Se acaban de
alcanzar los 100.000 millones en multas y penalizaciones a bancos en EEUU desde
que comenzó la crisis financiera. ¿Será
el fin del mal comportamiento de los bancos?
Estas multas y penalizaciones son por
multitud de malas prácticas: engaños y mala gestión en las hipotecas,
manipulación de las tasas de interés, del mercado cambiario, emisiones
fraudulentas de valores, entre otros comportamientos.
Pero, ¿logran
cambiar el comportamiento de los bancos? No se puede descartar que algún impacto
tienen, pero no parecen ser los más efectivo.
Es cierto que como consecuencia de estas penalizaciones echan a algunos
empleados, otros ven reducirse sus bonificaciones, pero no parece que
eliminarán el mal comportamiento. Las
multas suelen ser fácilmente absorbibles por los bancos, con poco impacto sobre
el neto de los beneficios (recordemos que el mal comportamiento debe haber
agregado algo a los beneficios).
¿Cuantos
han ido a la cárcel como consecuencia de estos fraudes? ¡Poquísimos!
Las multas tienen algún efecto. Es posible que conduzcan a mejorar los
sistemas internos de supervisión y control del comportamiento individual, pero el problema sigue siendo que los
responsables de los daños no sufren sus consecuencias en proporción al daño y
el sistema de incentivos interno sigue siendo, en general, propicio al mal
comportamiento si ello mejora las
bonificaciones y distribuye o diluye la culpabilidad. Es aquello de privatizar los beneficios (para
el individuo) y socializar las perdidas (a través de la institución y la
sociedad).
Lamentablemente muchos anteponen el análisis
de costo beneficio de sus acciones a lo que debería ser el comportamiento
ético. No se preguntan: ¿es ético este comportamiento? Se preguntan: cuánto aumentará mi
bonificación, cuál es la probabilidad de que me agarren, que me costará si
me agarran. Y a lo mejor podrán demostrar
que es un problema de las políticas y del sistema de incentivos de la
institución (responsabilidad colectiva y difusa) y de irresponsabilidad de sus superiores en la
supervisión o en sus órdenes. Y así se
toma la decisión del fraude.
Esto es lo que hay que cambiar.
Un banco que intentó hacerlo es el Barclays. Apenas llegó su nuevo CEO ordenó un cambio
total de cultura. En enero del 2013 se puso en efecto el programa “Propósitos y Valores” diciendo que había que cambiar la cultura del
cortoplacismo, que era más importante el servicio del cliente que los
beneficios y que avaricia no cabía en la nueva cultura. En un memo a los 140.000 empleados dijo que a
los que no les parecía bien: “Barclays no es lugar para vosotros. Las reglas
han cambiado.” Desde entonces el Banco
continua recibiendo multas por su involucramiento en fraudes y acaba de
aumentar las bonificaciones a sus ejecutivos en un 10% a pesar de una caída en
un tercio en los beneficios (En la Asamblea General de Accionistas del 24 de
abril de 2014 se aprobó el paquete remuneración pero la oposición o abstención
de más de un tercio de las acciones).[i] El CEO alegó que si no lo hacían perderían el
talento a la competencia.
También dijo que
cree que el cambio cultural tardará una década……. Ahora entendemos mejor.
Pero su informe de sostenibilidad es uno de
los mejores que he leído (Citizenship
Report 2013). Lo que es ejemplo de que la realidad y el reporte pueden
estar separados.
Desde el punto de vista de los reguladores y
supervisores, las penalizaciones cumplen sus objetivos: muestran que están
actuando, que no dejan que los bancos se salgan con la suya. Y algunos, que se
financian con las multas, mejoran su capacidad de regulación y supervisión. Es lo políticamente correcto hacer.
¿Pero quien paga
al final todo esto? Una muy, muy, muy
pequeña parte del daño lo pagan los causantes.
