En el mes de
agosto la empresa de consultoría Advice Strategic
Consultants anunció
los ganadores de su premio Grandes Empresas y Entidades Sistémicas en
España; sus Líderes y la RSE. En este artículo comentamos la
confiabilidad del premio y su posible contribución al bienestar de la sociedad
(por ser un premio sobre responsabilidad) para lo que analizaremos la
metodología y los objetivos que se pueden lograr.
1. La empresa organizadora del premio
La empresa Advice
Strategic Consultants (española,
con sede en Madrid, a pesar de su nombre) no
es reconocida como experta en el tema de responsabilidad social de la empresa. En su sitio web dicen tener experiencia en
casi todos los temas posibles, políticos y empresariales (con fotos de Hong
Kong, Shanghái, Londres y Nueva York), aun a pesar de que el sitio solo lista a
dos personas, el socio director y la administradora única, ninguno de las cuales indica experiencia en RSE. El socio director ha
publicado siete libros, cuatro de ellos sobre Hilary Clinton, Trump y Obama y
tres sobre temas empresariales generales (innovación, éxito empresarial). Es posible
que comanden una amplia red de consultores, es posible que sean expertos en el tema de la RSE, pero las
credenciales que exhiben en el sitio web no lo hacen aparente. Y en el sitio no hay referencia alguna a
este premio que organizaron. Incitamos a los lectores a que visiten el
sitio y saquen sus propias conclusiones sobre las capacidades de la empresas de
decidir sobre este premio.
2.
Los ganadores
Todos los
empresarios candidatos al premio son reputados, aunque para el público son más
conocidas sus empresas que las personas. El
análisis que hacemos en este artículo no se refiere a su capacidad o
responsabilidad, se refiere a la confiabilidad y contribución del premio mismo.
Los 10 primeros
en la lista de seleccionados son Isidre Fainé (Fundación La Caixa), Pablo Isla
(Inditex), Ana María Llopis (DIA), Antonio Huertas (Mapfre), Francisco González
(BBVA), Francisco García Carranza (Merlin Properties), José María Álvarez
Pallete (Telefónica), Antonio Brufau (Repsol), Gabriel Escarrer Jaume (Meliá
Hoteles) y Josep Oliu (Banco Sabadell). Nada en contra de ningunos de ellos. No conocemos personalmente a ninguno, los
hemos oído nombrar a todos, pero sí conocemos algo de la responsabilidad (la de
verdad) de algunas de las empresas.
3.
¿Son estos empresarios socialmente
responsables? ¿Se puede usar el término RSE en el premio?
En el anuncio de
los premios se dice que son un reconocimiento de sus actividades en ocho temas:
- · Ayuda en la lucha contra la pobreza infantil y en el tercer mundo,
- Fomento del empleo de personas en situación de vulnerabilidad,
- Apoyo a actividades de voluntariado,
- · Facilitación al acceso a la vivienda,
- Apoyo a la divulgación del arte y la cultura,
- Atención a las personas con enfermedades avanzadas,
- Impulso de habilidades emprendedora.
- Apoyo a la integración digital promoviendo la igualdad de oportunidades.
Presumiblemente
el lector de este artículo es conocedor de la RSE y puede responder a las
preguntas: ¿Es esto lo que entendemos por responsabilidad ante la sociedad, ya sea
del empresario o de la empresa que dirige?
¿No es esto filantropía y acción
social, muy marginalmente asociada al negocio empresarial? ¿No son esto actividades
propias de fundaciones, gobiernos e instituciones de solidaridad de la sociedad
civil?
Consideremos el caso
del ganador, Isidre Fainé, Presidente de la Fundación Bancaria La Caixa, “valorado
como el directivo empresarial más
comprometido socialmente” o “el
directivo líder en RSE”,
o “el
gran referente en RSE”
según las noticias de prensa. Y el colmo de la hipérbola, subtitular en Efe
Empresas: Pablo Isla y Ana María Llopis, plata y bronce (¿es
serio?). Lo premian por su labor como directivo
de una Fundación, cuyo objetivo es
precisamente la acción social, lo que tiene poco sentido. Es su trabajo cotidiano, es el objetivo de la
institución, a diferencia del resto de los 10 primeros que son dirigentes de
empresas netamente comerciales como Inditex (Zara entre otras marcas),
Telefónica, Meliá y BBVA entre otras, que pueden ser, en mayor o menor medida,
responsables. Es en estas empresas netamente comerciales donde se pueden presentar
conflictos entre los objetivos económicos y los sociales y ambientales, es aquí
donde se libra la batalla y donde se deben reconocer los logros en balancear
los conflictos, no en empresas o instituciones sin fines de lucro, que no suelen
tener estos conflictos o muy pocos.
