Me temo que
este artículo será controversial ya que la respuesta a la pregunta no es obvia,
pero espero aclarar las razones detrás de las respuestas.
Es un tema que ha
excitado gran interés en tiempos recientes.
La copa mundial de futbol femenino lo puso en la orden del día, sobre
todo porque lo ganó la selección de los EE. UU., que venían denunciando y
demandando legalmente a su Federación, por la desigualdad de remuneraciones con
los hombres. De hecho, en la entrega de
los trofeos la afición gritó constantemente “Equal pay”. También en otro deporte, el tenis, ha surgido
con alguna frecuencia el tema, en particular con unas controversiales
declaraciones de Rafael Nadal justificando la brecha, que por su visibilidad
han tenido gran impacto. Por el lado
femenino, la también top, Serena Williams, ha opinado públicamente en
favor de la igualdad.
El objetivo de
este artículo es analizar diferentes casos para ayudar a comprender las brechas
y si estas son explicables. No
pretendemos hacer un análisis exhaustivo y lamentablemente no es muy riguroso
ya que no disponemos de información detallada sobre esas brechas en los
diferentes casos, pero creemos que el análisis permite ampliar la mira, que en
este tipo de casos suele ser relativamente miope: igualdad, como sea, sin
consideración de los factores subyacente o los atenuantes.
No pretendemos
justificar las brechas, solo explicar porque existen. En este análisis
consideraremos solamente las remuneraciones directas ya que las ganancias de
los deportistas de élite suelen contener elevados ingresos resultado de patrocinios
y publicidad, entre otros, que son específicos a cada deportista en particular.
Para responder
a la pregunta haremos el análisis de diferentes casos ya que uno de los
principales problemas del tema es la generalización sin tomar en cuenta los
particulares de cada caso. Comenzaremos analizando los casos
más simples que son los de la empresa privada con fines de lucro y de las
organizaciones sin fines de lucro. Posteriormente
analizaremos casos en los que el “trabajo” se ejerce a nivel de equipo con ingresos
a nivel agregado de todos los equipos, después el caso de equipos
con ingresos a nivel de cada equipo y por último el caso de “trabajos” a
nivel individual, pero con ingresos a nivel agregado de todos los participantes
en la competición. Son caso con diferencias
en los logros resultado de esfuerzos individuales, de esfuerzos colectivos, de distribución
de ingresos obtenidos a nivel de competición, a nivel de equipo y a nivel de
individuo.
El criterio
del análisis para entender la brecha es “la contribución que cada persona hace
hacia el logro del objetivo del colectivo al que pertenece”. Si la contribución es la misma, la
remuneración debe ser la misma. Así de
sencillo. El problema es que muchas veces no es posible medir la contribución, o
no es atribuible a la persona o los esfuerzos no influyen en el monto de los
ingresos a “distribuir”. Nótese que no usamos la palabra “trabajo”
y preferimos contribución. “Trabajo”
tiene la connotación de tareas rutinarias donde el esfuerzo no importa. Si queremos analizar retribución debemos analizar
la contribución que el esfuerzo hace hacia la obtención de los recursos
financieros que se deben distribuir en función de la contribución o de algún
otro criterio, cuando esta no se puede establecer de forma confiable.
1. Empresa privada con fines de lucro.
Aunque no tiene
nada que ver con deportistas, analizaremos primero el caso de la empresa
privada con fines de lucro porque es el más discutido y el más sencillo, lo
que nos servirá de marco de referencia para la discusión de los casos
siguientes. En el caso de una
empresa privada el esfuerzo de los empleados es el que permite el logro de los
resultados financieros. Las
remuneraciones son un mecanismo a través del cual se “distribuyen” los ingresos
entre los que han contribuido a generarlos.
En general en una empresa privada los sueldos reflejan la contribución al
logro de los resultados financieros de cada empleado. Idealmente los sueldos deberían reflejar esas
contribuciones, pero siendo casi imposibles de medir y atribuir causalidad se
usan criterios más o menos simplificados (por cargo, por profesión, experiencia,
etc.). Pero estos criterios no pueden depender del género del empleado. A igual contribución igual remuneración.
¿Por qué hay
entonces una brecha salarial por género?
