sábado, 12 de noviembre de 2022

Inversión responsable o responsabilidad de la inversión: ¿Es responsable la inversión responsable en España?

No es oro todo lo que reluce.

Proverbio popular

 

El 19 de octubre de 2022 se publicó el informe anual de Spainsif, La inversión sostenible y responsable en España 2022, con datos del 2021.  Spainsif es una asociación cuya “…misión primordial es fomentar la integración de criterios ambientales, sociales y de buen gobierno en las políticas de inversión ….así como concienciar e impulsar cambios en los procesos de inversión en la comunidad inversora, ….”. Está integrada por 108 miembros mayormente por gestoras de fondos, otras instituciones financieras, y empresas de consultoría asociadas con la sostenibilidad, todas estas con fines de lucro. Incluye además algunas organizaciones gremiales y académicas, sin ánimo de lucro, y un sindicato. Su lema es “promoviendo la inversión sostenible.

El resultado más destacado del informe es que “La Inversión Sostenible y Responsable ha alcanzado los 379.618 millones de euros gestionados en España durante 2021, lo que ha supuesto un incremento del 10% respecto a 2020, con un peso del 51% sobre el total” (énfasis añadido).

Al poner en su sola frase las palabras “Inversión Sostenible y Responsable” y “379 618 millones de euros”, se presupone, sin pensarlo, de que los casi 380 000 millones de euros están invertidos en valores de emisores responsables y que han contribuido a la sostenibilidad empresarial en España.  En este artículo diseccionaremos este supuesto implícito analizando si representan, en efecto, inversiones en valores de emisores responsables y si contribuyen a la sostenibilidad empresarial.

I.                Inversión sostenible y responsable en España según el informe de Spainsif.

El informe desglosa la inversión total en los valores por cada una de las modalidades de selección que cubre: [1]

Estas modalidades de selección se pueden definir, de manera general, como:

  • · Integración ASG: Utilización de criterios Ambientales, Sociales y de Gobernanza en la selección de las inversiones a incluir, basadas en evaluaciones y calificaciones, generalmente llevadas a cabo por calificadoras independientes, con multiplicidad de indicadores y criterios. Es la metodología más usada por los gestores de fondos abiertos al público.
  • ·  Involucramiento: Más que un criterio de selección es una metodología de gestión de las inversiones, a través de la cual la gestora, sus representantes, o los mismos inversionistas en los fondos, ejercen su poder de voto en las Asambleas Generales de Accionistas y a través de contactos directos con los consejeros/dirigentes o indirectamente por otros medios. Es la metodología generalmente usada por gestoras de fondos privados, como grandes fondos de pensiones, fondos patrimoniales o por instituciones financieras que gestionan sus carteras de inversión por cuenta propia.
  • ·  Exclusión simple: Selección de valores que no pertenecen a sectores industriales considerados irresponsables. Generalmente se refiere a tabaco, alcohol, armamentos, apuestas, combustibles fósiles y pornografía. Esta metodología es usada por gestores de fondos abiertos al público, que no quieren invertir esfuerzos en hacer selecciones rigurosas.
  • ·  Inversión de impacto: Inversiones en valores seleccionados por el impacto tangible de la empresa o proyecto. Es la metodología usada por fondos de inversión privados, generalmente muy concentrados en términos de inversionistas y sectores, por lo que suelen incluir la participación en la gestión de la empresa o proyecto. Es una variante diversificada y responsable de lo que son los fondos de inversión de riesgo y fondos de capital privado tradicionales (venture capital, private equity). [2]
  • ·  Screening basado en normas: Selección de valores basado en nomas de organizaciones internacionales como por ejemplo la Organización de las Naciones Unidas (contribución al logro de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible) o de los Principles of Responsible Investment, PRI (contribución al logro de los 10 Principios), entre otros.
  • ·  Best-in-class: Inversiones en valores de empresas que están calificadas como las más sostenibles de su sector industrial por alguna calificadora. Es una metodología usada por gestores de fondos abiertos al público, generalmente usando criterios ASG, que no quieren hacer su propia evaluación.
  • ·  Inversión temática: Inversiones en valores que exploten las mejores oportunidades de las principales tendencias relacionadas con la sostenibilidad a largo plazo (por ejemplo, empresas que combaten el cambio climático en general o inversiones en energías renovables en particular, o empresas que promueven la agricultura sostenible o la participación de la mujer, entre muchos otros temas). Suelen usar metodologías ASG y best-in-class, tercerizando la calificación o usando evaluaciones propias.

