sábado, 29 de enero de 2022

El CEO de BlackRock como apóstol de la sostenibilidad: ¿En serio?


Decenas de artículos analizando la carta de Larry Fink, CEO de BlackRock, The Power of Capitalism, a sus colegas CEO, centenares de anuncios sobre su publicación.  ¿Hace falta otro análisis de la carta? La gran mayoría de estos artículos se limitan a describirla y algunos a criticarla.  Los defensores de la sostenibilidad empresarial la acogen con beneplácito y alaban su visión.  Los capitalistas extremistas la tildan de progresista, de traición a la maximización de beneficios financieros. Pero muy pocos comentan las discrepancias entre las palabras y las acciones de BlackRock.  

Espero poder crear valor con mi análisis de estas discrepancias y ponerla en el contexto de la evolución de la responsabilidad de la empresa ante la sociedad, o de la más reciente encarnación del nombre de la responsabilidad de la empresa ante la sociedad, el capitalismo de los stakeholders

 

 

I.                ¿Qué es BlackRock?

Para los lectores, que no están ubicados en el mundo anglosajón, una breve introducción a BlackRock para poner la carta en contexto.  Es la mayor gestora de activos financieros del mundo, con más de US$10.000.000 millones bajo administración, lo que es casi siete veces la capitalización de los mercados bursátiles de España, que ascienden a unos US$1.300.000 millones, y siete veces la capitalización de todas las bolsas de América Latina (cifra semejante a España). Como si BlackRock poseyese, a nombre de sus clientes, siete veces todas las empresas cotizadas en España o en América Latina, o tres veces y media todas ellas. Durante el 2021 BlackRock atrajo casi US$1.000 millones diarios de fondos para gestionar. Tiene cerca de 17 000 empleados, opera en 30 países con 70 oficinas y clientes en 100 países e inversiones en más de 5 500 empresas.

Los tres fondos de inversión pasivos más grandes, BlackRock, Vanguard y State Street, son el primer, segundo o tercer mayor accionista en el 42%, 8% y 8% respectivamente del número de empresas cotizadas en la Bolsa de Nueva York, son uno de los tres primeros accionistas en el 93% de esas empresas. Y son el primer, segundo o tercer accionista en el 78%, 10% y 5%, respectivamente de las empresas medidas por capitalización.  Pueden afectar la bolsa.

De allí que la opinión de su CEO es considerada por muchos participantes en los mercados financieros como digna de ser escuchada, como lo refleja la extensa reacción que ha generado su carta anual. 

II.             ¿Qué pretende la carta?

La carta es un evento anual, que empezó como un mensaje sobre las perspectivas de los mercados, pero que en los años recientes ha evolucionado hacia una apología por una acción más responsable por parte de las empresas, sobre la consideración de aspectos ambientales, sociales y de gobernanza, comenzando con la del 2018. [i] La del 2022 es la más ferviente.  Las del 2018 precedió el cambió en la Declaración del Propósito de la Empresa de la asociación de los CEO de las mayores empresas de EE. UU., el Business Roundtable, BRT, (agosto 2019) de la primacía del accionista a la consideración conjunta de los intereses de los stakeholders. [ii]

Pretende dirigir la atención de los dirigentes empresariales hacia una visión holística de la responsabilidad empresarial y, obviamente sin declararlo, pintar de verde las actuaciones de su empresa y pulir su reputación personal [iii] (¿suspicaz? el lector dirá). Como como veremos más adelante, más importante que su opinión son sus acciones, que no son totalmente compatibles.

III.           Capitalismo de los stakeholders.

El hilo conductor de la carta es una apología del capitalismo de los stakeholders,[iv] preventivamente defendiendo esa estrategia de ataques, sobre todo en contra de los que la tildan como de ideología izquierdista, revisionista, pero no puede evitar defenderla usando el argumento empresarial, de que en el largo plazo es rentable.

El capitalismo de los stakeholders no es una cuestión política, no es una agenda social o ideológica. No es “woke.” [v]Es un capitalismo basado en relaciones mutuamente beneficiosas entre la empresa y sus empleados, clientes, suplidores y la comunidad en la cual se basa la empresa para prosperar.  Esto es el poder del capitalismo.

