No, no se trata de la taxonomía verde o social de la Comisión Europea.
Valga la
cacofonía de la repetición de lo de “estandarización”, pero eso es lo que es. Un
instrumento para estandarizar mecánicamente información estandarizada en prosa.
En este artículo describimos la taxonomía para el reporte de información de sostenibilidad
de acuerdo con los estándares internacionales (no los europeos) en preparación y sus ventajas y
posibles inconvenientes.
I.
Estándares de reporte sobre información de sostenibilidad empresarial
Muy posiblemente
el lector este en conocimiento de los esfuerzos en marcha para producir estándares
de reporte de información sobre la sostenibilidad empresarial (mal llamada
“información no financiera”). Son múltiples
los actuales esquemas y estándares de reporte de esta información, pero que
están convergiendo en dos estándares, por ahora, alternativos. El que prepara la Comisión Europea,
fundamentado en la doble materialidad, o sea información sobre los impactos y
efectos de las actividades de la empresa sobre la sociedad y el medio ambiente (materialidad
de impacto) y de estos sobre la situación financiera de la empresa (materialidad
financiera) y el estándar, que podríamos llamar Internacional, por su
pretendida aplicación a todos los países, que se fundamenta en la materialidad financiera.
El primero está
promovido por una institución supranacional del sector público y por ello tiene
una visión amplia de la necesidad de información de todos los stakeholders.
El segundo está siendo promovido por una organización internacional, sin fines
de lucro, con visión de sector privado (International Sustainability Standards
Board, ISSB, dentro del International Financial Reporting Standards
Foundation, IFRS, que también tiene responsabilidad por los estandartes de información
financiera, International Accounting Standards Board, IASB) pero cuyo
objeto es un solo grupo de stakeholders: los que tienen intereses financieros
en la empresa. Estos estándares tienen como objetivo complementar la
información financiera tradicional.
Las diferencias,
ventajas, posibles deficiencias y nuestra opinión sobre como será el reporte de
la información sobre sostenibilidad empresarial en el futuro las hemos
presentado en el artículo ¿Cómo será el estándar de reportes de
sostenibilidad en tres/siete años?: Mi pronóstico.
II.
¿Qué es la taxonomía de reporte?
No, no es otra
lista de actividades, de lo que se puede o debe hacer, como lo es la taxonomía verde y a lo mejor lo
será la social de la Comisión Europea. Esta es una taxonomía (en el sentido
de etiquetado, no de clasificación) para convertir información sobre
sostenibilidad empresarial, producida para el uso de los humanos a información
entendible por máquinas, léase computadoras. Con un poco de exageración
podríamos decir que pretende convertir un documento en pdf a uno de códigos, estandarizando
la conversión de aquella información a una “mecanizable”, que sea
comparable y consolidable entre empresas, con la metodología ya usada para la
información financiera (EXtensive Business Reporting
Language, XBRL, estándar internacional para el reporte digital de información comercial).
Esta taxonomía está
siendo preparada por un grupo de trabajo dentro del IFRS, con el objeto de facilitar
el análisis de la información de sostenibilidad presentada de acuerdo con los
estándares del ISSB (las transparencias de un webinar de presentación del
primer borrador se pueden ver en IFRS Sustainability Disclosure Standards:
Developing a reporting Taxonomy. Se espera concluir el trabajo,
después de la aprobación de los respectivos estándares.
Si bien la
información presentada de acuerdo con los futuros estándares ISSB deberá ser
estandarizada, cada empresa presentará su narrativa de forma diferente y aun si
los indicadores son estandarizados, será necesario que su definición, medición y
reporte sea comparable. La taxonomía pretende
convertir la narrativa relevante y los indicadores correspondientes a información
tipificada, comparable.
