¿Que tienen que
ver la responsabilidad empresarial con las masacres cometidas por terroristas,
domésticos o externos, o por individuos desequilibrados?
En principio
es un problema con alto contenido político, ideológico, pero algunas empresas
pueden y deben actuar para dificultar la comisión de estas masacres, o como
mínimo, para no facilitarlas. Las recientes masacres en EE. UU. han
llamado la atención sobre estas responsabilidades empresariales (lo de “recientes”
es un decir, la palabra más adecuada es, lamentablemente, las “continuas”
masacres). En menos de 24 horas, hubo dos masacres, por parte de individuos, una
en El Paso, Tejas (ciudad fronteriza con México), en la tienda Walmart, donde
murieron 22 personas, mayormente de origen latino, y 24 resultaron heridas, y
una en Dayton, Ohio, donde murieron 9 personas y 27 resultaron heridas. El caso de El Paso ha sido calificado como de
terrorismo doméstico de los “nacionalistas blancos” ya que el asesino es simpatizante
de esta ideología y su objetivo era asesinar al mayor número posible de latinos,
siguiendo los mensajes de odio publicados por el presidente Trump en sus tuits,
inclusive usando algunas de las palabras de esos mensajes en su manifiesto de
odio. El segundo caso es considerado
como un crimen de odio.
El objeto de
esta nota no es analizar las causas y soluciones, solo es hacer unas breves reflexiones
sobre las responsabilidades que pueden ejercer algunas empresas. Antes de ello describiremos brevemente le
problema ya que es algo muy difícil de entender para que los que han vivido
mucho tiempo en EE. UU.
El problema
Y esto en un
problema muy serio: en EE. UU. en los primeros 217 días del 2019 ha habido 255
asesinatos múltiples, más de uno diario (¡!).
La principal responsabilidad
por el problema es política, la libertad para la adquisición de armas en EE UU.
de cualquier tipo es casi total, no hay restricciones. Se pueden adquirir ametralladoras en la
tienda de la esquina, con sus respectivas municiones. Se pueden adquirir
convertidores para aumentar la capacidad de disparos. Hace
algunos años la discusión no era sobre si se debía regular la venta de armas
(que parece imposible de logar) sino sobre si se pueden poseer ametralladoras y
cuantas balas pueden contener los cartuchos.
Parece que hay acuerdo que el problema empieza cuando pueden albergar
más de 15 balas, menos de 15 está bien y fue el compromiso entre demócratas y
republicanos (pero solo para las nuevas que se compren). Para los habitantes del resto del planeta
esa discusión tiene que parecer surrealista.
El tema de la
posesión de armas por parte de la ciudadanía es el tema que más divide a republicanos
y demócratas y la sociedad. Determina hasta las ideologías de
los jueces que son propuestos para la (supuestamente independiente) Corte
Suprema de Justicia. Todo revuelve
alrededor de la Segunda Enmienda a la Constitución que establece “Siendo
necesaria una milicia bien regulada para la seguridad del Estado, el derecho
de los ciudadanos de poseer y portar armas no podrá ser limitado”. Esta enmienda fue aprobada hace 230 años cuando
el país no tenía ejército y se pretendía que los estados crearan sus propias
milicias para combatir insurrecciones. Pero la ideología de la derecha se ha
afincado en la segunda parte del texto para defender que ello conlleva la
libertad total para la posesión de cualquier tipo de armamento por parte de los
civiles.
Esta posición
está muy arraigada en los políticos republicanos y en una buena parte de la población,
sobre todo en zonas rurales. Y es defendida por la institución de cabildeo más
poderosa del país, la National Rifle Association,[1] NRA, que
financia las campañas de un gran número de candidatos republicanos (en las
elecciones del 2016 gastó más de US$70 millones respaldando los candidatos). [2]
¿Pero cuáles
son las causas de esta violencia? Con un cinismo inaudito, los republicanos,
incluido el presidente, dan la culpa a los video juegos de violencia, a las
redes sociales y a problemas de salud mental, descartado por completo la
libertad de posesión de armas de cualquier persona, mentalmente equilibrada o
no. Estas circunstancias, juegos, redes, salud
mental, se dan en la mayoría de los países del mundo, sin embargo, ningún país
llega, ni de lejos, a los niveles de violencia por armas de fuego como los EE.
