domingo, 13 de diciembre de 2009

Responsabilidad Social Confundida: No es de sorprender si estamos confundidos


Antes de que termine el año me parece oportuno hacer cinco reflexiones sobre temas que están aumentando la confusión sobre las prácticas responsables de la empresa. Conferencias de RSE: Durante el año tuve oportunidad de asistir a varias conferencias sobre el tema y aunque parezca mentira seguimos discutiendo lo mismo: “que la RSE es ir más allá de la ley”, “que la RSE debe ser parte integral de la estrategia de la empresa”, “que no es relaciones públicas”, “que no es filantropía”, etc., etc. Y no son solo los novatos, son los veteranos también. Pero aún a pesar de lo repiten continuamente, la mayoría de las empresas que participan siguen exaltando sus actividades de filantropía, de acción social, sus actividades periféricas. Casos típicos ocurrieron en un mismo reciente panel, donde varias empresas multinacionales (bebidas alcohólicas, construcción y tarjetas de crédito), destacaron sus actividades en educación al consumidor, en desarrollo comunitario y en educación financiera, pero ninguna habló de la responsabilidad de sus productos. Por ejemplo, la empresa constructora no habló de las emisiones de gases de efecto invernadero causadas por sus acciones, ni del impacto ambiental de sus métodos de construcción o de las grandes obras civiles, ni de lo que hacen para mitigar sus impactos negativos. La de tarjetas de crédito no habló de sus problemas legales por abuso de poder económico en Estados Unidos y en Europa en la fijación de cargos a los comerciantes, pero si tuvo cuidado en enfatizar que no tenía nada que ver con la fijación de las tasas de interés que cobran los bancos a los consumidores. ¿Adivina quién paga los cargos y las tasas? Los cargos, fijados unilateralmente, son pagados por los comerciantes pero eventualmente terminan siendo pagados por el consumidor a través de los precios de los bienes. Esta empresa también mencionó orgullosa su programa de voluntariado, donde los trabajadores, usando su tiempo, no el de la empresa, colaboran con la comunidad, eso sí, con un anuncio de la empresa. Obviamente que la de bebidas alcohólicas no habló de sus productos. Estas empresas, como casi todas, pueden y tienen prácticas responsables. Pero prefieren hablar de sus actividades periféricas, no del core business, aunque alegan que la RSE es parte integral de su estrategia básica. Quizás repiten lo de que forma parte de su estrategia para no tener que demostrarlo en la práctica. No es de sorprender si estamos confundidos. RSE no es filantropía: En otra conferencia reciente, uno de los principales conferencistas, un “prestigioso experto” se pasó diez minutos definiendo la RSE, diferenciándola de la filantropía, para luego concluir con dos ejemplos “brillantes”. Para defender que la crisis no debería afectar las prácticas responsables puso como ejemplo el aumento de las donaciones durante 2009 de la Fundación Bill and Melinda Gates. Conviene recordar que esta Fundación no es una empresa y que se alimenta de las donaciones de la fortuna personal de los que le dan su nombre. No tiene nada que ver con Microsoft. Sus contribuciones están en buena parte determinadas por la legislación fiscal de Estados Unidos, que establece que las fundaciones, a fin de mantener su exención fiscal y la de las contribuciones que reciben, deben donar un mínimo del 5% del patrimonio. El segundo ejemplo fue el caso de Proniño, programa filantrópico de Fundación Telefónica, financiado con contribuciones de la empresa y exenciones fiscales, pero que no forma parte de las prácticas responsables de la empresa. Y aquí no me refiero a si le rinde o no beneficios a Telefónica o si es una buena estrategia de gestión de reputación o si hace el bien a la sociedad. Me refiero que ninguno de los dos son ejemplos de responsabilidad empresarial, no son parte del core business de una empresa, son filantropía pura y dura, aunque alguien podría alegar que Proniño es filantropía estratégica. Un 75% de los periodistas entrevistados en España en una reciente encuesta cree que RSE es filantropía. A lo mejor van a muchas conferencias. No es de sorprender si estamos confundidos. RSE es cualquier cosa: Hay una gran confusión entre desarrollo económico y prácticas responsables de las empresas. Se está dando una tendencia a creer que son sinónimos. Es cierto que las prácticas responsables de las empresas pueden contribuir al desarrollo económico, pero no es cierto que todos los aspectos del desarrollo económico sean parte de la responsabilidad de las empresas. Creo que parte del problema proviene de que algunas instituciones de desarrollo, como las Naciones Unidas promueven iniciativas como los “objetivos de desarrollo del milenio”, que son objetivos para los países, no para las empresas, pero donde en el logro de ALGUNOS de los objetivos, ALGUNAS empresas pueden hacer ALGUNA contribución. Podemos ver conferencias y sitios de internet dedicados a la RSE promoviendo temas como la reducción de la pobreza, la lucha contra la violencia doméstica y la trata de blancas, control de tráfico urbano, desnutrición infantil, reforestación, etc. Es cierto que las empresas pueden hacer filantropía y, excepcionalmente para algunas, estas actividades sean parte de su negocio, pero la extensión de RSE a todos los problemas del desarrollo económico termina agregando mas confusión al tema y desestimulando a las empresas. Quieren aprovechar la popularidad de la RSE y de que las empresas “suelen tener dinero”. Todos quieren montarse en el barco de la RSE y lo van a terminar hundiendo. No es de sorprender si estamos confundidos. Todo es responsabilidad “empresarial”: Algo parecido sucede con la expansión de la “E” en RSE. En conferencias, en publicaciones en sitios de internet, usan el término RSE para referirse a casi todo tipo de instituciones. Lo usan para universidades, entidades de gobierno nacional o local, organizaciones de la sociedad civil, etc. Es cierto que es muy necesario promover prácticas responsables en todo tipo de instituciones, pero no son “empresas” en el sentido de la RSE. Algunos dirán que esto no tiene nada de malo. Sí, sí que lo tiene. Lamentablemente aumenta la confusión en torno a la RSE. Y con esto no es que quiera ser purista, pero si llamamos RSE a la responsabilidad de cualquier ente o institución, va ser mucho más difícil promover las prácticas responsables en las EMPRESAS. Ya bastante confusión hay. Llámenlas Responsabilidad Universitaria, del Gobierno, o de las Organizaciones de la Sociedad Civil, o de lo que sea, pero no “de la empresa”. Es cierto que tienen algunas cosas en común, como por ejemplo algunas de las partes interesadas y algunas de las prácticas y técnicas. Pero lo que hace especial a la RS en las EMPRESAS es la gestión del aparente conflicto y el necesario balance entre los beneficios y el bien común, entre la sostenibilidad económica y la sostenibilidad social y ambiental. En la mayoría de estas otras instituciones, este conflicto y balance no existen. Trabajan para el bien común. No es de sorprender si estamos confundidos. Nombres de la RSE: Como algunos de los lectores recordarán, escribí un artículo sobre este tema de los nombres hace algunos meses: “¿Alguien quiere ponerle un nombre a la RSE?” (http://www.cumpetere.blogspot.com/) Siguen apareciendo nuevos nombres a diario, pero el colmo es que son algunos de los mismos actores los que le cambian de nombre con frecuencia. El caso más notable es el de un responsable de la RSE en una gran multinacional que en marzo de 2009 publicó un artículo abogando por la “RSE 2.0” y en octubre, en una conferencia, aboga por “ESG” (environmental, social and governance), pero insiste que la “S” no es “social” sino “sustainability”. ¿Y si la S es Sustainability, para que necesitamos las E y G, que ya son parte de la S? Terminaremos con una nueva RSC: ¡!Responsabilidad Social Confundida!! . No es de sorprender si estamos confundidos. En el próximo artículo publicaré un Diccionario de RSE y RSC. Por ahora, a disfrutar de algunas vacaciones. FELICES FIESTAS Y QUE EN EL AÑO NUEVO LAS RESPONSABILIDADES SEAN CONVINCENTES. Hasta el 2010. Antonio Vives, http://www.cumpetere.blogspot.com/

domingo, 29 de noviembre de 2009

¿Puede la gestión de la RSE aprender de la crisis financiera?

La reciente crisis financiera ha sido analizada desde casi todo punto de vista posible: causas, consecuencias, culpables, beneficiados, perjudicados. También se ha analizado el impacto de y sobre las prácticas de responsabilidad de las empresas. Pero creo que ha faltado un análisis de lo que los actores en la gestión de la RSE podemos aprender del comportamiento de los actores en la crisis financiera. Antes de que se nos olvide que tuvimos una crisis financiera creo que es oportuno reflexionar sobre las lecciones que nos ha dejado para la gestión de la RSE.

Hay un cierto consenso en que gran parte de la crisis fue causada porque algunas instituciones tomaron riesgos mas allá de su capacidad de tolerarlos. Y es que los INCENTIVOS del sistema financiero, en particular de los bancos son esos, tomar más riesgos para ganar más. Es como apostar con dinero ajeno. Si sale bien, la mayor parte de las ganancias son suyas, si sale mal, las pérdidas son de otro. Hay una gran asimetría. La clásica “privatización de los beneficios y socialización de las pérdidas”.

Cuando el banco, mientras más grande mejor, toma riesgos que exceden su capacidad y le sale bien, las ganancias son suyas, y buena parte de ellas, de los directivos (como vimos en el artículo anterior sobre las bonificaciones en Goldman Sachs). Si sale mal, algunas pérdidas son de los accionistas, que poco poder tienen en la toma de decisiones. Y si sale muy mal, podemos extender las pérdidas a la sociedad porque el banco es demasiado importante para quebrar. Arrastraría a muchas empresas e individuos.

El caso de algunos operadores individuales dentro de algunas instituciones fue aun peor. Se les daba, o se tomaban, autoridad para hacer transacciones cuyo riesgo no estaba compensado con el capital asignado a cubrir la transacción. Pero si les salía bien, las ganancias podrían ser enormes dado el apalancamiento de la operación, y por ende sus bonificaciones. Los incentivos institucionales o personales no estaban alineados con la sociedad o con los de la institución.

En el sistema financiero hemos descubierto que no solo era importante el tradicional nivel de capitalización (los recursos propios para respaldar pérdidas usando los recursos ajenos), puntal de la regulación bancaria. Hemos descubierto que había riesgos de liquidez, de fondeo, de crédito, de mercado y de algunos que todavía no hemos descubierto. Ahora resulta que no basta con imponer requerimientos de capital mínimo. También debemos imponer requerimientos de liquidez, revisar el sistema de calificación de riesgos, el proceso interno de análisis de riesgos, la asignación de capital a arriesgar en las diferentes unidades, las bonificaciones, etc.

¿Qué tiene que ver esto con las prácticas responsables de una empresa? Si lo analizamos veremos que es lo mismo. ¿No son también los INCENTIVOS de las empresas no financieras tomar más riesgos para ganar más? ¿No toma la empresa no financiera más riesgos de los que cree?

De la misma manera que en el sistema financiero, los directivos de las empresas no financieras están tomando riesgos sociales y ambientales que pueden ir más allá de la capacidad de la empresa de asumirlos, con tal de mejorar los beneficios en el corto plazo, que son los que suelen determinar su remuneración. Si en el caso de los riesgos financieros no sabíamos bien como medirlos, ni que hablar de los riesgos sociales y ambientales. Si en los riesgos financieros estamos aprendiendo a caminar, en el caso de los riesgos sociales y ambientales estamos en pañales. Las empresas pueden estar tomando estos riesgos, por omisión o por comisión, que comprometen no solo el capital que se contabiliza (patrimonio) si no el que no se contabiliza: la licencia para operar en la sociedad, la reputación.

