Parece ser una oportuna e interesante
oportunidad para comprar el estado de la inversión de impacto en los países
desarrollados y en los de América Latina.
El tópico es relativamente novedoso y como todavía no hay consenso, se
suele incluir la definición que se está usando [i]. El estudio del WEF usa la definición más
aceptada del Global Impact
Investment Network,
GIIN: ”Inversiones de impacto son inversiones
hechas en empresas, organizaciones y fondos con la intención de generar
impactos social y ambientales medibles junto con rendimientos financieros” (el
énfasis es en que sean “medibles” o “tangible”, no solo intenciones).
Por su naturaleza de buscar impacto tangible,
las inversiones suelen ser en proyectos
o iniciativas identificables, más que en empresas en marcha o actividades
genéricas (lo cual cae dentro de la rúbrica de Inversión Socialmente
Responsable, ISR) y muchas veces tienen participación activa en la gestión. Son una especie de ángeles inversionistas (aunque
no se limita a la etapa de arranque) que buscan
impacto social y ambiental tangible y ese es su criterio primario de selección.
Dado el relativamente bajo nivel de
desarrollo a nivel mundial de la inversión de impacto, fue sorprendente
encontrar los resultados altamente optimistas en el estudio AL. Al analizaros con más detalles se puede
constatar que no se trata de un estudio
de inversión de impacto.
El reporte del estudio de AL comienza con la
misma definición del GIIN lo cual pareciera hacer los estudios
comparables. Sin embargo, en el
encabezamiento de la encuesta, que es lo que ven los encuestados, la modifica:
“La inversión de impacto busca generar resultados financieros y contribuir al desarrollo económico y social
de micro y pequeñas empresas. La inversión de impacto agrupa a aquellas
operaciones financieras realizadas por fondos
de inversión que colocan grandes montos en proyectos rentables con impacto
social o ambiental positivo, es decir, empresas
sociales” (énfasis añadido).
Obviamente que se está dirigiendo a los
lectores a “contribuciones al desarrollo económico y social de micro y pequeñas
empresas” ……y a “empresas sociales”). Se
amplía el objeto, pero reduce los inversionistas. Esto es otra cosa.
Adicionalmente la segunda pregunta de la
encuesta redefine una vez más las inversiones de impacto al preguntar “¿Su empresa realiza inversiones
financieras con criterios sociales o de sustentabilidad (inversiones de
impacto)? Implica que cuando se usan criterios sociales
o de sustentabilidad (sic)[ii] es
inversión de impacto. Ahora de se amplía el criterio y se quita
lo de “medible”, lo que contradice
su propia definición de inversión de impacto.
El hacer
transacciones “financieras usando criterios sociales o de sostenibilidad” (por
cierto sostenibilidad incluye criterios sociales no solo ambientales) no es
sinónimo de inversión de impacto como el paréntesis sugiere. Y por el resto de
las preguntas se puede deducir que las respuestas se refieren al uso de estos
criterios en sus decisiones, no a
inversiones de impacto (¡preguntan hasta por su filantropía!).
En base a estas
variaciones de definición será muy difícil interpretar los resultados como si
se refirieran a la inversión de impacto de la definición del GIIN.
De las 128 respuestas solo 10 son de empresas
de servicios bancarios y financieros (instituciones que podrían clasificarse
como financistas y posiblemente como “inversionistas”) y solo 15 son de
empresas manufactureras. El resto parecen ser empresas de servicios,
consultoría, educación, salud, servicios sociales, etc. Es muy difícil concluir que los encuestados
son inversionistas (“fondos de inversión
que colocan grandes montos en proyectos”, según su definición) y por ende sacar conclusiones sobre el
estado de la inversión de impacto en América Latina.
No es lo mismo
hacer inversión de impacto que tener impacto en las actividades.
Es de esperar que todas las empresas respondan que usan criterios
sociales y ambientales para hacer sus “inversiones”, sobre todo en encuestas en
internet, donde no hay constatación alguna.
Para entender mejor los resultados de ambos
estudios podemos comparar ambas metodologías lo que además proporciona
lecciones de cómo llevar a cabo este tipo de estudios.
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Estudio WEF
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Estudio AL
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Número de consultados
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150 personas invitadas.
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128 instituciones de los 3.400
invitadas (3,8%).
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Consultados
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Inversionistas, executivos de empresas, líderes
en filantropía, policy-makers
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Empresas e instituciones miembros de Foro
Empresa (organización que agrupa a instituciones nacionales gremiales
dedicadas a la promoción de la RSE
(Ethos, AcciónRSE, Peru2021, etc).
