sábado, 24 de septiembre de 2022

Taxonomía estandarizada para reportes estandarizados de sostenibilidad: ¿Panacea o espejismo?


No, no se trata de la taxonomía verde o social de la Comisión Europea. 

Valga la cacofonía de la repetición de lo de “estandarización”, pero eso es lo que es. Un instrumento para estandarizar mecánicamente información estandarizada en prosa. En este artículo describimos la taxonomía para el reporte de información de sostenibilidad de acuerdo con los estándares internacionales (no los europeos) en preparación y sus ventajas y posibles inconvenientes.

I.                Estándares de reporte sobre información de sostenibilidad empresarial

Muy posiblemente el lector este en conocimiento de los esfuerzos en marcha para producir estándares de reporte de información sobre la sostenibilidad empresarial (mal llamada “información no financiera”).  Son múltiples los actuales esquemas y estándares de reporte de esta información, pero que están convergiendo en dos estándares, por ahora, alternativos.  El que prepara la Comisión Europea, fundamentado en la doble materialidad, o sea información sobre los impactos y efectos de las actividades de la empresa sobre la sociedad y el medio ambiente (materialidad de impacto) y de estos sobre la situación financiera de la empresa (materialidad financiera) y el estándar, que podríamos llamar Internacional, por su pretendida aplicación a todos los países, que se fundamenta en la materialidad financiera. 

El primero está promovido por una institución supranacional del sector público y por ello tiene una visión amplia de la necesidad de información de todos los stakeholders. El segundo está siendo promovido por una organización internacional, sin fines de lucro, con visión de sector privado (International Sustainability Standards Board, ISSB, dentro del International Financial Reporting Standards Foundation, IFRS, que también tiene responsabilidad por los estandartes de información financiera, International Accounting Standards Board, IASB) pero cuyo objeto es un solo grupo de stakeholders: los que tienen intereses financieros en la empresa. Estos estándares tienen como objetivo complementar la información financiera tradicional.

Las diferencias, ventajas, posibles deficiencias y nuestra opinión sobre como será el reporte de la información sobre sostenibilidad empresarial en el futuro las hemos presentado en el artículo ¿Cómo será el estándar de reportes de sostenibilidad en tres/siete años?: Mi pronóstico.

II.             ¿Qué es la taxonomía de reporte?

No, no es otra lista de actividades, de lo que se puede o debe hacer, como lo es la taxonomía verde y a lo mejor lo será la social de la Comisión Europea. Esta es una taxonomía (en el sentido de etiquetado, no de clasificación) para convertir información sobre sostenibilidad empresarial, producida para el uso de los humanos a información entendible por máquinas, léase computadoras. Con un poco de exageración podríamos decir que pretende convertir un documento en pdf a uno de códigos, estandarizando la conversión de aquella información a una “mecanizable”, que sea comparable y consolidable entre empresas, con la metodología ya usada para la información financiera (EXtensive Business Reporting Language, XBRL, estándar internacional para el reporte digital de información comercial).

Esta taxonomía está siendo preparada por un grupo de trabajo dentro del IFRS, con el objeto de facilitar el análisis de la información de sostenibilidad presentada de acuerdo con los estándares del ISSB (las transparencias de un webinar de presentación del primer borrador se pueden ver en IFRS Sustainability Disclosure Standards: Developing a reporting Taxonomy.  Se espera concluir el trabajo, después de la aprobación de los respectivos estándares.

Si bien la información presentada de acuerdo con los futuros estándares ISSB deberá ser estandarizada, cada empresa presentará su narrativa de forma diferente y aun si los indicadores son estandarizados, será necesario que su definición, medición y reporte sea comparable.  La taxonomía pretende convertir la narrativa relevante y los indicadores correspondientes a información tipificada, comparable.

