sábado, 23 de julio de 2022

Rendimiento de fondos responsables versus convencionales: Ni antes éramos tan buenos ni ahora somos tan malos


El dicho, muy usado en el argot futbolístico para justificar alguna derrota sorprendente de un buen equipo, se puede usar también para describir lo que sucede con la supuesta superioridad de la rentabilidad de las inversiones responsables. Ni antes eran más rentables ni ahora lo son menos.

Se ha desatado una pugna en este sentido.  En el boom de las bolsas en 2020-2021, los promotores de las inversiones responsables destacaban (¿encontraban?) la superioridad financiera de estas inversiones. En el colapso del 2022, los detractores encuentran evidencias (¿circunstanciales?) para destacar que esas inversiones rinden menos que las tradicionales. Ni antes éramos tan buenos ni ahora somos tan malos.

Es este artículo analizaremos las tendencias recientes en la divergencia entre los rendimientos de los fondos etiquetados como responsables y los convencionales.  No comentaremos la relativa superioridad de unos sobre los otros, si es que la hay, que ya hemos analizado en otros artículos. [i] [ii]

En lo que sigue nos referimos a fondos creados con valores que han sido seleccionados usando criterios ASG, por cuanto es lo común en la discusión en los medios. Sin embargo, ello no quiere decir que estos fondos se pueden calificar de “responsables”.  Si se usaran comparaciones con fondos conformados con criterios de Inversión Socialmente Responsables, ISR, los resultados serian semejantes, pero no tan extremos, ya que en este caso la selección de los valores es más rigurosa, menos mecánica.  [iii]

I.                Introducción

Los comportamientos anormales en las bolsas de valores son un momento oportuno para analizar los rendimientos relativos de las carteras o fondos sostenibles con las convencionales. Por una parte, es mal momento desde el punto de vista de que lo que se concluya no es extrapolable a la “normalidad”. Pero por otra es un buen momento, porque permite contrastar los resultados en etapas diferentes del ciclo económico. Si se quiere generalizar que una estrategia de inversión es mejor que otra, se debe demostrar en las buenas y en las malas. Por ello la comparación, para ser extrapolable, se debe hacer sobre muestras lo más grandes posibles y sobre largos períodos de tiempo, que incluyan las buenas y las malas.

El lector interesado en este tema posiblemente recuerde que durante los años pico de la pandemia se publicaron multitud de artículos pretendiendo demostrar que las carteras o índices con inversiones seleccionadas con criterios ASG, eran más rentables que las que no usaban estos criterios.  Algunos lo atribuían a que la pandemia había despertado el interés de los inversionistas en empresas que habían demostrado ser responsables, con lo que aumentaban los precios de sus acciones en bolsa y en consecuencia la rentabilidad de las carteras que las incluían. Otros sencillamente usaban los números para promover las inversiones con criterios ASG, lo que se estaba constituyendo en la moda de las inversiones. Pero ¿reflejaban esas “mejores” rentabilidades verdaderas ventajas comparativas o eran resultado de circunstancias?

Las comparaciones de los rendimientos de ambos tipos de fondos sobre un período como el de la pandemia y el del reciente de colapso de las bolsas puede darnos luces. Ni aquel período era normal ni lo es este.  En uno los precios de las acciones iban en subida generalizada y el otro en bajada generalizada, pero no todas por igual.

No dispongo de los recursos necesarios para hacer una comparación estadística rigurosa, a nivel académico, de controlar todas o la mayoría de las variables, pero sí para hacer un análisis limitado, aunque no selectivo, que pueda tener alguna credibilidad.

II.             ¿Qué es una empresa o fondo responsable?

Para hacer las comparaciones el principal problema es el qué se compara y cómo se define. Como se ha demostrado repetidamente, la calificación de lo que son fondos o valores responsables, depende de lo que los que califican suponen lo que es ser responsable.La belleza está en los ojos de quien la mira”. Cada calificadora tiene sus modelos, cada fondo responsable, cada índice de sostenibilidad, está constituido con diferentes criterios de selección. Hay cinco problemas básicos a tener en cuenta para evaluar las comparaciones. Como ya los habíamos detallado en otros artículos solo los recordaremos: [iv]

1.      ¿Qué es A?, ¿qué es S?, ¿qué es G?, ¿qué es ASG?;

2.      ¿Cuánta contribución (bondad) en cada uno?;

3.      ¿Cuáles son las compensaciones (tradeoffs) de comportamiento entre cada uno de los criterios A, S y G y entre las decenas de componentes de cada uno?