Lo que sí es claro es que en el caso de las empresas no financieras es muy poco probable que accedan al salvataje público, por el menor riesgo sistémico que comportan. Sin embargo, ¿qué paso con General Motors? ¿La dejaron quebrar? Cierto es que los problemas eran más de incompetencia que de riesgos ambientales o sociales (aunque algunos me dirán que los problemas laborales se convirtieron en sociales). ¿Pero no es la irresponsabilidad social lo mismo que incompetencia?

Para evitar que la crisis financiera recurra, se están proponiendo e implantando medidas de regulación de todos aquellos riesgos, incluyendo restricciones a los sueldos y las bonificaciones. Es más fácil hacerlo en el sistema financiero ya que los reguladores están mas concentrados o coordinados (¡!o lo deberían estar!!). En el caso de las actividades cubiertas por la parte obligatoria de la RSE en empresas no financieras y financieras hay gran variedad de reguladores (medio ambiente, laboral, comercio, etc.), con gran variedad de capacidades, con amplios vacíos en la regulación.

¿Puede haber una crisis sistémica derivada de prácticas irresponsables en el sector no financiero? Es muy poco probable. El caso de las prácticas responsables de la empresa no puede compararse al caso de la crisis financiera en su impacto sistémico. El sistema financiero esta mucho mas interrelacionado de lo que imaginábamos y la secuencia en la caída de los dominós ha sido más coordinada. Unos hacían o podían hacer caer a los otros.

En el caso de las prácticas irresponsables en empresas no financieras posiblemente el único riesgo sistémico es del cambio climático y no todo es atribuible a empresas. En el caso financiero descubrimos que algunos eventos que se suponían tenían una probabilidad infinitesimal, ocurrieron (el llamado cisne negro). ¿Es posible que haya cisnes negros en el tema social y ambiental? Esperemos que no. Pero una irresponsabilidad sistemática de las empresas podría llevar a una agitación social a nivel de un país, sobre todo en países con sistemas de protección social poco desarrollados. La interrelación internacional es muchísimo menor que en el caso financiero. La probabilidad es infinitesimal. ¿Dónde hemos oído esto antes?

Tenemos una buena oportunidad para aprender de la crisis del sistema financiero. Para ello debemos seguir de cerca cómo evolucionan la coordinación de las regulaciones, los sistemas de medición y control interno de riesgos y sobre todo los incentivos monetarios y no monetarios a los actores que pueden crear riesgos.

En particular, es hora de que los sueldos y bonificaciones tomen en cuenta los riesgos ambientales y sociales que se asumen. Y aquí no estoy proponiendo regular los incentivos, estoy proponiendo relacionarlos con los riesgos. Y para ello hay que hacer los esfuerzos necesarios para identificar los riesgos y en la medida de lo posible, medirlos, de lo cual estamos muy lejos, como el sistema financiero estaba hace unos 30-40 años. En las instituciones financieras este nexo es, o debería ser, bastante común, pero en mas empresas no financieras es casi inexistente.

Y es posible que veamos una evolución semejante a la del sistema financiero. Si las instituciones financieras no toman las medidas voluntariamente, los gobiernos y la sociedad forzarán mayores regulaciones, lo que puede reducir la capacidad de innovación y perdemos todos. Y eso también ocurrirá en el sector no financiero.

Cuando veas las barbas de ti vecino arder, pon las tuyas a remojar.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Postdata: Goldman Sachs y las indulgencias.

El martes 17 de noviembre después de una intensa campaña en reacción a las extraordinarias bonificaciones a sus empleados, que anunciábamos en el artículo anterior, Goldman Sachs decidió comprar mas indulgencias y anunció un programa de asistencia para unas 10.000 pequeñas y medianas empresas por un monto de US$500 millones, para capacitación, mentoría y apoyo en la búsqueda de capital. US$200 millones serán para educación y US$300 en préstamos y donaciones.

Esta vez su acción es mas cónsona con la estrategia en responsabilidad empresarial de un banco de inversión, que las donaciones no relacionadas que venían haciendo.
Pedíamos precisamente esto en nuestro artículo anterior, aunque es obvio que no tuvimos nada que ver con la decisión de Goldman Sachs, pero es reconfortante ver que algunas grandes empresas se pueden “iluminar”.

Por cierto que el arrepentimiento parece ser parcial. ¿Adivina adivinador de donde saldrán los recursos?: Parte del dinero provendrá de la fundación que mencionábamos. Además habrá que ver cuánto tiempo tardan en hacer efectivo el apoyo.

Es muy difícil reformar a los grandes pecadores, pero hay que insistir.

domingo, 15 de noviembre de 2009

¿El trabajo de Dios o compra de indulgencias?

Publica el New York Times del 12 de noviembre un artículo sobre la declaración de donaciones para efectos fiscales de Goldman Sachs y entre otras cosas comenta sobre sus actividades por el bien de la sociedad (In Charity Tax Filling, A glimpse of Goldman, Geraldine Fabrikant).

Menciona que en una entrevista con el Times de Londres, el Consejero Delegado dice que hacen el “trabajo de Dios” cuando “ayudan a las empresas a obtener capital”. ¿Es eso es trabajo de Dios o es sencillamente el negocio de Goldman Sachs? ¿O será que Goldman Sachs es Dios? ¡Por Dios!

En muchas conversaciones con ejecutivos escucho que su responsabilidad es asegurar la sostenibilidad financiera de la empresa, producir bienes y servicios que la sociedad demanda, crear empleos, pagar impuestos y no hacer daño. Lo demás es responsabilidad de los gobiernos y de la sociedad. ¿Basta con esto, o es esto sencillamente parte del hacer negocios? Hay maneras y maneras.

Si en Goldman Sachs, además de rentables fueran responsables, se preocuparían de que las empresas que apoyan a obtener capital lo usaran de forma social y ambientalmente responsable, con transparencia. Ayudarían a empresas pequeñas y medianas, que no pueden cubrir sus elevadas tarifas, a obtener financiamiento, o en sus planes de capitalización de las grandes incluirían apoyos para las pequeñas, y medianas, por ejemplo. Pero si hicieren esto a lo mejor sus bonificaciones serían menores.

Durante 2009 Goldman Sachs espera repartir la friolera de US$23.000 millones en bonificaciones, que como otro articulista menciona, podrían pagar toda la carrera de 115.000 estudiantes en Harvard!!! Ello representa un promedio de ¡!US$740.000 por empleado!!. Lo cual es una buena tajada y más si se tiene en cuenta que el promedio incluye a TODOS los empleados, incluyendo al portero. Es cierto que los sueldos toman en cuenta que las bonificaciones son elevadas, pero los incentivos para el empleado de ambas partes de la compensación son muy diferentes.

Pero para “compensar” hacen donaciones caritativas. En los últimos diez años han “donado” casi US$1.000 millones, o sea unos US$100 millones anuales. Más de la mitad de esto han sido aportes a su propia Fundación, la cual, según las regulaciones de Estados Unidos, debe donar anualmente no menos del 5% de su patrimonio para poder transmitir la deducción fiscal a sus donantes. Como su patrimonio es del orden de US$400 millones, de esto debe donar por lo menos US$20 millones anuales, que es lo que hacen. Si sus otras donaciones anuales y el 5% del patrimonio de la Fundación fueran directamente a la sociedad, Goldman estaría donando unos US$70 millones anuales.

No queremos decir que Goldman tiene obligación alguna de donar nada, pero aparentar que “compensan” unas bonificaciones de US$23.000 millones con donaciones de US$70 millones (0.3%), o sea, el bono promedio de menos de 100 de sus 31.000 empleados, es un insulto a la sociedad. Pero lo que es peor, las donaciones son con el dinero de los accionistas y del fisco. Con US$100 millones en donaciones estimo que deben reducir sus impuestos en unos US$40 millones, o sea que sus donaciones anuales de US$70 millones son mayormente donaciones con dinero de los contribuyentes y en parte de los accionistas.

No creemos que el problema se resuelva con restricciones al pago de sueldos y bonificaciones en empresas netamente privadas. En este caso algo han modificado las bonificaciones ya que parte son pagadas en acciones y opciones de compra de más acciones, lo que en principio tiene mayor relación con el futuro rendimiento de la empresa. Pero estas bonificaciones no constituyen incentivo alguno a las prácticas responsables, todo lo contrario, pone a los beneficios como fin único de la empresa en la mente de los empleados.

Cada quién es libre de hacer con su dinero lo que quiera. No voy a discutir si se merecen los bonos o no. Goldman Sachs usó dinero público durante la crisis, pero ya lo devolvió, posiblemente para escapar de las restricciones a las bonificaciones. Pero, presumiblemente, si los contribuyentes no los hubieran apoyado, otras serían las bonificaciones. Estas bonificaciones son legales, pero es muy dudoso si son éticas o morales pero definitivamente no son equitativas. Hay maneras y maneras.

Esta estrategia no parece ser ni responsable y definitivamente no es solidaria. Como estrategia reputacional deja mucho que desear. Su Consejero Delegado alega que se lo merecen ya que sus empleados son de los más productivos del mundo y los que más trabajan (según la empresa un promedio de 60-70 horas a la semana).

¿Qué podemos hacer las partes interesadas ante una situación como esta? Como mínimo, sus accionistas deberían tratar de balancear la situación. Pero si protestan, a lo mejor baja el precio de sus acciones. Los clientes podrían tratar de obtener mejores precios. Pero, ¿es ésta una industria realmente competitiva? No creo que los empleados y directivos tengan mucho interés en cambiar la situación. Quedan los gobiernos, los medios y la sociedad civil. Espero que esta situación invite a la reflexión a muchas de estas partes y sigamos poniendo presión, aunque su efectividad solo se vea a largo plazo.

Pero, ¿es esto un problema sólo en países más desarrollados? NO, ocurre, aunque obviamente en menor escala, en Iberoamérica. No somos inmunes a utilizar donaciones para desviar la atención de prácticas irresponsables y de omisiones o deficiencias en contribuciones positivas.

Aunque este caso pueda ser un caso muy extremo, la práctica general es relativamente común y esto puede ser un detonante para que se revisen estas prácticas. Son muchas las multinacionales y algunas nacionales que se esconden detrás de alguna práctica responsable, algunas donaciones y la utilización de fundaciones, todas ellas bien publicitadas, para compensar por las prácticas irresponsables y las omisiones. Esperemos que las demás empresas aprendan de esto.

Pero, no faltarán las empresas que al ver esto tratarán de aumentar sus presupuestos para la gestión de la reputación y sus donaciones filantrópicas. ¡Qué pena! Ojala los medios en Iberoamérica fueran tan proactivos como lo son, en estos casos, en Estados Unidos y el Reino Unido.

¿El trabajo de Dios o compra de indulgencias?

lunes, 2 de noviembre de 2009

¿Qué hay de nuevo bajo el sol en responsabilidad empresarial?


Desde hace algunos años, con el aumento de la popularidad de la responsabilidad social de la empresa y los innumerables expertos, consultores y autores que se suman al movimiento a diario, tenía la sospecha de que estábamos recalentando la sopa. Que todos repetimos lo mismo con variaciones en el orden de las palabras y con poco valor agregado.

