sábado, 8 de enero de 2022

Materialidad, doble materialidad y matriz de materialidad


Basado en un post en LinkedIn el 15 de diciembre del 2021 sobre doble materialidad, se suscitó un intercambio de opiniones con algunos alegando que el concepto de doble materialidad era redundante (la matriz de materialidad lo capturaba en sus dos ejes, uno lo que le importaba a los stakeholders y el otro lo que le importaba a la empresa) y el suscrito alegando que la materialidad, ni doble ni sencilla, se puede capturar en la matriz de materialidad (¡herejía!). Este artículo lo analiza.

El que la matriz captura la materialidad, y en particular la doble, parece razonable en principio, es lo que se representa.  Pero en función de la evolución del papel de la empresa en la sociedad y de la misma sociedad, se debe analizar con más profundidad, lo que nos llevará a cuestionar como se prepara la matriz de materialidad y lo que puede/debe ser su interpretación. ¿Que representan estos dos ejes?  Y veremos que la discusión refleja las posiciones competitivas de algunos productores de estándares de reporte. Pasamos revista a estos conceptos.

Es importante enfatizar que en este articulo tomamos la posición de la empresa, representada en un momento dado por sus dirigentes, y no la posición ni de los stakeholders, incluyendo shareholders, ni de los productores de estándares de reporte.  Esta la fuente de la confusión que trataremos de aclarar.

I.                Materialidad

Hay muchas definiciones de materialidad, siendo las más populares las de los diferentes estándares de reporte de sostenibilidad, que, junto con su definición de stakeholders, forman la base de lo que se debe reportar. Reproducimos solo las de los dos estándares más utilizados:

 

Iniciativa

Foco

Definición de materialidad

GRI

Stakeholders

El reporte debe cubrir aspectos que: a) reflejan los impactos económicos, ambientales y sociales significativos (en su influencia, tanto positiva como negativa de lograr su visión y estrategia) y b) influencian las evaluaciones y decisiones de sus stakeholders.”

SASB

Reguladores e inversionistas

[Aspectos materiales que…] “individualmente o en el agregado son importantes para la representación justa de la posición financiera y operacional de la entidad … [información que es] necesaria para que un inversionista razonable puede tomar decisiones de inversión debidamente informadas.

 

En general podemos decir que los aspectos materiales son los impactos que les importan a los stakeholders. En el caso del GRI los stakeholders son todos que pueden ser impactados, incluyendo los inversionistas.  En el caso del Sustainability Accounting Standards Board, SASB, el stakeholder es la situación financiera de la empresa, representada por los inversionistas. 

Pero en estas definiciones no está considerado lo que le importa a la empresa, a sus dirigentes. Parten del supuesto implícito de que lo que les importa es lo que le importa a los stakeholders, incluidos los inversionistas.  Pero pueden tener otros intereses. Es este supuesto, no cierto, es lo que da lugar a las diferencias entre los estándares de reporte, las diferentes definiciones de materialidad y las deficiencias de las matrices de sostenibilidad, dominadas por las necesidades de cumplir con reporte.  A la empresa le importa mucho más que el reporte, lo que es solo uno de los múltiples insumos para la determinación de la estrategia de la empresa.

Y aquí es necesario volver a hacernos la pregunta: ¿de quién es la empresa? La empresa se posee a sí misma. Los inversionistas no poseen a la empresa, solo poseen derechos a recibir dividendos, a vender sus acciones, y en algunos casos, menos comunes de lo que se piensa, de elegir a algunos miembros de consejo.  De allí que la materialidad para la empresa, para su gestión, debe considerar los impactos mencionados arriba, pero filtrados de acuerdo con su estrategia, a lo que le interesa. 

Esta supuesta herejía de la propiedad la habíamos analizado en detalle en el artículo: ¿De quién es la empresa? ¿Qué debe maximizar?. Se extrapola la idea que los inversionistas a veces pueden nombrar a algún consejero, a la generalización de que poseen control de la empresa.  Esto es solo cierto en los casos de empresas con un número reducido de accionistas, y que concuerdan en los objetivos de la empresa (algunas PyME, algunas empresas familiares y algunos startups en sus comienzos).

En este sentido es de enfatizar que el principal stakeholder de la empresa es ella misma y su interés por los demás stakeholders es consecuencia de esto.

