martes, 12 de julio de 2016
A Dios rogando y con el mazo dando: ¿Hasta cuándo esperamos por la responsabilidad empresarial?
El 7 de julio
Jose Ángel Moreno Izquierdo (JAMI para abreviar) publicó un razonado artículo, En torno a los límites de la RSE,
sobre la necesidad de
mucha mayor presión política para lograr la responsabilidad de las empresas, en
respuesta a un breve comentario mío, publicado en la sección de comentarios de
Diario Responsable a su artículo Los
límites de la RSE (28 de abril 2016).
En principal
argumento del primer artículo de JAMI era que la RSE tenía tres tipos de límites. Límites conceptuales por cuanto se le
entiende como “una herramienta o, si se
quiere, de una inversión: estratégica y de largo plazo, sin duda, pero una inversión que la empresa tiene que
evaluar como lo hace con todas las restantes: aceptándola sólo si genera
unos resultados finales superiores a los costes que comporta”. Límites operativos derivados de las
expectativas de estas “inversiones”: en que no se ha demostrado de que sea
“rentable”, que induce a comportamientos
de corto plazo y de que el mercado mismo no reacciona (por lo que no es
rentable, o no se percibe todavía). Límites
de alcance porque en esta concepción de herramienta economicista no puede considerar todas las
irresponsabilidades de la empresa y por ende atacarlas. (Recomiendo al
lector su lectura detallada ya que es muy rico y muy preciso en sus
argumentaciones, ¡al leerlo otra vez me pareció todavía mejor!).
Estos son límites
muy bien argumentados, pero se refieren a la concepción economicista de la RSE,
que puede que sea la prevalente, pero que no es la que la sociedad requiere. [1] Yo
argumentaba que no es que la RSE tenga límites, el problema “…son los límites que enfrenta la empresa para
poder ASUMIR plenamente la responsabilidad ante la sociedad,……………….debemos buscar
maneras de que la empresa asuma progresiva y parcialmente sus responsabilidades
y UNA de ellas, de éxito en muchos casos, es el "business case", pero
solo una. Otras son la educación de los stakeholders incluyendo los mercados
financieros, que apoyan ese "business case". Y le pedía: “Hagamos propuestas concretas más allá de lo que dice de "superar
la RSE para impulsar y exigir con firmeza un cambio real en los comportamientos
de las grandes empresas." para vencer los límites ¿Cómo? ¿Cuál es la
propuesta?”.
Mi argumento era que
el tratamiento economicista no refleja
la RSE, es solo UNA de las maneras de estimular a la empresa a cambiar su
comportamiento y a veces el único que entienden los dirigentes en gran parte
porque la gerencia suele estar sesgada hacia los argumentos económicos, desde
la misma formación académica, pervertida aún más por los incentivos financieros
internos. La RSE es mucho más que
una “herramienta para mejorar la rentabilidad”.
[2] Si la sociedad quiere que las empresas asuman
su responsabilidad ante ella, toda ella debe actuar. La actitud pasiva no es conducente.
Su más reciente
artículo ofrece algunas respuestas a mis preguntas (también recomiendo al
lector su lectura integral ya que no puedo hacerle justicia en estas breves
líneas). El principal argumento gira en torno a la necesidad de una mayor
presión política (léase: acciones del poder público) “….que tiene que materializarse en muchos campos…… una regulación más severa de los mercados
financieros que desincentiven el cortoplacismo de inversores y financiadores
............ a través de leyes y medidas
de política económica que impidan o dificulten prácticas empresariales
patológicamente irresponsables ……… a través de una mayor presión para el cumplimiento de los derechos humanos en toda la
cadena de valor [3]y
para un cumplimiento tributario más
responsable con la sociedad [4]……
políticas de compra pública
decididamente impulsoras de la RSE…… a través de cambios legales en los
sistemas de gobierno corporativos
que posibiliten gobiernos más plurales y participativos [5]….
de políticas orientadas a poner freno al
crecimiento del poder de las grandes corporaciones…..”