Ahora me ha llegado la confirmación en la forma de un libro, que acabo de encontrar, titulado “The Social Responsibilities of the Businessman” escrito por Howard R. Bowen, comenzado como proyecto de investigación en 1949 y publicado en 1953, hace casi seis décadas. Cuando se publicó el libro la gran mayoría de los lectores de este artículo no habían nacido (yo sí). Salió a la luz cuando se usaban las maquinas de escribir (la gran mayoría manuales), la información se distribuía de forma impresa, en originales, y los libros se encontraban en la biblioteca, no en línea. Empezaban a usarse las fotocopias en grandes empresas en países desarrollados. Hacía apenas 8 años que había terminado la Segunda Guerra Mundial. Franco gobernaba en España desde hacía 14 años y lo haría por 22 años más. Tomaban posesión Eisenhower en Estados Unidos y Tito en Yugoeslavia, coronaban a la Reina Isabel II. Perón propugnaba la unión de Chile y Argentina como núcleo de los Estados Unidos de Hispanoamérica. Se publicaba el primer número de Playboy y la primera novela sobre James Bond y nacía Bill Gates. Pero faltaban casi 30 años para la popularización del PC, casi 40 años para la diseminación de internet y 45 años antes de que pudiéramos buscar con Google (y todo esto lo encontré con Google).

Y cuando Google logre digitalizar los libros que ya no se imprimen y con derechos vencidos, podremos acceder a más material y acceder fácilmente a libros como este. Mientras tanta la única forma de leerlos es buscarlos en la biblioteca tradicional, si es que los tienen (la biblioteca del BID me lo encontró en la biblioteca de la Universidad de Atlanta). Después de que se ponga a disposición del público la vasta colección de libros y artículos sobre RSE veremos que a lo mejor no hemos progresado mucho, a lo mejor hemos retrocedido y lo que ha avanzado con la globalización y las presiones competitivas es el interés egoísta.

Nótese que el autor habla de “businessman”, “hombre de negocios” (sin connotación machista, ¡era 1953!) y no se refiere a la responsabilidad de la empresa. Sin entrar en la discusión de que si la responsabilidad es de la persona individual o de la persona jurídica, lo cierto es que quienes implementan las acciones son las personas, aunque en el contexto de una institucionalidad empresarial. Esta institucionalidad puede ser conducente o contraproducente para el ejercicio de la responsabilidad, pero en cualquier caso ha sido diseñada por las personas. El autor estaba en lo cierto al dirigirse a los “hombres de negocio”, que llamaremos empresarios, aunque puede que sean solo gestores.

Ya en 1953 Bowen decía cosas como “Las decisiones del empresario lo afectan no solamente a él, sus accionistas y sus trabajadores o sus clientes, afectan las vidas y destinos de todos nosotros”. Y ahora nos parece que lo de “stakeholders” o partes interesadas es algo nuevo.

“Cuando se reconocen al amplio alcance y las consecuencias de de las decisiones de la empresa privada surgen, naturalmente, algunas preguntas: ¿Están los empresarios, en virtud de su posición estratégica y su amplio poder de decisión obligados a considerar las consecuencias sociales de sus decisiones de negocios? Y si es así, ¿tienen responsabilidades sociales que trascienden sus obligaciones ante los dueños o accionistas?. La respuesta a ambas preguntas es claramente positiva” Y estas son las mismas preguntas que todavía nos hacemos 60 años después, con la misma respuesta.

Los empresarios están condicionados por la competencia, las costumbres y las leyes. Sin embargo, nosotros dependemos y debemos depender de que asuman una gran parte de responsabilidad si el sistema de libre empresa debe continuar y prosperar. Aun cuando hay amplio acuerdo en esto, hay menos consenso ……… sobre cuáles son las responsabilidades sociales que los empresarios deben asumir” ……………. “Las respuestas dependen en gran parte del conocimiento técnico, económico y social que todavía no es adecuado ……y de los valores fundamentales u objetivos que nos ponemos en el orden económico, político y social” (Ver un artículo anterior en este blog sobre esto: “La RSE es la RSE y su circunstancia”) ….……… ”La inmensa libertad en la toma de decisiones empresariales que caracteriza el sistema de la libre empresa solo puede ser justificado si es bueno no solo para los accionistas y dueños sino también es bueno para la sociedad como un todo”.

¿Ha leído Usted esto en alguna publicación u oído en una conferencia reciente?

Y esto es solo un ejemplo. No soy historiador de la RSE y solo me estoy refiriendo a un libro completo publicado sobre el tema. Estoy seguro que se hablaba de prácticas responsables desde hace mucho tiempo. De hecho, el Viejo Testamento recoge una de estas instancias de prácticas responsables, aunque no fueran de empresas propiamente constituidas (pero que podríamos llamar una “empresa familiar”): “Cuando llegue el tiempo de la cosecha, no sieguen hasta el último rincón de sus campos ni recojan todas las espigas que allí queden. No rebusquen hasta el último racimo de sus viñas, ni recojan las uvas que se hayan caído. Déjenlas para los pobres y los forasteros.” (Lev. 19: 9-10).

Antes se llamaba solidaridad. Ahora se llama “negocios inclusivos”, porque ahora los dueños suponen que los “pobres y los forasteros”, o sea “la base de la pirámide”, puedan ser clientes o trabajadores potenciales del campo y de la viña.

Este repaso a la historia no quiere decir que no haya habido progreso en la responsabilidad social de la empresa. Aun cuando los conceptos básicos son los mismos, ha habido progreso. Se han desarrollado metodologías de análisis del comportamiento empresarial, de la efectividad de algunas prácticas, de los sistemas de información y por ende de los procesos de reporte. Se han desarrollado instituciones de seguimiento y control y algunas partes interesadas ejercen su responsabilidad en exigir prácticas responsables a las empresas. Se ha avanzado en la definición de políticas públicas. Se han desarrollado indicadores para “medir” las prácticas responsables y hasta tendremos una norma de la ISO (¡no certificable!) sobre lo que debe ser la responsabilidad social de las instituciones, incluidas las empresas.

Pero también se ha desarrollado la confusión con nombres sin fin (como mencionábamos en un artículo anterior), con teorías académicas con mayor o menor implicación práctica y se han desarrollado mucho las estrategias empresariales para parecerlo y no serlo.


miércoles, 21 de octubre de 2009

Capital humano: ¿Está en el capital de la empresa?


Como se ha comentado ampliamente, las crisis separan el trigo de la paja y en ningún tema más claro que en la gestión de los recursos humanos. Durante la crisis muchas empresas han reducido su personal. A algunas no les quedaba más remedio, a lo mejor la crisis las agarró con exceso de personal ya sea en preparación para una expansión que no ocurrió, ya sea porque en la bonanza no le prestaban mucha atención al asunto. Pero otras empresas se aprovecharon de la coyuntura para hacer despidos. Tenían una excelente excusa, los gobiernos, los sindicatos y hasta la opinión pública lo iba a entender. Obviamente que es difícil determinar quien tenía razones legitimas para ajustarse el cinturón y quien aprovechó la situación. Debemos recordar que así como para el individuo la primera responsabilidad es mantener la vida, también lo es para la empresa. Pero hay maneras y maneras.

En cualquier caso, la situación nos trae a la mesa un aspecto relativamente descuidado de las prácticas responsables en la gestión de recursos humanos, y es el cuándo y cómo reducir la plantilla. Veamos varios casos de prácticas responsables e irresponsables.

Una empresa que no mencionaré, pero que lamentablemente es bastante típica, fue golpeada por la crisis y la primera acción para contrarrestar sus efectos fue reducir el personal. A los directivos les pareció lo más sencillo, sobre todo en una coyuntura económica en la que habría pocas protestas. Además su impacto sobre los beneficios es inmediato y en los casos en que los costos de la nómina son elevados, es notable. Reducir otros costos podría requerir más esfuerzos y más tiempo.

Esta empresa puede tener incentivos perversos. Las bonificaciones de algunos de sus directivos están ligados a la rentabilidad en el corto plazo, a lo sumo en el año fiscal. Si pueden tener una reducción de costos rápida, sus bonificaciones estarán protegidas. Lamentablemente el bienestar del resto del personal no suele estar incluido en el esquema de remuneración de los directivos. Si lo estuviera, hubieran tenido que hacer un balance entre ambos objetivos. En una situación de crisis lo que le pasa al resto del personal es para ellos menos relevante.

Si en vez de reducir costos, porque era lo más sencillo, los gerentes hubieran hecho un análisis estratégico de su situación a lo mejor podrían haber hecho ajustes a su modelo de negocio, buscado nuevos mercados, nuevos productos, aprovechando las destrezas del personal. Pero se pusieron como objetivo recuperar la rentabilidad a corto plazo porque sus bonos dependían de ello. “Y si las cosas mejoran, contrataremos gente”.

Si los incentivos hubieran sido los correctos y se hubieran planteado el objetivo de cómo recuperar la rentabilidad, minimizando el despido, la estrategia hubiera sido otra. O si sus incentivos hubieran estado ligados al largo plazo, se hubieran dado cuenta de que no solo estaban reduciendo costos, sino que estaban destruyendo parte del valor de la empresa.

El problema es que este “capital” humano, estos activos de la empresa, no están contabilizados entre los activos de la empresa. No están incluidos en el balance general, ni siquiera al costo histórico de adquisición (vale decir al costo de transacción de la contratación(, ni siquiera al costo incurrido en desarrollarlos, ni mucho menos al valor presente de los beneficios netos que le proporcionan a la empresa. Estas “inversiones” en personal se consideran gastos corrientes. Si se despiden a varios empleados, no se reconoce la pérdida del activo en el estado de ganancias y pérdidas, solo se reducen los costos de la nomina. No se reconoce la pérdida de capacidad de producción que ello conlleva. Si la empresa vende un terreno, un inmueble o un equipo del que puede prescindir, su ganancia o pérdida dependerá de la diferencia entre el valor en libros y el valor de mercado, que en una crisis puede llevar a tener que reconocer una pérdida. Pero el valor del personal no está en los libros contables y toda la pérdida de su capital intelectual, su experiencia, su contribución no se reconoce. Puede ser contablemente más rentable deshacerse de activos valiosos como el personal, que aumenta los beneficios en el corto plazo que deshacerse de activos ociosos que pueden llevar a reconocer una pérdida. ¡!Perverso!!

Si no se pone la conservación y mejoramiento del capital humano entre los objetivos de la empresa y en los incentivos a sus dirigentes se están gestionando mal los activos de la empresa. Hay que gestionar todos los activos no solamente los que están en los libros contables.

Por supuesto que las empresas intensivas en capital intelectual (¡y los equipos de futbol!) reconocen el valor del capital humano aunque no esté registrado en libros. Su valor de mercado puede ser mayormente este capital intelectual ya que el resto de sus activos puede valer poco. En el otro extremo están las empresas que utilizan grandes cantidades de mano de obra no calificada, en tiempos o lugares con exceso de mano de obra. Es cierto que en estos casos la empresa tiene poco invertido en el personal y es de relativamente fácil reemplazo y entrenamiento. Pero entre estos dos extremos están la gran mayoría de las empresas que tienen un activo valioso que puede no estar valorado correctamente.