Y en esta calificación del informe Spainsif falta la categoría con el mayor potencial de contribución a la sostenibilidad empresarial, que es la Inversión Socialmente Responsable, ISR, donde los criterios de selección y su evaluación son basados en análisis internos sobre la totalidad de las actividades responsables de los emisores de valores, no solo aquellas que son cuantificables con criterios A, S o G, que son reportados por las empresas.

Es la metodología usada por fondos de inversión comprometidos a la promoción de la sostenibilidad empresarial y no solo a capturar inversionistas responsables. Muchos de los fondos privados usan esta metodología, así como los fondos públicos que atienden a un público inversionista selecto. Pueden incorporar metodologías de inversión de impacto y de involucramiento, pero ninguna de las demás listadas. Para un análisis más completo de las diferencias entre inversiones con criterios ASG y con evaluaciones ISR y su impacto sobre la sostenibilidad empresarial ver el artículo ¿Es lo mismo Inversión Socialmente Responsable, ISR, que inversiones ASG?.

II.             Objetivos de la industria de las inversiones responsables.

Antes de analizar si las estrategias de selección mencionadas seleccionan valores responsables que  son realmente responsables y contribuyen a la sostenibilidad empresarial es conveniente analizar el propósito de la industria de las inversiones responsables y las motivaciones de las partes para fomentar la responsabilidad. Es crítico para entender el grado de responsabilidad de los fondos y de los valores.

En principio hay una demanda de inversiones responsables por inversionistas que quieren utilizar sus recursos financieros para promover el bien común, para lo cual necesiten que existan valores y fondos de inversión con ese objetivo. Son pocos los inversionistas que tienen la capacidad de hacer sus diligencias debidas para seleccionarlos y gestionarlos, por lo que la mayoría debe recurrir a la oferta de intermediarios, como lo son las empresas gestoras de fondos. Algunas de estas sí tienen la capacidad para hacer los análisis requeridos de cada uno de los valores en que invertir y gestionarlas, pero son muchas las que se concentran en la gestión de los fondos y recurren a terceros para hacer la evaluación sobre la responsabilidad de los emisores, generalmente empresas calificadoras, como vimos en las descripciones arriba.

¿Coinciden los objetivos de la demanda y de la oferta? En general no, en algunos casos sí.  La demanda tiene como objetivo fundamental favorecer con sus recursos financieros el avance de la sostenibilidad, pero la oferta, instituciones con fines de lucro (gestoras, calificadoras, consultoras, etc.), en la mayoría de los casos persigue la maximización de beneficios, la reducción de costos, la eficiencia operativa, la mejora de su cuota de mercado, lo que no siempre coincide con el avance la sostenibilidad.  La industria de la oferta está interesada en la expansión del mercado, lo que puede conllevar a ligerezas y simplificaciones en la selección de las inversiones, con lo que terminan ofreciendo fondos como responsables cuando la responsabilidad del fondo como un todo y la de sus componentes individuales no lo son, o dejan que desear.

En esta ligereza/simplificación conviene distinguir dos grandes actores: las gestoras de fondos y las calificadoras. Las gestoras de fondos, en general, claman por información que simplifique el trabajo, ya sea por información uniformada ya sea por información procesada por terceros. Estos terceros, que recopilan, procesan y califican la responsabilidad de los emisores son las calificadoras, de las cuales hace centenares en el mercado, aunque el grueso se esté concentrando en unas seis grandes.

Las calificadoras, si bien hacen análisis exhaustivos de la responsabilidad, usan moldeos simplificados, que se prestan a la comparación entre los valores y la automatización de los análisis. En general analizan miles de indicadores relacionados con los criterios A, S y G, seleccionan algunas decenas que consideran materiales para el sector industrial a la que pertenecen los emisores de valores, les asignan un valor y pesos relativos a cada uno y al componente al que pertenecen, A, S o G. y calculan in promedio ponderado global, que es la calificación del emisor. Se alimenta la información el computador y se producen las calificaciones.

