domingo, 7 de noviembre de 2021

¿Tiene el financiamiento sostenible impacto sobre la sostenibilidad? Primera parte: Inversiones financieras

 

Hay una concepción prevaleciente en el mundo de las finanzas sostenibles y es que las actividades de esa industria contribuyen a la sostenibilidad.  En este artículo analizaremos este supuesto implícito en más detalle para demostrar que pueden hacerlo A VECES, no siempre, y las condiciones bajo las cuales serían más esas veces.

En el análisis tomamos el punto de vista de la sociedad y del planeta, no los intereses de los emisores o de los inversionistas y acreedores, como es el caso en la gran mayoría de los artículos y publicaciones sobre este tema.

Hemos dividido el artículo en dos partes debido a su extensión.  En la primera parte consideramos el impacto sobre la sostenibilidad de las inversiones en valores en los mercados financieros y en la segunda parte lo hacemos para las inversiones reales, en empresas y proyectos que persiguen la sostenibilidad. Para mejorar ese impacto y vencer las deficiencias de los instrumentos existentes, que analizamos en esta primera parte, en la segunda proponemos la estructura de un nuevo instrumento financiero.

I.                Introducción

La industria de las finanzas sostenibles se encuentra en plena expansión, algunos dirían que en explosión. La presión de las instituciones asociadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, ODS, para la canalización de recursos financieros a su logro, las presiones para financiar medidas que contribuyan a paliar el cambio climático y alcanzar los objetivos del Acuerdo de París y las necesidades de la pandemia han estimulado todavía más el interés en que se implementen actividades que contribuyan a la sostenibilidad del planeta y la sociedad y con ello la asignación de recursos financieros. Adicionalmente, se ha estimulado el interés de las instituciones financieras y de los inversionistas en contribuir a esos logros, para algunos aprovechando una oportunidad de hacer dinero y para otros la oportunidad de contribuir con sus recursos a lograr una mejor sociedad y planeta.

En la discusión de estos temas se suelen mezclar dos grandes áreas que para nuestros objetivos es importante distinguir.  Una es el flujo de recursos destinados a transacciones financieras en valores de empresas (calificadas) como responsables en los mercados y la otras son los recursos destinados a empresas y proyectos para inversiones reales en actividades que tienen un impacto directo sobre esa sostenibilidad.

Este conjunto de instituciones y recursos ha tenido diferentes nombres y recientemente se está generalizando la denominación de la “industria de la ASG”, Ambiental, Social y de Gobernanza, aunque estrictamente hablando ASG se refiere a los criterios usados en el análisis de las actividades.  También para nuestros propósitos es importante destacar dos grandes componentes de esta industria: los facilitadores y los mercados financieros por una parte y los inversores en activos físicos por otra.

La industria de los facilitadores está integrada por empresas dedicadas a la recopilación, agregación y distribución de información básica, las productoras de estándares de reporte, empresas calificadoras, las productoras de índices de sostenibilidad, las consultoras en producción de informes, las consultoras en agregación de información, los corredores, los gestores de fondos ASG, entre otras instituciones y mueve miles de millones de dólares comisiones y cargos (la hemos descrito en detalle en los enemigos 2 y 3 en el artículo Los trece enemigos de la RSE(C): Los primeros seis). Su interés se mueve alrededor de las transacciones y de la información correspondiente.  Este segmento y el de las transacciones financieras tienen intereses en que el mercado se mueva y crezca. Salvo algunos inversionistas activistas social y ambientalmente responsables, aquellos no tienen incentivos en el impacto social y ambiental, lo tienen en la movilización de los recursos financieros, en que las actividades de las empresas conduzcan a la sostenibilidad. 

Las remuneraciones de muchos de los integrantes de esta industria no están ligadas a la efectividad en el logro de los supuestos objetivos ASG de las empresas. Solamente algunos inversionistas responsables tienen el incentivo no monetario de lograr la sostenibilidad, pero aun estos se enfrentan a un mercado dominado por la oferta de información y de valores para la inversión por parte de aquellos integrantes. 

