domingo, 2 de febrero de 2025

NUEVO VOLUMEN VIII, Capítulo II.2: Profesionales de la sostenibilidad empresarial versus profesionales de la ASG.


En el capítulo precedente hemos presentado una amplia discusión entre las diferentes concepciones de la sostenibilidad empresarial y el concepto usurpador de la ASG, Ambiente, Social y Gobernanza, destacado las confusiones que se pueden crear entre los no expertos y los efectos potencialmente perversos de usarlos como si fueran sinónimos. En este capítulo extendemos la discusión al contraste de los ámbitos de actuación de ambos grupos de profesionales (hay algo de repetición con el capítulo precedente para poner este en contexto). [1]

I.                Problema de identidad.

ASG no es lo mismo que sostenibilidad empresarial ni puede reflejar la responsabilidad de la empresa ante la sociedad. La confusión sobre estos conceptos es uno de los mayores problemas de la implementación exitosa de la sostenibilidad, porque diferentes personas usan el mismo término, pero entienden por ello cosas diferentes lo que dificulta lograr consensos.

Por sostenibilidad empresarial, entendemos el objetivo de la empresa de asegurar su continuada viabilidad financiera, social y ambiental en el largo plazo. El logro de esta sostenibilidad conlleva emprender actividades que, para simplificar se han tipificado en tres grandes grupos, A, S y G, pero lo importante es reconocer que ello son solo algunos de los elementos que conducen a la sostenibilidad de la empresa. Ello incluye además las estrategias, procesos, procedimientos y políticas con los que se llevan a cabo, los instrumentos de evaluación, seguimiento y control, su integración coherente, su gestión integral, con una comunión de objetivos dentro de la organización, todo ello desarrollado en una cultura organizacional conducente. Llamemos a esto la envolvente de la sostenibilidad, la gestión de la sostenibilidad. [2]

Las actividades catalogadas como A, S y G constituyen una pequeña parte de lo que es necesario para lograr la sostenibilidad empresarial. La suma de actividades A, más actividades S, más actividades G, no constituye la responsabilidad de la empresa ante la sociedad ni conduce a su sostenibilidad. A lo sumo son necesarias, pero muy insuficientes. La sostenibilidad empresarial se logra con actividades legitimas, efectivas y eficientes, desarrolladas en un entorno interno conducente.

Y esto es muy relevante para el contraste de las profesiones porque el profesional de la sostenibilidad empresarial tiene su ventaja comparativa en los aspectos mencionados en la gestión de la envolvente, que está por encima de las actividades A, S y G. y esa gestión es crítica. Las actividades A, S y G a desarrollar son ampliamente conocidas y extendidas en la gran mayoría de las empresas, por lo que no conducen a ventajas competitivas. La diferenciación está en la gestión de la envolvente y su objetivo es que el resultado sea mayor que la suma de las partes.

Y la gestión de la envolvente es la gobernanza de la sostenibilidad, que es más profunda y va más allá de la tradicional G de Gobernanza, que suele referirse a las responsabilidades de los consejos y de la alta gerencia (remuneraciones, auditoría, comités, consejeros independientes, diversidad de género, etc.) de importancia para las empresas que cotizan en bolsas y reguladas por las comisiones nacionales de valores. Esta gobernanza de sostenibilidad es la que está adquiriendo más relevancia y forma parte de los recientemente aprobados estándares de reporte de sostenibilidad.[3]

 

Pero ¿es esto un problema?  Muchos no lo ven, pero sí, es un problema. Estimula la concepción de que la sostenibilidad empresarial, la que debe pretender lograr la empresa, se limita a actividades puntuales relacionadas con el medioambiente, en aspectos sociales y de gobernanza, lo que conlleva a que sean actividades dispersas, se vean como fines y no como medios, sin considerar las interacciones, sinergias, conflictos, y toda la envolvente que hemos mencionado.