4.      ¿Se cuentan como contribuciones negativas los efectos dañinos no mitigados?

5.      ¿Cuál es el impacto que las actividades calificadas ASG tienen en el mejoramiento de la sociedad y el medio ambiente?

Toda empresa tiene alguna característica o actividad que permite, según estos criterios, calificarla como responsable e incluirla en estos fondos. No hay un acuerdo ni siquiera de mínimos. Lo más parecido a estos criterios mínimos son las estrategias de exclusión que usan algunos fondos, generalmente excluyendo valores de empresa de armamentos, apuestas, tabaco, alcohol, combustibles fósiles, etc. Pero aun así muchos fondos las incluyen.

Un buen ejemplo de esta “flexibilidad” es la exclusión de Tesla, líder en vehículos eléctricos y la inclusión de ExxonMobil, líder en combustibles fósiles en un índice de sostenibilidad. [v]  ¿Compensa en Tesla la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero su desigualdad laboral? ¿Compensa en ExxonMobil sus planes de reducir emociones con la contribución real a las emisiones?  La calificadora respondió que no a la primera y que sí a la segunda. ¿Es ExxonMobil más responsable que Tesla?  La controversia sobre la inclusión del gas y la energía nuclear como parte de las inversiones cubiertas por la taxonomía verde de la Comisión Europea es también ilustrativa de esto. [vi]

No hace falta extender más la discusión para apreciar que las etiquetas ASG son arbitrarias, que cada fondo ASG y que cada índice de sostenibilidad es diferente y que cualquier comparación entre sí y con sus equivalentes convencionales no podrá tener resultados generalizables. [vii]  En el artículo ¿Tienen tus inversiones ASG “grado de sostenibilidad”? hacíamos una propuesta para reducir estas arbitrariedades en la clasificación de los fondos, aunque no eliminarlas por completo, pero que permitirían una comparación menos deficiente.

III.           Durante la pandemia vs. durante el colapso

Algunos titulares del 2020 y 2021

“La mayoría de los fondos ASG superaron el rendimiento del índice S&P 500 a principios del 2021”, S&PGlobal, 16 junio 2021

Fondos ASG rinden más ante la volatilidad”, Fidelity, noviembre 2020

Los fondos ASG pueden llevar a los rendimientos bursátiles en Europa a un 12% superior de rendimiento”, Funds Europe, 23 septiembre 2021

La diversidad de género gana 5 veces más que el IBEX 35”, Social Investor, 8 junio 2022

Algunos titulares del 2022

Los fondos ASG están teniendo un año fatal”: Revista Barrons, 27 marzo.

La inversión ASG se encamina a una rendición de cuentas”, Revista Pensions and Investments, 6 junio.

La inversión ASG puede terminar siendo un error clásico”, Moneyweek, 3 mayo.

Los fondos ASG cotizados en bolsa sufren su primera reducción mensual de volumen invertido en más de tres años”, Citywire, 3 junio.

Ni antes éramos tan buenos…..

El siguiente gráfico muestra el crecimiento relativo durante el año 2021 de dos fondos calificados como sostenibles por Morningstar, una de las mayores calificadoras de fondos, comparados con el crecimiento de la bolsa en general. Ambos fondos tuvieron mejores rendimientos que el “promedio”.  Pero nótese que es a partir de mediados de año cuando comienza la superación.

…….ni ahora somos tan malos

Hubiera sido ideal encontrar el mismo gráfico que cubriera ambos períodos con los mismos fondos, pero, como comentamos al principio, lo que nos importa es solo el cambio de tendencia, no las diferencias en rendimientos entre los dos tipos de fondos.

