jueves, 2 de septiembre de 2021

¿Tienen tus inversiones ASG “grado de sostenibilidad”?


A fines de 2020, se estimó que había casi US$ 38 billones de activos en administración con la etiqueta ASG (ambiente, social y gobernanza, ESG en inglés), un aumento de más del 24% con respecto a 2018. Los activos ASG tienen la tendencia a crecer a nivel mundial a más de US$53 billones al 2025. En este artículo analizamos las características de responsabilidad del mercado de estos activos, sus problemas de etiquetado y proponemos una solución interina.

I.                La Industria de la ASG

Ha habido un crecimiento explosivo en los últimos años, tanto en la inversión socialmente responsable ISR (Socially Responsible Investment, SRI) con criterios ASG, tanto en los valores de las empresas como en la financiación sostenible de proyectos y actividades a través de bonos y préstamos Verdes, Sociales y Sostenibles (VSS) y Ligados a la Sostenibilidad (LS). Existe una industria de gran envergadura que promueve ambos lados de las finanzas, la oferta y la demanda, que incluye administradores de activos, propietarios de activos, inversores individuales, emisores, corredores, instituciones financieras, proveedores de información, agencias de calificación, proveedores de aseguramiento, productores de estándares de informes de sostenibilidad, consultores, reguladores nacionales e internacionales, instituciones y ONG entre muchos otros. La mayoría de los participantes en esta industria tienen un interés financiero en promover su desarrollo y crecimiento, y unos pocos están interesados ​​en su legitimidad e impacto en el desarrollo económico sostenible. Existe competencia dentro del primer grupo por su cuota de mercado y un conflicto de intereses entre el primer grupo, que aboga por crecimiento e ingresos, y el segundo que aboga por legitimidad e impacto. Llamemos a esto la "industria ASG".

Este crecimiento sustancial es el resultado de dos fuerzas, una es el crecimiento de las emisiones legítimas, responsables, de valores y préstamos en respuesta a la demanda por parte de inversionistas responsables. Pero hay otra que responde a esta demanda mediante el etiquetado irresponsable o descuidado de esas actividades como si fueran legítimas, (ab)usando de la etiqueta ASG. Se puede ganar dinero las apariencias (greenwashing). Es imposible decir cuánto del crecimiento es atribuible a cada fuerza, pero la segunda no puede descartarse y ha provocado la intervención de reguladores de los grandes mercados de valores. Un indicador simple puede ilustrar el impacto del problema del etiquetado: una revisión en Europa que endureció las reglas para el uso de la etiqueta ASG redujo el valor de la inversión ASG en US$ 2 billones, entre 2018 y 2020, incluso después de contar el aumento debido a nuevas emisiones.

Los reguladores interesados ​​en el tema del etiquetado ASG en el lado de las inversiones están liderados por la Unión Europea y la Financial Conduct Authority del Reino Unido, FCA. El interés de la Comisión de Valores y Mercados, (Securities and Exchanges Commission, SEC) de Estados Unidos es muy reciente, como resultado del cambio en el gobierno (enero 2021). La mayoría de los reguladores están abordando el problema principalmente a través de requerimientos de divulgación y transparencia por parte de los administradores de activos y de las agencias de calificación. Si bien esto puede ayudar, no aborda el problema real del etiquetado. Estos participantes tendrán que revelar los criterios y las metodologías que utilizan para llegar a su etiquetado, pero esto no les impedirá etiquetar como ASG algo que tiene poco o ningún impacto (competencia a la baja), como comentamos a continuación. Esto simplemente traslada a los inversores la carga de evaluar la legitimidad de la etiqueta. Desafortunadamente, muchos administradores y propietarios de activos se contentan con tener la etiqueta en su cartera, cumplir con los requisitos y no analizar qué hay detrás. La etiqueta es el fin, no el medio. Eventualmente, después de que adopten definiciones claras y legalmente aplicables de lo que significa ASG, los proveedores de calificaciones y los administradores de activos serán legalmente responsables por el uso de la etiqueta.

