No es oro todo lo que reluce
El diablo está en los detalles
Proverbios populares
Ya oigo a algunos
de mis lectores: ¡Otro artículo de Vives sobre semántica! No, no es un problema
de semántica, del uso de términos equivalentes, todo lo contrario, es el uso de
términos diferentes como si fueran equivalentes. El uso generalizado de términos sin saber que
quieren decir, el montarse en el tren (moda) que pasa sin saber a dónde
va. Es uno de los enemigos de la
responsabilidad (sostenibilidad) empresarial y todo lo que la rodea. ¿Y por qué
esta discusión es relevante? Porque si no sabes que es lo que gestionas, mal lo
puedes gestionar.
I.
Calificación de responsabilidad/sostenibilidad corporativa.
Ahora que se ha
puesto tanto de moda el término ASG, [1]
abreviación de Medio Ambiente, Social y Gobernanza, es
oportuno recordar que representa criterios en estos tres temas para la
calificación de valores y fondos de inversión en los mercados financieros. Pero
que lamentablemente se ha tergiversado al usarlo para etiquetar esos valores
y fondos, con el entendido implícito de que la etiqueta los define como de
comportamiento responsable en todas manifestaciones de estos tres temas.
Hay miles de
indicadores ASG que pretenden medir/indicar, las características de las
empresas individuales o los fondos de valores colectivamente, en esos temas. Por ejemplo, emisiones de gases de
efecto invernadero (A), brecha salarial por género (S) o porcentaje de consejeros
independientes en el consejo (G). Estos
indicadores son recopilados para empresas y fondos y, en general son agregados
en algún modelo de lo que quiere decir sostenibilidad (decenas de indicadores para
cada tema, escalados a alguna base (por ejemplo 100 para lo mejor), agregados
en promedios ponderados por tema, A, S, G y sus múltiples variantes y luego ponderados
otra vez para una calificación o clasificación agregada. A veces la empresa calificadora (ratings o
productoras de índices de inversión) deciden números de corte para poder ser
parte de sus índices.
En principio esto
parece razonable, el problema viene de la interpretación. Cada productora de calificaciones o índices
tiene su propio modelo de lo que constituye responsabilidad, tienen sus propios
indicadores, sus propios pesos, o sea, la importancia relativa de cada
indicador en la evaluación final. ¿Cómo
se determina la importancia relativa de emisiones de carbono versus consumo de
agua, versus porcentaje de mujeres en el consejo, versus medidas anticorrupción,
versus desarrollo profesional? ¿Se puede decir que uno es diez, cinco, tres
veces más importante que el otro? ¿No depende de cada empresa y su contexto?
¿No depende de la materialidad de sus impactos? (ver Materialidad,
doble materialidad y matriz de materialidad).
Además, hay
muchos aspectos que no se consideran o cuyos indicadores no son representativos. Elusión fiscal y prácticas
anticompetitivas no se consideran (¿no existen?),, responsabilidad del producto,
solo si hay efectos tangibles en la salud, sueldos injustos, corrupción solo si
hay litigaciones de por medio, el desarrollo del personal en términos de número
de horas-persona dictadas de cursos (¿aprendieron? ¿podrán hacer carrera?), la
ética con la existencia del código y/o el número de casos que consideró el
comité (pocos casos puede querer decir que la empresa es un modelo de comportamiento
ético o que no se aplica el código).
No es de
sorprender que hay grandes divergencias entre las calificaciones de una misma
empresa para diferentes calificadores, por lo que se pierde credibilidad (ver Rankings de RSE/Sostenibilidad: Cualquier
coincidencia es pura coincidencia y la sección III de ¿Cuántos esquemas/estándares de información sobre sostenibilidad se
necesitan? Primera parte: ¿Cuántos hay?). [2]
Algunos índices se construyen con las empresas mejor calificadas en su
respectivo sector industrial, pero sin tomar en cuenta la responsabilidad de
su producto. El Dow Jones Sustainability Index incluye las mejores
empresas tabacaleras, las mejores de combustibles fósiles y las mejores de
apuestas, por ejemplo. Si un fondo de
inversión toma la composición de este índice de “sostenibilidad” como modelo para
elaborar su cartera termina invirtiendo en tabaco, petróleo y casinos.
Y además de
calificaciones e índices globales se producen para todo tipo de sectores (p.e. energía)
y subsectores (p.e. energía solar), para todo tipo de temas (p.e. social) y subtemas
(p.e. participación de la mujer), para todo tipo de áreas geográficas (p.e.