Muchas de las metodologías de selección mencionadas se basan en las calificaciones de sostenibilidad por agencias calificadoras En el artículo ¿Se puede mejorar la relevancia y efectividad de las calificaciones de la sostenibilidad empresarial? analizábamos en mayor detalle este proceso de calificación y concluíamos que adolecen de seis problemas en lo referente a la determinación de la responsabilidad de los emisores (hemos hecho una propuesta para paliar algunos de estos problemas [3] ). Decíamos:

El principal problema (1) es que califican algo que no está definido y que cada calificadora define y modela a su gusto.  ¿Qué es sostenibilidad empresarial?  Lo único que tienen en común es que todas le dan el nombre de calificaciones de sostenibilidad o algo parecido. Adicionalmente, (2), siendo su principal mercado los inversionistas, las calificadoras usan modelos en base a la materialidad financiera, que pretenden indicar el potencial impacto sobre la situación financiera de las empresas, pero muchos de los participantes también están interesados en la materialidad de impacto, el efecto de las actividades de la empresa en la sociedad y el medio ambiente.

Pero (3), ello es ignorado por las calificadoras.  Se basan en los insumos asignados y las actividades llevadas a cabo, y con algunos criterios se basan en planes, en intenciones, pero no en sus resultados y el impacto logrado. Y lo que es peor, (4), se ignoran los impactos negativos, no restan puntos.  Hay empresas con el máximo puntaje (best-in class) que tiene impactos negativos no mitigados y comportamientos irresponsables.

Pero (5), se utilizan como si indicaran la sostenibilidad empresarial, o sea como indicadores del bien que supuestamente hacen para la sociedad. ¿Inconscientemente, por ignorancia, por complicidad o por comodidad? Sea como sea, no solamente tienen los problemas de conflictos de definición de algo no definido, sino además de usos que no se corresponden con su determinación.

Y (6), asignan clasificaciones a los diferentes criterios A, S y G, y calculan una calificación agregada, lo que implícitamente permite compensar deficiencias en algunos aspectos con elementos positivos en otros y viceversa.

Y muchas de las calificadoras no consideran la responsabilidad del producto o servicio. Lo dejan a las estrategias de exclusión.

Si bien esta brevísima y simplificada descripción no le hace justicia a las complejidades de los modelos de algunas de las calificadoras, es suficiente para los propósitos de nuestra discusión. Hay que recordar que la gran mayoría de las calificadoras no divulgan sus metodologías. [4] Se puede constatar que difícilmente ese gran promedio ponderado de números incompletos refleja la responsabilidad del emisor. Cada una tiene sus ideas de lo que quiere decir ser responsable (sobre lo que no hay ni habrá consenso, dependen del contexto en que opera la empresa, de sus prioridades, del bien que quiere hacer, etc.). Remitimos al lector al artículo ¿Cuál es el banco más sostenible del mundo? donde incluimos la tabla de puntuaciones que asignan una de las mayores calificadoras del mundo, S&PGlobal, a los bancos, donde podrá constatar estas aseveraciones.

Al ser la evaluación un gran promedio ponderado, implícitamente se permite compensar defectos con alguna virtud (en la evaluación de ExxonMobil se compensó su contribución a las emisiones de gases de efecto invernadero, el mayor contribuidor del mundo a nivel de empresa, con sus planes para logar cero emisiones netas en 2050).  La calificación es un neto, pero recordando que no se asignan números negativos a comportamientos irresponsables. [5]

En general, solo las gestoras de fondos que usan evaluaciones integrales ISR evitan muchos de estas deficiencias de las calificaciones y además toman en cuenta otros factores pertinentes para la sostenibilidad empresarial como la cultura, valores, estrategias, políticas y procesos y su implementación, organización, gobernanza, incentivos, relaciones con stakeholders, etc. Y pueden “restar puntos” por impactos negativos.  En este caso la evaluación es a la medida, evalúan el emisor, sus acciones, sus compromisos y sus circunstancias, y en la medida de los posible su impacto, a diferencia de la mayoría de las calificadoras cuya evaluación es más o menos genérica, automatizada. [6] [7] La sostenibilidad empresarial es mucho más que la suma de actividades en aspectos A, aspectos S y aspectos G. [8]

Teoría y práctica y las intenciones y el impacto se confunden en las evaluaciones. El código de conducta/ética y su implementación es un buen ejemplo de estas diferencias. Las calificadoras valoran la existencia del código, pero los que hacen una evaluación integral ISR se preocupan además de la implementación del código, de la cultura de ética, de la gobernanza del proceso, del funcionamiento del comité de ética, de las acciones remediales tomadas.  En sus informes de sostenibilidad difícilmente las empresas reportan estos detalles.

III.           ¿Pero es esta inversión reportada como “responsable” responsable? 

¿Son responsables los valores seleccionados como tales? De la discusión precedente se puede concluir que algo de sostenibilidad empresarial tienen, pero su intensidad depende del proceso de selección, lo que analizamos brevemente a continuación, en orden inverso.

