domingo, 21 de abril de 2019

Información no financiera: ¿Sustainability Chief Financial Officer?



En un artículo anterior ¿Es la información no financiera no financiera? decíamos que darle el nombre de “no financiera” a un conjunto de información clave sobre las actividades de la empresa:


…..tiene la connotación para muchos, de que la información no es sobre las “finanzas” de la empresa, sobre su rentabilidad, que es algo accesorio, secundario, de menor importancia que la información financiera.  Degrada la información “no financiera.

Pero la pregunta relevante es: ¿tiene la información no financiera impacto financiero?  Y la respuesta es SI, tiene impacto financiero, el problema es que todavía no sabemos cuándo lo tiene, como lo tiene y dónde lo tiene y todavía no sabemos cuantificarlo en la gran mayoría de los casos. ¿Es la información no financiera no financiera?  No, gran parte de la información llamada “no financiera” es financiera.   Mal nombre que induce a su menosprecio. 


¿Qué se puede hacer para que no la menosprecien y le den la importancia que en realidad tiene?  Una de las cosas que se deben hacer es, primero, identificar la que es clave y, segundo, evaluar el impacto que puede tener su gestión para darle la importancia que se merece.


¿Un nuevo cargo?


Pero otra cosa, a nivel institucional, es elevar el rango de los que son responsables de prepararla para la toma de decisiones. Y una posibilidad en este sentido es asignarle la gestión de esa información a un “Contador Jefe de Sostenibilidad”, como sugiere un informe publicado a mediados del 2018, Sustainability CFO: The CFO of the Future?, [i] (CFO: Chief Financial Officer) que aboga por este cargo nuevo en las empresas, aunque con el título de “financiero”. 


El título de Sustainability CFO parece más prestigioso y es mejor que “contador” por aquello de que esa palabra tiene todavía una connotación de tradicionalismo, de reglas fijas e inamovibles, de cosas que se pueden contar, antitética a la innovación.  Esto no es generalizable pero la percepción todavía prevalece en los países de Iberoamérica. Suena mejor que Chief Sustainability Accounting Officer, CSAO, y de hecho es un reconocimiento de que la información no financiera, no es no financiera, es financiera pero que todavía debe esperar a que evolucionen las metodologías para poder cuantificarla como tal, como alegábamos en el artículo mencionado.  Aunque políticamente hablando, la oposición al uso del título Sustainability Chief Financial Officer, por parte del CFO (generalmente con mucho poder dentro de la empresa) será feroz y podría llegar a que el CFO perdiera el interés en asuntos de sostenibilidad, que ya le interesan poco.  A lo mejor será necesario adoptar el “second best” de Accounting Officer,………. si acaso se llega algún día a ello.


¿Se justifica un nuevo cargo?


¿Pero no bastaría con expandir o modificar la función del CFO y/o del Sustainability Officer tradicionales?  En el caso del CFO es lo que tratan de hacer algunas grandes empresas, dado el poder y amplia visión de toda la empresa que estos suelen tener.  Es lo que se ha venido proponiendo en muchos foros.  Por ejemplo, las grandes empresas de auditoria que se especializan en temas de sostenibilidad como Deloitte en Sustainability and the CFO publicado por Deloitte y Ernst and Young, EY en How sustainability has expanded the CFO’s role 


Esta propuesta de asignarle al CFO la responsabilidad además por la información no financiera (entiéndase como financiera en ciernes) representa una intensificación de sus funciones hacia la sostenibilidad y es perfectamente compatible con la tendencia que exigen los informes integrados (ver ¿Qué integran los informes integrados?), y con la tendencia a reconocer que para todas las empresas, una buena parte de su valor esta representado por el valor de los intangibles (marca, reputación, capital humano, capital social, capital intelectual, etc.) en adición al capital financiero (el único que ahora se cuenta en la gran mayoría de las empresas).  La responsabilidad por la contabilidad de todos los capitales caería bajo el CFO y no solamente la del capital financiero. Es hora de que contemos lo que cuenta (ver No todo lo que se puede contar cuanta no todo lo que cuenta se puede contar).


Pero la pregunta clave es, ¿es posible “reformar” al gerente financiero? ¿puede ser “convertido” de “maximizador” de beneficios financieros a “maximizador” de valor total? ¿se puede cambiar esa cultura?   Dependerá de cada empresa, persona y su contexto, pero no es nada fácil.


Por otra parte, se podría expandir o profundizar el papel del “sustainability officer”, conocedor de todo lo relacionado con la responsabilidad de la empresa ante la sociedad, con una visión de conjunto y con un ethos más compatible con lo que afecta a todos los stakeholders, con una visión del valor total de la empresa, y no solo a los stockholders, como es el caso del CFO. Está mejor posicionado para entender las necesidades y los usos de esa información, en teoría, “no financiera”.


