I.
Introducción
Klaus Schwab, fundador
y Director Ejecutivo del Foro Económico Mundial, institución más conocida por
la organización de la reunión anual de las élites mundiales en Davos, Suiza, a
finales de enero de cada año, recordó recientemente que hace 46 años había propuesto
el “capitalismo de los stakeholders”
en el Manifiesto de Davos 1973. La
evidencia que hemos encontrado de ese manifiesto esta contenida en un documento
del mismo Prof. Schwab, World Economic Forum: A partner in shaping
history, The first 40 years, recorriendo la historia de las reuniones, publicado en 2009. Sin embargo, el manifiesto no parece haber
tenido un gran impacto en este período ya que es citado muy raramente en
internet o aun en los mismos foros. Pero
es significativo que hace ya 46 años se proponía este concepto, que analizamos en
este artículo.
Con motivo de los
50 años de la celebración de la primera reunión del evento precursor del Foro,
entonces llamado Foro Gerencial Europeo, se lanza un Manifiesto de Davos 2020. Antes de analizar las diferencias entre ambos
Manifiestos es necesario hacer un poco de historia del Foro para situar los
manifiestos en su contexto.
El primer Foro
Gerencial Europeo se celebró a comienzos de 1971 en Davos y tenía como objetivo
“darles la oportunidad a altos ejecutivos europeos de aprender acerca
de las técnicas y conceptos de gestión más recientes de los líderes
empresariales más destacados incluyendo profesores prominentes de las escuelas
de negocios de EE. UU.”, o sea, un foro de capacitación. En esa época el Prof. Schwab era profesor de
la Universidad de Ginebra y había publicado en ese año el libro Moderne
Unternehmensführung im Maschinenbau (Gestión moderna de la empresa en ingeniería
mecánica) donde desarrollaba el concepto de stakeholders.
Desde sus comienzos
el Foro se consideró como un evento multidisciplinario, aun cuando la
participación de los stakeholders, más allá de los gobiernos y academia,
fue relativamente menor. Según la
publicación sobre la historia del Foro, la preocupación por todos los stakeholders
de la empresa, con la misma concepción que tenemos de ellos hoy en día, formaba
parte del objetivo del Foro. Ello está reflejado en el Manifiesto del 1973.
Esto no deja de
ser sorprendente ya que en el 1971 en las escuelas de negocios de EE. UU. (en
Europa todavía estaban en etapas iniciales) no se usaba el término stakeholders. Se estaba desarrollando con fervor la
primacía de los shareholders, de los accionistas, de la maximización del
beneficio. Para las escuelas de negocios
no “existían” la sociedad civil ni el medio ambiente y los trabajadores
eran instrumentos de producción, ética era un curso opcional, así como lo
era su consideración en la toma de decisiones (en ese año el suscrito
estudiaba el MBA en una de las top ten escuelas de negocios en EE. UU.).
Es difícil constatar en la documentación
la prominencia que se le daba a los stakeholders ya que no se había
desarrollado todavía la producción y almacenamiento digital de la información y
quedaban todavía casi 30 años para la creación de Google y el correo
electrónico. Tenemos que basarnos en la
evidencia del folleto mencionado, que es una apología al Prof. Schwab (hasta
incluye la foto de su boda). En todo caso, vista la evolución del Foro en
los años subsiguientes, los stakeholders estuvieron durante un largo
tiempo a un tercer o cuarto plano.
De cualquier
manera, hay que reconocer el mérito del Prof Schwab en llamar la atención hacia
los stakeholders de la empresa. Es oportuno recordar que el
artículo seminal de Robert F. Freeman, que popularizo la teoría de los stakeholders
(con David L. Reed, Stockholders and stakeholders: A new perspective on
corporate governance, California Management Review 25 (3), 88-106), solo
fue publicado en 1983, 10 años después del primer manifiesto de Davos.
El evento fue
evolucionando y ya a partir de 1974 se inició una etapa de intensa participación
de líderes políticos. Fue el centro de
algunas reuniones políticas de alto nivel (Turquía-Grecia, unificación de
Alemania, Coreas de Norte y Sur, ambas partes del apartheid en África del Sur,
Israel-Palestina, entre otros). A partir
del 1987, con el cambio de nombre a Foro Económico Mundial, como lo conocemos
en la actualidad, se ha ido consolidando como evento de discusión de los temas más
relevantes a escala mundial. Ahora es
una reunión donde participan altos ejecutivos de las más grandes empresas del
mundo, funcionarios de alto nivel de gobiernos, incluyendo algunos jefes de
estado, y destacados representantes de la sociedad civil, incluyendo
académicos.