  • Exclusión simple: No necesita comentarios, a lo sumo excluye emisores cuyos productos o servicios, buena parte de la sociedad considera con grados de irresponsabilidad. Pero es una metodología que no quiere aceptar su responsabilidad en la selección, se lava las manos. Debería ser excluida de estas estadísticas.
  • Integración ASG, Best-in-class y Screening basado en normas: Están basados en calificaciones con criterios ASG, aunque la de “Screening basad en normas” puede usar criterios definidos en base a las normas de referencia que suelen ser un subconjunto del total que consideran las calificadoras.  La de best-in-class compara solo empresas dentro de un mismo sector industrial (class).  Las tres adolecen de las deficiencias que mencionamos arriba.  La selección best-in-class trata de evitar la eliminación por completo de emisores de los sectores normalmente excluidos ya que hay empresas en estos sectores que tienen algunas prácticas calificables como responsables con criterios ASG. Las tabacaleras pueden promover la agricultura sostenible y pagar precios justos por sus insumos. Las empresas de armamentos pueden hacer esfuerzos por limitar sus emisiones y tener excelentes beneficios laborales.  De hecho, la calificadora S&PGlobal, que usa la metodología best-in-class para conformar sus índices de sostenibilidad, califica, por definición, a una empresa tabacalera, de armamentos, etc. como las más sostenible de su sector. Así selecciona las empresas más responsables de esta categoría de irresponsables. Estos ejemplos son indicativos de las deficiencias de las calificaciones en representar, de forma agregada, la responsabilidad de los emisores.
  • Involucramiento: La responsabilidad de los emisores incluidos dependerá de la metodología de selección que se haya utilizado. Como comentábamos, es más una estrategia de gestión que criterios de selección. Si se ha seleccionado de acuerdo con criterios ASG, mecanicista, adolecen de los problemas mencionados. Si se han seleccionado con evaluaciones a la medida, ISR, la responsabilidad de los emisores es muy posiblemente superior. Los gestores que utilizan esta metodología, que implica involucrarse, es muy posible que hagan la selección con una evaluación más detallada.
  • Inversión temática: También depende de la metodología de selección. Se trata de seleccionar emisores que tienen responsabilidad en algunos aspectos temáticos, pero ello puede hacerse via los criterios ASG, usando las calificaciones particulares sobre el tema de interés (algún aspecto A o alguno S, o alguno G) y no en el agregado o bien via evaluaciones más detalladas sobre las empresas destacadas en el tema. En el primer caso adolece de algunos de los problemas mencionados, pero no de todos, y en algunos casos se pueden obviar muchos de ellos.  Es muy posible que los inversores que estén interesados en temas específicos tiendan a preferir la metodología de análisis más detallado.
  • Inversión de impacto: En este caso es casi por definición que la metodología de selección es tipo ISR, y hasta más rigurosa, ya que no solo busca resultados sino además impacto tangible, cambios. Es la metodología que mayor proporción de responsabilidad selecciona en los emisores. [9]
  • Inversión ISR: No esta explícitamente considerada en el informe Spainsif, aunque si es posible que con la metodología de “screening en base a normas”, algunas gestoras que usen las normas que hemos destacado como ISR (comportamiento responsable, no solo el uso de indicadores A, S y G), pudieran ser consideradas como tal (pero las de la ONU o el PRI no lo son).  Por la discusión precedente se debe concluir que ISR es la que el mayor grado de responsabilidad incluye entre los emisores seleccionados y por ende los fondos así constituidos tienen mayor legitimidad en el uso del término “inversiones sostenibles y responsables”.  

IV.           Mercados primarios versus mercados secundarios

Aun suponiendo que los fondos de inversión y sus componentes pudiesen ser considerados como responsables, digamos seleccionados a la medida, todavía queda la pregunta más importante sobre estas inversiones: ¿Contribuyen las inversiones responsables a la sostenibilidad empresarial? ¡Qué pregunta! Pues no es obvio. [10]