La Unión Europea ha emitido una serie de regulaciones, comenzando con una taxonomía ambiental vinculante que establece umbrales de desempeño para las actividades económicas que hacen una contribución sustancial a uno de sus seis objetivos ambientales, no causan daños significativos (DNSH) y cumplen con las salvaguardas mínimas. Pero no se refiere a la cantidad de la calidad. También ha elaborado una propuesta de taxonomía social, que está en discusión. Como parte de su Reglamento de Divulgación de Finanzas Sostenibles (Sustainable Finance Disclosure Regulation, SFDR), ha elaborado un borrador de los Estándares Técnicos Regulatorios que incluyen responsabilidades de divulgación bastante completas para los administradores de activos sobre sus políticas ASG, procedimientos, cualificación para su gestión, criterios de selección, divulgaciones y una novedad, la presentación de informes sobre el impacto adverso principal (Principal Adverse Impact, es decir, el daño potencial), que entrará en vigor el 1 de julio de 2022. La FCA ha elaborado requisitos similares en forma de carta a los administradores de activos. La SEC, a septiembre del 2021, no ha elaborado ninguna guía o regulación, aunque se espera que comience con el tema más específico del cambio climático. El CFA Institute (asociación profesional de analistas financieros, no un regulador) ha publicado un Proyecto de norma para los estándares de divulgación de ASG para productos de inversión.

II.             ¿Cuál es el problema de la etiqueta ASG? ¿Es todo ASG?

Podemos resumir el problema en cuatro cuestiones:

1) ¿Qué es A?, ¿qué es S?, ¿qué es G?, ¿qué es ASG?;

2) ¿Cuánta contribución (bondad) en cada uno?;

3) ¿Cuáles son las compensaciones (tradeoffs) de comportamiento dentro de cada uno de los aspectos de los componentes A, S, G y entre los componentes (no se espera que ninguna empresa sea buena en todos ellos)? y

4) ¿Se cuentan como contribuciones negativas los efectos dañinos no mitigados? (uno de los requisitos, por ejemplo, de la Unión Europea es “no dañar”).

Hay un quinto tema que no discutiremos, que es el impacto que las actividades supuestamente ASG tienen en el mejoramiento de la sociedad y el medio ambiente.

Las etiquetas ASG, muy imperfectas, se otorgan sobre la base de políticas, procedimientos y desempeño pasado, no por impacto, no por cambios logrados, no por esfuerzo para mejorar. La falta de soluciones a estos problemas es lo que ha dado lugar al descontento generalizado con la etiqueta ASG y las acusaciones justificadas de lavado de cara (greenwashing).

La intervención de los reguladores del mercado de valores solo puede contribuir al primer problema: definición, divulgación y transparencia sobre cuáles son los componentes de E, S, G y ASG, pero no puede abordar los otros tres: cuánto es suficientemente bueno, compensaciones entre aspectos y valoraciones de aportaciones negativas. Está fuera de su alcance. Los evaluadores pueden ayudar, pero las metodologías actuales de la gran mayoría asumen un modelo específico de lo que es la sostenibilidad y sus indicadores, los pesos relativos asignados a cada uno (que no es lo mismo que compensaciones, es decir, compensar el desempeño en uno con otro), pero no incluyen ni la calidad de la contribución ni contabilizan las contribuciones negativas (si la empresa ha estado involucrada en sobornos, obtendrá una puntuación baja en G, pero no una puntuación negativa). Aunque algunos diferencian entre industrias, no son específicas del contexto en que operan.

Una empresa de consultoría con una contribución muy baja a las emisiones podría etiquetarse como ASG, o al menos A, e incluirse en las carteras de ASG. ¿Pero qué bien hace para la sociedad y el medio ambiente? Google, es un gran consumidor de energía, por su naturaleza, pero hace los esfuerzos e invierte para ser carbono neutral; una empresa de consultoría tiene, por su naturaleza, bajas emisiones. Ambos son emisores netos bajos. ¿Cuál debería incluirse en, por ejemplo, un fondo “A”? ¿Es esto lo que debería valorar la industria de la inversión socialmente responsable, el negocio habitual o una contribución incremental positiva y/o una reducción del daño? Las calificaciones como “mejores en su clase” pueden ayudar a diferenciar ente las empresas de esa clase (consultoría, tabaco, etc.), pero ¿qué pasa entre las clases (por ejemplo, consultoría versus generación de energía)?

