sábado, 26 de septiembre de 2020

El bono verde de Coca Cola FEMSA: ¿Pintado de verde?


FEMSA emitió un bono verde, en agosto del 2020, por US$ 705 millones (monto original de US$500 millones, elevado por demanda) en el mercado de EE. UU. Al haber analizado recientemente el bono sostenible de Alphabet (Google) (ver Alphabet (Google) emite un bono sostenibile: ¿Cuán sostenible?) y haber sido emitidos casi simultáneamente es oportuno contrastarlos. Si bien son dos empresas muy diferentes, muchos de los rubros de inversión son semejantes. En particular compararemos algunas de las características entre los dos bonos y lo que sería deseable para ser considerado como un bono verde que contribuya a la mejora del medio ambiente.

No haremos un análisis de las razones y beneficios que comparten este tipo de emisiones, por lo que recomendamos ver el análisis de la emisión de Alphabet, lo que también permitirá entender mejor el análisis que hacemos a continuación. [1]

 I.                FEMSA

 FEMSA como casa matriz tiene tres grandes grupos, Coca Cola FEMSA, FEMSA Comercio y Heineken (posee el 14.8% de su matriz, Heineken N.V.)  Coca Cola FEMSA SAB de CV, es una empresa multinacional con sede en Monterrey, México. Es la embotelladora y distribuidora de Coca Cola más grande del mundo.  FEMSA Comercio posee otras empresas como Oxxo, con casi 20.000 pequeños supermercados que sirven a poblaciones de ingresos medios, más de 3.000 farmacias y 545 estaciones de servicios. FEMSA Tiene filiales en diez países de América Latina. Las acciones de Coca Cola FEMSA cotizan en la Bolsa Mexicana de Valores, BMV, y en la de Nueva York, como American Depositary Receipts (derechos sobre las acciones en la BMV).  La abreviaremos por su código en esas bolsas, KOF).  Forma parte de los índices de sostenibilidad del Dow Jones y del FTSE4Good. El lector interesado en detalles sobre su sostenibilidad puede consultar su informe integrado.

 II.             La emisión

 Como es de rigor en estas emisiones KOF publicó el esquema que rige la emisión, la que fue sometida a la segunda opinión (SO) por Sustainalytics (la misma institución que lo hizo con Alphabet) que verifica el cumplimiento del esquema con los principios de bonos verdes, en este caso los del International Capital Markets Association, ICMA (también como el caso de Alphabet). [2]

 Los recursos del bono se utilizarán para financiar proyectos y gastos, solo en Coca Cola FEMSA, en las siguientes áreas:

  • Adaptación al cambio climático: Adquisición y utilización de software para la medición de las emisiones de gases de efecto invernadero y el progreso hacia las metas de la empresa.
  • Transporte limpio: Gastos relacionados con la flotilla de transporte, propia y de terceros, con vehículos eléctricos y su infraestructura de recarga.
  • Eficiencia energética: Gastos relacionados con la eficiencia de la calefacción, ventilación, aire acondicionado, iluminación, refrigeración y eficiencia de motores. 
  • Energía renovable: Inversiones en construcción, adquisición, mantenimiento y operación de instalaciones de energía renovable, incluyendo solar, eólica y geotérmica y el cumplimiento de compromisos de compra de energía, ya adquiridos antes de la emisión.
  • Recursos naturales: Gestión sostenible de recursos naturales y uso de la tierra, preservación y reforestación de bosques. 
  • Agua y saneamiento: Gestión sostenible y eficiente del agua en las embotelladoras, aguas residuales y su tratamiento.
  • Prevención y control de la contaminación: producción, construcción, mantenimiento, operación, mejoras y la infraestructura para lograr cero desechos, incluyendo facilidades de recolección, selección y equipos para el reciclaje de vidrio y plástico y el aumento en el uso de plástico reciclado.

 El destino de los recursos del bono es casi el ideal de la sostenibilidad.  Está concentrado en inversiones y gastos en temas energéticos ya su correspondiente eficiencia, tanto económica como en términos de emisiones y en la gestión del impacto medio ambiental (uso de la tierra, agua y saneamiento y desechos y reciclaje)

III.           ¿Pintado de verde?

Lo que sigue es nuestra "tercera opinión", no solicitada, por supuesto! 

