En los mercados
con buen funcionamiento la competencia tiende a estimular la innovación,
mejorar la calidad y reducir los precios.
Pero, ¿es éste el caso en los mercados de la información sobre
sostenibilidad? Esta pregunta se está
volviendo cada vez más importante con las crecientes demandas de información
relevante sobre la sostenibilidad de la empresas por parte de los stakeholders, particularmente por parte
de los inversionistas responsables y los mercados de valores y por los
gobiernos que requieren o consideran requerir la obligatoriedad de alguna forma
de reporte, más allá de las demandas tradicionales de información por parte de
la sociedad civil. [1]
La proliferación
de iniciativas sobre reportes de sostenibilidad está cargando seriamente a las
empresas, desviando su atención de las actividades necesarias para ser
sostenible. Se han identificado cerca de 400 iniciativas de reporte en 64
países. [2] [3]
(Principales) productores de estándares de reporte
sobre sostenibilidad
La pregunta del
título ha adquirido todavía más relevancia con la publicación del Borrador de
los Estándares GRI (Exposure
Draft of the GRI Standards) para “competir” los estándares del Sustainability Accounting
Standards Board, SASB, y el Integrated
Reporting Framework del
Consejo Internacional de Reporte Integrado, IIRC. Desde el comienzo el SASB dejó claro que sus
recomendaciones de reporte debían considerarse como estándares al incorporar
esa palabra en su nombre y haciendo un juego de palabras e iniciales con los
estándares más conocidos de reporte financiero, el Financial Accounting Standards Board, FASB, de EEUU y los
internacionales del International
Accounting Standards Board, IASB. Buen
uso de marca. No se dejaba duda, por asociación. Casi al mismo tiempo se publicó el esquema de
reporte integrado del IIRC que aunque no dice ser un estándar de reporte de información
no financiera, constituye una extensión de los reportes financieros que son
estándares por excelencia. El marco podría
ser considerado como un estándar por implicación. Buen uso de marca.
GRI (la antigua
Global Reporting Initiative) se encontró que “estaba perdiendo mercado”, parecía
que perdía influencia y poder a la competencia.
Comenzó una estrategia de reposicionamiento de la marca, cambiando el
logo, el nombre (abreviándolo solo a GRI) y el lema, que se movió de la
preparación de la información hacia el uso de la misma (Empoderamiento de
decisiones sostenibles), como ya era el objetivo del SASB y del IIRC. Creó el Global
Sustainability Standards Board, GSSB, (buen uso de marca) para dirigir la preparación de los estándares. ¿Aprecia el lector alguna coincidencia?
Los estándares
contenidos en el Borrador para comentarios que se lanzó en la 5ª Conferencia
anual del GRI en mayo del 2016 son muy parecidos a los lineamientos G4, con
algunos cambios en el formato, lenguaje y clarificación de requerimientos para
conformar con la redacción tradicional de estándares. [4]
Obviamente los
tres se convertirán en estándares cuando sean aceptados como tales por “el
mercado de los reportes de sostenibilidad”, mientras tanto, todo están peleando
por cuota de mercado (léase: influencia).
Hay competencia real entre los estándares? [5]
En principio cada
uno de ellos parece que se dirige a diferentes segmentos del mercado de
información no financiera, o sea, enfatizan a diferentes usuarios (léase:
stakeholders). SASB está claramente enfocado hacia los inversionistas de todo
tipo, con estándares para la presentación de la información no financiera en
los reportes requeridos por la Comisión de Valores y Bolsas de EEUU (SEC),
facilitando el objetivo de presentar información comparable.
IIRC persigue el
objetivo de estandarizar la información no financiera que permitiría mejorar la
compresión del impacto de las estrategias globales de las empresas sobre su
condición financiera presente y futura, reportada en los informes anuales. No es una propuesta de integrar los reportes
financieros anuales con los de sostenibilidad como muchos creen, sino que
integrar información financiera y no financiera, a través de su impacto sobre
los seis capitales que la empresa gestiona, y presentar una visión integral de
las perspectivas de la empresa. [6]
Los lineamientos
del GRI, y eventualmente los estándares, tienen como objetivo el proporcionar
información comparable sobre el rendimiento en aspectos de sostenibilidad, su
alcance y el enfoque gerencial sobre estos aspectos para todos los stakeholders (sobre esto último hay
alguna superposición con el marco del IIRC). Los lineamientos G4 y los
estándares propuestos se concentran en los aspectos materiales de los stakeholders más materiales, de acuerdo
a la determinación hecha por cada empresa.
Cada uno atiende
a un segmento de mercado diferente, pero el instrumento, el núcleo, es el
mismo: información cuantitativa (indicadores) y cualitativa sobre aspectos no
financieros para suplementar la información financiera tradicional, con el fin
de evaluar las perspectivas de la empresa.
En el caso del IIRC de la manera más directa posible (impacto sobre los
seis capitales) y en el caso del SASB y del GRI por implicación, facilitando el
análisis que llevaría a cabo el usuario de la misma. La diferencia está en los usuarios y en los
usos de la información. Pero, ¿no
estaríamos mejor nosotros, los usuarios de la información, si hubiera un solo
estándar para la información no financiera como lo hay para la información
financiera? (y aquí me adelanto a los acontecimientos suponiendo que un día los
estándares de la FASB y del IASB serán los mismos).
Ha habido
esfuerzos de coordinación entre estos principales actores del mercado pero no
han pasado de declaraciones de buenas intenciones, coordinación e intercambio
de información.
¿Es esta competencia saludable? Necesidad de informes modulares integrales.
Con la
proliferación de estándares las empresas tienen una carga cada vez mayor lo que
los lleva a asignar crecientes recursos a la provisión de información para
satisfacer los diferentes requerimientos.