Pero ¿qué le interesa a la empresa? ¿el impacto sobre los stakeholders en general?, ¿el potencial impacto que estos tienen sobre la situación financiera de la empresa? ¿o algo diferente, algo más y algo menos, de acuerdo con su estrategia? Es lo que responderemos a continuación

a.     Materialidad de ida (sobre los stakeholders)

Para cumplir con los esquemas de reporte y preparar la matriz de materialidad se distingue la materialidad de ida, o sea los impactos que las activades de la empresa tienen sobre los stakeholders. Esta es la definición que forma la base de la preparación de los informes bajo los estándares actuales del GRI. Los estándares anteriores del GRI consideraban la materialidad de ida y vuelta, pero fue cambiado en el 2021, presumiblemente para diferenciarse más de su competidor el SASB (ver mis artículos The New GRI Definition of Materiality: Forwards or Backwards? y Sustainability Reporting Standards: Time to Trade Competition for Collaboration).



b.     Materialidad de vuelta (sobre la empresa)

Constituyen los aspectos que tienen impacto sobre la empresa como resultado de la reacción de los stakeholders, que para muchos se refiere a impacto financiero. En este sentido, forma la base de los reportes de acuerdo con los estándares del SASB.  Para ello el SASB ha desarrollado 77 indicadores para cada uno de 11 sectores industriales, que supuestamente representan aspectos que pueden impacto, pero hay que enfatizar que no miden el impacto financiero, no son expresados en términos monetarios, sino que representan conceptos (por ejemplo, consumo de agua, emisiones de gases de efecto invernadero) que pueden tener impacto financiero, de acuerdo con su base de expertos, suponiendo que los inversionistas actúan en consecuencia en los mercados financieros.

c.     Materialidad de ida y vuelta (doble materialidad)

La doble materialidad reconoce que a la empresa le interesan ambos impactos, los que tiene sobre sus stakeholders y los que estos tienen sobre la empresa, que pueden ser financieros o no, medibles o no, en el corto y en el largo plazo.

La doble materialidad es el enfoque que está adoptando el grupo de trabajo que elabora los estándares de reporte de sostenibilidad, el European Financial Advisory Group (EFRAG), para la Unión Europea, UE (ver el informe preliminar) y que se espera aprobar a mediados del 2022.  Si bien se adopta el concepto para efectos de reporte, la UE tiene intereses más allá de la información, que es lo único que preocupa al GRI (ida) y al SASB (vuelta). La UE tiene intereses en el desarrollo social y económico de los países miembros, de allí que adopte una concepción semejante a la que le interesa a los dirigentes empresariales (ida y vuelta).[i]

II.             Matriz de materialidad

La matriz de materialidad es una herramienta que se suele incluir en los reportes de sostenibilidad, que pretende ilustrar gráficamente los aspectos que son materiales para la empresa y los que lo son para los stakeholders, en orden de impacto relativo.  El eje horizontal refleja los aspectos que la empresa considera materiales (supuestamente la materialidad de vuelta) en orden de importancia de izquierda a derecha, y el eje vertical los aspectos que la empresa percibe que son materiales para los stakeholders, en orden de importancia de abajo hacia arriba. Los puntos en el gráfico reflejan los aspectos que son comunes (¿son todos comunes?) y su posición (y a veces la magnitud de los puntos en el gráfico refleja la magnitud del impacto percibido). Dado que la empresa puede no poder atender todos los aspectos que son materiales para los stakeholders, se suelen priorizar los aspectos comunes que están en la posición noreste, de mayor importancia para ambos.

Y aun siendo un instrumento de reporte, es de recordar que los estándares actuales del GRI no requieren la preparación y presentación de la matriz de materialidad (ver los artículos de la gurú en reportes de sostenibilidad, Elaine Cohen, GRI Standards: Materiality: You’ve Been Doing It All Wrong y Why the materiality matrix is useless). Se continúa usando en buena medida porque se cree que necesario presentarla, por inercia y porque presenta un gráfico atractivo.  Sin embargo, es de destacar que su preparación contribuye a la gestión de la sostenibilidad y su presentación a la estructuración de los reportes de sostenibilidad.  En particular fuerza la identificación y consulta con los stakeholders, una introspección interna sobre sus impactos y lo que es material para la empresa, la coordinación y comunicaciones internas, entre otras contribuciones (ver la lista con viñetas en Informes de sostenibilidad: ¿Sirven para algo?).

No, no proponemos eliminarla. Es un instrumento de reporte y apoyo, pero nuestra posición es que como instrumento de gestión es incompleto. A continuación, analizamos esto y la materialidad que le interesa a la empresa para su gestión estratégica. Recordemos que estamos utilizando el punto de vista de la empresa.

III.           Materialidad para el reporte y materialidad para la estrategia

El reporte y la gestión de la sostenibilidad tienen diferentes objetivos y cubren diferentes necesidades lo que muchas veces se ignora o descuida y se pretende, quizás inconscientemente, que la matriz de materialidad sirva diferentes objetivos, que pueden no estar alineados. Es lo que analizamos a continuación.

