La farmacéutica
Pfizer (productora de Viagra) ha
figurado prominente en los medios por dos asuntos relacionados con su
responsabilidad ante la sociedad.
Por una parte, la propuesta fusión con otra farmacéutica, Allergan,
(productora de Botox), basada en Irlanda y por otra el despido de altos
ejecutivos por violación de su código de ética.
Analicemos
primero la segunda noticia. Pfizer ha despedido a 30 altos cargos en la
filial en España por supuestas violaciones en su Código de Ética, según los
medios por “realizar prácticas
comerciales con uno de sus medicamentos contrarias al código ético de la
compañía”. [1] Aunque no se conocen muchos más detalles es
una recurrencia relativamente común entre las empresas farmacéuticas y suele
relacionarse con los métodos utilizados para que los doctores prescriban sus
medicamentos o sean recomendados en la salud pública. Durante los años 2012 a 2014 hubo un gran escándalo en China
con GSK (GlaxoSmithKline) por sobornos y que le costó muy caro a la empresa
(US$490 millones en multas y la reducción de sus ingresos en el país en más del
30%). Probablemente Pfizer quiso cortar
por la sano y prevenir mayores problemas, tanto de multas como sobre su
reputación. En EEUU la práctica
regulatoria permite tener lenidad con los que reconocen y toman medidas
correctivas a sus violaciones a las leyes y regulaciones. [2] El
comercio de medicamentos en EEUU está ampliamente regulado. Se habrán ahorrado algunas decenas de
millones de dólares en multas aunque a lo mejor pagarán algunas decenas.
De cualquier manera el caso demuestra que Pfizer
no sólo tiene un código de ética, como casi todas las empresas, sino que está
dispuesta a tomar medidas drásticas apoyándose en ese código, lo que no hacen
muchas. Un punto a favor de Pfizer.
Pero esta buena
reacción a un mal comportamiento palidece comparado con la estrategia de fusión
que adelanta la empresa. Pfizer, con sede en EEUU, con elevada carga
fiscal, está negociando comprar otra farmacéutica, Allergan, basada en Irlanda,
con una muy baja carga fiscal, y localizar la empresa fusionada en Irlanda. Allergen está valorada en US$ 120.000
millones, pero Pfizer (valorada en más de US$ 200.000 millones) pagará una
prima que lleva su valor a US$ 160.000 millones. Al
establecerse en Irlanda pagarán los impuestos consolidados en la sede de la menor
carga fiscal. Es lo que se denomina
“reversión fiscal”. Pagarán
impuestos en EEUU solo por los beneficios obtenidos en ese país, si es que no
logran encontrar algunas oportunidades adicionales de eludir más impuestos,
como pueden ser pagos de la subsidiaria de EEUU a la matriz de Irlanda por
regalías, por servicios gerenciales, haciendo préstamos entre las partes y manipulando
los precios de transferencia de bienes y servicios entre muchos otros. Se ahorrarán miles de millones en impuestos
(de US$ y de Euros).
¿Qué tiene de malo todo esto? Desde el punto de
vista financiero es una estrategia brillante. Dirán que
es culpa de la elevada carga fiscal que tiene EEUU que los hace pagar
impuestos, sobre los beneficios domésticos y los que sean repatriados de otros
países, a las tasas de EEUU (los competidores con sedes en los países del
exterior pagan impuestos, en general, a menores tasas). Pero Pfizer no tendrá empacho en aprovechar
toda la infraestructura intelectual, social, económica y física que le ofrece
EEUU y por la cual no harán la contribución que les toca vía los impuestos. Sí,
pagan por la mano de obra, pero no pagan su parte del costo que ha tenido para
el país el desarrollo de capital humano e intelectual. Sí, pagarán algo por los servicios de
transporte pero ello no cubre el costo que el estado incurre en proporcionar la
infraestructura física para todos. Les
vendrá muy bien la seguridad jurídica y física que existe en el país, pero no
pagarán su cuota parte de esos costos. Tendrán los beneficios de operar en EEUU
pero no cubrirán los respectivos costos.
Los costos los tendrán que pagar los contribuyentes que no pueden o no
quieren hacer “reversión fiscal”. Habrá
una transferencia de recursos de los contribuyentes del país a los accionistas
y dirigentes de Pfizer (alguien debe recibir alguna bonificación por esto) y a
la sociedad de Irlanda (para un análisis más exhaustivo de esta
problemática ver mis artículos Eludir
y evadir impuestos: ¿Hasta dónde llega la irresponsabilidad empresarial? y ¿Un
paso adelante contra la elusión fiscal?). Gran
parte del valor de US$ 200.000 millones se debe a haber nacido y crecido en
EEUU.
Para corroborar el
dicho popular de que “una imagen vale
mil palabras”, el 30 de noviembre el Washington Post publicó una viñeta muy
precisa sobre el problema. En el primer artículo
mencionado arriba donde explicaba la irresponsabilidad de la elusión fiscal
necesité más de 2.400 palabras para hacerlo, pero esta viñeta le gana en
efectividad.
Mi prescripción es menores impuestos para mí lo que significa mayores
impuestos para todos los demás. Se llama reversión (los efectos secundarios incluyen ojos
saltones y empresas farmacéuticas agrandadas).
Sí, es una responsabilidad de las empresas ante la
sociedad pagar los impuestos que tocan porque la sociedad, directamente y a
través del gobierno, les proporciona un entorno favorable para su operación y
les permite usar sus recursos naturales, tecnológicos y humanos para ganar
dinero. Y eso cuesta dinero.
Pfizer usa muy
bien los criterios económicos para decidir si vale la pena portarse bien. En el caso de las violaciones a los códigos
de ética, hace el análisis de costo/beneficio de las multas y reputación contra
el reemplazo de algunos ejecutivos y sale a favor de portarse bien. En el caso de la reversión fiscal los
beneficios son de tal envergadura que los costos ante la sociedad palidecen…. y
se van.
Responsables en las cosas pequeñas. Irresponsables en las grandes. Ética pequeña versus ética grande.
La elusión fiscal no figura en el Código de Ética.
[1] Ver el artículo publicado por Edita Olaizola
en Diario Responsable Un
código ético no asegura comportamientos éticos.
[2] Ver mi artículo Si
te portas bien, te tratan bien: Reguladores y RSE
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