Para responder a esta pregunta hay que distinguir entre los mercados primarios y secundarios de estos valores. En los mercados primarios las empresas emiten valores negociables (acciones, bonos, obligaciones, etc.) que son adquiridos directamente por los inversionistas y cuyos recursos van directamente a las empresas para financiar sus actividades en la mejora de su sostenibilidad empresarial. En este caso, las inversiones responsables tienen un alto potencial de contribuir a esa sostenibilidad, aunque ello depende la forma en la que las empresas utilicen esos recursos. Pero el hecho de que, por ejemplo, emitan bonos verdes, sociales o sostenibles, para financiar actividades de sostenibilidad no quiere decir que automáticamente se contribuye, ni que el emisor sea responsable (en estos casos la calificación de sostenibilidad es del instrumento no del emisor).  De hecho, hay muchos ejemplos de abuso y greenwashing.[11] [12]

Las inversiones en los mercados secundarios, que son las cubiertas por el informe Spainsif, son los fondos que han sido constituidos mayormente a través de la adquisición de los valores en los mercados bursátiles y de inversión privada, donde los recursos financieros intercambiados en la transacción van de un comprador a un vendedor, sin que las empresas emisoras reciban recursos algunos. En este caso y en el caso de los bonos ligados a la sostenibilidad (donde los recursos son para uso general de la empresa, no directamente para una activad de sostenibilidad), no hay contribución directa a la sostenibilidad empresarial.

Pero puede haber contribución indirecta via el involucramiento de los gestores de fondos responsables en influenciar el comportamiento de las empresas. Este es el caso más común de los gestores de fondos privados, cerrados, los de la inversión de impacto, los de involucramiento y los fondos gestionados via ISR, pero no para los fondos con criterios ASG. También hay un efecto indirecto en el sentido de que la calificación de la empresa como elegible para estos inversionistas y la reputación que ello conlleva puede estimular a las empresas a un comportamiento más responsable.  Pero el impacto de los mercados secundarios en la sostenibilidad empresarial es secundario. Y la desinversión en emisores irresponsables, contrario a lo que suele creer, puede tener un impacto negativo. [13]

V.              ¿Se puede mejorar la responsabilidad de los fondos?

Se puede y se debe.  Las regulaciones en proceso en el seno de la Unión Europea son prueba de que las deficiencias arriba mencionadas existen y las regulaciones pretenden subsanar algunas.  La Autoridad Europea del Mercado de Valores (European Securites Markets Association, ESMA) ha producido las regulaciones (MIFID II) y en agosto del 2022 entró en vigencia el Reglamento Delegado (UE) 2021/1253, que aclara algunas disposiciones del MIFID II (Spainsif produjo un breve documento explicativo del Informe Final de la ESMA sobre las Directrices relativas a determinados aspectos de los requisitos de idoneidad de la MiFID II – Green MIFID) por lo que no nos extenderemos.

No consideraremos la regulación sobre la información que debe presentarse, reportarse, etc. sobre los productos que ofrecen las gestoras de fondos al público. Para nuestros propósitos baste con destacar que las regulaciones ahora estipulan que antes de ofrecer productos al inversionista se deben determinar sus preferencias en cuanto a las características de sostenibilidad empresarial de los valores a incluir en sus carteras, se deben ofrecer asesorías para aquellos que no las conocen o no las tienen, ofrecer alternativas y debe entrenarse al personal de la gestora para hacerlo.

Deberán explicarles a los potenciales inversionistas precisamente lo que hemos discutido arriba: las características de sostenibilidad de los valores, como las han determinado y su proceso de selección y gestión.

Esto solo ataca parte del problema de la transparencia de los fondos que se comercializan, pero no ataca el problema del uso de las calificaciones como si representaran, en efecto, valoraciones sobre la sostenibilidad de los emisores y/o sus instrumentos.

Pero las regulaciones de la Comisión Europea con su obsesión con el verde del medio ambiente descoloran la sostenibilidad empresarial que involucra mucho más que ello, desestimando los demás aspectos.  Pretende promover la sostenibilidad empresarial via los mercados de valores, pero se concentra en la sostenibilidad ambiental. [14]

El suscrito había hecho una propuesta más sencilla y pragmática, menos rigurosa, en particular para aquellos países que no son sujetos a las regulaciones de la Comisión Europea. [15]

Pero esperemos que las regulaciones de la Comisión y el desarrollo del conocimiento de los inversionistas responsables estimulen a las gestoras de fondos a hacerlo.

VI.           ¿Contienen los casi 380 000 millones de euros en “inversiones sostenibles y responsables” en España emisores sostenibles y responsables? ¿Contribuyen esas inversiones a la sostenibilidad empresarial?

