domingo, 24 de octubre de 2021

Stakeholders, bla, bla, bla

Madre, yo al oro me humillo, él es mi amante y mi amado,
pues de puro enamorado anda continuo amarillo,
que pues doblón o sencillo hace todo cuanto quiero,
poderoso caballero es Don Dinero.

Francisco de Quevedo, 1580-1645

La revista The Economist, en su edición del 25 de septiembre, publicó el artículo A takeover in Britain shows shareholders still rule the corporate roost: Talk of the importance of stakeholders is just that, donde analiza la adquisición por parte de Phillip Morris, la gran tabacalera, de Vectura, un empresa farmacéutica. Dice el artículo:

Así, una empresa productora de inhaladores para combatir las enfermedades respiratorias pronto será parte de una empresa que las causa. Cualquier sentimiento de propósito que tenían los investigadores esforzándose en Vectura cuando era independiente, es muy poco probable que sobreviva intacto al ser parte de la familia del Marlboro (énfasis añadido).

Vectura había sido creada a través de la incorporación empresarial de investigaciones académicas y se enorgullecía de considerar los intereses de sus stakeholders.

El artículo aprovecha la peculiaridad de la adquisición para hacer un análisis de la prevalencia de los intereses de los shareholders sobre los de los stakeholders.  ¡Nada sorprendente! ¡Era de esperar! Pero lo que hace destacable el artículo es el contexto en que se desenvuelve la transacción, donde se podría esperar que no atropellasen a algunos stakeholders.

I.                Algo de antecedentes.

Phillip Morris, cuyo lema es "Por un futuro libre de humo" (Delivering a smoke-free future”), vende 700 mil millones de cigarrillos al año y a pesar de ello está clasificada como la mejor en su clase por la calificadora que produce el Índice de Sostenibilidad Dow Jones de América del Norte. Tiene una estrategia de diversificación y eventualmente eliminación de su dependencia de la nicotina.  No obstante, es de destacar la ironía de esta estrategia cuando adquirió empresas productoras de vaporizadores (cigarrillos electrónicos) que son productos que substituyen una adicción a la nicotina por otra y está desarrollando otras tecnologías más avanzadas para los vaporizadores. Parte de su estrategia está la captación de la juventud con productos saborizados (¿recuerdas tu juventud cuando fumábamos mentolados?).  Nótese que el lema no dice “libre de nicotina”, dice “libre de humo”.

II.             La adquisición

Phillip Morris hizo una oferta por las acciones de Vectura que era 6% superior a la oferta de un fondo de inversiones privado, Carlyle.  Los que se oponían a la oferta de Phillip Morris alegaban la incongruencia de pertenecer a una tabacalera y las restricciones que impondría al desarrollo de la empresa. No usaron la defensa de los intereses de los stakeholders, usaron el argumento empresarial de que la empresa podría ser más rentable con la libertad de acción de sus investigadores.

La aprobación pasaba por el Consejo que debía o no recomendar la oferta de Phillip Morris a los accionistas. El Consejo, “curándose en salud”, alegó que su responsabilidad fiduciaria era la de obtener el mayor valor posible para los accionistas, ignorando otras consideraciones.  Ello es una falacia ya que la legislación en el Reino Unido incluye los intereses de los stakeholders como parte de la responsabilidad fiduciaria del Consejo. [1]

Se sometió a la votación de los accionistas que aprobaron la oferta de Phillip Morris.  Estos accionistas incluían fondos de inversión ASG, que votaron a favor, de nuevo, alegando los intereses monetarios de sus clientes.  Y este caso es más significativo ya que aun los fondos “pseudo ASG”, que no se cuidan mucho de la responsabilidad de sus inversiones, lo que siempre excluyen es tabaco (y armamentos, apuestas, alcohol, pornografía y otros vicios).  “Más pudo el interés que el amor que le tenía”.

III.           Pero cuando se trata de dinero…..

Se habla mucho de los intereses de los stakeholders, pero el final, poderoso caballero es Don Dinero.  Este es un caso paradigmático que cuando la rentabilidad y la responsabilidad entran en conflicto, hay un ganador fijo.[2] Y lo del capitalismo de los stakeholders continuara siendo un buen deseo en el largo plazo.[3]

Como dice el subtítulo del articulo: Hablar sobre la importancia de los stakeholders es solo eso (hablar). Y como concluye al final, con típica ironía inglesa, por ahora, decidir sobre cual oferta es mejor se limita a comparar dos cifras y escoger la mayor.

 

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