sábado, 23 de septiembre de 2023

¿Conduce la sostenibilidad empresarial a la rentabilidad? Puede ser, depende.

 

Una de las preguntas más frecuentes sobre la sostenibilidad empresarial es si ello conduce a una mayor rentabilidad de las empresas, ya sea internamente a nivel de beneficios contables, ya sea externamente en los mercados financieros

Es un tema de mucho interés para los promotores del argumento empresarial de la sostenibilidad, de que ello conduce a mayores rentabilidades y a mejorar la competitividad de las empresas. Este articulo trata solo sobre el argumento empresarial, pero ello no quiere decir que el argumento moral puede ser subestimado. [i]

Pero también es un tema muy discutible por cuanto si bien hay argumentos a priori, en teoría, de la relación positiva, en la práctica se observan todo tipo de relaciones, positivas, negativas, indiferentes o inconclusas.  Y la razón de la gran variedad de resultados es que los estudios empíricos sobre los mercados financieros son todos parciales, es imposible cuantificar la sostenibilidad empresarial y es imposible generalizar para todos los períodos de tiempo, para todos los tipos de empresas, para todos los países y un gran etcétera de variables.

Es un tema muy complejo, sobre el que no se puede ni generalizar, ni extrapolar, como lo pretenden los interesados en estos resultados. A continuación, paso revista a la relación a priori, en teoría, entre rentabilidad y sostenibilidad y a los resultados empíricos en la práctica, y aprovecho la publicación de un reciente estudio sobre el tema para explicar algunos de los resultados “inesperados” que obtiene, en función de este análisis.

Sirva la discusión que sigue para que el lector pueda analizar críticamente los resultados de la relación sostenbildiad/rentabildiad que le presenten.

I.                Relación sontenibilidad/rentabilidad.

Este tema es uno de mis favoritos ya que combina mi educación avanzada y mi profesión en finanzas empresariales con mi pasión por la sostenibilidad empresarial. Lo he analizado ya en once artículos, Mis once artículos sobre la tensión entre responsabilidad y rentabilidad y en el capítulo 10, La responsabilidad como factor de competitividad de la empresa del libro Responsabilidad Social de la Empresa en América Latina; Manual de Gestión.

a.     Impacto a priori, en teoría.

El impacto positivo que deberían tener las prácticas responsables, y su objetivo la sostenibilidad empresarial, sobre la rentabilidad y/o competitividad de las empresas es y ha sido objeto de extensa discusión. Es repetido hasta la saciedad por los que promueven la responsabilidad empresarial, el llamado argumento empresarial. En particular es el argumento favorito para tratar de convencer a los escépticos y a los que se aferran a la maximización de beneficios como propósito de la empresa.  Con ello se pretende convencerlos de que las prácticas responsables contribuyen a esa maximización de beneficios. Se alega que conduce a mayores ventas, mejores precios, mayor productividad laboral, menores costos, menor costo de capital y un extenso etcétera. Puede ser. En el capítulo 10 mencionado arriba hacemos un amplio análisis de estos beneficios potenciales.

Lo que no se suele explicitar son las condiciones necesarias para que ello ocurra y el tiempo necesario. La teoría suele ser ingenua e ignora el mecanismo y proceso de transmisión de prácticas responsables en competitividad. Confunde el “debería ser” con el “es” o “será”.

Supone, más o menos implícitamente, que las practicas responsables se convierten en competitividad automáticamente, sin tomar en cuenta la reacción de los impulsores, por ejemplo, los consumidores, los inversionistas o los empleados.  Si estos no se enteran, o enterándose no actúan, o si son indiferentes o impotentes, el mecanismo se ve interrumpido. La siguiente figura ilustra el mecanismo (la falta de sincronización que se muestra en el engranaje es a propósito).


