Con motivo de la celebración de la convención del Gupo Iberostar (empresa
familiar con cerca de 100 hoteles en 27 países) celebrada en noviembre del 2016
en Inca, Mallorca y con motivo del sexagésimo aniversario de su fundación se
presentó un interesante intercambio para la RSE del sector turístico entre el
presidente ejecutivo del grupo Miguel Fluxá y la presidente del comunidad
autónoma de las Islas Baleares, Francina Armengol, del Partido Socialista de
las Islas Baleares (PSIB)( Armengol pide a
los hoteleros 'sueldos adecuados'). Tienen
poco en común, pero ambos nacieron en el mismo pueblo, Inca (así como el
suscrito).
Puede parecerle sorprendente a muchos lectores que se comente sobre un
grupo originario de la isla de Mallorca, pero es que no solamente es un grupo
de gran magnitud, sino que la isla también ha dado origen a otras grandes
cadenas hoteleras y de turismo mundiales como Meliá, Riu, Barceló, Batle,
Piñero, entre otras, con extendida presencia en España y América Latina. Además, siendo que la isla tiene una gran
dependencia económica de la actividad turística, la discusión entre ambas
personas es relevante para la RSE. [i]
¿Diálogo?
En la reunión el Sr. Fluxà pide que la sociedad reconozca el esfuerzo
de los empresarios, el reconocimiento a la labor empresarial y pide constante
diálogo entre Administraciones Públicas y sector privado. Esto parece reflejar que el sector turístico
no es un sector muy apreciado por la sociedad, en gran parte por la
masificación del mismo, la baja clase del turista mayoritario y por el poco
esfuerzo del sector por ganarse el aprecio.
Siendo antagonistas natos, la Presidente del gobierno balear le
respondió pidiéndole sueldos adecuados para todos los trabajadores. Uno pide respeto y reconocimiento y el otro
pide mejores sueldos. ¿Qué tienen en
común ambas posiciones? La intersección
de este “diálogo” es la responsabilidad de ambos sectores ante la sociedad,
y es en ese contexto en que se deben debatir las ideas.
Responsabilidad
ante la sociedad del sector turístico
Lo poco que se puede saber sobre la RSC del grupo
Iberostar está en la presentación en su sitio web, que solo puede calificarse de
pobre, pero será mejor que el lector juzgue por sí mismo visitando el sitio. Informan sobre la Fundación Iberostar que lleva a
cabo algunas actividades mayormente filantrópicas, no estratégicas, no
relacionadas con el negocio. Destaca que
otorgaron tres becas para la escuela de hostelería de la Illes Balears. Y esto, con alguna excepción, es la actitud
de todo el sector. ¿No sería más
efectivo para la sociedad y para el sector se unieran los hoteleros para patrocinar
el mejoramiento de la calidad de la enseñanza en esa escuela y la empleabilidad
de sus estudiantes y así contribuir a resolver uno de los problemas crónicos en
España como lo es el desempleo juvenil? El
vender helados en verano no lo resuelve (¿Vender
helados para llegar a ser emprendedor?).
Pero se suele preferir el hacer filantropía solo que hacer desarrollo
acompañado de “competidores”[ii]. No saben lo que es Cumpetere: Cooperar para
competir.
O no entienden
lo que es su responsabilidad ante la sociedad o no saben comunicarlo. En cualquier caso, la percepción que la
sociedad recibe no puede ser muy favorable.
Es difícil con esto apreciar “El
esfuerzo de los empresarios y el reconocimiento a la labor empresarial”. Parece que deberían hacer mucho más (que a
lo mejor lo hacen) y, obviamente, comunicarlo mejor, sobre todo a los gobiernos
locales y a la sociedad, cuyos recursos ambientales y humanos usan en la
obtención de sus beneficios. El
respeto hay que ganárselo.
Siendo como son estos grupos empresas familiares (excepción de Meliá) pueden
tener un sesgo hacia una visión localista.
