Uno de los
aspectos más críticos para la gobernanza de la sostenibilidad es la composición
de los Consejos. Pero es relativamente ignorado. Son los responsables de las decisiones
estratégicas de las empresas y, en teoría, deberían representar los intereses
de los stakeholders, pero en la práctica representan los intereses de
los accionistas.
Decimos que en
teoría porque las legislaciones, regulaciones y códigos voluntarios de
gobernanza corporativa no suelen reconocer otros stakeholders que no sean
los accionistas, aunque tampoco prohíben que se consideren sus intereses. En la práctica, los accionistas tienen alguna
influencia sobre el nombramiento de los consejeros, además de que muchas veces
los incentivos que enfrentan están alineados con los intereses de los
accionistas, ya sean explícitos en sus remuneraciones ligadas a los beneficios,
ya san implícitos por presiones de otros consejeros o por el temor de ser
removidos o no renovados por algunos grupos de accionistas (aunque en la
práctica esto son casos excepcionales más que la norma).
Si estos
consejeros son críticos para la gobernanza de la sostenibilidad, debería ser
del interés de la sociedad y sus representantes y de los gobiernos a través de
los reguladores, para que fuesen seleccionados en base a criterios de
sostenibilidad, de interés por los demás stakeholders. El caso de las mujeres
en el Consejo es paradigmático, pero no suficiente.
¿Pero han
demostrado ese interés en sostenibilidad?
Muy indirectamente y sin darse cuenta. En los países de la Unión Europea
y sus instituciones ha habido gran interés en promover la participación de la
mujer en los consejos,
sin embargo, no se logró establecer una Directiva que lo regulara y se dejó a
criterio de cada país. [i] No
obstante, en algunos países existen cuotas obligatorias. En el 2008 Noruega
obligó a las empresas cotizadas en bolsa a reservar por lo menos el 40% de los
puestos en los consejos a mujeres, bajo pena de disolución. En los
siguientes cinco años más de una docena de países establecieron cuotas
similares a niveles de 30% y 40%. En Alemania, Bélgica, Francia e Italia las
empresas que incumplan pueden ser multadas, disueltas o la remuneración de los
demás consejeros retenida. España [ii] y
Holanda han preferido cuotas sin penalizaciones. El Reino Unido solo
estableció lineamientos. [iii]
La directiva de
la Unión Europea sobre el reporte de información no financiera pide que se reporten
las proporciones de mujeres en el consejo, esperando que el reporte pueda
incitar a las empresas a aumentar la participación, ya sea por convencimiento
propio, ya sea para permitir a la sociedad civil disponer de información para
presionar a las empresas.
¿Por qué
dijimos que esta es una manera indirecta y sin darse cuenta de promover la
sostenibilidad? La presión para aumentar la proporción de las
mujeres en los consejos es no solo para revertir lo que ha sido una discriminación,
consciente e inconsciente, sino porque se ha demostrado que la diversidad
de opiniones y puntos de vista mejora la efectividad de las decisiones. Pero hay algo de “corrección política” en
este movimiento, pero démosle el beneficio de la duda y creamos que el movimiento
es debido a la necesidad de revertir la discriminación y aprovechar los beneficios
de la diversidad. ¿Pero por qué solo la diversidad en género?
Pero lo
interesante es que la participación de la mujer promueve además la sostenibilidad,
aunque sin darse cuenta. Se ha
demostrado que las características emotivas de las mujeres son más afines a
las que se necesitan para la promover la sostenibilidad.[iv] Decíamos en el artículo ¿Es la RSE femenina? :
Aunque nuestra discusión puede carecer
de rigor, es generalmente aceptado que las mujeres suelen albergar
sentimientos de comprensión, de compasión, de introspección, de
colaboración, son más capaces de tolerar la ambigüedad, suelen tener una visión
de más largo plazo, más paciencia, más perseverancia, más proclives a trabajar
en equipo. Son más proclives a cuidar, educar, nutrir, cultivar
con sentido de largo plazo. Por el contrario, los hombres suelen (o
pretenden) ser más racionales, menos emocionales, buscando la satisfacción en
el corto plazo, prefiriendo la certidumbre. Esto no quiere decir que
no haya hombres con espíritu de colaboración, intuitivos o mujeres poco
emocionales y competitivas.
