domingo, 25 de junio de 2023

¿Les preocupa el impacto a los inversionistas “responsables”?


A finales del 2022 se publicó un estudio Do Investors Care About Impact?  en el Review of Financial Studies (ver resumen en el blog de Harvard Law School Forum on Corporate Governance) en el que se analizan las preferencias de los inversionistas sobre el impacto que puedan tener su inversiones, con resultados relativamente diferentes de lo que podrían ser las expectativas sobre las respuestas, por lo que es ilustrativo analizarlo.

Si bien el estudio se basa en preguntas hipotéticas sobre las características de sostenibilidad de las inversiones, los resultados tienen mayor confiabilidad que las encuestas generales ya que se hicieron con más de 200 inversionistas reales, de la modalidad de impacto, expertos en el tema.  Se trataba de determinar las preferencias sobre diversos grados de impacto esperado y su disponibilidad de pagar mayores costos en función del impacto y de la satisfacción personal que derivan de la inversión (los autores lo llaman warm glow, de difícil traducción). Esta última es algo que creo no había sido analizado antes y que ofrece implicaciones prácticas.

Al ser una investigación de campo con inversionistas expertos (no estudiantes como suelen ser la mayoría de estudios de este tipo) la investigación no adolece de los defectos que, por ejemplo, hemos comentado en las encuestas a los consumidores sobre sus intenciones de consumo responsable, con preguntas que claman un respuesta positiva y cuyas intenciones de compra alegadas no se reflejan en la práctica (ver ¿Por qué el consumidor “responsable” no compra de acuerdo con lo que dice que haría?).

Resultados.

He seleccionado los resultados que son más pertinentes para las decisiones de inversionistas responsables (énfasis añadido):

  • El 93% de los inversionistas prefieren un fondo de impacto sobre uno tradicional cuando las comisiones son las mismas. Y este grupo son inversionistas individuales neerlandeses (reconocidos por su interés en la sostenibilidad empresarial y ambiental).
  •  La disposición a pagar extra por el grupo de inversiones de alto impacto y de bajo impacto es casi idéntica. Nuestros resultados indican que los inversionistas están dispuestos a paga por impacto, pero no están dispuestos a pagar más por mayor impacto.
  • Aun cuando los inversionistas de impacto no diferencian entre fondos de alto y bajo impacto, su disposición a pagar extra por el fondo esta correlacionada con el sentimiento de bienestar que los individuos experimentan con la inversión. En otras palabras, mientras mejor los hacen sentir, más están dispuestos a pagar.
  • Esto nos sugiere que el inversionista individual promedio es un optimizador de su “feeling” (warm glow), que optimiza el sentirse bien de haber hecho la selección “correcta”, más que uno que prefiere resultados, que quiere optimizas el impacto de sus inversiones. Al final esto sugiere que las emociones positivas derivadas de seleccionar opciones sostenibles son un impulsor esencial en la tendencia de inversión sostenible que observamos.
  • En este caso las instituciones financieras tienen incentivos para crear productos que ofrecen “feeling” (warm glow) más que impacto Adicionalmente, las instituciones financieras pueden ofrecer sus productos de tal manera de uno sostenible, pero con poco impacto se destaque como la opción de mayor impacto que esté disponible, entre las que ofrecen.      

Análisis

Estos resultados tienen implicaciones prácticas para la comercialización de los fondos de inversión de impacto en particular y los fondos sostenibles en general:

  • Confirman lo que se muchas veces se supone y es el valor que se atribuye a la imagen, al poder decir que se poseen inversiones que tienen impacto, con menor importancia sobre la magnitud del impacto.  Y exagerando un poco podríamos decir que muchos se conforman por poder decir que las poseen, tengan o no impacto. ¿Greenwashing de los inversionistas “responsables”?
  • El efecto de “sentirse bien” (warm glow) es relevante para la selección de las inversiones, como lo puede ser el impacto que tengan las inversiones y su rendimiento. No están dispuestos a pagar más (o que rinda menos) para lograr más impacto, pero sí para “sentirse mejor”, que no necesariamente está relacionado con el impacto real.  
  • Y esto puede ser aprovechado por los gestores de fondos para mejorar su atractivo, destacando otras características de las inversiones que no tienen que ver con el impacto real o rendimiento, pero si con el impacto sobre el sentimiento de bienestar. Se puede gestionar la imagen de las inversiones como, por ejemplo, que están orientadas a reducir la pobreza, o la desigualdad de género o la mejora del medio ambiente, aunque su impacto sobre ello sea mínimo o inexistente (ver mi análisis de una de estas falacias en El índice IBEX Gender Equality: ¿Igualdad de género? Falacia ASG). La imagen cuenta, las fotos de cosas verdes, de mujeres, de niños pobres, ayudan a la comercialización.·
  • El greenwashing rinde. 
  • No todos se preocupan del impacto real, pero la imagen es relevante. Y en esto es oportuno recordar las diferencias entre inversiones con criterios ASG, que mayormente se preocupan de la etiqueta, sin analizar el impacto que tienen, y las inversiones verdaderamente responsables (que incluye la modalidad de inversión de impacto) cuya selección está basada en un análisis integral, incluyendo el impacto, si no del real impacto (imposible conocer ex ante) por lo menos del potencial (ver Doce razones por las que los criterios ASG no reflejan la sostenibilidad empresarial y ¿Es lo mismo Inversión Socialmente Responsable, ISR que inversiones ASG?).

 Como todo estudio o investigación basada en muestras y opiniones de personal, su generalización a otros casos está condicionada por la representatividad de la muestra y la honestidad de las respuestas.

En este caso no podemos decir que los resultados son extrapolables a otros contextos, pero si creemos que por el diseño del estudio son por lo menos ilustrativos.

sábado, 17 de junio de 2023

¿Tienen lógica las calificaciones de sostenibilidad empresarial?

Dejad toda esperanza los que aquí entráis

Dante Alighieri, Canto III, Infierno

 

He escrito muchos artículos analizando las deficiencias de las calificaciones de sostenibilidad para reflejar la sostenibilidad de las empresas (Mis diez artículos sobre calificaciones de sostenibilidad empresarial)

No hace falta repetir los extensos argumentos de aquellos artículos: para muestra basta un botón.

En mayo del 2023, una de las mayores calificadoras del mundo, S&PGlobal revisó sus calificaciones de las empresas que sigue y la prensa llamó la atención sobre las calificaciones relativas de tres empresas, Tesla, una petrolera, Chevron, y la tabacalera Philip Morris.

Habíamos analizado un caso semejante en una de las revisiones de las calificaciones durante el 2022 donde se sacó a Tesla, empresa líder mundial en la producción de vehículos eléctricos, de sus índices de sostenibilidad y se substituyó por ExxonMobil, la mayor empresa privada del mundo en producción de petróleo y gas.  El “pecado” de Tesla fue tener problemas en sus condiciones laborales y la “virtud” de ExxonMobil fue tener un “plan” para lograr neutralidad en las emisiones de gases de efecto invernadero para el año 2050 (planes que han sido calificados como “básicamente sin sentido”). Este cambio en el índice dio lugar a grades controversias y a que el principal accionista y presidente de Tesla, Elon Musk, dijera que “S&PGlobal ha perdido su integridad”.

Con motivo del cambio del mes de mayo, propuse una encuesta en LinkedIn sobre la calificación relativa de las tres empresas, Tesla, Chevron y Philip Morris. Las respuestas (solo 52 pero ¡gracias a todos!) a la encuesta son las siguientes:

Y las calificaciones son estas (¡nótese la magnitud de la diferencia entre Philip Morris y Tesla):



Esta vez Elon Musk dijo “ASG es el diablo”, cuestionado que una tabacalera, que contribuye a más de ocho millones de muertes, y una petrolera que contribuye a millones de toneladas de emisiones, estén mejor calificadas que su empresa, que ahorra millones de toneladas de emisiones.

El objetivo de esta nota NO es mostrar que solo un tercio de los encuestados “acertaron” (nótese la dispersión en las respuestas), el objetivo es mostrar que la “lógica” no aplica a las calificaciones de sostenibilidad. Y estimo que los que “acertaron” fue porque pensaron que el tenor de la encuesta incitaba a resultados ilógicos.

