sábado, 13 de diciembre de 2025

La palabra del año 2025 en sostenibilidad empresarial es ……..

  

A finales de cada año son frecuentes las “….del año”, palabra del año, color del año, libros del año, películas del año, etc. etc.

En el 2023 propusimos como Palabra del año en sostenibilidad empresarial: Ecosusurro  (greenhushing), pero que siguió siendo la del año en el 2024 y hasta la del 2025, aunque con cambios de énfasis.  Cuando la nominamos en el 2023 era con connotaciones negativas, las empresas no querían revelar sus actividades y comprometerse con metas en sostenibilidad para no crear expectativas, que luego se pudieran volver en su contra, incluyendo demandas legales por información falsa o por exageración.

Con la revuelta de los siguientes años en contra de la sostenibilidad y su regulación, la palabra empezó a tener un carácter neutral y hasta positivo. No alardear mucho no sea que se estimulen reacciones negativas de los enemigos, pero seguir actuando.  Posiblemente en el 2026 algunas empresas se darán cuenta de que recopilar y dar información y tener metas es un estímulo y una guía necesaria para la gestión interna de la sostenibilidad por lo que el ecosusurro tendrá múltiples objetivos, selectivos.  Y habrá de todo, empresas que abusen, empresas que usen y empresas que aprovechen.

Para el año 2025 nominamos como palabra del año en sostenibilidad empresarial a la “simplificación”. De todo lo que se ha hablado y se hablará en los próximos años será de simplificación de regulaciones y reporte.  Después del vendaval de regulaciones, sobre todo en la Unión Europa, vino la reacción opuesta (parece que en sostenibilidad empresarial también aplican las leyes de la física, la tercera ley de Newton) y se desató una tormenta perfecta que favoreció a la desregulación, en algunos casos a mansalva. [i]

Y como con el ecosusuro, la simplificación tiene connotaciones positivas y negativas.  Para la Comisión Europea, el Parlamento Europeo y el Consejo de la Unión, es (supuestamente) positivo, mejorará la competitividad de las empresas al reducir los costos de cumplimiento. Pero es un eufemismo, ya que es también negativo, porque reducirá la información disponible para que los stakeholders, sobre todo los consumidores y financistas, tomen las decisiones que impulsen esa sostenibilidad y para que las mismas empresa articulen y gestionen sus estrategias y actividades. El problema es que a la simplificación también se le puede haber ido la mano, como se le fue a la regulación, y sea más una “dilución”, o hasta un “vaciado”.

Y ya me adelanto a los años venideros donde la palabra del año será “reconciliación”, cuando se tengan que revisar las simplificaciones y se logre un mejor balance entre la regulación excesiva y la dilución que tengan un impacto decisivamente positivo sobre la sostenibilidad empresarial.[ii]   

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