No podemos estas
más de acuerdo en la necesidad de que los gobiernos, que tienen en sus manos el
poder de fomentar y exigir responsabilidad no se mantengan, como casi todo el
resto de la sociedad, indiferentes ante las irresponsabilidades empresariales e
implementen estas ideas. Pero me
gustaría añadir a esta lista negativa las acciones positivas que pueden llevar
a cabo los gobiernos como por ejemplo: el mantenimiento de reglas justas y claras y la eliminación de trabas para la
operatoria empresarial, el mantenimiento
de un clima macroeconómico
conducente, la promoción de prácticas
responsables ejerciendo su poder de compra,
la implementación de estrategias
de competitividad responsable, dar
el ejemplo de responsabilidad en la gestión de recursos públicos, el
cumplimiento de su papel en la satisfacción
de las necesidades sociales de la sociedad (salud, educación, servicios
públicos, etc.) y no dejárselo a las empresas, entre otras medidas. Pero el análisis del papel de las
responsabilidad de los gobiernos en la responsabilidad de las empresas da para
otro artículo (que tengo en prensa)…... y a lo mejor otro debate con JAMI. [6]
Estos debates,
lamentablemente, se dan muy poco y creo que pueden ser muy útiles para avanzar
en el conocimiento y la promoción de la responsabilidad de la empresa ante la
sociedad. Los que participamos en su
promoción no podemos imitar a los stakeholders
de la RSE y permanecer indiferentes.
Tenemos que actuar y esto es una manera de hacerlo.
Creo que el título de este artículo resume muy
bien lo que une nuestras posiciones: A Dios rogando y con el mazo dando. Sí, tengamos fe en que las empresas asumirán
su responsabilidad ante la sociedad ya sea por iniciativa propia, ya sea por
las presiones que todos nosotros, los “operadores del mercado de la
responsabilidad” (empleados, clientes, proveedores, medios, financistas,
sociedad civil, dirigentes, gobiernos, etc.) hagamos sobre ellas (A Dios
rogando). Pero es indudable, como muy
bien puntualiza JAMI, que por ahora ni
las empresas ni el mercado (nosotros) están teniendo el “éxito” que la sociedad
espera. Mientras tanto habrá que
recurrir a otros medios y uno de ellos es la legislación y regulación, la
obligatoriedad de ciertos comportamientos demandados por esa sociedad (con el
mazo dando).
Si bien son
ampliamente conocidas las fallas en la primera “solución”, la de
empresa-mercado de responsabilidad (indiferencia,
impotencia, insolencia) también las tiene la segunda “solución” del sector
público (incompetencia, incapacidad,
indiferencia, inconveniente). Algún
día escribiré un artículo sobre las siete o más íes de las dificultades de la
RSE.
Las regulaciones, por su naturaleza genérica,
aplican a justos y pecadores y en general son diseñadas para el máximo pecador,
imponiendo costos y restricciones (a la creatividad, innovación, etc.) a todos.
Son implementadas por gobiernos tan o más irresponsables que las mismas
empresas, con la misma visión de corto plazo, con escasez de recursos, con poca
capacidad financiera y de gestión y hasta con indiferencia.
Si el marco institucional no es conducente las regulaciones pueden hacer
más daño que bien (la corrupción suele ser estimulada). Pero
ello no obsta para que no sean un instrumento efectivo, pero para que lo
sea se debe tomar en cuenta la realidad de los gobiernos, las empresas y el
resto de la sociedad.
Pero, a Dios rogando y con el mazo dando. La
sabiduría tradicional continúa vigente.
[1] Ya a finales del 2012 tuvimos un
debate entre JAMI y el suscrito sobre el alcance da la RSE. Ver por ejemplo ¿Cuál
es el argumento empresarial de la RSE?
[2] En los artículos ¿Cómo interpretar LA definición de la RSE? y ¿Es culpa de la RSE? argumentaba a favor de una interpretación
más amplia.
[3] Ya finales del 2015 tuvimos otro
debate sobre la regulación de los DDHH.
Ver ¿Debe
regularse el respeto a los derechos humanos por parte de las empresas?
[4] Y en octubre del 2015 ambos
escribimos, independientemente, sobre la necesidad de controlar la elusión
fiscal. Ver ¿Un
paso adelante contra la elusión fiscal?
