sábado, 29 de julio de 2023

Carta abierta a la Asociación Española de Directivos de Sostenibilidad (ASG) DIRSE: La gobernanza de la sostenibilidad empresarial

 

Nota a los lectores del blog: esta carta hace el contraste entre el profesional de la ASG y el de la  sostenibilidad empresarial, a través de un análisis de su gobernanza.

 

30 de julio del 2023

 Estimados miembros de la Junta Directiva de la Asociación Española de Directivos de Sostenibilidad (ASG), DIRSE:

 

Desde que la Junta anterior, a finales del 2021 decidió refrescar la imagen y objeto de la Asociación, lo que en el sector privado se llama rebranding, dándole un nuevo nombre y logo, he tenido el deseo de escribiros esta carta para manifestaros mi preocupación por la deriva institucional que este aggiornamento puede conllevar. Ahora que se ha nombrado una nueva junta directiva me desperté del duermevela de la intención de escribiros y he decidido hacerlo.

 

Al lector que lee esto en el blog, recomiendo ver esta breve presentación antes de seguir


Perdonadme el atrevimiento ya que no soy miembro de DIRSE, ni vivo en nuestro país España, pero soy un gran admirador de vuestra labor desde su creación hace diez años y quisiera que continuase con el gran impacto positivo que tiene en el desarrollo y promoción de la profesión del directivo de responsabilidad social de la empresa, alias sostenibilidad empresarial, que no es ASG.

Y perdonadme además lo que puede parecer condescendiente, al pretender mostrarle a la asociación más prominente de RSE, perdón, de sostenibilidad, de habla hispana, que a lo mejor tiene una confusión de términos. Es posible que el que la tenga sea el suscrito. De cualquier manera, siempre es útil debatir para avanzar el conocimiento.

La gran contribución de DIRSE

Antes de entrar a comentar lo que creo que puede ser una deriva institucional de DIRSE es de reconocer la extraordinaria labor que habéis llevado a cabo en estos diez años.  Habéis logrado poner relevancia a la función del DIRSE en la empresa española, habéis contribuido al desarrollo profesional de muchos de ellos y estáis desarrollando una efectiva labor de diseminación de buenas prácticas con vuestras recientes publicaciones.  Los más de 750 miembros y las decenas de empresas que os apoyan son una prueba clara de este éxito. 

¿Rebranding apropiado?

Según el anuncio, el motivo del cambio de nombre y logo es:

“….. porque DIRSE es la casa de todos los profesionales del ámbito ASG, independientemente del tipo de organización en la que desempeñen su trabajo y del cargo que ocupen (énfasis en el original).

Podemos analizar este rebranding en dos aspectos. El primero es el cambio del nombre de directivo de “responsabilidad social” a directivo de “sostenibilidad”.  Se pueden entender por el cansancio que se producido sobre el nombre “responsabilidad social”, sobre todo porque ha sido muy abusado en los últimos años, aprovechando sus críticos para distorsionarlo como estrategia empresarial, al reducirlo primero a filantropía, luego a inversión social y más recientemente con el llevar a cabo actividades dispersas en el ámbito Ambiental, ámbito Social y ámbito Gobernanza, ASG.  

Esto no amerita mayor discusión salvo puntualizar que el suscrito hubiera preferido añadir el apellido “empresarial” al nombre “sostenibilidad” y referirse a los directivos de “sostenibilidad empresarial” De la misma manera que la responsabilidad social se ha prestado a tergiversaciones, el concepto de sostenibilidad, sin apellido, se entiende en la gran mayoría de sus usos como sostenibilidad ambiental, sobre todo por el creciente interés en el tema de cambio climático, que es solo una parte de la problemática ambiental, pero que opaca el resto, sobre todo la problemática social.  Del nombre Directivos de Sostenibilidad Empresarial, se llegaría naturalmente a DIRSE, enfatizando que la sostenibilidad es a nivel de empresa, lo que no hace el actual nombre. Pero ahora es tarde.

