La banca
española ha estado en el debate público recientemente por las buenas y por las
malas: por el cierre de oficinas y reducción del personal en gran escala [i]
y por la obtención de beneficios extraordinarios. Ello ha excitado la atención de algunos stakeholders,
que en condiciones normales no se preocupaban mucho por las actividades de la
banca más allá de la accesibilidad, costo y crecimiento de su dinero. [ii]
Esta reciente situación despertó el interés de los aportantes de fondos, que se
rebelaron por la reducción en tiempo y espacio del servicio, y en particular,
del gobierno que ha estado considerando imponer impuestos especiales a las
ganancias extraordinarias.
En este articulo analizamos lo que debería hacer la banca con los beneficios extraordinarios que ha generado desde el punto de vista de su responsabilidad ante la sociedad y de la justicia social, que no es lo que establecen las leyes. El objetivo es mostrar lo que sería deseable para una banca que se precia de ser responsable (en algunos aspectos), aunque ello enfrente dificultades ante la realidad actual.
I.
Responsabilidad de la banca comercial
Analicemos la
responsabilidad de la banca española en este contexto. Para no complicar la
discusión dividiremos a sus stakeholders en solo cinco grandes grupos: shareholders,
dirigentes, clientes, empleados, y el estado que representa a la sociedad en
general.
De una u otra
manera, cada uno de los grandes bancos han profesado abierta y públicamente la prioridad
que le dan a algunos de sus stakeholders, más allá de los accionistas, en
especial a los clientes y en menor grado a los empleados. [iii]
A los accionistas y dirigentes no se lo han anunciado, se lo han demostrado
tangiblemente a través de aumentos significativos en el rendimiento de sus
inversiones y bonificaciones. Y el interés en los intereses (cacofonía) del Estado,
que supuestamente representa a la sociedad en general, se lo han expresado con
el rechazo a la intervención en sus actividades.
Es en las situaciones
anormales, en la bonanza y en la adversidad, cuando se aprecia el verdadero carácter
de las personas y de las instituciones (conjuntos de personas, procesos, culturas,
procedimientos, políticas, etc.). Es en estas situaciones que podemos analizar como
ejercen su responsabilidad ante la sociedad.
Consideremos esa responsabilidad ante las ganancias extraordinarias
obtenidas.
De que los
dirigentes pueden hacer lo que quieran con las ganancias extraordinarias,
dentro de las leyes vigentes, no hay duda. El problema no es lo que pueden
hacer, sino lo que deben hacer. Recordemos que son intermediarios
financieros de recursos del público, con licencia legal para operar otorgada
por el estado, y como tal tienen una responsabilidad con TODOS los
aportantes de recursos. Y aquí nos referimos solo a un grupo de los stakeholders.
En los bancos
comerciales la inmensa mayoría de los recursos provienen del público via sus
depósitos y la adquisición de sus valores de deuda en los mercados. Una pequeña parte proviene de los aportes
de los accionistas y de las ganancias retenidas en el negocio. En general
las proporciones de recursos suelen ser 90/10, en términos de su valor en
libros (para el aporte efectivo se debe considerar el valor de mercado del
capital, que es lo que los accionistas tienen comprometido). [iv]
II.
¿De quién son las ganancias extraordinarias? ¿Qué/quién las generó?
En realidad, la pregunta
es válida también para las ganancias ordinarias, pero nos concentraremos en las
extraordinarias por el interés y la controversia que han despertado.
1.
¿Cómo se han generado las ganancias extraordinarias?
Legalmente las
ganancias, sean ordinarias o extraordinarias, pertenecen a las instituciones, pero
por las características de su financiación éstas no se pueden considerar por encima
de la sociedad como su fueran una institución supranacional que no depende de
ningún estado. Son empresas de servicio público. Se dirá que operan en mercado competitivo y por
ende tiene derecho al fruto de sus esfuerzos.
Pero en esto debemos hacer dos consideraciones: (1) ¿son los
beneficios extraordinarios resultado de una extraordinaria gestión o más bien
se deben a factores exógenos?; y (2) ¿se deben a que operan en un mercado oligopólico, donde la competencia es más aparente que real, por lo que no están llevando a mejores servicios y menores márgenes de intermediación? Compiten sí, pero aun cuando
no haya colusión actúan de forma semejante y se escudan unas con las otras. Difícilmente
se puede esperar que reduzcan los márgenes de intermediación y presten mejores servicios como consecuencia
de la competencia.
