sábado, 30 de septiembre de 2023

¿Pueden empresas con productos irresponsables ser socialmente responsables?

 

¿Puede una empresa de casas de apuestas ser socialmente responsable? ¿Puede una tabacalera ser socialmente responsables? ¿Puede una productora de armas ser socialmente responsable?

Para muchos la respuesta es obvia y no hace falta hacerse las peguntas: No, una empresa que produce productos que atentan contra la salud mental, física o la seguridad de las personas no puede ser considerada responsable.  Sin embargo, estas empresas presumen de “responsabilidad” y son calificadas como tales por algunas calificadoras de sostenibilidad, siendo incluidas en carteras de inversión responsable. Algo no cuadra. En este articulo analizarnos estas aparentes contradicciones y presentaremos una conclusión sobre su grado de responsabilidad ante la sociedad.

I.                Alegatos de responsabilidad de una empresa de casas de apuestas.

Este artículo fue motivado por la recepción simultanea de tres artículos, publicados en diversos medios, sobre la responsabilidad de una de las casas de apuestas más grandes de los países de habla hispana, lo que me hizo suponer que se trata de una campaña publicitaria para mejorar la percepción del público sobre la empresa.  Estos artículos nos sirven para analizar lo que quiere decir “responsabilidad” en una empresa de productos nocivos.

En Codere Argentina recicló 35.000 kilos de papel en el primer semestre, la empresa se vanagloria del reciclaje, evitando contribuir a la acumulación de basura. El reciclaje se ha considerado como una práctica responsable destacable en las comunicaciones empresariales. El no reciclar es irresponsabilidad, pero hoy en día reciclar no es responsabilidad social, es nada más ni nada menos que sentido común. Y sobre todo en algo tan elemental como el papel. No es una responsabilidad ambiental de la que vanagloriarse. Otra cosa seria vanagloriarse del reciclade de las cápsulas de Nespresso, que no está requerido por ley y el hacerlo tiene un costo para la empresa.  Aunque este caso es mucho más laudable, tampoco está libre de culpa. [1]

En La responsabilidad social de los casinos: Promoviendo el juego responsable, se destacan las medidas que toma la empresa para reducir los impactos negativos en los jugadores, que “…limitan el tiempo y de dinero que un jugador puede gastar en una sesión, facilitan el acceso a recursos y servicios de apoyo para personas que pueden estar desarrollando problemas de juego, y trabajan de la mano con organizaciones dedicadas a la prevención y tratamiento de la adicción al juego. Además, los casinos han asumido un papel proactivo en la educación de sus jugadores, proporcionándoles información sobre los riesgos potenciales del juego excesivo”. ES la misma promoción del consumo responsable que impulsan las empresas de bebidas alcohólicas. Medidas laudables, pero que en la gran mayoría de los casos son inefectivas, por la naturaleza de la adicción y del jugador. Es posible que tengan éxito en algunos casos muy concretos, pero la gran mayoría de los jugadores no son afectados.

En Casinos y Responsabilidad Social: ¿Cómo las empresas de juego contribuyen a la sociedad, se pasa a la ofensiva, alegando que los casinos proporcionan empleo y pagan impuestos (¿qué de especial tiene esto?), contribuyen al desarrollo comunitario, al turismo, a la economía local, además de programas de educación para el juego responsable.  Muchas de estas “contribuciones” son el resultado del negocio mismo, no una contribución explicita, adicional, al mejoramiento de la sociedad.

Y por supuesto, como la gran mayoría de las empresas, no mencionan los daños, no mitigados, que los productos o servicios pueden causar, en este caso la destrucción de familias, alcoholismo, ausentismo laboral, deterioro de la calidad de vida en el entorno físico en los vecindarios donde se localizan los casinos y, en países en vías de desarrollo, la captura de las poblaciones más vulnerables, entre un largo etcétera.

Un caso de reconocimiento de la irresponsabilidad de estos productos es de los equipos de fútbol de Inglaterra donde 10 de los 20 equipos de la Premier League y 15 de los 22 equipos de la Championship, incluyendo la liga misma, son patrocinados por casas de apuestas online (con impacto negativo quizás menor que los casinos). Pero finalmente han visto la luz y a partir de la temporada 2026-2027 los equipos acordaron desistir de estos patrocinios en las camisetas, pero podrán ser utilizados de otras maneras.  En España, hasta 17 equipos de La Liga tuvieron patrocinio de casas de apuestas, hasta que fue prohibido, por el gobierno, a partir de la temporada 2021-2022.

II.             Practicas responsables, responsabilidad del producto y sostenibilidad empresarial

Estos artículos ilustran muy precisamente dos aspectos claves de la responsabilidad empresarial: (1) la importancia de considerar la responsabilidad del producto como uno de los elementos más determinantes de esa responsabilidad y (2) la diferencia entre prácticas responsables y la sostenibilidad empresarial.  Lo comentamos a continuación.

La responsabilidad el producto es algo que merece mucha más atención de la que se da en los análisis. En algunos casos, se ignora, en otros se da por hecho y en muy pocos se analiza como parte integral de la sostenibilidad empresarial. ¿Recuerda el lector secciones de informes de sostenibilidad donde se discuta la responsabilidad del producto, desde un punto de vista imparcial? ¿ha visto alguna vez una mea culpa?

