sábado, 11 de enero de 2020

Capitalismo de los stakeholders” surge de Davos: ¿en serio?



I.                Introducción

Klaus Schwab, fundador y Director Ejecutivo del Foro Económico Mundial, institución más conocida por la organización de la reunión anual de las élites mundiales en Davos, Suiza, a finales de enero de cada año, recordó recientemente que hace 46 años había propuesto el  “capitalismo de los stakeholders” en el Manifiesto de Davos 1973.  La evidencia que hemos encontrado de ese manifiesto esta contenida en un documento del mismo Prof. Schwab, World Economic Forum: A partner in shaping history, The first 40 years, recorriendo la historia de las reuniones, publicado en 2009.  Sin embargo, el manifiesto no parece haber tenido un gran impacto en este período ya que es citado muy raramente en internet o aun en los mismos foros.  Pero es significativo que hace ya 46 años se proponía este concepto, que analizamos en este artículo.

Con motivo de los 50 años de la celebración de la primera reunión del evento precursor del Foro, entonces llamado Foro Gerencial Europeo, se lanza un Manifiesto de Davos 2020. Antes de analizar las diferencias entre ambos Manifiestos es necesario hacer un poco de historia del Foro para situar los manifiestos en su contexto.

El primer Foro Gerencial Europeo se celebró a comienzos de 1971 en Davos y tenía como objetivo “darles la oportunidad a altos ejecutivos europeos de aprender acerca de las técnicas y conceptos de gestión más recientes de los líderes empresariales más destacados incluyendo profesores prominentes de las escuelas de negocios de EE. UU.”, o sea, un foro de capacitación.  En esa época el Prof. Schwab era profesor de la Universidad de Ginebra y había publicado en ese año el libro Moderne Unternehmensführung im Maschinenbau (Gestión moderna de la empresa en ingeniería mecánica) donde desarrollaba el concepto de stakeholders.

Desde sus comienzos el Foro se consideró como un evento multidisciplinario, aun cuando la participación de los stakeholders, más allá de los gobiernos y academia, fue relativamente menor.  Según la publicación sobre la historia del Foro, la preocupación por todos los stakeholders de la empresa, con la misma concepción que tenemos de ellos hoy en día, formaba parte del objetivo del Foro. Ello está reflejado en el Manifiesto del 1973. 

Esto no deja de ser sorprendente ya que en el 1971 en las escuelas de negocios de EE. UU. (en Europa todavía estaban en etapas iniciales) no se usaba el término stakeholders.  Se estaba desarrollando con fervor la primacía de los shareholders, de los accionistas, de la maximización del beneficio.  Para las escuelas de negocios no “existían” la sociedad civil ni el medio ambiente y los trabajadores eran instrumentos de producción, ética era un curso opcional, así como lo era su consideración en la toma de decisiones (en ese año el suscrito estudiaba el MBA en una de las top ten escuelas de negocios en EE. UU.).  Es difícil constatar en la documentación la prominencia que se le daba a los stakeholders ya que no se había desarrollado todavía la producción y almacenamiento digital de la información y quedaban todavía casi 30 años para la creación de Google y el correo electrónico.  Tenemos que basarnos en la evidencia del folleto mencionado, que es una apología al Prof. Schwab (hasta incluye la foto de su boda). En todo caso, vista la evolución del Foro en los años subsiguientes, los stakeholders estuvieron durante un largo tiempo a un tercer o cuarto plano. 

De cualquier manera, hay que reconocer el mérito del Prof Schwab en llamar la atención hacia los stakeholders de la empresa.  Es oportuno recordar que el artículo seminal de Robert F. Freeman, que popularizo la teoría de los stakeholders (con David L. Reed, Stockholders and stakeholders: A new perspective on corporate governance, California Management Review 25 (3), 88-106), solo fue publicado en 1983, 10 años después del primer manifiesto de Davos.

El evento fue evolucionando y ya a partir de 1974 se inició una etapa de intensa participación de líderes políticos.  Fue el centro de algunas reuniones políticas de alto nivel (Turquía-Grecia, unificación de Alemania, Coreas de Norte y Sur, ambas partes del apartheid en África del Sur, Israel-Palestina, entre otros).  A partir del 1987, con el cambio de nombre a Foro Económico Mundial, como lo conocemos en la actualidad, se ha ido consolidando como evento de discusión de los temas más relevantes a escala mundial.  Ahora es una reunión donde participan altos ejecutivos de las más grandes empresas del mundo, funcionarios de alto nivel de gobiernos, incluyendo algunos jefes de estado, y destacados representantes de la sociedad civil, incluyendo académicos.