Y en estas
empresas con fines comerciales, ¿son los ocho temas mencionados lo que se deben
considerar como su responsabilidad ente la sociedad, lo que debe reconocer como
una resolución exitosa del potencial conflicto entre objetivos? Los temas
considerados son de filantropía, muchos de ellos en competencia (ojalá fuera de
colaboración) con los gobiernos y las organizaciones de la sociedad civil. ¿De qué
son los premios?
4.
¿Quién debe ser el reconocido, la empresa
o el empresario?
Basado en los
ocho temas indicados arriba para decidir los premios cabe preguntarse si el premiado debe ser la persona a la empresa que
dirige. ¿Quién lleva a cabo las
actividades mencionadas? Es cierto que el dirigente puede y debe dirigir a la
empresa hacia esas actividades
En un aparte de
los premios se mencionan algunas empresas:
La Caixa es la entidad española más destacada por su orientación a la
responsabilidad social (¿o es la Fundación que preside Fainé? que no es la
misma institución), seguida muy de lejos por Inditex (25%), Iberdrola (18%) y
Telefónica (18%), Banco Santander, Mercadona y Endesa. Pero para hablar de responsabilidad de
empresas debemos considerar que es la responsabilidad de una empresa ante la
sociedad.
Volvamos a usar
el ejemplo de la “empresa ganadora”. Y es que lo crítico son las
responsabilidades omitidas. ¿Cuál es la responsabilidad ante la sociedad de una
institución financiera?: Productos responsables, no abusos del
cliente, inversiones y préstamos a proyectos que contribuyan al desarrollo de
la sociedad, responsablemente, eficiencia operativa y financiera para no
traspasar los costos al cliente en forma de mayores tasa de interés, aparte
de las responsabilidades genéricas para
toda de empresa sobre los empleados, comunidad, medio ambiente, etc. (para no alargarnos
remitimos al lector al artículo ¿Cuál
es la responsabilidad social de las instituciones financieras?).
Pero es que en estos premios ni
siquiera se avalúan las responsabilidades genéricas, mucho menos las
específicas a cada empresa o tipo de empresa.
5.
Y no hablemos de la metodología
Desconocemos los detalles de la metodología y solo nos referiremos a lo divulgado en
la prensa. Ello no obsta para que no podamos hacer preguntas. Se encuestaron a 370 personas calificadas
como “cualificadas” (¿cómo se seleccionaron? ¿cualificaciones?) a las que les preguntaron sobre las
actividades en los ocho temas de 36 dirigentes previamente seleccionados: los
de empresas miembros del índice IBEX 35 y otras empresas “sistémicas” (¿sólo
cuentan estas empresas?). ¿Hay alguna persona que conozca las actividades
de 36 dirigentes en cada uno de estos ocho temas (en teoría 288 respuestas por
cada entrevistado)? ¿Hay alguien que,
además, pueda jerarquizarlas orden de su efectividad en cada tema?
¿Que es lo más probable que haya sucedido en la
práctica? Que los 370
encuestados hayan visto en algún medio a
alguno de estos dirigentes o a su empresas
mencionado en conexión con alguno de
los temas mencionados y de allí se le atribuye que es “socialmente
comprometido”. El efecto aureola en plena aplicación (para mayores detalles ver
¿Se puede manipular la reputación?: El efecto aureola). Está demostrado empíricamente que los humanos
solemos extrapolar a otras características de una empresa o persona lo que
conocemos sobre alguna de ellas. Si
hemos oído decir que una persona ha hecho algo mal, percibimos a la persona
como que es mala en muchos sentidos. Lo
mismo sucede con una empresa que a lo mejor hizo una donación a una escuela
(vimos la foto del cheque) y extrapolamos ese “buen comportamiento”, por ejemplo,
a que trata bien a sus empleados, que es responsable sobre el medio ambiente,
entre otras cosas. Oíste o leíste algo bueno sobre uno de ellos y votas por el(la).
¿Se evalúa impacto, acción, intención o
percepción? ¿Qué debería evaluarse?
¿Se puede con
esto hacer una jerarquización de 36 personas en ocho temas? Reto
al lector que lo intente hacer con solo una de ellas, a través del acceso a
toda la información pública disponible en internet, tomándose todo el tiempo
necesario. ¿Y cómo separamos a la
persona de la empresa que dirige?
Repito, no encontré
detalles de la metodología. A lo mejor
se reunieron con todos los encuestados y les explicitaron los criterios que se
debían utilizar para la valoración y les proporcionaron información detallada sobre
todos los dirigentes en cada uno de esos criterios, con formularios a
completar, para que pudieran tomar una decisión consistente con la RSE y comparable
entre todos. Y estos se tomaron el tiempo necesario. O a lo
mejor en España hay 370 expertos en RSE que conocen en detalle las actividades
de los 36 dirigentes y o de sus empresas en cada uno de los ocho temas.