Europa). [3]
Y siempre habrá una empresa que sea la mejor, aun cuando sea muy
irresponsable en los aspectos no incluidos, o los incluidos con baja
ponderación. El problema estará en la
generalización de las interpretaciones de estas calificaciones.
Con el objetivo
de favorecer a las empresas responsables y estimular sus prácticas, algunos
inversionistas seleccionan a esas empresas para sus carteras o fondos, lo cual
es laudable. Aunque ello no quiere
decir que los recursos de las inversiones lleguen a las empresas para hacer sus
inversiones, ello solo ocurre en el mercado primario, donde se comprar los
valores (acciones y bonos, por ejemplo) a las empresa. La gran mayoría de las inversiones ocurren en
el mercado secundario, donde esos valores se compran a otros tenedores,
compraventa, por cada comprador un vendedor. [4]
El problema
está en la selección de los valores a incluir y es allí donde se diferencian las
inversiones ASG de las inversiones Socialmente Responsables, ISR. El objetivo es el mismo, el proceso y el
resultado muy diferente.
II.
Inversiones Socialmente Responsables, ISR.
Es la
denominación tradicional, de la inversión en empresas responsables. En general esta basada en la selección
individualizada de las empresas invertir, utilizando criterios de responsabilidad
desarrollados por los propios de los inversionistas, normalmente fondos de inversión
especializados (de
pensiones, soberanos, institucionales, de gestores de riquezas, fundaciones,
aseguradoras, etc.). Pueden usar calificaciones desarrollas por terceros, pero
suelen ser rigurosos en su selección (ver Todo
lo que necesitas saber sobre la Inversión Socialmente Responsable en cinco
respuestas).
Sin embargo, si
bien esta industria suele usar criterios o fuentes de información relativamente
rigurosos, ante la demanda del mercado y la presión de generar comisiones, también
se degeneran. En términos relativamente simplistas podemos decir que hay
dos grandes modalidades de selección: selección negativa y positiva.
En la primera,
selección negativa, se usan criterios muy generales de exclusión, no se
invierte en sectores industriales que se consideran dañinos, como tabaco, armamentos, alcohol,
apuestas y similares. Todo lo demás es aceptable, sean empresas responsables
o no. Es una posición extremadamente cómoda y perversa. No contribuye en nada a la sostenibilidad
empresarial, solo a la sostenibilidad financiera de sus gestores y a la
reputación (¡!) de algunos inversionistas que así pueden decir que favorecen la
sostenibilidad empresarial, aun cuando sea una falacia. Lamentablemente
constituyen un elevado, aunque decreciente porcentaje en las estadísticas de la
ISR. En el artículo La Inversión Socialmente Responsable en
España: ¿Simbólica? hacíamos una
propuesta a la industria de la ISR:
Que la porción de ISR que se gestiona con criterios de exclusión por sector
industrial (armas, apuestas, tabaco, alcohol, pornografía) no se incluya en las
estadísticas de ISR. Nos obligaría a
profundizar en la responsabilidad empresarial, donde se puede tener impacto.
En la segunda,
la selección por inclusión, las empresas se seleccionan explícitamente de
acuerdo con sus características de sostenibilidad. Es la modalidad usada por
fondos realmente interesados en la sostenibilidad empresarial.
Y hay un caso
más específico que es el de la inversión de impacto, cuya selección es todavía
más individualizada, e incluye no solo las características de sostenibilidad
sino además un análisis de sus impactos. Estos inversionistas
suelen ser mucho más activistas y suelen participar, directa o indirectamente,
en la gestión de las empresas o proyectos.
Suele ser usada en empresas emergentes y en fondos relativamente
concentrados y para clientes predeterminados (por ejemplo, fundaciones u fondos
de riqueza). [5]
III. Inversiones ASG.
a.
Que son, que no son.
Las
inversiones ASG tienen características semejantes a la ISR, sin embargo, el
proceso de selección tiene deficiencias. Los valores se seleccionan de acuerdo con
el etiquetado ASG que hayan recibido. Es
una posición intermedia entre la selección por exclusión y la de inclusión de
la ISR. Es más rigurosa
que la exclusión ya que selecciona valores que tienen características de
sostenibilidad positivas, no solo excluye las negativas (aunque hay que
recordar el caso del Dow Jones Sustainability Index mencionado arriba
que sí las incluye), pero la parte de selección positiva puede dejar mucho que
desear.
El uso del
nombre de los criterios ASG para hacer las calificaciones se ha extendido a la
denominación de las empresas y fondos de inversiones. Como comentábamos arriba la etiqueta se
asigna a valores que tienen alguna característica positiva, sin tomar en cuenta
los múltiples impactos negativos que pueda tener. No hay un mínimo de
positividad requerido, de
allí que el uso de la etiqueta ASG es engañosa en el mejor de los casos,
perversa en otros.
