sábado, 4 de febrero de 2023

Responsabilidad social de la banca española: ¿De quién son los beneficios extraordinarios?


La banca española ha estado en el debate público recientemente por las buenas y por las malas: por el cierre de oficinas y reducción del personal en gran escala [i] y por la obtención de beneficios extraordinarios. Ello ha excitado la atención de algunos stakeholders, que en condiciones normales no se preocupaban mucho por las actividades de la banca más allá de la accesibilidad, costo y crecimiento de su dinero. [ii] Esta reciente situación despertó el interés de los aportantes de fondos, que se rebelaron por la reducción en tiempo y espacio del servicio, y en particular, del gobierno que ha estado considerando imponer impuestos especiales a las ganancias extraordinarias.


En este articulo analizamos lo que debería hacer la banca con los beneficios extraordinarios que ha generado desde el punto de vista de su responsabilidad ante la sociedad y de la justicia social, que no es lo que establecen las leyes. El objetivo es mostrar lo que sería deseable para una banca que se precia de ser responsable (en algunos aspectos), aunque ello enfrente dificultades ante la realidad actual.

I.                Responsabilidad de la banca comercial

Analicemos la responsabilidad de la banca española en este contexto. Para no complicar la discusión dividiremos a sus stakeholders en solo cinco grandes grupos: shareholders, dirigentes, clientes, empleados, y el estado que representa a la sociedad en general.

De una u otra manera, cada uno de los grandes bancos han profesado abierta y públicamente la prioridad que le dan a algunos de sus stakeholders, más allá de los accionistas, en especial a los clientes y en menor grado a los empleados. [iii] A los accionistas y dirigentes no se lo han anunciado, se lo han demostrado tangiblemente a través de aumentos significativos en el rendimiento de sus inversiones y bonificaciones. Y el interés en los intereses (cacofonía) del Estado, que supuestamente representa a la sociedad en general, se lo han expresado con el rechazo a la intervención en sus actividades.

Es en las situaciones anormales, en la bonanza y en la adversidad, cuando se aprecia el verdadero carácter de las personas y de las instituciones (conjuntos de personas, procesos, culturas, procedimientos, políticas, etc.). Es en estas situaciones que podemos analizar como ejercen su responsabilidad ante la sociedad.  Consideremos esa responsabilidad ante las ganancias extraordinarias obtenidas.

De que los dirigentes pueden hacer lo que quieran con las ganancias extraordinarias, dentro de las leyes vigentes, no hay duda. El problema no es lo que pueden hacer, sino lo que deben hacer.  Recordemos que son intermediarios financieros de recursos del público, con licencia legal para operar otorgada por el estado, y como tal tienen una responsabilidad con TODOS los aportantes de recursos. Y aquí nos referimos solo a un grupo de los stakeholders.

En los bancos comerciales la inmensa mayoría de los recursos provienen del público via sus depósitos y la adquisición de sus valores de deuda en los mercados.  Una pequeña parte proviene de los aportes de los accionistas y de las ganancias retenidas en el negocio. En general las proporciones de recursos suelen ser 90/10, en términos de su valor en libros (para el aporte efectivo se debe considerar el valor de mercado del capital, que es lo que los accionistas tienen comprometido). [iv]

II.             ¿De quién son las ganancias extraordinarias? ¿Qué/quién las generó?

En realidad, la pregunta es válida también para las ganancias ordinarias, pero nos concentraremos en las extraordinarias por el interés y la controversia que han despertado.

1.      ¿Cómo se han generado las ganancias extraordinarias?

Legalmente las ganancias, sean ordinarias o extraordinarias, pertenecen a las instituciones, pero por las características de su financiación éstas no se pueden considerar por encima de la sociedad como su fueran una institución supranacional que no depende de ningún estado. Son empresas de servicio público. Se dirá que operan en mercado competitivo y por ende tiene derecho al fruto de sus esfuerzos.  Pero en esto debemos hacer dos consideraciones: (1) ¿son los beneficios extraordinarios resultado de una extraordinaria gestión o más bien se deben a factores exógenos?; y (2) ¿se deben a que operan en un mercado oligopólico, donde la competencia es más aparente que real, por lo que no están llevando a mejores servicios y menores márgenes de intermediación? Compiten sí, pero aun cuando no haya colusión actúan de forma semejante y se escudan unas con las otras. Difícilmente se puede esperar que reduzcan los márgenes de intermediación y presten mejores servicios como consecuencia de la competencia.