Para el IFRS, que
es responsable por los estándares de la información financiera y tiene como
objeto la materialidad financiera, es crítico que la información sobre sostenibilidad
empresarial sea los más parecido posible a la financiera, agregable y comparable
para poder apreciar el potencial impacto financiero. Las diversas narrativas de los reportes
contendrán lenguaje no estandarizado y no serán directamente comparables, de
allí la importancia de tener una taxonomía que la convierta en información relativamente
estandarizada.
Pero no es que
la taxonomía lograra milagros de convertir un reporte en pdf a una colección de
números o categorías, sino que su existencia condicionara la forma en como se presenta
y como se calculan los indicadores para que estos sean codificables. Tampoco
logrará codificar información que no haya sido presentada, pero reducirá las
omisiones. Pero no toda la información presentada será codificable por lo que
es de suponer que se perderá alguna parte de la información. Habrá que hacer un balance entre la integralidad
de lo capturado y la practicidad de su utilización.
Es de destacar
que esta taxonomía y los indicadores siguen la ya desarrollada por el Sustainability
Accounting Standards Board, SASB, que ahora forma parte del ISSB.
El siguiente
gráfico ilustra la codificación de las emisiones y su relación con los estándares
de reporte (S1 y S2) en proceso de finalización.
En el primer
ejemplo de arriba solo se codifica si la empres tiene nexos entre la remuneración
de los dirigentes y el rendimiento en aspectos de sostenibilidad, pero no dice cuáles
son los nexos y mucho menos si son efectivos, como han cambiado, etc.
III.
Ventajas y posibles desventajas
Las ventajas son relativamente
obvias: se estimulará la estandarización de la información reportada de
tal manera que sea reportable de forma comparativa y agregable, incluyendo
tendencias en el tiempo. Facilitará
la labor de los analistas financieros y de los mismos inversionistas. Y contribuirá
a reducir la desconfianza y diversidad de información sobre la sostenibilidad
empresarial y eventualmente refinando sus calificaciones. Esto son demandas que se han venido haciendo
desde que comenzó el reporte de esa información.
Pero la gran
desventaja es que dará una impresión equivocada. El hecho de que la información sea
estandarizadas y comparable no implica que sea relevante y completa. Nunca
podrán los números reflejar el impacto de la empresa en la sociedad y el medio
ambiente y la reacción de estos sobre la situación financiera de la empresa
(ver ¿Se puede encapsular la responsabilidad
empresarial en un numero ASG?).
El objetivo de los
estándares y la taxonomía del modelo Internacional es ayudar a los inversionistas
genéricos y los intermediarios en ese mercado a evaluar el impacto financiero en
la empresa. Pero los inversionistas
responsables quieren conocer además los impactos positivos y negativos de las
actividades de la empresa sobre la sociedad y el medio ambiente, lo que no
está cubierto. De allí la importancia de
los estándares europeos en preparación, basados en la doble materialidad.
Un poco cínicamente
podríamos decir que el objeto de los estándares y taxonomía del modelo
internacional son los inversionistas maximizadores de beneficios y los
del modelo europeo los inversionistas responsables.
Y además de esta miopía,
se correrá el riesgo de que los analistas e inversionistas hagan todavía
menos análisis del impacto de las actividades de las empresas. Les facilitará el trabajo, pero limitado a lo
que se reporta, no miraran lo que hay detrás de los números. Si ahora nos quejamos de las
generalizaciones, de la falta de rigor, improvisación y abuso de la etiqueta
ASG, con los estándares y taxonomía se corre el riesgo de que la situación
empeore.
IV.
¿Un espejismo?
Serán menos
diligentes, se automatizará más todavía el análisis de la sostenibilidad
empresarial, que es mucho más que lo expresable en criterios A, S y G, por
muchos que estos sean, y mucho más que su consolidación en un número.
Incluye cultura, actitudes, valores, procesos, comunión de objetivos,
incentivos positivos y negativos, internos y externos, entre otros (ver el
artículo Reduccionismo en la RSE: El total debe ser mayor
que la suma de las partes).
Espejismo:
ilusión óptica.
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