Y esto ocurre en muchos casos, sobre todo por la falta de información confiable, o por la presencia de otros factores que opacan la “bondad” de las practicas responsables, como puede ser el precio de productos o servicios de la competencia o la propaganda y el greenwashing, y una cultura laboral no conducente a la actuación de los impulsores, que alteran las percepciones. Podemos decir que la responsabilidad se traduce en competitividad o rentabilidad en la medida que los impulsores actúan, favorablemente.

Esta diferencia entre los deseos y la realidad se patentiza en los resultados en las encuestas a los consumidores, donde se responde, de forma casi unánime, que darían preferencia a productos responsables producidos responsablemente. Pero la pregunta es hipotética, en teoría, “¿Compraría Ud….?”, pero que, en la realidad, al enfrentarse a la decisión de adquisición no lo hacen.[ii] Para apreciar el impacto, hay que distinguir entre el “¿Compraría Ud….? ” (¿98%?) y la realidad: ¿Qué porcentaje del valor total de sus adquisiciones son determinadas por la responsabilidad del producto y del proveedor?” (¿2%?).

Y algo parecido sucede con los inversionistas “responsables”, donde siendo la decisión de invertir en valores más compleja, se tiende a sobre simplificar la información para las decisiones, usando información muy parcial, o agregada, que deja de ser representativa (el uso de calificaciones de sostenibilidad es muy común y pernicioso, como veremos más adelante).

Imposible capturar la sostenibilidad empresarial en un numero o una letra. [iii] Y en esta industria el greenwashing es rampante.

b.     Impacto a nivel individual e impacto a nivel agregado

Es importante distinguir entre el impacto a nivel de empresa individual, de interés para los dirigentes, del impacto a nivel agregado de grupos de empresas, de interés para los inversionistas.  El argumento empresarial se hace a nivel de una empresa y es posible, aunque no sencillo, demostrar que una u otra práctica contribuye a mejorar los beneficios netos. Es fácil en el caso de la eficiencia energética y el reciclaje, por ejemplo, más complicado en el caso de mejoras en el ambiente laboral y muy difícil en el caso de la cultura empresarial conducente.

Y si ello ocurriese a nivel individual, vía los resultados contables, sería también factible (¿esperable?) que ello se pudiera apreciar a nivel de la rentabilidad de las acciones de esa empresa en la bolsa de valores, para aquellas empresas que cotizan en alguna, si los impulsores, léase inversionistas, actúan. Este tipo de análisis a nivel interno, individual, forma parte de la gestión de la empresa y no suele ser del conocimiento público. Y esto es lo que les importa a los dirigentes.

Para la demostración de la relación a nivel público se suele recurrir al análisis, a nivel agregado, del comportamiento en las bolsas de valores de grupos de empresas que tienen ciertas características de sostenibilidad. Lo más común es agrupar empresas (en carteras o índices de valores), por ejemplo, calificadas por alguien como de alto nivel de sostenibilidad y comparar el rendimiento con el mercado en general o con otros grupos de empresas que la tienen a menor nivel, para así demostrar que las primeras rinden más que el mercado y que las de menor sostenibilidad.  Existen innumerables problemas metodológicos (períodos de tiempo, países, cuantificación de sostenibilidad, composición de las carteras, etc.) que hay que vencer para que los resultados sean más o menos confiables, en el contexto en que se han analizado. [iv]

Se han realizado millares de estudios empíricos de esta manera, con resultados muy diferentes, algunos concluyen una relación positiva, otros negativa, otros inconclusa [v].  La única conclusión generalizable de todos estos estudios es que no hay conclusión generalizable. Los estudios más publicitados son los que muestran resultados positivos.  Pero hay que recordar que ninguno es extrapolable, son válidos, a lo sumo, para el contexto en que fueron desarrollados y para las variables que fueron usadas. [vi]

Y lo que es más importante casi ninguno distingue entre causa y efecto: ¿son más rentables porque son sostenibles o son sostenibles porque son más rentables y tienen mayores recursos? La opinión del suscrito es que “ni lo uno ni lo otro sino todo lo contario”: las empresas rentables y las sostenibles tienen en común que están bien gestionadas.

