

Empecemos por el título, sarcástico, en el estilo de la revista, pero más duro de lo normal.  Lo podríamos traducir como:

Venga Sr. Porter!  La nueva gran idea del más grande gurú viviente de los negocios parece un poco cruda.

Derrocha sarcasmo al decir que el gran gurú trae una idea que no es gran cosa y encima no está elaborada.  Además añade con alevosía que Porter no ha tenido el equivalente de un gran éxito desde hace 20 años.  El nombre el coautor Kramer ni se menciona, lo que hace pensar que es un argumento personal contra Porter.

De semejante manera en nuestro artículo decíamos que: Solo autores como Porter y Kramer se pueden dar el lujo de publicar un artículo con un subtítulo ……   tan exagerado  (Como reinventar el capitalismo y desatar una ola de innovación y crecimiento) ……….Pero no es lo que dice que es, ni añade mucho. …El problema está en hacernos creer que hay una propuesta revolucionaria.

Después la columna añade:   El respaldo de la marca del Sr. Porter depende en gran medida de la recepción que tenga su última gran idea.

Coincidimos con The Economist en que Porter quiere mantener la vigencia de su “marca” publicando supuestamente grandes ideas como decía el título del artículo.  Nosotros decíamos que Cada artículo cuatrienal es una extrapolación conceptual del anterior. Hay que inventar algo nuevo para publicar.

The Economist señala que:  Algunos de los ejemplos que Porter proporciona son conocidos:  La “ecomagination” de GE, y la reducción de los empaques de Walmart, algo que también comentábamos.

Pero la coincidencia más de fondo está en la crítica a que no añade nada con respecto al cómo implementar las ideas.  Nosotros decíamos (en negrilla el original):

Pero el problema no es la falta de conocimiento de lo que hay que hacer, el problema es la falta de implementación de las ideas. La implementación tampoco les preocupa, ni lo mencionan.  Solo les preocupa lo conceptual.  Yo diría la parte fácil. En cómo asegurar una implementación más efectiva no proponen nada.

The Economist lo critica por ingenuo

Sus argumentos tienen algunas fallas comunes:  persistentemente subestima los equilibrios que las empresas tienen que hacer frecuentemente, aun en emprendimientos que tienen un gran potencial para el bien social.

Y la ilustración lo pone de realce.  La sociedad sentada sobre el planeta tierra tratando de encantar con su música a la serpiente roja del dinero y de la ambición, cada uno en una balanza donde supuestamente se equilibran ambos intereses.

Pero el columnista no solo critica a Porter sino que a todo el movimiento de la RSE.  Vuelven al escepticismo del suplemento especial de la revista del 2005 cuando dice que Porter está en lo correcto cuando dice que “la RSE—la respuesta preferida de los Consejos Directivos a esta crisis de legitimidad --- es una etiqueta caduca………… pocas personas, fuera de la industria de relaciones públicas pueden escuchar aquellos mantras de “ganar-ganar” o de “ganar haciendo el bien” sin hacer muecas.

¡Pero seguro que la solución no está en cambiar la etiqueta como sugieren algunos! 

Reconoce, no obstante, que grandes empresas líderes si basan sus estrategias en las  prácticas responsables, y cita a Pepsico, Nestlé, Prudential (del Reino Unido) y Petrobras.  Pero los cita como una excepción más que como la regla.  Y en contraparte cita al ex Secretario del Tesoro y ex Presidente de Harvard, Larry Summers que al escuchar estas ideas alguien le oyó exclamar  ¿Y en serio Ud. cree en esta @#$!x!?   

Siempre se puede encontrar alguna cita que apoye nuestras ideas.

Y nosotros que pensábamos que este escepticismo ya estaba superado.

Afortunadamente nos queda el consuelo de que el interés por el tema va en aumento.  Tenemos que luchar para que el interés sea hacia el lado positivo.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Hacia el informe integrado: Hay progreso

Hay progreso, pero no viene de donde se esperaba.  No es del Comité Internacional, es de un país emergente.