No hace falta mucho análisis para corroborar que, desde muchos puntos de vista, las calificaciones parecen (¿son?) arbitrarias. Obviamente se basan en un “modelo” de lo que calificadora cree que es material, y sus pesos relativos en los criterios ASG para conformar el número de calificación.

Si no incluye la responsabilidad del producto en los criterios, es de esperar un resultado como ese. Si se le da mayor importancia a la gobernanza que al impacto ambiental, es de esperar un resultado como ese………..y así sucesivamente.

Para un análisis de las deficiencias de las calificaciones sugerimos al lector ver ¿Se puede encapsular la responsabilidad empresarial en un numero ASG?: ¿Se justifica sacar a Tesla de un índice ASG?) y para mayores ilustraciones de estas “arbitrariedades” ver el artículo del 12 de junio “Doce razones por las que los criterios ASG no reflejan la sostenibilidad empresarial”.



domingo, 11 de junio de 2023

Doce razones por las que los criterios ASG no reflejan la sostenibilidad empresarial

 

   A la popularización le sigue la generalización y a la generalización, la confusión.

Antonio Vives

Este articulo está dedicado a l@s que:

·       Les gustan los nombres de responsabilidad nuevos por ser nuevos;

·       Creen que ASG es un comportamiento empresarial;

·       Creen que ASG y responsabilidad de la empresa ante la sociedad, alias sostenibilidad empresarial, son lo mismo;

·       Creen que hace falta usar ambos nombres para describir una función gerencial;

·       Están confundidos con tantos nombres que se usan para expresar lo mismo …… ¡que no es lo mismo!

 

I.                Calificaciones, ASG y sostenibilidad empresarial

Empecemos por aclarar las diferencias:

CONCEPTO

QUE ES

Responsabilidad ante la sociedad

Actividades, cultura, gestión, procesos, impactos, etc. de la empresa tendentes a mejorar su contribución, presente y futura, a la sociedad.

Sostenibilidad empresarial

Resultado de la implementación de la responsabilidad.

ASG

Algunos criterios para describir algunas de las actividades empresariales.

 

Es muy posible que esta conceptualización de lo que debe ser la responsabilidad de la empresa ante la sociedad no coincida con la idea que muchos tienen. Definitivamente es una concepción más amplia de la que suele ser de aceptación generalizada que la limita a actividades pasadas y presentes, ignorando el contexto en la que se desenvuelven dentro de la empresa y el futuro que la empresa quiere promover. Esta es ciertamente la concepción de los criterios ASG.

Para referirnos a los resultados de implementación de responsabilidad empresarial ante la sociedad y tratando de evitar la confusión con el uso muy difundido y contraproducente de la palabra sostenibilidad en el sentido restringido de la sostenibilidad medioambiental, usaremos el término sostenibilidad empresarial.  Se debería prohibir el uso del término “sostenibilidad”, sin apellido, al referirse a las empresas.

En un artículo anterior, Las (por lo menos) seis deficiencias de las calificaciones de sostenibilidad, analizábamos algunas razones por las que las calificaciones de sostenibilidad no eran buenos instrumentos para diferenciar la sostenibilidad empresarial entre las empresas calificadas. En este articulo extendemos el análisis a las deficiencias de los criterios ASG en representar esa sostenibilidad empresarial. Al no representar la sostenibilidad empresarial, los criterios ASG y las calificaciones, basadas mayormente en su uso, no son idóneas para distinguirla entre diferentes empresas.

La aplicación de estas diferencias y deficiencias la habíamos analizado además en el artículo ¿Es lo mismo Inversión Socialmente Responsable, ISR que inversiones ASG? donde distinguíamos la inversión en valores de empresas utilizando criterios ASG en la selección que difícilmente conducen a la inversión en empresas socialmente responsables, con la inversión ISR, cuya selección de valores se basa en análisis más detallados de la sostenibilidad empresarial (incluyendo no solo intenciones, sino además resultados, cultura, calidad de gestión, procesos, etc.).  De hecho, “inversión ASG” e “inversión ISR” son dos caras de la moneda “criterios ASG” y “sostenibilidad empresarial” en su concepción integral.