Y en la crisis puede ser necesario reducir costos. Como decíamos al principio hay maneras y maneras. Algunas empresas optan por reducir costos, sin despidos, reduciendo el número de horas de trabajo, o los empleados aceptan una reducción temporal del sueldo a fin de no tener que despedir a nadie, algunos inclusive lo hacen por acuerdo propio en solidaridad con sus compañeros. También hay casos en que dejan de trabajar algunos días al mes, lo cual a algunas familias les puede terminar viniendo bien, aprovechando para hacer otras cosas, inclusive aumentar el valor de su capital humano capacitándose. En algunos casos, se les dan períodos sabáticos para estudiar o hacer otros trabajos, pagándoles sólo un porcentaje del sueldo. Inclusive hay casos de préstamos de personal a otras empresas. En algunos de estos casos, la empresa no solo reduce costos sino que facilita el aumento del valor del capital humano y su motivación y solidaridad hacia la empresa. En vez de agravar una situación negativa, se puede hacer neutral y a veces positiva.

Obviamente que todo esto está condicionado por el costo de despido. En algunos países el costo es elevado y en principio parece que se protegen los empleos, pero recordemos que ello puede llevar a menor productividad, contratos temporales, despido de jóvenes que no logran hacer carrera y aún a menos contrataciones. En otros países el costo es relativamente moderado y conlleva a despidos mas a la ligera, pero en contraprestación puede haber más empleo y más movilidad entre empleos. Sin entrar en la polémica del costo del despido, sí hay que destacar que esta política pública, que está fuera del control de la empresa, es una variable clave en la estrategia de responsabilidad ante la crisis.

Para terminar podemos recordar la cita de Kant que dice que la “moralidad es el respetar a las personas como fines y no como medios o cosas”, o la encíclica de Centesimis Annus de Juan Pablo II “Los beneficios son un elemento regulador de la vida de al empresa, pero no el único; junto con ellos hay que considerar otros factores humanos y morales que, a largo plazo, son por lo menos igualmente esenciales para la vida de la empresa”

En las estrategias de gestión del capital humano en tiempos de crisis algunos directivos no solamente son irresponsables, sino que ¡!son incompetentes!! Lo que casi siempre es lo mismo.


lunes, 12 de octubre de 2009

Premios Nobel en economía y la Responsabilidad Social de la Empresa


Hoy publico un blog más corto para resaltar la relación entre los premios Nobel en economía con la responsabilidad social de la empresa.

El lunes 12 de octubre se anunciaron los ganadores del Premio del Banco de Suecia en honor a Alfred Nobel (que no es un “Premio Nobel”, pero que tiene el mismo prestigio). El premio recayó en los profesores Oliver Williamson de la Universidad de California en Berkeley y en Elinor Ostrom (primera mujer en ganarlo) de la Universidad de Indiana. El denominador común es el tema de gobernanza, en el primer caso en empresas y en el segundo en el manejo de bienes comunes. A primera vista no parecen tener mucho que ver con la Responsabilidad Social de la Empresa, pero veremos que en efecto ambos están muy relacionados.

En el caso de Williamson, el comité cita su trabajo en gobierno corporativo y dice que “Las grandes empresas existen primordialmente porque son eficientes. Se establecen porque mejoran el bienestar de los dueños, trabajadores, suplidores y consumidores mejor que otros arreglos institucionales………..Cuando las empresas dejan de producir ganancias en eficiencia, su existencia se cuestiona……..Las grandes empresas pueden, por supuesto abusar de su poder. Pueden por ejemplo dedicarse a cabildeo político indeseable y mostrar comportamiento anticompetitivo”. O sea, que la razón de ser de la empresa incluye el ser responsables para mejorar el bienestar de las partes interesadas y no dedicarse a comportamientos que buscan beneficios para sí sin el correspondiente beneficio para la sociedad. Si la empresa deja de hacerlo, debe desaparecer (aunque en la práctica, si las partes interesadas no ejercen sus responsabilidades de penalizarla, puede pasar mucho tiempo).

En el caso de Ostrom, se reconocen sus investigaciones en el manejo de bienes comunes por parte de los usuarios, bienes como los recursos pesqueros, pastizales, bosques, lagos, aguas subterráneas, etc. La teoría económica tradicional mantiene que los individuos, en la búsqueda de su propio interés, tratarán de explotar estos bienes sin importarles las consecuencias para los demás mientras ellos se aprovechen primero, lo cual puede conllevar a que estos bienes comunes se agoten. Es el caso del “free rider” (el polizonte) que se aprovecha de los esfuerzos de los demás, participando en los beneficios sin participar en los costos. Sin embargo Ostrom estudiando muchos casos de cooperación exitosa, mostró las condiciones bajo las cuales se puede dar la cooperación, la acción colectiva, sin requerir de la intervención de entes reguladores para hacer un uso racional.

Se puede cooperar para que todos ganen, que es el principio fundamental de la responsabilidad social de la empresa y de los grupos que requieren competir.

Si con el Nobel de la Paz los comités decidieron estimular la búsqueda de la paz más que reconocer logros, con el de economía el mensaje es reconocer el esfuerzo común y la solidaridad y apartarse de la reciente crisis de egoísmo e irresponsabilidad. Con ambos el mensaje es claro: cooperemos. Ambos premios tienen en común la propuesta de “cooperar para competir”, el CUMPETERE en latín.que es el nombre de este blog.

lunes, 28 de septiembre de 2009

Google, sexo y las emisiones de gases de efecto invernadero

No pensaba dedicar un artículo al tema del cambio climático, sobre el cual se escribe mucho, porque escribirlo contribuye al cambio climático. Pero en vista de la gran atención que se le está dando y de un par de artículos que acaban de publicarse se me hace irresistible. Pido disculpas de antemano por contribuir al calentamiento global. Haré compensaciones por mis emisiones.

Dice el titular de uno de ellos que “Si usa Google, Facebook, Messenger, iPhone o Blackberry usted emite CO2”. El artículo fue publicado en la revista Día Siete (les doy la dirección así no tienen que usar Google: http://www.diasiete.com/). Está basado en los resultados de investigaciones del físico de Harvard Alex Wissner-Gross publicados en enero de 2009. “Cada dos búsquedas en Google generan las mismas emisiones que el calentamiento del agua para un té”. En otro artículo el investigador aclara que “una búsqueda” se refiere al proceso total, hasta encontrar lo que uno busca. Obviamente que los servidores centrales de Google consumen energía y, como toda computación, el consumo es intenso. Lo mismo pasa con el uso de Facebook y Twitter, el iPhone y cualquier instrumento electrónico que usa servidores centrales. \

¿Alguna novedad? En cierta forma, SI. Es posible que hubiera mucha gente que pensara que la búsqueda en Google solo consumía la energía de su ordenador, que el internet se energiza con el aire. Con esta investigación se destaca que los programas que operan fuera del ordenador recurren a servidores centrales donde se hace el cómputo, que también consumen energía y mucha. Esto adquirirá aun mas importancia con el advenimiento del “cloud computing”, el uso de software fuera de su ordenador, almacenado en otros servidores.

Sin embargo, la revelación y sobre todo el titular alarmista (para excitarnos a leer el artículo) parecen inducirnos a dejar de hacer búsquedas. En algunos casos se está llegando a una paranoia con el asunto de las emisiones de gases de efecto invernadero. Es cierto que debemos hacer todos los esfuerzos posibles para evitarlos, pero hay maneras y maneras y hay unos comportamientos que son mucho mas efectivos que otros.

Espero que el autor no pretenda que regresemos a la época en que había que ir a la biblioteca para buscar la información. No creo que pretendan que ir a la biblioteca no produce emisiones o que imprimirlo todo en papel sea más ecológico, ni que enviar todo por correo normal es más eficiente. Supongo que tampoco pensaran que llamar por teléfono no contribuye a las emisiones.

¿Les fue posible al investigador hacer la investigación y al autor escribir el artículo sin usar Google? Yo no pude hacerlo, tuve que usar Google para encontrar la revista y para escribir este artículo. Las búsquedas, que estoy seguro que el investigador hizo, han contribuido a las emisiones pero también a crear conciencia sobre el tema. No han sido búsquedas inútiles.
Pero siendo uno de sus principales costos, no creo que esta publicidad “negativa” estimule a Google a reducir el consumo de energía, mas allá de los incentivos económicos que ya enfrenta, pero a lo mejor los incita a utilizar una mayor proporción de energía renovable, lo cual sería un éxito.

Y obviamente que podemos usar estos servicios de comunicación de una manera mucho más eficiente. Según un reciente estudio (no conozco su confiabilidad) de Pear Analytics, sobre el uso de Twitter en Estados Unidos, más del 40% es “cháchara inútil”, en tanto que solo el 8.7% contiene alguna “información de valor” y el 3.6% contiene noticias. Y en el caso de búsquedas en Google, todos sabemos cuáles son las búsquedas más populares.

En parte hay un problema de incentivos. Estos servicios de búsqueda no tienen un costo tangible para el usuario o con una relación directa a su uso. Imagínese que cambios haría en su comportamiento si Ud. tuviera que pagar el costo para la sociedad del calentamiento climático como consecuencia de las emisiones.

Pero pongámoslo en perspectiva. Cada kilometro del coche de consumo promedio es equivalente a unas 30 búsquedas completas, aunque Google alega que sería el equivalente a 1.000 búsquedas (es posible que Google se refiera a cada búsqueda individual, no al proceso de una búsqueda hasta que se encuentra lo que se busca, que es a lo que refería la investigación). Si el costo del carbono fuera de $30 la tonelada (precio reciente en el mercado de carbono, ¡demasiado barato como para estimular ahorros!), podríamos hacer 4.500 búsquedas por un dólar, que podría ser usado para compensar las emisiones. Más de un año de búsquedas para el usuario promedio. En promedio, todas las búsquedas que yo hago en un año equivalen a unos 150-180 kilómetros de mi coche, que es el equivalente a unos dos o tres días de uso del coche. Para compensar por las búsquedas que tuve que hacer para escribir este artículo decidí combinar mis viajes en coche para ir un sábado a la lavandería, supermercado y correo en solo viaje.

¿Sabia Ud. que China inaugura dos plantas eléctricas semanales, con el peor combustible, el carbón (1.75 veces peor que el gas natural y 1.25 veces peor que el diesel)?. Cierto es que son mucho más eficientes que las que están reemplazando, pero el crecimiento neto es de más de una nueva planta semanal, a una razón de 70GW anuales de capacidad, que es el 80% de la potencia neta instalada en España. Cada 15 meses China instala el equivalente a una España en capacidad de generación, pero con carbón.

¿Sabía Ud. que uno de los principales emisores es el ganado vacuno que emite uno de los peores gases de efecto invernadero, el metano, 21 veces más poderoso que el CO2 en su contribución al calentamiento global? Contribuyen más del 5% a las emisiones totales, más o menos lo mismo que la industria de la aviación y la tecnología de información combinadas. Aunque en esto también hay progreso ya que algunas empresas están convirtiendo el estiércol en energía. Comer menos carne no es mala idea.