Estas diferentes características parecen
hacer a la mujer un ideal para manejar los temas de responsabilidad
empresarial,
donde se requiere la consideración de un entorno que excede las paredes de la
empresa y de un período de tiempo que excede el período contable, donde los
costos pueden ser tangibles y en el corto plazo, y los beneficios intangibles y
en el largo plazo. La RSE requiere de comprensión, compasión,
paciencia.
Pero ¿por qué promover
la sostenibilidad desde los consejos indirectamente y sin darse cuenta cuando
se puede (¡y debe!) hacerse explícitamente? ¿por qué no exigir conocimientos y
experiencia en termas de sostenibilidad para poder optar a ser consejero?
Hoy en día son tan necesarias como las destrezas y conocimiento de las
finanzas de la empresa, de los mercados en que opera, de las tecnologías que
deben usar, etc. Pero es ignorada en la inmensa mayoría de las empresas. A lo sumo, algunas que tienen grandes
impactos ambientales, se preocupan de la destreza en esos temas, en particular
del cambio climático.
Sin embargo, para
que la sostenibilidad se afiance en las empresas es necesario el involucramiento
proactivo, no pasivo, del consejo y las capacidades de sus consejeros. No basta con tener un comité de
sostenibilidad donde los que conocen del tema son los dirigentes de las
empresas, los decisores estratégicos, los consejeros deben estar capacitados no
solo para entender lo que reportan o proponen los dirigentes sino además para
proponer.
Si no podemos
cambiar la legislación e introducir la figura jurídica de “empresa por
beneficios”,[v]
por lo menos nombremos consejeros que incorporen la responsabilidad de la
empresa ante la sociedad como parte de su modelo de negocio.
En un reciente
estudio de la Unión Europea, Study on directors’ duties and sustainable
corporate governance, preparado por la consultora EY (ex Ernst and Young) hace esta propuesta. El estudio hace un análisis exhaustivo
del papel de los consejos en la consideración de la sostenibilidad y propone
siete impulsores para fomentar la sostenibilidad: (1) vencer el sesgo de la
primacía de los accionistas; (2) vencer el cortoplacismo; (3) desarrollar una visión
estratégica; (4) alinear la remuneración de los consejeros; [vi] (5) composición
del consejo; (6) consideración de los intereses de los stakeholders;
y, (7) exigencia de sus responsabilidades con el largo plazo. En cada caso hace recomendaciones para la
implementación a tres niveles: persuasión, recomendación y obligación.
En el impulsor que
nos ocupa, el número 5, “la composición del consejo no respalda el
movimiento hacia la sostenibilidad”, propone las siguientes acciones en
cada uno de los niveles de implementación:
- Persuasión: Promover en diversos foros la
consideración de la experiencia en temas de sostenibilidad en la selección de
consejeros.
- Recomendación: La Comisión Europea recomienda que los
países miembros incluyan la consideración de la experiencia en sostenibilidad
en sus regulaciones, por ejemplo, en los códigos de buen gobierno (normativa
voluntaria).
- Obligación: La Comisión Europea emite una Directiva
en la que se establecen las reglas para la composición de los consejos
incluyendo el requerimiento de experiencia de los consejeros en temas de
sostenibilidad (como es el caso de las Directivas, ello se debe transponer a
las regulaciones a nivel de cada país).
A efectos
comparativos podemos decir que la actual situación del reporte de la
información no financiera está en el tercer nivel, el de obligación. El caso de la participación de las mujeres en
los consejos, que terminó teniendo menos consenso del deseado por sus promotores,
está en lo que sería el segundo nivel, el de recomendación.
En el caso de las
destrezas y conocimientos de los consejeros pareciera ser un caso semejante al
de las mujeres en cuanto a su factibilidad de aplicación, aunque diferente en
sus motivaciones, y es posible que lo mejor que se pueda lograr, en el
mediano plazo, sea el segundo nivel, el de recomendaciones explícitas a nivel
de las regulaciones (blandas) europeas.
De nuevo la
pregunta: ¿Por qué se exige/recomienda aumentar la participación de las mujeres
en los consejos y no de los consejeros, de cualquier género, con destrezas y
conocimientos sobre sostenibilidad?
La gobernanza
para la sostenibilidad los necesita a ambos……………..y muchos otros.
[i] En marzo del 2020 la Comisión
Europea retomó el tema con el objetivo de lograr cuotas obligatorias en todos
los países de la Unión.
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