de que la verdad se termine de poner los zapatos.
Anónimo
En las décadas
recientes la penetración de la digitalización en la actividad cotidiana se ha
venido acelerando y en especial en la difusión de la información con la proliferación
de las redes sociales. La ubiquidad de los teléfonos móviles
inteligentes ha creado dependencia de esa digitalización. Y la crisis la ha intensificado aún más.
Ahora la usamos para sobrevivir el confinamiento, para hacer compras esenciales
que antes hacíamos de forma presencial y aun para hacer nuestro trabajo
cotidiano, desde casa.
Esta ubiquidad de la digitalización y la facilidad y bajo costo de su uso han creado y acentuado las responsabilidades de la producción y uso de las tecnologías digitales y se está volviendo cada vez necesario considerar las responsabilidades ante la sociedad, no de empresas individuales, o de una industria de empresas, o sino además de la actividad misma, de su uso y abuso. Por lo mencionado es ahora más importante considerar esa responsabilidad en el sentido más amplio.
En mayo del 2020 se publicó un artículo, Corporate Responsibility in the Digital Era ,[1] en la revista MIT Sloan Management Review donde se presenta un esquema de esa responsabilidad. Solo destacaremos algunos aspectos que son específicos a la responsabilidad de la digitalización y no los que son comunes a toda responsabilidad empresarial.
El siguiente gráfico presenta un resumen del artículo. Se puede apreciar que incluye los dos componentes “tradicionales” de la RSE, Social y Ambiental, con aspectos muy comunes a todo tipo de empresas. Incluye un componente que denomina “Económico” que cubre aspectos de la tradicional Gobernanza, pero incluye además un componente específico que es la responsabilidad de la tecnología digital.
Los cuatro aspectos mencionados en el tercer componente coinciden con los tradicionales de la gobernanza, pero con algunas variantes específicas que merecen comentar. El primero reconoce el poder de la tecnología de afectar la cantidad y dignidad del capital humano a ser substituido por capital tecnológico. Es una responsabilidad de toda empresa o actividad pero que el caso de la digitalización tiene un potencial impacto muy elevado por lo que es muy oportuno e importante destacar y considerar a la hora de intensificar el uso de las tecnologías.
Esto es algo relativamente conocido pero que cada día nos trae nuevas implicaciones. Por ejemplo, el reciente confinamiento mundial ha acelerado el uso del teletrabajo y la educación virtual, lo que a primera vista tiene connotaciones muy positivas pero que un análisis más detallado releva connotaciones negativas, incluyendo en los aspectos de la desigualdad económica y social. No se trata solamente de un problema de substitución de personas por máquinas, sino además de la maquinización de las personas.
El tercer aspecto sobre el pago de los impuestos que tocan no es exclusivo de esta actividad, pero al ser esta menos tangible, que por ejemplo la manufactura, facilita la ubicación de las fuentes de ingresos y costos de tal manera de localizarlos en los territorios dependiendo de la fiscalidad. Se presta para la elusión fiscal. Los ingresos se ubican en territorios de baja fiscalidad (Irlanda, Luxemburgo, paraísos fiscales), en tanto que los costos se imputan en los territorios que permiten el mayor desgravamen fiscal (para mayores detalles ver los artículos Eludir y evadir impuestos: ¿Hasta dónde llega la irresponsabilidad empresarial?, y ¿Un paso adelante contra la elusión fiscal?, donde considerábamos el caso de algunas empresas de base digital).
El artículo del MIT añade un componente específico a la digitalización a los ya tradicionales ASG (ambiente, social y gobernanza) de la RSE de las empresas en general: el tecnológico (que aunque también existe para estas no se suele destacar mucho en las discusiones tradicionales de la RSE).