Las empresas pueden terminar preparando un informe integrado de acuerdo
al marco IIRC para atender las exigencias de algunos stakeholders, otro para el SEC (empresas con intereses en EEUU),
otro de acuerdo a los lineamientos (o estándares) del GRI, otro para cumplir
con los requerimientos de las bolsas de valores en que cotizan, otros para
satisfacer las exigencias de la Unión Europea y muchos otros requerimientos de
gobiernos nacionales. No es saludable.
Mientras mayor
sea la carga de reportar más se convertirá la tarea de reportar en un ejercicio
de cumplimiento de normas, como fin en sí mismo, más que como instrumento de
gestión de la responsabilidad ante la sociedad, un medio, como debe ser. Muchas veces la preparación de los reportes
ya está tercerizada, divorciada del núcleo de la empresa, preparados en los
márgenes, subutilizando el poder de la información para guiar la preparación y
ejecución de las estrategias a lo largo y ancho de la empresa, mejorar la
coordinación, compatibilizar los objetivos y las acciones, etc. Muchas veces es el esfuerzo de una unidad
especializada.
Estos problemas
empeorarán en la medida que aumente en número y variedad de los estándares y
los requerimientos de información por parte de organismos reguladores.
No hay una unidad
antimonopolio nacional o internacional que se opondría a la fusión de estos
productores de estándares y los usuarios no perderíamos como consecuencia de la
“reducción de la competencia”. En realidad
ganaríamos al tener un solo conjunto de estándares que incorporase lo mejor de
cada uno. Así como en las fusiones entre
empresas se busca la sinergia, también en la fusión de los estándares se podría
buscar y lograr.
Se podrían
utilizar los principios de materialidad y de ámbito del GRI y del SASB (mismos
principios que en reportes financieros) como base, con el potencial impacto
sobre los capitales de la empresa que reflejen su contribución a la sociedad
(ojalá que cuantificados y no solo descritos) como lo propone el IIRC, sobre
como la sostenibilidad afecta el modelo de creación de valor de la empresa, la
estrategia de negocios, el rendimiento financiero y sus perspectivas, que ni
SASB ni el GRI consideran, con los indicadores específicos para el sector
industrial de la empresa desarrollos por SASB y las guías sectoriales
desarrolladas con el G3. Y con otras
sugerencias que se desarrollasen en el proceso de fusión.
Con todo esto se
podrían preparar reportes modulares a la medida de las necesidades de cada
participante en el mercado. Con la
fusión de estos estándares las empresas prepararían información como se tratase
de un “informe universal”, en una base de datos integral que permitiría a cada stakeholder extraer la información que
le fuese material y dejar que la tecnología informática le prepare “su reporte”,
incluyendo descripciones cualitativas e indicadores cuantitativos. De todo esto, nosotros, los stakeholders, determinaríamos lo que es
material, para nosotros, en nuestras decisiones, que es la materialidad que
importa. La comparación de la evolución en el tiempo y con otras empresas se
facilitaría.
Esto también permitiría
al mercado de la información de sostenibilidad funcionar mejor, al estimular la
transmisión del comportamiento responsable en rendimiento financiero. Es la incorporación de la información sobre
responsabilidad en las decisiones de los inversionistas la que puede mover los
mercados. Si la información no está
disponible o es confusa y dispersa, se utiliza menos para favorecer a las
empresas responsables. [7]
La consolidación
de los estándares reduciría la carga administrativa y permitiría a las empresas
mejorar sus esfuerzos en definir el propósito del negocio y sus objetivos y
acciones para contribuir al desarrollo de la sociedad. Podría eventualmente contribuir a la
autenticidad en el reporte.
¿Utópico? Quizás, pero muestra el camino que la
información de sostenibilidad debe recorrer.
Cada productor de estándares quiere preservar “su cuota de mercado” y su
propia marca. Pero si estos tres, y los muchos otros presentes y futuros,
continúan promoviendo diferentes estándares los participantes en el mercado de
la información de sostenibilidad perderemos.
[1] Este artículo apareció por primera vez,
en inglés, en el blog de TriplePundit el 2 de junio del 2016:
[2] Recientemente han habido desarrollos
relevantes en los requerimientos de información sobre sostenibilidad. La
Comisión de Valores y Bolsas, SEC, de EEUU emitió un documento, Concept Release en abril del 2016 solicitando comentarios al público
interesado sobre los potenciales ajustes, adiciones y actualizaciones sobre la
obligatoriedad de presentar información no financiera, incluyendo información
sobre sostenibilidad (en las pgs. 204-215). Se espera que la Unión
Europea declare la obligatoriedad de una forma de reporte de sostenibilidad para grandes empresas a partir del 2017. A finales del 2015 La Federación Mundial de
Bolsas de Valores emitió el documento Enhanced
Sustainability Guidance para sus miembros sobre la diseminación voluntaria de algunos elementos de
información sobre sostenibilidad para las empresas listadas en esos mercados.
[3] El informe Carrots
& Sticks: Global trends in sustainability reporting regulation and policy encontró 383 instrumentos de reporte sobre
información de sostenibilidad de las empresas en 64 países, de los cuales 248
son obligatorios y 135 voluntarios.
[4] Elaine Cohen en su artículo The GRI STANDARDS Exposure Draft explained y Pablo del Arco en su artículo Los nuevos estándares GRI: qué suponen, continuidad
vs cambios hacen una excelente comparación entre los G4 y los propuestos
estándares.
[5] Véase mi artículo GRI,
SASB, IIRC, letras para escribir reportes ¿Conflicto o complemento?
[6] Véase mi artículo ¿Qué
integran los informes integrados?
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