La respuesta es sencilla: los ordinarios y los extraordinarios pertenecen a la misma banca ¡no a los accionistas! La pregunta más complicada es: ¿a quiénes los debe distribuir, si los quiere distribuir?
Una vez más la banca comercial española está teniendo beneficios extraordinarios y es de presumir que, como en
ocasiones anteriores, la banca decida repartir dividendos extraordinarios y
recomprar acciones en los mercados financieros, todo esto encaminando buena
parte de los beneficios a los accionistas.
¿Pero son los accionistas quienes deben recibir el grueso de esos
beneficios? Para responder a la pregunta debemos analizar, aunque sea
someramente, quien es responsable de estos beneficios y para ello analizaremos
de donde provienen los recursos que se utilizan para obtenerlos.
La banca comercial tiene tres
grandes fuentes de recursos, el capital del banco, los depósitos del publico
ahorrador y los del público inversionista en instrumentos de deuda. El capital del banco es mayormente la acumulación
de ganancias de periodos anteriores. Este capital representa alrededor del 10%
del total de los recursos de los bancos y está sujeto a remuneraciones
variables. El resto son depósitos e inversiones de terceros y reciben
remuneraciones relativamente fijas, que podríamos llamar contractuales. La mayor
parte de los recursos utilizados provienen del público y del capital acumulado del
banco, no de los accionistas.
Y aquí es oportuno
rebatir varias falacias: no hay obligación legal de distribuir los beneficios, ni los accionistas son los dueños del banco. Solo
tienen derechos, que incluyen el derecho a dividendos, a captar ganancias en
bolsa y a participar en el nombramiento de los dirigentes. No son propietarios
de ninguna parte de los activos del banco. Los accionistas no han aportado
recursos frescos al banco para la intermediación y el logro de beneficios. Solo
una mínima parte del capital ha sido aportado por los accionistas originales y
a través de los rarísimos aumentos de capital. Suelen haber comprado sus
acciones a otros accionistas y las pueden vender y el capital del banco no se
altera. Es una transacción privada entre dos accionistas. Y, es más, la inmensa
mayoría de los accionistas son temporales. En las grandes bolsas la tenencia
promedio de las acciones es de algunos meses (salvo algunos inversionistas institucionales),
y su interés, salvo excepciones, no es el banco, son sus beneficios.
Los ingresos de
los bancos provienen de sus préstamos e inversiones. La diferencia ente lo que
reciben de estos y lo que pagan por los recursos de terceros es el margen de
intermediación. Los beneficios vienen de ese margen de intermediación y se
derivan mayormente del uso de los recursos del público, prestándolos e
invirtiéndolos en el público y siendo una empresa de servicio público, con
licencia de operar otorgada por autoridades públicas. Esta estructura crea una mucho mayor responsabilidad ante
la sociedad que la de las empresas no financieras.
No debería haber discusión
de que los dirigentes merecen mejores remuneraciones por la gestión, que en
parte (¡hay muchos factores exógenos!) han conducido a los beneficios extraordinarios. Pero ello ya está en sus contratos, es de
ley. Pero tienen conflictos de intereses ya que es natural que deseen permanecer
en sus cargos y para ello necesitan el apoyo de algunos accionistas con
poder, a los cuales hay que complacer pagando dividendos.
Los accionistas
tienen derecho legal a dividendos y a comercializar sus acciones en los
mercados. Pero los beneficios que
quedan después de hacer las reservas que prescriben las regulaciones no son
suyos.
Cierto es que los
shareholders pueden afectar los precios de las acciones en las bolsas y
con ello afectar el costo de las nuevas emisiones de acciones, por lo que hay
que satisfacerlos, pero ello no quiere decir que son lo stakeholders más
importantes para el banco. Ni tampoco, que las nuevas emisiones son algo común.
¿Debería la
distribución de beneficios tener alguna relación con los aportes de recursos
que los han permitido? ¿Se han pagado remuneraciones justas a los
aportantes de fondos y cobrado tasas justas a los acreedores? Dirán que se han
pagado las del mercado, pero de un mercado que solo funciona para algunos y que
para gran parte es un mercado imperfecto, quasi oligopólico. Los
mayores aportantes de recursos están, legalmente, a merced de los dirigentes
y estos a merced de esos accionistas poderosos, que tienen muchos objetivos en
común pero no necesariamente con los demás stakeholders.
De justicia sería,
que todos los bancos, redujeran el margen de intermediación, no abusando de las
imperfecciones de esos mercados (!¡utopía!). Ojalá hubiera más y mejor competencia entre los
bancos.
De justica sería ampliar
el ámbito de atención a proyectos, empresas, y personas que requieren apoyo
financiero. Pero al distribuir los beneficios y recomprar
acciones tienen menos recursos para hacerlo, el banco se encoje.
De justicia sería mejorar las condiciones laborales de los empleados, que también han contribuido
significativamente a generar esos beneficios y que no tiene bonificaciones especiales
como los dirigentes.
De justicia sería invertir en mejores servicios en vez de hacer todo lo contrario de lo que
han hecho: cerrar oficinas,
reducir el horario de atención, reducir el servicio a la población más
vulnerable, aprovechar su poder oligopólico. No, no todo aumento de eficiencia
para el banco (léase accionistas) es aumento de eficiencia para quien no
dispone del último modelo del iPhone, ni para quien la oficina más cercana está
en otro pueblo, o tiene que hacer cola en el banco.
¡Oh si los
ahorristas y acreedores pudieran escoger banco comercial sin obstáculos ni
costos de transacción elevados! Los bancos comerciales serían más responsables
ante la sociedad de lo que actualmente fingen ser.
Su responsabilidad
ante la sociedad es mucho más que el otorgamiento de préstamos verdes o de
destinar algún millón a la educación financiera. Su principal
responsabilidad es la intermediación eficiente, efectiva y justa.
No, no estamos proponiendo
la socialización de la banca. Estamos proponiendo que miren más allá de los
accionistas, que no aportan fondos, ni que son los dueños, y que miren bien de
donde provienen los recursos que utilizan y reconozcan sus contribuciones y las
responsabilidades que ello conlleva
Y a aquellos que
nos recuerdan que el capital es la base para que el banco funcione, les decimos
que estamos de acuerdo, el capital es fundamental, como lo es la solvencia
(retengan parte de las ganancias) y la liquidez. Pero la primacía no son los
accionistas, actuales o futuros, que no aportan ni aportarán recursos frescos. Capital no es lo mismo que accionistas.
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