Pero reconoce la principal critica de los detractores del capitalismo de los stakeholders:

No es fácil conjugar los intereses conflictivos de los muy divergentes stakeholders. Como CEO, lo vivo en todo momento.  En este mundo polarizado invariablemente tendremos un grupo de stakeholders exigiendo una cosa y otro exigiendo lo opuesto.

Como argumentan los defensores del capitalismo bursátil a ultranza, es mucho más fácil gestionar un simple criterio: maximización de beneficios para los accionistas. ¿Cómo se pueden gestionar múltiples objetivos, muchas veces opuestos de tantos stakeholders? ¿Quién es más importante? ¿Cómo se hacen los trade-offs?  En una crisis, los empleados desean que se mantenga el empleo, pero los accionistas quieren reducción de costos. La respuesta del capitalismo de los stakeholders o los defensores de la sostenibilidad empresarial es que también hay que balancear el corto con el largo plazo y es para gestionar estos múltiples objetivos y resolver sus conflictos que se deben nombrar dirigentes competentes. [vi] Y esto quiere decir que los dirigentes no pueden satisfacer a todos y que habrá que hacer compromisos, apelando a los valores y propósito de la empresa. Para ello se necesita una visión amplia y de largo plazo. [vii]

Y es por esto que es más importante que nunca que su empresa y sus dirigentes se guíen por su propósito. Si lo hacen y se enfocan en el largo plazo, adaptándose a los cambios de entorno, podrá producir rendimientos sostenidos a sus accionistas y logar el poder del capitalismo para todos (énfasis añadido). [viii]

¿Regresamos a la primacía de los accionistas, aunque ahora en el largo plazo?

IV.           La A, la S y la G en la carta

La carta, fundamentada en el capitalismo de los stakeholders, considera los criterios ASG, pero sin mencionar las siglas: medio ambiente, social y de gobierno corporativo.  Pero lo más indicativo, para poder apreciar sus motivaciones y prioridades, es lo que cubre de cada uno y el detalle con que lo hace.

1.      Cambio climático, A

Es el énfasis de la carta, como si la sostenibilidad fuera solo el medio ambiente y de este lo único importante, para la situación financiera de las empresas, son las emisiones. Se le sale lo de gestor financiero.

Nos enfocamos en la sostenibilidad, no porque seamos ambientalistas, sino porque somos capitalistas y gestores de recursos de nuestros clientes… ….. Y es como parte de ese enfoque que le pedimos a las empresas que establezcan metas para las reducciones de emisiones en el corto, mediano y largo plazo….. Pocas cosas tendrán mayor impacto en las asignaciones de capitales y por ende en el valor de largo plazo de sus empresas, que como efectivamente navegan la transición global energética en los años venideros (énfasis añadido).

Pero no aboga por favorecer con sus inversiones a las empresas ambientalmente responsables y ni tampoco por desinvertir en los grandes emisores que tienen en cartera.

La desinversión de enteros sectores industriales—o simplemente transfiriendo los activos intensivos en emisiones en poder del público inversionista al privado—no llevará al mundo a la neutralidad de emisiones (“net zero”)….. Creemos que las empresas que lideran la transición presentan una oportunidad vital de inversión para nuestros clientes(énfasis añadido).

Tendría razón en no abogar por la desinversión si simultáneamente abogara por un activismo activo (perdonen la cacofonía, pero lamentablemente hay activismos pasivos, nominales) en la gestión de la transición a modelos de negocios menos dañinos con el medio ambiente.[ix]  Pero no es tan osado, se contenta con alegar que las inversiones en empresas que lideran la transición representan una oportunidad vital de inversión para nuestros clientes.

Y es cierto que cerca de los dos tercios de las inversiones de BlackRock son pasivas, los fondos de inversión se conforman emulando índices de acciones seleccionados, que los fuerzan invertir en ellas. Solo tienen libertad de invertir o desinvertir en sus fondos activos, pero también pueden crear fondos en base a índices que sean constituidos como sostenibles, aunque es conocida la poca confiabilidad de las credenciales de estos índices (ver nota al pie xvii). Esto refuerza aún más la importancia del involucramiento con los consejos y el activismo en las asambleas.