Pero el segundo aspecto del rebranding, el cambio del objeto de la Asociación de los “profesionales de sostenibilidad empresarial” a “todos los profesionales de la ASG”, es de mucho más envergadura e impacto.  Lo expande de los responsables relacionados con la gestión en empresas y afines a todos aquellos que puedan tener algún involucramiento en temas de ASG, denominación que se usa en la práctica para referirse a una pequeña parte del inmenso ecosistema externo a la empresa que gira alrededor de su sostenibilidad.

Antes de analizar las implicaciones de esto para la Asociación analizaremos la conveniencia de usar el término ASG y lo que ello implica para vuestro mercado, por las grandes diferencias (y confusiones) entre ese término y el de sostenibilidad empresarial.

¿Por qué añadir el término ASG al nombre de la Asociación?

Además del cambio en el objeto de la Asociación se le ha añadido la denominación ASG. No cuento con información, más allá del nexo citado arriba, sobre lo que supongo fueron múltiples y extensas discusiones dentro de la Asociación sobre esto, por lo que mis comentarios pueden considerarse especulativos. Especulo que hay dos razones.

La primera es que el término ha ganado mucho auge en el contexto del financiamiento sostenible, en las emisiones de valores supuestamente destinados a financiar empresas, actividades y proyectos en sostenibilidad social y ambiental, en la industria de la inversión en estos valores y en las listas de criterios que usan las calificadoras de sostenibilidad. Siendo así, parecería que no se está a la altura de los últimos desarrollos en sostenibilidad empresarial si no se añade de alguna manera el nombre ASG.  Y a lo mejor lo de ponerlo entre paréntesis fue un compromiso entre las partes para logar acuerdo, ¡que no pega ni con cola! 

¿Es para crear la ilusión de progreso o porque la Asociación cree que puede hacer una valiosa contribución?

La segunda es una razón estratégica, para ampliar el mercado de los miembros y de las empresas patrocinantes, ampliando sus objetivos, de los profesionales que ejercen la función de sostenibilidad empresarial dentro de la empresa, a todos los profesionales que tienen algo que ver con la sostenibilidad en todas sus acepciones.  Esto se podría concluir de la cita reproducida arriba sobre el cambio de nombre de la Asociación.

No hay nada de malo en que una institución quiera ampliar su mercado, pero siempre y cuando el nuevo mercado caiga dentro de sus ventajas comparativas y tenga capacidad de atenderlo efectiva y eficientemente.  De lo contrario podría convertirse en una de las muy conocidas sobre expansiones o sobre diversificaciones que han llevado a muchas empresas a enfrentar dificultades de gestión. Y he allí un gran riesgo.

Estimo que el cambio se hizo por la primera de las razones, y que la segunda fue usada como justificación.

Os comento a continuación por qué la primera razón (nombre) puede reflejar un problema de identidad y porque la segunda (mercado objeto) conlleva riesgos.    

Problema de identidad: ASG no es lo mismo que sostenibilidad empresarial ni puede reflejar la responsabilidad de la empresa ante la sociedad.

Estoy seguro de que lo que sigue lo conocéis de sobra, y pido disculpas de antemano si con ello parezco arrogante, pero creo que para que una discusión sea fructífera es necesario poner sobre la mesa lo que cada uno entiende por los objetos de la discusión, en este caso “sostenibilidad empresarial” y “la ASG” y evitar supuestos implícitos que llevan a confusiones. La confusión sobre estos conceptos es uno de los mayores problemas de la implementación exitosa de la sostenibilidad, porque diferentes personas usan el mismo término, pero entienden por ello cosas diferentes lo que imposibilita lograr consenso.