Su licencia exige, y su principal responsabilidad es, prestar una intermediación eficiente y efectiva.  Claro está que no es fácil definir con precisión lo que esto quiere decir, pero sí podemos decirlo cuando no lo es. Lo es cuando tratan de reducir costos y ser lo más eficiente posibles en su gestión, pero solo si mantienen la efectividad de la intermediación. El reciente caso del cierre de oficinas, la reducción del personal, limitaciones a algunas transacciones, comisiones y restricciones y la amplia digitalización, que afecta seriamente a un segmento de la población, son un buen ejemplo del conflicto entre eficiencia y efectividad.

No tiene nada de malo ganar mucho dinero, siempre que sea obtenido respetando las legislaciones y regulaciones vigentes, pero estas regulaciones y legislaciones no contemplan cuationes de equidad y justicia en la distribución a las partes que las han contribuido a generar. ¿Y quiénes son? ¿solo los accionistas?  ¿los dirigentes?

En general, después de repartir las bonificaciones extraordinarias a los dirigentes de acuerdo con sus contratos laborales y de haber retenido las ganancias que se consideran prudentes para el nivel de capital que es necesario para mantener la solvencia requerida por el Banco Central Europeo (que ha advertido a los bancos sobre la necesidad el preservar el capital [v]), se dice que el remanente “le corresponde” a los accionistas y se puede repartir en varias formas: dividendos en efectivo, dividendos en acciones y recompra de las acciones en el mercado bursátil. [vi] Y este el quid de la cuestión, el supuesto de que los accionistas son dueños de las empresas y que tienen derecho al “residual”, lo cual es una falacia perpetuada por la creencia y enseñanzas de que la maximización de beneficios financieros es el propósito y razón de ser de la empresa. [vii]

Analicemos brevemente el aporte de recursos a un banco comercial. Los recursos que gestiona un banco comercial vienen, en general, de los depósitos del público, de los préstamos de terceros, de la venta de valores negociables de deuda, de aportes de capital (originales y de aumentos) y de las ganancias retenidas. El patrimonio neto (capital y ganancias retenidas) suele ser del orden del 10% de los recursos totales.  Cada uno de los aportantes recibe una remuneración por el uso de esos recursos, en función del riesgo que corren, o sea inversamente a la prioridad que tienen sobre los recursos en caso de liquidación o de absorción de pérdidas.

Pero ¿es justo que buena parte de las ganancias extraordinarias se repartan solo a los accionistas, cuando hay muchos otros aportantes de fondos que han contribuido?  Lo cierto es que ninguno de ellos ha hecho nada especial para la obtención de las ganancias extraordinarias, que se deben mayormente a las circunstancias del ciclo económico y la guerra en Ucrania que ha contribuido a la inflación y por ende a la elevación de los márgenes de intermediación de la banca.  Las tasas de interés que se cobran sobre las colocaciones suelen ser más flexibles que las que se pagan sobre los pasivos. A lo mejor los dirigentes tienen algo de crédito por haber posicionado a sus bancos estratégicamente para capturar los beneficios, pero ellos ya tienen la remuneración ligada a esos resultados y habrán recibido su recompensa de acuerdo a sus contratos.

2.     Ganancias extraordinarias, reparto a accionistas

Sin entrar en muchos detalles, algunos titulares de prensa, con nexos a su contenido y algún comentario:

Sabadell se dispara en Bolsa tras rozar beneficios récord y elevar el ‘pay out’ (Repartirá entre los accionistas 430 millones de euros que se repartirán en partes iguales entre un pago en efectivo y recompras de acciones).

La banca se lanza a la recompra de acciones para remunerar a sus inversores

Caixabank gana 3.145 millones en 2022, un 39,8% menos por el efecto de la fusión, y pagará el 55% en dividendos (Eleva a doble dígito los márgenes bancarios).