Su licencia
exige, y su principal responsabilidad es, prestar una intermediación eficiente
y efectiva. Claro está que no es fácil definir con
precisión lo que esto quiere decir, pero sí podemos decirlo cuando no lo es. Lo
es cuando tratan de reducir costos y ser lo más eficiente posibles en su
gestión, pero solo si mantienen la efectividad de la intermediación. El
reciente caso del cierre de oficinas, la reducción del personal, limitaciones a
algunas transacciones, comisiones y restricciones y la amplia digitalización,
que afecta seriamente a un segmento de la población, son un buen ejemplo del
conflicto entre eficiencia y efectividad.
No tiene nada de
malo ganar mucho dinero, siempre que sea obtenido respetando las legislaciones
y regulaciones vigentes, pero estas regulaciones y legislaciones no contemplan cuationes de equidad y justicia en la distribución a las partes que las han contribuido a
generar. ¿Y quiénes son? ¿solo los accionistas?
¿los dirigentes?
En general,
después de repartir las bonificaciones extraordinarias a los dirigentes de acuerdo
con sus contratos laborales y de haber retenido las ganancias que se consideran
prudentes para el nivel de capital que es necesario para mantener la solvencia requerida
por el Banco Central Europeo (que ha advertido a los bancos sobre la necesidad
el preservar el capital [v]),
se dice que el remanente “le corresponde” a los accionistas y se puede
repartir en varias formas: dividendos en efectivo, dividendos en acciones y
recompra de las acciones en el mercado bursátil. [vi]
Y este el quid de la cuestión, el supuesto de que los accionistas son dueños
de las empresas y que tienen derecho al “residual”, lo cual es una falacia
perpetuada por la creencia y enseñanzas de que la maximización de beneficios
financieros es el propósito y razón de ser de la empresa. [vii]
Analicemos brevemente
el aporte de recursos a un banco comercial. Los recursos que gestiona un
banco comercial vienen, en general, de los depósitos del público, de los
préstamos de terceros, de la venta de valores negociables de deuda, de aportes
de capital (originales y de aumentos) y de las ganancias retenidas. El
patrimonio neto (capital y ganancias retenidas) suele ser del orden del 10% de
los recursos totales. Cada uno de los
aportantes recibe una remuneración por el uso de esos recursos, en función del
riesgo que corren, o sea inversamente a la prioridad que tienen sobre los
recursos en caso de liquidación o de absorción de pérdidas.
Pero ¿es justo
que buena parte de las ganancias extraordinarias se repartan solo a los
accionistas, cuando hay muchos otros aportantes de fondos que han contribuido? Lo cierto es que ninguno de ellos ha hecho
nada especial para la obtención de las ganancias extraordinarias, que se
deben mayormente a las circunstancias del ciclo económico y la guerra en
Ucrania que ha contribuido a la inflación y por ende a la elevación de los márgenes
de intermediación de la banca. Las tasas
de interés que se cobran sobre las colocaciones suelen ser más flexibles que
las que se pagan sobre los pasivos. A lo mejor los dirigentes tienen algo de
crédito por haber posicionado a sus bancos estratégicamente para capturar los beneficios,
pero ellos ya tienen la remuneración ligada a esos resultados y habrán recibido
su recompensa de acuerdo a sus contratos.
2.
Ganancias extraordinarias, reparto a accionistas
Sin entrar en
muchos detalles, algunos titulares de prensa, con nexos a su contenido y algún
comentario:
Sabadell se dispara en Bolsa tras rozar
beneficios récord y elevar el ‘pay out’ (Repartirá entre los accionistas 430 millones de
euros que se repartirán en partes iguales entre un pago en efectivo y recompras
de acciones).
La banca se lanza a la recompra de
acciones para remunerar a sus inversores
Caixabank gana 3.145 millones en 2022, un
39,8% menos por el efecto de la fusión, y pagará el 55% en dividendos (Eleva a doble dígito los márgenes
bancarios).