Por sostenibilidad empresarial, entendemos el objetivo de la empresa de asegurar su continuada viabilidad financiera, social y ambiental en el largo plazo. El logro de esta sostenibilidad conlleva emprender actividades que, para simplificar se han tipificado en tres grandes grupos, A, S y G, pero lo importante es reconocer que ello son solo algunos de los elementos que conducen a la sostenibilidad de la empresa. Ello incluye además las estrategias, procesos, procedimientos y políticas con los que se llevan a cabo, los instrumentos de evaluación, seguimiento y control, su integración coherente, su gestión integral, con una comunión de objetivos dentro de la organización, todo ello desarrollado en una cultura organizacional conducente. Llamemos a esto la envolvente de la sostenibilidad, la gestión de la sostenibilidad. [1]

Las actividades catalogadas como A, S y G constituyen una pequeña parte de lo que es necesario para lograr la sostenibilidad empresarial. La suma de actividades A, más activades S, más actividades G no constituye la responsabilidad de la empresa ante la sociedad ni conduce a su sostenibilidad. A lo sumo son necesarias, pero muy insuficientes. La sostenibilidad empresarial se logra con actividades legitimas, efectivas y eficientes, desarrolladas dentro de una envolvente conducente.

Y esto es muy relevante para los objetivos de la Asociación porque el profesional de la sostenibilidad empresarial tiene su ventaja comparativa en los aspectos mencionados en la gestión de la envolvente, que está por encima de las actividades A, S y G. y esa gestión es crítica. Las actividades A, S y G a desarrollar son ampliamente conocidas y extendidas en la gran mayoría de las empresas, por lo que no conducen a ventajas competitivas. La diferenciación está en la gestión de la envolvente y su objetivo es que el resultado sea mayor que la suma de las partes.

Y la gestión de la envolvente es la gobernanza de la sostenibilidad, que es más profunda y va más allá de la tradicional G de Gobernanza, que suele referirse a las responsabilidades de los consejos y de la alta gerencia (remuneraciones, auditoría, comités, consejeros independientes, diversidad de género, etc.) de importancia para las que cotizan en bolsas y reguladas por las comisiones nacionales de valores. Esta gobernanza de sostenibilidad es la que está adquiriendo más relevancia y forma parte de los recientemente propuestos estándares de reporte.

Pero ¿es esto un problema?  Muchos no lo ven, pero sí, es un problema. Estimula la concepción de que la sostenibilidad empresarial, la que debe pretender lograr la empresa, se limita a actividades puntuales relacionadas con el medioambiente, en aspectos sociales y de gobernanza, lo que conlleva a que sean actividades dispersas, se vean como fines y no como medios, sin considerar las interacciones, sinergias, conflictos, y toda la envolvente que hemos mencionado.

La denominación ASG se la ha apropiado una parte del ecosistema exterior a la empresa, sobre todo la industria de las finanzas sostenibles, como comentamos más adelante al contrastar el profesional de la sostenibilidad con el profesional ASG.  El ecosistema de regulación, sobre todo el de reporte de información no financiera sigue usando el término más amplio de sostenibilidad. De hecho, el recientemente emitido estándar internacional de reportes de sostenibilidad por parte del International Sustainability Standards Board, ISSB, el IFRS S1, General Requirements for Disclosure of Sustainability-related Financial Information, no solo se refiere a ese nombre, sino que el énfasis es en el reporte de los aspectos de la envolvente, relegando los aspectos ASG al reporte de indicadores suplementarios en base a los estándares del SASB. Lo mismo sucede con los borradores estándares europeos emitidos por EFRAG, ESR1, General Requirements y el ESRS2 General Disclosures.

Y una prueba de todo esto es que la Comisión Europea solo usa la denominación ASG en sus secciones de finanzas sostenibles y cuando se refiere a indicadores en esos aspectos, en especial sobre el cambio climático, y en el contexto de las calificadoras de sostenibilidad.

Un caso paradigmático que explica estas diferencias entre sostenibilidad empresarial y ASG son precisamente estas calificaciones de sostenibilidad empresarial que usan criterios ASG, basado en las actividades en A, en S y en G, para tipificarla y medirla, ignorando en un gran número de casos todo el resto de la envolvente que hemos mencionado. Es una caracterización muy imperfecta e incompleta.  Ello explica, en parte, las grandes divergencias en la tipificación de la sostenibilidad empresarial por diferentes calificadoras, que no son solo diferencias de metodologías y de medición, son mayormente un problema de sobre simplificación e incorrecta especificación de lo que es necesario para ser sostenible.

¡Y que ironía!  Ahora le está sucediendo a la ASG, supuesto reemplazo de la RSE (¿?), lo que le ha sucedido a la misma RSE. Los detractores de la ASG, para criticarla, tergiversan aun esta concepción inadecuada. Así como a la RSE la degradaban a algunas actividades puntuales, a la ASG la degradan a temas de inclusión social (léase preferencias por algunos grupos sociales) y oposición a los combustibles fósiles, o en el mejor de los casos, al cambio climático. Hacen de la ASG un sinónimo de progresismo de izquierdas. Hasta el CEO de BlackRock, la mayor gestora de fondos de inversión del mundo y promotor de la inversión responsable ha decido no usar más el acrónimo ASG por la tergiversación que se ha sufrido y la confusión que ha creado.

Y ahora la Asociación decide hacerlo el centro de su atención.

¿Debería entonces el objeto de la Asociación ser el “profesional de la sostenibilidad” o el “profesional del ámbito ASG”?  Lo analizamos a continuación.

Contraste de los mercados de profesionales de la sostenibilidad empresarial y profesionales del ámbito ASG.

El primero se refiere a los profesionales que son responsables de la función dentro y fuera de la empresa, que se caracterizan por requerir destrezas de gestión además de destrezas técnicas en alguno o muchos de los aspectos que abarca la sostenibilidad empresarial. Es el mercado original de la Asociación. En general, son empleados de empresas e instituciones.  El caso de mayor necesidad de atención es el de las empresas con fines de lucro, donde uno de los principales problemas que afrontan es la gestión del conflicto entre los beneficios financieros y la contribución al bienestar de la sociedad.

El segundo es un mercado completamente diferente, solo tienen en común los aspectos derivados de las actividades en los aspectos A, S y G.  El ámbito ASG se refiere a una parte del ecosistema que gira alrededor de la sostenibilidad empresarial. Referirse al ámbito ASG al interior de la empresa es considerar que la sostenibilidad empresarial se reduce a actividades en estos tres aspectos, cuando la contribución de la profesión va mucho más allá de ello y se refiere a la gestión integral de la función y de aquel conflicto. Reducirlo a la gestión de actividades sería un gran retroceso, volver a la concepción de la sostenibilidad empresarial, superada, de como el gastar dinero en hacer cosas para los stakeholders y no en asegurar la sostenibilidad de la empresa en el largo plazo.

Dentro de la empresa no hay superposición entre los dos, fuera de ella si la hay, como comentamos a continuación

¿Cuál es al ámbito de la sostenibilidad empresarial, incluyendo el ámbito ASG y cuál es el dominado por la “ASG”?  El ámbito total incluye:

  1. Consultoría gerencial: consultoras en producción de informes, consultoras en agregación de información, consultoras en el uso de la información y medios de difusión, consultoras en estrategias y actividades,
  2. Ecosistema de la información sobre sostenibilidad: instituciones dedicadas a la recopilación, agregación y distribución de información básica, empresas calificadoras, productoras de índices de sostenibilidad, instituciones que producen premios y distintivos, medios de comunicación especializados, instituciones de certificación, entre otras instituciones.
  3. Finanzas sostenibles: Bancos comerciales y de inversión, empresas aseguradoras, bolsas de valores, fondos de inversión, mercados de valores, asesores, agentes de colocación, gestores de fondos privados y públicos, inversionistas privados e institucionales (fondos de pensiones, de riquezas, familiares, fondos de inversión, etc.), analistas financieros, entre otros.
  4. Instituciones educativas: Centros educativos formales en general y escuelas de negocios en particular, instituciones de entrenamiento, estudiantes, organizaciones de eventos divulgativos, etc.
  5. Asociaciones de profesionales: DIRSE (ASG), CSR Europe, EmpresAbility, entre muchas otras.
  6. Asociaciones gremiales: Por ejemplo, el World Business Council on Sustainable Development y el World Economic Forum y las decenas de agrupaciones sectoriales como el International Council on Mining and Metals, Chemical, etc.
  7. Reguladores: Nacionales e internacionales de los mercados financieros (valores, banca, seguros y fondos de pensiones), de la información pública sobre sostenibilidad, del comportamiento empresarial en los gobiernos, etc.
  8. Organizaciones internacionales: Por ejemplo, el Pacto Mundial, la Comisión Europea, Organización Mundial del Trabajo, el Convención Marco de las Naciones Unides para el Cambio Climático, entre otras.
  9. Organizaciones de la sociedad civil: De promoción, monitoreo, control y divulgación de información, como por ejemplo, Transparency International, As You Sow, Nature Conservancy, Greenpeace, Clean Clothes y centenares más.
  10. Y last but not least, las mismas empresas.

En función de este universo de la sostenibilidad empresarial se abren dos opciones para la interpretación del rebranding de DIRSE: la Asociación considera este universo como su mercado (“…..independientemente del tipo de organización en la que desempeñen su trabajo y del cargo que ocupen”.), o solo se incluyen los que en el ecosistema mismo usan la denominación ASG, cuya caracterización hemos hecho antes. 

Pareciera que la propuesta es la del primer caso, incluir a todos. En este caso el universo es muy amplio, con características muy diferentes, en todo el espectro de intereses y destrezas, como para ser atendido por ninguna asociación y mucho menos por una asociación con los recursos y alcance de DIRSE. En el segundo caso, se requiere una especialización en finanzas sostenibles que DIRSE no parece tener y en lo que no aprovecharían sus ventajas comparativas y se excluiría a su actual mercado, que es el de la sostenibilidad empresarial y no es de ASG.

Todos estos profesionales están interesados en la sostenibilidad de la empresa en el amplio sentido de la palabra, pero algunos reducen su interés a una parte, a aspectos puntuales, a las actividades en medio ambiente, en aspectos sociales o de gobernanza.  Al interior de las empresas, en los reguladores, en los centros educativos, en las organizaciones internacionales y de la sociedad civil, los profesionales no son de ASG.

No hay estándares de reporte ASG (como demostramos arriba), no hay maestrías ni certificados en ASG, no hay reportes de ASG empresariales, la normativa de la Unión Europea sobre información no financiera, la Corporate Sustainability Resporting Directive, CSRD, no se llama ASG Reporting Directive.

Es cierto que se presentan “resoluciones ASG” en las asambleas generales de accionistas, que se refieren a aspectos muy puntuales en algunos de los tres temas (remuneraciones de los consejeros, cuotas para las mujeres, emisiones, etc.), lo que confirma que ASG se utiliza para referirse a acciones individuales.

Y a pesar de envolverse con el manto de la sostenibilidad empresarial, muchos profesionales de las calificadoras de sostenibilidad, consultores y algunos analistas financieros sí se segmentan en estos aspectos, como hemos comentado. Algunos emisores de valores, como los bonos verdes, sociales y sostenibles también se segmentan en algunos aspectos. Y otro ejemplo paradigmático es el caso de los denominados “bonos sostenibles” o los “bonos ligados a la sostenibilidad” no se laman bonos ASG, aun cuando usan limitados criterios ASG para definir sus objetivos. Muchos fondos de inversión también son segmentados en términos ASG, por ejemplo, en energía renovable, en agua, en vivienda, etc. Es la industria del financiamiento y su ecosistema directo que la rodea, la que si se refiere al término.

Quien tiene una visión integral es un profesional de la sostenibilidad, quien tiene una visión parcial, segmentada, es un profesional de la ASG.

Implicaciones y riesgos para la Asociación: ¿Ampliación de mercado o deriva de misión?

¿Es posible para una Asociación como DIRSE con sus limitados recursos atender a “… todos los profesionales del ámbito ASG, independientemente del tipo de organización en la que desempeñen su trabajo y del cargo que ocupen”? ¿Tiene las capacidades para hacerlo? ¿Cuáles son las ventajas comparativas de la Asociación para atender este mercado? ¿Qué impacto puede tener? ¿Se diluiría?

Claro está que una posibilidad es atender solo a un segmento de este mercado o solo a algunos tópicos en el total. Si le pidieran opinión al suscrito recomendaría dedicarse solo a los profesionales directamente relacionados con la gestión de la sostenibilidad, no al resto del ecosistema, por las razones que comento más adelante. Si se quiere afectar a todo el mercado recomendaría centrarse en algunos temas concretos como lo es greenwashing, problema álgido y prevalente en muchos de aquellos sectores del ámbito ASG y de las mismas empresas.

Hay que reconocer que, a pesar del nombre, la Asociación tiene socios que son profesionales de la sostenibilidad empresarial, y no solo “directivos de la sostenibilidad”. Pero estimo que se identifican con la mejora de la gestión de esa sostenibilidad en las empresas, desde adentro y desde afuera, más que con partes del ecosistema ASG descrito arriba, por lo que deben tener comunión de objetivos.

Pero entre los dos grupos de profesionales puede haber conflictos de intereses. Originalmente el objeto de la Asociación eran mayormente los que se encargan de la gestión, un grupo relativamente homogéneo, con retos, necesidades de desarrollo profesional y objetivos comunes: luchar desde dentro de la empresa para la aceptación de su responsabilidad ante la sociedad, coordinar y/o liderar el intercambio con el mundo exterior.  Sus funciones y sus destrezas han ido evolucionado con el progreso mismo de la sostenibilidad empresarial, pero sus objetivos siguen siendo los mismos.

Para los profesionales de la gestión de la sostenibilidad empresarial si bien su actividad es un empleo, un trabajo, del que derivan beneficios financieros, para muchos es también una vocación, de la que derivan beneficios no financieros. Suelen tener en común la motivación, sus valores, sus deseaos de promover el bien común.

El profesional del “ámbito ASG”, externo a la empresa, listado arriba, es un grupo muy diverso. El interés de muchos de estos es el de expandir el mercado de su negocio, su motivación es el beneficio financiero, no es la sostenibilidad de la empresa. Para muchos de estos es un negocio puro y duro.

¿Cuál es la pregunta más frecuente cuando se habla de ASG? Si la ASG es más rentable que la inversión convencional. 

El contraste entre los dos grupos es semejante al que se observa al interior de la empresa entre los profesionales de la sostenibilidad, promotores de los beneficios a la sociedad, y los que abogan por la maximización de los beneficios financieros

Cuando una institución como DIRSE desea cubrir ambos grupos de profesionales, puede enfrentar conflictos de interés, corriendo además el riesgo de perder efectividad, de no atender adecuadamente a ninguno de sus stakeholders. Es mi opinión, mi intuición de experto, sin tener información confiable, es de que el deseo de expandir el mercado fue el causante del rebranding, del cambio de nombre, de la adición de la palabra ASG en su nombre.

Lo que pareciera prudente es que se enfoquen en sus ventajas comparativas en función de sus capacidades y que potencien el intercambio de experiencias entre aquellos que tiene objetivos comunes, que lo hacen por vocación de mejorar la contribución e impacto de las empresas al bienestar de la sociedad. Actuar de catalizador. Su principal activo son sus socios profesionales. No parece tener ventajas comparativas en el segmento ASG que se preocupa de actividades puntuales A, S y G con vocación de mejorar sus propios beneficios financieros, y si la puede tener en la gobernanza de la sostenibilidad.

Si quiere expandir el mercado, y hacer una contribución todavía mayor podría considerar la expansión geográfica del impacto ya que la mayoría de vuestros miembros están concentrados en la Comunidad de Madrid y Cataluña, y, ¡oh ilusión! a los demás países de habla hispana, lugares donde tienen menos recursos a los que acceder que en Madrid y Barcelona. Adicionalmente se podría expandir la cobertura en la naturaleza de las empresas atendidas, especialmente hacia las PyME, que no hablan de ASG. Obviamente que esto es más difícil, que requiere mayores esfuerzos y es posiblemente menos rentable desde el punto de vista de la contribución financiera de las empresas e instituciones que la apoyan. Como en las empresas en necesario balancear los objetivos financieros con los no financieros.