Caixabank gana menos, pero tiene una proporción de pago de dividendos relativamente elevada, presumiblemente para no reducir el monto absoluto del dividendo, pero con ello reduce su base de capital para las operaciones crediticias. Accionistas primero. En realidad, los resultados han sido buenos, ya que sin tener en cuenta el impacto de la fusión, el resultado de 2022 crece un 29,7%.

BBVA bate su récord de beneficios y repartirá el mayor dividendo en efectivo de los últimos 14 años

  

Fuente: Cinco Días

El presidente del banco, Carlos Torres Vila afirma que los únicos que tienen derecho a esas ganancias extraordinarias son los accionistas:

“Tenemos un compromiso de devolución muy claro de cara al accionista. Hemos querido mandar un mensaje de que estamos en la parte alta del rango del payout y tenemos una perspectiva muy buena de que si las cosas van bien podemos tener una remuneración adicional con los accionistas en línea con el año pasado a través de recompra de acciones”.

Santander gana 9.605 millones en 2022 y logra su mayor beneficio histórico (Dispara los márgenes típicos bancarios a doble dígito).

Aunque hay algunas excepciones como el caso de Abanca, que redujo la proporción de beneficios que se reparten como dividendos para ahorrar recursos para posibles expansiones del negocio (Abanca reduce el ‘pay out’ del 40% al 25% para contar con capital ante posibles compras).

3.      Oposición a impuestos especiales.

También algunos titulares y nexos:

La banca trabaja contra reloj para tumbar el impuesto al sector alegando inconstitucionalidad   

Botín critica el impuesto a la banca tras reunirse con Sánchez en Davos

Y la presidente del Santander, en su oposición a los impuestos especiales dice (Ana Botín, sobre el gravamen a la banca: “Pagamos más impuestos, pero que paguen todos”):

“Los bancos concedemos crédito y lo hacemos en función del capital que disponemos. Si pagamos impuestos habrá menos capital para dar crédito o menos capital para repartir entre los accionistas” (énfasis añadido).

¡De acuerdo con que todos paguen los impuestos que tocan! Pero también se reduce el capital si se hacen distribuciones extraordinarias de dividendos y se recompran acciones, recursos que podrían utilizarse para expandir las operaciones crediticias de los bancos. !Que no nos tomen por tontos!.

Estas declaraciones del BBVA y del Santander reflejan la prioridad de los accionistas ya que son estos los que directa o indirectamente eligen a los dirigentes y determinan su futuro, no es el Estado ni los aportantes de fondos, no los otros stakeholders.

Pero como parte de la distribución la presidente anunció que el Santander subirá un 4,5% el sueldo a todos sus empleados en España. Laudable, pero no a los empleados de los otros países que han contribuido a las ganancias extraordinarias como Argentina o Brasil, quizás porque en esos países no se amenazado con impuestos especiales o los sindicatos no han reclamado, como es el caso de España.  España representa solo el 18% de los beneficios del grupo.

Fuente: El País

III.           Distribución de las ganancias extraordinarias.

En la discusión que sigue no nos referimos a los derechos legales sobre las ganancias extraordinarias, que son claros, nos referimos a los que sería de justicia y equidad. Si las ganancias extraordinarias se pueden atribuir a la acción de algunas de las partes involucradas, tienen derecho a ellas, pero en este caso parecen ser en gran medida debidas a factores fuera del control de esas partes.

Entonces sería de justicia que se repartieron en función de los aportes de recursos que han permitido lograrlas, después de haber retribuido debidamente a los dirigentes, que tienen bonificaciones relacionadas con los beneficios financieros, y a los empleados, que no las suelen tener, por su contribución a la gestión.

La siguiente tabla incluye una posible guía.  

STAKEHOLDERS

REPARTO EN FUNCIÓN DE SU CONTRIBUCIÓN

Accionistas

Dividendos en proporción a su contribución a los recursos utilizados

Dirigentes

Mejores remuneraciones, por su contribución a la mejora

Clientes

Menores tasas a los demandantes de recursos y mayores a los aportantes.