La rentabilidad, la sostenibilidad y la relación entre ambos la determina la calidad de la gestión.[vii]  Y esto es lo que les importa a los inversionistas.

Y el estudio que comentamos a continuación es un ejemplo de estos estudios empíricos.

II.             ¿Hay relación directa entre rentabilidad y sostenibilidad empresarial?

 a.     El estudio

La empresa de consultoría Kroll presentó en septiembre del 2023 un extenso estudio sobre la relación entre sostenibilidad y rentabilidad, ESG and Global Investor Returns Study, que nos permite aplicar el análisis que presentamos arriba. El estudio analiza la relación entre las calificaciones de sostenibilidad de la calificadora MSCI para las empresas, como proxy de sostenibilidad, y la rentabilidad en los mercados financieros. Lo analiza en cuatro regiones (Mundial, América del Norte, Europa Occidental y Asia), a nivel de 12 países individuales (Australia, Brasil, Canadá, China, Francia, Alemania, Hong Kong, India, Japón, Corea del Sur, Reino Unido y EE.UU., ninguno de habla hispana) y dentro de algunas de estas geografías, hace el análisis a nivel de once sectores industriales (energía, materiales, industria, consumo discrecional, consumo frecuente, salud, finanzas, tecnología de información, comunicaciones, servicios públicos domiciliarios y bienes raíces).

Utiliza información sobre nueve años entre 2013 y 2021, y llegó a incluir más de 14 000 observaciones. Es un análisis estadístico de la relación entre los rendimientos de carteras constituidas en base a las siete calificaciones de sostenibilidad (desde AAA hasta CCC) y los rendimientos en las bolsas de valores. Para propósitos de análisis las agruparon en tres categorías, Líderes (AAA y AA), Promedio (A, BBB, BB), y Rezagadas (B, CCC).

Para comenzar debemos destacar que se utilizan las calificaciones de MSCI como sinónimo de sostenibilidad, lo que puede ser razonable en el gran promedio de los promedios, pero que no reflejan la sostenibilidad de ninguna de las empresas calificadas.  Para no alargar la discusión remitimos al lector a los artículos Las (por lo menos) seis deficiencias de las calificaciones de sostenibilidad, Doce razones por las que los criterios ASG no reflejan la sostenibilidad empresarial y ¿Se puede encapsular la responsabilidad empresarial en un número ASG?, criterios que constituyen la base de las calificaciones.

Además de los resultados de los estudios empíricos el informe incluye secciones muy ilustrativas sobre la inversión socialmente responsable, las tendencias en el reporte, regulaciones y litigios, un repaso de las implicaciones de las investigaciones académicas para los dirigentes y los gestores de fondos y una breve descripción de la metodología de las calificaciones de MSCI.

Los autores del estudio se limitan a presentar los resultados sin analizar las paradojas o contradicciones que muestran. No les llaman la atención, es una presentación aséptica. El objeto de la discusión que sigue no es analizar los resultados del estudio sino más bien explicar algunas de esas “anomalías” a través de un análisis más detallado de los mecanismos mediante los cuales la sostenibilidad se puede traducir en rentabilidad. Con ello pretendemos explicar la imposibilidad de generalizar y de extrapolar y poner un poco de realismo a la discusión.

b.     Principales resultados

Los reproducimos tal y como los presentan. Comentaremos más adelante lo escrito en negrilla

·       A nivel global, las carteras conformadas por empresas Lideres, con altas calificaciones ASG, obtuvieron mayores rendimientos que las carteras con las empresas Rezagadas, durante el periodo 2013−2021.

·       Esta relación es generalmente válida para las mayores regiones geográficas y para la mayoría de los países y mercados del estudio, con excepción de Alemania y Brasil.