Un caso paradigmático son las calificaciones de sostenibilidad, basadas en los criterios A, S y G, que no incluyen una P. La responsabilidad del producto no es factor que suma o resta puntos a las calificaciones. La gran mayoría lo ignora. Algunas calificadoras, las que califican en base a best in class, [2] lo ignoran por completo ya que las calificaciones se hacen en comparación con otras empresas del mismo grupo industrial. Ello conlleva a que haya una tabacalera, una casa de apuestas, una empresa de armamentos, una empresa de bebidas alcohólicas como la mejor de su grupo ….. o segundas o terceras. Así los inversionistas responsables que quieren incluir empresas de estos sectores saben cuál es “la mejor”. 

Es muy cierto que muchos inversionistas responsables no invierten en estos sectores vía la estrategia de “exclusión negativa”, que es la más usada de las estrategias de inversión “responsable”. Pero ello permite alardear a estas empresas de ser responsables.  No detallan que es una calificación relativa a otras empresas, con el mismo tipo de productos irresponsables. No, dicen que su empresa ha sido calificadas como la más responsable, la mejor, con la categoría de oro.

Esto permite ilustrar la diferencia entre empresas con algunas practicas responsables, que es lo que en realidad hacen las calificadoras, de empresas responsables, que, en teoría, son las que no tienen irresponsabilidades y además llevan a cabo sus actividades con el fin de contribuir específicamente, más allá de la rutina de su negocio, al bienestar de la sociedad.  No hay empresas que podemos decir que son totalmente responsables y que logran la sostenibilidad empresarial, es cuestión de grado, no existe ni puede existir un estándar absoluto.  Pero sí se puede decir que hay empresas que no incurren en irresponsabilidades y otras que sí lo hacen.

Sí, una empresa de casas de apuestas puede tener practicas responsables, pero no llegará nunca a ser una empresa “responsable”, independientemente de lo que digan las calificadoras. Y esto no es semántica, es cuestión de imprecisiones en el lenguaje, que es precisamente de lo que aprovechan este tipo de empresas.

Y viceversa, tampoco son responsables empresas que tiene productos responsables y prácticas irresponsables. Un caso paradigmático es el de Tesla, líder mundial en la prodición de vehículos eléctricos, con la consecuente contribución a la reducción de emisiones, pero conocida por su entorno laboral tóxico, de discriminación y hostigamiento.

Estos son usos sofisticados del efecto aureola, [3] que es la ilusión a través de la cual los humanos tendemos a extrapolar algo positivo como si fuera generalizado. Las empresas demuestran algunas practicas laborales, ambientales o de gobernanza positivas, y tenemos la tendencia a extrapolar, sin pensarlo mucho, a que es responsable en muchos otros aspectos. Por ejemplo, si vemos una persona que tira desperdicios en la calle, extrapolamos a que es una persona mala en muchos otros sentidos, sin conocerlo.

III.           En resumen

Las empresas con productos irresponsables pueden tener practicas responsables, pero por muchas que estas sean no se les puede atribuir el adjetivo de responsable, no lo serán nunca por mucho que lo digan algunas calificadoras de sostenibilidad, a menos que el producto también sea responsable.

Es laudable reconocer estas prácticas responsables en las empresas con productos irresponsables, y deseable que las profundicen y extiendan.  Pero hay que distinguir entre las empresas que tienen la capacidad y voluntad de hacer la transición a empresas con productos responsables, de las que su producto es inamovible. Para las empresas de apuestas su producto es y será las apuestas. Para las empresas de armento es y será el armamento. Las empresas tabacaleras se diversificaron hacia los cigarrillos electrónicos, pero el producto era igualmente nocivo y adictivo. Las empresas de bebidas alcohólicas reducen el contenido alcohólico de algunas bebidas, pero el fundamento de su negocio es el alcohol.

Hay algunas empresas donde el producto puede mejorar su responsabilidad. Un ejemplo es el caso de las empresas de combustible fósiles, que se están diversificando hacía energías renovables. Aunque estas empresas no pueden ser consideradas responsables, por lo menos merecen el apoyo de la sociedad en su transición hacia productos responsables ….. si es legítima y no greenwashing.

Pero lo que no podemos hacer el otorgar el calificativo de responsable a empresas con solo algunas prácticas responsables, y mucho menos si tienen prácticas y productos irresponsables.

No, no son empresas responsables, son empresas con algunas prácticas responsables.

sábado, 23 de septiembre de 2023

¿Conduce la sostenibilidad empresarial a la rentabilidad? Puede ser, depende.

 

Una de las preguntas más frecuentes sobre la sostenibilidad empresarial es si ello conduce a una mayor rentabilidad de las empresas, ya sea internamente a nivel de beneficios contables, ya sea externamente en los mercados financieros

Es un tema de mucho interés para los promotores del argumento empresarial de la sostenibilidad, de que ello conduce a mayores rentabilidades y a mejorar la competitividad de las empresas. Este articulo trata solo sobre el argumento empresarial, pero ello no quiere decir que el argumento moral puede ser subestimado. [i]

Pero también es un tema muy discutible por cuanto si bien hay argumentos a priori, en teoría, de la relación positiva, en la práctica se observan todo tipo de relaciones, positivas, negativas, indiferentes o inconclusas.  Y la razón de la gran variedad de resultados es que los estudios empíricos sobre los mercados financieros son todos parciales, es imposible cuantificar la sostenibilidad empresarial y es imposible generalizar para todos los períodos de tiempo, para todos los tipos de empresas, para todos los países y un gran etcétera de variables.