[5] Sobre las regulaciones del gobierno
corporativo ver la serie de artículos con Helena Ancos, el último de los cuales
fue Código
de Buen Gobierno: Remuneraciones de los Consejeros
[6] Y también a finales del 2015 tuvimos
otro debate sobre un tema relacionado como lo es la efectividad del Estado en
la gestión de las empresas públicas. Ver mi artículo ¿Es
la empresa pública la solución a la irresponsabilidad de la empresa privada?
sábado, 9 de julio de 2016
Cinco estudios de interés para los estudiosos de la RSE
Sorry, pero los
cinco estudios que reseño son en inglés.
Lamentablemente hay muy poco material riguroso en español sobre la
RSE. Si alguno conoce de algún estudio
en español que puede ser de interés para otros lectores favor hacérmelo saber
para reseñarlo. Sorry.
De los cinco
estudios el primero se refiere al ejercicio de la “profesión” de la RSE (DIRSE
como lo han dado por llamar en España) [i], otro al
impacto de la RSE (sostenibilidad) en las inversiones en las empresas, uno al
estado y tendencias en la información sobre sostenibilidad y dos sobre su
gestión: involucramiento del personal y comportamiento
ético. Los títulos contienen nexos para
acceder a los informes, directa o indirectamente.
Comenzamos
reseñando este estudio para atraer la atención del lector. Nada como hablar de dinero para hacerlo (para
acceder al estudio hay que solicitarlo por internet, pero es gratuito). [ii]
El estudio es el
resultado de una encuesta a más de 800 profesionales (74% empleados y 26%
consultores), más de la mitad del Reino Unido, y el resto casi todo del resto
de Europa y EEUU, por lo que los resultados no deben extrapolarse a otros
países aunque tengan información que pueda ser relevante. Los principales
resultados son los siguientes:
- · El promedio de sueldo es de unos $90.000, siendo los sueldos mayores en EEUU (unos $105.000) y menores en el Reino Unido (unos $75.000). Los mayores sueldos reportados están en las grandes empresas, cerca de los $200.000.
- Los sectores mejor remunerados son los de telecomunicaciones, recursos naturales, e industrias y los peor remunerados son de construcción, comercio al detal y servicios públicos.
- 40% no reciben bonificaciones especiales y solo el 10% recibe más de $30.000 anuales.El 60% dice tener más de 10 años en la profesión y el 26% más de 20 años. La mayoría ha cambiado de carrera.
- El 79% tiene un grado universitario básico (solo el 31% de los cuales en temas de RSE), 10% tiene MBA, el 63% tiene un master y/o doctorado (el 61% de los cuales en temas de RSE).
- Las principales destrezas reportadas las siguientes, en orden: involucramiento con stakeholders, influenciar y persuadir, planificar y desarrollar estrategias, gestión de proyectos, investigación y análisis.
- Las principales actividades que desarrollan son, en orden: preparación e implementación de la estrategia, medición y reporte, medio ambiente, gestión de stakeholders, gestión de relaciones comunitarias.
- 57% dicen que su empresa tiene un nivel de compromiso con la RSE alto o muy alto (esto puede ser un sesgo de la encuesta ya que los que responden son los encargados del tema).
- El 42% no tiene personal a su cargo y el 5% tiene más de 10 personas (lo que confirma que no es una función de línea).
- Las mujeres ocupan cargos de menor nivel y por ello el promedio de remuneración es menor. También lo son las bonificaciones. Las supuestas buenas noticias es que los sueldos de las mujeres parecen haber aumentado más que el de los hombres pero ello puede ser un sesgo de la encuesta si aumenta el número de mujeres en cargos altos que responden la encuesta. No presentan la evolución de la remuneración por cargos semejantes.
Este es un
estudio llevado a cabo entre otros por la revista MIT Sloan Management Review y el Boston Consulting Group.