·       En el caso de Brasil, solo las empresas consideradas Rezagadas lograron un rendimiento anual compuesto positivo sobre el período. En Alemania, si bien los tres grupos mostraron rendimientos positivos, las Rezagadas lograron rendimientos considerablemente superiores.

·       En EE. UU., el país con un mayor número de empresas calificadas, las Lideres obtuvieron un rendimiento anual compuesto del 20.3%, comparado con el 13.9% para las Rezagadas, un 50% mayor.

·       En términos de sectores industriales, a nivel global, las Lideres también obtuvieron un mayor rendimiento que las Rezagadas, excepto para las de las industrias de bienes de consumo frecuente y salud. Cuando se analizó esto a nivel de regiones y países, la relación entre rendimientos y calificaciones fue menos pronunciada. En algunos casos, no se podía discernir una tendencia, lo que quiere decir que la ASG no parece ser un impulsor del rendimiento en bolsa para esos países y sectores.

·       Aun en el caso de los sectores industriales en EE. UU. no todas las empresas con las mejores calificaciones obtienen la mayor rentabilidad. El grupo de Lideres tuvo mejores rentabilidades que los grupos Promedio y Rezagadas en solo 5 de 11 sectores. En el caso de los sectores de consumo discrecional, consumo frecuente e industrias, el grupo Promedio le ganó a los Lideres y a los Rezagados. Y en los sectores de energía, salud y comunicaciones, los Rezagados tuvieron significativamente mayores rentabilidades que los que tenían mejores calificaciones.

c.     Análisis de algunas anomalías.

                                      i.     Conclusiones generales

De los resultados descritos podemos sacar algunas conclusiones generales antes de entrar en el análisis de resultados específicos:

·       No se puede generalizar sobre la relación entre sostenibilidad y rentabilidad ni extrapolar a situaciones diferentes a la analizada.

·       Es muy difícil aislar el efecto de la sostenibilidad de las demás variables que afectan la rentabilidad. El efecto de las demás variables suele abrumar el efecto de la sostenibilidad.

·       Mientras mayor sea la muestra, mayor es la posibilidad de observar una relación positiva (este es una característica de la metodología como comentamos a continuación).

·       Y decir que las calificaciones del MSCI reflejan la sostenibilidad de las empresas, como la entienden los inversionistas es osado. Sin embargo, ello no obsta para que los inversionistas tomen decisiones de inversión basándose en estas calificaciones.

                  ii.     Acotación metodológica

Pero antes del análisis del detalle necesitamos presentar una breve explicación, para los no expertos, de la metodología de los estudios estadísticos, para poder interpretar los resultados adecuadamente. El estudio se basa en el análisis de la relación entre solo dos variables, el rendimiento en bolsa y la calificación en sostenibilidad, tratando de describir el efecto de la segunda sobre la primera.  Es de recordar que la variable dependiente, los rendimientos en bolsa, está determinada por muchas variables (situación económica general, humor de los mercados, tasas de interés, perspectivas de cada empresa, calidad de la gestión, competidores, clima político y un gran etcétera) de las cuales las calificaciones de sostenibilidad son solo una. Lo más común es analizar la relación entre los rendimientos y decenas de otras variables que pueden influenciarlos y así determinar que parte de la variabilidad observada en la variable dependiente es explicada por la variabilidad de las variables independientes.

En este caso se analiza la relación de solo una variable, las calificaciones de sostenibilidad, ignorando el impacto de todas las demás.  Esto es menos malo en la medida en que se usan millares de observaciones procedentes de todo tipo de entornos, sectores industriales, y periodos de tiempo, entre otros factores, y suponer que en tal masa de observaciones las variables no consideradas se anulan unas a las otras (hay de todo, a favor y en contra) y se destila el efecto de la variable utilizada. Pero esto es totalmente inadecuado cuando el análisis se efectúa en base a una muestra reducida, a nivel de un solo país, o un solo sector industrial o un período de tiempo relativamente corto. En este caso las variables omitidas tienen impacto, que es ignorado y no compensado y es un error atribuirle la explicación a solo una de ellas.

