sábado, 24 de octubre de 2020

Paradoja de los consejos: ¿Mujeres sí, competencias en sostenibilidad no?


Uno de los aspectos más críticos para la gobernanza de la sostenibilidad es la composición de los Consejos. Pero es relativamente ignorado. Son los responsables de las decisiones estratégicas de las empresas y, en teoría, deberían representar los intereses de los stakeholders, pero en la práctica representan los intereses de los accionistas.

Decimos que en teoría porque las legislaciones, regulaciones y códigos voluntarios de gobernanza corporativa no suelen reconocer otros stakeholders que no sean los accionistas, aunque tampoco prohíben que se consideren sus intereses.  En la práctica, los accionistas tienen alguna influencia sobre el nombramiento de los consejeros, además de que muchas veces los incentivos que enfrentan están alineados con los intereses de los accionistas, ya sean explícitos en sus remuneraciones ligadas a los beneficios, ya san implícitos por presiones de otros consejeros o por el temor de ser removidos o no renovados por algunos grupos de accionistas (aunque en la práctica esto son casos excepcionales más que la norma).  

 Si estos consejeros son críticos para la gobernanza de la sostenibilidad, debería ser del interés de la sociedad y sus representantes y de los gobiernos a través de los reguladores, para que fuesen seleccionados en base a criterios de sostenibilidad, de interés por los demás stakeholders. El caso de las mujeres en el Consejo es paradigmático, pero no suficiente.

 ¿Pero han demostrado ese interés en sostenibilidad?  Muy indirectamente y sin darse cuenta. En los países de la Unión Europea y sus instituciones ha habido gran interés en promover la participación de la mujer en los consejos, sin embargo, no se logró establecer una Directiva que lo regulara y se dejó a criterio de cada país. [i] No obstante, en algunos países existen cuotas obligatorias. En el 2008 Noruega obligó a las empresas cotizadas en bolsa a reservar por lo menos el 40% de los puestos en los consejos a mujeres, bajo pena de disolución.  En los siguientes cinco años más de una docena de países establecieron cuotas similares a niveles de 30% y 40%. En Alemania, Bélgica, Francia e Italia las empresas que incumplan pueden ser multadas, disueltas o la remuneración de los demás consejeros retenida. España [ii] y Holanda han preferido cuotas sin penalizaciones.  El Reino Unido solo estableció lineamientos. [iii]

 La directiva de la Unión Europea sobre el reporte de información no financiera pide que se reporten las proporciones de mujeres en el consejo, esperando que el reporte pueda incitar a las empresas a aumentar la participación, ya sea por convencimiento propio, ya sea para permitir a la sociedad civil disponer de información para presionar a las empresas.

 ¿Por qué dijimos que esta es una manera indirecta y sin darse cuenta de promover la sostenibilidad?  La presión para aumentar la proporción de las mujeres en los consejos es no solo para revertir lo que ha sido una discriminación, consciente e inconsciente, sino porque se ha demostrado que la diversidad de opiniones y puntos de vista mejora la efectividad de las decisiones.  Pero hay algo de “corrección política” en este movimiento, pero démosle el beneficio de la duda y creamos que el movimiento es debido a la necesidad de revertir la discriminación y aprovechar los beneficios de la diversidad. ¿Pero por qué solo la diversidad en género?

 Pero lo interesante es que la participación de la mujer promueve además la sostenibilidad, aunque sin darse cuenta.  Se ha demostrado que las características emotivas de las mujeres son más afines a las que se necesitan para la promover la sostenibilidad.[iv]  Decíamos en el artículo ¿Es la RSE femenina? : 

 Aunque nuestra discusión puede carecer de rigor, es generalmente aceptado que las mujeres suelen albergar sentimientos de comprensión, de compasión, de introspección, de colaboración, son más capaces de tolerar la ambigüedad, suelen tener una visión de más largo plazo, más paciencia, más perseverancia, más proclives a trabajar en equipo.  Son más proclives a cuidar, educar, nutrir, cultivar con sentido de largo plazo.  Por el contrario, los hombres suelen (o pretenden) ser más racionales, menos emocionales, buscando la satisfacción en el corto plazo, prefiriendo la certidumbre.  Esto no quiere decir que no haya hombres con espíritu de colaboración, intuitivos o mujeres poco emocionales y competitivas.

 Estas diferentes características parecen hacer a la mujer un ideal para manejar los temas de responsabilidad empresarial, donde se requiere la consideración de un entorno que excede las paredes de la empresa y de un período de tiempo que excede el período contable, donde los costos pueden ser tangibles y en el corto plazo, y los beneficios intangibles y en el largo plazo.  La RSE requiere de comprensión, compasión, paciencia.  