Pero ¿qué actitud toman con los miles de millones que tienen invertidos en empresas que son grandes emisores pero que no lideran la transición? No desinvierten, pero ¿son activistas? Hay un gran vacío en su estrategia. Lamentablemente tenemos que recordar que, en las condiciones actuales de la disponibilidad de energías limpias, el mundo no puede ni podrá vivir sin los combustibles fósiles por muchos años.  Sin embargo, la descarbonización de la economía es crítica, pero hay que ser activista.

Para el suscrito, esta obsesión con el cambio climático es enemigo de la consideración integral de la responsabilidad empresarial, [x] devalúa la importancia de las personas, de los temas sociales.  Son las personas las que hacen y deshacen en la empresa, son las personas las que son el denominador común a todos los stakeholders.

2.     Centralidad de las personas, S

No es que carta ignore las personas, el tema social, pero le da relativamente poca importancia y la poca que le da es en el contexto de la pandemia, del impacto sobre los empleados y del nuevo entorno del trabajo creado. [xi]

Una característica esencial del capitalismo efectivo es que los trabajadores exigen más de sus empleadores. Impulsa la prosperidad y crea un mercado más competitive por el talento, empujando a las empresas a crear entornos laborales mejores y más innovativos, acciones que permiten lograr mayores beneficios para sus accionistas énfasis añadido).

Una vez más, el argumento empresarial de la responsabilidad. Hay que tratar bien a los empleados porque ello aumenta los beneficios, son un recurso, como los demás, que hay que gestionar eficientemente, no porque tengan una dignidad intrínseca. Lo que impulsa a un gestor de activos financieros.

Y no es que los trabajadores exigen más de sus empleadores, es más bien que tienen mayores expectativas sobre el papel que pueden jugar en protegerlos de las vicisitudes de los mercados, de ayudarlos a mantener el empleo, de cuidar su desarrollo profesional para enfrentar un mundo que cambia a gran velocidad, para compensar por la inseguridad del entorno. No es algo que ha surgido como consecuencia de la pandemia. La encuesta Edelman Trust Barometer del 2019, prepandemia, ya había destacado estas expectativas. [xii] Y en los dos últimos años ha aumentado su confianza en las empresas y sus dirigentes, eso sí muy probablemente por la agilidad que han tenido en responder a los impactos de la pandemia y como han gestionado la crisis. [xiii]  Pero es ahora que BlackRock se ha dado cuenta de las necesidades de apoyo de los empleados, y lo cita como consecuencia de la pandemia. Ha descubierto a los empleados como factor de rentabilidad.

3.     Activismo, G

En lo referente a gobierno corporativo cubre dos temas, el activismo de los CEO en temas relevantes para la sociedad y hace una propuesta innovadora: la participación de sus clientes en las votaciones en las Asambleas Generales de Accionistas.

El primero es un tema que está ganado interés en la sociedad y al cual responden pocos CEO por los riesgos que conlleva el opinar, sobre todo en temas controversiales.  Se corre el riesgo de alinear a algunos stakeholders, en particular a los clientes y empleados, con consecuencias negativas para la empresa. [xiv]

Los stakeholders, de los que su empresa depende para producir los beneficios a los accionistas, necesitan oír directamente de vosotros, para involucrarse y ser inspirados.  No quieren que opinemos sobre el tema del día, pero sí necesitan saber cuál es nuestra posición en temas sociales intrínsecos para el éxito de nuestras empresas en el largo plazo (énfasis añadido).

 

Pero su activismo deja mucho que desear, como comentamos más adelante.  No basta con una carta anual elocuente, comentada urbi et orbi.

En cuanto a la participación de sus clientes en las votaciones dice:

Proponemos usar la tecnología para dar a nuestros clientes la opción de opinar sobre como votar sobre las propuestas en las asambleas de las empresas en que invertimos. Ahora ofrecemos esta opción a los inversionistas institucionales, incluyendo fondos de pensiones….Estamos comprometidos a un futuro en el cual cada inversionista, aun los inversionistas individuales, tengan la opción de participar en la votaciones, si así lo desean.