La gran parte la paga la sociedad, nosotros. Como comentábamos en una artículo anterior
sobre el tema, ¡Basta de ponerles multas a los
bancos!,
Cuando se le pone una multa al banco, ¿quién
la paga? La respuesta más obvia no es la correcta. No, ¡el
banco no paga la multa! El costo de la multa puede recaer en
cuatro grupos que son los dueños del dinero que el banco usa y el que coloca:
los que le deben al banco, los depositantes y ahorristas,
los acreedores, y los accionistas. Difícilmente la pagan
los culpables dentro del banco (y he allí el problema!) Y todos aquellos somos
nosotros, en mayor o menor medida. Es la sociedad. El banco
presta un servicio a la sociedad y por ello debe tener licencia legal para
operar. Son un bien público, manejan nuestro dinero.
Para cubrir el costo de la multa el
banco tiene varias opciones y todas menos una nos involucran a
nosotros. Puede aumentar su margen de intermediación al
bajar los intereses que paga o subir los que cobra. Si suben los
intereses y/o comisiones, las pagamos nosotros y las empresas que después no
los tratarán de cobran a nosotros con mayores precios por sus productos y
servicios. También pueden caer los precios de sus acciones y
obligaciones y pierden los que directa o indirectamente poseen esos valores,
que son mucha gente. Todo esto nos afecta a
nosotros. Finalmente, podrían (deberían) bajar sus costos, por
ejemplo los sueldos y salarios y los gastos extravagantes. Y algunos
lo harán (de cara a la galería), pero si pueden evitarlo trasladarán el costo
al público tarde o temprano……. Los bancos muy posiblemente usen una combinación
de todo esto.
¿Quién es el perjudicado con esto? ¿Quién cometió el delito? ¿Quién paga la multa? ¿Es la misma PERSONA?
Si la solución son
las multas, ¿cuál es el problema? ¿Hay relación entre el problema y la
solución de poner multas a las instituciones? Es hora de correlacionar el
problema con la solución. En vez de
ponerles multas a las instituciones, se debería multar a los Consejos y a la
Alta Gerencia de las instituciones y enviar más responsables a la cárcel. No son
crímenes privados. Por la naturaleza de
las instituciones financieras, son crímenes contra la sociedad.
Si estos comportamientos no están tipificados
en códigos o legislaciones criminales terminan siendo un problema de
legislación civil, que se resuelve con multas a la institución y no con
penalizaciones a los individuos. No es
fácil demostrar que actuaron independientemente de las políticas y
procedimientos de la institución y por ende es culpa de la institución como un
todo, de la persona jurídica y no de la persona natural.
Y esto es lo que
también hay que cambiar.
Es España han comenzado a darse las
condiciones para la tipificación del crimen al incluirlo en el proyecto de ley
de reforma del Código Penal (publicado en el Boletín Oficial de las Cortes, Congreso de Diputados, del 4
de octubre de 2013. A la hora de escribir este artículo no había sido aprobado)
que establece responsabilidad
penal sobre los administradores o gestores:
Proyecto de Ley Orgánica por la que se
modifica la Ley Orgánica 10/1995, de 23 de noviembre, del Código Penal.
Decimonoveno.
Se modifica el artículo 31, que queda redactado como sigue: «El que actúe como
administrador de hecho o de derecho de una persona jurídica, o en nombre o
representación legal o voluntaria de otro, responderá personalmente, aunque no
concurran en él las condiciones, cualidades o relaciones que la correspondiente
figura de delito requiera para poder ser sujeto activo del mismo, si tales
circunstancias se dan en la entidad o persona en cuyo nombre o representación
obre.»
Pero debemos
recordar que no basta con la ley, ella es sólo condición necesaria. Hace falta el “enforcement” de la ley (palabra
que no tenemos en el idioma español y a veces parece que tampoco tenemos la
acción que ella representa). Hace falta
“aplicar la ley con las correspondientes consecuencias” para lo cual hacen
falta las instituciones, la voluntad política de aplicarla la ley y un sistema
de justicia efectivo.
¿Y los culpables
de engañar con las preferentes en España? Bien, gracias. Algunos promovidos.