Increíble: un artículo mío de una sola página
Después de
decenas de años preocupado por la responsabilidad social de las empresas, nunca
se me había ocurrido hacerme tal pregunta. Pero me llamó la atención un titular
en el periódico El País, de España, del 27 de octubre, en su edición para
América Latina dice: Mariana Enríquez: “No me molesta la literatura morbosa ni
revictimizadora. Creo que la literatura no tiene responsabilidad social”, en la entrevista que le hizo a la escritora y periodista argentina,
a la que, en mi ignorancia, nunca había oído nombrar, y eso que es una autora
muy prolífica y ganadora de varios premios en literatura….. pero no parece ser socialmente
responsable.
Sí había
considerado la responsabilidad social de los medios de comunicación en general,[i] pero no
específicamente sobre la literatura, que, si bien es un “medio de
comunicación”, es comunicación de la imaginación de sus autores, y como tal cae
dentro del género artístico más que en el de transmisión de información. [ii] Por
ello, siempre se ha considerado sin limitaciones de expresión, donde lo
apreciado es la creatividad, la capacidad de sorprender, la capacidad de
entretener, de hacer volar la imaginación, de transmitir cultura, de educación.
Literatura es lo que a veces premia, no siempre, con el Nobel de Literatura.
Como expresión
artística que es no se podría alegar que tiene como una de sus
responsabilidades la responsabilidad ante la sociedad, pero ello no quiere
decir que no tenga impacto sobre la sociedad. Y si lo tiene, ¿no puede la sociedad exigir que
ese impacto no sea negativo y que en la medida de lo posible sea positivo, como
se lo pedimos a las empresas?
De la misma
manera que se lo pedimos a las empresas por aquello de que sin la sociedad y el
medio ambiente no pueden existir, también se lo podemos pedir a la
literatura. Claro
está que la “literatura” es un concepto y no un ente identificable. Pero colectivamente sus autores si lo son.
Y siendo un
arte no podemos exigir que toda la literatura asuma su responsabilidad ante
la sociedad, pero teniendo impacto social sí podemos pedir que los
autores, voluntariamente, minimicen el impacto negativo y, sobre todo, que
potencien el positivo en sus obras.
¿Puede la
literatura ser indiferente a la problemática social y ambiental? ¿Puede la
literatura aprovechar su alcance social para promover mensajes y comportamientos
de beneficio social? ¿Debe la literatura
ser socialmente responsable?
No creo que sea responsabilidad
de la literatura ser socialmente responsable, pero sí creo que no debería ser
indiferente y que no le quedaría mal a la sociedad que se desarrollase un género o por lo menos aspectos de
“literatura responsable”, aquella que aproveche su poder de impactar
para promover el bienestar de la sociedad.
Ojalá la
autora hubiera dicho “puede tener”, o mejor aún “debe tener” en vez de decir
“no tiene”.
[i] Ya nuestro libro La Responsabilidad Social de la Empresa en
América Latina: Manual de Gestión, publicado en el 2010, lo abordaba en el capítulo “Los medios de
comunicación”, por Mercedes Korin. También en el artículo en mi blog La
responsabilidad de los medios de comunicación en tiempos de crispación.
[ii] Esto me recuerda un panel que
dirigí en la VI Conferencia Interamericana sobre Responsabilidad Social de la
Empresa, celebrada en Ciudad de Guatemala en el 2007, donde discutíamos, entre
otras cosas, la responsabilidad social de las telenovelas y se concluía que
eran un vehículo muy apropiado para transmitir mensajes de responsabilidad a la
población en general, en especial a la de menor nivel educacional, que suele
ser la audiencia mayoritaria. Las telenovelas socialmente responsables.