domingo, 20 de abril de 2025

¿Tenemos un problema de semántica en la sostenibilidad empresarial?

 

A la popularización le sigue la generalización y a la generalización, la confusión.

Antonio Vives

 

En la popularización de la sostenibilidad empresarial se han adoptado acrónimos y nombres simples, lo que ha conducido a generalizaciones y extralimitaciones conceptuales que no solo producen confusión, sino que son contraproducentes, pueden conducir al rechazo y causar daños reales. La semántica guía la acción.  Para mostrar los efectos perversos de esta tendencia utilizaremos tres ejemplos, pero primero definiremos lo que es la extralimitación conceptual.

I.                El problema de la extralimitación conceptual

Consideremos primero el problema de la generalización reflejada en la extralimitación conceptual. Un artículo pionero [i] sobre este concepto, en el contexto de la discusión pública sobre derechos humanos y la seguridad jurídica, dice que ello: “…ocurre cuando un concepto en particular sufre un proceso de expansión o inflación, en el cual absorbe ideas y requerimientos que le son extraños. En su manifestación más extrema, la extralimitación conceptual muta en un dogma, en un ‘todo en uno’, totalizante” (énfasis añadido). Es más que un problema de semántica.

II.             ASG, Responsabilidad de la empresa ante la sociedad y Sostenibilidad empresarial

Lamentablemente para simplificar o condensar el concepto de responsabilidad social de la empresa (prefiero “responsabilidad de la empresa ante la sociedad”, porque no se limita a lo “social”, o bien sostenibilidad empresarial, que abarca todo tipo de sostenibilidad), se ha popularizado, en ruta a la generalización y a la confusión, el acrónimo ASG, por ambiental, social y de gobernanza, como si ello fuera sinónimo.  Esto conduce a dos graves problemas, uno es que “ASG” no refleja la sostenibilidad empresarial y el otro es el la extralimitación conceptual con connotaciones negativas.

El primer problema, que termina multiplicando al segundo, es que el termino ASG se refiere simplemente a criterios que son usados por algunos participantes para supuestamente tipificar esa sostenibilidad, pero que son incompletos, engañosos y contraproducentes. Esto lo hemos analizado en detalle en otros artículos por lo que solo lo comentaremos brevemente. [ii] Se pretende reducir la sostenibilidad a una serie de indicadores cuantitativos y cualitativos sobre algunos aspectos del comportamiento empresarial en temas ambientales, sociales y de gobernanza, ignorando la implementación de las estrategias, políticas, procesos, procedimientos, cultura empresarial, sinergias entre estos aspectos, y sin considerar sus impactos positivos y sobre todo los negativos.  En vez de considerar las sinergias entre los aspectos y proporcionar una visión de conjunto, se agrupan aspectos negativos y positivos en un neto que resulta muy parcial y que esconde irresponsabilidades. Además, ello tiene sesgo a lo identificable vía indicadores, sobre el pasado y presente e intenciones y no impactos.

Pero para agravar el problema, y donde se causa gran daño, es en la extralimitación conceptual por la cual la evaluación numérica de algunas características de las actividades de las empresas se ha “expandido, inflado y mutado” en un “dogma”, que está siendo usado para representar todo lo bueno, lo malo y lo feo de esa sostenibilidad. Cada usuario del acrónimo entiende algo distinto por ello, sin explicitarlo. “No sé lo que es, pero me opongo”.

Al popularizarse, ASG ha pasado de ser criterios de tipificación (muy imperfectos) de algunos aspectos del comportamiento a tener vida propia como sinónimo del agregado de todas las actividades que lleva a la cabo la empresa, y que para los detractores son sinónimo de no estar directamente relacionadas con el negocio, de actividades superfluas que solo tienen costos sin beneficios, o sea todo lo que la empresa no debe encarar. 

La popularización ha llevado a una fusión de tres letras A, S y G, todo en uno”, que ya ni siquiera se interpretan como ambiental social y gobernanza, sino como sinónimo de actividades contraproducentes, que alejan a la empresa de sus objetivos comerciales. ASG es, para muchos, sinónimo de negativo.

Pero que pasaría si no usáramos el término “ASG”, sino que usáramos los conceptos de “responsabilidad”, que es antónimo es irresponsabilidad, o “sostenible” que es antónimo de “insostenible”. Es fácil oponerse a la “ASG”, somo sinónimo de superfluo, Es mucho más difícil oponerse a que una empresa sea responsable o sostenible. La semántica ayudaría.