Se refiere a la responsabilidad en la captación, uso, procesamiento, diseminación y disposición de la información digital, en particular la captada de forma espontánea del público. La principal preocupación ha sido el abuso de esa información, el mantenimiento de la privacidad (con motivo de algunos abusos habíamos analizado la responsabilidad ante la sociedad de una de las mayores empresas digitales en La responsabilidad social de Facebook). En este componente, el artículo señala cuatro aspectos, pero comentaremos solo el primero ya que los siguientes tres son relativamente más obvios.
La ética en el uso de los algoritmos y de la inteligencia artificial, no es tan obvia para el gran público. Los algoritmos son reglas, a veces complejas, para tomar de decisiones que suelen ser desarrollados por personas, empresas o instituciones con el fin de utilizar la inmensa cantidad de información que se recopila continuamente (big data) para, por ejemplo, ofrecer productos a ese público en función de sus intereses expresados, directa o indirectamente en los foros donde los expresa en función de los sitios internet que visita. Se usan algoritmos, por ejemplo, para determinar la concesión de créditos basada en el historial crediticio y otras características y comportamiento de las personas o empresas. Se usan para la selección del personal, también en función de características y comportamiento, basadas en información que ha sido recopilada muchas veces sin el conocimiento de las mismas personas.
Estos algoritmos y la inteligencia artificial (aprendizaje derivado del análisis de un gran número de decisiones tomadas por otros en circunstancias que tienen algo en común, por ejemplo, analizando miles de operaciones llevadas a cabo por médicos) suelen ser de propiedad exclusiva de los que los desarrollan, sin que los que hayan proporcionado la información lo sepan o sepan que hay dentro de la “caja negra” que toma las decisiones. Suelen ser secretos. Pudiendo ser estos algoritmos muy poderosos y tener una gran influencia sobre la vida de las personas, empresas e instituciones, es que se requiere su desarrollo y utilización ética. Se pueden utilizar para el bien, por ejemplo, para una asignación más eficiente y efectiva de recursos, pero también para el mal, por ejemplo, para discriminar o excluir a personas por sus características, como género, edad, gustos, comportamiento, opiniones, etc.
Y una gran responsabilidad de la digitalización es el control de información que es falsa y que puede ser dañina para la sociedad. Cuanta zozobra se ha creado en la actual crisis con la diseminación de bulos e información incorrecta o simplemente falsa (Los bulos de la pandemia: cuántos, cuáles, dónde, cómo y quiénes). Si bien es cierto que la responsabilidad recae en las personas o instituciones que la crean y diseminan, no es menos cierto que es la tecnología digital es la que permite su diseminación masiva e instantánea y por ende su impacto negativo. Los medios tecnológicos de recopilación, procesamiento, uso y difusión de la información tienen gran parte de responsabilidad en controlar esa información. No es que sea fácil determinarlo ex ante, pero pueden poner los algoritmos y la inteligencia artificial que mencionábamos antes para identificarla y controlarla. Usarlos para el bien de la sociedad.
Ante los riesgos de la captación, uso, procesamiento, diseminación y de la información digital, la Unión Europea ha desarrollado extensas regulaciones para minimizarlos (ver Reglamento general de protección de datos), que entraron en vigencia en mayo del 2018 y que se cubren los siguientes derechos:
- El derecho a ser informado.
- El derecho al acceso.
- El derecho a la rectificación.
- El derecho a la eliminación.
- El derecho a restringir el
procesamiento.
- El derecho a la portabilidad.
- El derecho a objetar.
- Derechos relacionados con la toma de
decisiones automatizadas y la generación de semblanzas (profiling).
Post
Data: el 26 de mayo del 2020, Twitter, primera vez en su
historia, utilizó la advertencia sobre posibles hechos falsos. Le añadió la designación de “No corroborado” a
una aseveración del………. !!!Presidente Trump!!!, donde decía que la expansión
del voto por correo en California conduciría al fraude. Twitter invita a los
lectores a verificarlo e incluye nexos.
[1] Es posible que para acceder al artículo
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