Tres iniciativas (bajo
diferentes nombres: alianza, iniciativa y proyecto) que tienen en común que han
sido creadas desde el 2019 y desarrolladas por alianzas independientes entre
empresas, instituciones académicas y profesionales con un propósito muy
concreto: la promoción de diferentes aspectos de la sostenibilidad en las
empresas. Un grupo de empresas que se
aliaron para promover información sobre sostenibilidad que mejor sirva sus
necesidades, un grupo de instituciones académicas que quieren promover la
sostenibilidad alrededor de una mejor concepción del propósito de las empresas
y su implementación y un grupo profesionales que lo quieren hacer a través de
la recolección y diseminación pública de información sobre los objetivos y
posiciones de las empresas en aspectos claves para la sostenibilidad.
I.
Value Balancing Alliance: Alguien lo
tiene claro en el reporte de sostenibilidad
Esta iniciativa corresponde
a una agrupación de doce grandes empresas, mayormente de Europa, que tiene el
objetivo de “crear un estándar de medición de los impactos globales
positivos y negativos de la actividad empresarial y proporcionar guías
sobre como integrar estos impactos en la dirección de las empresas.” Si
bien es relativamente poco conocida dentro del universo de estándares de
información, es necesario comentarla por cuanto es la única propuesta liderada
por un grupo de empresas multinacionales.
Está respaldada por la Unión Europea y tiene el apoyo de las cuatro
grandes firmas de auditoría, la OCDE y el Foro Económico Mundial. Se
distingue de la gran mayoría de las propuestas de estándares [1] en que
tiene como objeto el mejorar su propia gestión a través del cálculo en valores
monetarios del impacto en la sostenibilidad (similar a la metodología
pionera del Grupo Kering de marcas de lujo para los impactos ambientales [2]
) y no solamente desarrollar conjuntos de indicadores y propuestas de
narrativa. Su principal stakeholder
es la empresa.
En este artículo comentamos la
diseminación reciente de su metodología (en tres documentos) y de los resultados, muy
resumidos, de aplicaciones piloto en 11 empresas.
La metodología es sumamente
ambiciosa ya que pretende atacar elementos que han sido poco o muy
imperfectamente considerados: impacto social y ambiental (no solo
insumos y productos), valoración monetaria (no solo indicadores) y toda
la cadena de valor, desde materias primas pasando por producción y llegando
a cubrir el uso por parte del consumidor final. En la valoración monetaria
sigue los lineamientos de otras iniciativas como la del Capitals
Coalition (fusión de las coaliciones del Natural Capital y
la Social and Human Capital), y puede servir de base para la medición de
los seis capitales de los informes integrados.
La metodología todavía está
en sus comienzos y es objeto de consulta pública, pero ha sido aplicada, en
forma parcial, a varios casos. Los documentos fueron presentados en un webinar
de una hora organizado por Sustainable Brands, Impact Measurement and Valuation: Holding Sustainability
to Account, donde el lector
interesado puede ver más detalles (se presentaron los resultados parciales de
la aplicación en Phillip Morris International y en Mitsubishi
Chemicals, dos organizaciones con gran impacto).
Si se logra completar el
proyecto sería una gran contribución a la valoración del impacto de la sostenibilidad
y a la toma de decisiones, sobre todo al expresarlos en términos monetarios
comparables para poder hacer los tradeoffs necesarios entre los impactos
financieros y los ambientales y sociales. Al valorar monetariamente las externalidades positivas
y negativas se podría apreciar el verdadero valor creado por las actividades de
la empresa. Por ejemplo, se crea capital
financiero y humano, pero se destruye capital natural. Hoy por hoy no hay manera de valorar el
balance neto. Se calcula muy bien el primero, se insinúa el segundo y se
ignora el tercero. ¿Cuánto del capital financiero ha sido creado a costa de la
destrucción del capital natural?