Caixabank gana
menos, pero tiene una proporción de pago de dividendos relativamente elevada, presumiblemente
para no reducir el monto absoluto del dividendo, pero con ello reduce su
base de capital para las operaciones crediticias. Accionistas primero.
En realidad, los resultados han sido buenos, ya que sin tener en cuenta el
impacto de la fusión, el resultado de 2022 crece un 29,7%.
BBVA bate su récord de beneficios y
repartirá el mayor dividendo en efectivo de los últimos 14 años
El presidente del
banco, Carlos Torres Vila afirma que los únicos que tienen derecho a
esas ganancias extraordinarias son los accionistas:
“Tenemos un compromiso de devolución muy claro de cara al accionista. Hemos querido mandar un mensaje de que estamos en la parte alta del rango del payout y tenemos una perspectiva muy buena de que si las cosas van bien podemos tener una remuneración adicional con los accionistas en línea con el año pasado a través de recompra de acciones”.
Santander gana 9.605 millones en 2022 y
logra su mayor beneficio histórico (Dispara los márgenes típicos bancarios a doble
dígito).
Aunque hay
algunas excepciones como el caso de Abanca, que redujo la proporción de
beneficios que se reparten como dividendos para ahorrar recursos para posibles
expansiones del negocio (Abanca reduce el ‘pay out’ del 40% al 25%
para contar con capital ante posibles compras).
3.
Oposición a impuestos especiales.
También algunos
titulares y nexos:
La banca trabaja contra reloj para tumbar
el impuesto al sector alegando inconstitucionalidad
Botín critica el impuesto a la banca tras
reunirse con Sánchez en Davos
Y la presidente
del Santander, en su oposición a los impuestos especiales dice (Ana Botín, sobre el gravamen a la banca:
“Pagamos más impuestos, pero que paguen todos”):
“Los bancos concedemos crédito y lo hacemos en función del capital que
disponemos. Si pagamos impuestos habrá menos capital para dar crédito o
menos capital para repartir entre los accionistas” (énfasis añadido).
¡De acuerdo con que todos paguen los impuestos que tocan! Pero también se reduce el capital si se hacen distribuciones extraordinarias de dividendos y se recompran acciones, recursos que podrían utilizarse para expandir las operaciones crediticias de los bancos. !Que no nos tomen por tontos!.
Estas declaraciones
del BBVA y del Santander reflejan la prioridad de los accionistas ya que son
estos los que directa o indirectamente eligen a los dirigentes y determinan su
futuro, no es el Estado ni los aportantes de fondos, no los otros stakeholders.
Pero como parte
de la distribución la presidente anunció que el Santander subirá un 4,5% el sueldo a todos
sus empleados en España. Laudable, pero
no a los empleados de los otros países que han contribuido a las ganancias
extraordinarias como Argentina o Brasil, quizás porque en esos países no se
amenazado con impuestos especiales o los sindicatos no han reclamado, como es
el caso de España. España representa solo el 18% de los beneficios del grupo.
III.
Distribución de las ganancias extraordinarias.
En la discusión
que sigue no nos referimos a los derechos legales sobre las ganancias
extraordinarias, que son claros, nos referimos a los que sería de justicia y
equidad. Si las ganancias extraordinarias se pueden atribuir a la acción de
algunas de las partes involucradas, tienen derecho a ellas, pero en este caso
parecen ser en gran medida debidas a factores fuera del control de esas
partes.
Entonces sería de
justicia que se repartieron en función de los aportes de recursos que han
permitido lograrlas, después de haber retribuido debidamente a los
dirigentes, que tienen bonificaciones relacionadas con los beneficios financieros,
y a los empleados, que no las suelen tener, por su contribución a la gestión.
La siguiente tabla incluye una posible guía.
STAKEHOLDERS |
REPARTO EN FUNCIÓN DE SU
CONTRIBUCIÓN |
Accionistas |
Dividendos en proporción a su contribución a los recursos utilizados |
Dirigentes |
Mejores remuneraciones, por su
contribución a la mejora |
Clientes |
Menores tasas a los demandantes de recursos y mayores a los aportantes. |
Empleados |
Mejores condiciones laborales |
Estado/Sociedad |
A quien esté en mejor capacidad de beneficiar a la sociedad (ver
discusión) |
IV.