Y ahora se ha difundido lo máximo en el tema de calentamiento global. Unos investigadores han publicado un estudio donde muestran que el control de la natalidad (ahora se llama “salud reproductiva”) es cinco veces más barato que las energías renovables y la eficiencia energética en la reducción de emisiones (para que no tengan que buscarlo, aquí les doy la dirección: www.optimumpopulation.org/reducingemissions.pdf . No creo que hayan tomado en cuenta los efectos fiscales de tener menos contribuyentes y menos contribuciones a la seguridad social para que paguen nuestras pensiones, Y los viejos que se las arreglen ahorrando para ir a un asilo, porque no habrá hijos para cuidarlos. ¡!Supongo que en cualquier momento se produce una investigación mostrándonos los ahorros en emisiones que conllevaría la eutanasia!! Y así hacer los correspondientes ahorros fiscales en la necesidad de cuidar los viejos.

También la abstinencia reduciría las emisiones…………………… ¡de carbono!.

Y en Brasil recomiendan hacer pipi en la ducha para ahorrar agua (¡no en la bañera!). Pero no dicen si hay que tener el agua corriendo cuando se hace pipi o cerrarla.

Con esto no quiero decir que hay que ignorar los ahorros en la utilización de la tecnología de la información y en otros consumos, sobre todo su uso superfluo. Lo que quiero decir es que hay que ponerlo en perspectiva y poner los esfuerzos donde es más efectivo, en la reducción del consumo de combustibles fósiles, en energías renovables y sobre todo en mejorar la eficiencia energética, que es lo más efectivo y más barato. Y por encima de todo, políticas conducentes, como lo sería que cada producto o servicio tuviera incluido el costo del daño del carbono emitido, como Suecia tiene en los combustibles y que parcialmente esta implementado Francia. Así tendríamos los incentivos correctos para la reducción de emisiones.

El calentamiento global es un serio problema y debemos hacer todos los esfuerzos posibles y poner el énfasis donde es más crítico, pero no podemos dejar de vivir. Con moderación, con conciencia, buscando oportunidades de contribuir, pero racionalmente.

jueves, 17 de septiembre de 2009

¿Alguien quiere ponerle un nuevo nombre a la RSE?

(Paciencia: este articulo es el doble de largo que los demas)

Proliferan los nombres que quieren competir con el de nuestra querida RSE, la “Responsabilidad Social de la Empresa”. Como el nombre es muy genérico son muchos los que se quejan de que no se sabe que representa y buscan ponerle otros nombres. ¡Como si no tuviéramos suficiente con las confusiones que tenemos con un solo nombre! Que tampoco se resuelve manteniendo el nombre pero dándole una definición o interpretación personal, como sucede muy a menudo. Hasta hay todo un movimiento liderado por la ISO para encontrar una definición “universal”. Decíamos en un artículo anterior que era inconveniente normar conceptos generales como la responsabilidad de la empresa ante la sociedad, por muchos esfuerzos que hiciéramos en la definición. Y encima tenemos el problema de que no nos ponemos de acuerdo ni siquiera en el nombre. En este artículo pasare una rápida a revista a los nombres las recientes de la RSE, sin pretender ser totalmente inclusivo.

Y nos referiremos solamente a la responsabilidad de las empresas, con o sin fines de lucro, públicas o privadas, grandes o pequeñas, pero empresas. El tema de la responsabilidad de gobiernos, municipios, universidades, organizaciones de la sociedad civil, individuos, etc., da para muchos mas comentarios que haremos en otro artículo. Tampoco me voy a referir a la disputa entre “empresarial” y “corporativa” como segundo apellido de nuestra querida “Responsabilidad”.

Creo que buena parte de los problemas que genera el nombre viene del uso de la palabra “social” en RSE. Ya Milton Friedman en el famoso artículo del 13 de septiembre de 1970 en el New York Times (“La responsabilidad social de la empresa as aumentar las ganancias”), se quejaba de que la empresa no tenía la responsabilidad de resolver los problemas de la sociedad, como si eso fuera el significado de la “responsabilidad social”, sino que su responsabilidad era ganar mas (presumiblemente para crear mas empleos y producir mas bienes y servicios). Y después de tanta discusión todavía hay muchos que denigran la RSE con esa interpretación. No entienden, o no quieren entender, que en el mejor de los casos lo que RSE quiere decir es responsabilidad ANTE la sociedad, no POR la sociedad. Para intentar corregir esta interpretación, y hacerlo mas descriptivo, algunos le ponen otro apellido y la llaman “Responsabilidad Social y Ambiental”. Al añadir “ambiental” no parece que el tema es solo “social” y que abarca todas las responsabilidades. Algo parecido sucede con el nombre de Triple Balance, financiero, social y ambiental, que se refiere a lo que deberían ser objetivos semejantes para la empresa y reportar acciones y resultados sobre los tres aspectos. Se ocupa del qué y no tanto del cómo. El profesor Josep Lozano, de ESADE, en un artículo publicado en el 2006 (Papeles de Economía Española, No. 108) propuso ir “De la Responsabilidad Social de la Empresa (RSE) a la Empresa Responsable y Sostenible (ERS)”, para pasar de un concepto a una cualidad, para evitar la connotación errónea de “social” que mencionábamos arriba y añadir el tema ambiental (que no sería el uso más incluyente de la palabra sostenibilidad que comentamos mas abajo).

Otros prefieren el término “Ciudadanía Corporativa”, para tratar de englobar el concepto de que la empresa, como las personas, deben ser buenos ciudadanos. O sea respetar las leyes, preocuparse por el vecino, no contaminar, etc. Parece ser un término descriptivo, pero no resuelve el problema, es mas lo agrava, ya que se puede entender como mas restrictivo. El entorno de acción puede entenderse como sinónimo de civismo, cuidado de la comunidad, o aun mas ampliamente, referente a un país, del cual uno es “ciudadano” (del término “ciudad”). Aunque para contrarrestar esto también he leído el término “Ciudadanía Global”. Podríamos decir que Ciudadanía Corporativa o Global es una parte de las prácticas responsables de la empresa, de la RSE. Aunque debo notar que en su reciente libro “La empresa ciudadana como empresa responsable y sostenible” el Prof. Lozano argumenta que el máximo nivel de inclusión de la responsabilida lo representa el concepto de empresa ciudadana.

Hace algunos años David Grayson y Adrian Hodges acuñaron el término “Oportunidad Social Corporativa” (Corporate Social Opportunity) para destacar que la responsabilidad debía verse como una oportunidad. Por aquello de que ser responsable no es problema, es una oportunidad para mejorar la posición competitiva de la empresa. Uno de los términos mas reciente que he encontrado, que también hace juego de palabras, es el de James Austin y Ezequiel Refico, que en un documento de trabajo de Harvard acuñan el nombre “Emprendimiento Social Corporativo” (Corporate Social Entrepreneurship), tratando de capturar en el término que la implementación de la RSE debe incluir emprendimientos en alianzas con instituciones sociales para crear mayor valor económico y social. Proponen que ello incluye y expande la RSE.

Hace unos años se puso de moda lo de “Negocios en la base de la pirámide”, que nació mas como un concepto para despertar el interés de las empresas por el aparentemente gran mercado que se podía explotar en la base de la pirámide poblacional. Poco a poco se fue modificando para evitar la connotación de se trataba de aprovechar el mercado de los pobres y vulnerables, hacia la idea de proporcionar los productos y servicios que ese mercado demanda, viéndolo como un servicio a la sociedad, pero rentable. Más adelante se amplía el concepto para reflejar que la empresa no solo debe vender en ese mercado sino también comprar (bienes y mano de obra), y se desarrolla el concepto de “Negocios inclusivos”, negocios que la empresa relativamente mas dotada hace con empresas de menores posibilidades o con individuos en situación de desventaja. Este concepto podría considerarse como una parte muy específica de las acciones incluidas en la RSE, pero da lugar a lo que parece será una “nueva disciplina”.

No hace falta detenernos mucho en los términos “Filantropía corporativa” (que puede ser relaciones públicas o parte de la RSE según sea el objeto de la filantropía), “Filantropía estratégica”, acuñada por Michael Potter (que es la filantropía que está alineada con la estrategia de la empresa y por ende una parte de la RSE) y “Ética empresarial” (que es el fundamento de la RSE, pero no lo es todo, que es condición necesaria pero no suficiente). También se está intensificando el uso del término “Inversión social” que refleja las acciones o inversiones específicas de la empresa en el bien de la sociedad, lo que también es un subconjunto de la RSE. En muchos casos es una de las pocas acciones medibles en términos monetarios y muchas veces se limita a actividades educativas, culturales, deportivas, etc. Todos estos conceptos siguen siendo solo una parte de las prácticas responsables de la empresa y no un sustituto de la RSE, aunque para distinguirse del grupo algunos prefieran usar nombres diferentes.

Pero para algunos aun el término ampliado de “Responsabilidad Social y Ambiental de la Empresa” no es suficientemente descriptivo porque parece ignorar los temas que tanta relevancia han adquirido últimamente como lo es el buen “gobierno corporativo”. No hace falta comentar mucho este término porque creo que todos entienden que es una parte de la RSE, que suele considerar como partes interesadas solo a los accionistas y acreedores de la empresa. Este concepto a veces les dice poco a las pequeñas empresas o las empresas familiares, que no obstante pueden tener prácticas responsables en el sentido mas amplio de la palabra, RSE. No obstante, ante la actual crisis de responsabilidad, está cobrando fuerza, sobre todo entre los inversionistas responsables y los mercados de capitales en general, el termino “Responsabilidad Ambiental, Social y en Gobernanza”, MSG (en inglés, ESG (Environmental, Social, Governance, sin usar la palabra “responsabilidad” que esta sobreentendida). Es el concepto preferido en el entorno de las “inversiones socialmente responsables” (ISR).

Por otra parte, algunas empresas se cansan de usar el término RSE, o se quieren distinguir de las demás y adoptan un término que suena muy bien y es una sola palabra: “Sostenibilidad”. También puede ser que nos les guste la palabra “responsabilidad” por la connotación que tiene de obligatoriedad y de que PARTE de la RSE puede o debe ser voluntaria. El termino Sostenibilidad, que para algunos es sinónimo de medio ambiente, nace de las discusiones sobre la necesidad de preservar los recursos del planeta para futuras generaciones y por ende parece ser un concepto más general. No solo refleja preocupación por el entorno inmediato, como el término “ciudadanía”, o de RSE, por la sociedad, sino que el entorno es todo el planeta. Para los mas avanzados incluye no solo los temas que son de preocupación para una empresa sino para el conjunto de empresas y por ello refleja además acciones colectivas a nivel de agrupaciones de empresas. Muchas de las empresas con impacto global producen “informes de sostenibilidad” y no “informes de RSE”, sobre todo las que tienen impacto significativo sobre el medio ambiente en general y sobre el cambio climático en particular y en el respeto a los derechos humanos[i]. Para muchos es un concepto mas amplio que la RSE y no se limita a la empresa privada sino que puede aplicarse a otras instituciones como ONGs y las del sector público. No tiene la connotación de “empresas” o “corporaciones”. Tiene connotación de largo plazo.

