Decenas de artículos analizando la carta de Larry Fink, CEO de BlackRock, The Power of Capitalism, a sus colegas CEO, centenares de anuncios sobre su publicación. ¿Hace falta otro análisis de la carta? La gran mayoría de estos artículos se limitan a describirla y algunos a criticarla. Los defensores de la sostenibilidad empresarial la acogen con beneplácito y alaban su visión. Los capitalistas extremistas la tildan de progresista, de traición a la maximización de beneficios financieros. Pero muy pocos comentan las discrepancias entre las palabras y las acciones de BlackRock.
Espero poder
crear valor con mi análisis de estas discrepancias y ponerla en el contexto de la evolución de la
responsabilidad de la empresa ante la sociedad, o de la más reciente encarnación
del nombre de la responsabilidad de la empresa ante la sociedad, el capitalismo
de los stakeholders.
I.
¿Qué es BlackRock?
Para los lectores,
que no están ubicados en el mundo anglosajón, una breve introducción a BlackRock
para poner la carta en contexto. Es la mayor
gestora de activos financieros del mundo, con más de US$10.000.000 millones bajo
administración, lo que es casi siete veces la capitalización de los mercados
bursátiles de España, que ascienden a unos US$1.300.000 millones, y siete veces
la capitalización de todas las bolsas de América Latina (cifra semejante a
España). Como si BlackRock poseyese, a nombre de sus clientes, siete veces
todas las empresas cotizadas en España o en América Latina, o tres veces y
media todas ellas. Durante el 2021 BlackRock atrajo casi US$1.000
millones diarios de fondos para gestionar. Tiene cerca de 17 000 empleados,
opera en 30 países con 70 oficinas y clientes en 100 países e inversiones en
más de 5 500 empresas.
Los tres fondos
de inversión pasivos más grandes, BlackRock, Vanguard y State Street,
son el primer, segundo o tercer mayor accionista en el 42%, 8% y 8%
respectivamente del número de empresas cotizadas en la Bolsa de Nueva York, son
uno de los tres primeros accionistas en el 93% de esas empresas. Y son el
primer, segundo o tercer accionista en el 78%, 10% y 5%, respectivamente de las
empresas medidas por capitalización. Pueden
afectar la bolsa.
De allí que la
opinión de su CEO es considerada por muchos participantes en los mercados
financieros como digna de ser escuchada, como lo refleja la extensa reacción que ha
generado su carta anual.
II.
¿Qué pretende la carta?
La carta es un
evento anual, que empezó como
un mensaje sobre las perspectivas de los mercados, pero que en los años
recientes ha evolucionado hacia una apología por una acción más responsable por
parte de las empresas, sobre la consideración de aspectos ambientales, sociales
y de gobernanza, comenzando con la del 2018. [i]
La del 2022 es la más ferviente. Las
del 2018 precedió el cambió en la Declaración del Propósito de la Empresa de la
asociación de los CEO de las mayores empresas de EE. UU., el Business Roundtable,
BRT, (agosto 2019) de la primacía del accionista a la consideración conjunta de
los intereses de los stakeholders. [ii]
Pretende dirigir
la atención de los dirigentes empresariales hacia una visión holística de la responsabilidad
empresarial y, obviamente sin declararlo, pintar de verde las actuaciones de su
empresa y pulir su reputación personal [iii]
(¿suspicaz? el lector dirá). Como como veremos más adelante, más importante que
su opinión son sus acciones, que no son totalmente compatibles.
III.
Capitalismo de los stakeholders.
El hilo conductor
de la carta es una apología del capitalismo de los stakeholders,[iv]
preventivamente defendiendo esa estrategia de ataques, sobre todo en contra de
los que la tildan como de ideología izquierdista, revisionista, pero no puede
evitar defenderla usando el argumento empresarial, de que en el largo plazo es
rentable.
El capitalismo de los stakeholders no es una cuestión política, no es una agenda
social o ideológica. No es “woke.” [v]Es un capitalismo basado en relaciones mutuamente beneficiosas
entre la empresa y sus empleados, clientes, suplidores y la comunidad en la
cual se basa la empresa para prosperar. Esto
es el poder del capitalismo.
Pero reconoce la principal
critica de los detractores del capitalismo de los stakeholders:
No es fácil conjugar los intereses conflictivos de los muy divergentes
stakeholders. Como CEO, lo vivo en todo momento. En este mundo polarizado invariablemente
tendremos un grupo de stakeholders exigiendo una cosa y otro exigiendo lo
opuesto.
