A medida que el
conocimiento y la praxis de la responsabilidad de la empresa ante la sociedad
(para simplificar: RSE) se ha ido extendiendo también se ha extendido la
necesidad de especializar a algunas personas dentro de las empresas en su
gestión. En algunos países donde se ha
avanzado más, muchas de estas personas quieren ser reconocidas como
profesionales y se han iniciado esfuerzos,
primero para promocionar el cargo y los conocimientos requeridos, y en segundo
lugar para lograr el reconocimiento de la actividad como una profesión. A nivel internacional en 2007 se fundó
la International Society of
Sustainability Professionals, ISSP. En España en el 2013 se creó una Asociación
de Directivos de Responsabilidad Social, DIRSE. Una los llama Profesionales,
la otra Directivos.
DIRSE, la
Asociación, ha popularizado el nombre de DIRSE, “Directivo de RSE”, para
referirse en forma genérica a las personas (no me refiero a ellas con el
término “profesional” aunque DIRSE si lo hace) cuya actividad principal dentro
de la empresa está relacionada con actividades destinadas a gestionar la responsabilidad de la misma ante la
sociedad. En este artículo usaremos el
término DIRSE para simplificar sin querer decir que sea un profesional de la
RSE.
¿Puede el DIRSE ser una “profesión?
¿Por qué “profesión”
entre comillas? Antes de responder a la
pregunta del título debemos analizar si quien quiera que dirija o coordine las
actividades de responsabilidad de la empresa ante la sociedad es un
“profesional” de la RSE en el sentido estricto de la palabra. Si la respuesta es positiva, la próxima pregunta
sería en que consiste esa “profesión”, que es lo que hace distintiva, como se
tipifica, que/quién confiere el carácter de profesión. Y si es negativa también
es pertinente discutir sus características especiales que pueden enriquecer el
proceso para que sea eventualmente sea considerada una profesión
Según la RAE,
profesional es quien ejerce una profesión que es un “empleo, facultad u oficio que alguien ejerce y por el que percibe una
retribución.” Esta definición no nos
ayuda mucho para nuestros propósitos. Al
pie de la letra es cualquier persona que cobra por hacer un trabajo, sea la
persona cualificada o no. En la práctica
la acepción popular del profesional es una persona
que es altamente cualificada, que ha recibido educación específica,
entrenamiento en las destrezas necesarias que tiene experiencia en llevar a
cabo esa actividad y que reconocida por la sociedad como tal.
Tendremos
entonces que preguntarnos si el DIRSE es una profesión comparable a la de otros
profesionales con los que tiene que interactuar y cuyo “respeto profesional” se
deba ganar para ser efectivo. Para
ilustrar la discusión es conveniente hacer una comparación con algunas
profesiones tradicionalmente reconocidos como tales, por ejemplo los abogados,
ingenieros, médicos, contadores/auditores, entre otras. Todas
estas profesiones, sin comillas, tienen en común que tienen programas de
preparación académica establecida, reconocida y son reconocidas o reconocibles para su ejercicio
en múltiples países. Además, en
muchos países el profesional debe ser reconocido por alguna organización de la
profesión o una institución gubernamental para poder ejercer como tal. Y en
algunos países se requiere certificación de algún ente. Estas condiciones son solo ilustrativas ya
que hay muchas variantes donde, por ejemplo, una persona obtiene entrenamiento,
es certificada y reconocida por su profesión como un profesional, pero que es a
un nivel claramente inferior al de las profesiones mencionadas arriba, como por
ejemplo un chef o un fotógrafo. Hay que reconocer de entrada que la
calificación de “profesional” no puede ser definitiva ni que todos entiendan lo
que ello quiere decir.
Esto nos lleva a
la pregunta pertinente: ¿Queremos hablar del “profesional” de la RSE al mismo
nivel que el abogado o ingeniero o al de chef o fotógrafo?
Esta pregunta se
puede responder viendo el contexto en que opera ese “profesional”. Opera dentro
de una empresa (aquí solo me refiero a la RSEmpresa y no a la RS sin apellido,
donde la discusión tendría otras connotaciones) e interactúa con profesionales
de las profesiones mencionadas arriba.
Con el criterio (algún lector lo disputará) de que debe comandar el
respeto y a veces tener autoridad sobre estos profesionales, debería tener un
nivel profesional semejante. La función
de DIRSE, por definición involucra a todas las personas de la empresa, sean
profesionales o no, por lo que sus conocimientos y destrezas deben abarcar no
solamente los aspectos técnicos sino además los de gestión empresarial.
Analicemos estos
dos aspectos: técnico y de gestión, en orden inverso. El DIRSE
es claramente un miembro del equipo de gestión y podemos empezar preguntando
si por ello lo podemos considerar un profesional. Existe consenso en que la gerencia de
empresas no es una profesión, es una actividad que ejercen profesionales de
otras disciplinas. No existe una formación académica de gerente, existen
formaciones académicas para facilitar la gestión de las actividades
empresariales. Los MBA no crean profesionales y los cursos cortos mucho menos. No hay ni un currículum más o menos
estandarizado de formación, ni definición de lo que constituye un profesional
de la gestión, ni existen instituciones que los califiquen o certifiquen.