También recientemente se han propuesto otros nombres como "Responsabilidad y Sostenibilidad de la Empresa" (manteniendo la abreviatura de RSE) y "RSE 2.0". En el primer caso se pretende evitar la discusión sobre la palabra “social” y poner responsabilidad y sostenibilidad juntos, aunque como vimos antes, tienen muchísimo en común y sería redundante usar ambos términos. No hay sostenibilidad sin responsabilidad. El segundo caso es un intento de modernizar el término tradicional para reflejar su evolución acelerada en los últimos años. Sin embargo, la RSE evoluciona continuamente, no en forma discreta, como si de nuevas versiones se tratase (Word 2000, versus Word 2007 o una nueva versión del mismo software). El término no es adecuado para describir el estado de la RSE ya que, como hemos comentado la RSE no es concepto monolítico, es cambiante, en un conjunto de prácticas cuya aplicación depende de la empresa y de su entorno. Como comentábamos en un artículo anterior, parafraseando a Ortega y Gasset: “La RSE es la RSE y su circunstancia”. (www.cumpetere.blogspot.com)

El Banco Mundial, para distinguirse de los demás, ha acuñado el término "Sostenibilidad Social y Ambiental", porque sus actividades suelen ser con proyectos y con entidades públicas y la palabra “responsabilidad” tiene connotación empresarial (lo que es debatible). A lo mejor alguien debería proponer "Responsabilidad Sostenible", si de variaciones y permutaciones de palabras se trata. Y no estaría nada mal, porque no queremos responsabilidad efímera, ¡la queremos sostenible!

Después de mucha innovación en nombres, tenemos dos términos a la cabeza de la popularidad, RSE y Sostenibilidad. Por ahora RSE está a la cabeza, pero se acerca la Sostenibilidad y mucho mas rezagados los demás términos, de uso en sectores determinados como la comunidad de inversionistas. Es posible que por el abuso al que está siendo sometido el nombre RSE se debilite y le haga perder ventaja (como decíamos también en un artículo anterior, están tratando de asfixiar a la RSE, pero no hay que preocuparse, le sucederá su hija mayor, la Sostenibilidad). Los demás, están para animar la carrera. Estén pendientes por si hay cambio en el liderato o si la RSE tiene mas hijos. Parece que cada día nace uno (¡la RSE es muy pródiga!).

Y si de animar se trata, yo voy a inscribir un nombre en la carrera, aunque por ahora sea solo parte del pelotón: “Prácticas Responsables de la Empresa”, que es descriptivo e inclusivo ya que abarca a todos los demás (pero no es sexy). ¡Sin abreviaturas!, para reducir la posibilidad de su uso fuera de contexto, y a lo mejor evitaríamos gran parte de la discusión semántica en la que nos hemos enzarzado en las últimas décadas. Que si tal y cual cosa no es “responsabilidad” de la empresa, que si hay que ir mas allá o más acá de la ley, que si es social y ambiental, que si esto o aquello. La discusión sería sobre las prácticas responsables que la empresa tiene o deja de tener. Específico, no en abstracto.


Post Data: El nombre de RSE está asegurado por algún tiempo al ser usado por una gran cantidad de instituciones e iniciativas. ¿Cómo se llamarían si la RSE cayera en desuso?: AliaRSE, CentraRSE, UniRSE, IndicaRSE, LeeRSE, ComunicaRSE, IntegraRSE, ConvertiRSE, FundaRSE, IdeaRSE, CompartiRSE, ConvocaRSE, InnovaRSE, CapacitaRSE, etc. El hecho de que otros que no están en uso tengan sus direcciones de internet están tomadas puede ser indicativo de que muchos esperan que la RSE siga con vida, por lo menos en español: ResponsabilizaRSE, SolidarizaRSE o ComprometeRSE. ¡Los demás nombres no se prestan para esto!


[i] Para el año 2008, de los 129 reportes de empresas españolas (país con el mayor número de reportes en español) registrados en el GRI, 54 incluían el término “Responsabilidad”, 51 el término “Sostenibilidad” y 20 tenían otros nombres, la mayoría de estos últimos como parte del Informe Anual.

domingo, 6 de septiembre de 2009

La RSE es la RSE y su circunstancia

Supongo que al apenas leer el titulo los lectores pensaron en la famosa expresión de Ortega y Gasset, usada por primera vez en sus Meditaciones del Quijote en 1914, Yo soy yo y mi circunstancia. Con esa frase Ortega y Gasset quería decir que el YO no puede existir en aislamiento, que no es abstracto, que está condicionado por las circunstancias en que le toca vivir, por el entorno que lo rodea.

Esta consideración es hoy muy oportuna y perfectamente aplicable a las discusiones que se tienen sobre la responsabilidad social de la empresa, tanto en el cambiante entorno económico y social en que le toca “vivir”, como en las estrategias en diferentes países, como sobre los esfuerzos que se hacen en uniformarla, en definirla, en normarla, en hacerla vivir en abstracto.

En los tiempos cambiantes las empresas han podido/tenido que darse cuenta de que lo que es una “responsabilidad” en tiempos de bonanza económica puede ser “voluntario” en tiempos de estrechez y lo que nunca se hubiera considerado en tiempos de bonanza se convierte en un imperativo en tiempos de estrechez. En tiempos de bonanza algunas empresas estaban dispuestas a incluir como una de sus “responsabilidades” la promoción de la cultura pero cuando arrecia la crisis se convierte en dispensable. En tiempos de bonanza jamás se pensó que era responsabilidad de la empresa dar descuentos en sus servicios a los desempleados, pero en la crisis se ha considerado una responsabilidad ante la sociedad (y ante los beneficios, ¡para no perderlos como clientes!).

Las multinacionales que operan en diferentes países saben que lo que se considera una responsabilidad empresarial varía de acuerdo a los valores culturales de la sociedad en que operan, del esquema institucional del país (sociedad civil, gobierno, etc.). de las necesidades de la población, de sus expectativas sobre el comportamiento de las empresas y de las percepciones que se tienen sobre la empresa en particular. Es reconocido, aunque no obvio para todos, que las prácticas responsables varían de país a país y aun en el tiempo, al variar las necesidades, expectativas, percepciones y el impacto de las instituciones. Y no estamos hablando solo de inversión social. La relevancia de temas como el empleo a personas en desventaja, el cambio climático y el buen gobierno corporativo, varía de país a país y algunas con el tiempo.

Muchos suponen que para promover prácticas responsables primero hay que acordar una definición de la RSE. Pareciera que solo tipificando las prácticas responsables se pueden entender. Todo lo contrario. El tratar de circunscribir algo tan amplio, variante y variable como es el comportamiento de las empresas puede ser contraproducente. Los tiempos recientes han demostrado que la creatividad empresarial es ilimitada y que puede usarse para bien o para mal.

Cierto es que hay algunos elementos básicos que deberían ser validos en todos los entornos, en todos los tiempos. Algunos dicen que el comportamiento ético, que el fundamento de la RSE, es una constante universal. Pero aun esto es cambiante y varía de país a país. Un reciente estudio mostró que por razones culturales al consumidor chino no le parece no ético el comprar CDs piratas. Inclusive, en la era del internet, son muchos los jóvenes que no entienden la necesidad de respetar los derechos de propiedad intelectual de la música y consideran que el “bajárselo de gratis” es un derecho. Algo parecido sucede con el nepotismo y los sobornos. Varían de país a país y con el tiempo.

Así como el YO, es el YO pero ese YO esté condicionado por sus circunstancias, las practicas responsables dependen de su entorno económico, político, social y aun de la historia, de los antecedentes, de los prejuicios, de las circunstancias.

¿Podemos tener una definición de la RSE? ¿Podemos tipificarla? No es imposible lograr una definición de lo que es la RSE, pero para cubra todas las circunstancias deberá ser tan general que deja de ser práctica. Ello ha llevado a muchas controversias sobre lo que es la RSE, ha creado confusión, nos separa mas que nos une y ha retrasado su adopción. La confusión creada también ha dado lugar a una gran proliferación de nombres para la RSE. Todos los días aparece un nuevo nombre para tratar de capturar su esencia (en un próximo artículo trataremos los nombres de la RSE).

La responsabilidad de una PyME no es la misma que la de una multinacional. La responsabilidad de una multinacional en España no es la misma que cuando opera en Colombia. La responsabilidad de las empresas que operan en un país con grandes necesidades insatisfechas, con débiles administraciones locales, no es la misma que las que operan en países con fuerte institucionalidad y amplios recursos. La responsabilidad de la empresa hoy no es la misma que la que era en el 2005 ni es la que será en el 2012.

¿Es posible que la empresa sea totalmente responsable en todos los ámbitos, en todos los tiempos? Ojalá. Pero no se pueden promover prácticas responsables de un modo absolutista. Será más efectivo para las partes interesadas entender y usar las circunstancias para hacer que la empresa adopte prácticas responsables cónsonas con su realidad.

En el mismo ensayo, Ortega y Gasset dice: “El hombre rinde al máximum de su capacidad cuando adquiere la plena conciencia de sus circunstancias”. ¿Aplicable a la RSE? Podríamos parafrasear: La RSE rinde al máximum de su capacidad cuando adquiere plena conciencia de sus circunstancias.Y es que la RSE no es solo la RSE. La RSE es la RSE y sus circunstancias.

lunes, 24 de agosto de 2009

¿Otro Pacto Mundial para inversiones?: Buena y mala noticia

Titular de la noticia: Para la ONU la RSE debería ser un asunto legal

Subtitular: Un nuevo estudio realizado en nombre de la Iniciativa Financiera del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente concluyó que los temas ambientales, sociales y de buen gobierno no son sólo asuntos morales sino también legales.

Realidad: Un estudio realizado por una empresa de abogados, con la aprobación del la Iniciativa Financiera, del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, PNUMA, (Fiduciary Responsibility, www.unepfi.org) recomienda que las instituciones que manejan inversiones en los mercados de capitales (llamémoslas asesores y gestores de inversiones) tomen en cuenta en sus decisiones de inversión los aspectos ambientales sociales y de gobernanza (llamémoslas ASG) de las empresas en que invierten. Recomiendan que el tomarlos en cuenta sea una obligación legal para los asesores/gestores ya que de lo contrario podrían ser acusados de negligencia en el desempeño de sus funciones. El estudio recomienda además que la consideración de estos aspectos ASG se incluyan en los contratos de administración de fondos y hacerlo una obligación legal para los ASESORES/GESTORES.

¿Entiende Ud., como dice el titular, que la RSE debe ser un asunto legal? ¿O como insinúa, que sea obligatorio para las empresas?

¿Entiende Ud. que, como dice el subtitular, el reporte recomienda que los temas ambientales, sociales y de buen gobierno no sean solo asuntos morales sino también legales para las empresas? O sea, que no deben ser voluntarios sino obligatorios?

NO. El estudio solo se refiere a las consideraciones de aspectos ASG por parte de los asesores/gestores de fondos en la toma de decisiones de inversiones de dinero de terceros. El estudio no habla de la obligatoriedad de la RSE, ni siquiera de empresas (de hecho llaman a estas “responsabilidades” ASG y no RSE), ni tampoco habla de obligaciones morales versus legales de las empresas. Tampoco es “la ONU”, término que suele referirse a la Asamblea General de las Naciones Unidas, donde están representados los países miembros, sino que es una agencia administrativa, PNUMA, dependiente del Secretario General. El titular y el subtitular noticioso parecen reflejar mas lo que periodista le hubiera gustado que el estudio dijera.

