A la pobre RSE la va a matar la semántica. Como si no le bastaran sus problemas de nombre de pila, ahora se le suman los de los nombres de sus informes. La moda, que está tomado fuerza en el 2011 y que durará por unos años más, parece ser usar el nombre de “informe integrado” para la consolidación de los informes de sostenibilidad y los informes financieros en un solo reporte.
Hay maneras y maneras de “integrar” la información. Recién está comenzando la discusión metodológica del “informe integrado”. El GRI junto con el Proyecto Accounting for Sustainability, lanzaron a comienzos del 2010 un Comité Internacional sobre el Informe Integrado con el objeto de
“crear un esquema globalmente aceptado de contabilizar la sostenibilidad: un esquema que junte la información financiera, ambiental social y de gobernanza en un formato claro, consistente y comparable, en una palabra, un formato “integrado”. La intención es apoyar el desarrollo de información más entendible y más integral acerca del rendimiento total de la organización, de manera prospectiva y retroactiva, para satisfacer las necesidades del emergente modelo económico global, más sostenible”. www.theiirc.org
Este comité se ha constituido con 35 miembros (¡ninguno de habla hispana!), representando instituciones de contadores, de instituciones financieras, organizaciones internacionales sobre sostenibilidad, consultoras y empresas. A comienzos del 2011 todavía no había definido un programa de trabajo. Es de esperar que el Comité termine recomendando estrategias de contabilidad, integración y reporte para la preparación del informe integrado.
Pero antes de llegar al verdadero informe integrado pasarán muchos años y se requiere dentro de las empresas de un largo y costoso proceso. Sin embargo, como es de esperar, muchas empresas querrán anticiparse y emitir “informes integrados” antes de que se complete el proceso. Ello tiene la ventaja de contribuir, vía el ejemplo y la competencia sana entre reportes, a avanzar la práctica y adquirir experiencia. Tiene la desventaja de que la falta de coordinación y consistencia puede llevar a muchos modelos y a grandes confusiones sobre lo que es un informe integrado y sobre su uso, sobre todo en los usuarios, que apenas empiezan a entender y leer los informes de sostenibilidad.
Corremos el riesgo de aplicar el nombre común de informe integrado a múltiples grados de integración de información y de estrategias. Por ahora, cualquier cosa será un informe integrado. Por ahora. Hasta que tengamos reglas más claras de lo que constituye un informe integrado.
Entre mezclar la información financiera con la de prácticas responsables en un solo documento y producir un informe integrado, de las actividades integradas de una empresa íntegramente responsable, hay mucho trecho. Una cosa es una ensalada y otra cosa es una torta. En el primer caso los ingredientes se mezclan, confiriendo un mejor sabor al de los ingredientes separados, pero cada uno todavía mantiene su carácter. En una torta, los ingredientes se integran, se cocinan, produciendo también un mejor sabor que los ingredientes separados, pero haciéndolos indistinguibles. Ya no se trata de harina, azúcar, levadura o mantequilla, se trata de una torta. No se pueden desintegrar los ingredientes, el proceso es irreversible.
Recientemente el BBVA presentó un informe de sostenibilidad “integrado”, que por ser uno de los pioneros es interesante analizar con un poco más de detalle. No entraremos a comentar las prácticas del BBVA ni la calidad del reporte, que no son el objeto de este artículo, sólo comentaremos la “integración” de la información financiera y de sostenibilidad, o de responsabilidad corporativa, como la llama el BBVA.
Decía mi tocayo Toni Ballabriga, Director de Responsabilidad Corporativa (RC) del Grupo BBVA, en la presentación del informe, que en el BBVA “el informe integrado es una consecuencia de la integración de la RC en el modelo de negocio”. Como debe ser. Yo me atrevo a añadir que el proceso de producción del informe integrado contribuirá a la integración de la RC en el negocio, hasta que la RC y el negocio sean indistinguibles y se consume la unión. Esto es uno de los múltiples pasos que hay que dar para llegar a la integración del reporte lo cual, a su vez, debe contribuir a la integración de las estrategias y cambiar de empresas con prácticas responsables a las empresas integralmente responsables.