Pero ese oficial tiende a estar más preocupado por las actividades a desarrollar e internalizar esa responsabilidad en la empresa que sobre el sistema de información no financiera y el impacto financiero de esa información.  En todo caso el foco se centra en la cuantificación de la información no financiera a través de indicadores de actividad, como lo piden el GRI y el SASB, pero menos en el impacto de esa información sobre el valor de la empresa (aunque hay algunos buenos ejemplos como lo mencionamos en el artículo citado al comienzo).  El foco informático es para la preparación del tradicional informe de sostenibilidad.


Puede entonces ser deseable tener un officer que cierre la brecha, uno que sea conocedor de los impactos de la información no financiera sobre todo el valor de la empresa.  Para la gran mayoría de las empresas esto puede ser un lujo, pero no deja de ser una consideración pertinente para algunas. Dejaría al sustainability officer ocuparse de la estrategia, procesos, acciones, promoción, etc. para que el nuevo officer se encargue de la información, en forma y fondo para ser usada en la gestión interna y el reporte externo en los informes integrados. De hecho, el objeto de este informe es para cerrar la brecha entre los informes financieros y los informes de sostenibilidad.   


Esta especialización podría absorber el desarrollo de la nueva disciplina de la contabilidad de la sostenibilidad, la tendencia hacia la cuantificación y monetización de la información no financiera, a la asignación de valores a los diferentes capitales que gestiona la empresa, que comentábamos en el artículo citado arriba sobre la información no financiera donde destacábamos un caso paradigmático:


“Un interesante ejemplo reciente, más integral, sobre la cuantificación de la información no financiera lo constituye la medición del cambio en el capital ambiental en el informe especial del Grupo Kering, que agrupa a 14 marcas de lujo (Gucci, Bottega Veneta, Balenciaga, Saint Laurent y otras diez) sobre un estado de “ganancias y pérdidas” ambientales (lo que podría llamarse la cuenta de resultados ambientales).  El más reciente disponible (a finales del 2018) es el correspondiente al 2017, Environmental Profit & Loss (Ep&L) 2017 Group Results.


Por sus conocimientos y especialización, contribuiría además a paliar los conflictos entre sostenibilidad y contabilidad que analizábamos en los artículos Contabilidad y Sostenibilidad: ¿Amigos o enemigos? y a poder hacerle frente a la proliferación de regulaciones sobre la información sobre sostenibilidad. [ii]  Esto es más difícil para los profesionales en contabilidad financiera o los especialistas en sostenibilidad.


Pero si se crea un cargo de CSAO se corre el riesgo de que el CFO se desentienda de la sostenibilidad (“ya no es problema mío”), lo cual sería contraproducente ya que su posición en las decisiones financieras (financiamiento, inversión, gestión de recursos financieros, etc.) es crítica para el avance de la sostenibilidad.


¿Vale la pena discutir todo esto?


Dado que este nuevo cargo parece poco factible en la práctica, salvo en algunas grandes empresas y en aquellas donde la sostenibilidad sea un factor de sobrevivencia o de competitividad (de hecho, el estudio mencionado solo ha identificado 8, en multinacionales), ¿para que lo discutimos?


Porque, aunque ello sea poco probable en la gran mayoría de las empresas, no se debe descartar que sea factible y necesario en algunas de ellas.  Y la discusión nos ha permitido analizar la brecha que suele haber en la empresa en la preparación y utilización de la información financiera y la no financiera, que no se debe ignorar. La discusión permite apreciar lo que puede hacer a nivel institucional, interno, para cerrarla. 


Sería una solución con valor agregado, lo que falta por definir, caso por caso, es si ello compensa el costo agregado, ¡valor y costo medidos no solo en términos financieros! (no nos libramos de los valores financieros).




[i] El informe fue publicado por el Institute of Management Accountants, institución de amplia trayectoria en la promoción y desarrollo de los profesionales de la contabilidad de gestión (información financiera contable para la gestión interna).  Es artículo es relativamente corto, menos de 10 páginas de substancia y muy leíble.

[ii]  En el artículo Cinco estudios de interés para los estudiosos de la RSE, comentábamos sobre un estudio llevado a cabo sobre 71 países sobre las disposiciones (regulaciones, estándares, códigos de conducta, etc.) de presentación de información, con algunos resultados sorprendentes: En los 64 países que si las tienen se encontraron 383 disposiciones de las cuales 248 son de carácter obligatorio y 135 de carácter voluntario.  Son emitidas por gobiernos (61%), reguladores financieros (17%), reguladores industriales (4%), bolsas de valores (11%) y otras instituciones (8%).


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