Pero es de destacar que es uno de los pocos eventos donde se discuten temas netamente globales, entre los principales actores, empresas, gobiernos y académicos, con alguna participación creciente de organizaciones de la sociedad civil, cuidadosamente seleccionadas.  El Foro ha sido criticado ampliamente como elitista, no incluyente, donde no se presentan contrastantes puntos de vista sobre esos problemas globales.  Existe cierta homogeneidad de opiniones entre los invitados a participar. No obstante, produce conocimiento, manifiestos de compromisos empresariales (pero con poco seguimiento) y concientización a nivel de las élites de los problemas políticos, económicos y sociales de mayor relevancia.

Los temas para tratar varían dependiendo de la problemática mundial del momento, predominando algunas veces temas políticos, otras veces económicos y otras veces sociales (desigualdad) y ambientales (cambio climático).  Como consecuencia de La Gran Recesión, una de las mayores crisis financiera y comercial de la historia reciente, los organizadores se dieron cuenta de que la globalización no favorecía a todos, que fomentaba la desigualdad, el localismo y el populismo entre otros.  Se intensificó el interés por el impacto de los negocios en la sociedad menos favorecida y despertó el interés de las grandes empresas en temas de equidad. [i]

El programa de enero del 2020 incluye 7 grandes temas y 415 ponentes.  Todos los temas giran alrededor de la sostenibilidad: economías justas, tecnologías para el bien, futuro del trabajo, futuro saludable, mejores negocios, más allá de la geopolítica y como salvar el planeta (¡suerte!).

Adicionalmente, se ha diversificado geográficamente y ahora incluye la celebración de foros regionales sobre América Latina (crecimiento e inclusión, Sao Paulo, abril 2020), China, India, entre otros y eventos de discusión casi mensuales, en diferentes países sobre temas más enfocados al interés local.


II.             Dos manifiestos

Comparemos los dos manifiestos.  Schwab presento el nuevo manifiesto en el artículo What Kind of Capitalism Do We Want?,  del 2 de diciembre del 2019 en la revista Project Syndicate. 

Los párrafos más relevantes del Manifiesto del 1973 decían (énfasis añadido):

A.    El propósito de la gestión profesional es servir a los clientes, accionistas, trabajadores y empleados, así como a las sociedades, y armonizar los diferentes intereses de los stakeholders.

B.     La gerencia puede lograr los objetivos mencionados a través de las entidades económicas por las que son responsables…….

Dado que foco del Foro original eran los empresarios, el manifiesto pone la responsabilidad social de la empresa en sus gestores, en las personas, reconociendo que utilizarán a las entidades económicas (empresas entre otras) para esos fines.

En el Manifiesto 2020 (en español aquí) se dice (énfasis añadido):

A. El propósito de las empresas es colaborar con todos sus stakeholders en la creación de valor compartido y sostenido.[ii]  [iii]

B. Una empresa es algo más que una unidad económica generadora de riqueza. Atiende a las aspiraciones humanas y sociales en el marco del sistema social en su conjunto. El rendimiento no debe medirse tan solo como los beneficios de los accionistas, sino también en relación con el cumplimiento de los objetivos ambientales, sociales. Los salarios del personal ejecutivo deben reflejar la responsabilidad ante los stakeholders.

Nótese el diferente foco, en el de 1973 el foco estaba en las personas, pero en el del 2020 en las empresas.  Puede parecer una diferencia muy sutil pero refleja la realidad legal.  En el primer caso se considera implícitamente que la responsabilidad está en la persona natural, en tanto que en el segundo caso recae en la persona jurídica.  En el del 1973 se pasaba por alto que el dirigente no es legalmente responsable por las acciones que lleva a cabo la empresa.  Se podía hablar de una responsabilidad ética y moral del individuo, pero no legal, aunque en años recientes algunas legislaciones se están moviendo hacia el reconocimiento de la responsabilidad (por lo menos la criminal) de sus dirigentes. 

El del 2020 es más cercano a  la realidad legal actual y es la empresa la que es legalmente responsable, en tanto que los dirigentes son responsables de llevar a cabo los objetivos de la empresa y para ello se deben establecer los incentivos internos necesarios (que no deberían ser necesarios), uno de los cuales es su remuneración, basada no solo en el logro de objetivos financieros (accionistas), sino además los ambientales y sociales, y aunque no lo dice, debe suponerse que se incluyen los de gobierno corporativo (ASG o ESG en inglés).  

