¿Qué tiene que
ver la responsabilidad ante la sociedad del futbol con la igualdad de género?
Aun cuando haremos una breve introducción al futbol femenino, el objeto de este
artículo es analizar la responsabilidad ante la sociedad de los equipos de
futbol profesional de alto nivel en el respaldo al futbol femenino (una buena
oportunidad de combinar mis dos pasiones: el futbol y la RSE).
El 11 de febrero
el New York Times publicó un artículo muy inusual para ese periódico, sobre el
futbol femenino, en particular sobre Italia, destacando que el único equipo de la
Serie A que tiene equipo de fútbol femenino es la Fiorentina (In
Italy a top club stands alone in supporting womens soccer) y lamentando el poco apoyo que ese
fútbol tiene en el país.[i] [ii]
Su lectura me dio
que pensar sobre porqué hay tan pocos
equipos de futbol profesional del más alto nivel que tienen un equipo femenino. Gran parte del argumento es de que ello no es
rentable, que hay poco interés de parte del público en general sobre el futbol
femenino. Hay algunas notales excepciones,
sobre todo en el Reino Unido donde grandes equipos como el Arsenal, Chelsea,
Manchester City y Liverpool los tienen, y no se limita a los equipos de la
Premier League, también lo tienen equipos de categorías inferiores (¿y el
Manchester United? Bien, gracias). En
Francia, el Lyon femenino es más exitoso que el masculino y gana Champions tras
Champions femenina. En Alemania lo
tienen el Bayern, Leverkusen, Hoffenheim y el Wolfsburg (lo que puede explicar
el gran éxito que tienen en los mundiales femeninos). En España también hay considerable apoyo, lo
que se está traduciendo en un papel destacable de la selección a nivel
internacional. La Primera División tiene
equipos como el Barcelona, el Athletic, el Atlético, Valencia, Rayo Vallecano, Real Sociedad, Espanyol, entre otros. ¿Y el Real Madrid? Bien, gracias. Pero más allá de los ricos y poderosos, son
muy pocos los que promueven el futbol femenino.
Y en EEUU el deporte más practicado por los niños y jóvenes no es el
baseball ni el fútbol americano, ni el baloncesto, es el soccer, sobre todo
entre la población femenina, lo que explica en también buena parte el éxito del
país en los mundiales femeninos.
Pero ¿qué tiene que ver el futbol femenino sobre
la responsabilidad ante la sociedad de los equipos de futbol masculino? ¿Qué pueden/deben hacer estos equipos para
promover la igualdad de género? ¿Poner
mujeres en los equipos de futbol masculino?
¿Dar descuentos a las mujeres para que vayan al fútbol? ¿Contratar más “secretarias”?
Un buen ejemplo
de la miopía sobre la “igualdad de género” en el futbol es el caso de EEUU donde
un gran número de los programas de análisis y comentarios sobre futbol son
liderados por mujeres para aparecer incluyentes. Lamentablemente muchos comenten el gran error
de “usar” a las mujeres, “exhibiéndolas” en vestidos ajustados, escotes
reveladores, y físicamente atractivas a la audiencia mayormente masculina. Pero nada tan procaz como el escote de la
presentadora del Balón de Oro 2016 (los hombres no prestaban atención a los
premiados y me imagino ya a algunos de mis lectores buscándolo en
YouTube). Responsabilidad ante la sociedad mal concebida y mal ejecutada.
Salvo en contadas excepciones el futbol femenino
puede ser financieramente autosuficiente.
Pero ¿es esto un argumento válido para que los equipos de las máximas
categorías no tengan equipos femeninos? Esta
pregunta suscita la comparación con la responsabilidad de las empresas ante la
sociedad. ¿Se debe asumir esa responsabilidad
solo cuando es rentable? Poco a poco la
sociedad está llegando al consenso de que si bien la demostración de la
rentabilidad de la responsabilidad es un buen argumento para convencer a los
dirigentes escépticos de ser responsables, no es el único argumento ( ¿Responsable solo si es rentable? ).
Los equipos profesionales dependen del apoyo de la
comunidad (nótese el
sentimiento “nacionalista” que provoca la identificación con el equipo local),
de hecho muchos de ellos adoptan el nombre de la localidad para lograr esa
identificación y el apoyo de sus habitantes.
Sin la comunidad no son nada. Muchos quieren hacerse sinónimos o
representativos de esa localidad. Y si los equipos dependen de esa localidad,
¿no deberían retribuirla con algo más que entretenimiento en cada partido (a
excepción del equipo de mi pueblo que solo nos da penas)? Una
excelente manera de retribuir es con el apoyo al fútbol femenino. Si el masculino es rentable y el femenino no
lo es, miremos el agregado. Y si no, que
lo vean como filantropía estratégica. Y esto no es solo para equipos de élite.
Aparte del
impacto que puede tener sobre la imagen (no uso el término “reputación”,
lamentablemente en el entorno actual la reputación se gana a base de ganar partidos)
del equipo masculino al tener uno femenino hay poderosas razones para suponer
que ello es parte de la responsabilidad de esos equipos ante la sociedad.
El futbol femenino rinde dividendos no financieros
para la sociedad
contribuyendo al desarrollo del carácter de las niñas y jóvenes que lo juegan,
desarrollan el sentimiento de pertenencia, de autoestima (yes, we can!), de
cohesión social dentro de la comunidad, de equipo, del sentimiento de igualdad
que la sociedad necesita para su desarrollo.
Se desarrollan “role models”, personas a imitar, que tan importantes son para el desarrollo de
la juventud.
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