Reporta los resultados de una encuesta a más de 3000 personas en más de
100 países sobre la influencia que tienen sobre los inversionistas
institucionales las percepciones del valor de la sostenibilidad en las
decisiones de invertir en las empresas y el contraste con lo creen los altos
directivos de las empresas. [iii] En
este sentido el resultado más destacable se refiere a la desconexión entre el
valor que ambos grupos le asignan a la sostenibilidad de las empresas. Un
porcentaje mayor de los inversionistas, 90%, cree que la sostenibilidad es más
importante que lo que creen los directivos, 60% (de los cuales solo el 25% dice
disponer de argumentos económicos para justificar actividades en
sostenibilidad).
De acuerdo a los
resultados pareciera como si los inversionistas quieren invertir en empresas
sostenibles pero los dirigentes no creen que eso afecte las decisiones de
inversión de sus empresas, o bien se preocupan más de la sostenibilidad de la
empresa por razones diferentes a las de excitar a los mercados de
capitales. Lo cierto es que parece que
no están en la misma onda. Según los
resultados los buenos parecen ser los inversionistas y los males los
directivos, que no responden a demandas del mercado de capitales.
También es
posible que el resultado del elevado interés de los que toman decisiones de
inversiones se deba a que seleccionaron la muestra entre los que tienen interés
en la inversión socialmente responsable. Que un 90% exprese el interés parece
un poco elevado comparado con otros estudios que muestran poco interés, a veces
porque no saben, a veces porque no quieren hacer el trabajo de investigación, a
veces porque no creen disponer de información confiable y comparable y las
empresas no hacen los esfuerzos necesarios para comunicar sus actividades en
sostenibilidad a los inversionistas. [iv] Esta sospecha del suscrito parece ratificarse
con el hecho de que solo el 36% usa información sobre ratings de sostenibilidad
en las decisiones. O usan sus propios
criterios o el interés expresado no se refleja en la realidad de la inversión.
Es la cuarta
edición del informe Carrots and Sticks
(trianual) donde se pasa revista a los recientes desarrollos en los estándares
y las regulaciones y políticas públicas para la presentación de informes de
sostenibilidad. El informe proporciona
una excelente visión del gran incremento y el estado de las disposiciones sobre
la información de sostenibilidad, a nivel mundial.
En esta edición
se presentan los resultados de un estudio llevado a cabo sobre 71 países sobre
las disposiciones (regulaciones, estándares, códigos de conducta, etc.) de
presentación de información, con algunos resultados sorprendentes: En los 64
países que si las tienen se encontraron 383 disposiciones de las cuales 248 son
de carácter obligatorio y 135 de carácter voluntario. Son emitidas por gobiernos (61%), reguladores
financieros (17%), reguladores industriales (4%), bolsas de valores (11%) y
otras instituciones (8%). Claro está que
algunas tienen mucho más reconocimiento que otras pero es necesario que las
empresas las conozcan para cumplir con aquellas que les aplique.
Esta proliferación constituye una carga más
para las empresas que convendría simplificar e uniformar (ver mi artículo ¿Es
saludable la competencia entre estándares de reportes de sostenibilidad? El
futuro de la información). En los 9 países de América Latina estudiados las disposiciones están
igualmente divididas entre voluntarias y obligatorias en tanto que en Europa
predominan las obligatorias (62%).
El informe
también analiza el tipo de instituciones para los que aplican las disposiciones
(empresas cotizadas, grandes empresa, PyME, empresas públicas, organizaciones,
etc.), tipos de sectores, la modalidad de la información, informes y/o informes
anuales, pero más del 60% de las disposiciones se refieren a información de
sostenibilidad en los informes anuales. También analiza el objeto de la
información, la mayoría de las cuales son sobre aspectos generales, seguidos de
específicos en temas ambientales y en menor medida los sociales, analizados a
nivel de región geográfica.
Este estudio
reporta los resultados de una encuesta a más de 1.000 empleados en EEUU sobre
el involucramiento del personal en la implementación de la responsabilidad
social de la empresa. Si bien cubre
solamente EEUU y por ende los resultados están determinados por la cultura
empresarial y personal de ese país, algunas de las conclusiones y lecciones
pueden tener una aplicación más amplia (en este caso el nexo del título no
produce acceso al informe, lleva a la solicitud electrónica a través de la cual
envían el nexo para acceder a él. Es
gratuito).
