Cuando se presenta alguna situación anormal., por ejemplo, una crisis, que conduce a un exceso de demanda o a un déficit de oferta, los precios de los productos y servicios tienden a subir. Algunas subidas pueden ser explicadas (lo de justificadas debe ser analizado más cuidosamente) pero algunas son meramente oportunistas.
I. Algunos ejemplos
1.
Transporte
2.
Electricidad
En este caso el ajuste económico no era posible, colectivamente resultaba un monopolio, los precios no disminuían la demanda ni aumentaban la oferta. Pero todo era legal, los precios se ajustaron de acuerdo con las reglas del mercado. El mercado funcionó para los generadores y distribuidores, pero no para los consumidores.
Arrogancia de las autoridades que no quieren estar interconectados con otros estados para demostrar lo independiente y autosuficiente que es Texas del resto del país e irresponsabilidad e incompetencia de los reguladores que no habían previsto el problema aun cuando la llegada del vórtice se había anunciado (renunciaron todos los miembros de la gestora del mercado eléctrico) y sabían de la vulnerabilidad del sistema eléctrico, y por último falta de solidaridad de los participantes en el mercado eléctrico.
Ante las protestas de la población más afectada los reguladores consideraron cambiar retroactivamente los precios de la energía, pero decidieron no hacerlo por las consecuencias que tendría sobre las finanzas de algunos generadores y distribuidores de energía. Concluyeron que no se podía sentar un precedente ya que el mantenimiento de la operación del mercado era prioritario. A mediados de marzo se estaban considerando medidas para alargar los pagos de los que no podían afrontarlos, pero no para reducirlos.
¿Legal? SI, ¿Eficiente? En términos económicos SI. ¿Justo? En términos de justicia social y solidaridad, NO.
3. Productos de consumo masivo
Y el caso más conocido es el de la pandemia, que aumentó significativamente y de manera abrupta la demanda por algunos productos, como desinfectantes, mascarillas, papel higiénico (¿por qué?), entre otros, lo que conllevó a aumentos significativos en los precios. En algunos casos se podrían justificar con el argumento económico, que aumentos en los precios conllevarían a aumentos en la oferta, pero se requeriría de tiempo para aumentar la producción y convertir procesos productivos. Adicionalmente estimularían la innovación en el desarrollo de productos que antes podían no tener demanda.
Los productos de consumo masivo, con marcas responsables, tuvieron la tendencia a mantener los precios y aprovechar el aumento de la demanda, que no de los precios, para mejorar sus balances y mejorar su reputación y el aprecio de los consumidores. Pero los productores de marcas menos conocidas y genéricas aprovecharon las circunstancias para aumentar los precios y/o reducir la calidad más allá de lo justificable económicamente. Ello fue paradigmático en el caso de las mascarillas, producto hasta entonces prácticamente desconocido, y que para colmo buena parte de ellas era de efectividad dudosa. Y en papel higiénico donde aparecieron productos de menor calidad, pero a los precios de buena calidad. Pero el consumidor no podía, ni ante la urgencia tenía ganas, de verificar la legitimidad de las supuestas prestaciones y estaba dispuesto a pagar el precio.
En general el tipo de productos y servicios más afectados por la pandemia no tiene regulación y los aumentos son legales. En algunos casos, el argumento económico fue necesario, el aumento de precios estimuló la oferta de productos y servicios tradicionales y nuevos. Pero en otros casos los aumentos fueron meramente especulativos, carentes de ética.
II.
¿Es legal? ¿Es eficiente? ¿Es justo?
¿Es legal? En algunos estados de los EE.UU. la escalada de precios está regulada, estableciéndose condiciones bajo las cuales pueden subirse los precios (en general en emergencias), el máximo porcentaje permitido y las penalizaciones en caso de violaciones. En la Unión Europea no existe una legislación que regula la escalada de precios. La legislación de aplicación indirecta es la regulación de la competencia, que permite castigar los precios excesivos, pero por el ámbito de la ley, aplica a las empresas que tienen poder económico para el abuso, no a todos los casos. Algunos países tienen leyes contra la usura en las tasas de interés.
¿Es económicamente
eficiente? Depende del mercado en que opera. La
subida de precios puede estimular la oferta de productos y servicios existentes
y promover la solución de problemas, pero ello dependerá de que los recursos
vayan a empresas eficientes. Pero en una escalada de precios los mercados
pueden dejar de funcionar y no asignar los recursos a los productos y
servicios que merecen ser respaldados con recursos adicionales. Pueden contribuir a la continuada existencia
de emprendimientos que deberían extinguirse, por ineficientes e irresponsables.
[1] Esto esta subyacente en la Encíclica
Fratelli tutti, que analizábamos en el contexto de este conflicto en Economía,
el mercado y la empresa en la encíclica Fratelli tutti.
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