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Metodología
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Entrevistas, talleres y conference
calls
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Formulario en internet.
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Proceso de selección
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Activo.
Personas conocidas como expertos en el tema
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Pasivo.
Los que quieran responder al formulario
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Interacción
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Directa. Se conoce a la
persona
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Indirecta. No se conoce.
|
El estudio del WEF no es una encuesta, es una
recopilación de opiniones y datos en base a una interacción personal con
personas preseleccionadas y conocidas por su actividad en el tema.
El estudio de AL es una consulta a una lista
de empresas en las que no se sabe si el que responde sabe del tema. Es una metodología más adecuada para conocer
opiniones, siempre que la muestra sea representativa de un universo
homogéneo. En este caso no hay una
“muestra” ya que no seleccionan, se autoseleccionan. No hay estratificación por país, por tipo de
empresa, por tamaño, por actividad inversionista, etc. ¿De qué son
representativas estas 128 respuestas?
Los autores del reporte reconocen las
limitaciones al aseverar que “Los resultados de este estudio no pueden
ser extrapolados, ya que se utilizó un muestreo no aleatorio por conveniencia.
Cualquier dato o conclusión extraída de las conclusiones de este estudio solo
se refiere a las empresas que participaron de la encuesta”.
No obstante, aunque no son ni generalizables
ni extrapolables analizan los resultados como si fueran representativos de las
expectativas de inversión de impacto en América Latina. En la introducción dicen “Esta encuesta fue diseñada con el propósito de describir la situación actual así como algunas proyecciones
para la industria de la inversión de
impacto en América Latina…….”
Obviamente no se puede describir la
“situación actual” basada en la muestra descrita. Las “proyecciones para la industria de la
inversión de impacto” no son confiables por la forma en que se obtiene la “muestra”
y porque no se encuestó a la industria
de inversión de impacto, ni tampoco se encuestaron a “inversionistas” (como
reconoce la cita del párrafo anterior). La
muestra no representa al universo del que se quiere sacar inferencias.
Supuestamente el universo deberían ser los inversionistas en inversión de
impacto, pero el “universo” en este caso son las instituciones miembros indirectos
de Forum Empresa. Tampoco se puede decir
que representa a América Latina.
De tal manera que el
estudio AL es más bien un estudio sobre la opinión de un reducido grupo de
personas sobre algunos aspectos de las prácticas responsables. El estado de la inversión de impacto en
América Latina está todavía pendiente de investigar. [iii]
Yo, el stakeholder
El lector a lo
mejor se preguntará porque hacemos todo este análisis. Creo que cumple el papel que debe cumplir la
sociedad civil de estar pendiente de informaciones y reportes de empresas e
instituciones que puedan llevar a confusiones y equivocadas decisiones ya sean
de política ya sean de inversión. El
objetivo es contribuir a mejorar la comprensión de la responsabilidad social de
la empresa. Esto es en buena medida el
objetivo de este blog. Si este análisis tuviera
“impacto”, los próximos estudios serían más cuidadosos[iv].
En resumen, los resultados presentados por el estudio de AL no se
refieren a inversión de impacto en América Latina como aseguran sus autores. Todavía no sabemos el estado de la inversión de
impacto en América Latina.
Por favor lector,
acceda a los estudios y saque sus conclusiones.
Y si quiere aprender sobre inversiones de impacto, el estudio del WEF es
muy recomendable, aunque no sea sobre América Latina.
P.S. Se solicitaron comentarios sobre este
artículo a los autores del estudio de AL y se les ofreció publicar su reacción
al mismo. Declinaron hacerlo respondiendo:
“We regret the interpretation you have
made of our work and hence disagree with the publication of your text. The
comparison with the WEF/E&Y study is unfortunate, not having the same
scope, means, audience and goal. Our aim is simply to both raise awareness and
understand better the role of corporate investments in this new topic through
Forum Empresa in Latin America”.
[ii] Palabra usada en algunos
países, que según el diccionario de la RAE: “La palabra sustentabilidad
no está registrada en el Diccionario”.
[iii]
Y esto es sorprendente porque la institución detrás del estudio puede
considerarse un inversionista de impacto:
“Symbiotics ha invertido más de
US$ 1.500 millones en mas de 200 instituciones microfinancieras en 50 país
emergentes, trabajando con más de 28 fondos de inversión y muchos
inversionistas institucionales” Sitio de Symbiotics.