Y esto se añade la gran confusión existente en cuanto a que constituye ASG (ver la sección III del artículo ¿Cuántos esquemas/estándares de información sobre sostenibilidad se necesitan? Primera parte: ¿Cuántos hay?), que actividades, que amplitud, que intensidad, que impacto real deben tener en la práctica. Gran número de los fondos autocalificados como ASG tienen inversiones en empresas que contribuyen a la sostenibilidad de forma marginal. Prácticamente cualquier actividad que lleven a cabo estas empresas se califica ASG. Basta con tener un poco de A (por ejemplo, reciclar), o un poco de S (políticas antidiscriminación) o un poco de G (algunas mujeres en el Consejo) para que se le atribuya el calificativo ASG, en su totalidad (ver la discusión de esto en mayor detalle en el artículo ¿Tienen tus inversiones ASG “grado de sostenibilidad”?).

La parte financiera de la industria de la inversión socialmente responsable se desarrolla en este entorno de intereses creados en su expansión y en la indefinición del objeto de su actividad. De allí que sea necesario estudiar si tienen impactos sobre la sostenibilidad y que se puede hacer para lo tengan o lo mejoren.

II.             ¿Qué impactos tienen los fondos ASG sobre la sostenibilidad del planeta?

Se habla mucho del impacto de los fondos de valores ASG de forma muy superficial, sin considerar a fondo el impacto de las empresas que emiten esos valores (capital y deuda). Esto es lo pretendemos analizar en esta sección.

1.      Fondos ASG “pasivistas”

Sí, la palabra “pasivista” no existe en la lengua española, pero la necesito para mi explicación, como espero demostrar. En esta sección consideraremos el impacto potencial en la sostenibilidad de la empresa de los fondos ASG con carteras gestionadas activa o pasivamente en su involucramiento en transacciones en los mercados financieros, pero sin involucramiento en la dirección estratégica de las empresas. Estos fondos son “pasivistas” como antónimo de “activistas”, de los que sí se involucran, directa o indirectamente, en la dirección estratégica. Hay fondos pasivos y activos (en la gestión financiera de sus carteras) y “pasivistas” y activistas (en su involucramiento en la gestión de las empresas emisoras).


Gestión financiera y de sostenibilidad de los fondos ASG



 

En términos generales un fondo ASG “pasivista” invierte los recursos de los inversionistas en los valores de empresas, calificadas por alguien como responsables, en los mercados financieros, generalmente en las bolsas de valores.  Compran y venden valores ya existentes en el mercado, a otros fondos o inversionistas que los poseen.  Si cambian los componentes de sus carteras (gestión financiera activa) suele ser para aprovechar cambios en los mercados financieros. Muchos fondos mantienen la composición relativamente constante (gestión financiera pasiva) Las empresas no reciben recursos financieros como consecuencia de las inversiones de los fondos ASG, los recursos los reciben los vendedores de los valores.  Las empresas no se enteran, excepto porque en sus registros se ha cambiado el nombre del propietario de algunas acciones y, salvo en contadas excepciones, ni lo miran.  Solo recibirían los recursos de los fondos ASG si los valores fueran el resultado de nuevas emisiones, para aumentar el capital o la deuda para financiar inversiones (y en este caso suelen ser fondos activistas, ver más adelante).

Los fondos ASG “pasivistas”, financieramente activos o pasivos, no suelen influenciar la sostenibilidad de las empresas en las que invierten ya que no se involucran en la gestión, salvo en los casos que consideramos más adelante. Su influencia de limita a comprar los valores de las empresas calificadas como responsables, lo que en teoría podría aumentar la demanda por esos valores, hacerles subir su precio en los mercados y, por ende, disminuir su costo de capital. En la práctica el impacto es muy poco notable.  ¿Quieren las empresas ser mas responsables para poder acceder a estos fondos? Es posible en el caso de fondos muy especializados y empresas especiales (ver más adelante). Los fondos ASG genéricos no tienen impacto perceptible. 

Es posible que haya fondos que tengan gestión financiera activa, pero “pasivista” en sostenibilidad, que no obstante no gestionar sus carteras para influenciar la sostenibilidad, ejercen acciones de activismo de firma limitada, no como parte de su objeto o razón de ser. Por ejemplo, si el fondo llegase a adquirir una cantidad significativa de acciones podría ejercer el poder que le otorgan las legislaciones correspondientes para elegir a algunos consejeros o inducir algunas decisiones estratégicas. Pero aun en este caso la influencia es muy limitada, salvo que logren conjuntar elevados porcentajes de acciones y quieran ejercer ese poder.