Esa es la impresión que producen titulares noticiosos, pero como hemos analizado, esa impresión es solo parcialmente verdadera. El uso de la etiqueta “sostenibles y responsables” tipifica todo lo que incluye como totalmente “sostenible y responsable”, como si el 100% de los emisores fueran 100% responsables, cuando en realidad contiene de todo. Es otra “extralimitación conceptual”. [16]

Los valores incluidos en los fondos de inversión tienen algunas características de responsabilidad, dependiendo de la metodología de selección, pero no se puede decir que son valores de emisores responsables ni que los fondos representar carteras responsables.  La respuesta a la primera pregunta es:  algo de responsabilidad tienen, pero muy lejos de lo que se pretende transmitir.

En cuanto a la segunda pregunta, sobre su contribución a la sostenibilidad empresarial la respuesta es: contribuyen muy poco e indirectamente, dependiendo del activismo de los fondos y del interés de las empresas en tomar acciones para ser percibidas como responsables.  Pero la experiencia indica que en España las gestoras de fondos de inversión al publico son muy poco activistas y que las empresas saben gestionar bien la información para sus calificaciones de sostenibilidad. [17] [18]

En el contexto de la Reglamento de Divulgación en materia de Finanzas Sostenibles (SFDR) de la Comisión Europea la mayoría de estos fondos se calificarían entre Articulo 6 y 8, (tipo exclusión y ASG) desde verde traslúcido a verde claro. Los inversionistas responsables necesitan fondos de Artículo 9 (más cerca de ISR), verde oscuro.  Y esta es la tendencia que se observa en Europa, donde los primeros nueve meses del 2022 vieron una salida de 173 000 millones de euros en fondos calificados artículo 8 y una entrada de 33 000 millones de euros en fondos calificados como articulo 9. 

VII.         Inversión responsable y responsabilidad de la inversión: Doble materialidad.

Spainsif o Eurosif  (la gremial a nivel europeo) tienen como misión fundamental promover la inversión socialmente responsable y han tenido mucho éxito en ello. Pero quizás han enfatizado más la promoción de la inversión responsable que la responsabilidad de la inversión. En la primera estimulan la oferta (el mercado, el negocio de sus miembros), pero ha llegado la hora de que promuevan además la segunda, la que es la que interesa a la demanda, a los inversionistas responsables.  Deben estimular la sinceración” de la responsabilidad de los valores y fondos, no solo su expansión, que condición necesaria pero no suficiente para contribuir a la sostenibilidad.

Spansif, Eurosif y similares deberían verse al servicio de la responsabilidad de la inversión, y sus stakeholders materiales deberían incluir no solo los gestores de fondos, sus miembros, sino además los inversionistas responsables.

Esto es análogo a la preocupación por doble materialidad: la promoción de la inversión responsable sería el espejo de a la materialidad financiera (de vuelta), el impacto de la sostenibilidad sobre la situación financiera de la empresa, en tanto que la responsabilidad de la inversión sería el espejo de la materialidad de impacto (de ida), el impacto sobre la sociedad y el medio ambiente de las inversiones responsables.

 

¿Y si las comisiones de los gestores de fondos responsables fueran proporcionales al grado de responsabilidad del total de los activos gestionados y no solo al volumen en euros?

 


[1] De la presentación del suscrito ¿Pueden los mercados financieros contribuir a la sostenibilidad? realizada en la Universitat de les Illes Balears, el 2 de noviembre.

[2] El lector interesado puede consultar Setting up an impact fund.

[4] Hay una presión creciente por parte de los reguladores de Europa y de EE.UU. para lograr mayor transparencia sobre estas metodologías.

[7] En el artículo Fund managers rejecting a fifth of greenbonds as quality concerns continue, se reporta que los fondos con criterios ISR rechazan mas del 20% de los fondos de bonos verdes por incluir irresponsabilidades en sostenibilidad ambiental.

[9] Para un análisis de las diferencias entre inversiones ASG e inversiones de impacto ver ESG Is Not Impact Investing and Impact Investing Is Not ESG.

[10] ¿Tiene el financiamiento sostenible impacto sobre la sostenibilidad? Primera parte: Inversiones financieras y Segunda parte: Inversiones reales

[14] Habíamos considerado esto en detalle en el artículo Crónica de una muerte anunciada: Taxonomía Social de la Comisión Europea

[17] Ver al análisis de la calificación del BBVA en ¿Cuál es el banco más sostenible del mundo?

[18] Del total de campañas puestas en marcha en Europa durante 2022 sobre firmas cotizadas, 3 afectaron a empresas españolas y dos de ellas las llevó a cabo un fondo.


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