Para entender mejor la diferencia entre doble materialidad para la gestión y lo que refleja la matriz es conveniente recordar (1) lo que le interesa a la empresa y, (2) lo que es la reacción de los stakeholders. En el primer caso recordemos la concepción moderna de la responsabilidad empresarial, la gestión de los impactos que tiene y que quiere tener, sobre stakeholders presentes y futuros, en el corto y largo plazo.  Por su visión de largo plazo le puede interesar tener impactos, a veces no conocidos por los stakeholders, y puede querer impactar otros stakeholders que ahora no lo son o que pasan desapercibidos. Estos impactos no están en la matriz de materialidad tradicional.

En el segundo caso los impactos de la empresa en sus stakeholders no necesariamente rebotan, no necesariamente producen reacciones que impactan a la empresa, de allí que tampoco estén en la matriz de materialidad, como comentamos más adelante. 

En resumen, aparte de la concepción tradicional, hay que notar que (1) hay impactos que le interesa tener a la empresa y (2) hay impactos que no les interesan a los stakeholders, que no están en la matriz de materialidad, pero que (1) sí forman parte de la materialidad de ida y (2) no forman parte de la materialidad de vuelta.

Y aquí es donde surge el problema del uso e interpretación de estos conceptos. En la matriz de materialidad, con el objetivo de reportar, lo que se diagrama es el impacto que tiene, pero no el quiere tener, sobre los actuales y futuros stakeholders, y lo que los stakeholders podrían reaccionar, no lo que reaccionan, y con un sesgo sobre el impacto financiero. La realidad práctica es otra. 

a.     Materialidad de ida, estratégica

A diferencia de la materialidad para el reporte, para la estrategia la empresa quiere identificar y gestionar sus impactos no solamente que tiene, sino los quiere tener y no solamente en sus stakeholders actuales, sino a los que pueda querer afectar, en función de lo que concibe es su papel en la sociedad. Es el querer hacer el mayor bien posible, no solo controlar impactos negativos o positivos resultantes del status quo. Por ejemplo, una empresa farmacéutica puede querer desarrollar medicamentos para enfermedades típicas de países de menor desarrollo, que no forman parte de su mercado, no solo como estrategia de comercialización (muy poco probable que sea rentable) sino como parte de su papel ente la sociedad y para ello invertir recursos en investigación y desarrollo.

b.     Materialidad de vuelta, estratégica

Es el aspecto de materialidad que más interés suscita entre los inversionistas, promotores de la responsabilidad (ponentes, gestores de activos, etc.) y dirigentes, estos últimos especialmente si tienen bonificaciones relacionadas con los resultados financieros.  Muchas veces el impacto financiero suele ser enfatizado y exagerado para atraer el interés de estos stakeholders hacia la sostenibilidad, es el llamado argumento empresarial, que la responsabilidad es rentable (ver ¿Cuál es el argumento empresarial de la RSE? y Mis nueve artículos sobre la tensión entre responsabilidad y rentabilidad).

Pero, si tomamos el punto de vista de que la empresa es el principal stakeholder, la materialidad de vuelta, estratégica, incluye además los aspectos que potencialmente pueden tener un impacto (financiero, reputacional, orgullo, etc.) y no solo en el corto plazo.  Y esta es una parte de la diferencia entre la materialidad de la matriz y la materializa estratégica.  A la empresa le interesa más que el simple impacto financiero de la reacción de los stakeholders que actúan en el corto plazo.

Consideremos el siguiente gráfico que pretende ilustrar de manera simplificada una tipología de los stakeholders. Por los nombres el lector puede apreciar que algunos stakeholders, aunque impactados no son de interés para la empresa, porque o no actúan o no tienen poder (por menos no tienen impacto financiero). Es posible que todos sean de interés en la identificación de la materialidad estratégica de vuelta, pero se puede apreciar por los nombres que algunos tienen diferentes potenciales de impactar diferentes aspectos y tiempos de las actividades de la empresa.

Algunos lo pueden hacer financieramente en el corto plazo (los que se suelen incluir en la matriz y que son objeto de reporte bajo los estándares SASB), otros pueden afectar la reputación en el largo, otros pueden no afectar a la empresa en ninguno de estos sentidos, pero la empresa puede querer afectarlos.  De allí que, aunque no tengan impacto de vuelta, la empresa quiere tener impacto de ida.

Y es la identificación de estos aspectos que tienen impacto real y tangible los que forman parte de la gestión de riesgos y oportunidades en la empresa.