La respuesta más simple es por sesgos implícitos y explícitos: la
tendencia histórica a considerar a la mujer como menos valiosas, dispuestas a aceptar
menores sueldos, la menor calificación profesional, la consideración del empleo
del hombre como prioritario para la familia, con diferentes papeles, etc. Afortunadamente estos sesgos están siendo cada
vez mas identificados, el mercado laboral de la mujer se ha expandido, sus
cualificaciones han mejorado dramáticamente y poco a poco (demasiado poco a
poco) se van venciendo los sesgos, por lo menos en las empresas mas ilustradas.
[1]
Algunos alegan
que la mujer hace una menor contribución, pero ello no es ni demostrable ni
generalizable, ni justificable.
2. Organización pública sin fines de lucro
En una
organización publica sin fines de lucro, los ingresos financieros dependen
menos de los esfuerzos individuales, en algunos casos, como en los gobiernos,
tienen un presupuesto, que en parte se distribuye a través de sueldos. En este caso ni es medible la contribución ni
se intenta. Hay reglas burocráticas para
la determinación de los sueldos. En
estos casos la brecha salarial es imposible de justificar y solo se puede
explicar por los sesgos. En algunos
casos, como el de las organizaciones de la sociedad civil , OSC, el nivel de
ingresos sí depende del rendimiento de sus empleados (para obtener mayores donaciones,
contribuciones y remuneraciones por servicios prestados, etc). En este caso de
OSC es más semejante al de la empresa privada.
3. Eventos deportivos por equipos con agregación de ingresos (copas de
naciones)
Este es el caso
que ha generado la polémica más notoria fuera del ámbito empresarial. En este caso la remuneración de los miembros
del equipo no depende de su contribución individual, sino colectiva, del equipo
y todo su entorno. El equipo recibe
una parte del pool de los recursos que se ha predeterminado para ser
distribuido entre los equipos de acuerdo con su rendimiento. El pool de
recursos a distribuir depende de los ingresos que el torneo genera, en
función de patrocinios, de derechos audiovisuales, de entradas a los partidos, de
ventas de productos, etc., todo lo cual está determinado por el interés del público
en el evento. Es cierto que ese interés
depende de la calidad del juego, de la competitividad de los equipos, de las
rivalidades, etc.
En
consecuencia, el pool de recursos a distribuir suele ser mayor para el caso de
la copa mundial masculina, que la femenina. Está
determinado por el público, los patrocinadores, los anunciantes, los
retransmisores, etc. Los dos eventos no son
equiparable a una misma empresa, son empresas diferentes con ingresos
diferentes, la brecha no es intraempresarial es una brecha interempresarial,
una empresa de todos hombres donde se pagan mayores niveles de sueldos que en
una empresa de todas mujeres.
En este caso el
publico el “culpable” de la brecha. La
brecha en la remuneración es explicable.
No se trata, como en una empresa privada donde trabajan hombre y mujeres,
juntos, llevando a cabo actividades con igual contribución. Este es un caso de hombres contra hombres y mujeres
contra mujeres, no hay
copa mundial mixta, donde no sería explicable una remuneración distinta. Y entendamos que no se trata de que los
hombres jueguen mejor que las mujeres y que les ganarían. En estos eventos la contribución se mide en
comparación dentro del mismo género, no a través de géneros.