Los criterios ASG son usados para las calificaciones de sostenibilidad como si fueran sinónimo de sostenibilidad empresarial y son usados por algunos inversionistas directa o indirectamente vía las calificaciones para la selección de los valores de empresas que consideran como sostenibles. Ello ha conducido a severas críticas en cuanto a la sostenibilidad empresarial de las carteras de inversión así conformadas precisamente porque el uso de los criterios como sinónimo de sostenibilidad empresarial ha dado lugar a la inclusión de empresas con sostenibilidad dudosa o inclusive con muchos aspectos de irresponsabilidad ambiental y social.

 

Calificaciones de sostenibilidad

No diferencian la ….

Sostenibilidad empresarial entre empresas

Criterios ASG

No representan la ….

Sostenibilidad empresarial de las empresas

Inversión con criterios ASG

No es mismo que ….

Inversión ISR, con análisis integral.

 

II.             Doce (por lo menos) deficiencias de los criterios ASG para representar la sostenibilidad empresarial.

En la discusión que sigue nos referimos a si los criterios Ambientales, Sociales y de Gobernanza, en su consideración integral son representativos de la sostenibilidad empresarial. No nos referimos, por ejemplo, a si un criterio en particular, digamos el consumo neto de agua o la emisión de gases de efecto invernadero, son representativos de un aspecto de la sostenibilidad ambiental.  Nos referimos a que no hay un conjunto de criterios A. más S. más G que representan la sostenibilidad agregada.

a.     Criterios ASG

Para que el lector pueda apreciar estas deficiencias es conveniente recordar algunos ejemplos de los criterios ASG, ya que son algo de lo que todo el mundo habla pero que, o no saben lo que es o lo suponen. Pero aun si suponen algo, esos supuestos no coinciden con los de otros participantes, por lo que la discusión es poco productiva.  No hay ni habrá uniformidad en cuales son estos criterios y solo en algunos casos habrá consenso en su definición.

Esto criterios suelen expresarse en indicadores ya sea cuantitativos o cualitativos.  Ante el deseo de ser lo más objetivos posibles, para poder agregar y comparar se prefieren indicadores cuantitativos por lo que suele haber un sesgo hacia lo que es cuantificable y no necesariamente hacia lo que es material para cada empresa. Esto explica inclusive la prioridad que se le da a aspectos ambientales, cuantificables, basados en la física, por encima aspectos sociales, mas subjetivos, basados en sentimientos, emociones, bienestar, etc., independientemente de la relevancia para algunas empresas.

Un buen ejemplo de criterios ASG son los desarrollados por el Sustainability Accounting Standards Board, SASB, ahora parte del International Sustainability Standards Board, ISSB, institución que está preparando los estándares de reporte a nivel mundial. El SASB había desarrollado indicadores para 77 subsectores industriales, en 11 sectores (finanzas, transporte, alimentos y bebidas, infraestructura, etc.). Si bien son indicadores para reportar, han sido seleccionados y definidos por su potencial impacto sobre la situación financiera de las empresas, la materialidad financiera específica para cada subsector, por lo que pueden ser los criterios ASG que se usan para calificar y para seleccionar inversiones. La lista completa se puede ver en su sitio web, pero para dar una idea de lo que queremos decir con criterios ASG reproducimos en el Apéndice I como ejemplo, los indicadores para el subsector de bebidas no alcohólicas.

Como un ejemplo de criterios utilizados en las calificaciones de sostenibilidad, en el Apéndice II incluimos los criterios y los pesos relativos que usa la calificadora S&PGlobal para el sector bancario (en el artículo ¿Cuál es el banco más sostenible del mundo? analizamos la (in)congruencia entre estos criterios y los aspectos materiales que determinaba el BBVA).

b.     Deficiencias

Pero aun así este conjunto de criterios, expresados en indicadores cuantitativos y cualitativos, no representan la sostenibilidad empresarial por las deficiencias que presentamos a continuación. 

