El carácter es, a largo
plazo, el factor decisivo en la vida tanto de las personas como de las
naciones.
Theodore Roosevelt,
Presidente EE.UU.
Cuarto Poder o no
cuarto poder, los medios de comunicación ejercen un gran poder en la sociedad y
con el gran poder vienen grandes
responsabilidades. Ha pasado la
etapa en que los medios de comunicación se limitaban a llenar sus espacios
audiovisuales con información que consideraban de interés para el público, que
les podría atraer más audiencia y en consecuencia mayores ingresos. Pero en tiempos de crispación, de división, de
antagonismo tienen una responsabilidad acentuada ante la sociedad.
Son uno de los
principales instrumentos, junto con la educación formal e informal, de la formación del carácter y opiniones en
las personas y tienen una responsabilidad
de formar conciencia entre los ciudadanos de su responsabilidad de
contribuir a una sociedad más armónica y próspera.
Hoy en día todos
los ciudadanos están expuestos a decenas de medios de comunicación, y se ha
demostrado que cada vez más los
seleccionan de acuerdo a sus prejuicios, seleccionan aquellos que les dicen lo
que quieren leer o escuchar, que dicen buenas cosas de los amigos y malas de
los enemigos, ya sea en política, en sociedad, o en deportes.
Con la proliferación
de los medios, no es difícil encontrar muchos de ellos que satisfacen nuestros
prejuicios, lo que lleva a una segmentación
creciente de la sociedad, en la que cada uno profundiza y dogmatiza sus
opiniones, sin querer enterarse de otras opiniones o versiones de un hecho. Ello nos está llevando a una sociedad cada vez más polarizada, con
mayor nivel de crispación en la que se hace más difícil trabajar juntos por una
causa común. Un medio para cada uno y cada uno por su cuenta. Y los medios
pueden y deben hacer algo para atenuar esta tendencia perversa
Por otra parte,
ante la facilidad y el bajo costo con el que se puede diseminar información, y
el avance de las redes sociales, están proliferando medios para satisfacer
todos los gustos. Estas facilidades
implica que muchos de estos medios no se sienten en la necesidad de ejercer el
profesionalismo ético de los medios tradicionales y tengan “libertinaje de prensa”. Hay medios no solo de chismes, sino de
calumnias, de noticias falsas o sesgadas a favor de una posición determinada,
que el grueso de la población es incapaz de distinguir.
Con la presión
cada vez mayor en la vida cotidiana para subsistir hay menos tiempo para hacer constataciones de informaciones. Es más fácil retuitear la información que
verificarla. “Si lo leí en el periódico,
o lo escuché en la radio, o lo leí en internet debe ser cierto”. Esta situación está llevando a una población segmentada, mal informada,
indiferente.
Y ante las
debilidades institucionales tanto de gobiernos como de empresas como de
organizaciones de la sociedad civil y del sistema judicial, los medios tienen la responsabilidad de
delatar e investigar comportamientos irresponsables de estos actores, los abusos
del gobierno, empresas, sindicatos y ONG, las ineficiencias, la corrupción,
etc. Tienen que ejercer no solo el poder
sino además aprovechar la percepción que
puedan tener de imparcialidad para ser creíbles.
Y es aquí donde entran
los medios que quieren ejercer su responsabilidad ante la sociedad, poniendo su
poder a su servicio. Estos medios deben buscar coberturas balanceadas, poniendo los diferentes puntos de vista sobre
la mesa, analizando sus consecuencias para la sociedad. Deben aprovechar para suplementar,
desinteresadamente, la educación del público. Pero esto es muy complejo porque son muchos los medios que tienen ideologías políticas
y sociales y grandes presiones para aumentar la audiencia.
El público
prefiere una telenovela o un partido de futbol que ver un programa donde se
debaten aspectos críticos para la ciudadanía.
Prefiere leer chismes de la sociedad o el sufrimiento de algunos. Pero
ello no obsta para que la telenovela no aproveche para promover valores o que
la narración del partido critique y denuncie a los tramposos en vez de ensalzar
el penalti que el “vivo” logró para su equipo, o para que se destaquen
miembros de esa sociedad que contribuyen a su avance en vez de ensalzar a los
que se aprovechan de los incautos.
Sería deseable pero utópico, que fueran todos los
medios los que ejercieran su responsabilidad ante la sociedad, pero por lo
menos los líderes deben dar el ejemplo.
O consideremos líderes a los que dan ejemplo.
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