En el artículo ¿Tienen
tus inversiones ASG “grado de sostenibilidad”? analizábamos el problema en mayor detalle.
Decíamos
Podemos resumir el problema en cuatro cuestiones:
1) ¿Qué es A?,
¿qué es S?, ¿qué es G?, ¿qué es ASG?;
2) ¿Cuánta
contribución (bondad) en cada uno?;
3) ¿Cuáles son
las compensaciones (tradeoffs) de comportamiento dentro de cada uno de los
aspectos de los componentes A, S, G y entre los componentes (no se espera que
ninguna empresa sea buena en todos ellos)? y
4) ¿Se cuentan
como contribuciones negativas los efectos dañinos no mitigados?
Y ofrecíamos una propuesta para que la calificación ASG tuviera credibilidad:
“Para calificar para ser incluido en una cartera
ASG, un instrumento financiero debe tener una calificación ASG promedio,
calculada sobre, digamos, 10 calificadoras seleccionadas, de no menos de 7
sobre 10, y no menos de, digamos, 5 sobre 10 en cada uno de los componentes, A, S y G”. Las calificadoras serán
seleccionadas a través de validaciones de sus calificaciones, en base a la
concordancia con la opinión de un grupo de expertos en cuanto a la
responsabilidad de las firmas calificadas (las que tengan mayor correlación).
La inversión
ASG puede seleccionar valores con algo bueno en A, mucho malo en A, algo en S,
y malo en G. No todos lo
hacen, pero la presión para producir conduce a simplificaciones perversas. Este
es el caso de la mayor comercializadora de carne del mundo que analizamos en ¿Hace
falta ser una empresa responsable para emitir un bono ligado a la
sostenibilidad?, cuyos bonos fueron etiquetados ASG. La reacción
de muchas carnicerías en Europa es ejemplar, ya que al hacer la diligencia debida y no dejarse llevar por
el etiquetado, dejaron de comprarle.
El uso de
etiquetas ASG para la selección de inversiones es una tarea cómoda, y por ende,
popular, ya que evita tener que hacer la diligencia debida sobre la
sostenibilidad de los valores a incluir.
b.
Rentabilidad versus sostenibilidad.
Y la selección
de los valores a invertir no se basa exclusivamente en sus calificaciones de
sostenibilidad. Incluye, aunque no se quiere reconocer, su rentabilidad en
bolsa. En teoría se seleccionan los valores en base
a criterios ASG, pero siendo estos muy flexibles, se pueden seleccionar los
valores que se crea tienen mayores potenciales de rentabilidad. La rentabilidad es medible con certeza, en
tanto que la sostenibilidad termina siendo algo borroso.
Este es particularmente
importante para fondos que se comercializan al público inversionista ya que los
puede diferenciar de los demás con la etiqueta ASG. En general no se clasifican
estos fondos por su sostenibilidad, no hay un numero para ello, basta con decir
que se usaron criterios ASG en su configuración por lo que, para su competitividad
en el mercado, la rentabilidad es determinante. Si hay un valor que se estima
será muy rentable, se incluye en el fondo, basta con que no sea manifiestamente
irresponsable.
Esta es la razón
por la que la gran mayoría de los fondos ASG incluyen valores de empresas
tecnológicas, casi independientemente de su responsabilidad. [6]
En ASG, ¿qué son valores responsables? Cuanta A, cuanta S, cuanta G tienen,
cuanta irresponsabilidad tienen no es factor de inclusión o eliminación. Basta con poder demostrar que se usan
criterios ASG, o como se dice en la industria “integran ASG” en las decisiones. Y esto es lo que explica el gran interés de los
reguladores nacionales y supranacionales en la tipificación de estas
inversiones ASG, en combatir el greenwashing. [7]
Solamente si los
fondos siguen exactamente algún índice de sostenibilidad deben cambiar los
valores de empresas que sean cambiadas del índice, pero en general los fondos
solo usan el rendimiento de los índices como referente (benchmark) para
su evaluación, no como criterio de inclusión o exclusión.
Algunos suelen
decir que los inversionistas responsables están dispuestos a sacrificar rentabilidad
para obtener responsabilidad. En la práctica
lo que se hace es buscar la máxima rentabilidad siempre que se puede decir que
el fondo invierte en valores responsables. Y si los hay, no suelen estar en el
mercado de la inversión con criterios ASG, están en el de la ISR.