La evolución de las denominaciones en el ámbito de la responsabilidad/sostenibilidad ha sido perjudicial. Primero fue la Responsabilidad Social Empresarial, que a pesar de la falta de consensos y malentendidos tuvo y tiene la connotación de “responsabilidad” por los impactos, y para algunos, una contribución positiva al mejoramiento de la sociedad. La industria inversora lo traspuso a su actividad y utilizó la etiqueta Inversión Socialmente Responsable, ISR, que se ha entendido como inversión en empresas que hacen algo de bien y no hacen daño significativo no compensado. Finalmente, la industria ISR se expandió para incluir todas las actividades de apoyo (la industria ASG mencionada anteriormente) y adoptó el nombre genérico de ASG que se refiere a los criterios de selección en base a las características sociales, ambientales y de gobernanza de algunas de sus actividades, pero en el proceso perdió el sentido de contribución, o responsabilidad, de impacto, quedó en caracterización.

Algunos ejemplos pueden ilustrar los cuatro problemas de ASG mencionados anteriormente y mostrar la necesidad de un cambio. Un ejemplo extremo es el del bono ligado a la sostenibilidad emitido en junio de 2021 por JBS, el procesador de carne más grande del mundo. El "vínculo" es el objetivo de una reducción de alrededor del 30% de sus emisiones de alcance 1 y alcance 2, pero ningún compromiso en el alcance 3 (en su caso, uno de los principales emisores: la ganadería y el cambio de uso de la tierra), que representan más del 90% de sus emisiones totales. Esta es una empresa que ha pagado miles de millones de dólares en multas en Brasil y Estados Unidos relacionadas con el soborno de tres ex presidentes de Brasil, de 1850 políticos y por abusos de información privilegiada, han sido acusados ​​de permitir el uso de mano de obra esclava en su cadena de suministro, de contribuir y permitir la deforestación del Amazonas y otras áreas del mundo (aunque se ha comprometido a reducir su contribución) y de ser uno de los mayores contribuyentes a la contaminación del agua en los EE. UU. Algunos de sus ejecutivos han sido encarcelados en Brasil, el consejo está compuesto principalmente por miembros de la familia, ha estado involucrada en sobornos en la compra de la empresa Pilgrim Pride en los Estados Unidos y ha sido encontrada culpable de colusión en la fijación de precios en el mercado de la carne de cerdo y pollo. Los ingresos del bono vinculado a la sostenibilidad se utilizarán para refinanciar un bono más caro, no para inversiones para reducir las emisiones. Mala G, mala S, mala A, una pequeña A. ¿Debería incluirse en una cartera de ASG? ¿Es la reducción del 30% de las emisiones de alcance 1 y 2 suficiente para calificarla como una empresa responsable, para superar todos esos otros problemas y para etiquetar ese vínculo como ASG? ¿Se contabilizan todas las contribuciones negativas? Pero aun así estaba clasificada como 118 de 256 (50% superior) en sostenibilidad en la industria de alimentos y bebidas por la calificadora ISS ESG (emisora de la “segunda opinión” sobre el bono).

Phillip Morris, cuyo lema es "Por un futuro libre de humo" (Delivering a smoke-free future”), vende 700 mil millones de cigarrillos al año y está clasificada como la mejor en su clase en por la calificadora que produce el Índice de Sostenibilidad Dow Jones de América del Norte. ¿Hace algo bueno en la agricultura responsable (algo de A), o en los beneficios para los empleados (algo de S) o en la diversidad en el consejo (algo de G) suficiente como para compensar el daño causado por su producto y que la empresa sea calificada como ASG? Es cierto que algunas carteras de ASG excluyen, por principio, el tabaco como parte de sus criterios de exclusión negativa, pero algunas pueden incluirlo, basándose en la mejor calificación de su clase en la calificadora del índice Dow Jones.