El siguiente es un gráfico típico que los medios simplistas utilizan para mostrar que durante el fin del boom en el segundo semestre del 2021, los fondos ASG no rendían más que los convencionales pero que durante el comienzo del colapso, primer semestre 2022, estos fondos rinden menos que los convencionales, en este caso representados por el índice de las 500 mayores acciones de la bolsa de Nueva York, el S&P 500. En este caso ha usado como fondos ASG dos fondos que cotizan en bolsa (exchange traded funds, EFT) de dos de los mayores gestores de fondos convencionales, que también gestionan algunos fondos ASG. A pesar de ser un gráfico muy simplificado, es ilustrativo.

 


Esta comparación simplista, pero es la que se difunde entre los no expertos, contiene una serie de falacias:

1.      Es un período muy corto. Para ser generalizables se requieren comparaciones sobre períodos mucho más largos que cubran el ciclo económico. De lo contrario, a lo sumo son generalizas para períodos con condiciones económico/bursátiles idénticas a las analizadas. Durante el 2022 se han presentado dos eventos extraordinarios, no vistos simultáneamente desde hace más de medio siglo: la inflación y una guerra con elevado impacto económico, con las consecuentes restricciones a la actividad económica y la retracción de la globalización.  Adicionalmente, los mejores rendimientos de fondos responsables, si se producen, serán en el largo plazo. La sostenibilidad como ventaja competitiva es cuestión del largo plazo y se requiere de tiempo para los mercados financieros lo reconozcan e incorporen en la demanda de los valores.

2.      El postulado más fundamental de la inversión bursátil es que no se pueden comparar los rendimientos de acciones, fondos o carteras que tengan diferentes grados de riesgo financiero. La comparación debe ajustar los rendimientos por el riesgo que conlleva y los tres fondos comparados arriba tienen diferentes grados de riesgo. El índice S&P 500 es más diversificado que los dos fondos y tiene menos riesgo, de hecho, se considera la base neutra sobre la cual se miden los riesgos de todos los valores y carteras de inversión.

3.      Y relacionado con lo anterior, pero aun de mayor impacto, es el hecho de esos dos fondos y la inmensa mayoría de los fondos ASG tienen una menor diversificación de riesgo y contienen valores que se comportan de forma diferente ante los vaivenes de las bolsas. El S&P 500 contiene suficientes acciones como para poder decir que es menos sensible a estos vaivenes ya contiene acciones de todo tipo de comportamiento (más lo sería un índice como el Willshire 5000 que contiene la casi totalidad de las acciones de la bolsa, pero la diferencia de diversificación entre 500 y 5 000 no es tan grande como la diferencia entre, digamos, 100 valores de un fondo ASG y los 500 del S&P).

Adicionalmente a los problemas mencionados, sobre todo el de definición de lo que es una empresa responsable y las deficiencias de los criterios ASG en representar esa responsabilidad, [viii] es del sesgo en la selección de los valores. Estos valores tienen muchas otras características, más allá de la dicotomía “responsable”-“convencional” (o mejor dicho “algo responsable”-“menos responsable”.

Cuando se hace un análisis simplista como el comentado arriba se ignoran todas las demás características de los valores que afectan su comportamiento en diferentes etapas del ciclo económico.  Se hace un análisis unidimensional de un problema multidimensional. Las diferencias pueden ser causadas por otras variables diferentes del “ASGismo” de los valores. No se aísla el efecto responsabilidad de los demás efectos, pero se le atribuye.

IV.           ¿Cómo se explican las diferencias en rendimientos?

En la práctica de las inversiones las acciones se califican de muchas maneras, pero una de las más usadas, y muy pertinente para nuestros propósitos, es la de la dicotomía entre empresas de “crecimiento” y empresas de “valor”. Las primeras son empresas que se estima tienen un alto potencial de crecimiento y por ello rendir más que el mercado, por ejemplo, las tecnológicas. Las segundas son empresas que se estima están subvaloradas por el mercado, por lo que tienen el potencial de recuperar sus valores y crecer más que el mercado, por ejemplo, empresas de productos de consumo masivo.