Pero es de
destacar que es uno de los pocos eventos donde se discuten temas netamente
globales, entre los principales actores, empresas, gobiernos y académicos, con
alguna participación creciente de organizaciones de la sociedad civil,
cuidadosamente seleccionadas. El Foro ha sido criticado
ampliamente como elitista, no incluyente, donde no se presentan contrastantes puntos
de vista sobre esos problemas globales. Existe
cierta homogeneidad de opiniones entre los invitados a participar. No obstante,
produce conocimiento, manifiestos de compromisos empresariales (pero con poco
seguimiento) y concientización a nivel de las élites de los problemas
políticos, económicos y sociales de mayor relevancia.
Los temas para
tratar varían dependiendo de la problemática mundial del momento, predominando
algunas veces temas políticos, otras veces económicos y otras veces sociales
(desigualdad) y ambientales (cambio climático). Como consecuencia de La Gran Recesión, una
de las mayores crisis financiera y comercial de la historia reciente, los
organizadores se dieron cuenta de que la globalización no favorecía a todos,
que fomentaba la desigualdad, el localismo y el populismo entre otros. Se intensificó el interés por el impacto de
los negocios en la sociedad menos favorecida y despertó el interés de las
grandes empresas en temas de equidad. [i]
El programa de enero del 2020 incluye 7 grandes temas y 415
ponentes. Todos los temas giran
alrededor de la sostenibilidad: economías justas, tecnologías para el bien,
futuro del trabajo, futuro saludable, mejores negocios, más allá de la
geopolítica y como salvar el planeta (¡suerte!).
Adicionalmente, se
ha diversificado geográficamente y ahora incluye la celebración de foros
regionales sobre América Latina (crecimiento e inclusión, Sao Paulo, abril
2020), China, India, entre otros y eventos de discusión casi mensuales, en
diferentes países sobre temas más enfocados al interés local.
II.
Dos manifiestos
Comparemos los
dos manifiestos. Schwab presento el
nuevo manifiesto en el artículo What Kind of Capitalism Do We Want?, del 2 de
diciembre del 2019 en la revista Project Syndicate.
Los párrafos más
relevantes del Manifiesto del 1973 decían (énfasis añadido):
A.
El propósito de la gestión profesional es servir a los clientes,
accionistas, trabajadores y empleados, así como a las sociedades, y armonizar
los diferentes intereses de los stakeholders.
B.
La gerencia puede lograr los objetivos mencionados a través de las entidades
económicas por las que son responsables…….
Dado que foco del
Foro original eran los empresarios, el manifiesto pone la responsabilidad
social de la empresa en sus gestores, en las personas, reconociendo que
utilizarán a las entidades económicas (empresas entre otras) para esos fines.
En el Manifiesto 2020
(en español aquí) se dice (énfasis añadido):
A. El propósito de las empresas es colaborar con
todos sus stakeholders en
la creación de valor compartido y sostenido.[ii] [iii]
B. Una empresa es algo más que una unidad económica generadora de riqueza.
Atiende a las aspiraciones humanas y sociales en el marco del sistema social en
su conjunto. El rendimiento no debe medirse tan solo como los beneficios de los
accionistas, sino también en relación con el cumplimiento de los objetivos
ambientales, sociales. Los salarios del personal ejecutivo deben reflejar la
responsabilidad ante los stakeholders.
Nótese el
diferente foco, en el de 1973 el foco estaba en las personas, pero en el del 2020
en las empresas. Puede parecer una
diferencia muy sutil pero refleja la realidad legal. En el primer caso se considera implícitamente
que la responsabilidad está en la persona natural, en tanto que en el segundo
caso recae en la persona jurídica. En el
del 1973 se pasaba por alto que el dirigente no es legalmente responsable por
las acciones que lleva a cabo la empresa.
Se podía hablar de una responsabilidad ética y moral del individuo, pero
no legal, aunque en años recientes algunas legislaciones se están moviendo
hacia el reconocimiento de la responsabilidad (por lo menos la criminal) de sus
dirigentes.
El del 2020 es más
cercano a la realidad legal actual y es la
empresa la que es legalmente responsable, en tanto que los dirigentes son
responsables de llevar a cabo los objetivos de la empresa y para ello se deben
establecer los incentivos internos necesarios (que no deberían ser necesarios),
uno de los cuales es su remuneración, basada no solo en el logro de objetivos
financieros (accionistas), sino además los ambientales y sociales, y aunque no
lo dice, debe suponerse que se incluyen los de gobierno corporativo (ASG o ESG
en inglés).