La denominación ASG se la ha apropiado una parte del ecosistema exterior a la empresa, sobre todo la industria de las finanzas sostenibles, como comentamos más adelante al contrastar el profesional de la sostenibilidad con el profesional ASG.  El ecosistema de regulación, sobre todo el de reporte de información no financiera sigue usando el término más amplio de sostenibilidad. De hecho, el recientemente aprobado estándar internacional de reportes de sostenibilidad por parte del International Sustainability Standards Board, ISSB, el IFRS S1, General Requirements for Disclosure of Sustainability-related Financial Information, no solo se refiere a ese nombre, sino que el énfasis es en el reporte de los aspectos de la envolvente, relegando los aspectos ASG al reporte de indicadores suplementarios en base a los estándares del SASB, destacados en el capítulo anterior. Lo mismo sucede con los estándares europeos emitidos por EFRAG, ESR1, General Requirements y el ESRS2 General Disclosures.

Y una prueba de todo esto es que la Comisión Europea solo usa la denominación ASG en sus secciones de finanzas sostenibles y cuando se refiere a indicadores en esos aspectos, en especial sobre el cambio climático, y en el contexto de las calificadoras de sostenibilidad.

Un caso paradigmático que explica estas diferencias entre sostenibilidad empresarial y ASG son precisamente estas calificaciones de sostenibilidad empresarial que usan criterios ASG, basados en las actividades puntuales en A, en S y en G, para tipificarla y medirla, ignorando en un gran número de casos todo el resto de la envolvente que hemos mencionado. Es una caracterización muy imperfecta e incompleta.  Ello explica, en parte, las grandes divergencias en la tipificación de la sostenibilidad empresarial por diferentes calificadoras, que no son solo diferencias de metodologías y de medición, son mayormente un problema de sobre simplificación e incorrecta especificación de lo que es necesario para ser sostenible.

¡Y que ironía!  Ahora le está sucediendo a la ASG, supuesto reemplazo de la RSE (¿?), lo que le ha sucedido a la misma RSE. Los detractores de la ASG, para criticarla, tergiversan aun esta concepción inadecuada. Así como a la RSE la degradaban a algunas actividades puntuales, a la ASG la degradan a temas de inclusión social (léase preferencias por algunos grupos sociales) y oposición a los combustibles fósiles, o en el mejor de los casos, al cambio climático. Hacen de la ASG un sinónimo de progresismo de izquierdas. [4]

II.             Contraste de los mercados de actuación de profesionales de la sostenibilidad empresarial y profesionales del ámbito ASG.

El primero se refiere a los profesionales que son responsables de la función dentro y fuera de la empresa, que se caracterizan por requerir destrezas de gestión además de destrezas técnicas en alguno o muchos de los aspectos que abarca la sostenibilidad empresarial. En general, son empleados de empresas e instituciones.  El caso de mayor necesidad de atención es el de las empresas con fines de lucro, donde uno de los principales problemas que afrontan es la gestión del conflicto entre los beneficios financieros y la contribución al bienestar de la sociedad.

El segundo es un mercado completamente diferente, solo tienen en común los aspectos derivados de las actividades en A, S y G.  El ámbito ASG se refiere a una parte del ecosistema que gira alrededor de la sostenibilidad empresarial. Referirse al ámbito ASG al interior de la empresa es considerar que la sostenibilidad empresarial se reduce a actividades en estos tres aspectos, cuando la contribución de la profesión va mucho más allá de ello y se refiere a la gestión integral de la función y de aquel conflicto. Reducirlo a la gestión de actividades sería un gran retroceso, volver a la concepción de la sostenibilidad empresarial, superada, de como el gastar dinero en hacer cosas para los stakeholders y no en asegurar la sostenibilidad de la empresa en el largo plazo.