Y esta acotación metodológica nos ayudará a explicar algunos de los resultados.

                                 iii.     Análisis de algunos resultados                                      

Como se puede observar, algunos de los resultados no conforman con la teoría a priori de que la sostenibilidad rinde más. A continuación, analizamos las posibles razones.  Al no conocer en detalle las empresas incluidas en las carteras, ni las condiciones económicas que imperaban en los países en el período analizado, nuestro análisis puede considerarse un poco osado. Que el lector saque sus propias conclusiones.

·       En Brasil solo el grupo de las Rezagadas logró rentabilidades positivas. Lo contrario de lo que debería esperarse. Sin detalles es difícil explicarlo, pero hay varias posibilidades. Una es que las Rezagadas están en sectores industriales se han beneficiado de la coyuntura económica del período, como pueden ser las industrias extractivas. Es de destacar que el tipo de empresa que se considera Rezagada en un país puede considerarse Líder en otro.  En una muestra relativamente pequeña otros factores, pueden ser más determinantes, como comentábamos en la discusión metodológica precedente. Otra es que los inversionistas en Brasil se preocupan poco por la responsabilidad de las empresas y favorecen aquellas que muestran potencial de grandes beneficios. El argumento de la indiferencia o de la ignorancia selectiva. Y la bolsa de Valores De Sao Paulo es menos sofisticada que la de otros países más desarrollados.

·       Estas posibilidades también son válidas en el caso de Alemania, aunque son más sorprendentes ya que los inversionistas suelen ser más sofisticados y la sostenibilidad esta más difundida que en Brasil. Esto puede explicar que los rendimientos sean positivos en los tres grupos a diferencia de Brasil donde solo lo fueron para el grupo de las Rezagadas.

·       En los sectores de consumo frecuente (por ejemplo, alimentos) y de salud, el grupo de Rezagadas también tuvo mayores rendimientos. De nuevo hay varias posibles explicaciones. Una es la ya comentada de que las muestras son más pequeñas a nivel de sectores industriales, permitiendo el efecto de otros factores que afectan rentabilidad y que por la metodología no han sido controlados. Otra explicación es que en estos sectores los impulsores, los consumidores y los usuarios de servicios de salud, se preocupan más de la calidad, disponibilidad y precio que de las practicas responsables de las empresas.

·       Y en el caso de las anomalías en la relación en los sectores industriales de EE. UU., donde el tamaño de la muestra es grande y el impacto de otros factores se puede diluir, pero no eliminar, una posible explicación está en el comportamiento de los impulsores, que ya hemos comentado. Además, puede aplicar una consideración, que también puede contribuir a explicar las demás anomalías observadas, y es que las carteras construidas contienen empresas que reaccionan de manera muy diferente a los ciclos económicos y a las perspectivas de la economía. En el artículo Rendimiento de fondos responsables versus convencionales: Ni antes éramos tan buenos ni ahora somos tan malos, analizábamos las razones por las que en algunos períodos las “empresas responsables” en EE. UU. rendían más que el resto y al revés en otros períodos.  Las empresas incluidas como responsables en un periodo no habían dejado de serlo en otro. Es que tienen otras características que son más determinantes para los mercados financieros. Parte de la explicación de la contradicción es que las empresas tecnológicas, incluidas en la mayoría de las carteras, en grandes volúmenes, son calificadas como responsables, pero tienen un comportamiento bursátil cíclico. La explicación de esta contradicción estaba en la composición de las carteras no es la responsabilidad de las empresas. La utilización de períodos de tiempo que incluyen varios ciclos económicos tiende a compensar por estos efectos, pero no a eliminarlos.