El
involucramiento del personal es clave el éxito de la empresa en general y para
la estrategia de RSE en particular. Cada
día más el personal quiere sentirse parte de las actividades de la empresa, no
solamente devengar un sueldo e irse a casa.
Y aunque lo prevaleciente todavía sea esto, el involucramiento puede
contribuir a vencer esta actitud, con beneficios para ambas partes, para el
empleador porque el empleado puede sentirse más identificado, tener mayor motivación
y productividad y para el empleado porque se puede estar más satisfecho con el
trabajo y más realizado. Para la
estrategia de RSE los empleados involucrados pueden proporcionar ideas y pueden
contribuir a su implementación. Son los
empleados los que implementan, si bien son los directivos los que definen y
apoyan.
Algunas de las
conclusiones del estudio son (no todas generalizables o generalizadas a otros
países):
- Los empleados quieren saber que la empresa se preocupa de ellos y de la sociedad.
- El involucramiento pueden tener impacto sobre los resultados financieros.
- No se debe usar el voluntariado solo para decir que se hace. Es importante adaptarlo a las capacidades y deseos de los empleados para que ambas partes se beneficien. [v]
- Involucrar a los empleados en las actividades de RSE más allá de donaciones y del voluntariado.
- Reconocer, externamente, los esfuerzos internos de los empleados.
· La Generación X (nacidos en los años
sesentas y setentas) no debe ser ignorada en favor de la Generación del
milenio. Es aquella generación la que
está en puestos de decisión y que puede capturar la energía y el deseo de
mejora de la sociedad de la generación más reciente.
Lamentablemente
el estudio es una encuesta y no ofrece recomendaciones prácticas sobre cómo
mejorar el involucramiento, más de allá de lo que se puede deducir de las
respuestas.
Este es un estudio
académico novedoso, que no estudia lo ya conocido. Es un estudio empírico (400 personas) sobre
la memoria selectiva que tenemos en cuanto al comportamiento ético y contiene resultados muy interesantes, aplicables
a la promoción de una cultura de responsabilidad y su gestión (aquí el estudio académico completo que puede ser un poco tedioso de leer
para los profesionales de la RSE, el nexo del título lleva a un resumen). El
estudio analiza lo que las personas recuerdan de sus comportamientos no éticos,
sus comportamientos en asuntos positivos y neutros y los malos comportamientos
de terceros. Los participantes tendían a recordar mejor los malos
comportamientos de terceros y los suyos neutrales o positivos, pero tendían a
“olvidar” o recordar en forma selectiva y hasta en forma positiva sus
comportamientos negativos. Concluyen,
entre muchas otras cosas que “Nuestros
resultados evidencian que la amnesia sobre el comportamiento no ético es un
mecanismo de autodefensa que usan las personas para aliviar la inconformidad
que experimentan de actuar deshonestamente y reducir la tensión correspondiente……Desafortunadamente
esta amnesia puede llevar a mas comportamiento irresponsable.”
¿Qué hacer? Sugieren que las organizaciones programen
tiempo para que los empleados reflexionen sobre su trabajo diario, lo que
parece poco práctico. Afortunadamente continúan con las investigaciones y en la
siguiente etapa explorarán maneras para descubrir esta amnesia y prevenir la
repetición de comportamientos no éticos.
[i] Sobre si el desempeño de funciones de RSE
constituye un profesión ver mi artículo ¿Se
puede profesionalizar la función del directivo de RSE?
[ii] Se publicó otro estudio sobre el
mismo tema pero que no es reseñado porque está basado en empresas con ventas de
más de 1.000 millones, en EEUU y es un poco confuso. No obstante incluimos el nexo por si algunos
lectores lo quieren consultar: State
of the profession 2016
[iii] La muestra parece un poco peculiar
ya que incluye más de 100 países la inmensa mayoría de los cuales no tiene
bolsas de valores que pueden calificarse como activas y mucho menos en las que
la sostenibilidad sea un criterio de inversión.
[iv] Ver mi artículo ¿Se
usa Información sobre RSE en las decisiones de inversión?
[v] Ver mi artículo Voluntariado
corporativo: basta de malgastar recursos. (en dos partes) donde analizamos esto en más detalle.
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