III.           DEI, Diversidad, Equidad e Inclusión

 Y algo parecido ocurre con el acrónimo DEI, Diversidad, Equidad e Inclusión, que los detractores han popularizado y generalizado como sinónimo de favoritismo hacia miembros de algunos segmentos de la población, como sinónimo de discriminación contra otros sectores (en EE. UU. contra los hombres blancos). Hay que recordar que la adopción de estrategias DEI en las empresas respondía al reconocimiento de la discriminación histórica, consciente o inconsciente de algunos segmentos, en particular en términos de género, etnia, raza y origen y creencias religiosas. Es una corrección de fallas.  DEI se ha convertido, en ese proceso de popularización y generalización, en sinónimo de favoritismo, de rechazo a la meritocracia.

 Y en esto hay otra extralimitación conceptual opuesta a la responsabilidad y es que se ha convertido a la palabra meritocracia también en un dogma. En un artículo anterior decíamos: [iii] 

Una meritocracia no es justa en entornos con inequidad, con grandes diferencias de oportunidades. [iv] A lo mejor lo sería si el mundo comenzara de cero y con todas las personas en igualdad de condiciones y capacidades, si no hubiera historia.

Es fácil oponerse a medidas que favorezcan a algunos colectivos, es mucho más difícil oponerse a la “gestión de riesgos y oportunidades en la fuerza laboral”  [v] o a la “excelencia laboral”, o la “gestión de talentos y aptitudes”.  La semántica ayudaría.

Ya no se trata de equidad, se trata de justicia laboral. En un artículo anterior decíamos:[vi]

Lo que se debe promover no es la diversidad de género, sino la diversidad de aptitudes. Los géneros son iguales, las aptitudes son diferentes y ambos grupos son necesarios para la gestión eficiente y efectiva de las empresas, se potencian unas a las otras: hay sinergia.

Algunos recordarán el cambio de la denominación de “Recursos Humanos” a “Capital humano”.  El primero con connotación de insumos para la producción (materias primas), y el segundo con connotación de fundamentos para la operación (capital financiero, intelectual). La semántica ayudó ….. en algunas empresas.

IV.            Cambio climático.

Y por último el cambio climático.  Son pocos los que se acordarán de que las divergencias comenzaron con el término “calentamiento global”, lo que condujo a la oposición de su mitigación con el argumento de que no era un calentamiento continuo.  Para mejorar la aceptación de la lucha, y aprovechando la intensificación de los desastres naturales, atribuidos a ese calentamiento, se optó por el término un poco más neutro, menos sujeto a interpretación, y más descriptivo de “cambio climático”. El clima estaba cambiando.

Pero ahora que la sociedad se ha ido acostumbrando al término los detractores y negacionistas se oponen a que se tomen acciones y se ha desatado oposición al reporte de su potencial impacto sobre las activades empresariales y, en consecuencia, a que estas tomen medidas mitigatorias, con un argumento semejante al expresado arriba en el caso de la ASG. “Acciones para mitigar la contribución empresarial al cambio climático son negativas, atentan contra los objetivos comerciales de las empresas.”

¿Tendríamos el mismo rechazo si en vez de reportar sobre las acciones para mitigar al cambio climático aludiéramos a la “gestión de riesgos y oportunidades ambientales”? Es más difícil pedir que la empresa ignore la gestión de estos riesgos y oportunidades. Ello está claramente identificado con objetivos comerciales.  La semántica ayudaría.

V.              En resumen

No se presentaría tanta oposición si nos expresáramos en términos más precisos que no se presten a tergiversación, que sean positivamente positivos (valga la redundancia), que no sean dogmas falsos.

 

¡RECHAZO!

¿ACEPTACIÓN?

ASG

Responsabilidad

 

Sostenibilidad

 

Gestión de riesgos y oportunidades financieras

DEI

Excelencia laboral

 

Gestión del talento y aptitudes

 

Gestión de riesgos y oportunidades sociales

Cambio climático

Gestión de riesgos y oportunidades ambientales

 



[iv] El lector interesado en profundizar sobre los problemas de la meritocracia puede ver el libro del profesor Michael J. Sandel, The Tyranny of Merit, 2021 (no disponible en español).

[v] En una demanda legal sobre las políticas DEI de Boeing, el juez pidió que la empresa desvelara “…el volumen de recursos y personal – a lo largo de todas sus divisiones – dedicadas a las aspiraciones DEI y analizar los riesgos que las políticas DEI generan a sus accionistas…”. El. juez refleja los sesgos mencionados ya que si fuera neutral pediría analizar “los riesgos y oportunidades” de las políticas DEI.

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