En la copa del
mundo 2019, el equipo ganador, EE. UU., recibió un bono de $4 millones, en tanto
que el ganador de la copa masculina en 2018, Francia, recibió $38 millones,
pero esta brecha está explicada por los ingresos generados por el evento. De
hecho, las mujeres recibieron un porcentaje de ese pool superior al de los
hombres (13% vs.9%). [2]
El reclamo de
la selección nacional de EE. UU. con respecto a la copa del mundo se confunde
con el reclamo que hacen a la Federación por los juegos clasificatorios y amistosos. En estos juegos, entre el 2016 y el 2018, la
selección femenina generó US$50.8 millones en ingresos en tanto que la masculina
generó US$49.9 millones. Los hombres
reciben una paga de US$17.000 por ganar un amistoso contra un equipo del top
10. Las mujeres, en cambio, reciben un bono de US$8.000 solo si le ganan a uno
de los cuatro mejores. La contribución de las mujeres a los ingresos de la
Federación en este caso es mayor y por ende deberían tener una mayor
remuneración. En este caso la
brecha de remuneración no es explicable, inclusive el equipo femenino es
superior al masculino en comparación con sus pares. Ganó la copa del mundo, en tanto que el
masculino no logró ganar el torneo regional de Norte, Centroamérica y el Caribe
(Copa Oro de la Concacaf)
4. Eventos deportivos por equipos con individualización de ingresos (ligas de
futbol)
En las ligas de
futbol compiten equipos, que para estos efectos podemos equiparar a empresas
privadas, de hecho, en algunos casos son sociedades anónimas, algunas de
capital cerrado, otras cotizan en bolsa. Las remuneraciones de los jugadores
están determinadas en buena parte en función de las ganancias de los equipos,
dentro de los límites a los sueldos establecidos a nivel colectivo que pueda
imponer algún organismo supranacional que regule los equipos en competencias
internacionales (por ejemplo, el “fair play financiero” de la UEFA en el
fútbol europeo), para evitar el absoluto dominio de los equipos financieramente
poderosos.
Los ingresos
de los equipos son función de la entrada a los partidos, venta de productos del
equipo, del reparto de derechos audiovisuales y de patrocinios al equipo entre
otros. Igual que en los eventos con equipos nacionales, los ingresos de las
pocas ligas femeninas son muy inferiores a los de las masculinas y están
determinados en función del interés del público. En este caso la brecha se puede explicar. De
hecho, en algunas ligas, si el club tiene equipos en ambas ligas, el masculino
termina subsidiando, indirectamente, al femenino. Dentro de cada equipo, la
remuneración es, en teoría, en función de su contribución a los ingresos.
En términos de
ingresos e interés generado, y aun en la calidad de juego, algunas ligas de
futbol femenino de mayor nivel son comparables a las ligas de segunda o tercera
división en sus respectivos países y el criterio de “igual contribución igual
remuneración” es aplicable, aunque de muy difícil determinación. Pero
ello no obsta para esto se use para establecer criterios de remuneración en las
ligas femeninas (habrá que tener en cuenta de la longevidad de la liga femenina
en el país ya muchas son de creación muy reciente). [3]
En buen ejemplo para
mejorar el nivel de ingresos de las ligas femeninas y reducir la brecha es la iniciativa
de algunos equipos de la liga premier inglesa que tienen equipos femeninos, de
permitirles jugar en el estadio principal, el “masculino”, con el objeto de
atraer más aficionados y darles por lo menos igualdad de opotunidad. La práctica de jugar en canchas periféricas, incomodas
y pequeñas es una modalidad de discriminación.
En un principio los costos adicionales pueden exceder los beneficios
adicionales, pero con el tiempo será posible mejorar la relación. Y en todo
caso es de justicia contribuir a la igualdad en este deporte. [4]
5. Eventos deportivos individuales con agregación de ingresos (torneos de
tenis).
Por último, consideremos
competiciones a nivel individual, donde participan hombres y mujeres en
igualdad de condiciones, como lo son los torneos de tenis. El triunfo es a base individual, no en
equipos (omitimos los dobles). La
remuneración en este caso se determina de forma análoga a las competencias por
equipos nacionales y se basan en la distribución de dos pool de recursos, uno
para hombres y uno para mujeres, entre los participantes, en función de su
rendimiento en el torneo. Pero el
total a repartir, como en esas competencias, está determinado por el interés
del público, que se refleja en la afluencia del público a los partidos, el
interés de los medios audiovisuales, los patrocinios, etc.
Por estas
razones, para explicar la brecha hay que distinguir eventos de un solo género
de eventos de ambos géneros. En los
eventos que mezclan ambos géneros en las mismas canchas, con asistencia del
publico semejante, patrocinios a nivel de torneo, derechos audiovisuales
combinados es más difícil explicar la brecha. De hecho, Wimbledon paga lo mismo a los
participantes masculinos que femeninos, el pool de recursos es uno solo. Ambos
ganadores de la edición del 2019 cobraron casi US$3 millones. El Abierto de EE. UU., del 2019 pagará
US$3,85 millones a cada uno. Pero el
pool para hombres es mayor que el pool para mujeres en la mayoría de los
torneos, aun los de ambos géneros. Por
ejemplo, en el torneo mixto de Roma, Nadal ganó US$900.000 en tanto que Elina
Svitolina’s ganó US$600.000. En estos casos, la brecha es menos explicable,
y solo podría hacerse si algunas de las fuentes de ingresos son especificas al
género, por ejemplo, los patrocinios o la cobertura audiovisual.