En un nivel menos dramático, pero con un gran impacto en el universo ASG, e igualmente ilustrativo, es el caso de empresas de tecnología como Alphabet, Amazon y Facebook, que tienden a estar entre las mayores tenencias de los fondos ASG. Amazon y Alphabet son los mayores compradores de energía renovable del mundo, lo que les daría entonces una puntuación alta en la A. Los tres han sido acusados ​​de ejercer su poder de monopolio (mala G). Amazon ha sido acusada de prácticas laborales deplorables (Amazon Cloud se enfrenta a una denuncia legal por discriminación, acoso e intimidación) (mala S) precios predatorios y violación de las leyes de privacidad en Europa (mala G). En la Asamblea General de Accionistas del 2019, Amazon rechazó las 10 propuestas de ASG hechas por empleados y accionistas minoritarios. ¿Cuál es la compensación entre su A, S y G? ¿Qué es lo suficientemente bueno para clasificar algo como ASG? Desafortunadamente, debe haber un sesgo a favor de estas acciones en las carteras ASG, ya que es su sobre-ponderación (incluyendo a Microsoft) lo que contribuye significativamente a la supuesta superior rentabilidad sobre las carteras “normales”.

III.           Grado de inversión: riesgo crediticio y riesgo de sostenibilidad

Para buscar una posible solución a la clasificación ASG es ilustrativo comparar el caso del riesgo crediticio y las calificaciones crediticias con los riesgos y calificaciones de sostenibilidad.

Dado que hay muchos inversores institucionales que requieren grado de inversión para incluir valores en sus carteras, podría existir un requisito similar para los inversores responsables con respecto a los riesgos de sostenibilidad. La evaluación del riesgo crediticio está muy bien desarrollada y la industria tiene algunas características que conducen al consenso. En el caso de la sostenibilidad es casi lo contrario, pero aún se pueden aprender algunas lecciones.

 

 

Riesgo crediticio

Riesgo de sostenibilidad

Agencias calificadoras

Tres grandes: S&P, Moody’s y Fitch

Centenares

Definición de los riesgos

Bien definido: riesgo de impago

¿Qué es sostenibilidad? Gran variedad de riesgos poco especificados, específicos al contexto, a la industria, a la empresa, dinámicos.

Estimación

Metodologías muy bien definidas, similares entre las tres agencias.

Cada calificadora tiene su propia lista de indicadores, y metodología de estimación de sus valores, de agregación y de ponderación.

Consenso

Calificaciones muy similares para la mayoría de los emisores de deuda, con poca dispersión.  Relativo consenso.

Calificaciones muy diferentes para la mayoría de las empresas. Gran dispersión.

Inversionistas

Claros en sus necesidades y deseos.

Confusión sobre el significado de sostenibilidad.
Deben ser especifico al contexto.

 

Una reciente investigación de la Harvard Business School (Why is Corporate Virtue in the Eye of The Beholder? The Case of ESG Ratings) encontró que "una mayor transparencia conduce a un mayor desacuerdo en las calificaciones ASG y ... una mayor volatilidad de la rentabilidad y movimientos de precios absolutos". Por lo tanto, es posible que la transparencia no ayude.

Una investigación, no publicada pero ampliamente citada, de la Sloan School of Management del MIT (Aggregate Confusion: The Divergence of ESG Ratings), que analiza las divergencias en las calificaciones en seis de las principales agencias de calificación de sostenibilidad, encontró que “la correlación general entre las calificaciones es 0.34 y fluctúa entre 0.16 y 0.56 ”, y que los principales impulsores de las diferencias son“… ..el alcance (qué es ASG para ellos) y la medición (indicadores y métricas específicas), mientras que la divergencia de ponderaciones (importancia relativa de los indicadores) es menos importante. Además, ... la visión general que un evaluador tiene de una empresa influye en la evaluación de categorías específicas ".

¿Puede la industria consolidarse en una definición de sostenibilidad y en algunos pocos evaluadores? No hay posibilidad de que se pueda llegar a un consenso sobre qué es una empresa sostenible dados los innumerables aspectos a considerar, sus compensaciones y el contexto en el que operan. Hay cientos de evaluadores, miles de indicadores de aspectos de sostenibilidad y de índices de sostenibilidad (solo MSCI tiene más de 1500 índices ASG). La industria no tiene ningún interés en el consenso, prospera con la diferenciación, es competitiva, no colaborativa.

