El 15 de marzo
del 2021, el presidente del Consejo y Consejero Delegado (Chairman y CEO)
de Danone fue obligado a renunciar, como resultados de una maniobra de un grupo
de accionistas activistas, Artisan Partners, alegando que los rendimientos
financieros eran insuficientes.
Esto podría ser
un caso más de activismo accionarial normal, pero este caso es especial por
cuanto Danone es la primera empresa constituida en Francia bajo la figura
jurídica de “Entreprise à Mission”, empresa con fines de beneficios
financieros y sociales
(no confundir con B-corp). [1] Esta conversión fue respaldada por
accionistas que controlaban el 99% de las acciones, pero no por accionistas
activistas Artisan Partners y BlueBell Capital.
Pero para que no
parezca que están en contra de la responsabilidad ante la sociedad, al lograr
el cambio declararon que “……respaldamos la búsqueda de un nuevo CEO de alto
nivel que combine la creación de valor para los accionistas con el compromiso
de Danone a los aspectos ambientales, sociales y de gobernanza”. Habrá que ver si mantienen la figura
jurídica y, en caso de mantenerla, cuanta atención prestarán a los beneficios a
la sociedad. Es de suponer que bajará su
prioridad.
Para justificar
el cambio, estos accionistas argumentaron que el rendimiento financiero de
Danone estaba por debajo de lo que lograron empresas comparables como Unilever
y Nestlé. El precio de la acción en el mercado era el
mismo que hace cinco años, cuando para empresas como Nestlé había aumentado en
más del 40% (el gráfico siguiente es un índice base 100 en el 2014, no los
precios de las acciones, lo que facilita la comparación)
Y es destacar que
si bien Unilever no es una empresa con fines de beneficios es reconocida como
una de las más responsables del mundo. Y esta había sido objeto también de
ataques por accionistas activistas que querían cambios en la estrategia
operativa. Lo habíamos analizado en
el artículo ¿Pueden las empresas responsables resistir
los embates de los activistas financieros?. El caso
de Danone es muy parecido al de Etsy, aunque esta era solo era certificada como
B-corp, sin cambios en su figura jurídica, y que analizamos en los artículos ¿Pueden las empresas certificadas como
responsables cotizar en bolsa? y ¿Quién gana cuando la responsabilidad
compite contra la rentabilidad?.
También habíamos
analizado el caso de la filial de Danone en EE.UU. que se había convertido a
empresa con fines de beneficio en Se crea DanoneWave como empresa con fines
de beneficios: Buena noticia para la RSE…….. por ahora. [2] Ya en
ese artículo del 2017 preguntábamos:
¿Permitirán los accionistas de Danone que esta “inversión” de la empresa
produzca resultados financieros por debajo de los esperados como si
fuera una empresa responsable, pero con fines de lucro? ¿Cuánto durará en la
modalidad de empresas con fines de beneficios?
En el caso de
la matriz de Danone las preguntas claves son: ¿Fue el dirigente destituido por
resultados insatisfactorios derivados de incompetencia o eran derivados de
perseguir objetivos duales de beneficios para los accionistas y para el resto
de la sociedad? ¿Cuánto del bajo rendimiento es atribuible a ser una empresa
con fines de beneficios y cuanto a una gestión y/o estrategia comercial inferior?
¿El hecho de que el precio en bolsa no subió es consecuencia de que las
perspectivas financieras de la empresa no se percibían como favorables por ser
una empresa que persigue beneficios duales? ¿Basta con una comparación del
rendimiento en bolsa con otras empresas?
Lamentablemente
es prácticamente imposible responder a las tres primeras preguntas ya que no
hay manera de medir los beneficios que ha aportado Danone a la sociedad de
manera confiable, salvo con algunos indicadores indirectos, no comparables al aumento
de valor para los accionistas. En cuanto a la cuarta pregunta, la
comparación es poco confiable ya que, si bien operan en algunos mercados
comunes, las diferencias de productos, mercados, tamaño y circunstancias son
muy grandes como para hacer comparaciones simplistas. No hay otro “Danone” que no sea empresa con
fines de beneficios para hacer la comparación.
En estos casos
la clave está en que el indicador del valor creado para los accionistas,
aumento del precio en bolsa y los dividendos, son números duros, confiables. No pueden competir con indicadores
indirectos, discutibles y difusos de “contribución a la sociedad”. Si se lleva la discusión a los números puros
y duros, el rendimiento financiero gana. Cuando se
presenta el conflicto la balanza se inclina a favor del rendimiento financiero.