Para el IFRS, que es responsable por los estándares de la información financiera y tiene como objeto la materialidad financiera, es crítico que la información sobre sostenibilidad empresarial sea los más parecido posible a la financiera, agregable y comparable para poder apreciar el potencial impacto financiero.  Las diversas narrativas de los reportes contendrán lenguaje no estandarizado y no serán directamente comparables, de allí la importancia de tener una taxonomía que la convierta en información relativamente estandarizada.


Pero no es que la taxonomía lograra milagros de convertir un reporte en pdf a una colección de números o categorías, sino que su existencia condicionara la forma en como se presenta y como se calculan los indicadores para que estos sean codificables.  Tampoco logrará codificar información que no haya sido presentada, pero reducirá las omisiones. Pero no toda la información presentada será codificable por lo que es de suponer que se perderá alguna parte de la información.  Habrá que hacer un balance entre la integralidad de lo capturado y la practicidad de su utilización.

Es de destacar que esta taxonomía y los indicadores siguen la ya desarrollada por el Sustainability Accounting Standards Board, SASB, que ahora forma parte del ISSB.

El siguiente gráfico ilustra la codificación de las emisiones y su relación con los estándares de reporte (S1 y S2) en proceso de finalización.

En el primer ejemplo de arriba solo se codifica si la empres tiene nexos entre la remuneración de los dirigentes y el rendimiento en aspectos de sostenibilidad, pero no dice cuáles son los nexos y mucho menos si son efectivos, como han cambiado, etc.

III.           Ventajas y posibles desventajas

Las ventajas son relativamente obvias: se estimulará la estandarización de la información reportada de tal manera que sea reportable de forma comparativa y agregable, incluyendo tendencias en el tiempo.  Facilitará la labor de los analistas financieros y de los mismos inversionistas. Y contribuirá a reducir la desconfianza y diversidad de información sobre la sostenibilidad empresarial y eventualmente refinando sus calificaciones.  Esto son demandas que se han venido haciendo desde que comenzó el reporte de esa información.

Pero la gran desventaja es que dará una impresión equivocada.  El hecho de que la información sea estandarizadas y comparable no implica que sea relevante y completa. Nunca podrán los números reflejar el impacto de la empresa en la sociedad y el medio ambiente y la reacción de estos sobre la situación financiera de la empresa (ver ¿Se puede encapsular la responsabilidad empresarial en un numero ASG?).

El objetivo de los estándares y la taxonomía del modelo Internacional es ayudar a los inversionistas genéricos y los intermediarios en ese mercado a evaluar el impacto financiero en la empresa.  Pero los inversionistas responsables quieren conocer además los impactos positivos y negativos de las actividades de la empresa sobre la sociedad y el medio ambiente, lo que no está cubierto.  De allí la importancia de los estándares europeos en preparación, basados en la doble materialidad.

Un poco cínicamente podríamos decir que el objeto de los estándares y taxonomía del modelo internacional son los inversionistas maximizadores de beneficios y los del modelo europeo los inversionistas responsables.

Y además de esta miopía, se correrá el riesgo de que los analistas e inversionistas hagan todavía menos análisis del impacto de las actividades de las empresas.  Les facilitará el trabajo, pero limitado a lo que se reporta, no miraran lo que hay detrás de los números.  Si ahora nos quejamos de las generalizaciones, de la falta de rigor, improvisación y abuso de la etiqueta ASG, con los estándares y taxonomía se corre el riesgo de que la situación empeore.

IV.           ¿Un espejismo?

Serán menos diligentes, se automatizará más todavía el análisis de la sostenibilidad empresarial, que es mucho más que lo expresable en criterios A, S y G, por muchos que estos sean, y mucho más que su consolidación en un número.  Incluye cultura, actitudes, valores, procesos, comunión de objetivos, incentivos positivos y negativos, internos y externos, entre otros (ver el artículo Reduccionismo en la RSE: El total debe ser mayor que la suma de las partes).

Espejismo: ilusión óptica.

Y esta viñeta es ilustrativa




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