UU. Lo que tienen los demás países son prohibiciones
o controles estrictos sobre la posesión de armas. [3]
La gran
diferencia es la facilidad del acceso a armas de masacre. EE. UU. tiene el 4.4% de la población
mundial y cerca del 50% de las armas del mundo en manos de civiles. Convenientemente, los políticos no mencionan
la tenencia de armas, no mencionan la incitación a la violencia del presidente
contra los latinos como causales de las masacres. Pero como han puntualizado
algunos comentaristas, la correlación entre los atentados y los video juegos es
la misma que entre los atentados y el consumo de bananas, o sea, ninguna. Donde sí hay correlación es con el numero de
armas en poder del público.
En Tejas, donde
ocurrió la masacre más reciente, se puede ir a clases en la universidad con la
pistola al cinto (estos estudiantes deben aprobar todos los exámenes). Para uno
que no vive en EE. UU. sería alucinante ver signos en las puertas de restaurantes,
consultorios médicos, supermercados, etc. de que está prohibida la entrada con
armas. Son avisos semejantes a los de que
se prohíbe fumar o no estacionar.
¿Por qué tiene
que haber la libertad de comprar una ametralladora? ¿Qué necesidad tiene un
civil de poseerla? No se puede hablar de cacería de animales ni de protección
contra delincuentes.
Responsabilidad
empresarial
Pero las empresas
tienen su parte de responsabilidad.
Pretender que
los fabricantes de armas dejen de producirlas es utópico, es un producto por el
que hay una gran demanda y es rentable. Pero los fabricantes pueden ejercer su
responsabilidad (aunque la palabra sea grotesca usada en este contexto) al producir
armas más seguras, por ejemplo, aquellas que requieren de identificación vía
huellas dactilares para que solo puedan ser usadas por los dueños
registrados. Claro está que esto no
resuelve el problema, los dueños registrados pueden ser terroristas o desquiciados,
pero por lo menos permitiría un mejor control de la posesión de armas y
dificultaría el comercio ilícito. Pero
de los fabricantes es poco lo que se puede esperar, como de muchos de los
políticos. [4]
El hecho de
que la masacre de El Paso haya ocurrido en una tienda que es una de las
principales vendedoras de armas en el país, Walmart, puede tener algún efecto. Hoy
puedes entrar en la tienda y comprar cereal para el desayuno, y ya que estás
allí, comprar una ametralladora con todas las municiones que quieras.
¿Los despertará y
dejarán de vender armas? La respuesta del
CEO de Walmart es una joya de retórica: “Seremos cuidadosos y considerados en
nuestras reacciones, y actuaremos de tal manera que reflejen nuestros mejores
valores e ideales, enfocados en las necesidades de los consumidores, empleados
y comunidades”. Faltó añadir “y del
impacto sobre nuestros beneficios”.
Una de sus
primeras acciones ha sido eliminar la exhibición de video juegos violentos de
sus tiendas, pero seguirá vendiendo armas.
¿Problema resuelto? ¿Responsabilidad ante la sociedad?
¿Pueden los
empleados hacer algo? Inmediatamente después de la masacre, un
empleado de Walmart tomó la iniciativa en este sentido y envió un par de memos,
a través del email de la empresa, urgiendo a los empleados a tomar acción y
pedir a la empresa que deje de vender armas.
Inmediatamente su cuenta fue suspendida, porque según la empresa, al
tomar esa acción, “había decidido no trabajar ese día para la empresa.”
Pero algo ha hecho
Walmart en los últimos años, aunque es obviamente insuficiente. Ya no vende la
ametralladora AR-15 y en el 2018 aumentó la edad para comprar armas a los 21
años (¡!) y va más allá de las leyes federales al requerir verificación de antecedentes
antes de vender las armas. En algunos estados no está permitió comprar
cerveza a los menores de 21 años, pero a partir de los 18 pueden comprar
ametralladoras.
Una de las tiendas
de mayores ventas de armas en el país, Dick´s Sporting Goods, decidió a
principios del 2019 no venderlas en 125 de sus tiendas, y lo ha mantenido aun
cuando el cambio ha impactado su volumen de ventas. O sea, que se puede.
Uno de los
principales stakeholders en el problema es el público en general, que
suele ser la víctima, sin razón alguna, de las masacres. Este público consumidor debería ejercer su
responsabilidad y dejar de compra en las tiendes que vendes armas.
Para Walmart tendría un impacto muy tangible ya que es una tienda que
vende de todo. Es el mayor empleador privado
del mundo con 2,3 millones de empleados, más de 100.000 suplidores, con la
mayor facturación del mundo de US$500.000 millones anuales, con 11.400 tiendas
en 27 países). Sin embargo, es poco probable ya que los clientes de Walmart son
conocidos por ser de relativamente menores ingresos y que su principal criterio
es el precio de los bienes y Walmart se especializa en precios bajos. Además, pensaran que ese no es problema suyo,
es de los políticos y policías.