El Manifiesto
del 2020 es una refinación y ampliación en detalles del de 1973. Pero es el del 1973 es que podría ser mas
efectivo: se dirige a las personas, que son las que hacen o dejan de
hacer. El del 2020 se dirige a una “persona
ficta”, con el riesgo de que se desentienda. El énfasis actual vuelve a ser en la
concientización y asignación de responsabilidad de la implementación en los
dirigentes. Adelante hacia el pasado.
El cambio
reciente de propósito de la empresa por parte del Business Roundtable, BRT,
muy publicitado en la Declaración sobre el Propósito de la
Empresa, es el reconocimiento del cambio en la realidad donde operan. El BRT es una organización que agrupa a muchos
de los CEO de las empresas más grandes de EE.UU., que emitió esa Declaración el
19 de agosto del 2019 firmada por 181 CEO (ver mi artículo El propósito de la empresa responsable:
¿Punto de inflexión? ¿Se consolida?), cambiando el propósito de maximización de
beneficios y primacía de los accionistas por el de la responsabilidad ante sus stakeholders.
Especulación
del suscrito (no tengo
evidencia): Al ver la Declaración del
BRT, el Foro Económico Mundial vio que podría perder el liderazgo en
visibilidad sobre el propósito de la empresa, aun cuando eran los pioneros, desde
hace más de 46 años en el reconocimiento del “capitalismo de los
stakeholders”, decidieron actualizar su Manifiesto. Es de suponer que después de la reunión de
Davos (20-23 de enero 2020) se informe sobre la gran acogida que ha tenido el
Manifiesto.
III.
Capitalismo de los stakeholders en la práctica
El infierno
está empedrado de buenas intenciones. Pero no son las grandes declaraciones,
ni los manifiestos, ni los statement of purpose de las empresas los que
cambian la responsabilidad de la empresa ante la sociedad, lo cambia la implementación
consistente y sostenible de sus actividades en función de los valores de la
empresa, de sus dirigentes y de las expectativas y necesidades de la sociedad.
Comentando el
nuevo Manifiesto, la destacada periodista Gillian Tett del Financial Times (Moral Money, 4 diciembre 2019) decía: “Los veteranos de Davos saben que la
acción no está en los estrados, donde a los directivos les gusta hablar de iniciativas
que favorecen a los stakeholders.
Está en los chalets privados donde se reúnen para hacer negocios que
pueden crear valor para los stakeholders, pero que muchas veces conducen
a reducciones de nómina y perjuicios a sus proveedores, clientes y comunidades
locales.” Y yo añadiría: “y al
aumento en el valor para los accionistas y sus propias bonificaciones”.
Y los
dirigentes no pueden escudarse en supuestas reglas que les exigen priorizar a
los accionistas y la maximización de beneficios. No hay legislación en ninguno de los
países donde ello se exija. En algunos casos como Brasil, se requiere
explícitamente que se consideren los intereses de los stakeholders; en otros
como el Reino Unido y China se permiten esas consideraciones; en otros como
EE. UU., la interpretación legal es que esa consideración está cubierta
por la responsabilidad de ejercer el “buen juicio” en la toma de decisiones; y
en muchos otros, como Colombia, por ejemplo, está pasivamente permitido
ya que no está ni prohibido ni discutido en la legislación. (ver mi artículo ¿Quién determina cuales son los objetivos
de la empresa? ¿Debe maximizar los beneficios?)
[i] Uno de los primeros artículos en el
blog de Cumpetere, hace 12 años, RSE en Davos, comentaba sobre tres sesiones en la reunión del
2008, que indirectamente cubrían el tema, expresando sorpresa de que
fuera considerada la RSE en una reunión de ese tipo. La crisis que comenzaría más tarde en ese año
impulsó el interés de las empresas en los temas sociales, ambientales y de
gobernanza.
[ii] Es una pena que el Manifiesto incluya un
término que crea tanta confusión como el de “valor compartido” y que es
netamente inferior al de responsabilidad de la empresa ante la sociedad. Bastaba con decir “crear valor para los stakeholders
“. Ver mis artículos Compartir el Valor Creado versus Crear
Valor Compartido:¡El diablo está en la implementación! (20 mayo 2012) y ¿Qué comparte Nestlé: el valor creado o el
valor destruido? (27 marzo 2016).
[iii] Sin ánimos de polemizar diríamos que la
traducción del inglés no es la más adecuada, al usar el término “sostenido”, en
vez del más arraigado de “sostenible”, aunque también es deseable que la
creación de valor sea sostenida, que no flaquee.
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