Es un tema muy complejo, sobre el que no se puede ni generalizar, ni extrapolar, como lo pretenden los interesados en estos resultados. A continuación, paso revista a la relación a priori, en teoría, entre rentabilidad y sostenibilidad y a los resultados empíricos en la práctica, y aprovecho la publicación de un reciente estudio sobre el tema para explicar algunos de los resultados “inesperados” que obtiene, en función de este análisis.

Sirva la discusión que sigue para que el lector pueda analizar críticamente los resultados de la relación sostenbildiad/rentabildiad que le presenten.

I.                Relación sontenibilidad/rentabilidad.

Este tema es uno de mis favoritos ya que combina mi educación avanzada y mi profesión en finanzas empresariales con mi pasión por la sostenibilidad empresarial. Lo he analizado ya en once artículos, Mis once artículos sobre la tensión entre responsabilidad y rentabilidad y en el capítulo 10, La responsabilidad como factor de competitividad de la empresa del libro Responsabilidad Social de la Empresa en América Latina; Manual de Gestión.

a.     Impacto a priori, en teoría.

El impacto positivo que deberían tener las prácticas responsables, y su objetivo la sostenibilidad empresarial, sobre la rentabilidad y/o competitividad de las empresas es y ha sido objeto de extensa discusión. Es repetido hasta la saciedad por los que promueven la responsabilidad empresarial, el llamado argumento empresarial. En particular es el argumento favorito para tratar de convencer a los escépticos y a los que se aferran a la maximización de beneficios como propósito de la empresa.  Con ello se pretende convencerlos de que las prácticas responsables contribuyen a esa maximización de beneficios. Se alega que conduce a mayores ventas, mejores precios, mayor productividad laboral, menores costos, menor costo de capital y un extenso etcétera. Puede ser. En el capítulo 10 mencionado arriba hacemos un amplio análisis de estos beneficios potenciales.

Lo que no se suele explicitar son las condiciones necesarias para que ello ocurra y el tiempo necesario. La teoría suele ser ingenua e ignora el mecanismo y proceso de transmisión de prácticas responsables en competitividad. Confunde el “debería ser” con el “es” o “será”.

Supone, más o menos implícitamente, que las practicas responsables se convierten en competitividad automáticamente, sin tomar en cuenta la reacción de los impulsores, por ejemplo, los consumidores, los inversionistas o los empleados.  Si estos no se enteran, o enterándose no actúan, o si son indiferentes o impotentes, el mecanismo se ve interrumpido. La siguiente figura ilustra el mecanismo (la falta de sincronización que se muestra en el engranaje es a propósito).


Y esto ocurre en muchos casos, sobre todo por la falta de información confiable, o por la presencia de otros factores que opacan la “bondad” de las practicas responsables, como puede ser el precio de productos o servicios de la competencia o la propaganda y el greenwashing, y una cultura laboral no conducente a la actuación de los impulsores, que alteran las percepciones. Podemos decir que la responsabilidad se traduce en competitividad o rentabilidad en la medida que los impulsores actúan, favorablemente.

Esta diferencia entre los deseos y la realidad se patentiza en los resultados en las encuestas a los consumidores, donde se responde, de forma casi unánime, que darían preferencia a productos responsables producidos responsablemente. Pero la pregunta es hipotética, en teoría, “¿Compraría Ud….?”, pero que, en la realidad, al enfrentarse a la decisión de adquisición no lo hacen.[ii] Para apreciar el impacto, hay que distinguir entre el “¿Compraría Ud….? ” (¿98%?) y la realidad: ¿Qué porcentaje del valor total de sus adquisiciones son determinadas por la responsabilidad del producto y del proveedor?” (¿2%?).

Y algo parecido sucede con los inversionistas “responsables”, donde siendo la decisión de invertir en valores más compleja, se tiende a sobre simplificar la información para las decisiones, usando información muy parcial, o agregada, que deja de ser representativa (el uso de calificaciones de sostenibilidad es muy común y pernicioso, como veremos más adelante).

Imposible capturar la sostenibilidad empresarial en un numero o una letra. [iii] Y en esta industria el greenwashing es rampante.

b.     Impacto a nivel individual e impacto a nivel agregado

Es importante distinguir entre el impacto a nivel de empresa individual, de interés para los dirigentes, del impacto a nivel agregado de grupos de empresas, de interés para los inversionistas.  El argumento empresarial se hace a nivel de una empresa y es posible, aunque no sencillo, demostrar que una u otra práctica contribuye a mejorar los beneficios netos. Es fácil en el caso de la eficiencia energética y el reciclaje, por ejemplo, más complicado en el caso de mejoras en el ambiente laboral y muy difícil en el caso de la cultura empresarial conducente.

Y si ello ocurriese a nivel individual, vía los resultados contables, sería también factible (¿esperable?) que ello se pudiera apreciar a nivel de la rentabilidad de las acciones de esa empresa en la bolsa de valores, para aquellas empresas que cotizan en alguna, si los impulsores, léase inversionistas, actúan. Este tipo de análisis a nivel interno, individual, forma parte de la gestión de la empresa y no suele ser del conocimiento público. Y esto es lo que les importa a los dirigentes.

