Me imagino
que el lector se preguntará que tiene que ver el cuñadismo con la RSE. A
final de cuentas por cuñadismo entendemos algo parecido al nepotismo y al
amiguismo, pero en este caso mucho más concreto: favorecer al cuñado, mayormente
usado en casos de nepotismo a nivel político. Como beneficiar a la esposa
o al esposo puede interpretarse como un nepotismo muy obsceno, como si fuera el
beneficiarse a sí mismo, por ello se beneficia el/la cuñad@ con el/la cual no
se tiene una relación de consanguinidad. Típico en gobiernos.
Pero, lo
interesante es que en España se ha difundido y aceptado la connotación de
cuñadismo como: “ actitud de quien aparenta saber de
todo, habla sin saber pero imponiendo su opinión o se
esfuerza por mostrar a los demás lo bien que hace las cosas.” [i] Una
interesante acepción de la palabra (mi corrector en Word todavía no reconoce la
palabra por lo que pensé que tendría que ponerla entre comillas o en itálicas,
pero nó, su uso correcto es como lo hago). Posiblemente venga de que
cuando el cuñado, que nos visita de vez en cuando por Navidad, Pascua, Bautizo,
Matrimonio o Primera Comunión, nos apabulla con todos sus conocimientos
adquiridos desde la última vez que nos vimos, y debe demostrar que sabe más que
nosotros, su cuñado.
Sin duda habrán
visto muchos de estos “cuñados expertos” en paltós de televisión y en la radio,
que sin saber nada o muy poco opinan como autoridades infalibles, como si del
mismo Papa hablando ex cátedra se tratara. Su supuesto es de que
nosotros, los oyentes, sabemos todavía menos y que nos creeremos todo lo que
nos dirán (así ganó Trump las elecciones). Como español me atrevo a decir
que esto es una cualidad de gran parte de la población española, y su
prevalencia es inversamente proporcional al nivel de conocimiento que se tiene
del tema que se discute. Sucede sobre todo en política y en deportes, y,
especialmente los lamentables “asuntos del corazón”, o sea a nivel de chismes
sobre relaciones amorosas.
¿Cómo afecta
el cuñadismo el avance de la RSE?
En este caso
son muchos los opinan como un experto sin conocer el tema, basándose en
conocimientos superficiales de adquisición reciente. Es un comportamiento validado por la
ubiquidad que tiene en los otros temas mencionados. El pensamiento que
hace el recién ilustrado es algo como: “Como yo lo acabo saber y no so sabía
antes, hay mucha gente que no sabe lo que yo sé ahora y por ende puedo opinar
como un experto, sé más que muchos, nadie se dará cuenta de mi ignorancia”.
Y así publican un artículo, un libro y se ofrecen como consultores
expertos. En país de ciegos, el tuerto es rey. Y para
demostrar la gran comprensión del tema ofrecen una nueva definición de la RSE,
y a veces hasta nuevas siglas.
Habiendo
completado un Diplomado de unas semanas, o a lo sumo de algunos meses, ya se
han calificado como expertos para hacer consultorías, y no se diga de los que
han sacado un master a distancia. No es que no hayan aprendido mucho, es
que han aprendido algo sobre lo que los verdaderos expertos, entre ellos muchos
empleados especializados dentro la empresa, ya saben y en lo que tienen,
además, experiencia práctica.
¿Cuáles son
las consecuencias del cuñadismo en la RSE?
La creación de
confusión sobre lo que implica la responsabilidad de la empresa ante la
sociedad y la banalización de la disciplina, lo que lleva a degradar el rigor
de lo que eventualmente se convertirá en profesión. También lleva a
rechazos por parte de las empresas a las que los “cuñados expertos” les aconsejan
llevar a cabo actividades del manual de texto que no tienen los impactos
esperados (medidas que no son relevantes a la empresa y sus actuales
circunstancias, que se enfrentan a stakeholders que no reaccionan), que
conducen a actividades de lavado de cara a través de actividades de filantropía
pura y dura. El cuñadismo prostituye la RSE.
Una banalización
que también se observa en el cuñadismo en el espacio político que lleva no solo
a que cualquiera crea que lo sabe todo y por ende está calificado para
“gobernar”, sino lo que es más grave, que nos llegan a gobernar.
Cuando era joven
me decían que cualquiera podría llegar a Presidente, ahora me lo creo.
Anónimo.
¿Y es el
cuñadismo machista?
Parece ser que
solo los varones desarrollan la “ actitud de
quien aparenta saber de todo, habla sin saber pero imponiendo su
opinión o se esfuerza por mostrar a los demás lo bien que hace
las cosas ”. Las mujeres (en general) son mucho más
mesuradas, menos impulsivas, con menos obsesión por alardear, más rigurosas.