Continuando nuestra campaña de destacar el greenwashing en el “financiamiento sostenible” (sí, entre comillas), en este artículo, en dos partes, analizamos dos transacciones financieras “ligadas a la sostenibilidad” que están cerca de la cima del greenwashing. En el primero analizábamos una transacción (debe ser otra de las “primeras” [1]) de recompra de acciones por parte de Terna, una empresa de transmisión eléctrica, localizada en Italia. En este analizamos la mayor emisión del mundo ligada a la sostenibilidad y la primera (otra “primera”) por una farmacéutica, por parte de Teva.
I.
Emisión de
bonos ligada a la sostenibilidad
Teva es una empresa
multinacional farmacéutica, fundada en 1901, con sede en Israel y laboratorios
y oficinas en EE. UU., Canadá, Australia y varios países europeos y de Latinoamérica.
Tiene una cartera de 3500 productos entre genéricos, especializados y de
consumo general. Cerca de 200 millones de personas en 60 países toman una medicina de Teva cada día (por esta investigación he descubierto que tomo por lo
menos dos de sus medicinas). Tiene ingresos anuales de más de US$16 000
millones. Y el lector posiblemente nunca ha oído hablar de la empresa.
En noviembre del 2021 dos de
sus tres subsidiarias financieras en los Países Bajos, Teva Phamaceutical
Finance Netherlands (tiene tres más con sede en EE. UU) (¿por qué hizo la
emisión una subsidiaria en los Países Bajos? [2]
) hicieron una emisión de cuatro bonos ligados a la sostenibilidad por US$4000
millones, pero que, ante la gran demanda, subió el precio (bajo el costo de
la emisión) y su monto fue elevado a US$5000 millones. [3]Los
bonos tienen vencimientos de 5,5 y 8,5 años, en el 2007 y 2030 respectivamente,
con una parte denominada en euros y una en dólares. Son redimibles, antes de
su vencimiento, cuando la empresa lo considere conveniente.
II. ¿Impacto sobre la sostenibilidad?
1.
Compromisos
El nexo con la
sostenibilidad, según el Prospecto de la emisión de bonos presentado a la Comisión de Valores y Mercados de los
EE. UU., es el siguiente:
- Indicador 1.a. Aumentar el número acumulado de solicitudes regulatorias en seis áreas terapéuticas en un 150% para el año 2026, comprado con la base 2017-2020.
- Indicador 1.b. Mejorar el acceso a las medicinas “donadas o vendidas en licitaciones de salud pública” a países de ingresos bajos y medios en un 150% comparado con las dosis que se suministraron en el 2020.
- Indicador 2.a. Reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, GEI, en un 25% para el 2025, sobre la base del 2019.
2. Penalizaciones por incumplimiento
El cumplimiento de estos
compromisos será verificado en mayo del 2026.
El costo de la deuda aumentará en 0,15% por cada objetivo no logrado en
los bonos de 5,5 años y en 0.125% a partir de noviembre 2026 hasta su vencimiento
para los otros dos bonos.
El esquema de la emisión, uno de los más completos que he analizado, incluye
más detalles sobre sus compromisos en responsabilidad social ambiental y
gobernanza, aunque solo los tres mencionados arriba afectan la penalización en
el costo de la deuda.
Es de notar que la
penalización aplicará por un corto período de tiempo y se puede evitar si Teva
redime la deuda antes. En todo caso el
costo adicional se ha estimado del orden de US$12,5 millones anuales para una
emisión de US$5000 millones. [4]
3.
Impacto de
los compromisos
En el caso de las
solicitudes regulatorias, el compromiso es equivalente a presentar 65 solicitudes
antes del 2025 (en los cuatro años de la base 2017-2020 presentaron 26), el compromiso
es de presentarlas, ya que no pueden comprometerse a su aprobación, que está
fuera de su control. En principio
parece razonable, pero en la evaluación se debería considera la legitimidad de
las propuestas ya que, en teoría, se pueden emitir a voluntad para cumplir con
la meta, aunque tengan poca probabilidad de ser aprobadas.
El objetivo de un 150% de
incremento en la donación y venta a la salud pública de sus productos en seis
áreas terapéuticas, a países de ingresos bajos y medios equivale a un
crecimiento del 17% anual sobre los 6 años.
Pasaran de 500 000 dosis en el año 2020 a 1,25 millones de dosis en el año
2026 (o sea, el 0,0015% de la producción anual de la empresa de 85 000 millones de tabletas y cápsulas al año) [5].
Los países elegibles, según el Apéndice 1 del esquema de emisión (usan la
definición del Banco Mundial), son 137, e incluye a China, Rusia y a todos los
países de América Latina, por lo que no parece un objetivo que requiere grandes
esfuerzos, parece una estrategia de diversificación del mercado.
No especifican las
proporciones entre donaciones y ventas a la salud pública. Tampoco se puede saber cuántas de estas metas se
pretendía lograr independientemente de las emisiones de los bonos, o sea si
son compromisos incrementales a la emisión. En este caso hay que tener en
cuante que el hecho de que las medicinas se donen no quiere decir que
lleguen a los beneficiarios y tengan impacto. Puede ser más barato donarlas como sea que
pagar la penalización en la tasa de interés. La evaluación también debería
tomar en cuenta este aspecto.