Al leer cada una de estas propuestas de deficiencias invitamos al lector a pensar como se consideran los aspectos de responsabilidad en los criterios, por ejemplo los de los Apéndices I y II, y como los consideran los inversionistas (verdaderamente) responsables que analizan cada empresa en detalle. Una cosa es meter números en un algoritmo de cálculo basado en un modelo predeterminado y la otra es analizar cada empresa en su totalidad, considerando su singularidad y su contexto.

A continuación, las doce deficiencias por las que los criterios ASG no representan la sostenibilidad empresarial:

1.      Modelo supuesto, generalización no generalizable. Cuando se seleccionan y se usan los criterios ASG para evaluar la sostenibilidad empresarial se hacen supuestos sobre su materialidad, como se combinan, la importancia relativa que se asigna a cada uno. Suponen un modelo genérico de lo que es la responsabilidad. En el ejemplo del Apéndice II vemos aquellos que una calificadora usa para todos los bancos, independientemente de su singularidad, de la responsabilidad que el mismo banco pretende asumir. Si bien los del Apéndice I del SASB no asumen un modelo, han sido seleccionados en base a la opinión de analistas financieros sobre la materialidad financiera a nivel de subsector, tampoco capturan la especificidad de cada empresa, necesitarían más granularidad. Y en ambos casos se ignora la materialidad de impacto (ver ¿Se puede encapsular la responsabilidad empresarial en un numero ASG?).

2.      Sobre simplificación. Y en aras de hacerlo manejable, quienes pretender determinar la sostenibilidad de una empresa usando criterios ASG, sobre simplifican, pretendiendo capturar algo tan complejo en unos pocos números y descripciones (más fácil en la A que en la S y la G). No es que ello sea criticable, es que es la realidad, pero no se debe generalizar y en todo caso lo que puede decir es esos criterios representan un parte de la sostenibilidad y por ende ejercer cautela en su uso (ver por ejemplo la discusión sobre la sostenibilidad social en La “S” de la ASG: ¿Qué es? …. aparte de ser la cenicienta del grupo).

3.      Compromiso de la dirigencia. Este siempre se ha considerado un factor crítico para la sostenibilidad empresarial y los criterios ASG que lo incluyen normalmente lo hacen a través de expresiones de los dirigentes y/o su implementación en algunos hechos, como por ejemplo que el consejo tiene un comité de sostenibilidad empresarial.  Si bien esto es indicativo del interés, es solo una condición necesaria, no es suficiente.  Lo crítico es la consistencia en el tiempo, las decisiones que toman, la efectividad de su implementación, etc., lo cual no es considerado por los criterios ASG. 

4.      Cultura empresarial. Este es aspecto crítico de la sostenibilidad empresarial ya que involucra el comportamiento de toda la organización y el comportamiento, no las declaraciones de intenciones o políticas en el papel. Pero es un aspecto imposible de medir, aun cuando se han producido algunas propuestas, pero muy limitadas que a lo sumo tipifican el estilo de gestión, que es indicativo, pero no llega a determinar el comportamiento sobre el terreno (sobre la cultura organizacional ver Mis nueve artículos sobre cultura empresarial  y sobre una posible medición ver ¿Se puede medir la cultura empresarial?)

5.      Implementación de políticas.  Este es otro caso en el que los criterios ASG solo toman en cuenta intenciones, la existencia de las políticas internas a la empresa, pero no su implementación en la práctica ni los resultados de esa implementación. Por ejemplo, se valora la existencia de un código de ética o un plan anticorrupción, pero no se evalúan los casos y las acciones tomadas como consecuencia de su aplicación. Se valora la existencia de un plan de reducción de la brecha salarial, pero no como se ha logrado (¿aumentando el sueldo solo a algunas mujeres con alta remuneración?) y su sostenibilidad en el tiempo. Como transición a algo mejor se pueden usar las intenciones, pero si lo que hay es intención de mantener las intenciones, los criterios ASG no pueden representativos.