 III.           En conclusión

El argumento empresarial, de la relación positiva entre sostenibilidad y rentabilidad es más factible y demostrable a nivel de empresas y prácticas individuales, aunque no es automático, no está garantizado. Depende del entorno y de la respuesta de los impulsores. Y es el argumento que es de interés de sus dirigentes.  Aunque debemos destacar que la existencia de la relación positiva puede ser de apoyo a la asunción de estas prácticas, sobre todo en transiciones, pero no debe ser determinante. 

El caso de la relación a nivel de los mercados financieros, que es el que lo que más se publicita, y que es de interés para los inversionistas que desean promover la sostenibilidad empresarial, es mucho más complejo ya que en la rentabilidad en bolsa intervienen multitud de factores, algunos no conocidos o cuantificables.  Sí es posible demostrar que algunas prácticas tienen impacto en algunos casos (un período, un grupo de empresas, un país, etc.), pero a medida que concentra para reducir el impacto de las variables ajenas a la sostenibilidad, lo hace no extrapolable ni generalizable. 

Muchas veces se lee u oye: “la responsabilidad empresarial rinde beneficios positivos en bolsa”. Puede ser, pero no es tan sencillo como parece, ni es obvio.  Y mucho menos en el corto plazo, que suele ser el horizonte de inversión de muchos inversionistas.

Y para cerrar, dos consideraciones. La primera se refiere a la definición de las variables en cuestión. Una, la rentabilidad, depende de múltiples factores y para la otra, la sostenibilidad, no hay consenso sobre su definición y mucho menos sobre su cuantificación, además de ser un concepto específico para cada empresa, de acuerdo con lo que considera los aspectos que son materiales en el contexto en que opera. Estos estudios suponen implícitamente un modelo especifico de lo que quiere decir sostenibilidad. Por ejemplo, el estudio analizado, la supone expresada a través de una veintena de indicadores, en A, en S y en G, que representan actividades que la empresa debe llevar a cabo para “ser considerada sostenible”, con una importancia relativa de cada una de acuerdo con su modelo.  Pero tanto los aspectos que son relevantes como su importancia relativa son especificos a cada empresa y alguno de los incluidos en el modelo pueden ser irrelevantes o de poca importancia.

En estos estudios estadísticos se busca la relación con una variable que depende de muchos factores con otra que no está ni definida ni es cuantificable. ¿Qué es sostenibilidad empresarial? ¡Es mucho más que la suma de las practicas responsables! [viii] No, una calificación de sostenibilidad no refleja la sostenibilidad de la empresa.

Y la segunda consideración es el problema de la gallina o el huevo: ¿quién fue primero? ¿Es la sostenibilidad empresarial la que conduce a la rentabilidad o es la rentabilidad la que facilita recursos para buscar la sostenibilidad? ¿O se autoalimentan?  De cualquier manera, es la calidad de la gestión la que ejerce de intermediario.

Con esto no queremos decir que es imposible demostrar una relación entre un concepto que depende de múltiples varales y uno que no es definible. Es posible a nivel de prácticas específicas, a nivel de una empresa individual y a nivel de mercados financieros de algunas prácticas responsables específicas, pero no de la sostenibilidad en su sentido amplio, cuando se utilizan muestras con muchas de las otras variables que afectan la rentabilidad controladas, ya sea por selección de la muestra o vía un análisis multivariable.

Lo que queremos es poner un poco de realismo al tema y advertir sobre los peligros de las generalizaciones.

¿Conduce la sostenibilidad empresarial a la rentabilidad y a la competitividad?  Puede ser, depende.



[i] La empresa tiene una responsabilidad ante la sociedad por los recursos que usa, muchos de los cuales no se pagan a su verdadero valor de mercado. Sin sociedad no hay empresa, por lo que ella tiene además un deber moral de ser responsable. Y este argumento aplica también en el caso de los inversionistas, no debería hacer falta tener que demostrar la relación positiva para interesar a inversionista en las empresas responsables, deberían hacerlo también por el argumento moral, de que es de justicia y equidad promover esos comportamientos

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