En el mercado de EE. UU. los tres fondos de inversión, con gran volumen en gestión  de ellos bajo gestión pasiva, BlackRock, Vanguard y State Street, son el primer, segundo o tercer mayor accionista en el 42%, 8% y 8% respectivamente del número de empresas cotizadas en la Bolsa de Nueva York, son uno de los tres primeros accionistas en el 93% de esas empresas. Y son el primer, segundo o tercer accionista en el 78%, 10% y 5%, respectivamente de las empresas medidas por capitalización.  Controlan la bolsa.  Deberían poder usar ese poder para promover la sostenibilidad de las empresas, el capitalismo de los stakeholders, pero hay que recordar que en realidad representan a los shareholders. [i]

El caso de BlackRock es paradigmático.  Su CEO fomenta la inversión responsable en sus discursos y cartas a sus colegas [ii], pero es muy poco lo que hacen en la práctica, son pocas las decisiones sobre aspectos ASG que cuentan con su voto favorable en las Asambleas Generales de Accionistas, AGA, alegando que prefieren el involucramiento con los Consejos para influenciarlos directamente. Podría ser una buena estrategia…. si fuera efectiva.  Lamentablemente es una actividad netamente privada y secreta, sobre la cual no se tiene información.  Es un activismo tímido.

2.     Fondos de pensiones

Y en este mismo grupo de fondos “pasivistas” hay algunos fondos que ejercen un nivel superior de activismo, aun cuando ello no sea su objeto.  Es el caso de fondos de pensiones, que si bien no son fondos explícitamente ASG sí persiguen objetivos de sostenibilidad en sus inversiones ya que tienen una mayor preocupación por sus stakeholders, en este caso los futuros pensionados, que necesitan un planeta y una sociedad más sostenible. 

Los fondos de pensiones, a diferencia los fondos ASG, no son gestionados directamente por lo “dueños”, los futuros pensionados, son gestionados por la organización que los representa y delegan la gestión de las inversiones a gestores especializados en los diferentes segmentos de activos que les interesan (acciones, deuda, bienes raíces, infraestructura, valores internacionales, fondos de cobertura o hedge funds, etc.).  La organización establece las políticas de inversión (objetivos de riesgo-rendimiento, categorías de activos en los que invertir, tipos de gestores, etc.), y gestionan a esos gestores.  Es una gestión indirecta de los recursos financieros. 

Pero no delegan el activismo, que lo hace la organización central, aunque los más activistas también dan instrucciones los gestores de sus segmentos. Los fondos más grandes tienen gran poder ante los gestores de fondos propios y externos y de persuasión en los mercados financieros y suelen ser muy activos en las AGA, en el cabildeo con los Consejos y en su participación en las políticas y discusiones sobre ASG a nivel nacional o internacional.

Los mejores ejemplos de este activismo son los fondos de pensiones CalPERS y CalSTRS, de los empleados públicos (más de 1.6 millones de miembros, casi US$400.000 millones) y educadores (casi un millón de miembros, US$310.000 millones), respectivamente del estado de California, dos de los mayores del mundo, y el fondo de ABP, el mayor del mundo, de los empleados públicos y educadores de los Países Bajos (más de US$620.000 millones y más de 3 millones de miembros).

El activismo de estos grandes fondos se suele concentrar en grandes temas de interés para la inversión responsable, tanto a nivel de sus carteras como a nivel agregado en sus países y a nivel internacional, como por ejemplo el cambio climático, involucramiento de los stakeholders en la gobernanza, remuneración de los consejeros y dirigentes y sus nexos con metas de sostenibilidad, responsabilidad en la cadena de valor y temas sociales como la discriminación por género y raza/etnia y los sueldos justos, entre otros.

3.     ¿Qué impacto tiene sobre la sostenibilidad del planeta la desinversión por parte de un fondo ASG?

¿Si un fondo de inversiones responsable decide desinvertir en empresas de combustibles fósiles, caerán las inversiones en combustibles fósiles?  Puede ser, pero no es un impacto directo.  Las acciones que vende el fondo las compran otros inversionistas, posiblemente irresponsables o indiferentes al tema ambiental. Pero la empresa no recibe menos fondos para invertir.  Lo que puede suceder es que el precio de todas sus acciones baje como resultado de la oferta adicional de acciones al mercado. y ello puede tener la consecuencia de que en el caso de las empresas de combustibles fósiles que quieran acudir al mercado a obtener capital para sus inversiones tendrán que emitir más acciones para obtener el mismo monto, o sea, ha subido su costo de capital.  Pero esto solo ocurrirá en el caso de que en efecto baje el precio de sus acciones y que requiere de mayor capital.  El costo de la deuda puede también aumentar, pero ello será como consecuencia de la mayor percepción del riesgo de ese tipo de empresas que tengan los bancos e inversionistas en instrumentos de deuda y no necesariamente porque aquel fondo haya vendido sus acciones.