6.      Incentivos monetarios y no monetarios para la sostenibilidad. La sostenibilidad empresarial entendida en su manera integral es labor de todas las personas que trabajan en la organización, no solo de los dirigentes o de los responsables de algunas de las funciones.  Por ello es necesario que el entorno sea conducente a la implementación de todos los aspectos de esa sostenibilidad, siendo la cultura uno de los claves, pero que debe ser suplementada por los incentivos correctos.  Y aquí nos referimos a incentivos en su concepción más amplia que incluye monetarios y no monetarios, positivos y negativos, explícitos e implícitos. Reconocimientos, estímulos, expectativas, recriminaciones, castigos, etc., todo lo que motiva al personal a la consecución de los objetivos comunes (ver Capitalismo de los stakeholders: ¿Cómo se implementa?)  Y no nos referimos a la moda actual de los incentivos monetarios, el nexo entre una pequeña parte de las remuneraciones variables de los dirigentes y el logro de algunas metas definidas con criterios ASG, que deberían requerir de incentivos.  Estos nexos son relativamente inefectivos comparados con el esfuerzo requerido a lo largo y ancho de la organización (el lector interesado puede ver la extensa discusión en Remuneraciones ligadas a responsabilidad. Tercera parte: Cómo hacerlo, …..si se quiere hacer)

7.      Factibilidad de las metas de sostenibilidad ambiental y social. Los criterios ASG no solo se basan en intenciones, sino que su uso hace además el supuesto implícito de que lo dice la empresa es factible, no se analiza, se toma por válido. Esta es una gran deficiencia. Basta un caso para ilustrarla.  Uno de los criterios ASG más usado es la promesa de neutralidad en emisiones para algún momento en el (lejano) futuro (net zero), al que la mayoría de las empresas con volúmenes notables de emisiones se adhieren (con compromisos no vinculantes).  Pero no se investiga la factibilidad del logro de ese objetivo, las acciones y recursos necesarios, el impacto en la situación financiera, etc. De hecho,  estudios recientes han demostrado que la gran mayoría de las promesas no son factibles de lograr:  While more than one-third (34%) of the world’s largest companies are now committed to Net Zero, nearly all (93%) will fail to achieve their goals if they don’t at least double the pace of emissions reduction by 2030” (ver Accelerating global companies toward net zero by 2050 ).

8.      Gobernanza de la sostenibilidad empresarial.  El proceso de convertir intenciones y objetivos en realidad, en impacto en la contribución de la empresa a la sostenibilidad de la sociedad y el planeta requiere de un esquema de gobernanza, efectivo.  Los criterios ASG se suelen ocupar de la gobernanza de la empresa en general pero no de la de sostenibilidad en particular.  La “G” de la ASG suele referirse a temas relacionados con la composición y gestión del consejo y algunos temas conexos como la corrupción y ética, transparencia y responsabilidad fiscal. Pero no se suele preocupar por la cultura, políticas, incentivos y desincentivos, evaluación y medidas correctivas, recursos y sobre todo los procesos para la implementación efectiva de las actividades relacionadas con mejorar su impacto. Cómo, quién, cuando, donde, retroalimentación. El numero de mujeres o de consejeros independientes, el poder de votación de los accionistas, la existencia de un comité de sostenibilidad, un código de ética y un plan anticorrupción no son suficientes para definir la sostenibilidad empresarial.

9.      Intenciones versus impacto.  La gran mayoría de los criterios ASG están basados ya sea en indicadores de la situación inmediatamente precedente (por ejemplo, emisiones, consumo de energía renovable) o en intenciones de hacer algo. No están basados en el impacto que tienen o tendrán. Por ejemplo, se evaluaría muy positivamente si la empresa reportara que su consejo tiene un 30% de mujeres, peor no se evalúa si son competentes, si tienen participación activa, si tienen impacto en la toma de decisiones y su implementación (ver por ejemplo la discusión en ¿Cómo mejorar el acceso de la mujer a cargos directivos en la empresa? y en  El índice IBEX Gender Equality: ¿Igualdad de género? Falacia ASG).