De todas
maneras, hay que recordar que en estos torneos hay solidaridad, hay un subsidio
cruzado implícito. Una manera de apreciarlo es comparar el
monto a distribuir en torneos netamente femeninos, masculinos y mixtos. Aunque no he hecho la investigación de forma
rigurosa se puede decir que la parte femenina del torneo mixto se llevaría
más dinero que si el torneo fuera netamente femenino. Es
difícil comparar torneos de un solo género, ya que añaden una variable adicional
y es la localización de cada uno, la ubicación en la temporada, el nivel de
competencia, entre otros, pero es de suponer que las brechas en estos casos
sean mayores. En estos casos la brecha es explicable. [5]
En resumen
La culpa de la
brecha entre hombres y mujeres deportistas la tiene el público, que con su
dinero muestra preferencia por los eventos masculinos.
En ningún momento
queremos implicar que las diferencias en las remuneraciones son justas, lo que
queremos enfatizar es que en algunos casos las diferencias están justificadas,
puede ser que en algunos casos son mayores de lo que deberían. Nuestro
argumento es hay que analizar caso por caso y no extrapolar el caso básico de
la empresa privada donde es más claro el “equal pay for equal work”,
donde si bien se debe remuneran la contribución al logro del objetivo, en los otros
casos comentados influyen muchos factores externos, que determinan los
recursos a distribuir en base a la contribución.
Cada caso tiene
sus características especiales que permiten explicar o no las brechas en la
remuneración:
1.
Empresa
privada con fines de lucro: no explicable
2.
Instituciones
sin fines de lucro: no explicable
3.
Eventos
deportivos por equipos con agregación de ingresos (copas de naciones):
explicable por los recursos que cada uno genera.
4.
Eventos
deportivos por equipos con individualización de ingresos (ligas de futbol):
explicable por los recursos que cada liga genera, aunque la comparación es este
caso no es justa ya que las ligas femeninas son incipientes.
5.
Eventos
deportivos individuales con agregación de ingresos (torneos de tenis):
Explicable en los casos en que las competencias generan ingresos que son
función del género, inexplicable en los casos en que los ingresos son generados
conjuntamente por los partidos masculino y femenino.
Pero de esta
discusión debería haber quedado claro que es prudente analizar las circunstancias
de cada caso antes de emitir opiniones generalizadas, que no contribuyen a una
discusión productiva que permite resolver las brechas, en los casos en que se
debería, por justicia.
[1] Para apreciar la problemática ver Mis artículos sobre el liderazgo de
mujeres en las empresas (actualización a febrero 2018).
[2] Algunas empresas han hecho
donaciones para menorar las remuneraciones de las ganadoras de la Copa del
Mundo. Colgate Palmolive y Secret
(desodorante femenino) donaron medio millón de dólares cada una. Bajo el nombre
de promover igualad de género, estas empresas buscaron una publicidad muy
efectiva. La donación debe haber sido
muy rentable (¿responsabilidad o lavado de cara?).
[3] Equipos líderes en Europa como el
Real Madrid y el Manchester United, apenas lanzaron equipos femeninos en el
2019 y 2018 respectivamente. Y un país
líder mundial en futbol como Brasil, no tiene una liga femenina con sueldos que
permitan vivir de ello.
[4] Ver mi artículo Fútbol, género y la responsabilidad ante
la sociedad.
[5] Como un indicador indirecto,
consideremos la semifinal de Wimbledon 2019 entre Nadal y Federer. Los boletos
en la reventa llegaron a casi los US$10,000 que es el precio más alto de la
historia en evento alguno, individual o colectivo. Cierto es que es una reventa y ese dinero no
entra en el pool a repartir, pero es indicativo del “valor” que el público le
imputa al “trabajo” de estos dos tenistas.
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