 



Y un buen ejemplo de esto (y de la falacia de las calificaciones ASG) es McDonald’s.  La empresa contribuyó, directamente y a través de su cadena de valor a 54 millones de toneladas de emisiones en el 2019, más que Portugal o Hungría. Sin embargo, MSCI, la mayor empresa de calificaciones ASG (1500 índices con centenares de indicadores) considera que estas emisiones no constituyen un riesgo para la empresa por cuanto no son objeto de regulación, como puede ser el caso de las empresas de combustibles fósiles. Y yo añado que porque los consumidores no lo saben o sabiéndolo no actúan en consecuencia (en el gráfico anterior, en este aspecto, son los “discrecionales”, tienen legitimidad, pero no ejercen el poder). Por lo tanto, no considera las emisiones en sus ratings, pero sí los empaques, que tienen menor impacto social, pero que son objeto de regulación en algunos países. Según MSCI, y presumiblemente para la empresa que se guía por estos ratings, sus emisiones son irrelevantes porque ¡no afectan su beneficio neto! Como dicen los autores del artículo The ESG Mirage (El espejismo de la ASG) donde citan este ejemplo, “….no tratan de medir el impacto de la empresa en el mundo, lo que importa es si el mundo puede estropear los beneficios netos.

A los stakeholders con mayor impacto financiero puede no interesarles las emisiones, o sea que no son un aspecto material de vuelta, pero la empresa con visión puede querer reducirlas por lo que será un aspecto material estratégico de vuelta, aunque no esté en la matriz de materialidad.  Y hay que recordar que los estándares del SASB no son granulares, los indicadores son diseñados a nivel industrial agregado, por ejemplo, industria alimenticia, y no consideran la especificidad de cada empresa. Es posible que sí lo considere para este sector industrial, aunque para una empresa en particular no sea material (¡o por lo menos según la calificadora MSCI!).

IV.           En resumen: Matriz de materialidad y doble materialidad estratégica

Resumiendo, la doble materialidad estratégica no está reflejada en la matriz de materialidad tradicional para el reporte por, por lo menos, cuatro razones:

·       Concepción ampliada del papel de la empresa ante la sociedad: La empresa puede querer tener impactos no tradicionales y afectar a stakeholders futuros.  Puede querer contribuir a la sociedad más allá de no hacer el mal y más allá de hacer el bien via su negocio rutinario. Puede querer ampliar su ámbito de actuación para contribuir al mejoramiento de la calidad de vida. Puede tener interés más allá del impacto financiero. [ii]

·       Respuesta de los stakeholders: no todos los stakeholders actuales son materiales, no todos reaccionan, no todos tienen impacto sobre la empresa.

·       Granularidad: Las caracterizaciones generalizadas de los stakeholders no son conducentes a la definición e implementación de la estrategia de sostenibilidad. Consumidores, comunidad, inversionistas, entre otros, no son un bloque homogéneo, hay diferencias de intereses dentro de cada grupo de stakeholders, pero la matriz de materialidad no suele hacer diferenciación (ver Matriz de materialidad: Más allá del esquema tradicional). 

·       Interrelaciones entre impactos:  Los impactos que tiene y quiere tener la empresa no son separables nítidamente, suelen estar interrelacionados.  La matriz de materialidad no toma en cuenta estas interrelaciones y las posibles compensaciones ya que trata cada impacto como si fuera autocontenido. La mitigación de impactos negativos puede acarrear otros y la estrategia debe asegurar que hay una reducción neta (cuando se promovió la substitución de bolsas de plástico por bosas reusables de algodón se descubrió que el impacto ambiental, sobre el ciclo de vida, de estas últimas era mayor).

Algunos dirán que el problema no es de conceptos sino de que la matriz de materialidad no está bien preparada. Es posible.  Pero la realidad es que en la práctica es así, no se prepara con la conceptualización necesaria para guiar la estrategia de la empresa, que es supuestamente su objetivo, se prepara para cumplir con requisitos de reporte, que pueden no coincidir con las necesidades de la empresa.

Ni el reporte ni la posibilidad/necesidad de preparar un gráfico puede condicionar su estrategia, aunque aquello tenga muchas contribuciones positivas.

Siendo el principal stakeholder de la empresa la empresa misma, esta debe velar por sus impactos, por su sostenibilidad en el largo plazo, financiera, social y ambiental y para ello necesita desarrollar e implementar estrategias que sirvan para estos fines y la materialidad relevante es la estratégica, no la reporte. 



[i] Es de notar que el 68% de los analistas financieros, que se esperaría se concentrasen en la materialidad de vuelta, la del impacto financiero, opinaron en una encuesta (Survey of CFA Institute Members on Latest ESG Matters) que se debe reportar la doble materialidad, que ellos llaman materialidad financiera (vuelta) y materialidad de impacto (ida).

 [ii] Los escépticos dirán que estos dirigentes no durarán mucho.  Yo diré que depende del poder de algunos accionistas claves. Es más fácil sobrevivir a esto en empresas con accionariado concentrado que muy disperso. Véanse los artículos ¿Valoran los accionistas los beneficios a la sociedad? El caso Danone, ¿Pueden las empresas responsables resistir los embates de los activistas financieros?,  ¿Pueden las empresas certificadas como responsables cotizar en bolsa? y ¿Quién gana cuando la responsabilidad compite contra la rentabilidad?.


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