Como argumentan
los defensores del capitalismo bursátil a ultranza, es mucho más fácil gestionar
un simple criterio: maximización de beneficios para los accionistas. ¿Cómo se
pueden gestionar múltiples objetivos, muchas veces opuestos de tantos stakeholders?
¿Quién es más importante? ¿Cómo se hacen los trade-offs? En una crisis, los empleados desean que se
mantenga el empleo, pero los accionistas quieren reducción de costos. La respuesta
del capitalismo de los stakeholders o los defensores de la sostenibilidad
empresarial es que también hay que balancear el corto con el largo plazo y es
para gestionar estos múltiples objetivos y resolver sus conflictos que se deben
nombrar dirigentes competentes. [vi]
Y esto quiere decir que los dirigentes no pueden satisfacer a todos y que habrá
que hacer compromisos, apelando a los valores y propósito de la empresa. Para
ello se necesita una visión amplia y de largo plazo. [vii]
Y es por esto que es más importante que nunca que su empresa y sus
dirigentes se guíen por su propósito. Si lo hacen y se enfocan en el
largo plazo, adaptándose a los cambios de entorno, podrá producir rendimientos
sostenidos a sus accionistas y logar el poder del capitalismo para todos (énfasis añadido). [viii]
¿Regresamos a la
primacía de los accionistas, aunque ahora en el largo plazo?
IV.
La A, la S y la G en la carta
La carta, fundamentada
en el capitalismo de los stakeholders, considera los criterios ASG, pero
sin mencionar las siglas: medio ambiente, social y de gobierno
corporativo. Pero lo más indicativo, para
poder apreciar sus motivaciones y prioridades, es lo que cubre de cada uno y el
detalle con que lo hace.
1.
Cambio climático, A
Es el énfasis de
la carta, como si la sostenibilidad fuera solo el medio ambiente y de este lo
único importante, para la situación financiera de las empresas, son las emisiones.
Se le sale lo de gestor financiero.
Nos enfocamos en la sostenibilidad, no porque seamos ambientalistas, sino
porque somos capitalistas y gestores de recursos de nuestros clientes… ….. Y es como parte de ese enfoque que le
pedimos a las empresas que establezcan metas para las reducciones de
emisiones en el corto, mediano y largo plazo….. Pocas cosas tendrán
mayor impacto en las asignaciones de capitales y por ende en el valor de largo
plazo de sus empresas, que como efectivamente navegan la transición global
energética en los años venideros (énfasis añadido).
Pero no aboga
por favorecer con sus inversiones a las empresas ambientalmente responsables y ni
tampoco por desinvertir en los grandes emisores que tienen en cartera.
La desinversión de enteros sectores industriales—o simplemente transfiriendo
los activos intensivos en emisiones en poder del público inversionista al
privado—no llevará al mundo a la neutralidad de emisiones (“net zero”)….. Creemos
que las empresas que lideran la transición presentan una oportunidad vital
de inversión para nuestros clientes… (énfasis añadido).
Tendría razón
en no abogar por la desinversión si simultáneamente abogara por un activismo
activo (perdonen la
cacofonía, pero lamentablemente hay activismos pasivos, nominales) en la gestión
de la transición a modelos de negocios menos dañinos con el medio ambiente.[ix]
Pero no es tan osado, se contenta con
alegar que las inversiones en empresas que lideran la transición representan una
oportunidad vital de inversión para nuestros clientes.
Y es cierto que cerca de los dos tercios de las inversiones de BlackRock son pasivas, los fondos de inversión se conforman emulando índices de acciones seleccionados, que los fuerzan invertir en ellas. Solo tienen libertad de invertir o desinvertir en sus fondos activos, pero también pueden crear fondos en base a índices que sean constituidos como sostenibles, aunque es conocida la poca confiabilidad de las credenciales de estos índices (ver nota al pie xvii). Esto refuerza aún más la importancia del involucramiento con los consejos y el activismo en las asambleas.
Pero ¿qué actitud
toman con los miles de millones que tienen invertidos en empresas que son grandes
emisores pero que no lideran la transición? No desinvierten, pero ¿son
activistas? Hay un gran vacío en su estrategia. Lamentablemente tenemos que recordar que, en las condiciones
actuales de la disponibilidad de energías limpias, el mundo no puede ni podrá
vivir sin los combustibles fósiles por muchos años. Sin embargo, la descarbonización de la economía
es crítica, pero hay que ser activista.
