martes, 24 de septiembre de 2024

Fallo clamoroso del Estado en la regulación de las compras responsables

 

El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) produjo el Manual para la contratación pública ecológica de la Administración General del Estado (anuncio aquí).

Este plan responde a la necesidad de incorporar criterios ecológicos en la contratación pública, lo que permitirá a las administraciones fomentar y contribuir a los objetivos de sostenibilidad económica y medioambiental en el desarrollo de su actividad. En concreto, recoge una serie de criterios medioambientales generales de contratación, de carácter voluntario, que podrán ser incorporados a los pliegos de contratación como criterios de selección, de adjudicación, especificaciones técnicas y condiciones especiales de ejecución.

Lo notable del manual es que se concentra en los aspectos “ecológicos”, que son los que competen la respectivo ministerio. En principio nada de malo, pide tomar en cuenta los aspectos ambientales en las decisiones de compras públicas. Pero ¿porque no se aprovecha para hacerlo extensivo a las compras públicas responsables, o sea, con criterios medioambientales, sociales y de gobernanza? lo que sería mucho más efectivo y cubriría mejor la responsabilidad del estado ante la sociedad. [i]¿O es que el estado se puede desentender de la (ir)responsabilidad social y de gobernanza de sus proveedores?

Una razón plausible es porque lo social compete a otro(s) ministerio(s). Que se puede esperar en este sentido de una Administración General del Estado que tiene ocho ministerios que tienen relación con la sostenibilidad empresarial y por ende por las compras responsables: (1) Trabajo y Economía Social, (2) Economía, Comercio y Empresas, (3) Igualdad, (4) Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, (5) Transición Ecológica y Reto Demográfico, (6) Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, (7) Industria y Turismo y (8) Educación, Formación Profesional y Deportes.

Ah, ¡pero tiene un Consejo Estatal de Responsabilidad Social de las Empresas (CERSE) que depende del Ministerio del Trabajo y Economía Social!  Pero ¿qué hace el CERSE? Se supone que entre sus responsabilidades (¡¿?!) está:

“…….fomentar las iniciativas sobre responsabilidad social de las empresas……Además, informa sobre las iniciativas y regulaciones públicas que afectan a las actuaciones de empresas, organizaciones e instituciones públicas y privadas, que constituyen un valor añadido al cumplimiento de sus obligaciones legales, contribuyendo a la vez al progreso social y económico en el marco de un desarrollo sostenible.”

¿No debería entonces coordinar la integralidad de las acciones del estado y explorar y explorar las sinergias? ¡Pero qué se puede esperar de un Consejo con 56 miembros, que se reúne ¿? [ii] veces al año!

En principio nada de malo con la difusión de un manual para la consideración de aspectos “ecológicos” en las compras del estado, pero en el fondo mucho de malo, y no solo por la omisión de lo social y de gobernanza.  Es que contribuye a la proliferación de regulaciones y guías, no solo a nivel de cada comunidad autónoma [iii] (y a nivel europeo, en cada país), sino dentro de la misma Administración General del Estado, lo que es contraproducente a la asunción de la responsabilidad de las empresas y del estado ante la sociedad.

El recientemente emitido informe The Future of European Competitiveness (Part A competitiveness strategy for EuropePart B: In-depth analysis and recommendations), conocido como el informe Draghi, gira alrededor de la simplificación de las regulaciones y pide, entre otras cosas, evitar la proliferación de regulaciones a nivel europeo y la ampliación, el “enchapado en oro” (gold plating), de ellas a nivel de cada país. Y recomienda que las compras públicas incluyan no solo la consideración de aspectos ambientales y sociales, sino además aspectos como “la durabilidad, facilidades de reparación y mantenimiento, acceso a servicios y la huella de carbono y de otras externalidades valoradas sobre el ciclo de vida”. [iv]

Y una de las principales responsables de la implementación de estas recomendaciones es la actual ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico y futura vicepresidente ejecutiva de Transición Limpia, Justa y Competitiva y además Comisaria de Competencia de la nueva Comisión Europea.

Esta subestimación de lo social es recurrente y contraproducente a todos niveles. La atención que se brinda a los temas ambientales y en particular al cambio climático, de moda y más fáciles de cuantificar, la desvía de la atención a los temas sociales, más complejos, más difuso y de menor “precisión”. El medio ambiente se ha convertido en un enemigo de lo social. [v] La Comisión Europea se ha concentrado en lo “verde”, con mucho énfasis en la aplicación de la taxonomía verde y ha pospuesto sine die la producción de la correspondiente taxonomía social, lo que menoscaba la consideración de lo social, por ejemplo, el financiamiento sostenible y otras acciones de avance de la sostenibilidad empresarial. [vi] Lo social se ha convertido en la cenicienta del grupo A, S y G.[vii]

Y, además, el manual ignora los aspectos de gobernanza.  Con ello no queremos decir que las compras deben considerar aspectos como la composición y remuneración de los consejos, pero sí los aspectos de ética y corrupción, por ejemplo, y sobre todo para las compras públicas, la responsabilidad fiscal.[viii]

En resumen

Uno de los esquemas más promovidos y efectivos para el avance de la sostenibilidad empresarial son los requerimientos y el apoyo que los grandes compradores, utilizando su poder de compra, ejercen sobre la sostenibilidad en sus suplidores. En este caso, el Estado ¡ha fallado clamorosamente! (¿exagero?) Irresponsabilidad del Estado al no ejercer su responsabilidad de regular efectiva y eficientemente la sostenibilidad empresarial, exigir responsabilidad en sus suplidores y dar el ejemplo como el mayor comprador del país. [ix]

Una oportunidad perdida de contribuir a la sostenibilidad empresarial por los silos en la Administración General del Estado y la estrechez de miras de los responsables del manual. [x]

¿Y qué hace el CERSE?



[ii] No lo he podido averiguar.

[iii] Ver el ejemplo de la extensiva y excesiva regulación de las compras públicas por la Comunidad Valenciana en El exceso de ambición en la responsabilidad empresarial puede ser contraproducente: Otro ejemplo.

[x] Elaborado por la Universidad de Alcalá, con el apoyo de la Fundación Biodiversidad y la Dirección General de Servicios del MITECO.  No es culpa de la universidad ya que un consultor hace lo que le piden, pero siendo univers(al)idad debió ver el error de omisión y asesorar en consecuencia.


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