10.   Impactos negativos. Como hemos comentado los criterios ASG difícilmente consideran los resultados, los impactos, pero lo que es más grave, no se consideran los impactos negativos. Uno de los criterios establecidos en las regulaciones sobre las responsabilidad de las inversiones en la Comunidad Europea es el “No hacer Daño” (Do No Harm, DNH) y se deben reportar los potenciales daños (significativos) de las operaciones, pero ello es prácticamente ignorado en la mayoría de los usos de los criterios ASG para evaluar la sostenibilidad empresarial.  Por ejemplo, se suele reportar el monto de las emisiones, pero sin juicio, como si fuera algo neutro (aunque poco a poco se requiere el reporte en función de la contribución a los limites planetarios). Y se valora positivamente cualquier reducción, sin considera si es relevante, resultado de estrategias proactivas o producto de las circunstancias.

11.   Definición de su papel en la sociedad. La conceptualización de lo que es la sostenibilidad empresarial que se desprende de la discusión precedente debe estar basada en una definición del papel que quiere y puede juagar la empresa.  Su responsabilidad ante la sociedad es muy específica a su situación, capacidades, contexto en que opera y a lo que quiere contribuir a la sociedad, más allá de las actividades normales de su negocio. Es cierto que lo básico es evitar hacer el daño y corregir los impactos negativos, pero lo más importante es el bien que quiere hacer. Últimamente esto está siendo definido vía el “propósito de la empresa” pero este “propósito” no suele forma parte de los criterios ASG, es algo subyacente, al mismo nivel que la cultura empresarial. Y este propósito se debe traducir en acciones concretas, debe ser implementado (ver Ampliar el propósito de la empresa requiere una implementación a propósito).

12.   La envolvente: Integración estratégica, táctica, funcional y comunión de objetivos. Por último, pero quizás la más importante deficiencia es que la utilización de los criterios ASG ignoran las interrelaciones entre ellos, cada uno se considera separado, cuando pueden y deben haber sinergias positivas o, en casos de impactos negativos, su potenciación de efectos. Y lo que es más importante, ignoran la integración estratégica táctica y funcional de las actividades que es necesaria para su implementación efectiva, y la indispensable comunión de objetivos entre todos los agentes de la empresa.

Claro está, que en la medida que los criterios ASG que se usen obvien estas deficiencias, mayor será su representatividad de la sostenibilidad empresarial, aunque no escapará al lector que muchas de ellas no so obviables, salvo con una evaluación integral, como lo hace la inversión social (y verdaderamente) responsable (ver el artículo citado antes ¿Es lo mismo Inversión Socialmente Responsable, ISR que inversiones ASG?). Con un poco de cinismo propondríamos cambiar las siglas de ISR a ISVR para enfatizarlo todavía más.

III.           Reportes de sostenibilidad tratan de subsanar algunas de estas deficiencias

Las propuestas de estándares para los reportes de sostenibilidad empresarial que están (a mediados del 2023) en preparación, pretenden dar una visión lo más integral posible sobre esa sostenibilidad, y en el proceso subsanar algunas de las deficiencias analizadas arriba. 

La propuesta en preparación, de aplicación a las empresas con sede o negocios significativos en los países de la Unión Europea incluye extensos requerimientos de información de base, en particular detalles sobre el proceso de gobernanza de la sostenibilidad, incluyendo nexos con las remuneraciones y al gestión de riesgos y el control interno de la sostenibilidad, la estrategia, posición en el mercado, modelo de negocios y de la cadena de valor, los intereses de los stakeholders, los aspectos materiales y su relación con la estrategia y el modelo de negocio, políticas acciones y recursos en la gestión de la sostenibilidad, de los impactos, riesgos y oportunidades, entre otros aspectos (el lector interesado puede ver el documento ESRS 2 General Disclosures).

La propuesta de estándares del International Sustainability Standards Board, ISSB, que se espera sean adoptados por los demás países, incluyen requerimientos de reporte de información general semejantes (IFRS S1 General Requirements for Disclosure of Sustainability-related Financial Information). Ambas piden el reporte de indicadores que pueden ser considerados criterios ASG, (la del ISSB usa los del SASB).  El ISSB también absorbió el esquema de reporte integrado del International Integrated Reporting Council IIRC, que fue el líder en la promoción del reporte de una visión integral de la sostenibilidad empresarial, más allá del reporte de actividades, que ha influenciado su visión del reporte.