Este problema si
bien afecta también a las inversiones ISR con inclusión proactiva, el efecto
es mucho menor ya que suelen tener criterios definidos, más estrictos. Tienen mucha menos flexibilidad en lo que
denominan como responsable. Y son inversionistas más comprometidos.
IV.
En resumen.
Las inversiones ISR
y la selección de valores con calificaciones ASG tienen en común el objetivo
de invertir en empresas y proyectos que sean social y ambientalmente
responsables (y por ende bien “gobernadas”, la G), pero difieren en la implementación
y en sus resultados.
El término ASG
se ha extrapolado de la calificación en algún aspecto en alguna empresa a una etiqueta
que se supone representa una responsabilidad amplia. Con su creciente popularidad es todavía más
abusada y se están relajando hasta los bajos estándares del etiquetado. Es una
selección basada en calificaciones de terceros, que hemos analizado en
anteriores artículos, que son poco confiables y menos extrapolables a toda la
empresa o fondo.
El término ISR es
más preciso, aunque también tiene abusos en su implementación, no todo lo que
brilla es oro. El uso de criterios de
exclusión no merece el nombre de inversión responsable, es greenwashing
en estado puro. Lo único bueno que se puede decir es que es un greenwashing
transparente, es obvio.
Pero la inversión
ISR por inclusión proactiva es más rigurosa, en inversión basada en una selección
caso por caso, con un análisis más integral de los aspectos de responsabilidad
empresarial. Y en el caso de las inversiones de impacto
son aún más proactivas y pueden llegar hasta a participar en la gestión de las
empresa o proyecto, aunque su prevalencia sea mucho menos y restringida a
empresa e inversionistas selectivos.
Y tiene menos
problemas de conflicto entre responsabilidad y rentabilidad al ser sus criterios de inclusión, más
estrictos, más rigurosos, operando en un mercado de inversionistas s
comprometidos. Podríamos decir que en ISR las prioridades relativas son responsabilidad
primero y rentabilidad después, al revés que la inversión ASG.
En forma relativamente
simple, podríamos decir que el rigor va a ISR por exclusión a selección con criterios
ASG, en ambos casos no merecen el nombre de inversión responsable, a ISR por
inclusión explicita, a inversión activista de impacto.
No, no es semántica.
APENDICE: Estadísticas
Los siguientes
gráficos presentan las estadísticas en inversión responsable, a nivel europeo, del
informe Eurosif 2018 (el informe del 2020 no se ha producido) y las de
España del informe Spainsif 2021. Si bien la clasificación no coincide exactamente
con la nuestra de ASG versus ISR, se pueden hacer algunas observaciones. La inversión por exclusión es la de mayor
volumen en Europa, pero no es España. Las denominadas “norm based” y “engagement
and voting” son proactivas, similares a las estrategias de ISR, en tanto
que las de ESG integration pueden ser parecidas a la nuestra ESG, ya que
se le suele dar ese nombre a “integrar” criterios ASG en la selección de las
inversiones. Es interesante y laudable observar que en España se está
disminuyendo el uso de la sección negativa y best in class, pero que
también disminuye la selección basada en normas y aumenta la genérica ASG.
[2] Para análisis rigurosos ver Aggregate Confusion: The Divergence of ESG
Ratings, por Florian Berg, Julian F Kölbel y
Roberto Rigobon, agosto 2019 y el Apéndice V de Seven Myths of ESG.
[3] MSCI ,una de las mayores
calificadoras ASG del mundo produce 1500 índices diferentes.
[4] Ver los artículos ¿Tiene el
financiamiento sostenible impacto sobre la sostenibilidad? Primera
parte: Inversiones financieras y Segunda parte: Inversiones reales
[5] Un autor propone el nombre de Inversión
Responsable y Sostenible de Impacto, SRII en su acrónimo en inglés. Ver SRI
and ESG are Not Interchangeable. Here’s Why We Choose SRI.
[6] Ver Apple. Un gigante de tres billones líder
en controversias (accesible por subscripción, pero
gratuita).
1 comentario:
Este artículo destaca la diferencia crucial entre Inversión Socialmente Responsable (ISR) y las inversiones basadas en criterios ASG. La claridad en la selección de valores es esencial, ya que la etiqueta ASG puede ser engañosa, centrándose a veces en aspectos positivos sin abordar impactos negativos. En el contexto de fondos indexados ISR, la atención rigurosa a criterios de exclusión e inclusión proactiva es clave para inversores comprometidos con la sostenibilidad. La transparencia en la implementación de criterios marca la autenticidad en la búsqueda de inversiones responsables.
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