Los stakeholders de estos
grupos y de las grandes multinacionales cotizadas en bolsa son los mismos, pero
el contexto es diferente. Estas empresa
familiares, sobre todo en un entorno local, en una isla dependiente del
turismo, son conocidas por la sociedad local y las expectativas son
mayores. La sociedad y el gobierno
local tienen un mayor interés en estas empresas locales que en las
multinacionales que puedan operar en el lugar. Se actúa como si los directivos y dueños de
estas empresas extranjeras están fuera del ámbito de acción de la sociedad y
gobierno local. Y si bien la conciencia
de los clientes sobre la responsabilidad ante la sociedad de los hoteleros está
mejorando, todavía distan mucho de influenciar efectivamente el comportamiento
responsable, sobre todo en zonas de turismo masivo y clientela de menor status
social. No tienen tiempo ni la voluntad de identificarse con la problemática
social y ambiental del entorno. Hay
poca conciencia de los huéspedes sobre los temas de responsabilidad social, más
allá de algunas partes simbólicas como lo de reusar las toallas, ahorrar
agua y electricidad y reciclar. Los clientes
no tienen idea de las condiciones laborales o del impacto ambiental más allá de
lo visible en el consumo de recursos, cuidado de los jardines y el reciclaje. Y los locales no se hospedan en sus hoteles,
pero sufren todos los efectos negativos del turismo y solo algunos de los positivos.
De allí que la
responsabilidad ante la sociedad recae más fuertemente en los mismos hoteleros
y en los gobiernos locales, los dos interlocutores que comentábamos al
principio. Ambos tienen que hacer mucho
más. Comentaremos solo dos temas de
los múltiples temas de su responsabilidad, el ambiental y el laboral.
Empleo y
sueldos
En el tema laboral, la Presidenta del Gobierno pide mejores sueldos, y
añade, sobre todo ahora aprovechando la gran temporada turística que acaba de
terminar. Preocupación laudable, pero
eso es sólo una de las múltiples responsabilidades de los hoteleros en el tema
laboral. Si bien los sueldos de la
mayoría están regulados por los Convenios Colectivos, uno de los principales
problemas es la precariedad del empleo, no saber cuántas horas o
días podrás trabajar, la tercerización, mayormente en hoteles urbanos, en
condiciones que bordean en la ilegalidad para evitar tenerlos como empleados y
evadir los beneficios sociales. Otro de
los problemas son las condiciones del trabajo, la carga física del trabajo,
sobre todo para las empeladas (no soy machista) que limpian las habitaciones.
Un mejor sueldo (sobre todo si es sueldo de nómina y no remuneración) ayuda
pero no es suficiente. El tenerlos como
empleados es más conducente a la responsabilidad que contratar una empresa de
tercerización. ¿Se preocupan los
hoteleros de la responsabilidad en su cadena de valor, en particular de las
empresas que le suministran un insumo tan crítico como los recursos humanos?
Y esto debe ser preocupación permanente y no solo en tiempos de bonanza
económica.
Financiamiento
del entorno turístico
En el tema ambiental la polémica entre hoteleros y gobierno local sobre
la ecotasa (con el nombre más descriptivo de “impuesto de turismo sostenible”) es
muy ilustrativo de su responsabilidad ante la sociedad. La ecotasa fue creada por el gobierno
socialista en el 2003, para ser derogada en los tiempos del gobierno de
derechas y ser reinstaurada por el nuevo gobierno de coalición de izquierdas en
2016. Se ha convertido en un tema de
dogmatismo político y no en un tema ambiental y social como debería ser, lo que
dificulta los acuerdos y su implementación. Varía desde 0,25 a 2,00 euros
por persona y noche. Los hoteleros lo atacan como si fueran ellos los que lo
pagasen y tour operadores afirman que tendrá impactos negativos en el volumen
del turismo. Dado el porcentaje que ello representa sobre el costo de la
habitación esta argumentación es sumamente dudosa. Si bien son pocos los lugares de turismo de
playa y sol en que existen estos impuestos, son muy comunes y muy superiores en
áreas turísticas urbanas.
El medio
ambiente es el principal recurso que “consume” el turista en el entorno que nos
ocupa. El sol, el mar, las playas, las
colinas y montañas, los bosques, el atractivo de los pueblos, las
construcciones históricas, las carreteras, los senderos, etc. son los
principales alicientes. El sol está allí
y fuera de control, pero todos los demás recursos deben ser mantenidos para el
disfrute. Ello requiere recursos. Los hoteles hacen un uso no identificable,
indirecto, de estos recursos y es natural que no se responsabilicen por ello
más allá de su inmediato entorno (jardines, accesos). Y ninguno de ellos tiene proyectos de
mejoramiento ambiental, por lo que sus quejas no son pertinentes.
