En este artículo
presentamos una colección de recientes desarrollos en la sostenibilidad empresarial,
unos malos, otros buenos y algunos que depende de cómo evolucionarán. El propósito
no es presentar un balance objetivo (es una colección relativamente
aleatoria y número relativo de los desarrollos listados en cada categoría no
quiere decir nada), ni analizarlos en detalle ya que sería aburridísimo. Solo pretende demostrar que no se puede demostrar nada, que
la turbulencia es tal que impide ver claro.
Las aseveraciones
en sostenibilidad suelen venir de los dos extremos (1) los amigos que lo ven
todo color de rosa, que ven lo quisieran que fuera y no lo que en realidad
es, que viven de que el progreso se mantenga y buscan mostrar que la sostenibilidad
empresarial está resistiendo los embates, que todo va viento en popa; y (2) el
otro grupo de enemigos, que no ven nada de bueno, que tienen interés en
evitar cualquier progreso y fomentar el retroceso. El centro, el de la imparcialidad,
el de la objetividad, está muy poco poblado. Unos están el 5, otros en el 1.
El suscrito se considera en el 3. Y tú,
querido lector ¿dónde estás?
No es una
exageración decir que estamos en un momento de gran turbulencia, que en
buena parte es el producto de la tormenta perfecta: Draghi-Parlamento
Europeo-Trump. Por una parte, el informe Draghi sobre la competitividad en
Europa dio alas a los políticos europeos para alegar que la sostenibilidad empresarial
había pasado, de repente, de ser una instrumento de competitividad a ser una
carga administrativa que le hacia perder ante la liviandad regulatoria de EE.
UU. y su ausencia en China, principales competidores de Europa. A esto se sumó
el cambio en la composición política del Parlamento Europeo hacia la derecha, y
de actitud de la Comisión Europea. Bajo
el eufemismo de “simplificación regulatoria” se ha hecho una gran dilución de
la sostenibilidad. Y por si faltaba algún estimulo, vino Trump y sus
aliados a atacar inmisericordemente todo lo que pareciera woke, (“Comportamientos y
actitudes de la gente que es sensible a la injusticia social y política”) (¿Qué tiene esto de malo?). [i]
A continuación,
listamos, con breves comentarios, los desarrollos en los meses recientes. El
objetivo es contribuir a desarrollar una visión de conjunto, ya que cada uno de
ellos, aisladamente, puede no ser determinante. Y de paso hacer un repaso
de la situación de la sostenibilidad. Para los interesados, incluimos nexos a
artículos explicativos.
No sorprenderá
que los malos sean mayormente en EE. UU. y que los buenos sean mayormente en
Europa, aunque con lamentables excepciones en el caso europeo.
I. Malos desarrollos.
1. La posposición (¿o eliminación?) de la aplicación de la directiva sobre reportes, CSRD, a empresas fuera de la Unión Europea formó parte del acuerdo de la Unión con EE. UU. para logar una reducción de los aranceles. La versión original hubiera aplicado a por lo menos 10,300 empresas de fuera de la Unión, con un 31% basadas en EE. UU. Y los fiscales generales de 16 estados (gobernados por republicanos) advirtieron a algunas grandes empresas que el cumplimiento con esas disposiciones podrían ser una violación de las leyes del país. En efecto, una amenaza de acciones legales.
2. La Comisión de Valores y Mercados de EE. UU., SEC, amenaza con prohibir a las empresas extranjeras cotizadas en las bolsas de EE.UU. de utilizar los estándares internacionales de reportes financieros si la IFRS, que también es responsable de los estándares de reportes de sostenibilidad, insiste en promoverlos. Hasta ahora se ha permitido a estas empresas la opción de usar estándares financieros internacionales o los de EE. UU. Pero ahora alegan que la información sobre sostenibilidad compromete la integridad de los informes financieros (¡¿?!).
3. La alianza de las instituciones financieras que promovía el logro de la neutralidad en las emisiones de carbono ha cesado operaciones ante la desbandada de muchos de sus miembros, respondiendo a las amenazas de represalias por el gobierno de EE. UU. Recodemos que fue lanzada con bombos y platillos en la COP26 celebrada en Glasgow en el 2021, presidida por el entonces enviado especial de la ONU para asuntos climáticos y actual primer ministro de Canada. Pero no todo es malo, ver más adelante.
4. La Comisión Europea aprueba la simplificación (¿dilución) del mecanismo que pretendía imponer aranceles (carbon border adjustment mechanism) a algunas importaciones por sus estimadas emisiones de gases de efecto invernadero en sus países de origen.