Para la demostración de la relación a nivel público se suele recurrir al análisis, a nivel agregado, del comportamiento en las bolsas de valores de grupos de empresas que tienen ciertas características de sostenibilidad. Lo más común es agrupar empresas (en carteras o índices de valores), por ejemplo, calificadas por alguien como de alto nivel de sostenibilidad y comparar el rendimiento con el mercado en general o con otros grupos de empresas que la tienen a menor nivel, para así demostrar que las primeras rinden más que el mercado y que las de menor sostenibilidad.  Existen innumerables problemas metodológicos (períodos de tiempo, países, cuantificación de sostenibilidad, composición de las carteras, etc.) que hay que vencer para que los resultados sean más o menos confiables, en el contexto en que se han analizado. [iv]

Se han realizado millares de estudios empíricos de esta manera, con resultados muy diferentes, algunos concluyen una relación positiva, otros negativa, otros inconclusa [v].  La única conclusión generalizable de todos estos estudios es que no hay conclusión generalizable. Los estudios más publicitados son los que muestran resultados positivos.  Pero hay que recordar que ninguno es extrapolable, son válidos, a lo sumo, para el contexto en que fueron desarrollados y para las variables que fueron usadas. [vi]

Y lo que es más importante casi ninguno distingue entre causa y efecto: ¿son más rentables porque son sostenibles o son sostenibles porque son más rentables y tienen mayores recursos? La opinión del suscrito es que “ni lo uno ni lo otro sino todo lo contario”: las empresas rentables y las sostenibles tienen en común que están bien gestionadas.

La rentabilidad, la sostenibilidad y la relación entre ambos la determina la calidad de la gestión.[vii]  Y esto es lo que les importa a los inversionistas.

Y el estudio que comentamos a continuación es un ejemplo de estos estudios empíricos.

II.             ¿Hay relación directa entre rentabilidad y sostenibilidad empresarial?

 a.     El estudio

La empresa de consultoría Kroll presentó en septiembre del 2023 un extenso estudio sobre la relación entre sostenibilidad y rentabilidad, ESG and Global Investor Returns Study, que nos permite aplicar el análisis que presentamos arriba. El estudio analiza la relación entre las calificaciones de sostenibilidad de la calificadora MSCI para las empresas, como proxy de sostenibilidad, y la rentabilidad en los mercados financieros. Lo analiza en cuatro regiones (Mundial, América del Norte, Europa Occidental y Asia), a nivel de 12 países individuales (Australia, Brasil, Canadá, China, Francia, Alemania, Hong Kong, India, Japón, Corea del Sur, Reino Unido y EE.UU., ninguno de habla hispana) y dentro de algunas de estas geografías, hace el análisis a nivel de once sectores industriales (energía, materiales, industria, consumo discrecional, consumo frecuente, salud, finanzas, tecnología de información, comunicaciones, servicios públicos domiciliarios y bienes raíces).

Utiliza información sobre nueve años entre 2013 y 2021, y llegó a incluir más de 14 000 observaciones. Es un análisis estadístico de la relación entre los rendimientos de carteras constituidas en base a las siete calificaciones de sostenibilidad (desde AAA hasta CCC) y los rendimientos en las bolsas de valores. Para propósitos de análisis las agruparon en tres categorías, Líderes (AAA y AA), Promedio (A, BBB, BB), y Rezagadas (B, CCC).

Para comenzar debemos destacar que se utilizan las calificaciones de MSCI como sinónimo de sostenibilidad, lo que puede ser razonable en el gran promedio de los promedios, pero que no reflejan la sostenibilidad de ninguna de las empresas calificadas.  Para no alargar la discusión remitimos al lector a los artículos Las (por lo menos) seis deficiencias de las calificaciones de sostenibilidad, Doce razones por las que los criterios ASG no reflejan la sostenibilidad empresarial y ¿Se puede encapsular la responsabilidad empresarial en un número ASG?, criterios que constituyen la base de las calificaciones.

Además de los resultados de los estudios empíricos el informe incluye secciones muy ilustrativas sobre la inversión socialmente responsable, las tendencias en el reporte, regulaciones y litigios, un repaso de las implicaciones de las investigaciones académicas para los dirigentes y los gestores de fondos y una breve descripción de la metodología de las calificaciones de MSCI.

Los autores del estudio se limitan a presentar los resultados sin analizar las paradojas o contradicciones que muestran. No les llaman la atención, es una presentación aséptica. El objeto de la discusión que sigue no es analizar los resultados del estudio sino más bien explicar algunas de esas “anomalías” a través de un análisis más detallado de los mecanismos mediante los cuales la sostenibilidad se puede traducir en rentabilidad. Con ello pretendemos explicar la imposibilidad de generalizar y de extrapolar y poner un poco de realismo a la discusión.

b.     Principales resultados

Los reproducimos tal y como los presentan. Comentaremos más adelante lo escrito en negrilla

·       A nivel global, las carteras conformadas por empresas Lideres, con altas calificaciones ASG, obtuvieron mayores rendimientos que las carteras con las empresas Rezagadas, durante el periodo 2013−2021.

·       Esta relación es generalmente válida para las mayores regiones geográficas y para la mayoría de los países y mercados del estudio, con excepción de Alemania y Brasil.

