En un artículo
anterior (De
cómo los Objetivos de Desarrollo Sostenible pueden contribuir al greenwashing) comentábamos los crecientes esfuerzos y
presiones para la promoción de la contribución de las empresas privadas al
logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, ODS. Destacábamos los esfuerzos para facilitar el
conocimiento del potencial de contribución y para guiar su reporte como parte
de su información sobre sostenibilidad.
Estos esfuerzos y presiones están estimulando a
algunas empresas a ejecutar estas contribuciones como parte de su estrategia de
responsabilidad ante la sociedad, pero también está llevando a muchas a querer
figurar y sacarle rédito más allá de su verdadera contribución, particularmente imputando actividades rutinarias
que venían haciendo desde hace tiempo como si fueran acciones incrementales, o
bien alegando contribuciones que no son significativas. Para muchas empresas estas presiones están
conduciendo al greenwashing, a figurar,
exagerar y tergiversar sus contribuciones.
Basado en la
discusión en aquel artículo, en este cuarto artículo sobre las contribuciones
de las empresas a los ODS presentamos
algunos criterios para guiar a los interesados en evaluar esas contribuciones
y/o desenmascarar el lavado de cara.
Para establecer estos criterios nos debemos hacer algunas preguntas: ¿Qué quiere decir “contribuciones”? ¿Es “contribución” cualquier cosa que se
pueda relacionar con alguna de las 169 metas?
¿Qué características deben tener esas “contribuciones”?
Postulamos cinco criterios para discernir entre la
legitimidad y la probabilidad de greenwashing
en las contribuciones a los ODS. Deben
ser MICIS: Materiales, Incrementales, Contextuales, Impactantes
y Sostenibles.
- · Materiales. Las contribuciones deben ser materiales, es decir deben significativas, no pueden ser trivialidades o nimiedades que simplemente tienen algo que ver con alguna de las 169 metas. Y este es un criterio relativo, lo que para una empresa puede ser inmaterial para otra puede serlo ya que dependerá de la magnitud, el impacto y el contexto. La contribución debe ser conmensurada con la capacidad de la empresa, tanto financiera como de poder de influencia en su entorno. Todas las empresas pueden reportar una reducción en el consumo energético y así alegar contribución a la reducción de emisiones. ¿Pero cuánto es esta reducción en el contexto en que opera la empresa? ¿en función su impacto en el medio ambiente? ¿en función de su capacidad de hacerlo?
- · Incrementales. Las contribuciones deben ser en adición a lo que se venía haciendo tradicionalmente. No se trata de imputar lo que se ha venido haciendo pero la verdadera contribución será incremental, y de ser posible creciente. No está mal alegar que desde hace 10 años que se está ayudando a la escuela primaria de la comunidad, pero no es una acción tomada explícitamente para contribuir a los ODS acordados en el 2015, aunque lo haga. ¿Qué más puede hacer aparte de imputar actividades tradicionales?
- · Contextuales. Las contribuciones deben ser relacionadas con la actividad de la empresa, con el contexto en que opera, con sus principales stakeholders, de lo contrario pude ser contribución “comprada” para mejorar imagen, para hacer greenwashing. Las contribuciones deben demostrar como los cambios en las actividades de la empresa hacen la contribución a los ODS. Con esto no queremos decir que la filantropía pura y dura no sea legitima, pero habría que considerar si su objetivo es legítimo o es simplemente un intento de figurar, de aparecer que se hace una contribución, para poder reportar algo. Y en este caso es oportuno preguntar por el impacto y lo incremental de la acción. [i]
- · Impactantes. La contribución debe tener impacto, medible o no (mientras mayor mejor, ver el criterio de materialidad), pero debe producir algún cambio que se note en el objeto de la contribución. ¿Qué impacto tiene la donación de alimentos sobrantes en la cafetería de la empresa para reducir la pobreza? Las contribuciones se deben diseñar y ejecutar en función del impacto que han tenido o tendrán sobre los indicadores que se están desarrollando para medir el logro de cada una de las 169 metas. Deberían reportar el impacto sobre los indicadores en cuestión.
- · Sostenibles. Y por último la contribución debe ser sostenible en el tiempo. No se trata de hacer una contribución ocasional, dependiendo de la situación en que se encuentra la empresa. Tampoco puede ser oportunista, para aprovechar algún momento en el cual se necesita visibilidad o para enmascarar algún mal comportamiento. No queremos decir que deba ser constante o creciente, pero no puede ser efímera, debe ser parte de una estrategia de largo plazo, preferiblemente de la estrategia de RSE [ii] . De contrario la sospecha de greenwashing se justifica.
Obviamente que
estos criterios no son ni definitivos, ni infalibles, ni determinantes. Pero
ofrecen algunas ideas para determinar la posibilidad de que los reportes sobre
las contribuciones de las empresas a los ODS sean legítimas o sean exageradas o
tergiversadas. Ante la intensificación de las presiones para actuar y sobre
todo para reportar, estas presiones para pueden y van a llevar a intensificar
la natural tendencia hacia el greenwashing
por parte de las empresas, en mayor o menor intensidad y frecuencia, más para
unas empresas que para otras.
Y sin duda que
estos criterios proporcionan un marco de referencia para otorgar premios a las
contribuciones de las empresas a los ODS (que no se deberían otorgar, pero la
tentación es grande). Véase como no se
deben otorgar estos premios en Otra
vez el Pacto Mundial (mal) otorgando premios y como si se hubieran usado estos criterios a lo
mejor los premios reconocerían contribuciones legítimas.
[i] Un caso muy ilustrativo es el voluntariado corporativo
donde tradicionalmente se llevan a cabo actividades valiosas, pero de poco
impacto relativo al potencial de los involucrados, como plantar árboles,
prestar asistencia a personas en condiciones de desventaja, apoyar a escuelas,
etc. En el artículo Voluntariado corporativo: basta de malgastar recursos, proponíamos elevar
estratégicamente estas actividades a lo largo de los criterios que enunciamos arriba:
mayor impacto tangible, aprovechamiento de la capacidad de la empresa y de sus
empleados y directivos, alineación con sus objetivos, etc.
[ii] Comentábamos en un
artículo anterior ¿Es hora de pasar de la RSE a los ODS? la superioridad de la
estrategia de la RSE sobre las acciones puntuales de las contribuciones a los
ODS y la importancia de que estas fueran en el contexto de la estrategia de
sostenibilidad de largo para evitar algunos de los problemas mencionados y que
también pueden llevar al greenwashing.