Las normas de información y transparencia son deseables, pero no resolverán el problema de la dispersión y la confusión. Sería deseable tener un punto de referencia sobre lo que es una empresa responsable, pero en el mejor de los casos podemos esperar que sea un umbral para separar lo razonablemente responsable de lo razonablemente irresponsable. No existe una empresa totalmente responsable.

¿Qué se puede hacer? ¿Debemos abandonar el esfuerzo y rendirnos? Mientras se desarrollan mejores taxonomías, mientras se logra consenso sobre cuáles son los aspectos materiales para cada empresa, mientras que se logran mejores formas de medir e informar sobre los diferentes aspectos de la sostenibilidad, a medida que la sociedad y las empresas evolucionan exigiendo y siendo sostenibles, se pueden probar algunas soluciones provisionales e imperfectas, acumular experiencia, lograr mejoras.

IV.           Grado de sostenibilidad: ¿Qué tan bueno tienes que ser?

Imposible ser perfecto, ser bueno en todo. Debe haber compensaciones en el desempeño de sostenibilidad de las empresas. Pero la situación actual en la que no se hace esta pregunta no puede continuar como se puede ver en la grave irresponsabilidad de algunas firmas etiquetadas como “ASG”. No todo vale. ¿Es posible encontrar algún nivel de desempeño agregado que pueda considerarse un mínimo aceptable?

¿Cuánta A, o cuánta S, o cuánta G deben tener las empresas que emiten valores o piden préstamos? ¿Cuál es el mínimo necesario para calificar? ¿Tiene políticas antidiscriminación? Entonces es un poco S. ¿Tiene un programa de reciclaje? Entonces es un poco A. ¿Tiene directores independientes y más de un 30% de mujeres en el consejo? Entonces es un poco G. ¿Cuánto? ¿Qué constituye un nivel aceptable de ¿S?, de ¿A?, ¿de G? ¿Cuánto se puede intercambiar A por S o por G? ¿Cómo agregamos y cuál es el ASG mínimo que se considera suficientemente bueno?

Por la discusión anterior, debe quedar claro que, dado el alcance extremadamente amplio de la sostenibilidad, los intereses creados de la industria y la necesidad de complacer a grupos extremadamente variados, es decir, las partes interesadas, es imposible lograr una calificación consistente, por lo que debemos buscar una solución no óptima. Cualquier solución propuesta será imperfecta y sujeta a revisión. Proponemos la definición de un nivel agregado mínimo de calificaciones para ser considerada una empresa sostenible, es decir, “ASG”, para ser incluida en las carteras de ASG: grado de sostenibilidad, análogo a un grado de inversión en el caso de riesgo de crédito.

V.              La propuesta

Para calificar para ser incluido en una cartera ASG, un instrumento financiero debe tener una calificación ASG promedio, calculada sobre, digamos, 10 calificadoras seleccionadas, de no menos de 7 sobre 10, y no menos de, digamos, 5 sobre 10 en cada uno de los componentes, A, S y G”. Las calificadoras serán seleccionadas a través de validaciones de sus calificaciones, en base a la concordancia con la opinión de un grupo de expertos en cuanto a la responsabilidad de las firmas calificadas (las que tengan mayor correlación). Las calificadoras podrían entrar y salir del proceso de la misma manera que las empresas entran y salen de los índices de sostenibilidad, aunque se espera que la rotación sea pequeña. Las calificaciones de cada una se rebasarán en una escala de 0 a 10 para calcular los promedios.

Esta propuesta tiende a mitigar algunos de los problemas mencionados anteriormente, ya que al incluir a las calificadoras validadas se puede suponer que se consideran y agregan una amplia variedad de definiciones de sostenibilidad, que no se incluye ningún valor con una calificación baja en ninguno de los componentes y que se requiere de un nivel mínimo de responsabilidad. Evitaría el problema actual de que un fondo ASG puede incluir valores de alta calificación juntos (digamos Unilever) con valores de baja calificación (digamos Phillip Morris) y lograr una calificación general favorable. Reduciría la dispersión interna de calificaciones dentro del fondo. Los umbrales elegidos también deberán validarse para garantizar que los instrumentos elegibles proporcionen un universo razonable sobre el cual invertir los fondos.