Se ha demostrado, sobre largos períodos de tiempo, que las acciones de la primera categoría tienen rendimientos superiores a los del mercado en su conjunto en tiempos de bonanza económica, y las de la segunda lo tienen en tiempos de turbulencia. No es que sean mutuamente excluyentes, o lo uno o lo otro.  Puede haber empresas con ambas características, pero para no complicar la discusión usaremos esta simplificación. Muchos de los fondos convencionales, y el índice S&P 500 por ejemplo, que se usan en la comparación podrían calificarse de “balanceados”, que incluyen crecimiento y valor, al contener todo tipo de empresas y no usar esos criterios para su inclusión.

Gran parte de la explicación de la diferencia de comportamiento entre los fondos ASG y los convencionales, antes y después, está en la composición de los fondos e índices, especialmente en la inclusión de valores en esas categorías.

La gran mayoría de los fondos ASG contienen las grandes tecnológicas y empresas de alto crecimiento, como Apple, Amazon, Alphabet (Google), Meta (Facebook), Microsoft y Tesla entre otras. Que son la personificación de la calificación “crecimiento”.  Estas empresas están calificadas por un buen número de calificadoras con un alto grado de sostenibilidad, de allí su inclusión en los fondos responsables e índices de sostenibilidad. Si lo son o no, ni viene al caso, lo cierto que así son calificadas. Y por su elevado valor de mercado suelen constituir una mayor proporción de los fondos responsables, o peor dicho, de los fondos ASG. Estas son acciones que suben cuando las perspectivas económicas son favorables y bajan cuando no lo son.

En período de la pandemia, parte de la explicación también está en las inversiones de aquellos fondos en empresas de biotecnología, que tuvieron rendimientos extraordinarios. Y lo contrario en el periodo reciente. Muchos fondos responsables no invierten en empresas de combustible fósiles, pero como resultado de la guerra en Ucrania, el precio del petróleo, el gas y sus derivados ha aumentado considerablemente llevando a rendimientos extraordinarios de estas empresas en las bolsas de valores, y contribuyendo al superior rendimiento de los fondos convencionales sobre los responsables, que contienen proporciones mucho más elevadas de este tipo de empresas. Y aquellos fondos ASG, que si han superado a los convencionales en la bajada, tienen una sobreexposición al sector energético (todo vale en ASG).

Los fondos calificados “ASG” han tenido una sobre exposición a la tecnología y los convencionales a la energía de combustibles fósiles.

Dos ejemplos paradigmáticos:

El Calvert Equity es un caso de resiliencia a los vaivenes del mercado bursátil. [ix] Es uno de los fondos responsables de verdad (este no es ASG) que está en el tope 25% en rentabilidad, con un rendimiento en el primer semestre del 2022 de casi seis puntos porcentuales por encima de fondos convencionales comparables, con selección en base a crecimiento.  Se ha beneficiado en la bajada por su menor exposición a las tecnológicas que constituyen gran parte de los fondos en su categoría. Tiene solo el 20% de las inversiones en estas empresas, en tanto que los fondos convencionales tienen, en promedio alrededor del 35%. Se ha beneficiado además de NO invertir en Meta (Facebook), que ha caído en ese período en un 40%, al considerar que tiene deficiencias en su gobierno corporativo (poder de voto muy concentrado). Y se ha beneficiado por su sobreexposición a materias primas (valor). Es un fondo responsable que tiene mejor rendimiento que el convencional, en parte porque selecciona sus valores con criterios más rigurosos que los simplistas ASG, y porque está más balanceado, entre crecimiento y valor.

Otro ejemplo paradigmático de la selección de valores para explicar las diferencias en rendimientos es el caso del fondo “virtuoso” Altum Faith que invierte según criterios de la doctrina social de la iglesia católica.  No invierte en empresas que tengan algo que ver con el aborto y la homosexualidad o que los respalden, pero invierte en tabaco, bebidas alcohólicas, combustibles fósiles y apuestas (“vicios”) (¡que son la base de las estrategias de exclusión de fondos responsables!). Se vanagloria de que, como “fondo responsable”, durante el colapso de las bolsas, ha sido más rentable que los fondos convencionales. ¿Es por ser responsable o por seleccionar valores en contra de sus valores?