Para el suscrito, esta obsesión con el cambio climático es enemigo de la consideración integral de la responsabilidad empresarial, [x] devalúa la importancia de las personas, de los temas sociales. Son las personas las que hacen y deshacen en la empresa, son las personas las que son el denominador común a todos los stakeholders.
2.
Centralidad de las personas, S
No es que carta
ignore las personas, el tema social, pero le da relativamente poca importancia
y la poca que le da es en el contexto de la pandemia, del impacto sobre los
empleados y del nuevo entorno del trabajo creado. [xi]
Una característica esencial del capitalismo efectivo es que los trabajadores
exigen más de sus empleadores. Impulsa la prosperidad y crea un mercado más
competitive por el talento, empujando a las empresas a crear entornos laborales
mejores y más innovativos, acciones que permiten lograr mayores beneficios para
sus accionistas énfasis
añadido).
Una vez más, el
argumento empresarial de la responsabilidad. Hay que tratar bien a los empleados
porque ello aumenta los beneficios, son un recurso, como los demás, que hay
que gestionar eficientemente, no porque tengan una dignidad intrínseca. Lo
que impulsa a un gestor de activos financieros.
Y no es que los
trabajadores exigen más de sus empleadores, es más bien que tienen mayores expectativas
sobre el papel que pueden jugar en protegerlos de las vicisitudes de los
mercados, de ayudarlos a mantener el empleo, de cuidar su desarrollo profesional
para enfrentar un mundo que cambia a gran velocidad, para compensar por la inseguridad
del entorno. No es algo que ha surgido como consecuencia de la pandemia. La
encuesta Edelman Trust Barometer del 2019, prepandemia, ya había destacado
estas expectativas. [xii]
Y en los dos últimos años ha aumentado su confianza en las empresas y sus
dirigentes, eso sí muy probablemente por la agilidad que han tenido en
responder a los impactos de la pandemia y como han gestionado la crisis. [xiii]
Pero es ahora que BlackRock se ha
dado cuenta de las necesidades de apoyo de los empleados, y lo cita como
consecuencia de la pandemia. Ha descubierto a los empleados como factor de
rentabilidad.
3.
Activismo, G
En lo referente a
gobierno corporativo cubre dos temas, el activismo de los CEO en temas relevantes
para la sociedad y hace una propuesta innovadora: la participación de sus
clientes en las votaciones en las Asambleas Generales de Accionistas.
El primero es un
tema que está ganado interés en la sociedad y al cual responden pocos CEO por
los riesgos que conlleva el opinar, sobre todo en temas controversiales. Se corre el riesgo de alinear a algunos stakeholders,
en particular a los clientes y empleados, con consecuencias negativas para la
empresa. [xiv]
Los stakeholders, de los que su empresa depende para producir los
beneficios a los accionistas, necesitan oír directamente de vosotros, para involucrarse
y ser inspirados. No quieren que
opinemos sobre el tema del día, pero sí necesitan saber cuál es nuestra posición
en temas sociales intrínsecos para el éxito de nuestras empresas en el
largo plazo (énfasis
añadido).
Pero su activismo
deja mucho que desear, como comentamos más adelante. No basta con una carta anual elocuente, comentada urbi et orbi.
En cuanto a la participación
de sus clientes en las votaciones dice:
Proponemos usar la tecnología para dar a nuestros clientes la opción de
opinar sobre como votar sobre las propuestas en las asambleas de las empresas
en que invertimos. Ahora ofrecemos esta opción a los inversionistas institucionales,
incluyendo fondos de pensiones….Estamos comprometidos a un futuro en el cual
cada inversionista, aun los inversionistas individuales, tengan la opción de participar
en la votaciones, si así lo desean.
Interesante propuesta,
pero ¿se lavan las manos delegando las decisiones controversiales? ¿es factible? Lo comentamos más adelante.
V.
¿Y dónde están sus compromisos con el capitalismo de los stakeholders?
Algunos dirán que
el objetivo de esta carta es simplemente una apología del capitalismo de los stakeholders
y que no es el lugar para hacer compromisos.
Ese es el problema que plaga la responsabilidad o sostenibilidad
empresarial: Extensos en retórica, cortos en compromisos para la acción. Mucho
ruido, pocas nueces. ¿Haz lo que yo te digo, pero no hagas lo que yo hago? O,
en buen inglés: Walk the talk!