Siendo la
inmensa mayoría de estos recursos bienes públicos corresponden, efectivamente,
al Estado su mantenimiento y conservación, con recursos fiscales generales (el disfrute
es tanto para locales como para huéspedes de alojamientos), pero también con
recursos específicos en función del “consumo” intensivo de los recursos, en
gran parte por los turistas. Es un
impuesto similar al de la gasolina, cuando se emplea para el mantenimiento de
las vías de transporte. De allí la
racionalidad de un impuesto basado en la estadía de los turistas, cuyos
ingresos puedan ser destinados a la conservación y mantenimiento de los activos
turísticos.
Gran parte de
la controversia se refiere al destino y gestión de estos recursos, la
desconfianza mutua entre las partes. Por
ello, estos recursos deben ser bien administrados y es aquí donde se superponen
las responsabilidades ante la sociedad de los gobiernos locales y los
hoteleros: en la gestión eficiente, eficaz y definida de estos recursos. No pueden ser de disposición general del
gobierno local, dado su origen, ni puede este tener el monopolio de su
asignación. Para cumplir su fin deben
contar con los insumos de los que supuestamente más saben de las expectativas
de los turistas (sus clientes), los hoteleros.
Aquí se deben combinar las fortalezas de ambas partes y reducir sus
debilidades. El gobierno tiene,
supuestamente, los mejores intereses del territorio en mente y los empresarios,
supuestamente saben administrar proyectos de inversión. Pero estos también tienen intereses
personales, muchas veces de corto plazo,
que pueden no coincidir con los de la sociedad y con el largo plazo (los
recursos objeto de conservación son de larga vida), y el fuerte de los
gobiernos no suele ser la gestión financiera de proyectos ni tienen una visión
que va más allá del período de su mandato.
Con la planificación y gestión conjunta de proyectos concretos, con
transparencia y asunción de responsabilidad en la rendición de cuentas, sí se puede
ejercer la responsabilidad ante la sociedad de ambas partes. Esto puede y debe ser potenciado con la
participación de partes independientes representativas de la sociedad como lo
pueden ser algunas organizaciones de la sociedad civil (ver mi artículo Responsabilidad de la Sociedad Civil ante la
sociedad).
Y al tener el nombre de impuesto de turismo sostenible, no se tiene que
limitar su uso a temas ambientales (era la connotación y objeto de la antigua
ECOtasa) y debería incluir proyectos para el mejoramiento de las condiciones
laborales en el sector.
Con esta
gestión podríamos comenzar a vencer los dogmatismos de las posiciones y de
verdad beneficiar a la sociedad. Sería
una acción paradigmática para celebrar el Año 2017 del Turismo Sostenible.
En conclusión
Si los
empresarios turísticos quieren logar el respeto y el reconocimiento de la
sociedad, deben ejercer su responsabilidad ante esta, que va mucho allá de
acciones bien publicitadas de filantropía, como dar tres becas. Y si los gobiernos locales quieren mejorar
las condiciones de vida de los empleados del sector turístico y el entorno que
lo respalda deben también ejercer su responsabilidad ante la sociedad con el
manejo eficiente y efectivo de los recursos que le son encomendados, más allá
del establecimiento de regulaciones que en todo caso deben ser pertinentes,
efectivas y bien gestionadas.
Con la
planificación y gestión de os tres sectores (gobierno, empresas, sociedad
civil) de proyectos concretos, ambientales y laborales del sector, con
transparencia y asunción de responsabilidad en la rendición de cuentas, sí se
puede ejercer la responsabilidad ante la sociedad de ambas partes.
¡Y poco más de
humildad! La arrogancia derivada de que
unos empresarios de una pequeña isla, subdesarrollada hace unos 60 años (de la
cual tuvimos que emigrar), estén entre los líderes mundiales se entiende, pero
no se justifica. Acercarse al cliente y
a la sociedad, con humildad, es un buena demostración de liderazgo.
[i] Agradezco los extensos comentarios
de Catalina Alemany, de Riu Hotels and Resorts.
La responsabilidad de las opiniones vertidas son mías.
[ii] Algunos hoteleros y agentes de
viajes mallorquines (Iberostar, Riu, Barceló y Hotelbeds, ex-TUI) se han unido para
promover la formación de directivos, comenzando en 2017. Laudable, pero esto es más para beneficio
propio que para beneficio de la sociedad. JSF Travel and Tourism School, ¡así
en inglés! Según una versión programado
en tres de las sedes de la Wharton School (escuela donde estudió Sebastián Escarrer de Meliá), y en Nueva York, Madrid y Barcelona
en las sedes del IESE y en Mallorca. Según
otra
versión en Nueva York, Hong Kong (¿?) y Mallorca.
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