¿Cuál es al ámbito de la sostenibilidad empresarial, incluyendo el ámbito ASG y cuál es el dominado por la “ASG”?  El ámbito total incluye:

  1. Consultoría gerencial: consultoras en producción de informes, consultoras en agregación de información, consultoras en el uso de la información y medios de difusión, consultoras en estrategias y actividades.
  2. Ecosistema de la información sobre sostenibilidad: instituciones dedicadas a la recopilación, agregación y distribución de información básica, empresas calificadoras, productoras de índices de sostenibilidad, instituciones que producen premios y distintivos, medios de comunicación especializados, instituciones de certificación, entre otras instituciones.
  3. Finanzas sostenibles: Bancos comerciales y de inversión, empresas aseguradoras, bolsas de valores, fondos de inversión, mercados de valores, asesores, agentes de colocación, gestores de fondos privados y públicos, inversionistas privados e institucionales (fondos de pensiones, de riquezas, familiares, fondos de inversión, etc.), analistas financieros, entre otros.
  4. Instituciones educativas: Centros educativos formales en general y escuelas de negocios en particular, instituciones de entrenamiento, estudiantes, organizaciones de eventos divulgativos, etc.
  5. Asociaciones de profesionales: DIRSE (ASG), CSR Europe, EmpresAbility, entre muchas otras.
  6. Asociaciones gremiales e industriales: Por ejemplo, el World Business Council on Sustainable Development y el World Economic Forum y las decenas de agrupaciones sectoriales como el International Council on Mining and Metals, International Council of Chemical Associations, etc.
  7. Reguladores: Nacionales e internacionales de los mercados financieros (valores, banca, seguros y fondos de pensiones), de la información pública sobre sostenibilidad, del comportamiento empresarial dentro de los gobiernos, parlamentos, etc.
  8. Organizaciones internacionales: Por ejemplo, el Pacto Mundial, la Comisión Europea, Organización Mundial del Trabajo, la Convención Marco de las Naciones Unides para el Cambio Climático, entre otras.
  9. Organizaciones de la sociedad civil: De promoción, monitoreo, control y divulgación de información, como por ejemplo, Transparency International, As You Sow, Nature Conservancy, Greenpeace, Clean Clothes y centenares más.
  10. Y last but not least, las mismas empresas.

Todos estos profesionales están interesados en la sostenibilidad de la empresa en el amplio sentido de la palabra, pero algunos reducen su interés a una parte, a aspectos puntuales, a las actividades en medio ambiente, en aspectos sociales o de gobernanza.  Al interior de las empresas, en los reguladores, en los centros educativos, en las organizaciones internacionales y de la sociedad civil, los profesionales no son de ASG.

No hay estándares de reporte ASG (como comentábamos arriba), no hay maestrías ni certificados en ASG, no hay reportes de ASG empresariales, la normativa de la Unión Europea sobre información no financiera, la Corporate Sustainability Resporting Directive, CSRD, no se llama ASG Reporting Directive.

Es cierto que se presentan “resoluciones ASG” en las asambleas generales de accionistas, ya que se refieren a aspectos muy puntuales en algunos de los tres temas (remuneraciones de los consejeros, cuotas para las mujeres, emisiones, etc.), lo que confirma que ASG se utiliza para referirse a acciones puntuales.

Y a pesar de envolverse con el manto de la sostenibilidad empresarial, muchos profesionales de las calificadoras de sostenibilidad, consultores y algunos analistas financieros sí se segmentan en estos aspectos, como hemos comentado. Algunos emisores de valores, como los bonos verdes, sociales y sostenibles también se segmentan en algunos aspectos. Y otro ejemplo paradigmático es el caso de los denominados “bonos sostenibles” o los “bonos ligados a la sostenibilidad” no se laman bonos ASG, aun cuando usan limitados criterios ASG para definir sus objetivos. Muchos fondos de inversión también son segmentados en términos ASG, por ejemplo, en energía renovable, en agua, en vivienda, etc. Es la industria del financiamiento y su ecosistema directo que la rodea, la que si se refiere al término.