·       En el caso de Brasil, solo las empresas consideradas Rezagadas lograron un rendimiento anual compuesto positivo sobre el período. En Alemania, si bien los tres grupos mostraron rendimientos positivos, las Rezagadas lograron rendimientos considerablemente superiores.

·       En EE. UU., el país con un mayor número de empresas calificadas, las Lideres obtuvieron un rendimiento anual compuesto del 20.3%, comparado con el 13.9% para las Rezagadas, un 50% mayor.

·       En términos de sectores industriales, a nivel global, las Lideres también obtuvieron un mayor rendimiento que las Rezagadas, excepto para las de las industrias de bienes de consumo frecuente y salud. Cuando se analizó esto a nivel de regiones y países, la relación entre rendimientos y calificaciones fue menos pronunciada. En algunos casos, no se podía discernir una tendencia, lo que quiere decir que la ASG no parece ser un impulsor del rendimiento en bolsa para esos países y sectores.

·       Aun en el caso de los sectores industriales en EE. UU. no todas las empresas con las mejores calificaciones obtienen la mayor rentabilidad. El grupo de Lideres tuvo mejores rentabilidades que los grupos Promedio y Rezagadas en solo 5 de 11 sectores. En el caso de los sectores de consumo discrecional, consumo frecuente e industrias, el grupo Promedio le ganó a los Lideres y a los Rezagados. Y en los sectores de energía, salud y comunicaciones, los Rezagados tuvieron significativamente mayores rentabilidades que los que tenían mejores calificaciones.

c.     Análisis de algunas anomalías.

                                      i.     Conclusiones generales

De los resultados descritos podemos sacar algunas conclusiones generales antes de entrar en el análisis de resultados específicos:

·       No se puede generalizar sobre la relación entre sostenibilidad y rentabilidad ni extrapolar a situaciones diferentes a la analizada.

·       Es muy difícil aislar el efecto de la sostenibilidad de las demás variables que afectan la rentabilidad. El efecto de las demás variables suele abrumar el efecto de la sostenibilidad.

·       Mientras mayor sea la muestra, mayor es la posibilidad de observar una relación positiva (este es una característica de la metodología como comentamos a continuación).

·       Y decir que las calificaciones del MSCI reflejan la sostenibilidad de las empresas, como la entienden los inversionistas es osado. Sin embargo, ello no obsta para que los inversionistas tomen decisiones de inversión basándose en estas calificaciones.

                  ii.     Acotación metodológica

Pero antes del análisis del detalle necesitamos presentar una breve explicación, para los no expertos, de la metodología de los estudios estadísticos, para poder interpretar los resultados adecuadamente. El estudio se basa en el análisis de la relación entre solo dos variables, el rendimiento en bolsa y la calificación en sostenibilidad, tratando de describir el efecto de la segunda sobre la primera.  Es de recordar que la variable dependiente, los rendimientos en bolsa, está determinada por muchas variables (situación económica general, humor de los mercados, tasas de interés, perspectivas de cada empresa, calidad de la gestión, competidores, clima político y un gran etcétera) de las cuales las calificaciones de sostenibilidad son solo una. Lo más común es analizar la relación entre los rendimientos y decenas de otras variables que pueden influenciarlos y así determinar que parte de la variabilidad observada en la variable dependiente es explicada por la variabilidad de las variables independientes.

En este caso se analiza la relación de solo una variable, las calificaciones de sostenibilidad, ignorando el impacto de todas las demás.  Esto es menos malo en la medida en que se usan millares de observaciones procedentes de todo tipo de entornos, sectores industriales, y periodos de tiempo, entre otros factores, y suponer que en tal masa de observaciones las variables no consideradas se anulan unas a las otras (hay de todo, a favor y en contra) y se destila el efecto de la variable utilizada. Pero esto es totalmente inadecuado cuando el análisis se efectúa en base a una muestra reducida, a nivel de un solo país, o un solo sector industrial o un período de tiempo relativamente corto. En este caso las variables omitidas tienen impacto, que es ignorado y no compensado y es un error atribuirle la explicación a solo una de ellas.

Y esta acotación metodológica nos ayudará a explicar algunos de los resultados.

                                 iii.     Análisis de algunos resultados                                      

Como se puede observar, algunos de los resultados no conforman con la teoría a priori de que la sostenibilidad rinde más. A continuación, analizamos las posibles razones.  Al no conocer en detalle las empresas incluidas en las carteras, ni las condiciones económicas que imperaban en los países en el período analizado, nuestro análisis puede considerarse un poco osado. Que el lector saque sus propias conclusiones.

·       En Brasil solo el grupo de las Rezagadas logró rentabilidades positivas. Lo contrario de lo que debería esperarse. Sin detalles es difícil explicarlo, pero hay varias posibilidades. Una es que las Rezagadas están en sectores industriales se han beneficiado de la coyuntura económica del período, como pueden ser las industrias extractivas. Es de destacar que el tipo de empresa que se considera Rezagada en un país puede considerarse Líder en otro.  En una muestra relativamente pequeña otros factores, pueden ser más determinantes, como comentábamos en la discusión metodológica precedente. Otra es que los inversionistas en Brasil se preocupan poco por la responsabilidad de las empresas y favorecen aquellas que muestran potencial de grandes beneficios. El argumento de la indiferencia o de la ignorancia selectiva. Y la bolsa de Valores De Sao Paulo es menos sofisticada que la de otros países más desarrollados.