Empleados

Mejores condiciones laborales

Estado/Sociedad

A quien esté en mejor capacidad de beneficiar a la sociedad (ver discusión)


IV.           El caso análogo de las empresas de combustibles fósiles.

El caso tiene muchas analogías con las ganancias extraordinarias de las empresas de combustibles fósiles a nivel mundial. También en este caso algunos gobiernos han propuesto impuestos especiales y las empresas han tenido una reacción semejante a la de la banca española: repartir parte de esas ganancias a los accionistas vía dividendos extraordinarios, dividendos en acciones y recompra de acciones en el mercado bursátil (que tiene un efecto semejante). La respuesta del CEO de ExxonMobil a las críticas de que, en esta época de crisis, no está compartiendo con la sociedad parte de las ganancias extraordinarias es ilustrativa: “Claro que lo hacemos, pagamos dividendos extraordinarios a los que poseen nuestras extraordinarias acciones”. Algo parecido podría decir la banca española.

En ese caso sugeríamos que lo responsable y más conveniente para el futuro de las empresas es que esas ganancias extraordinarias fueran utilizadas para financiar la transición a energías limpias en vez de repartirás a los accionistas. [viii]

V.              ¿Se justifican impuestos especiales a la banca?

El gobierno ha estado considerando la imposición de impuestos especiales a estas ganancias, en principio porque le parecen extraordinarias, como si no les pertenecieran, como si pertenecieran al país. No es el argumento que usa, pero de acuerdo con la discusión anterior, el estado, que supuestamente representa a la sociedad, se vería justificado al actuar de intermediario entre los bancos y la sociedad, distribuyendo los recursos recibidos. Pero es estado no un intermediario ni eficiente ni efectivo y es muy posible que los beneficios se pierdan en el camino, en la burocracia, además de lo imposible que sería una distribución que reflejara la contribución de los componentes de la sociedad a esas ganancias extraordinarias.  Sería un instrumento muy burdo.

El caso de la banca comercial tiene una importante diferencia con las empresas de combustibles fósiles y es que la mayoría de los recursos provienen del público, en tanto que en las empresas de combustibles fósiles provienen de instituciones financieras e inversionistas. De allí que este caso alegamos por compartirlos con todos los aportantes de recursos que les han permitido lograrlos, no solo con los aportantes del, digamos 10%, de los aportantes de capital. 

Si bien es cierto que el resto de los recursos han sido remunerados, supuestamente a tasas que reflejan el riesgo, todo ello es bajo condiciones normales. En este caso los aportantes de recursos no pueden pedir una mayor remuneración, ni los deudores pueden exigir menores tasas, o sea una reducción del margen de intermediación, por el poder cuasi monopólico de esa banca.

En el caso de las empresas de combustibles fósiles, donde algunos gobiernos también han propuesto impuestos especiales a las ganancias extraordinarias, propusimos que el monto de las inversiones que esas empresas hicieran en la transición a energías limpias fuera deducible de ese impuesto. Si invirtieran todas las ganancias extraordinarias en energía limpia, no pagarían nuevos impuestos netos.

En el caso de la banca se puede proponer que el monto de las inversiones nuevas, incrementales, para la prestación de mejores servicios, y la reducción del margen de intermediación, sean deducibles de esos impuestos especiales. O se los pagan al estado o los invierten la mejora de sus servicios y márgenes.

VI.           ¿Factible? ¿Utópico?

Seguro que estas ideas no son factibles.  Los bancos comerciales en España son, individualmente, instituciones muy poderosas, y en el agregado no se diga.  Si bien es claro que no son una cooperativa, podrían, de manera voluntaria, devolverle alguna parte de estas ganancias a sus aportantes de fondos y prestamistas, además de a los accionistas, dirigentes y empleados, lo cual, si bien es técnica y legalmente factible, es muy, muy poco probable.