Tendría credibilidad
si respaldara sus palabras con acciones. ¿Qué compromisos adquiere? ¿Qué compromisos
no adquiere?
1.
Compromisos que adquiere
Fundamentalmente
dos: Financiar un centro de investigación y delegarles votos a los clientes. En
el primero propone:
Establecer un Centro para el Capitalismo de los Stakeholders, para crear un
foro para la investigación, diálogo y debate…. y explorar las relaciones entre las
empresas y sus stakeholders y entre el involucramiento con los stakeholders y
la creación de valor para los accionistas (énfasis añadido).
¿Cuál es el
valor agregado de la creación de un nuevo centro? ¿Porque no colabora con los ya existentes, como
el del Foro Económico Mundial, o los de centros de enseñanza e investigación? El valor es controlar el mensaje y mejorar la
reputación de BlackRock. ¿Es esto la contribución que debe esperar de
una empresa que gestiona US$10.000.000 millones y que tiene beneficios de más
US$6.000 millones? Como si una empresa petrolera ofreciera cambiar los coches
de gasolina de los dirigentes por eléctricos, para ahorrar emisiones.
En cuanto al
segundo “compromiso” de dar mayor voz a sus clientes, que enunciamos arriba, también
tiene poco valor agregado y lo que puede hacer es diluir el poder de cambio, al
distribuirlo sobre centenares de miles de clientes, que pueden tener visiones
muy diversas. En principio parece una
democratización del voto, pero puede ser una dilución, cuando lo que se
necesita es concentración. Habrá que ver lo que resulta en la práctica,
pero no parece muy factible que se promueva el capitalismo de los stakeholders
de esta manera. No es lo mismo que el delegar
el poder de votación de sus recursos a los grandes fondos institucionales que
gestionan, como lo son los grandes fondos de pensiones, de fortunas, soberanos,
fundaciones, etc. que tienen objetivos muy definidos y suelen estar alineados
con la sostenibilidad empresarial.
2.
Compromisos omitidos: ¡Hay que mojarse!
Podría/debería haber
hecho algunos compromisos que respaldaran su retórica.
a.
Activismo activo/involucramiento
Y es
precisamente en este sentido donde tiene la mayor omisión. Debería comprometerse
es a usar su poder de votación defendiendo resoluciones que mejoren la sostenibilidad empresarial de las
empresas. El activismo de los tres grandes gestores (BlackRock, Vanguard y
State Street) en las Asambleas Generales de Accionistas ha sido muy
criticado, son los que menos votan a favor de resoluciones calificadas como ASG.
[xv]
Y esto es más grave si recordamos que entre los tres son los mayores accionistas
en el 42% por número y el 78% por capitalización de las empresas que
cotizan en la Bolsa de Nueva York. Posiblemente
tengan también porcentajes elevados en otras bolsas internacionales.
Y en defensa de
estas omisiones, han alegado que prefieren el involucramiento directo con
los dirigentes a la confrontación pública en Asambleas. Con inversiones en más de 5 500 empresa parece
complicado el involucramiento directo. Obviamente que se pueden seleccionar las
más relevantes y hacer que ellas den el ejemplo. ¿Será por esto que quieren delegar el voto a
sus clientes? ¿No es que hay colusión (o por lo menos camaradería entre los
CEO), entre un “monstruo” como BlackRock y las mayores empresas del
mundo en las que invierten? [xvi]
En sus defensa
debemos decir que a principios del 2022, los tres grandes, BlackRock,
Vanguard y State Street anunciaron una actualización
de sus políticas de votación en las Asambleas Generales de Accionistas, que
va por buen camino, pero habrá que ver su implementación en la práctica.
b.
Selección de inversiones responsables
Y lo que más se echa
de menos, por el impacto y por ir corazón del capitalismo de los stakeholders
es un compromiso de estrechar la aplicación de los criterios ASG para la selección
de sus inversiones. Es conocido que estos son muy vagos en la gran mayoría
de los gestores y que la etiqueta es objeto de muchos abusos. Sea como sea, la
carta era el lugar idóneo para reafirmar el compromiso, con acciones, comprometiéndose
a invertir en empresa legítima y comprobadamente responsables (no las
que tienen algo de bueno). [xvii]
Si se invirtiera solamente en empresas responsables (poco factible) no habría
tanta necesidad de involucramiento con los dirigentes y de votaciones en Asambleas.