6.
¿Qué persiguen estos premios? ¿qué valor añaden a la sociedad?
En principio se podría pensar que estos premios
contribuyen a despertar el interés del público en el tema de la responsabilidad
social empresarial, lo cual si así fuera sería laudable.
Pero lo que se ve es la cobertura
mediática, donde lo único que se destaca es que tal o cual empresario está
más comprometido con la sociedad que otro.
Para ser precisos deberíamos
decir que es percibido como que tal, porque no se presenta evidencia
constatable.
Los premios aprovechan
otra debilidad humana que es la pasión
por los rankings, por las listas. Suelen
ser los artículos más leídos. Pero nadie
suele analizar que hay detrás de ello, si representan en realidad lo que dicen
que representan, si son confiables. Nos
basta con la lista y de allí extrapolamos, como se puede ver en los adjetivos
en los titulares de la cobertura mediática mencionados: Oro, bronce y
plata. Se necesita urgentemente la educación de los periodistas en RSE
Como en muchos de los premios relacionados con la
RSE el objetivo explicitado es el de promover la responsabilidad al reconocer
buenas prácticas o personas, pero el verdadero objetivo subyacente, en mayor o
menor medida, suele ser el publicitario para las partes involucradas. En primer lugar, para los organizadores,
es una manera relativamente económica de obtener amplia publicidad. Y los premiados suelen aprovechar el hecho
para venderse mejor, aprovechar el efecto aureola para que sean percibidos como
responsables en todo lo posible y mejorar su reputación. Suele ser también
publicidad muy económica.
Para aprovechar aún
más el impacto publicitario, la mayoría
de los premios organizan un evento, una fiesta, algunos con gran despliegue
mediático, para entregarlos. En este
caso parece muy poco probable que ello sea factible. Es
dudoso que las personas “premiadas” se presten a ser utilizados. No necesitan la publicidad, están por encima
del premio. Quien sí aparece como necesitarla es el organizador.
Los premios también podrían servir de ejemplo de
comportamiento responsable para otros dirigentes. Lamentablemente, en este caso, se abusa del término RSE y el ejemplo que
dan es que la filantropía y la acción social son la responsabilidad de la empresa
ante la sociedad, por encima de su verdadera responsabilidad con impacto (ver
el caso arriba de las instituciones financieras).
7.
¿Por qué vale la pena dedicar un artículo
a estos premios si tienen estos problemas?
Precisamente por ello, porque tienen problemas de ejecución
y de percepción de los resultados. Y en este caso perpetúan la concepción
equivocada de lo que es la responsabilidad de la empresa y del empresario: filantropía
y acción social. No es que la filantropía y acción social estén mal, no, son
muy necesarias, pero que sean actividades adicionales, no substitutivas, como
este premio promueve, dejando de lado lo que es la contribución de mayor
impacto a la sociedad: la responsabilidad del producto, la honestidad con el
cliente, equidad y el bienestar los empleados, de la comunidad, el cuidado del
medio ambiente, etc..
La sociedad civil
debe tomar conciencia de la creación de percepciones engañosas, y así como todos
nosotros, como miembros de esa sociedad,
debemos denunciar irresponsabilidades en las empresas con el objeto de que
la mejoren, también debemos denunciar las de los premios, por lo menos en los
premios que usan el nombre de “responsabilidad empresarial”.
Son muy pocos los
premios sobre responsabilidad que se otorgan responsablemente (casa de herrero,
cuchillo de palo) y que cumplen con los objetivos de promover la
responsabilidad empresarial. Este premio no parece tener las
características necesarias para hacer una contribución a la sociedad, tiene las
características de instrumento publicitario, de greenwashing (el lector interesado puede ver más detalles en Como
NO otorgar premios de responsabilidad empresarial).
1 comentario:
Una vez más, tengo que agradecer tu labor de investigación y de crítica, para ir más allá de los "titulares". Hoy en día, una de las grandes batallas se centra en la comunicación (..."lo que no se comunica no existe") y, en este sentido, que las empresas puedan comunicar los premios que han ganado por sus aparentes méritos en RSE o en ética, contribuye a mejorar su reputación. De ahí, que, en ocasiones, puede haber "grandes intereses" en fomentar rankings, concursos y eventos con el único afán utilitario de ganar notoriedad.
Por eso, agradezco mucho el estudio detallado en que se cuestionan estas metodologías sin "metodología". Si queremos realmente mejorar el nivel ético y de RSE de las empresas, una de las acciones a realizar es desvelar los caminos de la "apariencia".
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