5. El Parlamento Europeo aprobó la posición más radical sobre las diluciones en las regulaciones de la sostenibilidad empresarial (reporte, diligencia debida, estrategias de transición). Cuando no se logró acuerdo sobre la posición relativamente moderada de los partidos de derecha estos apelaron al voto de los de la extrema derecha y lograron la aprobación de la propuesta de mayor dilución y retraso. Ahora (noviembre 2025) la versión final queda pendiente de la negociación entre las tres partes con sus respectivas posiciones: Comisión Europea, Parlamento Europeo y Consejo de la Unión Europea. De cualquier manera, la simplificación (¡dilución!) será significativa.
6. Después de grandes avances para la aprobación de pagos compensatorios por las emisiones del transporte comercial marítimo, EE. UU. amenazó con aranceles a algunos países vulnerables, con lo que finalmente no se aprobaron.
7. Se ha introducido una propuesta de ley en el congreso de EE. UU. para limitar la consideración de aspectos no financieros en la toma de decisiones de inversión. Esto pretende obligar por vía de ley lo que ahora es relativamente opcional y responsabilidad de los reguladores de los fondos de pensiones. [ii] Quiere evitar la interpretación de que los aspectos sociales y medioambientales tienen impacto financiero, lo que sí era considerado por la administración anterior. La materialidad financiera y el business case de la sostenibilidad empresarial se eliminarían por ley.
II. Algunos buenos.
1. No es que los reportes de sostenibilidad sean evidencia tangible de actividad y mucho menos de impacto, pero por lo menos parece que el interés en reportar se mantiene, a pesar de entornos desfavorables a reconocer públicamente que la actividad continúa. Un excelente informe resume la situación actual, PwC’s Global Sustainability Reporting Survey 2025: From insight to value: The sustainability reporting journey continues. Pero, para interpretar los resultados, además de la advertencia anterior sobre actividad e impacto, es pertinente la de que los resultados reportados son de opiniones, no de estudios empíricos, por lo que debe tener cautela.
2. Otro estudio en el mismo sentido es el UN Global Compact – Accenture 2025 CEO Study: Turning the Key: Unlocking the next era of sustainability leadership. Reporta, por ejemplo, que el 88% de los CEO entrevistados cree que el business case es ahora mucho mas fuerte que hace cinco años. Es un resultado notorio ya que hace cinco años estábamos en la epidemia donde el business case parecía obvio y ahora estamos en una situación relativamente opuesta, de agotamiento y de oposición a la sostenibilidad.
3. Y dentro de toda la confusión y debate entre la Comisión Europea, el Consejo de la Unión y el Parlamento Europeo sobre las regulaciones de la sostenibilidad empresarial, [iii] los afectados, a los que supuestamente se pretende ayudar dicen “no gracias, preferimos la regulación como estaba”. Una encuesta entre más de 2 500 empresas en cinco países de Europa reveló esta preferencia.
4. El Banco Central Europeo esta considerando el impacto sobre el cambio climático en sus asignaciones de recursos. Que un banco comercial lo haga sería entendible por aquello de la gestión de riesgos sobre su situación financiera, pero que lo haga un banco central, cuyos objetivos son la estabilidad monetaria y el control de la inflación, es altamente laudable, va más allá de la estricta política monetaria. Esta implícita la creencia de que el cambio climático tiene efectos sobre la estabilidad económica. Solo en Europa. Todo lo contrario a lo que comentamos arriba sobre EE. UU. donde el gobierno no quiere que ni siquiera que sea considerado en reportes ni en decisiones de inversión. Diferencia dramática.
5.
Y
para mostrar que va en serio el Banco Central Europeo ha multado al banco español Abanca por no cumplir con sus requerimientos de considerar
los riesgos del cambio climático en su situación financiera. A
mejor pensaban que el Banco Central estaría demasiado ocupado en otras cosas
como para preocuparse de la supervisión de sus regulaciones no financieras. ¡Pero
es que el cambio climático tiene impactos financieros sobre la (A)banca!
6. Y para resaltar el compromiso europeo con el combate al cambio climático, aun en el ambiente revuelto de la regulación sobre sostenibilidad, la Unión Europea ha creado un fondo de € 3 000 millones para financiar proyectos destinados a la reducción de emisiones para el logro de sus objetivos de neutralidad. A lo mejor estas innovaciones sí contribuyen a mejorar la competitividad europea.