Donde la acción del
público no tiene impacto es en otro de los principales mercados de armas, que
son la ferias, donde se pueden adquirir prácticamente sin restricciones, y en
las tiendas especializadas en armas, que en el país son negocios normales y
corrientes como una tienda de abarrotes. Este público es el defensor acérrimo
de la libertad total.
Otro stakeholder
que puede tener gran impacto es el sistema financiero. Este no solamente
interviene en todo el proceso de producción y comercialización de armas, sino
que está más preparado para resistir las presiones de los políticos y son
inmunes al cabildeo de los promotores de las armas. La gran
mayoría de las adquisiciones lícitas se hacen utilizando tarjetas de crédito. Los bancos financian a los productores y vendedores
de armas. Los inversionistas compran acciones de estas empresas. Poco a poco este sistema financiero esta
tomando conciencia y deja de financiar a estas empresas y muchos inversionistas
rechazan las acciones de productores y comercializadores de armas. Las tarjetas de crédito no están interviniendo
de manera notable, aunque su impacto sería inmediato, Estas son acciones con
gran potencial de contribuir a reducir el problema.
Y un buen
ejemplo de la acción de los medios es la carta abierta al CEO de Walmart de Andrew Sorkin, columnista del New
York Times, donde le pide que se posicione ante la creciente violencia con
armas de fuego. Entre otras cosas le
dice:
·
La
empresa debe usar su poder económico para ayudar a reparar un sistema que está
claramente roto, para resolver una crisis cuyos costos se miden en vidas, no
solo en términos económicos”.
·
Ud.
podría amenazar a los productores de armas con no vender sus productos a menos
que incorporen tecnología de huellas digitales para activarlas.
· Ud. tiene influencia sobre las instituciones
que ofrecen servicios bancarios y financieros a los productores y vendedores de
armas, así como a los que prestan dinero a los compradores.
En resumen
Es un problema
político de muy difícil solución por la extrema polarización en la sociedad y
política estadounidense.
Aun a pesar de que el 95% de los ciudadanos está de acuerdo en algo tan básico
como el requisito de verificación de antecedentes antes de poder adquirir un
arma, este consenso es ignorado por muchos políticos ante el temor de perder
las elecciones en su distrito o a perder el financiamiento del NRA o a que los
identifiquen como débiles ante la libertad de poseer armas. Y los republicanos
tienen el control del Senado, cuya aprobación se requiere para las medidas de
control de armas, donde el presidente del Senado puede impedir que se lleve
a votación cualquier medida, independientemente del apoyo que pueda tener. Controla
el país. Gran anomalía del supuestamente país más democrático del mundo.
Y pensar que una
medida tan tibia como la verificación de antecedentes se consideraría un gran
éxito. Kafkiano.
Pero algo
pueden y deben hacer las empresas y el público interesado, no para evitar las
masacres, pero para hacerlas un poco más difíciles. El
sistema financiero tiene un gran poder que no ejerce y el público no parece consciente
del poder que tiene y la relación de ese poder con el problema.
Ojalá esta vez
pase algo, pero ha habido catástrofes mayores y más dramáticas y no ha cambiado
nada. Como repiten los republicanos “no
se puede hablar de control de armas en caliente, hay que esperar a hacerlo sin
presiones”, o sea, hasta que se nos olvide.
[1] Tengo que morderme la lengua para
no insultarlo cada vez que veo al presidente de la asociación comulgar en mi
parroquia. ¡Que cinismo!
[2] El Washington Post reportó que al
día siguiente a los atentados el presidente Trump habló con el director del
NRA, supuestamente para coordinar reacciones.
[3] Australia era un país con libertades
semejantes a EE. UU. para la adquisición y tenencia de armas automáticas o
semiautomáticas, pero después de una masacre en 1996, se aprobaron prohibiciones
y restricciones a la tenencia de estas armas.
Desde entonces el nivel de homicidios múltiples se redujo a cero, con la
excepción de uno a principios del 2019 donde murieron 4 personas y fue con un
arma robada en 1997.
[4] La precandidata demócrata a la presidencia
del país, Elizabeth Warren, presentó una semana después de los atentados una
amplia propuesta para el control de armas, dentro de su programa electoral, que
incluye es establecimiento de responsabilidad penal para las empresas y hasta para
su presidente.