Quien tiene una visión integral es un profesional de la sostenibilidad, quien tiene una visión parcial, segmentada, es un profesional de la ASG.

Para los profesionales de la gestión de la sostenibilidad empresarial si bien su actividad es un empleo, un trabajo, del que derivan beneficios financieros, para muchos es también una vocación, de la que derivan beneficios no financieros. Suelen tener en común la motivación, sus valores, sus deseos de promover el bien común.

El profesional del “ámbito ASG”, externo a la empresa, listado arriba, es un grupo muy diverso. El interés de muchos de estos es el de expandir el mercado de su negocio, su motivación es el beneficio financiero, no es la sostenibilidad de las empresas. Para muchos de estos es un negocio puro y duro.

La ASG mira hacia el pasado y en el mejor de los casos al presente, la sostenibilidad empresarial mira al futuro.

Adicionalmente el profesional de la ASG y la misma industria que gira alrededor de la ASG, en particular las calificadoras de “sostenibilidad”, basan sus decisiones en la evaluación de actividades segmentadas y dispersas para discernir la sostenibilidad de las empresas, usando indicadores que tratan de cuantificar las actividades, políticas y procesos llevadas a cabo en el pasado, y en mejor de los casos, extrapolando ese pasado y presente, ceteris paribus. Y su agregación de esta multitud de “piezas de información” en una calificación o visión integral es arbitraria, basada en un modelo propio y no en los aspectos que son materiales para la empresa en particular. Pero, siendo la sostenibilidad empresarial un objetivo a lograr en el mediano o largo plazo, los responsables de ello enfatizan la dinámica de los resultados e impactos, y las estrategias, no solo la estática de la situación actual, dando especial atención al contexto donde todo esto se desarrolla, a la gestión futura de la sostenibilidad empresarial. [5]

La ASG constituye una trivialización de la sostenibilidad empresarial.

Y lo que la sociedad necesita no son más acciones puntuales en cosas A, cosas S, o cosas G, lo que necesita es una mejora de la gestión de la sostenibilidad, de su gobernanza, que no es la G como lo entienden los profesionales de la ASG.

Pero todo esto no quiere decir que los profesionales de la sostenibilidad empresarial se puedan desentender de los impactos financieros de sus actividades.  De hecho, cada vez más se requiere que desarrollen destrezas en los temas de finanzas y contabilidad, entre otras cosas, ante el énfasis que los estándares de reportes de sostenibilidad ponen en una visión integral de la sostenibilidad empresarial, no como un nicho de gestión sino como la totalidad del negocio mismo. [6]



[1] Este capítulo es un extracto y edición de la Carta abierta a la Asociación Española de Directivos de Sostenibilidad (ASG) DIRSE: La gobernanza de la sostenibilidad empresarial, (29 julio 2023) con motivo de su rebranding, añadiéndole el calificativo ASG a su nombre.

[2] Esto lo hemos analizado en mucho más detalle en el capítulo precedente Doce razones por las que los criterios ASG no representan a la sostenibilidad empresarial.

[3] Para mayores detalles de lo que constituye esta gobernanza ver el capítulo IV.5 de este volumen.

[4] Ver el capitulo siguiente, ¿Está declinando el interés en la sostenibilidad empresarial?: Siete más una razones.

[5] Este contraste es el mismo que se observa entre la denominada “inversión ASG”, de visión fragmentada del presente, y la “inversión socialmente responsable” de visión integral del presente y futuro. Ver el análisis en ¿Es lo mismo Inversión Socialmente Responsable, ISR que inversiones ASG?, capítulo VIII.6 en Una Mirada Crítica a la Responsabilidad Social en Iberoamérica, Vol. VII.

[6] Para un análisis de la necesidad de la evolución del profesional en sostenibilidad empresarial ver La aceleración de la evolución del Director de Sostenibilidad Empresarial (DirSE, CSO), capítulo IV.3 de este volumen.