Pero para que la desinversión tenga un efecto sobre el precio de las acciones en las bolsas, tendría que vender un gran volumen en cortos plazos y/o hacerlo de forma coordinada con otros fondos para que sea una cantidad significativa.  Pero es muy posible que el fondo no lo haga así porque perdería valor de su cartera o que si lo hace, lo haga paulatinamente, para no afectar el precio de venta. [iii]

Hay que recordar que, en los casos de gestión financiera pasiva, la desinversión tiene limitaciones y en algunos casos no es una opción.  Gran parte de los recursos que gestionan los gestores de fondos son pasivos, tienen un objetivo de riesgo-rendimiento que los liga a un índice, el que se usa para evaluar su rendimiento.  De allí que esos fondos invierten en los componentes del índice, en las mismas proporciones.  Si quieren desinvertir en una empresa, se desviarían del índice.  Para algunos fondos ello es permisible siempre y cuando el riesgo-rendimiento se mantenga, o se desvíe ligeramente, dependiendo de la política de inversiones del fondo. En algunos casos la composición es muy rígida y no se puede cambiar, al punto de que el fondo se debe “rebalancear” periódicamente y comprar y vender acciones para adaptarse a los cambios en los precios y volumen de acciones en circulación. Pero no “rebalancea” por razones de sostenibilidad.

Un gran volumen de activos se gestión de manera financieramente pasive por lo que la estrategia de desinversión tiene limitaciones. A nivel mundial hay US$15 billones de activos en fondos pasivos en su gestión financiera y en EE. UU. constituyen el 50% y en Europa el 20% de los fondos.

Pero esto no quiere decir que la desinversión por parte de fondos prominentes no afecte el acceso a los mercados de las empresas excluidas, pero el efecto es indirecto.  No es la desinversión, es el mensaje, que refuerza lo que muy probablemente ya prevalezca en los mercados, que esas industrias no deben ser apoyadas financieramente ya sea por las instituciones de crédito como por los mercados de capitales, o en el mejor de los casos lo harían a costos superiores. 

Actualmente el caso más paradigmático son las empresas de combustibles fósiles por cuanto su impacto sobre el cambio climático es más reconocido y ello constituye una preocupación generalizada. La relación riesgo-rendimiento es más clara. En caso de irresponsabilidades sociales, es menos clara y las preocupaciones más difusas.  Pero podría serlo, cuando la demanda por sostenibilidad se profundice, por ejemplo, en empresas con violaciones probadas en el respeto a los derechos humanos. Por ahora el cambio climático, la A, es la variable más visible y más urgente que la S y la G.

De hecho, hay muchas voces que atribuyen parte de la crisis energética en Europa y algunos otros países a la desinversión en combustible fósiles.  Alegan que la presión por la sostenibilidad ha sido contraproducente, que se está implementando demasiado deprisa.

Pero es muy difícil concluir sobre el impacto relativo de actuar desde dentro de la empresa a desentenderse vía la desinversión.  La primera tiene un potencial impacto siempre y cuando tengan suficiente poder como para poder influenciar a los dirigentes y sean persistentes y consistentes.  La segunda tiene un impacto mayormente indirecto, a través del mensaje que se envía a los mercados financieros. Es el argumento usado por algunas grandes empresas de consultoría para defender su trabajo con estas empresas. Alegan que tendrán más influencia como consultores que como exconsultores.  Puede haber algo de hipocresía en este argumento.  Negocio es negocio.

Y los ambientalistas alegan, con mucha razón, que desinvertir no reduce emisiones, son las actividades de las empresas las que lo pueden lograr. Que con ello algunos se “lavan las manos”.

Visto el limitado impacto de la desinversión y del activismo de los fondos “pasivistas”, hay que ir a un nivel superior en la inversión socialmente responsable y tener un involucramiento más directo en las decisiones estratégicas de inversión en actividades sostenibles. 

En la segunda parte de este artículo analizaremos el posible impacto sobre la sostenibilidad de las inversiones reales en empresas y proyectos que persiguen fines de sostenibilidad.



[iii] ABP, anunció en octubre del 2021 que dejará de invertir en combustibles fósiles y que su cartera de más de €15000 millones (US$17000 millones), que representan el 3% de sus activos, serán vendidos antes del primer trimestre del 2023.

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