Para apreciar el valor de la contribución a la sociedad se requiere apelar a
valores (los otros valores). Y aun cuando se pudieran hacer comparaciones,
siempre quedaría la pregunta de cuál es el intercambio, cuánto rendimiento
financiero se puede sacrificar por el rendimiento social. Es cuestión de juicio.
Es posible que
el rendimiento de Danone estuviera por debajo de su potencial y no tuviera nada
que ver con el hecho de ser empresa con fines de beneficio. Nótese en el gráfico de arriba que el problema se agudiza con el impacto de
la pandemia, que afectó más a Danone y que, aparentemente, no tuvo la capacidad
de reacción de Nestlé y Unilever: ¿su cartera de productos? ¿sus mercados? ¿su
gerencia?. A lo mejor los accionistas activistas lo demostraron a los demás
accionistas, que estuvieron de acuerdo con la remoción del presidente y
consejero delegado. No tenemos acceso a
esa información. Y parece que el mercado de valores, por lo menos en el corto
plazo, le dio la razón a los accionistas activistas. El día siguiente al anuncio de la renuncia, el
precio de Danone en bolsa subió mas de un 4%.
¿Qué quiere la bolsa? ¿beneficios
financieros o beneficios sociales?
Y hay que
recordar que si bien los accionistas al momento de la transformación pueden
estar de acuerdo con los fines de beneficio, las acciones siguen cambiando de
dueño diariamente en la bolsa y los precios son determinados por las
expectativas de los compradores, que pueden no valorizar las supuestas
contribuciones a la sociedad (ver el caso de Etsy mencionado arriba).
Algunos, al ver que los precios no suben lo que esperaban, toman cartas
en el asunto, como los mencionados arriba, y tratan de forzar cambios en la
estrategia.
Un reciente artículo
sobre el caso, Danone’s CEO has been ousted for being
progressive – blame society not activist shareholders, alega que el problema es que la
sociedad no valora los beneficios a esa sociedad que hace Danone y que es culpa
de esa sociedad, no de los accionistas activistas. El argumento en principio parece válido,
pero en el fondo es una falacia ya que bastan pocos accionistas para hacer
caer el precio, no tiene porque ser toda la sociedad. Sí, sería deseable que todo el ecosistema
de valoración de las empresas estuviera de acuerdo con que los precios de las
acciones incorporaran el valor creado para la sociedad, pero por ahora es
una ilusión. Ni siquiera podemos saber, confiablemente, si lo crean y mucho
menos cuánto vale para la sociedad. Haría
falta una armonización de creencias, que en la práctica es imposible.
De este análisis
y el de los artículos relacionados mencionados arriba se puede concluir que es
y será muy difícil para una empresa certificada como responsable (B-corp) o responsable
por estatutos (empresa por beneficios) [3]
resistir los embates de los accionistas activistas en busca de mayores
rendimientos financieros ………. a menos que logren simultáneamente los
beneficios financieros esperados por esos accionistas y los beneficios sociales
y ambientales deseados por la sociedad.
¿Quién sabe qué quiere “la sociedad”?
[3] Esty, que analizamos en un artículo
anterior, cotizada en la Bolsa de Nueva York, dejó expirar su certificación de
B-corp, después de la intervención de accionistas activistas. Hay solo una empresa por beneficios cotizada
en EE. UU., Veeva, empresa de servicios médicos. Y una en la Bolsa de Sao Paulo, Natura,
productora de cosméticos.
3 comentarios:
Creo que es posible hacerlo, requiere algo de tiempo, creo que la ansiedad hace que los cambios no pasen. Estamos en una era que todo tiene que pasar a mil por hora o no sirve. Los recién egresados quieren ser gerentes en dos años, los unicornios quieren llegar a inversiones de miles de millones de dólares en meses y los cambios de una empresa de 100 años tenían que pasar en 5. Los consumidores queremos que la sostenibilidad llegue pero a precios de consumo masivo. Tenemos que cambiar el mindset. Hay empresa que lo han logrado pero llevan 50 años enfocadas en el bien estar bien, solo así una empresa como Natura podría haber comprado Avon. Hacerlo bien tiene su recompensa y aunque el tiempo se nos esté agotando, también hay que darle tiempo al tiempo.
Qué interesante tu planteamiento. Realmente el tema de generar un producto de manera sostenible, paradójicamente, genera así mismo una marca en la desigualdad económica de las personas. Ya que éstos productos son de difícil acceso para un consumidor con salario mínimo. Es importante que se les inculce a las personas con poder adquisitivo la idea de generar inversiones inteligentes para promocionar y ganar rentabilidad a las empresas que sí hacen las cosas bien.
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