Esta metodología puede
revelar el elevado costo no contabilizado, por ejemplo, al medio ambiente, y
poner a las empresas en posiciones muy defensivas, ya que corren el riesgo
de que la sociedad quiera recuperar esos costos por parte de la
empresa. En este sentido es muy laudable
el reconocimiento que hace el grupo Kering de este costo al revelarlo públicamente
(ver nota al pie 2).
II.
Enacting purpose initiative: Como
articular el propósito de la empresa
Esta iniciativa está liderada
por dos escuelas universitarias, la de negocios Said, de Oxford University
y la de leyes de la University of California at Berkeley y respaldada
por una empresa de consultoría en propósito, un gestor de fondos de inversión
responsables y la academia de ciencias sociales británica. Tiene como objeto aportar
claridad y recursos para la articulación del propósito de la empresa en el
contexto de su responsabilidad ante la sociedad. Su enfoque estratégico y conceptual la
enfoca a los altos dirigentes y consejeros, más que a los que tienen que
implementarla.
Como se recordará el tema
del propósito de la empresa ha estado adquiriendo creciente interés en el
entorno de responsabilidad empresarial.
Junto con el cambio climático parece ser el tema de moda. [3]
Han producido cuatro documentos para avanzar en la
articulación e implementación del propósito de la empresa: Enacting
Purpose within the Modern Corporation: A Framework for Boards of Directors, The Enacting Purpose Initiative: Building
on Common Ground to Advance Sustainable Capitalism, Measuring
Purpose: An Integrated Framework y Enacting
Purpose Initiative: EU Report References & Further Reading Bibliography.
En un artículo de
presentación de la iniciativa de solo 2 páginas, Why Corporate Purpose is Important to the Recovery From
the Pandemic establecen cual debe ser el propósito de la empresa. El
Prof. Antonio Argandoña, en el artículo Otra vez el propósito de la organización extrajo las
palabras claves en un párrafo, confiriéndole todavía mayor impacto al mensaje:
“He destacado
algunas cosas que me han llamado la atención. Un negocio legal, ético,
rentable y sostenible, es decir, conforme a las necesidades de los
propietarios, directivos, empleados y stakeholders, además de la sociedad. Que
crea valor a largo plazo. Que implica a todos los
interesados. Que responde no a criterios externos, sino al buen juicio de
los que dirigen la empresa. Que ha de ser puesto en práctica. Que
responde a los deberes de los gestores para con los
propietarios y con todos. Que se aplica a la empresa y a
sus partes interesadas.”
(énfasis en el original). [4]
Ese debe ser el propósito, en términos generales de la empresa,
aunque cada una deba añadir las especificidades que permitan su implementación
y no se quede en generalidades grandilocuentes, y que dificulten a la sociedad
exigir la rendición de cuentas.
Esto se debe ver como el
comienzo, como la base común sobre la cual construir la especificidad que permita a la empresa la implementación práctica de su
propósito, plasmándolo en una estrategia de comportamiento responsable,
llevando a cabo las acciones pertinentes, reportando sobre sus resultados e
impacto y permitiendo a la sociedad su evaluación. De lo contrario corremos el riesgo de
quedarnos en lo de siempre, la declaración de buenos principios y luego nada. Recordemos la famosa Declaración del Business Roundtable, revisando el propósito de la empresa para sus más de
200 miembros, incluyendo a todos los stakeholders no solo
a los shareholders. [5]
El primero de los documentos
mencionados es una apología del propósito y ofrece un esquema sobre el papel
de deberían jugar los consejos en la definición e implantación del
propósito. Puede ser útil para las interacciones de los dirigentes responsables
dentro de la gerencia con los consejos (bueno). El segundo documento es posiblemente el más
útil para los dirigentes empresariales.