El GRI junto con el Proyecto Accounting for Sustainability,  lanzaron a comienzos del 2010 un Comité Internacional sobre el Informe Integrado con el objeto de

crear un esquema globalmente aceptado de contabilizar la sostenibilidad: un esquema que junte la información financiera, ambiental social y de gobernanza en un formato claro, consistente y comparable, en una palabra, un formato “integrado”. La intención es apoyar el desarrollo de información más entendible y más integral acerca del rendimiento total de la organización, de manera prospectiva y retroactiva, para satisfacer las necesidades del emergente modelo económico global, más sostenible”. 

Este comité se ha constituido con 35 miembros (¡ninguno de habla hispana!), representando instituciones de contadores, instituciones financieras, organizaciones internacionales sobre sostenibilidad, consultoras y empresas. A comienzos del 2011 todavía no había definido un programa de trabajo.

Pero no lo han esperado.  Ya han salido las primeras guías para la publicación de los informes integrados, en un país que normalmente no suponemos de avanzada en estos temas: Suráfrica.  Aunque ya habían mostrado liderazgo cuando en el año 2004 lanzaron el primer índice de sostenibilidad en un país emergente, para la Bolsa de Johannesburgo.

En enero de 2011, El Comité de Informes Integrados (CII)  del país emitió un documento para discusión y consulta sobre las guías para la preparación de los reportes.   Estas guías aplicarán a las 457 empresas que cotizan en la Bolsa de Johannesburgo.

Para el CII  el informe integrado debe ser una mirada hacia el futuro, no una recopilación histórica.

“El objetivo central del informe integrado es permitir a los stakeholders determinar la capacidad de la institución de crear y mantener valor (énfasis añadido) en el corto, mediano y largo plazo.  Los usuarios deben ser capaces de determinar ……….. si se han identificado los aspectos sociales, ambientales, económicos y financieros claves y si han sido incorporados en la estrategia…….El informe integrado no es simplemente una amalgama de los estados financieros y el informe de sostenibilidad  ….  integrando y conectando la información relevante sobre la estrategia, riesgos y oportunidades  (énfasis añadido) y relacionándolos con los aspectos sociales, ambientales, económicos y financieros”

Según esta visión, el informe integrado es prospectivo y responsabiliza a la empresa de identificar y reportar sobre estrategia, riesgos y oportunidades.  Esto representa un cambio fundamental en términos de lo que se disemina al público.  Supone un cambio radical de proporcionar información histórica, objetiva (aunque con supuestos dentro de la información contable) a presentar información de opinión, de planes de futuro, de estrategias, riesgos y oportunidades. Tendría un efecto significativo sobre la gestión de las empresas.

Reconoce que lograr esto puede ser un largo proceso y lo establece como un camino a recorrer, enfatizando que el informe es solo un resultado, que el proceso de llegar a él es muy importante[1].

Para ellos, el informe integrado será el informe primario de la empresa pero no se pretende que substituya a los informes financieros anuales o los reportes de sostenibilidad, que se pueden seguir preparando para públicos particulares. Como tal no es un extracto o una combinación de estos dos informes.

El informe deberá contener:
·         Descripción del alcance y límites del informe;
·         Visión general de la organización, con el modelo de negocios con el cual actualmente crea valor y su estructura de gobernanza;
·         Riesgos y oportunidades en los temas sociales, ambientales, económicos y financieros;
·         Objetivos estratégicos y su relación con los riesgos, oportunidades y la sostenibilidad;
·         Resultados de la estrategia, en función de indicadores en los temas mencionados;
·         Expectativas en cuando a futuros resultados;
·         Esquemas de remuneración de los directores y principales ejecutivos, y
·         Evaluación de cómo ve el equipo directivo el futuro de la empresa, como pueden mejorar los impactos positivos y aminorar los negativos.

La propuesta lista una serie de principios bajo los cuales se debe preparar el informe que son relativamente estándar (materialidad, inclusión, relevancia, precisión, neutralidad, consistencia y comparabilidad, oportunidad, verificabilidad, etc..). 