Se han hecho
algunas propuestas en este sentido, por ejemplo la de un juramento semejante al
juramento hipocrático de la medicina por el cual esos “profesionales” de la
gestión se comprometerían a ciertos estándares de comportamiento (ver mi
artículo No
jurarás en vano). [1] Pero ello no los haría
profesionales ya que no hay requisito previo para poder optar a tomar el
juramento, cualquiera lo puede hacer.
Podría convertirse en condición necesaria pero no suficiente.
Si es Directivo quiere decir que forma parte de la
gestión y la gestión no es profesión. Algunas
profesiones se prestan más que otras para ejercer la función de DIRSE, sobre
todo si se ponen en el contexto de los principales impactos, por ejemplo antropólogo,
sociólogo, ingeniero ambientalista entre otras, pero ninguna profesión relacionada
con las actividades de la empresa está excluida (abogados, economistas,
ingenieros de todo tipo, etc.). Pero el
DIRSE es un directivo y como tal seguirá siendo de su profesión original pero
con capacitación para gestionar. De
hecho debe ser el directivo que mayor
conocimiento debe tener sobre todas las actividades de la empresa, más
todavía que los altos cargos que se pueden dar el lujo de tener departamentos o
gabinetes de asesores que los respalden.
El DIRSE no debe tener un gabinete ni un departamento, debe trabajar con
todos los directivos de la empresa.
Ser profesional
desde el punto de vista técnico es más sencillo ya que se trataría de que un
profesional de las profesiones reconocidas como tales adquiera las destrezas y
conocimientos complementarios para capacitarlo a gestionar la responsabilidad
de la empresa ante la sociedad. Basta un
ejemplo sencillo, un ingeniero ambiental o un sociólogo estudian un MBA y
ejercen como DIRSE. Es un profesional
pero no de la RSE.
Es oportuno
considerar muy brevemente, y solo para los propósitos de este artículo, las
cualificaciones para que un profesional ejerza como DIRSE (el análisis más
completo lo haremos en un próximo artículo).
¿Cuáles son las cualificaciones del DIRSE?
Muchos de los
lectores estarán al tanto de los grandes
debates sobre la misma definición de responsabilidad ante la sociedad, o
sostenibilidad o la miríada de otros nombres que se le dan. [2] Estamos
muy lejos de lograr un acuerdo sobre algo tan fundamental y poco a poco va
llegándose a un consenso de que no se puede lograr ese acuerdo sobre lo que es
esa responsabilidad, o el nombre que le quiera dar, por el hecho de que es algo
muy dinámico y que es función de lo que la empresa quiere asumir como
responsabilidad dependiendo del contexto en que opera. No solo es la implementación específica a
cada caso, también lo son las áreas en que se decide actuar (en alguna se
requiere especialización en impactos comunitarios, en otras en impactos
ambientales, en otras en conflictos interinstitucionales, entre otros).
Uno de los
pioneros de la versión moderna de la responsabilidad de la empresa ante la
sociedad, Archie Carroll definió en 1994
el ámbito de actuación del “profesional” de la RSE como ‘‘….un campo ecléctico con bordes indefinidos, múltiples membresías, y
diferentes perspectivas y entrenamiento; amplio más que enfocado,
multidisciplinar; amplio alcance; trae un amplio rango de conocimiento; e
interdisciplinario….. y el mapeo del campo es muy pobre.”
Sin embargo ello
no obsta para que no se pueda establecer un núcleo de conocimientos y destrezas
que son necesarias en todos los casos, sobre todo en temas de gestión que son tan
críticos en un tema sobre el que no existe consenso y que por su naturaleza
introduce objetivos que pueden ser conflictivos. Es oportuno enfatizar, lo que también debe
ser conocido por la mayoría de los lectores, que por definición la responsabilidad de la empresa cubre todos los ámbitos
de la empresa, no es que el DIRSE deba ser experto en todas las áreas, pero
para ser efectivo es indispensable que sea capaz de comunicarse (léase
persuadir) con todos los directivos, hablar su “idioma”, debe ser políglota
(finanzas con los financieros, regulaciones con los abogados, procesos con los
de producción, ingresos con los de ventas, etc.). Por otra parte, su función incluye proponer
el cambio con reasignación, explícita o implícita, de poderes y de recursos financieros
y humanos. El cambio es la constante. Debe ser un profesional de la comunicación
interpersonal, de la negociación y de la gestión del cambio. Si no es capaz de hacerlo entonces no es un
DIRSE, es un experto o asistente responsable en algún tema específico. Adicionalmente la dinámica de la empresa y
del mercado y la evolución de lo que la empresa considera o debe considerar
como su responsabilidad hace que el
“profesional” deba estar en constante evolución y adaptación. Nunca se podrá preparar completamente para
sus funciones por lo que su principal
destreza debe ser el aprender a aprender …… y, obviamente, de elevados principios .éticos
y morales
Y en toda esta
discusión estamos suponiendo, implícitamente, que la posición del DIRSE es
necesaria, por ejemplo para una empresa que es de tamaño considerable y que se encuentra
en una etapa preliminar donde todavía se quiere algo parecido a un DIRSE y que
todavía no se internalizado en todos los ámbitos de actuación como para que
todos los directivos y empleados sean los responsables de la responsabilidad,
como debería ser. Para las pequeñas
empresas el DIRSE es un lujo que no se pueden dar y la función muy posiblemente
recaiga en todos los directivos, con alguno de ellos como primo entre pares para temas de responsabilidad. Imitar a las
grandes puede ser costoso y contraproducente.