Los fondos que solo pretenden ser A, S o G, seguirían estas reglas, pero solo en el componente respectivo. La transparencia requeriría revelar que la calificación se refiere exclusivamente al componente y no se alega responsabilidad sobre otros aspectos de la sostenibilidad. Estos no podrían utilizar la etiqueta ASG.

El inconveniente de esta propuesta es que puede excluir algunos instrumentos deseables desde el punto de vista de los rendimientos (por ejemplo, Amazon), pero si el propósito es asegurarse de que los inversores responsables favorezcan a las empresas responsables, la compensación debe aceptarse. Pueden incluirse en carteras ASG que no tienen “grado de sostenibilidad”, de la misma manera que no todos los inversores están interesados ​​en valores con grado de inversión.

VI.           ¿Quién determinará el umbral?

En el caso del grado de inversión no hay problema.  La tabla anterior muestra las características favorables de la industria: las calificaciones son muy concentradas, hay muy baja dispersión, clara definición de riesgos, facilidad de estimación, grupos de interés homogéneos. Hay tres umbrales para el grado de inversión, pero suelen ser muy similares.

El modelo de grado de inversión no es adecuado para la determinación del grado de sostenibilidad dadas sus características contrastantes de riesgos y las amplias discrepancias entre las calificaciones. Pero la idea de que la industria de inversión responsable debe participar en la determinación del grado es válida. Pero en este caso los evaluadores podrían tener un conflicto de intereses, particularmente porque muchos de ellos no serían incluidos en la determinación del umbral.

Se necesitaría una institución independiente. Los reguladores, como se mencionó anteriormente, tienen un alcance limitado, ya que lo que hacen es tipificar las actividades ASG, pero no su cuantificación, calidad, impacto, etc. y establecen requisitos de divulgación, como lo están haciendo la UE y la FCA, para facilitar el trabajo de los participantes del mercado. Una posibilidad sería una asociación internacional de administradores de activos socialmente responsables. Actualmente, esto se limita a asociaciones nacionales como por ejemplo la USSIF en los EE. UU., UKSIF en el Reino Unido y la RIA en Canadá. El problema de estas asociaciones es que también representan a otras partes de la industria que promueven su expansión a través del etiquetado, creando así un conflicto de intereses en el rigor del etiquetado. Los Principios de las Naciones Unidas para la Inversión Responsable, UN PRI, ha desarrollado los principios y tiene miles de miembros (administradores de activos, propietarios de activos y proveedores de servicios), pero sus principios son muy genéricos y asumen que todos están de acuerdo en lo que es ASG, es decir, se supone que el problema no existe. Además, al ser una de las organizaciones de las Naciones Unidas, liderada por gobiernos, puede considerar su participación en la determinación de cuál es el grado de sustentabilidad políticamente sensitivo.

Nuestra recomendación sería la Asociación Internacional del Mercados de Capitales (International Capital Markets Association, ICMA), una asociación de instituciones financieras dedicada a “…… .. promover estándares internacionalmente aceptados de mejores prácticas a través del desarrollo de pautas, reglas, recomendaciones y documentación estándar apropiadas y ampliamente aceptadas, destinadas a mantener y mejorar el marco de la emisión, negociación e inversión transfronterizas en valores de deuda”. Entre otras cosas, ha desarrollado los Principios de Bonos Verdes, Sociales, Sostenibles y Vinculados a la Sostenibilidad, que son ampliamente aceptados. Su posible inconveniente es que su misión está relacionada con títulos de deuda, no con acciones. Afortunadamente, la experiencia necesaria para ambos tipos de valores tiene mucho en común, ya que los problemas de ASG se refieren al emisor, no al tipo de valor.

En este breve artículo, no podemos pretender responder a todas las preguntas y resolver todos los problemas. Su objetivo ha sido presentar la necesidad de un mayor rigor en las cualificaciones ASG y una posible solución, no óptima, pero mejor que la situación actual de confusión y desconfianza.

 

 

 

 

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