·       Estas posibilidades también son válidas en el caso de Alemania, aunque son más sorprendentes ya que los inversionistas suelen ser más sofisticados y la sostenibilidad esta más difundida que en Brasil. Esto puede explicar que los rendimientos sean positivos en los tres grupos a diferencia de Brasil donde solo lo fueron para el grupo de las Rezagadas.

·       En los sectores de consumo frecuente (por ejemplo, alimentos) y de salud, el grupo de Rezagadas también tuvo mayores rendimientos. De nuevo hay varias posibles explicaciones. Una es la ya comentada de que las muestras son más pequeñas a nivel de sectores industriales, permitiendo el efecto de otros factores que afectan rentabilidad y que por la metodología no han sido controlados. Otra explicación es que en estos sectores los impulsores, los consumidores y los usuarios de servicios de salud, se preocupan más de la calidad, disponibilidad y precio que de las practicas responsables de las empresas.

·       Y en el caso de las anomalías en la relación en los sectores industriales de EE. UU., donde el tamaño de la muestra es grande y el impacto de otros factores se puede diluir, pero no eliminar, una posible explicación está en el comportamiento de los impulsores, que ya hemos comentado. Además, puede aplicar una consideración, que también puede contribuir a explicar las demás anomalías observadas, y es que las carteras construidas contienen empresas que reaccionan de manera muy diferente a los ciclos económicos y a las perspectivas de la economía. En el artículo Rendimiento de fondos responsables versus convencionales: Ni antes éramos tan buenos ni ahora somos tan malos, analizábamos las razones por las que en algunos períodos las “empresas responsables” en EE. UU. rendían más que el resto y al revés en otros períodos.  Las empresas incluidas como responsables en un periodo no habían dejado de serlo en otro. Es que tienen otras características que son más determinantes para los mercados financieros. Parte de la explicación de la contradicción es que las empresas tecnológicas, incluidas en la mayoría de las carteras, en grandes volúmenes, son calificadas como responsables, pero tienen un comportamiento bursátil cíclico. La explicación de esta contradicción estaba en la composición de las carteras no es la responsabilidad de las empresas. La utilización de períodos de tiempo que incluyen varios ciclos económicos tiende a compensar por estos efectos, pero no a eliminarlos.

 III.           En conclusión

El argumento empresarial, de la relación positiva entre sostenibilidad y rentabilidad es más factible y demostrable a nivel de empresas y prácticas individuales, aunque no es automático, no está garantizado. Depende del entorno y de la respuesta de los impulsores. Y es el argumento que es de interés de sus dirigentes.  Aunque debemos destacar que la existencia de la relación positiva puede ser de apoyo a la asunción de estas prácticas, sobre todo en transiciones, pero no debe ser determinante. 

El caso de la relación a nivel de los mercados financieros, que es el que lo que más se publicita, y que es de interés para los inversionistas que desean promover la sostenibilidad empresarial, es mucho más complejo ya que en la rentabilidad en bolsa intervienen multitud de factores, algunos no conocidos o cuantificables.  Sí es posible demostrar que algunas prácticas tienen impacto en algunos casos (un período, un grupo de empresas, un país, etc.), pero a medida que concentra para reducir el impacto de las variables ajenas a la sostenibilidad, lo hace no extrapolable ni generalizable. 

Muchas veces se lee u oye: “la responsabilidad empresarial rinde beneficios positivos en bolsa”. Puede ser, pero no es tan sencillo como parece, ni es obvio.  Y mucho menos en el corto plazo, que suele ser el horizonte de inversión de muchos inversionistas.

Y para cerrar, dos consideraciones. La primera se refiere a la definición de las variables en cuestión. Una, la rentabilidad, depende de múltiples factores y para la otra, la sostenibilidad, no hay consenso sobre su definición y mucho menos sobre su cuantificación, además de ser un concepto específico para cada empresa, de acuerdo con lo que considera los aspectos que son materiales en el contexto en que opera. Estos estudios suponen implícitamente un modelo especifico de lo que quiere decir sostenibilidad. Por ejemplo, el estudio analizado, la supone expresada a través de una veintena de indicadores, en A, en S y en G, que representan actividades que la empresa debe llevar a cabo para “ser considerada sostenible”, con una importancia relativa de cada una de acuerdo con su modelo.  Pero tanto los aspectos que son relevantes como su importancia relativa son especificos a cada empresa y alguno de los incluidos en el modelo pueden ser irrelevantes o de poca importancia.

En estos estudios estadísticos se busca la relación con una variable que depende de muchos factores con otra que no está ni definida ni es cuantificable. ¿Qué es sostenibilidad empresarial? ¡Es mucho más que la suma de las practicas responsables! [viii] No, una calificación de sostenibilidad no refleja la sostenibilidad de la empresa.

Y la segunda consideración es el problema de la gallina o el huevo: ¿quién fue primero? ¿Es la sostenibilidad empresarial la que conduce a la rentabilidad o es la rentabilidad la que facilita recursos para buscar la sostenibilidad? ¿O se autoalimentan?  De cualquier manera, es la calidad de la gestión la que ejerce de intermediario.