No es un asunto de sostenibilidad, es un asunto de la composición de los fondos que se comparan.

Toda la evidencia, antes y después es circunstancial, pero los columnistas financieros viven de extrapolar y generalizar lo que no es extrapolable ni generalizable.  A lo mejor el consejo editorial analiza la veracidad de los números, pero no cuestiona la metodología ni las conclusiones que se sacan o que inducen a sacar. No son objeto del rigor analítico de algunas publicaciones académicas, pero lamentablemente mucho más difundidas.

V.              ¿Qué quieres demostrar? 

¿Quiere esto decir que ahora la responsabilidad no rinde mayores beneficios? “Ni antes éramos tan buenos ni ahora somos tan malos”.

El estudio que necesitamos debe extraer las diferencias en rendimiento entre fondos ISR y fondos convencionales y separarlas en sus contribuciones:  de mínimo separar A, de S y de G (deseable aún más granularidad) (una calificación global no tiene sentido), distinguir la selección de los valores (de minino por sectores industriales y sobre largos períodos de tiempo, con una gran muestra. Y aun así es posible que los resultados no serán concluyentes, dependerá de lo que esté de moda en las bolsas en ese momento (decimos que los mercados son racionales, pero…..).

Pero ¿rinde más o no la responsabilidad? A nivel de empresa individual es claro. A nivel agregado de bolsa de valores todavía no se ha podido demostrar porque no se separan los efectos de los diferentes componentes de la responsabilidad de los efectos de selección de valores.[x] No se puede hacer atribución del mejor o peor rendimiento a la A, y/o a la S, y/o a la G, y/o a la calidad de la gestión de la empresa responsable y/o a características críticas de los valores.  De nuevo, es un análisis unidimensional de un problema multidimensional. Esta disciplina está en sus comienzos.

A la ligera es posible demostrar lo que quieras, basta encontrar comparaciones que demuestren lo que quieras. Es cuestión de seleccionar entre los centenares de estudios que se publican anualmente los que están de acuerdo con lo que se quiere demostrar. Es tanto el interés en esto que sucede lo mismo que con los medios de comunicación: es posible encontrar uno que tenga opiniones iguales a las nuestras.[xi]

 

Regla de oro de la inversión bursátil: “Cuando hay razones para ser pesimista se es sobre pesimista y cuando hay razones para ser optimista, se es sobre optimista”.



[i] Se han producido millares de estudios académicos comparando los rendimientos en bolsa de carteras calificadas como responsables versus las convencionales, con todo tipo de conclusiones. Ver un meta análisis de millares de ellos en ESG and Financial Performance: Uncovering the Relationship by Aggregating Evidence from 1,000 Plus Studies Published between 2015 – 2020 Pero aun estos no están exentos de problemas de especificación.

[vi] Al momento de la publicación de este artículo el Parlamento Europeo había rechazado la propuesta de exclusión que había formulado el grupo de trabajo. La decisión depende ahora del voto de una mayoría de los países miembros.

[vii] Muchos estudios han demostrado la baja correlación existente en las calificaciones de sostenibilidad de diferentes calificadoras. Ver Evidencia de greenwashing en fondos ASG y la figura 5 en Seven Myths of ESG.

[ix] Calvert fue el pionero en la calificación de sostenibilidad, con análisis exhaustivos de las empresas, y en la creación de fondos responsables.

[x] Ver mi análisis de la diferencia entre análisis individual y agregado en Rentabilidad de la responsabilidad o responsabilidad de la rentabilidad

[xi] Un ejemplo muy paradigmático es el artículo An Inconvenient Truth About ESG Investing, (el título se mofa del video sobre cambio climático Inconvenient Truth) publicado en el blog del Harvard Business Review (31 marzo 2022) que comenta tres artículos académicos que demuestran que la ASG no rinde.


No hay comentarios: