domingo, 2 de diciembre de 2018

RSE versus economía: Suboptimización social en la optimización económica



En un artículo anterior, El valor de las empresas: los dirigentes empresariales se concentran muy poco en lo que a la gente de verdad le importa, destacábamos que las decisiones a nivel agregado en la economía y a nivel desagregado en las empresa se tomaban muchas veces considerando solamente los valores que fueran cuantificables en términos monetarios, o por o menos en términos comparables, pero siempre medibles.  Esto es consecuencia del sesgo que induce la formación económico-financiera en la toma de decisiones: “Solo se puede gestionar lo que se puede medir”, aunque no hay que descartar que las dificultades de la medición en términos comparables lleven a omitir algunas variables relevantes para la toma de decisiones. 

Pero el sesgo lleva muchas veces a que se hagan pocos esfuerzos para incorporar las variables (¡relevantes!), de difícil medición, lleva a omitir variables.

En este complemento al artículo consideramos en más detalle ese sesgo ya que lo que parece una optimización en la asignación de los escasos recursos, el objetivo del análisis económico, puede terminar siendo contraproducente cuando se consideran los impactos de esas decisiones en un contexto más amplio que el de las variables medibles.  Lo que parece ser una optimización desde el punto de vista económico de las variables medibles incorporadas es una suboptimización desde el punto de todas las variables relevantes, algunas omitidas, algunas no medidas. Uno es la práctica tradicional del análisis económico y el otro es un intento de optimización social.

¿Optimización o suboptimización dañina?

La definición tradicional de la disciplina de la economía es de Lionel Robbins (1932), quién dijo que “la economía es la ciencia que estudia la conducta humana como una relación entre fines y medios escasos que tienen usos alternativos”.  De esta definición se desprende de que siendo los medios escasos y teniendo estos usos alternativos deben utilizarse con la mayor eficiencia posible y asignarse a los fines que producen mayores beneficios. En teoría todo está bien, de allí su atractivo como guía para la asignación de recursos. 

Pero en la práctica el sistema económico es solo un subsistema del sistema social. En problema es que este se ignora muchas veces y, por ejemplo, en las decisiones dentro de la empresa se suele ignorar la parte del sistema social que no es parte del económico.  Aun cuando la asignación de recursos sea eficiente desde el punto de vista económico puede no serlo desde el punto de vista de la sociedad.  La responsabilidad de la empresa ante la sociedad, RSE, va más allá de la utilización eficiente de sus escasos recursos dentro del subsistema económico, necesario, pero no suficiente y potencialmente dañino.[1]  El subsistema económico no lo es todo.

De una manera no totalmente rigurosa, desde el punto de vista de la RSE, podríamos decir que el subsistema económico es el que le preocupa más a los accionistas y el sistema social en su conjunto es que le preocupa, o debería preocuparle, a todos los stakeholders. La optimización del sistema económico dentro de la empresa no solo no es optimización de su conjunto social, sino que además puede ser dañino, llevando a decisiones que perjudican a la sociedad.  No hace falta mucha discusión, basta ver los casos de la contaminación ambiental (que puede no tener un costo tangible para la empresa) o la explotación de un mercado laboral con exceso de oferta (pagando sueldos de mercado, pero extorsionantes).  Ambos pueden ser parte de la optimización económica, pero son perjudiciales a la optimización social. [2]

Hay que destacar que esta crítica no quiere decir que la disciplina de la economía sea restringida.  Existe toda la subdisciplina de la Economía del Bienestar que se refiere a “la economía como el estudio de las condiciones bajo las cuales se puede maximizar el bienestar de una comunidad, y la elección de las acciones necesarias para llevarlo a cabo”. Esta disciplina podría ampliar el contexto de las decisiones empresariales y es compatible con la visión de la responsabilidad de la empresa ante la sociedad.  El problema es que esta disciplina se ha limitado a aspectos más agregados, a nivel de la economía como un todo, en la formulación de políticas públicas y sobre todo en su aplicación al desarrollo económico. No está considerada en la teoría, ni la práctica, en la toma de decisiones dentro de la empresa.

A nivel de empresa se están aplicando los conceptos de la economía del bienestar, pero de una manera inconsciente, empírica, conceptual, ocasional, aislada, no dentro de un marco teórico-práctico integral.  Es la concepción más amplia de la RSE, pero que la aplicamos sin un marco de base, de forma casuística.  De nuevo, de manera no totalmente rigurosa, podríamos decir que la economía del bienestar dentro de las empresas sería la consideración de la RSE, incluyendo variables omitidas y tratando de cuantificarlas, en la toma de decisiones para optimizarlas en el contexto empresarial integral.

El Principio de pantonomía o universalismo, según Ortega y Gasset, que dice que:

Las ciencias (biología, física….) se interesan por una parte de la realidad, la filosofía lo hace por el todo, por el universo en general; el filósofo relaciona aquello que le interesa (lo moral, lo bello, la verdad…) con el conjunto de la realidad tratado de descubrir el sentido de las cosas, el ser presente en todas ellas.

Podríamos parafrasearlo en la empresa como:

La economía se interesa por una parte de la realidad; la responsabilidad de la empresa ante la sociedad lo hace por todas las actividades de la empresa y sus impactos directos y potenciales; el directivo responsable relaciona aquello que le interesa (mejorar la sociedad…) con el conjunto de la realidad tratando de descubrir el propósito de la empresa, la razón de ser de todas sus actividades.

Debemos entonces movernos hacia una concepción más amplia de las decisiones "económicas". La economía se preocupa solo de un subconjunto de la sociedad, cuya optimización puede estar en contradicción o conflicto con el resto de las actividades de esa sociedad.  Si queremos tomar las decisiones que mejoren la eficiente asignación de recursos, las que conduzcan a un "bien" mejor debemos redefinir que es ese bien y ese bien no solo es el valor monetario, o el de los factores de intercambio que se pueden medir.  Debemos incluir lo no expresable en valores monetarios. 

Pero todavía nos queda el problema de definir la “función objetivo”, el “bien” de quién. Para mí como individuo es fácil, pero para la sociedad es muchísimo más complejo ¿Quién define lo que es el bien social? ¿Como hacemos el balance e intercambio entre las preferencias de unos otros y resolvemos los conflictos? Algunos creen que el progreso social consiste en crecimientos elevados, para aumentar la producción y el empleo, otros creen que el crecimiento deber moderado por la sostenibilidad en el consumo de los recursos no renovables. ¿Quién prevalece cuando no tenemos un valor único de intercambio: el dinero?      

Estas dificultades no obstan para que se expanda la concepción de las decisiones económicas y aplicar los conceptos de la economía del bienestar, aunque no sea posible hacerlo rigurosamente en la práctica, a las decisiones empresariales, con una visión más amplia de las variables involucradas, de su valoración y del balance entre ellas.  

Para que la empresa asuma su responsabilidad integral ante la sociedad sus decisiones no pueden limitarse a las variables cuantificables en términos monetarios y en el corto plazo.  Las decisiones deben considerar las variables que suelen ser omitidas en los análisis económicos tradicionales y tratar de cuantificar las que sea posible, y considerarlas, aunque solo sea de forma conceptual.  [3]

Ignorarlas no es una alternativa viable.



[1] En el sitio Concepto de Economía se presenta una breve pero muy precisa descripción de la problemática que tratamos en este artículo, aunque no a nivel del sistema de la empresa: El sistema social está compuesto por diversos subsistemas (político, cultural, económico), pero cada uno de estos subsistemas puede aislarse sólo mediante un proceso de abstracción. Los subsistemas interactúan entre sí. El sistema económico, objeto de estudio de la economía y subsistema del sistema social, está compuesto por los fenómenos de producción y distribución de bienes y servicios. Se habla de sistema económico como dimensión (y no como parte) del sistema social, reconociendo una estrecha vinculación entre lo económico y las demás dimensiones del sistema social (política, cultural, institucional, etc.). Estas relaciones son tan estrechas que es imposible separar los problemas económicos sin desvirtuar la naturaleza misma de los fenómenos sociales. Sólo a los fines analíticos, cada ciencia social “aísla” los problemas que le son específicos. Los diferentes enfoques de las ciencias sociales analizan la misma realidad desde puntos de vista diferentes. Estos enfoques no son excluyentes sino complementarios (énfasis añadido).

[2] Y aquí el lector avezado podría decir que, si considerasen las decisiones en plazos suficientemente largos, se tomarían en cuenta las desventajas (costos) de la contaminación y la explotación laboral.  Pero esto no suele hacerse en la práctica a nivel de empresa y si se hace, la “tasa de descuento” de los esos costos, se supone elevada, de tal manera que en los valores del futuro tienen muy bajo valor en el presente.  Es el típico problema de la evaluación económica de las consecuencias del cambio climático.

[3] En un próximo artículo analizaremos la identificación y cuantificación de algunas de estas variables.

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