El caso análogo de las empresas de combustibles fósiles.
El caso tiene
muchas analogías con las ganancias extraordinarias de las empresas de
combustibles fósiles a nivel mundial. También en este caso algunos gobiernos
han propuesto impuestos especiales y las empresas han tenido una reacción
semejante a la de la banca española: repartir parte de esas ganancias a los
accionistas vía dividendos extraordinarios, dividendos en acciones y recompra
de acciones en el mercado bursátil (que tiene un efecto semejante). La
respuesta del CEO de ExxonMobil a las críticas de que, en esta
época de crisis, no está compartiendo con la sociedad parte de las ganancias
extraordinarias es ilustrativa: “Claro que lo hacemos, pagamos
dividendos extraordinarios a los que poseen nuestras extraordinarias acciones”.
Algo parecido podría decir la banca española.
En ese caso sugeríamos
que lo responsable y más conveniente para el futuro de las empresas es que esas
ganancias extraordinarias fueran utilizadas para financiar la transición a
energías limpias en vez de repartirás a los accionistas. [viii]
V.
¿Se justifican impuestos especiales a la banca?
El gobierno ha
estado considerando la imposición de impuestos especiales a estas ganancias, en
principio porque le parecen extraordinarias, como si no les pertenecieran, como
si pertenecieran al país. No es el argumento que usa, pero de acuerdo con la
discusión anterior, el estado, que supuestamente representa a la sociedad, se
vería justificado al actuar de intermediario entre los bancos y la sociedad, distribuyendo
los recursos recibidos. Pero es estado no un intermediario ni eficiente ni
efectivo y es muy posible que los beneficios se pierdan en el
camino, en la burocracia, además de lo imposible que sería
una distribución que reflejara la contribución de los componentes de la sociedad
a esas ganancias extraordinarias. Sería
un instrumento muy burdo.
El caso de la
banca comercial tiene una importante diferencia con las empresas de combustibles
fósiles y es que la mayoría de los recursos provienen del público, en tanto que
en las empresas de combustibles fósiles provienen de instituciones financieras
e inversionistas. De allí que este caso alegamos por compartirlos con todos los
aportantes de recursos que les han permitido lograrlos, no solo con los
aportantes del, digamos 10%, de los aportantes de capital.
Si bien es cierto
que el resto de los recursos han sido remunerados, supuestamente a tasas que
reflejan el riesgo, todo ello es bajo condiciones normales. En este caso los
aportantes de recursos no pueden pedir una mayor remuneración, ni los deudores
pueden exigir menores tasas, o sea una reducción del margen de intermediación,
por el poder cuasi monopólico de esa banca.
En el caso de las
empresas de combustibles fósiles, donde algunos gobiernos también han propuesto
impuestos especiales a las ganancias extraordinarias, propusimos que el monto
de las inversiones que esas empresas hicieran en la transición a energías
limpias fuera deducible de ese impuesto. Si invirtieran todas las ganancias extraordinarias
en energía limpia, no pagarían nuevos impuestos netos.
En el caso de
la banca se puede proponer que el monto de las inversiones nuevas,
incrementales, para la prestación de mejores servicios, y la reducción del margen de intermediación, sean deducibles de esos
impuestos especiales. O se los pagan al estado o los invierten la mejora de sus
servicios y márgenes.
VI.
¿Factible? ¿Utópico?
Seguro que
estas ideas no son factibles. Los bancos
comerciales en España son, individualmente, instituciones muy poderosas, y en
el agregado no se diga. Si bien es claro que no son una cooperativa, podrían,
de manera voluntaria, devolverle alguna parte de estas ganancias a sus
aportantes de fondos y prestamistas, además de a los accionistas,
dirigentes y empleados, lo cual, si bien es técnica y legalmente factible, es
muy, muy poco probable.
Si tuvieran
que mostrar su responsabilidad ante la sociedad, para mitigar la situación descrita
de reducción de la efectividad de la intermediación que han efectuado aun ante los
extraordinarios beneficios, preferirían optar por medidas de muy bajo costo, que no otorgaran derechos, que no
sentaran precedentes y que tuvieran alguna rentabilidad eventual. Preferirían
medidas como la educación financiera, asistencia a algunos segmentos
desventajados de la población, pintar de verde y social a las actividades
tradicionales y gastar recursos en campañas publicitarias (como el nuevo lema de
Caixabank: “Estar cerca de las personas para todo lo que importa”).