Debe quedar claro que los responsables de la preparación de estándares de reporte de la sostenibilidad empresarial están de acuerdo con que: 


IV.            En resumen

La sostenibilidad empresarial es un concepto muy amplio que difícilmente se puede expresar a a través del uso de algunos criterios que pretenden medir algunas actividades que pueden dar lugar a esa sostenibilidad.  Adicionalmente, los criterios adolecen de muchos otros problemas, como por ejemplo concentrarse en el pasado o en intenciones, sin considerar el impacto que puedan tener las actividades, positivo o negativo. 

Por ello hemos tratado de encapsular las deficiencias de los criterios ASG en representar la sostenibilidad empresarial en doce, algunas de las cuales pueden obviarse mejorando el contexto de aplicación y la medición que hacen los criterios, algunas pueden ser obviadas utilizando información que va más allá de los criterios, como lo proponen los estándares de reporte en proceso de aprobación a nivel internacional, pero algunos no pueden ser obviados y para evaluar la sostenibilidad de una empresa se debe ampliar el ámbito, considerando no solo actividades sino además el toda al operación interna de la empresa, incluyendo cultura procedimientos, políticas, incentivos al comportamiento, en el sentido más amplio de la palabra, y sobre todo de los impactos que tiene y que quiere tener.

No todas las informaciones estarán incluidas en los reportes de sostenibilidad y habrá que tener mucha cautela en distinguir los requerimientos de los estándares y lo que en realidad reportarán las empresas y más aun lo que en realidad hacen o dejan de hacer.  Para un analista verdaderamente responsable, nuestro ideal de la determinación de la sostenibilidad empresarial, esto será información básica, pero no el todo y deberá suplementarla con informaciones de otras fuentes, que supere las doce deficiencias que hemos apuntado

De cualquier manera, las propuestas de estándares de reporte son un claro reconocimiento de que los criterios ASG no son representativos de la sostenibilidad empresarial.

Y pensar que todavía prevalece la idea de que los criterios ASG, o como se mal expresan en la práctica, “la ASG” es sinónimo de sostenibilidad empresarial, de que son lo mismo. Y como el primero tiene un nombre más corto, se ha popularizado y con la populación viene la generalización y con ella la confusión.

Y esto es un enemigo de la sostenibilidad empresarial (Los trece enemigos de la RSE(C) )

Apéndice I: Indicadores para el subsector de bebidas no alcohólicas



Apéndice II: Criterios para la calificación en el sector bancario de S&P Global

 


domingo, 4 de junio de 2023

¿Está la profesión del contador público preparada para la información de la sostenibilidad empresarial?

 Resumen

 Se ha abierto un gran mercado para la profesión de la contaduría con la creciente demanda por información sobre sostenibilidad empresarial y la aprobación de estándares para su reporte, pero la pregunta clave es si está preparada para hacerle frente y con ello estimular a las empresas a contribuir a mejorar la calidad de vida de la sociedad. Si bien tienen algunas destrezas, capacidades y valores que son fundamentales para esa participación, las diferencias entre la contabilidad de sostenibilidad y la financiera, gerencial y la auditoría son muy grandes, no solo en términos técnicos sino lo más importante, en términos de las características de la información a procesar, los usuarios y sus usos en la toma decisiones. En este caso no es suficiente con un conocimiento detallado y experto de los estándares, sino que requiere además del conocimiento de la función de la sostenibilidad, todavía en franca evolución, requiere la adquisición de nuevas destrezas y hasta un cambio cultural en el enfoque tradicional de la profesión.


 Entre las preguntas que responde al artículo están:


 ¿Es la contabilidad de sostenibilidad “contabilidad”?


 ¿Cuáles son las diferencias en el procesamiento de la información financiero/contable y de sostenibilidad?


 ¿Está la profesión preparada? ¿qué se requiere? ¿se puede preparar?


El artículo fue publicado en la revista Técnica contable y financiera, numero 63, mayo 2023.


 Puedes ver el artículo completo en el sitio de Cumpetere (el de la revista requiere de subscripción):


 ¿Está la profesión del contador público preparada para la información de la sostenibilidad empresarial?