Los objetivos de reducción
de emisiones son modestos para una empresa, que no es intensiva en consumo
energético, y una emisión de bonos de esta envergadura, no parecen muy difícil de lograr. Es menos del 5%
anual de reducción.[6] ¿Y
es esto un aspecto material para sus stakeholders?
La Segunda Opinión, que fue emitida por ISS ESG evalúa los compromisos que hace la empresa en cuanto a
su relevancia, consistencia con la estrategia, materialidad, posibilidad de su medición
(ámbito, benchmarks, cuantificación y verificabilidad) y la ambición. En todos los casos lo encuentran todo razonable.
En caso de las metas 1.a y 1b. que son especiales a la industria farmacéutica, ISS
ESG se remite a otra segunda opinión que la empresa pidió a la Access to Medicine Foundation (algo
inusual) en la que esta dice que las metas
“son ambiciosas” y ofrece una serie de sugerencias y
advertencias.
4.
Greenwashing
Aun si se pudiera demostrar
que estas actividades son incrementales y tienen impacto, llevadas a cabo como
consecuencia de las emisiones de bonos, estos compromisos con la sostenibilidad
palidecen comparados con su monto de US$5000 millones.
Los recursos serán
destinados al retiro de deuda existente y el remanente, si lo hubiere, para
cubrir las necesidades generales de la empresa. Los recursos NO serán utilizados
para financiar actividades relacionadas con la sostenibilidad de la empresa. Es
una operación puramente de refinanciamiento, bajo el paraguas de “ligada a la
sostenibilidad”. Ni siquiera los ahorros en el costo del financiamiento se
dedicarán a estas actividades.
Greenwashing a la
grande.
III.
Conspiración:
Favor con favor se paga.
Es entendible que las
empresas emitan este tipo de bonos ya que con ello mejoran su reputación y
reducen el costo de su financiamiento. Teva hasta tuvo un exceso de demanda por
los bonos. Buena estrategia financiera. Lo que es decepcionante es ver como
el mercado de las inversiones responsables lo acepta con beneplácito. Es una demostración de que muchos
“inversionistas responsables” (de nuevo, entre comillas) también practican el greenwashing,
lo que importa es la etiqueta.
Aunque es explicable, pero no justificable, por los beneficios para esa
industria en forma de mayores comisiones. Es una conspiración tácita. Favor
con favor se paga.
Aunque hay que destacar que
esta emisión sí ha llamado la atención de algunos inversionistas responsables
que la han denunciado y la han declarado no apta para sus carteras
responsables. A veces hace falta un caso flagrante para estimular la
reacción y dar el ejemplo.[7]
Lamentablemente la tendencia
es hacia el abuso de las debilidades de los Principios de las emisiones de los bonos verdes, sociales,
sostenibles y ligados a la sostenibilidad.
Antes se hacia el bien como parte de su responsabilidad ante la
sociedad. Ahora lo hacen, pero quieren menores tasas de interés y mejor
reputación con emisiones que tienen muy poco impacto sobre la sostenibilidad.
La tendencia es preocupante. Ahora todo el financiamiento será “sostenible, con poco
impacto incremental. Las empresas que reciclan emitirán un bono verde, las
empresas que pagan sueldos justos emitirán un bono social, las que compran sus
insumos con fair trade, emitirán un bono sostenible y las que no puedan
justificarlo con esto, emitirán bonos ligados a la sostenibilidad con algún
meta de poca relevancia. [8]
Todo esto retirando los bonos tradicionales de su balance general.
El “financiamiento
sostenible” se está convirtiendo en un instrumento para mejorar la situación
financiera de la empresa, no para promover la sostenibilidad.
¿Y cómo podemos paliar este greenwashing?
Ver mi análisis de las debilidades de los bonos verdes, sociales, sostenibles y
ligados a la sostenibilidad y mi propuesta de un nuevo instrumento financiero en
¿Tiene impacto el financiamiento sostenible sobre la
sostenibilidad? Segunda parte: Inversiones reales.
[1] Ver mi artículo El bono ligado a la sostenibilidad más innovador del mundo: El mío sobre la infinidad de “primeras” transacciones financieras sostenibles.
[2] No tenemos la respuesta precisa pero los artículos Eludir y evadir impuestos: ¿Hasta dónde llega la irresponsabilidad
empresarial? y Ética grande y ética pequeña: Elusión fiscal y el código de ética en Pfizer.
[3] Técnicamente son “notas”, bonos de mediano plazo.
[4] Según el artículo Investors
question green tint of Teva’s $5bn sustainability bond en el Financial
Times (disponible solo con subscripción).
[5] Estos números son muy extraños y es posible que “dosis” no sea comparable
a “tabletas y cápsulas”.
[6] La Agencia Internacional de la Energía estima que en ese mismo período,
la producción de energía renovable aumentará en un 60%.
[7] Ver nota al pie numero 4.
[8] Ver el caso paradigmático de la multinacional brasileña JBS en ¿Hace falta ser una empresa responsable para emitir un bono ligado a la
sostenibilidad?.
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