Interesante propuesta, pero ¿se lavan las manos delegando las decisiones controversiales?  ¿es factible? Lo comentamos más adelante.

V.              ¿Y dónde están sus compromisos con el capitalismo de los stakeholders?

Algunos dirán que el objetivo de esta carta es simplemente una apología del capitalismo de los stakeholders y que no es el lugar para hacer compromisos.  Ese es el problema que plaga la responsabilidad o sostenibilidad empresarial: Extensos en retórica, cortos en compromisos para la acción. Mucho ruido, pocas nueces. ¿Haz lo que yo te digo, pero no hagas lo que yo hago? O, en buen inglés: Walk the talk!  

Tendría credibilidad si respaldara sus palabras con acciones. ¿Qué compromisos adquiere? ¿Qué compromisos no adquiere?

1.      Compromisos que adquiere

Fundamentalmente dos: Financiar un centro de investigación y delegarles votos a los clientes. En el primero propone:

Establecer un Centro para el Capitalismo de los Stakeholders, para crear un foro para la investigación, diálogo y debate…. y explorar las relaciones entre las empresas y sus stakeholders y entre el involucramiento con los stakeholders y la creación de valor para los accionistas (énfasis añadido).

¿Cuál es el valor agregado de la creación de un nuevo centro? ¿Porque no colabora con los ya existentes, como el del Foro Económico Mundial, o los de centros de enseñanza e investigación?  El valor es controlar el mensaje y mejorar la reputación de BlackRock. ¿Es esto la contribución que debe esperar de una empresa que gestiona US$10.000.000 millones y que tiene beneficios de más US$6.000 millones? Como si una empresa petrolera ofreciera cambiar los coches de gasolina de los dirigentes por eléctricos, para ahorrar emisiones.

En cuanto al segundo “compromiso” de dar mayor voz a sus clientes, que enunciamos arriba, también tiene poco valor agregado y lo que puede hacer es diluir el poder de cambio, al distribuirlo sobre centenares de miles de clientes, que pueden tener visiones muy diversas.  En principio parece una democratización del voto, pero puede ser una dilución, cuando lo que se necesita es concentración. Habrá que ver lo que resulta en la práctica, pero no parece muy factible que se promueva el capitalismo de los stakeholders de esta manera.  No es lo mismo que el delegar el poder de votación de sus recursos a los grandes fondos institucionales que gestionan, como lo son los grandes fondos de pensiones, de fortunas, soberanos, fundaciones, etc. que tienen objetivos muy definidos y suelen estar alineados con la sostenibilidad empresarial.

2.     Compromisos omitidos: ¡Hay que mojarse!

Podría/debería haber hecho algunos compromisos que respaldaran su retórica.

a.     Activismo activo/involucramiento

Y es precisamente en este sentido donde tiene la mayor omisión. Debería comprometerse es a usar su poder de votación defendiendo resoluciones que mejoren la sostenibilidad empresarial de las empresas. El activismo de los tres grandes gestores (BlackRock, Vanguard y State Street) en las Asambleas Generales de Accionistas ha sido muy criticado, son los que menos votan a favor de resoluciones calificadas como ASG. [xv] Y esto es más grave si recordamos que entre los tres son los mayores accionistas en el 42% por número y el 78% por capitalización de las empresas que cotizan en la Bolsa de Nueva York.  Posiblemente tengan también porcentajes elevados en otras bolsas internacionales.

Y en defensa de estas omisiones, han alegado que prefieren el involucramiento directo con los dirigentes a la confrontación pública en Asambleas.  Con inversiones en más de 5 500 empresa parece complicado el involucramiento directo. Obviamente que se pueden seleccionar las más relevantes y hacer que ellas den el ejemplo.  ¿Será por esto que quieren delegar el voto a sus clientes? ¿No es que hay colusión (o por lo menos camaradería entre los CEO), entre un “monstruo” como BlackRock y las mayores empresas del mundo en las que invierten? [xvi]

En sus defensa debemos decir que a principios del 2022, los tres grandes, BlackRock, Vanguard y State Street anunciaron una actualización de sus políticas de votación en las Asambleas Generales de Accionistas, que va por buen camino, pero habrá que ver su implementación en la práctica. 

b.     Selección de inversiones responsables

Y lo que más se echa de menos, por el impacto y por ir corazón del capitalismo de los stakeholders es un compromiso de estrechar la aplicación de los criterios ASG para la selección de sus inversiones. Es conocido que estos son muy vagos en la gran mayoría de los gestores y que la etiqueta es objeto de muchos abusos. Sea como sea, la carta era el lugar idóneo para reafirmar el compromiso, con acciones, comprometiéndose a invertir en empresa legítima y comprobadamente responsables (no las que tienen algo de bueno). [xvii] Si se invirtiera solamente en empresas responsables (poco factible) no habría tanta necesidad de involucramiento con los dirigentes y de votaciones en Asambleas.

¿Porque no lo hizo por escrito y en público? Porque un gestor de inversiones no puede gestionar US$10.000.000 millones en empresa responsables. ¿Dónde están? Y para mantener la rentabilidad de sus fondos y seguir creciendo, sigue siendo necesario invertir en Amazon, Apple, Alphabet, Meta, Microsoft, Exxon/Mobil, etc. sean o no responsables.

VI.           En resumen

Es una carta, que dado el poder de su autor puede continuar crear conciencia sobre la importancia de consideraciones ambientales, sociales y de gobernanza en la gestión de activos financieros.  El capitalismo de los stakeholders pretende aglutinar y resumir estos intereses.  Es una carta muy elocuente, que, sin abandonar el mantra del capitalismo bursátil, pretende inclinar la balanza hacia estas consideraciones.

Pero falla en respaldar su retórica con compromisos de acciones concretas para poner su inmenso poder al servicio de la sostenibilidad empresarial. Falla al no comprometerse a intensificar su activismo e involucramiento directo con las empresas y falla al no comprometerse a ir cambiando la composición de sus carteras de inversiones a favor empresas legítima y comprobadamente sostenibles. Aunque tiene algunos fondos especializados, no es parte de su política integral inversiones.

El título de nuestro comentario de la carta delo 2018 era Mucho ruido, pocas nueces: Activismo de fondos de inversión. La versión 2022 tiene algo más de nueces, pero con el mismo ruido.

 

P.S. Disculpas querido lector por tantas notas al pie, pero es que el articulo se me hacía más largo todavía.



[iv] Sorprendentemente usando el concepto propuesto en el Manifiesto de Davos 2020, en el Foro Económico Mundial, aunque el nombre ya se había propuesto en el Manifiesto del ¡1973! (casi 50 años). Ver mi análisis en el artículo Capitalismo de los stakeholders” surge de Davos: ¿en serio?.

[v] Jerga de moda, de difícil traducción, usado para referirse a compasión no fundada por discriminaciones o daños pasados.

[ix] La desinversión y el activismo de los fondos de inversión lo habíamos considerado en ¿Tiene el financiamiento sostenible impacto sobre la sostenibilidad? Primera parte: Inversiones financieras.

[x] Ver el enemigo número 4 en el artículo Los trece enemigos de la RSE(C): Los primeros seis.

[xi] En el artículo Relevancia de las empresas, centralidad de las personas analizábamos el resurgido interés de las empresas en las personas, no solo como recurso, sino como socio en su prosperidad.

[xiv] En la serie de cuatro artículos Activismo de líderes empresariales y en Activismo político de los CEO ante fallas del gobierno considerábamos la necesidad y los riesgos del activismo en temas sociales y ambientales y ofrecíamos una serie de recomendaciones para ejercerlo efectivamente.

[xvi] Un reciente estudio de la ONG As You Sow ha demostrado este conflicto de intereses: “Uncovering Conflict of Interests: Proxy Voting Data Reveals Bias for Asset Managers to Favor Clients”.

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