Con esto no queremos decir que es imposible demostrar una relación entre un concepto que depende de múltiples varales y uno que no es definible. Es posible a nivel de prácticas específicas, a nivel de una empresa individual y a nivel de mercados financieros de algunas prácticas responsables específicas, pero no de la sostenibilidad en su sentido amplio, cuando se utilizan muestras con muchas de las otras variables que afectan la rentabilidad controladas, ya sea por selección de la muestra o vía un análisis multivariable.

Lo que queremos es poner un poco de realismo al tema y advertir sobre los peligros de las generalizaciones.

¿Conduce la sostenibilidad empresarial a la rentabilidad y a la competitividad?  Puede ser, depende.



[i] La empresa tiene una responsabilidad ante la sociedad por los recursos que usa, muchos de los cuales no se pagan a su verdadero valor de mercado. Sin sociedad no hay empresa, por lo que ella tiene además un deber moral de ser responsable. Y este argumento aplica también en el caso de los inversionistas, no debería hacer falta tener que demostrar la relación positiva para interesar a inversionista en las empresas responsables, deberían hacerlo también por el argumento moral, de que es de justicia y equidad promover esos comportamientos

domingo, 17 de septiembre de 2023

¿Y qué hacen y deben/hacer los CSO? Datos llamativos sobre sostenibilidad empresarial. Parte III

 

En esta tercera parte comentaré algunos datos de una publicación que incluye un amplio análisis de la situación de la profesión del líder [1] dentro de la empresa (en adelante CSO, porque así lo denomina la publicación), basado en encuestas a nivel mundial, en grandes empresas en Europa occidental (57%) y Norteamérica (no lo dicen, pero suponemos que esta no incluye a México). Como en la parte anterior, no está de más recordar que los resultados son, en el mejor de los casos aplicables a los países y tipo de empresas de las encuestas, suponiendo que las muestras son representativas (en este caso son solamente 95 encuestados), y no son extrapolables a otras situaciones. Pero ello no obsta para no se puedan aprender lecciones de estos países, pero usándolas con cautela.

El estudio License to Transform Spencer Stuart’s 2022 Survey of Sustainability Leaders, como en el reseñado en el artículo anterior (Datos llamativos sobre sostenibilidad empresarial. Parte II: ¿Le importa la sostenibilidad al consejo? USA vs. UE) fue llevado a cabo por la empresa de consultoría gerencial SpencerStuart, basada en Chicago y con oficinas en 30 países.

Comencemos por destacar algunos datos de la muestra que son llamativos: está constituida por una mayoría de mujeres, el 54%, con un 43% de hombres (3% no responde), el 75% tiene menos de cinco años en el cargo, lo que indica que la profesión tiene un crecimiento reciente, y casi el 60% de las empresas tiene ingresos superiores a los 6 000 millones de euros y el 65% tiene más de 10 000 empleados (son grandes, o sea que cautela al extrapolar).

I.                Resultados llamativos [2]

No comentaremos todos los resultados de la encuesta, solo algunos que creemos pueden contener lecciones para los lectores en Iberoamérica.

1.      Temas prioritarios en la sostenibilidad

De los diez primeros temas mencionados, solo cuatro se refieren a aspectos sociales (Diversidad e inclusión, derechos humanos, justicia social y condiciones laborales, en las posiciones 2, 6, 9 y10), los demás son ambientales, y ninguno de gobernanza. No es de sorprender por la geografía de la muestra y confirma la prioridad del tema ambiental en detrimento de lo social y la gobernanza. [3]

2.     Expansión de responsabilidades

Entre los cuatro primeros temas que responden como de reciente asignación están los derechos humanos, estrategia empresarial, comunicaciones y diversidad e inclusión. El tema de derechos humanos está adquiriendo prioridad en las grandes empresas por las iniciativas regulatorias blandas de las Naciones Unidas y duras de la Comisión Europea. El tema de diversidad e inclusión es de reciente descubrimiento en países desarrollados, sobre todo en EE.UU.

3.     Respaldo del consejo y alta dirección

Notable el supuesto respaldo y prioridad a los temas de sostenibilidad empresarial que dicen recibir. A lo mejor la pregunta era “como es en su empresa” y respondieron a “como le gustaría que fuera en su empresa”. En otras palabras, puede haber un sesgo en las respuestas.  Parece que viven en un mundo casi ideal, o es que hay un gran progreso (es oportuno recordar que se responden a las preguntas que se formulan y el diseño y lenguaje de la encuesta puede estimular un tipo de respuestas).


4.     Liderazgo del CSO

El 71% de los encuestados creen que su responsabilidad es transformar el negocio para que sea sostenible y adaptado al futuro.  Ojalá tengan la autoridad y recursos para lograrlo.  En función del respaldo que parecen tener, puede ser factible

5.     Magnitud del equipo

La magnitud del equipo es importante pero no determinante, ya que son criticas la autoridad, credibilidad, competencia percibida y el respaldo con se cuenta. Al final del día todos los empleados son responsables y como comentábamos arriba, la integración y participación de todos es determinante. [4] En las respuestas, el tamaño es relativamente pequeño, para empresas de la magnitud mencionada, pero parecen tener gran respaldo, aunque no podemos decir nada sobre su efectividad ya que ello no estuvo incluido en la encuesta. 53% tienen menos de 10 empleados, pero hay 4 empresas que dicen tener más de cien (¡!) (a lo mejor tienen interpretaciones diferentes de las preguntas).