Apliquemos las ideas de la solidaridad, intrínseca en la responsabilidad social, que la contribución que hacen las grandes se utilice para “subsidiar” a las pequeñas”, que los expertos enseñen a los que saben menos, que los que tienen acceso a grandes recursos del conocimiento en las grandes urbes los compartan con los que tienen menos.  Son los principales activos a los que la Asociación tiene acceso.

Cuando los recursos son escasos se deben destinar a atender asuntos y mercados donde se tenga la mayor efectividad, no se pueden dispersar, hay que chutar a gol.

La ASG mira hacia el pasado y en el mejor de los casos al presente, la sostenibilidad empresarial mira al futuro.

Adicionalmente el profesional de la ASG y la misma industria que gira alrededor de la ASG, en particular las calificadoras de “sostenibilidad”, basan sus decisiones en la evaluación de actividades segmentadas y dispersas para discernir la sostenibilidad de las empresas, usando indicadores que tratan de cuantificar las actividades, políticas y procesos llevadas a cabo en el pasado, y en mejor de los casos, extrapolando ese pasado y presente, ceteris paribus. Y su agregación de esta multitud de “piezas de información” en una calificación o visión integral es arbitraria, basada en un modelo propio y no en los aspectos que son materiales para la empresa en particular. Pero, siendo la sostenibilidad empresarial un objetivo a lograr en el mediano o largo plazo, los responsables de ello enfatizan la dinámica de los resultados e impactos, y las estrategias, no solo la estática de la situación actual, dando especial atención al contexto donde todo esto se desarrolla, a la gestión futura de la sostenibilidad empresarial. [2]

Y para terminar.

No pretendo decirle a DIRSE lo que debe hacer (¿lo hice?). Esta carta es la reacción de un apasionado por la sostenibilidad empresarial que pretende estimular la discusión de cómo mejorar, si ello es posible, la efectividad de la Asociación., que en opinión del suscrito pasa por aprovechar la comunión de objetivos de los profesionales que ven a la sostenibilidad empresarial en su visión más amplia, como una vocación para mejorar el bienestar de la sociedad y expandiendo su cobertura a los profesionales presentes y futuros y empresas que tienen acceso a recursos del conocimiento limitados.

No debería contribuir a la confusión entre la sostenibilidad empresarial y la moda pasajera de la ASG. La ASG constituye una trivialización de la sostenibilidad empresarial.

Y lo que la sociedad necesita no son más acciones puntuales en cosas A, cosas S, cosas G, lo que necesita es una mejora de la gestión de la sostenibilidad, de su gobernanza, que no es la G como lo entienden los profesionales de la ASG.

No pretendo que cambiéis nada, estoy seguro de que tenéis la firme convicción de lo que lo habéis hecho es lo correcto para la Asociación ¿Quién soy yo para juzgar? Pero la discusión es necesaria. Y es muy posible que el tiempo os dé la razón.

Me podréis decir: “gracias……. nos ayuda a tener los conceptos claros ... luego lo que decidamos ... es otra cosa.”. Me bastaría.

Con agradecimiento por la encomiable labor que lleváis a cabo y con mis mejores deseos de que sigáis promoviendo efectivamente la gestión de la sostenibilidad empresarial.  Y muy agradecido por haberme permitido conversar con vosotros sobre el contenido de esta carta.

Antonio Vives, Ph.D.

Apasionado por promover el conocimiento y la implementación de la

Responsabilidad Social de la Empresa en Iberoamérica.

 

c.c.       Ana Gascón Ramos, presidenta

             Susana Posada Gómez, vicepresidenta

            Teresa Mañueco Pfeiffer, secretaria

 Miwi Clavera Maestre, directora general

 

 



[1] Esto lo hemos analizado en mucho más detalle en el reciente artículo Doce razones por las que los criterios ASG no representan a la sostenibilidad empresarial.

[2] Este contraste es el mismo que se observa entre la denominada “inversión ASG”, de visión fragmentada del presente, y la “inversión socialmente responsable” de visión integral del presente y futuro. Ver el análisis en ¿Es lo mismo Inversión Socialmente Responsable, ISR que inversiones ASG?


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