 Pero ¿por qué promover la sostenibilidad desde los consejos indirectamente y sin darse cuenta cuando se puede (¡y debe!) hacerse explícitamente? ¿por qué no exigir conocimientos y experiencia en termas de sostenibilidad para poder optar a ser consejero?  Hoy en día son tan necesarias como las destrezas y conocimiento de las finanzas de la empresa, de los mercados en que opera, de las tecnologías que deben usar, etc. Pero es ignorada en la inmensa mayoría de las empresas.  A lo sumo, algunas que tienen grandes impactos ambientales, se preocupan de la destreza en esos temas, en particular del cambio climático. 

 Sin embargo, para que la sostenibilidad se afiance en las empresas es necesario el involucramiento proactivo, no pasivo, del consejo y las capacidades de sus consejeros.  No basta con tener un comité de sostenibilidad donde los que conocen del tema son los dirigentes de las empresas, los decisores estratégicos, los consejeros deben estar capacitados no solo para entender lo que reportan o proponen los dirigentes sino además para proponer.

 Si no podemos cambiar la legislación e introducir la figura jurídica de “empresa por beneficios”,[v] por lo menos nombremos consejeros que incorporen la responsabilidad de la empresa ante la sociedad como parte de su modelo de negocio.

 En un reciente estudio de la Unión Europea, Study on directors’ duties and sustainable corporate governance, preparado por la consultora EY (ex Ernst and Young) hace esta propuesta. El estudio hace un análisis exhaustivo del papel de los consejos en la consideración de la sostenibilidad y propone siete impulsores para fomentar la sostenibilidad: (1) vencer el sesgo de la primacía de los accionistas; (2) vencer el cortoplacismo; (3) desarrollar una visión estratégica; (4) alinear la remuneración de los consejeros; [vi] (5) composición del consejo; (6) consideración de los intereses de los stakeholders; y, (7) exigencia de sus responsabilidades con el largo plazo.  En cada caso hace recomendaciones para la implementación a tres niveles: persuasión, recomendación y obligación.

 En el impulsor que nos ocupa, el número 5, “la composición del consejo no respalda el movimiento hacia la sostenibilidad”, propone las siguientes acciones en cada uno de los niveles de implementación:

  •  Persuasión: Promover en diversos foros la consideración de la experiencia en temas de sostenibilidad en la selección de consejeros.
  • Recomendación: La Comisión Europea recomienda que los países miembros incluyan la consideración de la experiencia en sostenibilidad en sus regulaciones, por ejemplo, en los códigos de buen gobierno (normativa voluntaria).
  • Obligación: La Comisión Europea emite una Directiva en la que se establecen las reglas para la composición de los consejos incluyendo el requerimiento de experiencia de los consejeros en temas de sostenibilidad (como es el caso de las Directivas, ello se debe transponer a las regulaciones a nivel de cada país).

 A efectos comparativos podemos decir que la actual situación del reporte de la información no financiera está en el tercer nivel, el de obligación.  El caso de la participación de las mujeres en los consejos, que terminó teniendo menos consenso del deseado por sus promotores, está en lo que sería el segundo nivel, el de recomendación.

 En el caso de las destrezas y conocimientos de los consejeros pareciera ser un caso semejante al de las mujeres en cuanto a su factibilidad de aplicación, aunque diferente en sus motivaciones, y es posible que lo mejor que se pueda lograr, en el mediano plazo, sea el segundo nivel, el de recomendaciones explícitas a nivel de las regulaciones (blandas) europeas.

 De nuevo la pregunta: ¿Por qué se exige/recomienda aumentar la participación de las mujeres en los consejos y no de los consejeros, de cualquier género, con destrezas y conocimientos sobre sostenibilidad?

 La gobernanza para la sostenibilidad los necesita a ambos……………..y muchos otros.



[i] En marzo del 2020 la Comisión Europea retomó el tema con el objetivo de lograr cuotas obligatorias en todos los países de la Unión.

 

[ii] Ver el análisis de esto en la revisión del Código de Buen Gobierno de España en el artículo Revisión del Código del Buen Gobierno: Participación de la mujer ADDENDUM: Una omisión, una recomendación

 

[iii] Para una evaluación del impacto y efectividad de estas medidas, ver Una vez más: ¿Son efectivas las cuotas para mujeres en los Consejos?

 

[v] Ver los artículos Se crea DanoneWave como empresa con fines de beneficios, y Cuarto Sector: Hacia una mayor Responsabilidad Social Empresarial.  En América Latina se ha aprobado esta figura jurídica en Colombia y Perú y está en consideración en Argentina, Chile, Ecuador y Uruguay

 

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