El documento con el esquema de la emisión llama mucho la atención e inmediatamente hace pensar en greenwashing.  Está poblado con fotografías e ilustraciones que pretenden destacar la “verdosidad” de la emisión (niños plantando árboles, voluntarios recogiendo desechos, que no serán actividades financiadas por el bono y que san actividades de muy baja escala).  Y el color predominante en el informe es el verde, a diferencia del informe integrado, que es el “rojo Coca Cola”. ¿Qué necesidad hay de recurrir a estas sugestiones “verdes”?

Si bien otros documentos similares contienen fotos, en este caso es más flagrante. Recordemos que el documento está dirigido a gestores de fondos de inversiones responsables, los que prefieren información a ilustraciones. La portada es muy reveladora: los traiciona el subconsciente e ilustran como pintan el planeta de verde.   

Portada

Interior 

El formato del esquema es sorprendente (al suscrito), no parece serio. Querido lector lea el esquema y hágase su opinión.  Puede ser otro caso de poca comunicación entre el departamento de comunicaciones y los responsables de la responsabilidad y relaciones con los inversionistas (ver el caso de Abanca).

Pero vayamos a la substancia.  A diferencia de otras emisiones que hemos analizado, y en particular la de Alphabet, el esquema ofrece el mínimo necesario para poder alegar que su contenido cubre lo requerido en los Principios, pero hay pocos detalles, en particular sobre la gestión, control y reporte de la utilización de los recursos. Con algunas excepciones, lo que se incluye es una lista muy genérica de actividades, como si no se hubieran planificado los proyectos específicos que se quieren financiar. [3]  Cierto es que es deseable tener flexibilidad para gestionar los recursos, pero estas generalidades le restan credibilidad a la emisión.  A mayor especificidad, mayor credibilidad.  Y no es que el esquema de la emisión se convierte en contrato legalmente exigible, se pueden variar las inversiones de lo indicado, informando a los inversionistas en los informes periódicos de ejecución.

 Y para apreciar el rigor de ese esquema es ilustrativo analizar el caso del consumo de energía renovable y compararlo con el de Alphabet.  Este hacía explicito que las inversiones solo podrían ser utilizadas en nuevos proyectos de energía renovable, que hicieran una contribución incremental a la reducción de emisiones como consecuencia de la inversión de los recursos del bono. No podía cubrir la compra de energía renovable de instalaciones ya en funcionamiento. En el caso de FEMSA no se ofrece esta garantía, es más, se usarán los recursos para el pago de energía renovable en proyectos ya construidos y en contratos ya firmados antes de la emisiónEllo no quiere decir que no se ahorran emisiones, pero el ahorro no es atribuible a FEMSA, el proyecto ya existe y está en operación, aunque reportarán las reducciones como si lo fueran. Solamente sería incremental si la energía renovable no se generase si FEMSA no la comprase, pero un proyecto ya instalado de energía eólica o solar generará la energía de todas maneras, no pararán el sol o el viento, no es como la energía generada con el consumo de combustible, que se puede generar o no.

 Adicionalmente es de destacar que entre los rubros elegibles figuran en muchas de las categorías el financiamiento de gastos operativos, y de mantenimiento, que pueden ser ya sea de proyectos nuevos o de las actividades existentes.  De nuevo, como en el caso anterior, se contribuye, por ejemplo, a la reducción de emisiones, pero no todo será incremental, y las mejoras pueden no ser atribuibles al bono.

 El bono de FEMSA, a diferencia del de Alphabet no ofrece verificar que los proyectos e inversiones ejecutados por terceros, por ejemplo, los de transporte, cumplan con sus políticas de sostenibilidad, como si fueran ejecutados directamente.

 Como en el caso de Alphabet aprovechan para destacar que con las inversiones y gastos de contribuirá al logro de los ODS: #6 (agua y saneamiento), #7 (energía), #8 (crecimiento económico), #9 (infraestructura), #11 (ciudades sostenibles), #12 (consumo responsable), #13 (cambio climático), y #15 (vida en la tierra).  Como en la gran mayoría de los casos de estas atribuciones no se ofrecen indicaciones del impacto cualitativo o cuantitativo sobre el logro de alguno de las metas de estos ocho ODS. [4]  En el esquema de la emisión no se dice a cuales de las correspondientes metas específicamente contribuirán (tampoco lo decía el de Alphabet).  La segunda opinión de Sustainalytics cubre esta deficiencia y añade que lo hará en 11 de las metas.