Analiza en más detalle el propósito de la empresa, su relación y
diferencias con la misión, visión y valores de la empresa y con la ASG (estrictamente
hablando no es con la ASG, sino con las acciones para implementar el propósito,
que no es lo mismo). Incluye además una
discusión sobre la relevancia para los inversionistas y como incorporarlo en la
gestión de la empresa (un poco mejor). El tercero es una colaboración de once
autores, mayormente académicos, que presentan un esquema conceptual, sin detalles
de cómo hacerlo en la práctica, para la supuesta medición del propósito,
pero no dicen como se debe hacer (decepcionante). El cuarto se explica por sí solo.
III.
Embedding
Project: Base de datos sobre objetivos y posiciones en sostenibilidad
Este proyecto está promovido
y gestionado por un grupo de profesionales que se definen como un proyecto
de investigación al servicio de la implementación de la sostenibilidad en
empresas y el apoyo a la investigación de aplicación práctica. No son una
empresa de consultoría, sin embargo, ofrecen servicios selectos de asesoría a
empresas. Parecen ser una agrupación independiente
sin afiliación a instituciones preexistentes, aunque muchos de los principales
investigadores están asociados con la Simon Fraser University en British
Columbia, Canadá. Tienen asociaciones con unas 30 empresas privadas, públicas y
ONG internacionales.
Su principal objetivo es el
apoyo a la implementación de la sostenibilidad por parte de los diferentes
dirigentes e investigadores (la traducción literal de “embedding” sería
incrustación, más enfático, permanente, que implementación). Para ello mantienen una gran variedad de recursos
incluyendo dos bases de datos: (1) sobre los objetivos expresados
por las empresas y (2) sobre sus expresadas posiciones públicas en temas
relacionados. Ello representa una rica colección de expresiones que pueden ser
usadas por otras empresas como modelos o para investigaciones aplicadas sobre
variedad e impacto.
En el caso de los objetivos,
han revisado más de 12000. La base de datos incluye más de 700 objetivos primarios,
que actualizan semanalmente. Pueden ser buscados por aspecto relevante,
empresa, sector, nivel de influencia y por las metas de los Objetivos de
Desarrollo Sostenible.
En el caso de las posiciones
públicas, contiene las expresiones de las mayores empresas. Han revisado más de
4000 de ellas y sus documentos. Incluye
más de 200 ejemplos de posiciones claves, que son actualizadas mensualmente.
En ambas bases de datos
hacen el seguimiento a más de 1200 empresas y contienen nexos a los documentos
más relevantes de cada empresa. Las bases de datos son conjuntas con el World
Business Council on Sustainable Development, WBCSD.
Adicionalmente mantienen una
amplia biblioteca de documentos calificados en seis temas transversales:
cultura, sistemas, estrategia, cambio organizacional, gobernanza y presentación,
calificados además por 40 tipos de actividad (por ejemplo, compartir
conocimientos, evaluar riesgos, desarrollo del personal, establecimiento de
objetivos, etc.).
La iniciativa es un recurso
de una gran utilidad para los interesados en saber lo que hacen otras
empresas y tomar ideas.
En resumen
La primera alianza es muy
ambiciosa y si se lograra concretar sería una de las mejores contribuciones a
la sostenibilidad empresarial. Pero lo veo muy difícil, sobre todo en el
mediano plazo. No me sorprendería que
eventualmente se abandone incompleta.
La segunda iniciativa, como
su nombre lo indica, es un inicio, que se queda en expresiones de buena
voluntad y que creemos tendrá poca continuidad e impacto. Terminará en lo
que ya es.
La tercera, un proyecto,
como su nombre lo indica, es algo que estará siempre en evolución, no tiene un término
previsto. Ojalá lo logren continuar,
aunque parecen ser los que menos recursos tienen de las tres iniciativas. Son
un grupo de profesionales independientes automotivados.
Mis pronósticos se basan en
lo que creo que son los incentivos que enfrentan cada uno de los grupos
responsables. Mientras los consultores de la alianza cobren seguirán adelante,
los segundos buscan notoriedad y ya la lograron, y los terceros lo necesitan
para su supervivencia y seguirán adelante, mientras haya interés en los
usuarios.