La Iniciativa Financiera del PNUMA junto con el Pacto Global han coordinado el desarrollo de unos principios de inversión responsables, gestionados por una organización con liderazgo privado, UNPRI (www.unpri.org), tipo los Principios del Ecuador de la Corporación Financiera Internacional del Banco Mundial, y parecido al Pacto Mundial de la misma Naciones Unidas. Son seis principios que establecen desde el compromiso de tomar en cuenta los aspectos ASG hasta reportar como se han considerado. Son de adhesión voluntaria y considerados como una aspiración. Parecido al Pacto Mundial. Con ello los adherentes quieren demostrar al público que están preocupados por los aspectos ASG. Hasta la fecha se han adherido 578 instituciones entre inversionistas, gestores y asesores.

¿Qué supervisión hace el UNPRI de la implementación de los principios por parte de los adherentes? Ninguna. ¿Hay obligación de reportar? Sí, para 464 de los adherentes existe la obligación de completar un cuestionario de 100 preguntas, pero son pocos los que reportan al UNPRI y menos los que hacen público el reporte. Para el año 2008 reportaron 276 adherentes (ver el reporte en www.unpri.org). Pero ¿aplican los principios? El principio numero 1 compromete a “considerar los aspectos ASG en el análisis de inversiones y en el proceso de toma de decisiones”. Algo es algo, pero no obliga a incorporar estos aspectos en las decisiones de inversión.

Como en el Pacto Mundial, algunos adherentes aprovechan la publicidad y luego son pocos los que implementan o que por lo menos publican lo que hacen. Afortunadamente, como en el Pacto Mundial (ver nuestro artículo sobre el Pacto Mundial en el blog www.cumpetere.blogspot.com), el PRI ha comenzado a expulsar los que no reportan y el 20 de agosto de 2009 anunció la expulsión de 5 y el retiro voluntario de 3. Buenas noticias. También esperan que a partir del 2011 la diseminación pública de algunos aspectos sea obligatoria.

No deja de haber cierta ironía en todo esto. El PNUMA respalda el estudio que recomienda que las consideraciones ASG sean obligatorias en las decisiones de inversión. ¿No debería ser entonces obligatoria su incorporación y ser reflejado en los Principios de Inversión Responsable que ayudaron a crear? O a lo mejor el estudio es parte de la presión. Hay que reconocer que es un buen comienzo. Son pocos los que pueden comprometerse a basar sus decisiones en algo no definido, no tipificado como son los aspectos ASG. Algunos fondos de inversión responsable, creados con ese fin específico, sí lo pueden hacer. A lo mejor el UNPRI se debería limitar a estos fondos que se comprometen a implementar, no solo a considerar, los aspectos ASG y no aceptar a todos los que quieran adherirse.

La iniciativa de los Principios de Inversión Responsable, es muy buena. Ojalá todos los inversores los aplicaran. Es un instrumento muy poderoso para estimular las prácticas responsables en las empresas, mucho mas que el Pacto Mundial. Presumiblemente el interés de todos estos inversionistas en los valores negociables de las empresas responsables reduciría el costo de captación de recursos de éstas en los mercados de capitales (obviamente limitado a los países con mercados de capitales desarrollados). Pero su implementación, en el marco de instituciones políticas como las agencias de las Naciones Unidas, no es lo efectiva que debiera ser.

A lo mejor con esta recomendación se logra que el mismo PNUMA ponga presión pública (no puede hacer mucho mas) para que los adherentes al UNPRI incorporen los aspectos de ASG en sus inversiones, no solo que los consideren. Y ojala se extienda a todos, adheridos o no.

En términos del reporte noticioso es una buena y “mala” noticia. Supongo que como están escritos el titular y el subtitular incitan a la lectura del artículo, aunque hayan cometido una distorsión. A lo menor si el titulo hubiera sido: “Estudio recomienda que los gestores de fondos se responsabilicen por la incorporación de aspectos ambientales, sociales y de gobernanza en sus decisiones de inversión” muy pocos lo hubieran leído.

martes, 11 de agosto de 2009

Libros sobre prácticas responsables semifinalistas del Financial Times

Entre los 15 semifinalistas del Financial Times para el libro de negocios del año hay dos sobre responsabilidad empresarial. En principio esto podría parecer normal, después de todo estamos en los comienzos de la salida de una profunda crisis que muchos atribuyen a una falta de responsabilidad y sería de lo mas normal que se hubieran publicado muchos libros sobre el tema de responsabilidad. Pero los libros no se escriben de la noche a la mañana, aunque cada vez con mas rapidez (a los tres días de la muerte de Michael Jackson se publicó un libro en China, mayormente basado en información disponible en internet). Pero los libros serios tardan un poco mas. Es de esperar que el año que viene veamos mas libros sobre responsabilidad.

Muchos de los libros considerados tratan de la crisis financiera, en parte porque el premio lo patrocinan Goldman Sachs y el Financial Times. Como dice el mismo periódico, los cerca de 200 libros considerados se podrían clasificar en tres categorías: “Que pasó, cómo se puede evitar que se repita y cómo es que ya había pasado (y nadie se acordaba)”. Sin embargo entre los 15 finalistas hay 7 que podrían clasificarse como libros de gestión en general. Entre estos hay dos en particular que tratan del tema de gestión de la responsabilidad empresarial y que por su tenor se ve que han estado en proceso durante varios años, aunque la crisis puede haber apurado su publicación.

El primero es SuperCorp de Rosabeth Moss Kanter, prolífica profesora de Harvard, que publica un libro cada par de años sobre temas populares de negocios, en general arengando a los directivos a mejorar su gestión. Son libros escritos para el mercado masivo. En este caso, el libro analiza las acciones de varias empresas durante los últimos tres años y describe casos que han puesto el hacer el bien al mismo nivel, o a veces por encima, de el hacer negocios, y como les ha resultado una estrategia exitosa. Claro está que son solo ejemplos, que se pueden escoger para comunicar el mensaje que se quiere, pero que pueden ser muy efectivos para los promotores de prácticas responsables a la hora de estimular imitaciones y vencer resistencias de algunos directivos. Sobre todo cuando se trata de empresas como IBM, Banco Real, CEMEX, (¡si hay casos de América Latina!) y Procter and Gamble, entre otros. El libro pretende demostrar las sinergias entre hacer el bien y los rendimientos financieros, las ventajas competitivas de aprovechar los valores de las nuevas generaciones de profesionales y las oportunidades de hacer alianzas e integrar adquisiciones basadas en valores y no en egos circunstanciales.

El segundo libro es Good Value de Stephen Green. El autor está especialmente capacitado para escribir sobre el tema, ya que es pastor anglicano además de ser el Presidente del Directorio del Grupo HSBC, que tiene uno de los bancos mejor capitalizados del mundo y líder mundial en temas de sostenibilidad, lo que en buena parte se debe a su liderazgo personal. Green es un ejecutivo profesional de los que escriben uno o dos libros en su vida, probablemente con el objeto de dejar por escrito su legado y sus valores y ofrecer algunos consejos a otros (este libro está escrito con el apoyo de un ex-editor del Financial Times). El libro analiza los aspectos negativos y positivos (no solo materiales sino también espirituales y culturales) de la globalización, desde un contexto histórico, alegando que el tema es mas que económico, comercial y político y que incluye también el desarrollo espiritual del ser humano. Además cubre las disyuntivas entre las responsabilidades individuales y las exigencias del mercado. En una reciente entrevista Green expresó que “el valor proporcionado al accionista no puede ni debe ser elevado por encima de todo el resto. Es un subproducto de la provisión de bienes y servicios. Cuando el subproducto se convierte en el fin, se distorsiona todo el mercado. El mercado es necesario pero no suficiente. NO al fundamentalismo del mercado”. Esto dicho por el Presidente del Directorio de uno de los mayores, mas rentables y mas responsables bancos del mundo. Tanto o mas ilustrativo que los ejemplos del libro anterior

Los subtítulos también son muy indicativos. El de Moss Kanter es “Como las empresas de vanguardia crean innovación, beneficios, crecimiento y bienestar social” y el de Green es “Reflexiones sobre dinero, moralidad y un mundo incierto”. El primero indica el carácter comercial y el segundo refleja un espíritu mas personal, mas selecto.

A estas alturas debo confesar que no he leído estos libros ya que todavía no han salido a la venta en Estados Unidos y menos en países de habla hispana. Esta breve reseña está basada en la lectura de lo que otros han escrito sobre ellos y mis observaciones personales (Stephen Green era miembro del Consejo Asesor de Sostenibilidad del BID cuando yo era el Gerente de Desarrollo Sostenible y gestionaba la operación del Consejo).

Esperemos que alguno de los dos gane el premio para que se diseminen las ideas y los beneficios, tangibles o intangibles de las prácticas responsables. Así también tendremos la traducción al español en breve. Sin embargo veo muy poco probable que ganen. La responsabilidad corporativa todavía no está como para ser premiada por el Financial Times y Goldman Sachs. Ojalá me equivoque, pero creo que los tiempos están mas para premiar libros que están mas cerca del estado de ánimo actual, como los que tratan el tema de la racionalidad: Animal Spirits de George Akerlof y Robert Shiller (el de la “exuberancia irracional”) que vuelve sobre el tema de la toma de decisiones con elementos irracionales o The Myth of the Rational Market de Justin Fox, que analiza las teorías de los mercados financieros eficientes (sobre la que el suscrito hizo tu tesis doctoral) y como han sido puestas a prueba en los meses recientes (el mismo título le quita el suspenso a sus conclusiones).

11 de agosto de 2009

domingo, 26 de julio de 2009

¿Oportunismo o responsabilidad?

Recientemente se varias grandes empresas han lanzado iniciativas para mejorar su responsabilidad social y ambiental, que en principio parecen dignas de encomio. ¿Están tratando de capturar beneficios en época de crisis o son parte de una estrategia de responsabilidad? ¿Responsabilidad o solo Reputación?

GlaxoSmithKline anunció que reduciría el precio de las medicinas en los cincuenta países menos desarrollados a menos del 25% del precio en Estados Unidos y el Reino Unido, que reinvertiría el 20% de los beneficios en esos países en infraestructura de salud y que respaldaría el intercambio de investigaciones sobre enfermedades ignoradas.

Cadbury, con base en el Reino Unido, uno de los líderes históricos en responsabilidad corporativa desde su fundación a comienzos del siglo XIX, anunció una asociación para mejorar las condiciones económicas, sociales y ambientales de los productores de cacao en los países en los que compra, invirtiendo $45 millones de libras esterlinas sobre los próximos diez años. En 2008 invirtió un millón de libras. Sus beneficios netos en el 2008 fueron de unos 650 millones de libras a nivel consolidado (no reporta por separado la línea de chocolate). También anunció que la barra de chocolate mas popular en el Reino Unido será hecha solo con cacao certificado de comercio justo, y anunció una campaña de regalo de bicicletas en Ghana (uno de sus principales proveedores) en función de las ventas en Canadá. Mars, también productora de chocolates y golosinas con base en Estados Unidos, anunció que para el 2020 se asegurará que el cacao que se usa en sus productos sea certificado como sostenible. Unas semanas después de que a finales de 2008 Starbucks fuese objeto de severas críticas por malgastar seis millones de galones de agua al día, la empresa anuncio que en 2009 duplicaría sus compras de café con comercio justo a 40 millones de libras (del 2007 al 2008 las compras se mantuvieron estables).