¿Porque no lo
hizo por escrito y en público? Porque un gestor de inversiones no puede gestionar US$10.000.000 millones
en empresa responsables. ¿Dónde están? Y para mantener la rentabilidad de sus
fondos y seguir creciendo, sigue siendo necesario invertir en Amazon, Apple,
Alphabet, Meta, Microsoft, Exxon/Mobil, etc. sean o no responsables.
VI.
En resumen
Es una carta, que
dado el poder de su autor puede continuar crear conciencia sobre la
importancia de consideraciones ambientales, sociales y de gobernanza en la gestión
de activos financieros. El
capitalismo de los stakeholders pretende aglutinar y resumir estos
intereses. Es una carta muy elocuente,
que, sin abandonar el mantra del capitalismo bursátil, pretende inclinar la balanza
hacia estas consideraciones.
Pero falla en
respaldar su retórica con compromisos de acciones concretas para poner su
inmenso poder al servicio de la sostenibilidad empresarial. Falla al no comprometerse a intensificar
su activismo e involucramiento directo con las empresas y falla al no comprometerse
a ir cambiando la composición de sus carteras de inversiones a favor empresas
legítima y comprobadamente sostenibles. Aunque tiene algunos fondos
especializados, no es parte de su política integral inversiones.
El título de
nuestro comentario de la carta delo 2018 era Mucho
ruido, pocas nueces: Activismo de fondos de inversión. La versión 2022
tiene algo más de nueces, pero con el mismo ruido.
P.S. Disculpas
querido lector por tantas notas al pie, pero es que el articulo se me hacía más
largo todavía.
[i] En el artículo Mucho ruido, pocas nueces: Activismo de fondos de inversión comentábamos la carta del 2018.
[ii] En los artículos El propósito de la empresa responsable: ¿Punto de inflexión? ¿Se consolida? y ¿Ha pasado algo a un año de declaración sobre la primacía de los stakeholders del Business Roundtable? analizábamos este cambio de paradigma.
[iii] Ver el artículo Narcisismo del CEO y responsabilidad de su
empresa ante la sociedad.
[iv] Sorprendentemente usando el concepto
propuesto en el Manifiesto de Davos 2020, en el Foro Económico Mundial, aunque
el nombre ya se había propuesto en el Manifiesto del ¡1973! (casi 50 años). Ver
mi análisis en el artículo Capitalismo de
los stakeholders” surge de Davos: ¿en serio?.
[v] Jerga de moda, de difícil
traducción, usado para referirse a compasión no fundada por discriminaciones o
daños pasados.
[ix] La desinversión y el activismo de los
fondos de inversión lo habíamos considerado en ¿Tiene
el financiamiento sostenible impacto sobre la sostenibilidad? Primera parte:
Inversiones financieras.
[x] Ver el enemigo número 4 en el
artículo Los trece enemigos de la RSE(C):
Los primeros seis.
[xi] En el artículo Relevancia
de las empresas, centralidad de las personas analizábamos el resurgido
interés de las empresas en las personas, no solo como recurso, sino como socio
en su prosperidad.
[xii] Lo habíamos analizado en el
artículo La
empresa como fuerza centrípeta de las expectativas de los empleados.
[xiii] Ver Confianza en las empresas, pero desconfianza en
sus alardes de sostenibilidad: Las encuestas de Edelman.
[xiv] En la serie de cuatro artículos Activismo
de líderes empresariales y en Activismo
político de los CEO ante fallas del gobierno considerábamos la
necesidad y los riesgos del activismo en temas sociales y ambientales y ofrecíamos
una serie de recomendaciones para ejercerlo efectivamente.
[xv]
Ver Voting
Matters 2021: Are asset managers using their proxy votes for action on
environmental and social issues?
[xvi]
Un reciente estudio de la ONG As You Sow ha demostrado este conflicto de
intereses: “Uncovering
Conflict of Interests: Proxy Voting Data Reveals Bias for Asset Managers to
Favor Clients”.
1 comentario:
Este análisis detallado de la carta del CEO de BlackRock ofrece una perspectiva valiosa sobre la discrepancia entre las palabras y las acciones en cuanto a la sostenibilidad empresarial. Destaca la importancia de compromisos concretos en la gestión de activos financieros, algo relevante al considerar el invertir con un gestor personal financiero. Ofrece una reflexión profunda sobre la responsabilidad de las empresas hacia la sociedad y cómo esto se traduce en la práctica de la inversión.
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