En cuanto al sistema de gestión y reporte, FEMSA ofrece incluir la información dentro de su informe integrado, lo que puede parecer laudable para dar una visión integral, pero será más difícil, separar las actividades normales de la empresa de las atribuibles al bono.  Si bien FEMSA ofrece que la gestión de la ejecución de las actividades serán objeto de aseguración independiente, el informe integrado, que contendrá esa información no cuenta con “aseguración independiente limitada” de las actividades de sostenibilidad como es común en el caso de empresas con gran impacto social y ambiental.  La posibilidad de dilución de las actividades del proyecto dentro de un informe integrado de una empresa de la magnitud de Coca Cola FEMSA es elevada. Una cosa es la verificación de que los recursos del bono se han gastado o invertido en alguno de los ocho rubros mencionados y otra es que las metas que se ofrecen lograr en el esquema de la emisión sean atribuibles al bono. [5]

 Y como en el caso de Alphabet no usan a empresas calificadoras independientes que evalúan la idoneidad de la gestión para logar los resultados (recuérdese que la SO solo verifica que la información presentada cumple con lo requerido en los Principios). Parece que, con el acelerado crecimiento del mercado de estos bonos, los gestores de inversiones responsables se están volviendo menos exigentes y se preocupan menos por el impacto que por poder decir que hacen inversiones responsables, en este caso verdes. Esto será un problema cuando mejore la transparencia sobre los resultados obtenidos y la sociedad, y en particular los inversionistas, exijan resultados. Por ahora la atención del mercado se concentra en las emisiones, de bonos, no en las de gases de efecto invernadero, no en sus logros.

 IV.           En resumen

 Es laudable que Coca Cola FEMSA emita un bono verde para intensificar sus actividades en torno a la sostenibilidad. Ofrece expectativas de que con los recursos adicionales, específicamente designados para proyectos en sostenibilidad, y las obligaciones que adquiere con la emisión, se intensificaran esas actividades.

 No obstante, y a pesar de amplitud y enfoque de las actividades a financiar, la emisión levanta dudas en cuanto al compromiso de lograimpacto incremental, más allá de las actividades tradicionales, en particular sobre algunas de las actividades nuevas a financiar y las debilidades aparentes en la gestión y reporte del impacto de sus proyectos. 

Aparece como un bono tradicional al que se le han asignado actividades relacionadas con el medio ambiente, más que un conjunto de inversiones diseñadas para tener impacto ambiental positivo que necesitan financiamiento. 

En algunos aspectos parece greenwashing. 

Nosotros calificamos esta emisión como Verde Claro, imitando la escala de una calificadora.[6]

 

 [1] Y para los que todavía quieren saber más pueden ver un análisis detallado de las características de este tipo de bonos ver Bonos verdes, sociales y sostenibles. 1a. Parte: ¿Qué son y para qué sirven? y los demás artículos listados en Mis artículos sobre bonos verdes, sociales y sostenibles.

 [2] El documento de la segunda opinión es mucho más detallado que el esquema de la emisión que verifica.

 [3] Como buenos ejemplos de esquemas véanse los de Apple y de Starbucks, publicados como parte de los prospectos de la emisión de valores para cumplir con las regulaciones de la Securities and Exchange Comission de EE.UU.

[4] Ver el artículo ¿Legitimidad o greenwashing en la contribución de las empresas a los ODS?: Criterios para discernir, donde proponemos cinco criterios para determinar la legitimidad de las contribuciones a los ODS.

 [5] Apple publica un informe separado de impacto de las inversiones con sus bonos verdes.

 [6] Cicero Shades of Green usa la escala de tonalidades de verde (claro, medio, oscuro) para valorar la idoneidad de la gestión del bono para lograr los resultados propuestos en la emisión.



1 comentario:

Gsecil dijo...

Excelente análisis Antonio!!
Lo reproduje en Facebook
Un abrazo
Gustavo Secilio