El informe deberá ser objeto de verificación externa (assurance) además de las auditorías internas y externas de la información financiera.  Esto también será un largo proceso ya que si bien existen algunos principios y metodologías, la propuesta es suficientemente diferente de lo tradicional que requerirá la adaptación y producción de metodologías específicas.

Es posible que esta propuesta cambie significativamente al recibirse los comentarios de las empresas.  También es posible que la dirección propuesta no sea la que termine proponiendo el Comité Internacional,  aunque va en la línea de lo que han propuesto algunos expertos[2].

Personalmente creo que esta propuesta es too good to be true.  Demasiado buena como para que sea realidad……….. en el corto plazo.  Mucha de la información que se pide suele ser considerada muy confidencial para la empresa, revelaría información valiosa para la competencia y podría conducir a la inestabilidad de sus precios en la bolsa.  La resistencia interna en la empresa para revelar esa información será muy alta.  Pero tarde o temprano tenemos que llegar a esto.

Será cuestión de ver como se hacen los compromisos entre trasparencia y confidencialidad. 

De cualquier manera es una propuesta interesante, indicativa de la dirección que tendrá la información a ser reportada a los públicos relevantes. Ojalá nos movamos en esa dirección.


[1] Mi libro, de próxima aparición (mayo 2011), contiene un análisis más extenso sobre la evolución y futuro de los informes integrados.  Ver Artículo III.8 Etapas en el informe de sostenibilidad: Hacia el  informe integrado, en  Mirada Crítica a la Responsabilidad Social de Iberoamérica, Cumpetere, 2011 (disponible a partir de mayo en www.cumpetere.com) .
[2] Ver mi reseña del libro  de Robert G. Eccles and Michael P. Krzus One Report: Integrated Reporting for a Sustainable Strategy,Wiley, 2010, publicada en el número 6 (Sept-Dic 2010) de la Revista de RSE de la Fundación Luis Vives.

martes, 1 de marzo de 2011

El Pacto Mundial: Diferente de sí mismo

El 25 de febrero de 2011 el Pacto Mundial de las Naciones Unidas lanzó el Programa de Diferenciación, a través del cual las empresas deberán clasificarse, en sus reportes al Pacto Mundial en dos categorías:

·         Activas PM.  Deben reportar el compromiso de la dirección de la institución, informar sobre las políticas y actividades en los 10 principios y los resultados del logro de sus metas.
·         Avanzadas PM. Además deben reportar el progreso en 24 criterios avanzados (gobernanza, cadena de valor, reportes, etc.), incluir un afidávit de que el informe incluye información sobre estos criterios e incorporar una autoevaluación sobre cómo están cubiertos los criterios en el informa.

Las empresas que no cumplan con los requisitos mínimos de información (nótese que no se habla de acción), serán colocadas a prueba, en categoría de  aprendizaje, por un período de 12 meses, para que logren la categoría de Activas.

Este programa de diferenciación permitirá  las empresas declarar que cumplen niveles de exigencia mayores.  Sigue la misma idea que las auto declaraciones del GRI, donde declaran el nivel de cumplimiento con los requisitos de reporte GRI que la empresa cree que cumple.  Sn embargo es de notar que el GRI no solamente tiene tres niveles de cumplimiento (A, B, C), sino que permite que la información sea asegurada por entes externos (con lo cual se añade un plus “+”) y que luego sea además verificada por el mismo GRI (con lo que le añade al sello “GRI verified”).

La propuesta del Pacto Mundial solo tiene dos categorías, y no es verificada ni por externos ni por el mismo Pacto Mundial.

Es de notar que los requisitos para el nivel de “Avanzada” se dirigen fundamentalmente a que la empresa tome responsabilidad por lo que reporta, porque ni la información ni la acción será verificada por nadie, aunque se colocará en el sitio web del Pacto Mundial. O sea, “reporta, asegúrame que lo que reportas es lo que debes reportar y júrame que lo que reportas es correcto”.  Obviamente que hay un elevado grado de desconfianza en lo que la empresa reporta.