Si tuvieran que mostrar su responsabilidad ante la sociedad, para mitigar la situación descrita de reducción de la efectividad de la intermediación que han efectuado aun ante los extraordinarios beneficios, preferirían optar por medidas de muy bajo costo, que no otorgaran derechos, que no sentaran precedentes y que tuvieran alguna rentabilidad eventual. Preferirían medidas como la educación financiera, asistencia a algunos segmentos desventajados de la población, pintar de verde y social a las actividades tradicionales y gastar recursos en campañas publicitarias (como el nuevo lema de Caixabank: “Estar cerca de las personas para todo lo que importa”).

De nuevo, esto puede parecer utópico, no factible, de muy difícil implementación práctica, pero el mensaje subyacente es válido: la banca se puede quedar con los beneficios producto de su destreza, pero no de aquellas que han sido debidas a una explotación de la impotencia de depositantes, acreedores y deudores, que no tienen la flexibilidad de adaptarse a las nuevas condiciones. Muchos no pueden cambiar fácilmente de banco, ya sea en sus depósitos o en sus préstamos. Y aun si pudieran tendrían costos.  Lo que fortalece el monopolio colectivo de la banca.

Pero la alternativa de que lo gestione el Estado no es muy halagüeña, como comentábamos arriba.  Y que los bancos comerciales decidan subir las tasas a sus depósitos o reducir las de sus préstamos, en función de la competencia, no parece factible tampoco.

Como mencionábamos, el conjunto de la banca en España es un oligopolio de facto.

VII.         En resumen

¿De quién son las ganancias extraordinarias de la banca comercial? Legalmente de la banca. En términos de justicia y equidad, son de los que han contribuido a lograrlas: dirigentes, empleados, accionistas y clientes, en proporción a su contribución.  Pero como son mayormente debidas a factores fuera del control de estos grupos, la distribución se complica.

Pero, ¿Qué posibilidades hay para su distribución?:  (1) Del gobierno a la sociedad vía impuestos especiales, pero es un instrumento ineficiente e injusto con lo que han generado los beneficios; (2) via contribuciones voluntarias de los bancos a sus clientes y lo que corresponda a dirigentes y empleados por su contribución a la gestión, y los accionistas en proporción a sus aportes de recursos a valor de mercado, pero no solo a los accionistas; (3) reinversión en el negocio para expandir el crédito, cobertura, calidad de servicios, etc.; y, (4) combinación de estas últimas dos.

La actual estrategia de pagar dividendos extraordinarios y recomprar las acciones en el mercado es la que mejora el precio de la acción, y contenta a los accionistas, pero es la menos responsable ante la sociedad. La decisión de retener esas ganancias es la más responsable desde el punto de vista financiero, para hacerle frente a los vaivenes de los ciclos económicos, mejorar su resiliencia y ampliar la intermediación. Pero una combinación de las dos mencionadas arriba es más socialmente responsable.

Y nótese que no hemos propuesto regulaciones a los precios de los productos y servicios de la banca (hipotecas, depósitos, etc.), que solo introducen distorsiones, pero sí es necesario fomentar la intensificación de la competencia entre los bancos.


ADDENDUM:

Simultáneamente a la publicación de este artículo, El País publicó este (5/2/2023):

Los beneficios récord de la banca inflaman el debate sobre las hipotecas y los impuestos (Santander, BBVA y CaixaBank suman ganancias conjuntas de 19.000 millones en plena escalada de los tipos de interés, mientras encarecen los préstamos y remuneran los depósitos por debajo de la media europea)



[iv] Por ejemplo, al 1 de febrero del 2023 el valor de mercado a valor de libros para el BBVA era de 0,983 y 0,69 para el Santander.

[v] Y el Banco Central Europeo advierte de que los repartos de beneficios, via dividendos en efectivo, acciones o recompra de acciones reducen el capital de respaldo para afrontar los riesgos, de acuerdo con sus regulaciones. El BCE aumenta la presión sobre la banca y pide precaución con el pago de bonus a los directivos

[vi] Para un breve análisis de las razones y efectos de la recompra de acciones ver la sección I del artículo Greenwashing a la grande I: Recompra de acciones ligadas a la sostenibilidad.

[vii] Ver el amplio análisis de esta falacia en mi artículo ¿De quién es la empresa? 


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