domingo, 14 de febrero de 2016

Fútbol, género y la responsabilidad ante la sociedad


¿Qué tiene que ver la responsabilidad ante la sociedad del futbol con la igualdad de género? Aun cuando haremos una breve introducción al futbol femenino, el objeto de este artículo es analizar la responsabilidad ante la sociedad de los equipos de futbol profesional de alto nivel en el respaldo al futbol femenino (una buena oportunidad de combinar mis dos pasiones: el futbol y la RSE).

El 11 de febrero el New York Times publicó un artículo muy inusual para ese periódico, sobre el futbol femenino, en particular sobre Italia, destacando que el único equipo de la Serie A que tiene equipo de fútbol femenino es la Fiorentina (In Italy a top club stands alone in supporting womens soccer) y lamentando el poco apoyo que ese fútbol tiene en el país.[i] [ii]

Su lectura me dio que pensar sobre porqué hay tan pocos equipos de futbol profesional del más alto nivel que tienen un equipo femenino.  Gran parte del argumento es de que ello no es rentable, que hay poco interés de parte del público en general sobre el futbol femenino.  Hay algunas notales excepciones, sobre todo en el Reino Unido donde grandes equipos como el Arsenal, Chelsea, Manchester City y Liverpool los tienen, y no se limita a los equipos de la Premier League, también lo tienen equipos de categorías inferiores (¿y el Manchester United? Bien, gracias).  En Francia, el Lyon femenino es más exitoso que el masculino y gana Champions tras Champions femenina.  En Alemania lo tienen el Bayern, Leverkusen, Hoffenheim y el Wolfsburg (lo que puede explicar el gran éxito que tienen en los mundiales femeninos).  En España también hay considerable apoyo, lo que se está traduciendo en un papel destacable de la selección a nivel internacional.  La Primera División tiene equipos como el Barcelona, el Athletic, el Atlético, Valencia, Rayo Vallecano,  Real Sociedad, Espanyol, entre otros.  ¿Y el Real Madrid? Bien, gracias.  Pero más allá de los ricos y poderosos, son muy pocos los que promueven el futbol femenino.  Y en EEUU el deporte más practicado por los niños y jóvenes no es el baseball ni el fútbol americano, ni el baloncesto, es el soccer, sobre todo entre la población femenina, lo que explica en también buena parte el éxito del país en los mundiales femeninos.

Pero ¿qué tiene que ver el futbol femenino sobre la responsabilidad ante la sociedad de los equipos de futbol masculino?  ¿Qué pueden/deben hacer estos equipos para promover la igualdad de género?  ¿Poner mujeres en los equipos de futbol masculino?  ¿Dar descuentos a las mujeres para que vayan al fútbol?  ¿Contratar más “secretarias”?   

Un buen ejemplo de la miopía sobre la “igualdad de género” en el futbol es el caso de EEUU donde un gran número de los programas de análisis y comentarios sobre futbol son liderados por mujeres para aparecer incluyentes.  Lamentablemente muchos comenten el gran error de “usar” a las mujeres, “exhibiéndolas” en vestidos ajustados, escotes reveladores, y físicamente atractivas a la audiencia mayormente masculina.  Pero nada tan procaz como el escote de la presentadora del Balón de Oro 2016 (los hombres no prestaban atención a los premiados y me imagino ya a algunos de mis lectores buscándolo en YouTube).  Responsabilidad ante la sociedad mal concebida y mal ejecutada.

Salvo en contadas excepciones el futbol femenino puede ser financieramente autosuficiente.  Pero ¿es esto un argumento válido para que los equipos de las máximas categorías no tengan equipos femeninos?  Esta pregunta suscita la comparación con la responsabilidad de las empresas ante la sociedad.  ¿Se debe asumir esa responsabilidad solo cuando es rentable?  Poco a poco la sociedad está llegando al consenso de que si bien la demostración de la rentabilidad de la responsabilidad es un buen argumento para convencer a los dirigentes escépticos de ser responsables, no es el único argumento ( ¿Responsable solo si es rentable? ).

Los equipos profesionales dependen del apoyo de la comunidad (nótese el sentimiento “nacionalista” que provoca la identificación con el equipo local), de hecho muchos de ellos adoptan el nombre de la localidad para lograr esa identificación y el apoyo de sus habitantes.  Sin la comunidad no son nada. Muchos quieren hacerse sinónimos o representativos de esa localidad. Y si los equipos dependen de esa localidad, ¿no deberían retribuirla con algo más que entretenimiento en cada partido (a excepción del equipo de mi pueblo que solo nos da penas)?  Una excelente manera de retribuir es con el apoyo al fútbol femenino.  Si el masculino es rentable y el femenino no lo es, miremos el agregado.  Y si no, que lo vean como filantropía estratégica. Y esto no es solo para equipos de élite.

Aparte del impacto que puede tener sobre la imagen (no uso el término “reputación”, lamentablemente en el entorno actual la reputación se gana a base de ganar partidos) del equipo masculino al tener uno femenino hay poderosas razones para suponer que ello es parte de la responsabilidad de esos equipos ante la sociedad. 

El futbol femenino rinde dividendos no financieros para la sociedad contribuyendo al desarrollo del carácter de las niñas y jóvenes que lo juegan, desarrollan el sentimiento de pertenencia, de autoestima (yes, we can!), de cohesión social dentro de la comunidad, de equipo, del sentimiento de igualdad que la sociedad necesita para su desarrollo.  Se desarrollan “role models”, personas a imitar,  que tan importantes son para el desarrollo de la juventud.

Desgraciadamente muchos equipos masculinos ven el apoyo de la localidad en función de la población masculina.  Pero la localidad está compuesta de hombre y mujeres y los hombres no existirían sin las mujeres ( y las mujeres tampoco sin hombres, trabajemos juntos).


[i] Me interesó mucho más por el hecho de ahora vivo en Florencia y a unos metros del estadio de la Fiorentina.

[ii]  El lector interesado puede ver mis comentarios en el artículo del NYTimes.

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