7. Y según otra encuesta de Accenture Las mayores empresas del mundo han retomado el establecimiento de objetivos de cero emisiones netas tras la pausa del año pasado. Como comentábamos arriba, las instituciones financieras han pospuesto (¿abandonado?) sus objetivos de neutralidad, pero no las grandes empresas. Obviamente estos dos grupos tienen diferentes objetivos y están sujetos a diferentes incentivos y presiones. Las empresas pueden ser menos sensibles a las amenazas.
III. Buenos o malos, depende.
1. Una noticia cuyo efecto depende de su implementación es la creación de un Sello de Empresa Socialmente Responsable, anunciada por el Ministerio del Trabajo y Economía Social de España. En el escueto anuncio no se han dado detalles más allá de que los criterios serían fijados por el Consejo Estatal de Responsabilidad Social de la Empresa, CERSE, en proceso de reactivación. Si nos basamos en la efectividad del CERSE desde su creación original en 2008 y la del Ministerio en temas de RSE, [iv] las expectativas no son muy halagüeñas. En cualquier caso, la efectividad de un sello de empresa responsable es muy incierta. [v]
2. Se ha pospuesto por un año la prohibición, en la Directiva sobre Deforestación, EUDR, de la comercialización de productos que hayan causado deforestación, para los pequeños tenedores de tierra en países de bajo riesgo y se traslada la responsabilidad del reporte a los importadores y los del comercio final del producto. Pero se ha mantenido la fecha de vigencia para el resto, a pesar de las presiones para posponerla.
3. La construcción de centros de datos para respaldar las aplicaciones de la Inteligencia Artificial, IA, se ha acelerado dramáticamente en los años reciente. Estos centros requieren de un consumo masivo de energía y agua, que ponen en peligro la disponibilidad y el costo de estos recurso en las poblaciones adyacentes y ponen en riesgo las redes de transmisión. Algunos centros de datos operan con la energía ya disponible de las redes, aunque muchos deberán recurrir a nuevas fuentes. En muchos casos a energía convencional, pero algunas empresas, conscientes del elevado impacto sobre el cambio climático están buscando fuentes renovables. Como un ejemplo, Meta (Facebook) está construyendo en el estado de Luisiana un centro masivo a un costo de US$ 27 000 millones, con una extensión de casi 60 campos de fútbol (área de Manhattan), que será alimentado en parte con gas, energía solar y otros renovables, con consumo en el 2030 equivalente al de la ciudad de Nueva York (¡!). Google está reactivando una planta nuclear en Iowa que se había cerrado en el 2020. Microsoft también comprará energía nuclear de la reactivación de la planta de Three Mile Island en Pensilvania, (que había sufrido un serio accidente en 1979). Estas reactivaciones responden a la urgencia del suministro de nueva energía ya que la construcción de nuevas plantas nucleares suele requerir entre 6 y 8 años. ¿Es la energía nuclear sostenible?. La IA puede traer muchos beneficios y hacer grandes contribuciones al progreso económico y social, pero también tiene grandes costos a través de un impacto masivo sobre el cambio climático, será el sector de mayor impacto. Buenos y malos desarrollos.
IV.
¿Quo vadis sostenibilidad?
Obviamente que
este listado, arbitrario, no permite sacar conclusiones, solo es útil a efectos
de poner un poco de perspectiva al sobreoptimismo y sobre pesimismo de algunos
sectores de la sostenibilidad ambiental y empresarial. Es imposible generalizar, sobre todo en esta
era de turbulencia.
Donde
terminará no es fácil de predecir. Donde
queremos que termine si es muy fácil de decir.
[i] Para un análisis más exhaustivo de
este proceso, ver mi artículo publicado en el No. 59 del Dossier de Economistas
sin Fronteras: El desafío existencial de la Unión Europea, otoño 2025, Sostenibilidad
empresarial y Competitividad en Europa: ¿Sinergias o conflictos?
[ii] Esta controversia la habíamos
analizado en Prohibición de usar criterios de
sostenibilidad empresarial en las decisiones de inversión de los fondos de
pensiones. ¿Tiene lógica?
[iii] Ver la referencia en la primera
nota.
[iv] Ver Comisión
Internacional de Personas Expertas en Responsabilidad Social de las Empresas
(RSE): Mal comienzo.
[v] La potencial efectividad del sello lo
analizamos en el artículo Sello de Empresa
Socialmente Responsable en España: ¿Será efectivo?
No hay comentarios:
Publicar un comentario