El capítulo III.8 Etapas en los informes de sostenibilidad: Hacia el informe integrado, de mi reciente libro[1] incluye una descripción de las etapas por las que pasa el proceso de la preparación de la información de sostenibilidad hasta llegar al ideal (por ahora) del informe integrado. Comenzando por la producción de los informes, pasando por una etapa de focalización para adaptarlo a las necesidades de los stakeholders, por la integración física de la información, para luego ir a la integración estratégica de las acciones y reportes y finalmente hasta el Estado Único, con la integración de los números financieros y de impacto social y ambiental.
El informe del BBVA está entrando en la etapa de integración física, con elementos de integración estratégica y de focalización, donde la información y acciones están juntas pero no revueltas. Es todavía una ensalada, bien aderezada, pero ensalada. Se está comenzando apenas la integración de la gestión, al responsabilizar al Comité de Dirección del Grupo de las funciones del Comité de responsabilidad y reputación corporativas, entre otras acciones. Como el mismo Toni reconoce, falta muchísimo por recorrer. Sería un gran error subestimar el tiempo y esfuerzo que llevará pasar a la siguiente etapa de “integración estratégica” donde las estrategias de sostenibilidad y del negocio se van integrando y reforzando mutuamente, hasta constituir una estrategia única, hasta llegar a hacer la torta.
Aun cuando el BBVA dice que después de nueve años se ha dejado de producir el informe de sostenibilidad o de RC, todavía se hace y se reporta en forma separada en el sitio www.bancaparatodos.com. Obviamente, después de haber recopilado toda la información, es deseable, en aras de la transparencia y para atender los intereses de stakeholders particulares dar más detalles de los que cabrían en el infirme anual o “informe financiero” (¡mal nombre!), como llama el BBVA al informe integrado. De lo contrario se abrumaría este último con información no financiera y perdería balance. Esto nos lleva a resaltar la importancia del proceso de transición.
Eventualmente las empresas (algunas ya lo hacen) presentarán información virtual enfocada a los intereses de cada grupo de stakeholders, en substitución del informe separado, como se suele hacer ahora, que es preparado en función de la disponibilidad de información interna o de los deseos de las diferentes unidades que lo preparan. Serán secciones preparadas atendiendo a la demanda mas que en base a la oferta de información. Será una etapa simultánea o paralela de “focalización”. Porque hasta que se acuerde lo contario, se tendrán que seguir reportando los indicadores GRI y se tendrán que seguir reportando, en informes suplementarios, actividades a las que los stakeholders se han ido acostumbrando y que requieren de las empresas.
Lo que presenta el BBVA es una laudable tendencia hacia el informe integrado pero todavía está lejos de un informe integrado. La asignación de las responsabilidades de RC al Comité de Dirección es un importante paso adelante hacia la integración de las prácticas responsables en la estrategia de la empresa, que es el desiderátum número uno de la responsabilidad social. Pena da que sean tan pocas las empresas que tienen esa integración.
Pero hay que felicitar al BBVA por el esfuerzo, el logro y las intenciones de seguir avanzando en el proceso de integración.
Algún día pasaremos de la ensalada a la torta, pero estamos comenzando[2].
[1] Mirada Crítica a la Responsabilidad Social de la Empresa, Cumpetere, Washington, 2011. Disponible en www.cumpetere.com a partir de principios de junio de 2011.
[2] El lector interesado también puede leer mi anterior artículo sobre este tema Hacia el informe integrado: Hay progreso en mi blog. También mi reseña del libro de Robert G. Eccles and Michael P. Krzus One Report: Integrated Reporting for a Sustainable Strategy, Wiley, 2010, publicada en el número 6 (Sept-Dic 2010) de la Revista de RSE de la Fundación Luis Vives.