La “profesión” del DIRSE no cuenta con estas
garantías ni de formación ni de reconocimiento. Si bien es cierto que algunos centros académicos
ofrecen maestrías u otras formaciones, no forman parte de una carrera
profesional. Son “especializaciones”, como lo es el MBA. Pero en el caso de la
RSE hay un agravante y es que algunos centros ofrecen cursos de semanas con los
que otorgan un certificado de competencias que tiene la consecuencia de
degradar los que podría ser una profesión. Las
destrezas del DIRSE están muy subestimadas.
No existe todavía un reconocimiento reconocido
(valga la cacofonía) de lo que es ser un “profesional de la RSE.
¿Y si la “profesión” se tipifica y se certifica
será profesión (sin comillas)?
Esto es que está
haciendo la ISSP con su programa Sustainability
Professional Certification. El programa comenzará a principios del 2016 con
dos niveles, Asociado y Profesional. Han
desarrollado criterios de elegibilidad para poder optar la certificación, el
examen correspondiente y los criterios para la evaluación. A finales del 2015
se había completado la fase de prueba y certificado 50 personas. Estas cualificaciones han sido desarrolladas
por un grupo de los miembros de la Asociación.
El ISSP empezó como
una asociación de “profesionales” de la sostenibilidad para aunar intereses
comunes y eventualmente decidieron crear un programa que determinara quienes
poder ser miembros del “club exclusivo”.
Detrás de estas buenas intenciones surge la necesidad comercial de captar
recursos. Ni los que promueven la
responsabilidad se libran de tener que logar la sostenibilidad financiera. Y también ofrecen cursos de entrenamiento
para prepararse para pasar el examen y obtener la certificación. O
sea, una relación incestuosa.[3] ¿Bastará entonces con tomar esos cursos para
convertirse en profesional de la RSE?
¿Es esto favorable o contraproducente para el desarrollo de la
profesión? ¿Es responsable? ¿Es una asociación de profesionales o una empresa
comercial de formación profesional?
Aun cuando las
cualificaciones que se obtuvieren fueran las adecuadas, la pregunta que surge
entonces es quién certifica al o los certificadores. ¿Quién determina cuales son cualificaciones adecuadas
para una función tan diversa, amplia y dinámica? ¿Puede esta certificación
conferir el carácter de profesión? ¿Será esta certificación reconocida por el
mercado de la sostenibilidad? ¿Se
convertirá en un “estándar” de aceptación mundial? Si la respuesta a las dos
últimas preguntas es positiva será un gran paso adelante, pero el lograr una
certificación de “profesional” como esta no lo elevará a la categoría de
profesión. La certificación puede ser un
buen comienzo pero por las razones mencionadas antes será muy difícil lograr la
profesionalización de la “profesión” del DIRSE.
En resumen
Algunos pueden alegar
que es un problema de tiempo, que en la medida que la sociedad intensifique sus
demandas por la responsabilidad
empresarial y se internalice y extienda la función se irá
profesionalizando. Aun cuando la profesión
de abogados, ingenieros, médicos, contadores esté tipificada y ampliamente
reconocida, no existen desde el principio de los tiempos. Se han ido creando y evolucionando de acuerdo
a las necesidades de especialización.
A lo mejor podemos concluir que quien ejerce la
función de DIRSE es un profesional que no es profesional de la gestión de la
RSE.
[1]
Rakesh Khurana y Nitin Noria "Should
Managers Have a Green Hippocratic Oath?"
[2] Implícitamente el artículo considera la
definición de la Unión Europea, con la adaptación para su implantación descrita
en Cómo
interpretar LA definición de la RSE
[3] Algo parecido a lo que hacía el GRI
hasta hace muy poco tiempo: preparar lineamentos para reportes de sostenibilidad y luego dar cursos de entrenamiento sobre los
lineamientos y otorgar licencias a terceros.
Recientemente ha separado la producción de estándares del resto de las
actividades comerciales.