6.     Destrezas necesarias

Una pregunta sobre cuáles serán las destrezas necesarias en el futuro ofrece respuestas con alto potencial de utilidad para los actuales y aspirantes CSO en Iberoamérica (se podían seleccionar hasta tres opciones). ¡A prepararse!

Nótese que las tradicionales de conocimiento técnico tienen porcentajes muy bajos, posiblemente porque ya lo tienen. Las más votadas son el análisis de datos, pensamiento interdisciplinario y gestión del cambio.

7.     Retos para la implementación

Con mucha diferencia el principal reto es la carencia de destrezas a lo largo de la empresa para implementar la estrategia. No es sorprendente siendo un tema relativamente nuevo en la gestión empresarial y contando con obstáculos como escasez de recursos, conflicto con la rentabilidad, culturas no conducentes y oposición de algunos grupos internos.  Supondría que en países con institucionalidad menos desarrollada y para empresa de menor tamaño, los principales obstáculos serían la escasez de recursos y carencia de conocimientos.

8.     A quien le reportan

La pregunta que más interés suscita en los aspirantes a CSO. Hay una gran variedad, pero las dos mayores son: al CEO, el 46%, y al Chief Strategy Officer el 10%. Casi el 70% responde que tienen una posición senior dentro de la empresa.[5] ¿Realidad o deseo?

9.     Influencia de la sostenibilidad

Con respecto a donde creen que las acciones en sostenibilidad tienen mayor influencia, el 85% cree que tienen una influencia substancial o mucha en la estrategia empresarial, 77% en la percepción de los consumidores o clientes y el 75% en la atracción de talento. Las dos áreas donde menor influencia dicen tener es en la mejora de los ingresos y en la reducción de costos (48% y 38% respectivamente. O sea que, según los encuestados, la sostenibilidad tiene menor influencia en el argumento empresarial (contribución a los beneficios monetarios).

De nuevo, repito mi obsesión por no sacar conclusiones sin conocer bien la muestra y en este caso los resultados dependen de la mezcla de empresas consultadas ya que la influencia puede ser muy diferente en las empresas de alimentos de consumo masivo que en las de energía, por ejemplo. Y en este caso son solo 95 empresas. Además, recordar que, si la pregunta no está en la encuesta, no lo están las respuestas.

10.   Engastado de la sostenibilidad

Las áreas donde dicen que está más engastada la sostenibilidad son las comunicaciones con un 86% (substancialmente y mucho), 77% en la estrategia y 73% en la gestión de riesgos. Las dos áreas donde menos lo está son las de los presupuestos de los departamentos funcionales y la selección de los dirigentes, ambos con 33%. Esto puede ser un reflejo de la relativa novedad de la sostenibilidad ya que se empieza por incluir en la estrategia y en la comunicación (intención de hacer y decir que se hace) y tarda tiempo en reflejarse en las áreas donde efectivamente se hace. Lector: discúlpame el cinismo.

II.             Apreciaciones

Adicionalmente, como consecuencia de los resultados de las encuestas, y es de suponer que de su experiencia en consultoría, los autores ofrecen una serie de apreciaciones para los consejeros y alta gerencia y para los líderes de la función dentro de las empresas que pueden ser útiles. Para hacerlos más relevantes a los lectores los he condensado, “traducido” y editado en base a mis experiencias, pero no los he cambiado.

  • · El apoyo del Consejo y de la alta gerencia es importante, pero no suficiente. Los CSO necesitan además disponer de autoridad y recursos y sobre todo apoyo para integrar la sostenibilidad en la empresa y exigir responsabilidades.
  •  Necesitan un conocimiento del modelo de negocio, de los procesos y sobre todo de la cultura de la empresa para la implementación de la estrategia. 
  • La moderna función de sostenibilidad empresarial va más allá de la gestión cotidiana y requiere un conjunto de destrezas en gestión, en particular la capacidad de analizar y procesar información, amplia visión del negocio y la gestión del cambio y de equipos multidisciplinarios.

o   Y añado: una de sus principales responsabilidades es contribuir a desarrollar una cultura de sostenibilidad.[6]

  •  Tener una visión de largo plazo ya que la función no desaparecerá en el futuro cercano y buena parte de su tiempo se deberá dedicar al desarrollo de estrategias y planes de implementación.
  • Los aspectos para considerar se están expandiendo y profundizando lo que requiere participación en aspectos no tradicionales, como el diseño de los productos y servicios y la gestión de riesgos.

o   Y añado: Poco a poco la estrategia del negocio estará siendo dictada por la estrategia de sostenibilidad y no al revés, como es ahora en la gran mayoría de las empresas.

  • La evaluación de su rendimiento es diferente al resto de los dirigentes y se debe basar en gran medida en logro de los objetivos de sostenibilidad, no los de rendimientos financieros, que es con lo que evaluarán a la empresa.

o   Y añado: en la estipulación de los incentivos positivos y negativos, monetarios y no monetarios la responsabilidad del consejo y de la alta gerencia es primaria.




[1] Había escrito “responsable” y lo cambié a “líder” cuando mi subconsciente me recordó que “responsables” son todos los que trabajan en la empresa.

[4] En un panel con la responsable en Starbucks le pregunté sobre el tamaño del equipo: “directamente yo y mi asistente, indirectamente, todo el personal”.