El Manifiesto del 2020 es una refinación y ampliación en detalles del de 1973.  Pero es el del 1973 es que podría ser mas efectivo: se dirige a las personas, que son las que hacen o dejan de hacer.  El del 2020 se dirige a una “persona ficta”, con el riesgo de que se desentienda.  El énfasis actual vuelve a ser en la concientización y asignación de responsabilidad de la implementación en los dirigentes.  Adelante hacia el pasado.

El cambio reciente de propósito de la empresa por parte del Business Roundtable, BRT, muy publicitado en la Declaración sobre el Propósito de la Empresa, es el reconocimiento del cambio en la realidad donde operan.  El BRT es una organización que agrupa a muchos de los CEO de las empresas más grandes de EE.UU., que emitió esa Declaración el 19 de agosto del 2019 firmada por 181 CEO (ver mi artículo El propósito de la empresa responsable: ¿Punto de inflexión? ¿Se consolida?), cambiando el propósito de maximización de beneficios y primacía de los accionistas por el de la responsabilidad ante sus stakeholders.

Especulación del suscrito (no tengo evidencia):  Al ver la Declaración del BRT, el Foro Económico Mundial vio que podría perder el liderazgo en visibilidad sobre el propósito de la empresa, aun cuando eran los pioneros, desde hace más de 46 años en el reconocimiento del “capitalismo de los stakeholders”, decidieron actualizar su Manifiesto.  Es de suponer que después de la reunión de Davos (20-23 de enero 2020) se informe sobre la gran acogida que ha tenido el Manifiesto.

III.           Capitalismo de los stakeholders en la práctica

El infierno está empedrado de buenas intenciones.  Pero no son las grandes declaraciones, ni los manifiestos, ni los statement of purpose de las empresas los que cambian la responsabilidad de la empresa ante la sociedad, lo cambia la implementación consistente y sostenible de sus actividades en función de los valores de la empresa, de sus dirigentes y de las expectativas y necesidades de la sociedad.

Comentando el nuevo Manifiesto, la destacada periodista Gillian Tett del Financial Times (Moral Money, 4 diciembre 2019) decía:  Los veteranos de Davos saben que la acción no está en los estrados, donde a los directivos les gusta hablar de iniciativas que favorecen a los stakeholders.  Está en los chalets privados donde se reúnen para hacer negocios que pueden crear valor para los stakeholders, pero que muchas veces conducen a reducciones de nómina y perjuicios a sus proveedores, clientes y comunidades locales.”  Y yo añadiría: “y al aumento en el valor para los accionistas y sus propias bonificaciones”.

Y los dirigentes no pueden escudarse en supuestas reglas que les exigen priorizar a los accionistas y la maximización de beneficios.  No hay legislación en ninguno de los países donde ello se exija.  En algunos casos como Brasil, se requiere explícitamente que se consideren los intereses de los stakeholders; en otros como el Reino Unido y China se permiten esas consideraciones; en otros como EE. UU., la interpretación legal es que esa consideración está cubierta por la responsabilidad de ejercer el “buen juicio” en la toma de decisiones; y en muchos otros, como Colombia, por ejemplo, está pasivamente permitido ya que no está ni prohibido ni discutido en la legislación. (ver mi artículo ¿Quién determina cuales son los objetivos de la empresa? ¿Debe maximizar los beneficios?)





[i] Uno de los primeros artículos en el blog de Cumpetere, hace 12 años, RSE en Davos, comentaba sobre tres sesiones en la reunión del 2008, que indirectamente cubrían el tema, expresando sorpresa de que fuera considerada la RSE en una reunión de ese tipo.  La crisis que comenzaría más tarde en ese año impulsó el interés de las empresas en los temas sociales, ambientales y de gobernanza.

[ii] Es una pena que el Manifiesto incluya un término que crea tanta confusión como el de “valor compartido” y que es netamente inferior al de responsabilidad de la empresa ante la sociedad.  Bastaba con decir “crear valor para los stakeholders “.  Ver mis artículos Compartir el Valor Creado versus Crear Valor Compartido:¡El diablo está en la implementación! (20 mayo 2012) y ¿Qué comparte Nestlé: el valor creado o el valor destruido? (27 marzo 2016).

[iii]  Sin ánimos de polemizar diríamos que la traducción del inglés no es la más adecuada, al usar el término “sostenido”, en vez del más arraigado de “sostenible”, aunque también es deseable que la creación de valor sea sostenida, que no flaquee.


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