Esto es un reflejo de que la participación es el Pacto Mundial es tomado con poca seriedad por muchas empresas y que el mismo Pacto Mundial tiene dudas sobre la honestidad de las empresas.

El problema es que el Pacto Mundial quiere ser masivo y por ello sacrifica calidad.  No tiene la capacidad para verificar.  Apenas verifica que cada tres años envíen un reporte.  Cualquiera puede ser miembro y solo tiene que reportar una vez cada tres años.  Nadie verifica y no se exige que haya acción.  Se puede reportar que se hace muy poco y con ello cumple los requisitos.  No se piden niveles de acción, aunque es de esperar que con el nivel “avanzado”, las empresas que opten a ello se lo tomen más en serio y no solo se comprometan a la acción voluntaria, sino que lo hagan.

De hecho, el mismo lanzamiento de un programa de diferenciación es una indicación clara de que consideran que la masificación no ha producido avances y hay que establecer una categoría para  diferenciar los que sí hacen algo, de los que hacen poco o nada. Es un reconocimiento de que la masificación no ha funcionado.

En nuestro artículo Pacto Mundial: ¿esto es todo?,  julio del 2008, decíamos: “ .pero para que el Pacto Global agregue valor, debe volverse un club más exclusivo, uno que implique un “costo de membrecía”, es decir, uno que exija una conducta responsable a todos sus miembros.”  www.globalcompactcritics.blogspot.com/search?q=vives  y en www.cumpetere.com)

Las empresas tratan de diferenciarse de la competencia.  El Pacto Mundial trata de diferenciarse de sí mismo.  ¿No sería preferible tener solo el grupo “bueno”?

Como es conocido, las empresas pueden adherirse al Pacto Mundial enviando una carta expresando el deseo y compromiso de honrar los 10 principios, lo que les permite anunciar que son “miembros”.  A cambio adquieren la obligación de presentar, por los menos una vez cada tres años,  información sobre lo que hacen en cumplimiento de los principios del Pacto.  El castigo por no reportar es de la expulsión del Pacto.  Lo único que se verifica es que han entregado el reporte.

Para apreciar la ligereza con la que se toman muchas empresas su membrecía, ya se han expulsado  2.048 (miembros 6.066 a enero 2011)  por ni siquiera reportar (y en el año 2010 dio una moratoria a las expulsiones).  No hay información sobre niveles de cumplimiento con los Principios de aquellos que continúan siendo miembros.

España tiene el mayor número de adherentes con 877,  el mayor número que reportan con 510 ,el mayor número de “no reportan” con 208 y el tercer número de expulsados con 159 (para las estadísticas en otros países ver www.globalcompactcritics.blogspot.com)

Los reportes se publican en el sitio del Pacto.  Presumiblemente organizaciones de la sociedad civil y otras empresas pueden verificar la información y denunciar,  pero ello no ocurre.  No hay mucho interés en el análisis serio del cumplimiento de las empresas con los principios del Pacto Mundial.  El Pacto solo se preocupa de la frecuencia de reporte.  

Afortunadamente ahora hay algún progreso, por lo menos algunas empresas se lo tomarán más en serio para diferenciarse de la masa inocua y servirán de ejemplo.

Repetimos la recomendación que hicimos en el artículo mencionado hace casi tres años:  Aunque resulte políticamente complicado para un organismo multilateral realizar un juicio de valor sobre la conducta de una empresa, no puede evitarse este paso si se desea que el Pacto Global continúe manteniendo su credibilidad. Alguien lo tiene que hacer. Como mínimo, debe alentar a las organizaciones de la sociedad civil a que monitoreen, por su cuenta, a los miembros del Pacto Global, y que estas informen acerca de las prácticas responsables de las empresas. Tal como se plantea en la actualidad, el Pacto Global corre el riesgo de volverse irrelevante en asegurar prácticas responsables”

¿Un nuevo Pacto Mundial?  No todavía, pero por lo menos hay progreso.  Algo es algo.