Estos anuncios se producen en el momento mas álgido de la crisis económica mundial (finales de 2008 y principios de 2009), cuando podría pensarse que la demanda de sus productos puede sufrir, por lo menos en el caso del café, las golosinas y chocolates, ya que la demanda por medicamentos es mas robusta ante la crisis. ¿Hay alguna conexión entre la oportunidad de los anuncios y la necesidad de mejorar la demanda de sus productos ante una situación de crisis?
Las dos empresas que producen golosinas y chocolates son los compradores de cacao mas grandes del mundo y enfrentan un potencial problema serio de oferta. En algunos países de África como Ghana, segundo productor del mundo y uno de los principales suplidores de Cadbury, la producción está cayendo por la migración de los jóvenes a las ciudades en busca de mejores oportunidades económicas. Hay una seria preocupación de los compradores por la oferta y eventualmente por el precio al cual van a tener que comprar el cacao. Por supuesto que la oferta de cacao certificado es todavía un problema más serio. De allí que si estas empresas quieren mantener sus mercados se ven obligadas a apoyar la oferta de cacao (¡Cadbury produce 300 millones anuales de barras de chocolate!). En algunos países como el Reino Unido los consumidores demandan la certificación de comercio justo. Algo parecido sucede con el café, que a pesar de todos los esfuerzos de Starbucks, el mayor comprador de café del mundo, su demanda es tan grande que solo logra comprar menos del 6% de sus necesidades como café certificado con comercio justo. En este caso, el problema no es de oferta, café hay, el problema es que no hay suficiente producción de café certificado, lo que ha llevado a Starbucks a desarrollar programas de apoyo a los productores para que puedan mejorar su oferta. No obstante estos programas son relativamente modestos (préstamos a productores son de US$20 millones anuales).

La iniciativa de GlaxoSmithKline (GSK) parece aun mas laudable. ¿Es como parece a primera vista? En un artículo publicado en Policy Innovations (“GSK voluntary price reduction and patent pooling are not enough”, Christian Barry y Matt Peterson, www.policyinnovations.org ) se hace un análisis mas a fondo de esta estrategia con unas conclusiones sorprendentes. El ingreso per cápita del mas rico de los 50 países menos desarrollados, objeto de la iniciativa, es del 1.6% del de Estados Unidos, y siendo esto un promedio ni que hablar del ingreso de los pobres en ese país. Reducir el precio a una cuarta parte del precio en Estados Unidos es laudable pero insuficiente ya que los habitantes de estos países pagarían un costo muy desproporcionado con respecto a su ingreso. El 20% de los beneficios de la empresa en esos 50 países asciende a unos US$2 millones, que distribuidos entre los 50 países le corresponden a cada uno unos $50,000 en promedio para invertir en infraestructura de salud. En cuanto a compartir información sobre enfermedades ignoradas por la investigación, los autores del artículo señalan que ello solo incluye las patentes en enfermedades raras que ocurren en países en vías de desarrollo, que en general no han sido sometidas a las pruebas clínicas en países desarrollados, lo que es la parte más costosa del desarrollo de medicamentos.

Obviamente que estas contribuciones son mejor que nada, pero la pregunta que nos podemos hacer es ¿Es el costo de estas estrategias elevado para la empresa comparado con el beneficio reputacional que se obtiene de la estrategia? Algunos dirán que la pregunta es subversiva, que hay que aceptar la buena voluntad de la empresa. Cierto es, pero también debemos ver que hay detrás de la estrategia para entender mejor la conducta empresarial si queremos ser efectivos a la hora de promover prácticas responsables. Para ello hay que pensar COMO PIENSA la empresa no como los que viven de ilusiones, pensando que la empresa TIENE QUE ser responsable, cueste lo que cueste. Muy posiblemente, estas estrategias produzcan un beneficio neto a la empresa. Digamos que es un altruismo o responsabilidad rentable.

Sea como sea, si contribuyen al mejoramiento de la calidad de vida, bienvenidas sean. Aun cuando los motivos puedan ser meramente comerciales, el resultado debe ser lo que nos importa. Si las empresas quieren ser responsables por altruismo, bien. Si lo son por convicción, mejor. Pero si solo lo son porque les conviene, bien también. Es mas, ante situaciones de adversidad económica, ya sean de la economía global, ya sean de la nacional, ya sean de la industria, se requiere recurrir al argumento empresarial de que la responsabilidad rinde beneficios. Eso sí, lo importante sería que una vez que se han iniciado estas prácticas, no se abandonen cuando la situación mejore. Esto diferenciaría al oportunismo de la responsabilidad.

La importante es que la responsabilidad no sea efímera y para ello, tarde o temprano, tendremos que recurrir al argumento empresarial de que también es bueno para la empresa. No basta con apelar al altruismo. Muy ilustrativo es el comentario de Rosario Lacal, a cargo de desarrollo de clientes de Telefónica al comentar sobre el descuento en el servicio telefónico para los desempleados en España y la eventual captura y retención de clientes: “Fue una decisión tomada con el corazón y con la cabeza”.

¿Oportunismo o responsabilidad? Lo que debemos juzgar es el resultado: ¿Ganamos todos o solo la empresa? ¿Es sostenible en el tiempo o es efímero?

domingo, 12 de julio de 2009

La responsabilidad de la empresa en la encíclica Caritas in Veritate

La Encíclica del Papa Benedicto XVI, emitida el 29 de junio de 2009, contiene muchas referencias al tema de la responsabilidad empresarial (www.vatican.va/phome_sp.htm). Reproducimos a continuación algunas de ellas con un brevísimo comentario para ponerlas en el contexto de las discusiones sobre el papel de la empresa en la sociedad y enfatizando algunas frases claves. No hace falta agregar mas, hablan por sí solas. Animamos al lector a leerlas de forma desapasionada, sin prejuicios y hacer sus propias reflexiones.

Sobre la responsabilidad del individuo en la gestión de la responsabilidad de las instituciones.

No se debe olvidar que el mercado no existe en su estado puro, se adapta a las configuraciones culturales que lo concretan y condicionan. En efecto, la economía y las finanzas, al ser instrumentos, pueden ser mal utilizados cuando quien los gestiona tiene sólo referencias egoístas. De esta forma, se puede llegar a transformar medios de por sí buenos en perniciosos……... Por eso, no se deben hacer reproches al medio o instrumento sino al hombre, a su conciencia moral y a su responsabilidad personal y social.

Sobre la visión cortoplacista de muchas empresas y sobre la responsabilidad de la empresa hacia los stakeholders.

Uno de los mayores riesgos es sin duda que la empresa responda casi exclusivamente a las expectativas de los inversores en detrimento de su dimensión social. Debido a su continuo crecimiento y a la necesidad de mayores capitales, cada vez son menos las empresas que dependen de un único empresario estable que se sienta responsable a largo plazo, y no sólo por poco tiempo, de la vida y los resultados de su empresa …………. El mercado internacional de los capitales, en efecto, ofrece hoy una gran libertad de acción. Sin embargo, también es verdad que se está extendiendo la conciencia de la necesidad de una «responsabilidad social» más amplia de la empresa. ……………..se va difundiendo cada vez más la convicción según la cual la gestión de la empresa no puede tener en cuenta únicamente el interés de sus propietarios, sino también el de todos los otros sujetos que contribuyen a la vida de la empresa: trabajadores, clientes, proveedores de los diversos elementos de producción, la comunidad de referencia…………

Se ha de evitar que el empleo de recursos financieros esté motivado por la especulación y ceda a la tentación de buscar únicamente un beneficio inmediato, en vez de la sostenibilidad de la empresa a largo plazo, su propio servicio a la economía real.............


Sobre la importancia de la responsabilidad en la cadena de valor, en el offshoring

………no es lícito deslocalizar únicamente para aprovechar particulares condiciones favorables, o peor aún, para explotar sin aportar a la sociedad local una verdadera contribución para el nacimiento de un sólido sistema productivo y social, factor imprescindible para un desarrollo estable.

Sobre el parecer responsable y no serlo.

Hoy se habla mucho de ética en el campo económico, bancario y empresarial. Surgen centros de estudio y programas formativos de business ethics; se difunde en el mundo desarrollado el sistema de certificaciones éticas, siguiendo la línea del movimiento de ideas nacido en torno a la responsabilidad social de la empresa. Los bancos proponen cuentas y fondos de inversión llamados «éticos». Se desarrolla una «finanza ética», sobre todo mediante el microcrédito y, más en general, la microfinanciación. Dichos procesos son apreciados y merecen un amplio apoyo. Sus efectos positivos llegan incluso a las áreas menos desarrolladas de la tierra. Conviene, sin embargo, elaborar un criterio de discernimiento válido, pues se nota un cierto abuso del adjetivo «ético» que, usado de manera genérica, puede abarcar también contenidos completamente distintos, hasta el punto de hacer pasar por éticas decisiones y opciones contrarias a la justicia y al verdadero bien del hombre.

Sobre la responsabilidad de la instituciones financieras en sus decisiones de préstamo e inversión y la compatibilidad del beneficio con las prácticas responsables.

Es ciertamente útil, y en algunas circunstancias indispensable, promover iniciativas financieras en las que predomine la dimensión humanitaria. Sin embargo, esto no debe hacernos olvidar que todo el sistema financiero ha de tener como meta el sostenimiento de un verdadero desarrollo. Sobre todo, es preciso que el intento de hacer el bien no se contraponga al de la capacidad efectiva de producir bienes. Los agentes financieros han de redescubrir el fundamento ético de su actividad para no abusar de aquellos instrumentos sofisticados con los que se podría traicionar a los ahorradores. Recta intención, transparencia y búsqueda de los buenos resultados son compatibles y nunca se deben separar.

Sobre la responsabilidad de las instituciones financieras en la educación de los clientes.

………….. Los más débiles deben ser educados para defenderse de la usura, así como los pueblos pobres han de ser educados para beneficiarse realmente del microcrédito, frenando de este modo posibles formas de explotación en estos dos campos.

Sobre la crítica responsabilidad de los consumidores y de sus asociaciones en la responsabilidad empresarial y de que estén informados para poder ejercerla.

La interrelación mundial ha hecho surgir un nuevo poder político, el de los consumidores y sus asociaciones. Es un fenómeno en el que se debe profundizar, pues contiene elementos positivos que hay que fomentar, como también excesos que se han de evitar. Es bueno que las personas se den cuenta de que comprar es siempre un acto moral, y no sólo económico. El consumidor tiene una responsabilidad social específica, que se añade a la responsabilidad social de la empresa. Los consumidores deben ser constantemente educados para el papel que ejercen diariamente y que pueden desempeñar respetando los principios morales, sin que disminuya la racionalidad económica intrínseca en el acto de comprar. …………… Es de desear un papel más incisivo de los consumidores como factor de democracia económica, siempre que ellos mismos no estén manipulados por asociaciones escasamente representativas.

Y para terminar vale la pena recordar un resumen del papel de los beneficios en la vida de la empresa de la Encíclica Centesimus Annus de Juan Pablo II, de hace mas de 18 años, del 1 de mayo de 1991, que también es muy rica en alusiones a la responsabilidad social de la empresa.

Cuando una empresa da beneficios significa que los factores productivos han sido utilizados adecuadamente y que las correspondientes necesidades humanas han sido satisfechas debidamente. Sin embargo, los beneficios no son el único índice de las condiciones de la empresa…………. Los beneficios son un elemento regulador de la vida de la empresa, pero no el único; junto con ellos hay que considerar otros factores humanos y morales que, a largo plazo, son por lo menos igualmente esenciales para la vida de la empresa.