De nuevo, esto
puede parecer utópico, no factible, de muy difícil implementación práctica, pero
el mensaje subyacente es válido: la banca se puede quedar con los beneficios
producto de su destreza, pero no de aquellas que han sido debidas a una explotación
de la impotencia de depositantes, acreedores y deudores, que no tienen la
flexibilidad de adaptarse a las nuevas condiciones. Muchos no pueden cambiar fácilmente de banco, ya sea en sus depósitos
o en sus préstamos. Y aun si pudieran tendrían costos. Lo que fortalece el monopolio colectivo de la banca.
Pero la
alternativa de que lo gestione el Estado no es muy halagüeña, como comentábamos arriba. Y que los bancos comerciales decidan subir
las tasas a sus depósitos o reducir las de sus préstamos, en función de la
competencia, no parece factible tampoco.
Como
mencionábamos, el conjunto de la banca en España es un oligopolio de
facto.
VII.
En resumen
¿De quién son
las ganancias extraordinarias de la banca comercial? Legalmente de la banca. En términos de justicia y equidad, son de los que han contribuido a lograrlas: dirigentes, empleados, accionistas y
clientes, en proporción a su contribución.
Pero como son mayormente debidas a factores fuera del control de estos
grupos, la distribución se complica.
Pero, ¿Qué posibilidades
hay para su distribución?: (1) Del
gobierno a la sociedad vía impuestos especiales, pero es un instrumento ineficiente
e injusto con lo que han generado los beneficios; (2) via contribuciones
voluntarias de los bancos a sus clientes y lo que corresponda a dirigentes y
empleados por su contribución a la gestión, y los accionistas en proporción a
sus aportes de recursos a valor de mercado, pero no solo a los accionistas; (3) reinversión
en el negocio para expandir el crédito, cobertura, calidad de servicios, etc.;
y, (4) combinación de estas últimas dos.
La actual estrategia
de pagar dividendos extraordinarios y recomprar las acciones en el mercado es la
que mejora el precio de la acción, y contenta a los accionistas, pero es la
menos responsable ante la sociedad. La decisión de retener esas ganancias es la
más responsable desde el punto de vista financiero, para hacerle frente a los vaivenes
de los ciclos económicos, mejorar su resiliencia y ampliar la intermediación. Pero una combinación de las
dos mencionadas arriba es más socialmente responsable.
Y nótese que no
hemos propuesto regulaciones a los precios de los productos y servicios
de la banca (hipotecas, depósitos, etc.), que solo introducen distorsiones,
pero sí es necesario fomentar la intensificación de la competencia entre los
bancos.
Simultáneamente a
la publicación de este artículo, El País publicó este (5/2/2023):
Los beneficios
récord de la banca inflaman el debate sobre las hipotecas y los impuestos (Santander, BBVA y CaixaBank suman ganancias
conjuntas de 19.000 millones en plena escalada de los tipos de interés,
mientras encarecen los préstamos y remuneran los depósitos por debajo de la
media europea)
[iii] Uno de ellos, CaixaBank, con gran despliegue publicitario, anunció un nuevo propósito de
marca: “Estar cerca de las personas para
todo lo que importa”. Ver nuestro análisis en CaixaBank: ¿Propósito de la empresa o lema publicitario? ¿o es
greenwashing?
[iv] Por ejemplo, al 1 de febrero del
2023 el valor de mercado a valor de libros para el BBVA era de 0,983 y 0,69
para el Santander.
[v] Y el Banco Central Europeo advierte de
que los repartos de beneficios, via dividendos en efectivo, acciones o recompra
de acciones reducen el capital de respaldo para afrontar los riesgos, de
acuerdo con sus regulaciones. El BCE aumenta la presión sobre la banca y
pide precaución con el pago de bonus a los directivos
[vi] Para un breve análisis de las razones
y efectos de la recompra de acciones ver la sección I del artículo Greenwashing
a la grande I: Recompra de acciones ligadas a la sostenibilidad.
[vii] Ver el amplio análisis de esta
falacia en mi artículo ¿De quién es la empresa?
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